Memorias 10

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GEERTJE VAN OS

ME VINE CON UNA MALETA DE CARTÓN Y DE MADERA EMIGRANTES ESPAÑOLES EN EL SURESTE DE HOLANDA 1961-2006

Maletas de cartón, 1964. (PCA)

memorias 10 Traducido por Johan Pouwels

JUNTA DE EXTREMADURA Consejería de Cultura y Turismo MUSEO DE CÁCERES

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JUNTA DE EXTREMADURA Consejería de Cultura y Turismo MUSEO DE CÁCERES © 2009 Museo de Cáceres © 2009 Geertje van Os

Me vine con una maleta de cartón y de madera. Emigrantes españoles en el sureste de holanda 1961-2006, es una traducción del holandés al español del libro Ik kwam met een koffer van karton. Spanjaarden in Zuidoost-Brabant 1961-2006, editorial Het Veerhuis, Alphen aan de Maas, 2006. Traducción Johan Pouwels Portada Raquel Rodrigo Iglesias Ilustraciones Collección Gerrit Nijhof (CGN) Guía del Emigrante en Holanda (Madrid, 1971) (GEH) Industrieel Erfgoedhuis Helmond (IEH) Colecciones Privadas (CP), parcialmente de www.emigracioneindhoven.dse.nl Philips Company Archives (PCA) Regionaal Historisch Centrum Eindhoven (RHCe) Sobre la autora Geertje van Os (1964) es doctora en Antropología por la Universidad de Amsterdam y realizó investigaciones en el Valle del Jerte en los años noventa. Desde entonces no ha dejado de visitar Extremadura, que sigue ejerciendo una gran atracción sobre ella. Sobre el traductor Johan Pouwels (1947) estudió español en la Universidad de Nimega, es profesor español y traductor jurado. Natural de Eindhoven. Ya desde joven mantiene amistades con los emigrantes españoles. Forma parte de la directiva de varias asociaciones culturales españolas en Holanda. Agradecimientos A Miguel Angel Luengo Tarrero por su asesoramiento y ayuda en la recopilación de materiales y en la traducción. A Fuensanta Guerra Retamosa por la última revisión de los textos. I.S.B.N.: 978-84-9852-200-6 Depósito Legal: CC-000-2009 Imprime: Gráficas Hache. Cáceres

‘Cuando llegó un grupo nuevo a veces les vimos entrar vestidos en trapos. Entonces pensé: ¡hostia, que pobrecillo eres! Me dolía mucho de verdad. ¡Y las maletas que llevaban! ¡Estaban atadas con cuerdas para que no se descuajeringaran!’ (Peter Weerts, cocinero en la residencia El Pinar de 1972 a 1976.)

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GEERTJE VAN OS

ME VINE CON UNA MALETA DE CARTÓN Y DE MADERA EMIGRANTES ESPAÑOLES EN EL SURESTE DE HOLANDA 1961-2006

memorias 10 Traducido por Johan Pouwels

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Prólogo

Cuando pensamos en el Patrimonio Cultural de Extremadura, hoy es evi-

dente, y cada vez lo será más, que dentro de él incluimos un número creciente de manifestaciones que no tienen necesariamente un soporte material, o en las que lo material es solamente uno de los factores que intervienen, y normalmente no el más importante; esto es lo que llamamos el Patrimonio intangible. El multicolor traje de Jarramplas, con esa extraña máscara de grotesca expresión adornada con cuernos y su crin de caballo, su tambor de piel de saco y la correspondiente coraza de fibra de vidrio que necesariamente debe llevar la persona elegida bajo el traje, todo eso es una expresión material de nuestra cultura, forma parte de nuestro Patrimonio Etnológico, pero lo es y forma parte de él en tanto que parte interviniente de una fiesta, la de San Sebastián, en un lugar concreto, Piornal; esa fiesta es lo que realmente pertenece a nuestro Patrimonio cultural, pero es intangible, porque de ella forman parte aspectos inmateriales, como la organización ideológica y social que la hace posible, los diferentes rituales que la integran, el desarrollo de la celebración durante los días del festejo, las entradas y salidas de Jarramplas, las coplas que le cantan, etc. Del mismo modo, hay que señalar que no sólo en Extremadura, sino allí donde hay un número significativo de extremeños viviendo cerca unos de otros, interactuando en la sociedad y dejando huella de sí mismos, puede decirse que se está generando un Patrimonio cultural que nos pertenece a los extremeños, si es que la cultura puede pertenecer a alguien. Allí donde los extremeños emigraron hace treinta o cuarenta años, donde se asentaron y han creado familias que siguen viviendo allí, o que en parte regresaron a Extremadura, pero que dejaron allí parte de su ser, allí existe Extremadura, allí hay una parte de nuestro Patrimonio cultural intangible –o no- que es necesario preservar, y qué mejor manera de preservarlo para las generaciones futuras que con la documentación y la investigación, para que no se pierda la memoria de los cientos de miles de paisanos que tuvieron que salir de nuestra tierra para ganarse la vida fuera, incluso sin haber podido regresar muchos de ellos. El libro que presentamos ejemplifica a la perfección lo que decimos; se trata de un profundo y exhaustivo trabajo de investigación sobre la experiencia vital y cultural de los extremeños, y no sólo extremeños, sino también de otros españoles, que tuvieron que marchar a Holanda en los años sesenta y setenta del siglo pasado. Lo debemos al trabajo de una excelente antropóloga holandesa, Geertje van Os, que –como puede percibirse a lo largo de las páginas- se acercó a este mundo de los extremeños inicialmente de una manera desapasionada, científica, a la manera etic, que dicen los antropólo7


