Catálogo - Enamorados del Arte 12

CONTEMPORANEIDAD

ENAMORADOS DEL ARTE 12

DESAFIADA

MUSEO FORMA

C O N T E M P O R A N E I DA D

D E S A F I A DA Enamorados del Arte XII

CON TEMPO RANEIDAD DESAFIADA

Es una idea que nos hace reflexionar sobre los elementos sustraídos de la tradición y cómo se utilizan en nuestro presente. En el Arte, desafiar la contemporaneidad vendría a ser la creación de un propio lenguaje que conjugue la tradición nacional, elementos históricos, elementos propios de la Historia del Arte, tanto la nuestra como la universal e íconos reconocibles por la globalización.

La contemporaneidad nos muestra cómo se quiere romper abruptamente con los elementos del pasado y buscamos incesantemente superar la tradición. El arte, no exento de este pensamiento, ha propuesto la desvinculación con la tradición y la superación de las líneas estéticas pasadas.

Pero, reflexionando a través

de estas obras, nos damos cuenta de que en el arte de El Salvador la línea temporal, por mucho que parezca quebradiza, no lo es.

Las obras aquí expuestas encuentran su originalidad, precisamente, en la conjunción de elementos propios que las alejan de la Contemporaneidad Normativa y Rupturista. Por lo que, es evidente que el conjunto de estas obras, proponen un desafío a la Contemporaneidad Artística, pues en tiempos actuales se hace obra que contiene elementos de la tradición pictórica mundial, de la tradición pictórica nacional, elementos legendarios del imaginario salvadoreño, elementos globalizados, etc.

un arte orgulloso de su propia tradición, emplea un lenguaje propio para expresarse. Y para ello se ha creado una paleta de colores propia (derivada de la experimentación), una iconografía que conjuga los dos tipos de tradiciones pictóricas, lo místico y lo virtual; y, por último, se ha creado una meta-ciudad que se revela a lo largo de toda la exposición.

Desafiar la contemporaneidad no significa oponerse a sus preceptos; sino reflejar, mediante sustracciones del pasado y entendimientos del presente, la viveza de nuestro arte.

La contemporaneidad desafiada nos muestra que

Juan Santiago Martínez Curador del Museo Forma

INTRO DUCCIÓN

Nuestra contemporaneidad es cambiante, se entusiasma con el futuro y busca la ruptura con el pasado y la tradición. Sin embargo, el arte contemporáneo de nuestro país nos demuestra que, si bien hay nuevos conceptos, nuevos estilos y nuevos pensamientos estéticos, la tradición sigue muy arraigada.

La presente muestra, en forma de catálogo virtual, ha conseguido reunir un claustro de artista que trabajan en la actualidad y que se adhieren a la Contemporaneidad; pero, lo hacen desafiándola pues han logrado crear una superestructura estética salvadoreña que se retroalimenta.

En la propia experimentación y en la

búsqueda de un lenguaje propio el artista de El Salvador logró conjugar con maestría los elementos propios de su experiencia como artista académico, los elementos de su propia creatividad sujetos a su propio imaginario, los elementos citadinos y urbanos y elementos que retrotrae de su infancia: la calle, los que vio en los museos, sus primeros dibujos, sus primeros sentidos estéticos…

Esta exposición nos mostrará los tres aspectos que serían relevantes para entender la Contemporaneidad Desafiada: • Los colores • Lo místico, mágico y poético • La ciudad

COLORES

Los colores de la actualidad parecen diferentes, gracias al ingreso de la coloración digital, la gama cromática se ha vuelto cada vez más rica por la misma experimentación con colores cada vez más eléctricos y cercanos a lo neón.

Esta misma experimentación ha estado presente en la Historia del Arte. Me atrevería a decir que dicha experimentación ha articulado gran parte de la tradición histórica. Su superación parece inevitable, pero no se superan los colores, lo que se crea es un nuevo resultado de la suma de diversas gamas cromáticas.

La paleta de los artistas salvadoreños nos muestra colores más vívidos como es el caso de las obras de

Paty Prado y Roberto Anzora. Esa viveza viene dada de la misma tradición pictórica salvadoreña.

Además, la coloración adquiere nuevas tonalidades que se acercan a mundos que puede resultar futuristas como en la obra de David Duke y Milton Pocasangre.

Nuestros colores tienen su origen en la naturaleza misma, en las alas de nuestras aves, el intenso azul del cielo y la firmeza de nuestro suelo, como en la obra de Rodrigo López.

Pero, también la coloración viene dada por objetos cotidianos, como en la obra de Laura Ortega. Pero, sin olvidarnos de lo urbano, los colores presentes en la obra de Renacho Melgar nos remiten directamente a una urbanidad mezclada

con el pasado, lo imaginario y la pura tradición.

Los colores se dan debido a la experiencia territorial de los artistas que los conjugan creando una propia gama cromática que mezcla lo contemporáneo con lo tradicional. El desafío propuesto en este apartado es la utilización de unos colores dados por la tradición y no por los conceptos impuestos por la contemporaneidad aceptada.

Rodrigo López Tejidos Medios acrílicos y hojuela de oro sobre lienzo 110 x 62 cm

Paty Prado Cascadas de Flores Óleo sobre tela en bastidor de 4 cms.

