Es notable como a lo largo de dos siglos, uno de los relatos visuales más apasionados de nuestro país fue aquél en que la figura del libertador general San Martín atraviesa la totalidad de nuestras políticas, la suma de nuestras aspiraciones como estado nación. Tempranamente, y a partir de las batallas de independencia, se ocupan de su figura diversos géneros: desde el retrato a la pintura de batallas, desde la épica del cruce de los Andes a la intimidad cercana de sus tiempos de vejez en Boulogne-sur-mer, sin olvidar la abundante producción de imágenes didácticas y ejemplificadoras destinadas a un público que transita aulas y salones escolares, más allá de los muros de los museos de bellas artes o de los museos históricos. Es posible rastrear los distintos usos de las imágenes sanmartinianas en una compleja genealogía visual que a veces fluye desde la iconografía europea o de la literatura militar.