gos, pero que poco a poco fue siendo ganada por la manera de ser de nuestros paisanos, conociendo sus valores, costumbres, sentimientos y anhelos y poco a poco fue creando una relación de amistad y afecto con Extremadura y sus gentes de aquí y de allí que ha perdurado más allá de la finalización de su estudio. Esta nueva perspectiva emic le ha hecho valorar acertadamente aquello que es fundamental para nosotros, sin hacerle perder el necesario rigor y objetividad de su ciencia. Y es que, a lo largo de los capítulos del libro, van desfilando ante nosotros historias de personas de carne y hueso, que tienen sus aspiraciones y sus miedos, sus frustraciones y sus deseos, sus principios y sus valores, y siempre su orgullo de ser extremeños y españoles sin que ello les impida estar profundamente agradecidos a un país, Holanda, que les dio la oportunidad de vivir y desarrollar su proyecto vital en unos momentos en que para muchas personas esto no era posible en el campo extremeño. Afortunadamente, hoy la historia es muy diferente y Extremadura ya tiene las condiciones no sólo para que nuestra gente no tenga que abandonarla en masa simplemente para poder vivir, sino que en muchos casos es capaz de acoger a los que vuelven, aquellos emigrantes de la maleta de cartón y madera que hoy, ya abuelos, quieren vivir su merecida jubilación en nuestra tierra o a caballo entre Holanda y Extremadura, porque siempre vivieron en aquélla, pero tuvieron a ésta en sus corazones. Incluso tenemos la fortuna de contar entre nosotros con un número creciente de inmigrantes de otros países que han encontrado en la región extremeña su propia «Holanda» y se están asentando para construir su vida y sus hogares en nuestra tierra; ojalá que fructifique esta nueva semilla, señal de que los tiempos han cambiado, y de que la savia extremeña se enriquece cada día del mismo modo que nosotros contribuimos en su momento al progreso del resto de España y de Europa. Creemos que la aportación del Museo de Cáceres a la conservación y difusión del Patrimonio cultural extremeño se amplía y enriquece con este título, décimo de su serie Memorias que viene a rendir homenaje a estos extremeños de la llamada «tercera provincia», esa de la diáspora, pero que siempre está tan cerca de nosotros. Leonor Flores Rabazo Consejera de Cultura y Turismo de la Junta de Extremadura

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Introducción

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in duda, una de las enormes ventajas que tiene nuestro mundo globalizado del siglo XXI, es la existencia de una red de alcance mundial que pone a nuestra disposición información detallada en tiempo real y accesible desde cualquier punto del planeta. Esta red, que para la mayoría de nosotros no pasaba de ser un sueño hace treinta años, hoy es una magnífica realidad que ha terminado por borrar fronteras y distancias abriendo unas autopistas de la información en las que a menudo se lleva uno interesantísimas sorpresas. Esto es lo que me sucedió a mí cuando, buscando referencias a emigrantes extremeños, topé con una página web denominada http:// www.emigracioneindhoven.dse.nl, creada y gestionada por Miguel Ángel Luengo Tarrero, el emigrante extremeño más entusiasta de su tierra que yo he conocido, y creo poder decir que conozco a bastantes emigrantes extremeños a cuál más enamorado de la región en que nació. Entre los muchos contenidos de interés de la web de Miguel Ángel, encontré la referencia de un libro publicado en 2006 por la antropóloga holandesa Geertje van Os, cuyo título, Ik kwam met een koffer van karton, llamó mi atención desde el principio1, y por supuesto despertó mi deseo de leerlo y conocer en profundidad las historias de los miles de españoles – extremeños en una gran parte- que desde los años sesenta del siglo pasado abandonaron nuestro país para ganar en el sur de Holanda una vida mejor y un futuro para sí y para sus hijos. Mi interés no viene dado sólo por pura curiosidad humana, sino que la emigración siempre ha sido de capital importancia en mi preocupación científica hasta el punto de haberle dedicado varios estudios publicados hace ya unos cuantos años2.

Os, Geertje van (2006): Ik kwam met een koffer van karton. Spanjaarden in Zuidoost-Brabant 19612006, Alphen aan de Maas: Het Veerhuis; véase también Os, Geertje van (2003): «Spanje draag ik in mijn hart. Philips haalde veertig jaar geleden Spanjaarden naar Eindhoven», Eindhovens Dagblad, 11-22003; Os, Geertje Van: (2003): «Ik kwam met een koffer van karton. Spaanse arbeiders bij Philips in Eindhoven», Brabants Heem. Tijdschrift voor archeologie, geschiedenis en volkskunde 55 (2) 45-56; Os, Geertje van y Luengo Barrero, Miguel Ángel (2003): «Con Extremadura en el corazón», Diario Hoy, 8-22003; Os, Geertje van y Luengo Tarrero, Miguel Ángel (2003): «Extremeños en la Philips», Carta de España, 583, 14-16. 2 Véanse Valadés Sierra, Juan Manuel (1992): Extremadura, tres. Integración y afirmación étnica en la comunidad extremeña de Leganés, Mérida: Asamblea de Extremadura y Consejería de Emigración y Acción Social; Valadés Sierra, Juan Manuel (1993): «De la dehesa al andamio. La emigración de los pastores», en Trashumancia y cultura pastoril en Extremadura, Mérida: Asamblea de Extremadura, 291308; Valadés Sierra, Juan Manuel (1994): Encuesta sobre la situación socio-económica y tendencia al retorno de los emigrados extremeños residentes en otras Autonomías españolas, Mérida: Consejería de Bienestar Social; Valadés Sierra, Juan Manuel (1994): «Antropología de las migraciones», Revista de Dialectología y Tradiciones Populares, XLIX (2), 223-273; Valadés Sierra, Juan Manuel (1995): «El vino de nuestra tierra. La tendencia al consumo de vinos y otros productos regionales entre los emigrados extremeños», en XVI Jornadas de Viticultura y Enología de Tierra de Barros, Almendralejo: Escuelas Universitarias Santa Ana, II, 621-628; Valadés Sierra, Juan Manuel (1995): «El ritual y la construcción de la etnicidad en una comunidad de emigrados extremeños», Alcántara, 35, 39-61; Valadés Sierra, Juan Manuel (1996): «La tierra tira. Una aportación al conocimiento de los vínculos de los emigrados extremeños con sus pueblos de origen», Revista de Estudios Extremeños, LII. I, 165-197; Valadés 1