60 x 80 cm

Laura Ortega Júbilo (estudio) Acuarela sobre papel libre de ácido 31,5 x 37,5 cm

Roberto Anzora Serie: Jacks Cerámica 60 x 20 cm

David Duke Fragmentos de esperanza Acrílico sobre lienzo 180 x 90 cm

Milton Pocasangre Puerto en Azul Acrílico sobre tela 50 x 40 cm

Renacho Melgar Marina Mixta sobre Lienzo 150 x 100 cm

Renacho Melgar Los tres Monos Sabios Mixta sobre Lienzo 150 x 100 cm

MÍSTICO,

ÁGICO Y

POÉTICO

Sin embargo, lo que hace de El Salvador un espacio único es su cercanía a la fantasía. Lo fantástico tiene que articularse mediante íconos y un diccionario de elementos propios que se reflejan en el Arte Salvadoreño. La fantasía salvadoreña es como un imán que atrae a los artistas y en ella encuentran su propia simbología.

Los símbolos se aproximan a nuestra tradición, que está vinculada a la tierra que habitamos. También a un onirismo poético que es captado en las leyendas de la tradición oral. Pero, también esa especie de magia encuentra una fundamentación en la propia Historia del Arte, tanto universal como nacional. Esto está presente

en las dos obras de Paty Prado.

El onirismo legendario del país se encuentra en las leyendas, pero esas leyendas también se conjugan en una diversidad de mecanismo artísticos que se revelan en las obras de Dinora Segundo, la Sirena de Roberto Anzora y las de Ricardo Flores. Es obvio que el mismo onirismo recrea espacios místicos, como en las obras de Marco Valencia y Ricardo Flores.

Por último, cabe mencionar la importancia de la iconografía presente en los Jacks y en El Infinito de Anzora; y la obra de Abel Amaya. En este tridente final, la iconografía mística se sale de la tradición y se envuel-

ve en elementos que, a pesar de parecer modernos, son del pasado, ya que las tres obras finales trabajan el onirismo y la fantasía que atraviesan un umbral: el de la memoria y el recuerdo.

Esta sección nos ha mostrado como lo místico, mágico, poético, legendario y onírico, en un mismo periodo de tiempo (la Contemporaneidad), puede reflejarse en una tradición marcadamente salvadoreña, pero también en elementos globales que excede nuestra propia historia.

Marco Valencia Cascada en le bosque 2016 Acrílico sobre lino 100 x 130 cm

Marco Valencia Existencia Verde 2019 Acrílico sobre tela 50 x 40 cm

Dinora Segundo Agua de Vida Óleo sobre lienzo 40 x 50 cm

Roberto Anzora Sirena Mármol y Resina 50 x 37 x 26cm

Ricardo Flores Reminiscencia 2015 Terracota policroma y lámina dorada 33 x 12 x 7cm

Paty Prado Naranjas entre Nubes Óleo sobre tela en Bastidor de 4 cm 100 x 100 cms

Paty Prado Ramillete de Colores Óleo sobre Tela en Bastidor de 4 cm.

90 x 60 cm

Ricardo Flores Retorno 2019 Medios mixtos y apliques metálicos sobre lienzo 100 x 100 cm

Roberto Anzora Serie: Jacks Aluminio 28x22x22, 18x10x10, 15x15x15 cm

Roberto Anzora EI Infinito Madera sin base 57 x 30 x 26 cm

Abel Amaya Fin del Camino 2021 Mixta sobre papel 42 x 53 cm (con marco)

CIUDAD

Por último, recapitulamos este desafío a la contemporaneidad: se trata de sustraer de la tradición una serie de mecanismos –en un momento histórico dónde se quiere romper con el pasado– que se conjugan con elementos contemporáneos, para crear una Contemporaneidad propia y periférica.

Es por ello, que todo esto solo puede entenderse si entendemos el concepto de la Ciudad. Desde el Renacimiento, los artistas en la búsqueda de perspectivas, comenzaron a utilizar la ciudad como modelo.

La Ciudad es el agente que provoca que el artista cree su propia simbología y su propia gama cromática. Es más, es sumergiéndose en

la ciudad dónde encuentra su propia gama de colores y alejándose de ella, dónde logra canalizar, a través de los recuerdos, su propia simbología.

Entonces, el punto álgido de la exposición es entender que la Ciudad ha estado presente a lo largo de toda la muestra, pero también es capaz de verse reflejada gracias a dos elementos: el ser humano, consciente de su corporalidad, ocupando un espacio; las ventanas y el “Gran Lienzo Ciudad”.

Es Milton Pocasangre quien nos propone a los seres humanos interactuando con la ciudad, viviéndola y con actitudes que resultan totalmente normales dentro de la ciudad, aunque

también nos muestra una ventana a la ciudad. Otto Hernández, fusiona el sentido corpóreo de las figuras y el sentido urbano.

Y Mario Membreño es quien “corta una pared urbana” y la pone en un lienzo.

Milton Pocasangre Dama en Balcón Acrílico sobre tela 120 x 100 cm

Milton Pocasangre Mentes curiosas Acrílico sobre tela 100 x 120 cm

Milton Pocasangre Añoranza de Sueños Pospuestos Dibujo en tinta china sobre papel 38 x 52 cm

Milton Pocasangre Taza de Té Dibujo en tinta china sobre papel 38 x 52 cm

Otto Hernández Fig. B 2020 Mixta sobre papel 100% algodón 68 x 53 cm (con marco)

Otto Hernández Miradas Largas VIII 2020 Mixta sobre papel 100% algodón 68 x 53 cm (con marco)

Milton Pocasangre El día de la Partida Acrílico sobre tela 170 x 130 cm

Mario Membreño Vamos a ver las Monarcas 2020 Acrílico 50,5 x 41 cm

Mario Membreño Parece ser Ella 2020 Acrílico 70 x 100 cm

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