ca. 20.000 años a.C. Venus de Willendorf Austria
ca. 1330 a.C. Nefertiti Egipto
Evolución del canon femenino en occidente El modelo de belleza
femenino parece variar bastante de unas épocas a otras, oscilando entre el aspecto aniñado y la voluptuosidad de la mujer. El ideal masculino es algo más estable y en occidente se asienta fundamentalmente en el canon griego caracterizado por el culto al cuerpo y el ejercicio físico. Los griegos consideraban que los atletas compartían con los dioses cualidades como la voluntad, el valor, el control y la belleza.
ca. 100 a.C. Venus de Milo Grecia
Prehistoria Intuimos el canon de belleza femenino de la prehistoria gracias a la gran cantidad de esculturas femeninas, conocidas como venus, que han llegado a nuestros días y que se caracterizan por tener los órganos reproductores muy marcados: pechos, vientre y caderas rotundos. Muchas de estas esculturitas tienen el pelo trenzado o recogido en sofisticados moños.
1460 Retrato de una joven muchacha Alemania
Egipto El canon de belleza de las élites egipcias parecía inclinarse por la delgadez, los pechos pequeños y los ojos grandes. Tanto hombres como mujeres se maquillaban profusamente, se depilaban el cuerpo, utilizaban perfumes y ungüentos y se rapaban la cabeza, sobre la que llevaban pelucas de pelo negro y largo.
ca. 1484 El nacimiento de Venus Italia
Grecia Los griegos, amantes de la armonía y la proporción, eran bastante flexibles respecto al canon femenino; apreciaban igualmente a una madura matrona, a una atlética joven o a una frágil ninfa, siempre que sus cuerpos fuesen proporcionados.
ca. 1506 La Gioconda Italia
Roma Los romanos consideraban que un cuerpo demasiado delgado era sospechoso de enfermedad o pobreza, por lo que preferían las curvas rotundas. Las mujeres romanas sentían predilección por el pelo rubio de sus esclavos germanos y llegaron a importar cabellos del norte de Europa para confeccionar elaboradas pelucas. En estas primeras civilizaciones que sentaron las bases de la cultura occidental la palidez de la piel ya se consideraba un símbolo de distinción y se emblanquecían la tez y el pecho con ungüentos, a menudo muy tóxicos.