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A decir verdad, ese interés tiene que ver con mi propio desarrollo vital, pues soy un extremeño hijo de la emigración que ahora se ve en la situación de retornado o quizá más bien re-emigrado al origen. Cuando tenía cinco años, mi familia se trasladó a Madrid para iniciar una nueva vida; mi padre, maestro nacional, obtuvo el traslado a la capital para garantizarnos una educación universitaria y una vivienda en propiedad que por aquel entonces era un bien escaso en Badajoz, nuestra ciudad natal. El lugar en que se desarrolló esta experiencia, Leganés, forma parte del cinturón industrial de Madrid, y tal como le sucedió a la pequeña ciudad de Eindhoven unas décadas antes, en pocos años multiplicó su población con la llegada de miles de castellanomanchegos, extremeños y andaluces; allí se desarrolló mi infancia y juventud, y cuando tuve que escoger un tema de investigación tras licenciarme en Geografía e Historia, tuve claro que quería conocer y difundir la experiencia vital de aquellos millares de extremeños que residían en Leganés, hasta constituir en aquella época el 10 % de la población, y que habían llegado a formar una verdadera comunidad en el sentido antropológico del término con sus propios ámbitos de sociabilidad, sus símbolos grupales y hasta su fiesta en honor a la Virgen de Guadalupe. Andando los años, se me brindó la oportunidad de llevar a cabo el anhelo de todo emigrante (yo siempre me sentí como tal aunque no fuera más que un hijo de la emigración), es decir, regresar a mi tierra. Me vine a trabajar a Cáceres trayendo ya a mi propia familia en un retorno que en realidad no fue otra cosa que otra emigración, puesto que Cáceres era para mí una ciudad tan extraña como cualquier otra salvo por su pertenencia a la misma Comunidad Autónoma que Badajoz; convertí en emigrantes a mi esposa e hijos, y puede decirse que la historia volvió a comenzar, pero al revés. Con esa experiencia y esos intereses científicos, ¿cómo no iba a tener un enorme deseo de leer el trabajo de Geertje y, a ser posible, hacer posible que otros españoles lo pudieran leer en nuestra lengua? Gracias también a Miguel Ángel pude entrar en contacto con ella y conocerla personalmente con motivo de su estancia en Cáceres en febrero de 2008 para participar en nuestro Ciclo de conferencias con una memorable charla sobre la viudez y el luto en el pueblo cacereño de El Torno, tema de su tesis doctoral3. Su exce-

Sierra, Juan Manuel (1996): «Los extremeños de la diáspora tras el cambio de milenio», en García, Romano (ed.), Programar la esperanza. El método prospectivo en los estudios sobre Extremadura, Mérida: Editora Regional, 141-151; Valadés Sierra, Juan Manuel (1997): «Los estudios sobre la emigración extremeña (1962-1996)», Revista de Extremadura, 22, 3-22, Valadés Sierra, Juan Manuel (1997): «Emigrantes y no emigrantes. La construcción de una alteridad», Anales del Museo Nacional de Antropología, IV, 105-124, etc. 3 Os, Geertje van (1997). De vrouwen van de doden. Betekenis en beleving van het weduwschap in Extremadura (Spanje), Amsterdam: Universiteit van Ámsterdam.

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lente disponibilidad para colaborar, su detallado conocimiento de la colonia extremeña de Eindhoven y, por qué no decirlo, el amor a España que se trasluce en su conversación y que trata de transmitir a sus allegados, me determinó aún más a encargar la traducción al castellano de su libro, que hoy es una feliz realidad, con su título españolizado Me vine con una maleta de cartón y madera, que el lector tiene en las manos gracias al ímprobo trabajo no sólo de Geertje, sino también de Miguel Ángel Luengo y del traductor Johan Pouwels. De Johan es preciso señalar su españolidad vocacional, pues no es corriente que un holandés sin más vínculos iniciales con España llegue a especializarse en nuestra cultura e imbuirse de ella hasta convertirla en su profesión; en todo ello tiene que ver su cariño a España ganado a través de nuestros compatriotas residentes en Holanda, sin ese cariño hubiera sido imposible que se lanzase a la aventura de esta traducción y que además lo hiciese de modo tan generoso y profesional. La lectura, por fin, de sus páginas, me ha descubierto un mundo que ya había intuido ojeando y hojeando la edición holandesa, viendo sus fotografías y leyendo las historias de la página web de Miguel Ángel. Y ha resultado ser un mundo muy conocido para mí, porque se parece tanto al mundo de «mis» emigrantes extremeños en Leganés como puede parecerse un extremeño a otro extremeño; las diferencias que puede haber entre unas y otras historias se deben particularmente a la cuestión del idioma, que en el caso holandés fue siempre y sigue siendo barrera infranqueable que ha dificultado la integración de muchos emigrantes y que ahora se erige como obstáculo incluso en la relación entre éstos y sus nietos holandeses, la tercera generación. Es cierto que los extremeños de Leganés no tuvieron ese problema, pero tuvieron que enfrentarse con sus escasas fuerzas a otras dificultades mejor resueltas en el caso de Brabante, como la vivienda, las vacaciones pagadas o el pluriempleo y las horas extras casi obligados en Leganés no ya para ganar y ahorrar más dinero, sino para llegar a fin de mes. Como en Leganés, los extremeños de Eindhoven, Helmond y otras ciudades se vieron solos, sin la red de asistencia y apoyo mutuo que la familia les daba en su origen; igual que ellos, buscaron a gente de sus pueblos para tenerlas como vecinas, trataron de mantener el contacto con Extremadura, la cual visitaban una vez al año siempre que podían (en esto no hay grandes diferencias, porque 300 kilómetros en la España de los años sesenta y setenta eran más largos que 2.000 de ahora), trabajaron todo lo que pudieron para sacar adelante a las familias y poder dar estudios a los hijos para «que no pasaran por lo mismo que ellos», se asociaron con otros extremeños para alimentar la nostalgia, pero también para crear las redes de apoyo 11


y relaciones que necesitaban, soñaron siempre con el regreso, que sólo algunos llegaron a realizar, trataron de comer patatera y beber vino de pitarra lejos de su tierra, llegaron a preguntarse si realmente había valido la pena tanto sacrificio, y finalmente la mayoría o una gran parte se quedó a vivir fuera de Extremadura porque les ataban los hijos y los nietos, pero eso sí, a su muerte, prácticamente todos quisieron descansar en su amada tierra extremeña. En cuanto a los hijos, tanto los de Leganés como los de Eindhoven se convirtieron en seres extraños, con una doble identidad que les llevaba a ser tratados como forasteros, o a sentirse como tales, tanto en sus ciudades de residencia como en el lejano pueblo de los padres, y con los años, los menos optaron (optamos) por volver a Extremadura, donde también sufrieron para adaptarse, mientras la mayoría construía su vida y su hogar en la ciudad. Como muy bien señala Geertje, para casi todos los emigrantes españoles su partida hacia Brabante fue el punto decisivo en su historia personal, un antes y un después en su vida que condicionaría el resto de su existencia y la de sus familias. Los españoles, con su trabajo, contribuyeron de manera importante al crecimiento y prosperidad de ciudades industriales como Eindhoven y Helmond, y con su ausencia obligada también cambiaron el rumbo de la historia en Extremadura; lo mismo sucede con su regreso, que ha venido a ser un factor importante de desarrollo en muchos pueblos de la región. Estos trabajadores, que vivían en Holanda y soñaban con España, fueron los primeros obreros de la Europa meridional en el sureste de Brabante y también fueron, durante mucho tiempo, el mayor grupo de foráneos en aquella sociedad. En efecto, sólo por esta circunstancia, el patrimonio cultural que han generado y transmitido a las siguientes generaciones debe protegerse y conservarse a través de la documentación e investigación, de la que este libro es un excelente ejemplo. Su memoria no debe perderse ni en Holanda ni tampoco en Extremadura. Esta es la historia de una parte fundamental de Extremadura; la mayoría de los estudios coinciden en señalar que, sin la emigración, nuestra región hoy podría tener el doble de su población actual. Esto quiere decir que hay tantos extremeños y descendientes de ellos fuera de la Comunidad como dentro de ella; por ello, no debe verse a los emigrados como una especie de fugitivos que abandonaron el barco cuando éste iba a la deriva, sino como un miembro esencial del cuerpo de la región que fue terriblemente mutilado en un momento en que las condiciones de vida del campo extremeño no hacían posible su permanencia y que, además, al ausentarse en tan gran número de nuestro suelo, en cierta manera facilitó la permanencia de los demás, por 12


rebajar la presión demográfica y el desempleo que de otro modo hubieran llegado a límites insostenibles. Con su sacrificio, estos emigrantes no sólo se ayudaron a sí mismos y a sus familias, sino también a la permanencia de Extremadura en el trance del peor momento de su historia reciente. Así mismo, es preciso –yo diría indispensable- que en la memoria colectiva de Extremadura, y del resto de España, permanezca indeleble el recuerdo de esta experiencia que afectó a millones de españoles, y que no está tan lejana en el tiempo como para que se cierna sobre ella el velo del olvido que a veces parece que se quiere echar. España –y Extremadura sobre todoha sido no hace mucho una tierra que ha expulsado a su población por falta de oportunidades, millones de españoles han tenido que salir de su tierra para ganarse el pan, y eso no puede ni debe borrarlo la prosperidad –tal vez más aparente que real a la vista de la situación actual- de las últimas décadas que ha propiciado la llegada de miles de extranjeros a nuestro país en busca del mismo futuro mejor que buscaron nuestros padres y abuelos. Que no se nos olvide. Juan M. Valadés Sierra Director del Museo de Cáceres

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Introducción

Ya llevo muchos años visitando Extremadura con mucho agrado. En casi

todos los pueblos o ciudades, adonde voy, me encuentro con gente que me dice: ‘Mi padre era emigrante y trabajó varios años en Holanda.’ Cuando les pregunto por más detalles muchas veces no saben contar más; incluso entre familiares cercanos, hay poco conocimiento sobre la vida que el padre llevaba en Holanda. ¿En qué empresa trabajaba y qué hacía exactamente? ¿En qué región o ciudad vivía? ¿Cómo era su entorno y en qué tipo de casa vivía? ¿Cómo era su relación con los holandeses? ¿Aprendió el idioma? ¿Qué comía, cómo dormía y qué hacía en su tiempo libre? ¿Cómo se sentía, se ponía enfermo muchas veces y tenía mucha nostalgia? Los años de la emigración a menudo están rodeados de incógnitas. Las familias echaban de menos al padre y pensaban, sobre todo, en su vuelta a casa, pensaban en las vacaciones o en el momento en que habría ganado suficiente para regresar a casa para siempre. En este libro quiero mostrar cómo fueron los años de la emigración, cómo era la vida diaria de los obreros españoles en Holanda. Unos han vuelto para siempre al cabo de unos años, otros han hecho venir a su familia y siguen viviendo en Holanda. Otros han vuelto a España después de jubilarse pero tienen hijos y nietos que todavía viven en Holanda. Incluso para los que sólo han vivido en Holanda unos años y que quizás han hablado muy poco sobre este período, la emigración fue un acontecimiento con consecuencias muy drásticas tanto para su propia vida como para la de sus seres queridos. Muchísimas personas de Extremadura tienen, de una u otra forma, un vínculo con Holanda debido a la emigración en los años sesenta, en los que la empresa de Philips contrató a muchos obreros en la provincia de Cáceres. Para este libro he hecho investigaciones en Eindhoven y sus alrededores o sea la región sureste de Brabante. La provincia de Brabante es conocida en Holanda como una región agradable donde viven personas amables, que saben vivir bien la vida. Aquí se encontraban las fábricas de Philips donde trabajaban miles de personas. Cuando el mercado laboral en Eindhoven y sus alrededores estaba agotado completamente Frits Philips, que era en aquellos tiempos el presidente del grupo de empresas Philips, decidió en persona contratar mano de obra en España. Los primeros grupos de emigrantes venían del norte de Extremadura. Nadie podía

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imaginarse entonces que, con la llegada de aquellos hombres, no sólo se solucionaría el problema de la falta de mano de obra sino que también se crearía un pueblo nuevo: una colonia española en el sureste de Brabante, que ya lleva escribiendo su historia más de 45 años. Aprovecho esta oportunidad para agradecer a todos la información, la cooperación y los materiales que me han ofrecido. Geertje van Os Emmen, mayo de 2009

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Ă?ndice

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INTERMEZZO

Algo más que un sentimiento

Me vine con una maleta de cartón y de madera, dejando atrás a mi tierra, al olivo y a la higuera. En mi maleta traía el pantalón negro de pana, la muda y la camisa blanca y una bufanda de lana. Los años fueron pasando y en esta tierra arraigué aunque siga pensando que un día regresaré. Aquí mis hijos crecieron lejos del pueblo y la sierra aquí mis nietos nacieron y no en la querida tierra. Treinta años pasaron desde que el tren me alejó y ya no soy aquel joven que de su tierra marchó. Y aunque contento y feliz, sigo teniendo una pena: pués mi maleta perdí, de cartón y de madera donde guardaba la muda aquella bufanda de lana, tambíen mi camisa blanca y el pantalón negro de pana.

Algo más que un sentimiento es un poema de Miguel Angel Luengo Tarrero, nacido en 1962 en Garganta la Olla, y viviendo en Eindhoven desde 1976. El poema es un homenaje a su padre y todos los demás padres, que hicieron su maleta en los años sesenta para ir a trabajar en el Sureste de la provincia Brabante. El título de este libro fue tomado de la primera linea de este poema. 19


1. TEMPOREROS ESPAÑOLES

Bienvenido con Frits Philips. (PCA)

Falta de mano de obra en Holanda

rario de trabajo. Además existía la opinión general de que las mujeres no debían trabajar fuera de casa.1

Hasta el final de los años cincuenta del siglo pasado las personas que salieron de Holanda superaron en número a las que se establecieron en el país. Casi medio millón de habitantes se arriesgaron en una gran travesía a países como Canadá, Australia y Nueva Zelanda, dejando atrás un país que todavía no había superado las consecuencias de la segunda guerra mundial. Cuando Holanda empezaba a recuperarse de la devastadora contienda, la falta de mano de obra era el mayor problema al que se enfrentaban la industria y el comercio. También influyó el hecho de que, en los años sesenta, las autoridades bajaron la edad de jubilación y redujeron el ho1

La industria y el comercio, en cooperación con las autoridades, decidieron buscar mano de obra en los países mediterráneos. Eran países con alto nivel de paro y un grado inferior de expansión económica. En 1949 Holanda ya firmó el primer tratado de contratación con Italia y empezaron a emplear a italianos en las minas de carbón de la provincia de Limburgo, en el sur de Holanda. En 1955 otras grandes empresas en el campo de metalurgia, construcción naval e industria textil decidieron seguir este ejemplo. En 1960 Holanda e Italia llegaron a un acuerdo básico, en cuanto al tema de contratación temporal

Praamsma 2003; Stekelenburg 2000.

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Me vine con una maleta de cartón y de madera

de obreros, que seguiría siendo el modelo para muchos nuevos tratados.2

En 1959, el gobierno español dio luz verde al Plan de Estabilización Nacional, que daba el derecho a los españoles a emigrar libremente por todo el territorio español y al extranjero. Debido al enorme desempleo, los sueldos bajos, y la pésima industrialización de algunas regiones españolas, el gobierno de Madrid, temiendo inquietudes políticas y socioeconómicas, estimuló la emigración por medio del Plan de Estabilización Nacional.

En abril de 1961 los gobiernos de Holanda y España firmaron un convenio de contratación y las empresas holandesas obtuvieron permiso para contratar personal temporal en España. Las empresas establecidas en la conurbación de ciudades en el oeste de Holanda, que necesitaban urgentemente mano de obra, fueron las primeras en aprovechar esta oportunidad. Empresas situadas en la provincia de Brabante empezaron también a contratar personal en España, como solución temporal para la falta de mano de obra en su propia región.3 Desde que la empresa Philips optó también por esta solución y empezó a contratar mano de obra en España, el número de emigrantes españoles que partió con destino al Sureste de la provincia de Brabante fue aumentando muy rápidamente. La empresa Philips abordó este asunto de manera acertada y a gran escala de modo que, en un abrir y cerrar de ojos, grupos de españoles, cada vez más numerosos, iban apareciendo en el paisaje de Brabante.

La empresa Philips en busca de personal de producción para sus fábricas La historia reciente del Sureste de Brabante se caracteriza por la migración. La llegada de la empresa Philips convirtió la ciudad de Eindhoven en una especie de “boomtown”, una ciudad con mucha atracción económica, que creció rápidamente en muy poco tiempo. Vino gente de todas partes para trabajar en las fábricas de Philips. En 1891 el Sr. Gerard Philips adquirió una antigua tejeduría desocupada, situada junto al canal estrecho de la ciudad de entonces, llamada “La Fortaleza”, para fundar una fábrica de bombillas. Eindhoven era una ciudad con 4.500 habitantes en el subdesarrollado sur de Holanda. En la provincia católica de Brabante, fabricantes, latifundistas y clérigos tenían mucho poder. Las relaciones sociales eran feudales, los sueldos bajos y la agricultura estaba languideciendo. Aquí había una reserva casi inagotable de obreros de fábrica, que eran fieles al poder, trabajaban mucho y tenían muchos hijos. Una ventaja adicional era que el movimiento obrero y sindical apenas se había desarrollado en esta región.4 Cuatro años después, su hermano Anton se incorporó al servicio de la fábrica Philips como vendedor. En 1899 llegó a ser co-socio y más tarde presidente de la Sociedad Anónima Philips.5 La fábrica de bombillas tuvo mucho éxito internacional y la empresa iba creciendo a gran velocidad, debido también a la producción de aparatos de radio que se inició más tarde. Pronto la oferta de personal disponible en el mercado laboral fue insuficiente. En los años veinte y treinta del siglo pasado muchas familias de las zonas más pobres de la pro-

Pasaporte (CP)

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Tinnemans 1994: 17-33. Stads y otros autores 2004: 32-33. Véase tambíen Cottaar 1998; Horst 2005. Metze 2004: 48-49. Heerding 1986: 49-52.

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Temporeros españoles

vincia de Drenthe, situada en el este de Holanda, que trabajaban en la producción de turba, vinieron a Eindhoven; como consecuencia de la disminución en la demanda de turba, había poco trabajo en la provincia de Drenthe y muchos obreros recurrieron a los proyectos de mediación de trabajo. Cientos de familias de Drenthe se mudaron a Eindhoven donde Philips hizo construir en un tiempo record un barrio nuevo, sólo para ellas, llamado “Pueblo de Drenthe”. Más tarde Philips empezó a utilizar obreros belgas, que todos los días y en transportes adaptados, venían a trabajar a Eindhoven y al final de la jornada volvían a Bélgica, el país vecino. Setenta años después de la fundación de la fábrica de bombillas, la empresa Philips se había convertido en un grupo mundial de empresas y Eindhoven en una ciudad de gran importancia para la industria eléctrica. En 1961 Frits Philips, el hijo de Anton Philips, fue nombrado director general de la empresa. Precisamente en aquella época la empresa se encontraba en una fase de crecimiento impetuoso porque la televisión, como medio de comunicación, empezó a entrar en todos los cuartos de estar. Al principio los aparatos eran en blanco y negro, pero a partir de la segunda mitad de los años sesenta, llegó la televisión en color. La máquina de afeitar, la batidora, la radio portátil y, más tarde, las cintas de casete también tuvieron un éxito sensacional.6 En Eindhoven y alrededores se podía encontrar personal suficiente para producir todos estos aparatos muy deseados y demandados por la nueva y creciente sociedad consumista.

Benito con 15 florines de su primer sueldo, guardado por más de 40 años. Middelbeers, junio 2005. (CP)

A causa de la industrialización en el Norte de Bélgica y el aumento del número de sucursales de Philips en ese país, el número de obreros belgas en Eindhoven disminuyó considerablemente. Se aportaron varias soluciones: contratación de extranjeros, aumento de los sueldos, construcción de casas, descentralización adicional de las fábricas de Philips y traslado de algunos departamentos. Sin embargo, todas estas soluciones tenían sus inconvenientes.

El Sr. Frits Philips decide

Había una gran falta de “obreros de producción”, como fueron llamados los obreros no cualificados en la jerga de Philips. En un informe de la Oficina General de Empresa se puede leer : “Desde el punto de vista social Eindhoven está convirtiéndose del centro de mano de obra barata de antes, en una ciudad donde las personas no cualificadas van formando, cada día más, el residuo de la población... Según el último pronóstico del Departamento de Asuntos Sociales, fechado el 18 de julio de 1962, en los próximos cuatro años habrá que contar con un retroceso adicional de 2000 obreros de producción (aproximadamente el 15 por ciento de nuestra ocupación actual). Entre ellos hay unos 1.400 belgas.”7

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En el mes de octubre de 1960 los directores de la empresa Philips hablaron sobre el empleo de trabajadores italianos, pero el Departamento de Asuntos Sociales les convenció de que esta medida tendría demasiados inconvenientes.8 Dos años después, el asunto de la situación del personal en Eindhoven figuró otra vez en en el orden del día de la reunión de los directivos. En el acta de esta reunión consta que había muy pocas posibilidades de mejorar las condiciones laborales y que la construcción de viviendas para los obreros sería la mejor solución, pero también la más difícil. En cuanto al tema de la contratación de extranjeros, se comentó lo siguiente:

Brand 2005. Véase tambíen Bekooy 1991. Philips Company Archives (PCA), 144.81. PCA 624.5.

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Me vine con una maleta de cartón y de madera

“Asunto de extranjeros (españoles, italianos). El Departamento de Asuntos Sociales no es partidario debido a las enormes dificultades que trae consigo (problemas de lengua, el tema del alojamiento, mucho movimiento del personal). Sin embargo, debido a la situación específica, el Sr. Philips ha decidido que 200 españoles serán contratados para trabajar en Eindhoven. Esto nos ofrece la posibilidad de adquirir experiencia propia con esta mano de obra extranjera.”9

España e Italia eran los únicos países con los que existían acuerdos de contratación en aquella época. Otras empresas tenían buenas experiencias con los españoles mientras que los italianos, bastante a menudo tenían mala prensa, por ejemplo por motivo de los disturbios que ocasionaron en el distrito de Twente, en el este de Holanda, en el mes de septiembre de 1961.10 Además la empresa Philips ya tenía un número bastante grande de sucursales en España, mayor que en Italia. Contrariamente a la situación en las fábricas de Italia, casi todas las fábricas en España estaban dirigidas por Holandeses.11 La empresa Philips, pues, ya tenía bastante experiencia con obreros españoles. Philips también tenía sucursales en América Central y América del Sur, adonde solían enviar a personal holandés por unos años. En el ámbito de las actividades de Philips en América del Sur, personas hispanohablantes venían también a Eindhoven con mucha frecuencia. Por ello había muchos empleados dentro la plantilla de Philips que dominaban el español. Mucho tiempo antes de que los primeros obreros españoles entraran en Philips la ciudad de Eindhoven, ya tenía alguna relación con España. Hispanófilos en Eindhoven En el año1934 se fundó la Asociación Iberoamericana de Eindhoven. Era una asociación cultural de gente y para gente interesada por todo lo que tenía que ver con España y los países de habla hispana en el mundo. Este hecho tuvo lugar siete años después de que el catedrático C. van Dam ocupara la primera cátedra de Lengua y Literatura Española en Utrecht. En 1946 fue invitado a dar una conferencia en Eindhoven para la Asociación Iberoamericana sobre el carácter del pueblo español. Lo definió como super-individualista, con aversión hacia todo tipo de autoridad, poniéndose en el centro de la creación, con una incompetencia total para cualquier forma de organización o cooperación, sin distinción de clases, pero con una civilización innata y una noble manera de vivir.12 En caso de que Frits Philips se hubiera dejado inspirar por la Asociación Iberoamericana para contratar a miles de españoles en los años sesenta, está claro que esta conferencia no le proporcionó el motivo para ello.

Imagen del Guía del Emigrante en Holanda, 1971. (GEH)

Resulta pues que el mismísimo Sr. Frits Philips desató el nudo gordiano. Ignorando el consejo del Departamento de Asuntos Sociales, dio orden de compensar la falta de personal reclutando personal en España. ¿Por qué optó por España? Quizá no fue pura casualidad que la situación en España tenía mucho en común con la de la provincia de Brabante donde su tío Gerard, hacía ya muchos años, había construido la primera fábrica de bombillas. La gente del campo en España estaba acostumbrada a las relaciones feudales de poder, a los sueldos bajos y al trabajo duro sin protestar. No era de esperar que obreros de estas regiones plantearan problemas. Aparte de esto, los primeros grupos de emigrantes vinieron de Extremadura, conocida en España como la región menos favorecida de todo el país.

PCA 6 Personeelsbeleid / Sociaal beleid (reunión directores de la empresa, 30-8-1962) [Itálica GvO]. Mak 2000: 143-145. 11 Metze 2004: 310-312. 12 Eindhovens Dagblad, 2-9-1946, 7. 9

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Temporeros españoles

ción, un guitarrista argentino actuó para los obreros españoles de Philips en el campamento residencial de Horst-America. En 1967 se presentó una revista hispano-holandesa en el Centro Cultural Philips. La Tuna de la ciudad de Luz, fundada en 1964 cooperó también en esta actividad. La revista de 1967 tenía como tema los contactos entre el número creciente de obreros españoles y los holandeses.

Ya desde el principio muchas personas frecuentaban las conferencias y las actividades de la Asociación Iberoamericana. Al final de los años sesenta el número de socios aumentó incluso hasta llegar a 600. A la tradicional cena de navidad asistían a menudo 200 personas Parte de la junta directiva estaba formada por “gente de Philips” y entre los socios había muchas personas, que habían sido enviados por Philips a trabajar en sucursales en España o América del Sur. Algunos de ellos volvieron a Holanda con una pareja hispanohablante. En la Asociación Iberoamericana todavía podían catar un poco el ambiente del mundo latino que habían dejado atrás. También le solicitaron a la Asociación la organización de un curso de español para sus hijos para que no se olvidaran de esta lengua. Resultó que hubo muchas personas que se interesaron por este curso. En un abrir y cerrar de ojos, las aulas del complejo escolar de las monjas en la calle Hemelrijken quedaron pequeñas.13 La Asociación Iberoamericana de Eindhoven celebró en 2004 su setenta aniversario y cuenta ahora con algo más de 200 socios. Tiene una página web: www.aie-eindhoven.nl.

Aparte de las representaciones mencionadas anteriormente, no han existido nunca vínculos estrechos entre los emigrantes españoles y la Asociación porque los ámbitos de interés eran muy diferentes. Tal vez Frits Philips empezó a interesarse parcialmente por las actividades de la Asociación, debido a la lengua y cultura española. Optó por obreros españoles, que, a su vez, fueron bien recibidos y se sintieron bienvenidos en Eindhoven, la ciudad donde tantos hispanófilos estaban unidos en una asociación que prosperaba.

Nunca hubo dificultades Philips no reclutó nunca personal en otros países mediterráneos. Para limitar los problemas admi-

En 1963, gracias a la mediación de la Asocia-

Contrato de Eugenio Lindo Mena, 1963. (CP) 13

Houben-de Jongh 2004: 8-12.

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Me vine con una maleta de cartón y de madera

agrícola, que era el menos favorecido y del cual formaba parte la mitad de la población. Estas medidas, sin embargo, produjeron el efecto contrario y dieron lugar a un despoblamiento espectacular del campo.

nistrativos y prácticos se optó por la contratación en un solo país. 14 Aunque el Departamento de Asuntos Sociales tenía bastantes objeciones a la llegada de obreros españoles, pronto se puso de manifiesto que la decisión de Frits Philips benefició a la empresa.

Entre 1970 y 1973 más de siete millones de personas, o sea, el 20 % de la población española, abandonaron sus pueblos. Más de dos millones de personas se fueron al norte y centro de Europa.18 Aparte de razones económicas muchos emigrantes también tenían motivos políticos y usaban la emigración para ir al extranjero. Pero muchos de éstos nunca manifestaron sus motivos, ya que esto les podría acarrear problemas al regresar a España o si necesitaran aquí papeles de las autoridades españolas.19

En la memoria anual de 1963 del Departamento de Asuntos Personales consta la siguiente frase: “La llegada de 440 obreros españoles fue un aspecto nuevo. En general la empresa está muy contenta con los obreros españoles y su trabajo.”15 En la memoria anual de 1964 figura incluso un comentario lleno de entusiasmo: “A final de 1964, 800 españoles trabajaban en nuestras empresas, 495 de ellos en Eindhoven. ... Las experiencias con los españoles siguen siendo particularmente favorables, no sólo dentro sino también fuera del trabajo. No hay dificultad alguna con la población. Muchos de ellos son invitados a menudo en casa de las familias holandesas, otros encuentran trabajo adicional en las fincas en los alrededores de los campamentos residenciales. Un 70 % de los obreros españoles ha prorrogado su contrato al cabo del primer año.”16

Angel Fuentes, un emigrante que regresó definitivamente a España: “Mi hermano salió en 1963 para Holanda; fue uno de los primeros que fueron a trabajar en la Philips. Vivíamos entonces en una época de dictadura, mucha pobreza y poca libertad. Mi hermano me animó a que viniera también a Holanda y en enero de 1965 me fui.”

En 1965 sólo en las fábricas de Philips en Eindhoven ya trabajaban 613 españoles para satisfacción de todos: “Por supuesto el idioma representa un gran obstáculo, pero en lo referente a su diligencia así como a su comportamiento, causan buena impresión. Sus contactos con la población nunca dan lugar a dificultades.”17 Eran personas trabajadoras y de trato agradable. Exactamente lo que necesitaba Philips.

Huida de la pobreza y de la dictadura A partir de 1961 miles de emigrantes salieron de España para trabajar en Holanda. Eran sobre todo hombres de una edad entre veinte y treinta años, que trabajaban en el campo pero no ganaban casi nada. España estaba bajo la dictadura de Francisco Franco (desde 1939 hasta 1975), donde la libertad individual fue reducida considerablemente. El país había sido excluido del Plan Marshall, razón por la cual se paralizó la economía. A final de los años cincuenta se llevó a cabo un programa de reconversión económica, enfocado a la modernización del sector

14 15 16 17 18 19

Santi y Flores Granado con el autobus en el cual salió su padre, Extremadura 1963. (CP)

PCA 624.5 Personeelsbeleid / Sociaal beleid PCA 722.1 Memoria anual 1963. PCA 722.1 Memoria anual 1964. PCA 722.1 Memoria anual 1965. Muñoz Sánchez 2005: 523-530. Véase tambíen Pérez Díaz y Barrientos Alfageme 2005: 23-39. Olfers 2004: 25.

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Temporeros españoles

Después de varias conversaciones con obreros españoles de Philips el Sr. Jan Smets declaró el 12 de diciembre de 1964 en el periódico Eindhovens Dagblad: “No se puede hablar concretamente de refugiados políticos pero sí se puede decir de las muchas decenas de españoles, que trabajan en Eindhoven y sus alrededores, que se sintieron incómodos en su país. Tampoco queda duda alguna de que, sobre todo los jovenes de Extremadura, recaerán en la pobreza cuando regresen a su pueblo. En aquella región subdesarrollada de España hay tanta necesidad, que los chóferes holandeses, que acaban de recoger “un envío” de emigrantes, han abierto sus monederos para comprar ropa a los hijos de los hombres que salieron para Holanda.”20

Contratación

Firmar contrato, 1970 (PCA)

Una vez comunicada la decisión de Frits Philips, se procedió a la acción inmediata y se presentó una solicitud a las autoridades españoles. Según el tratado de contratación de 1961 el Ministerio Español de Asuntos Sociales y Empleo indicaría las regiones donde se podía reclutar al personal. La región que fue atribuida a Philips era Extremadura.

periodista de la revista semanal “Philips Koerier”, cuenta sobre el acontecimiento que presenció: “Fue muy raro. Sólo había unos carteles grandes con los nombres de los países: Holanda, Suiza, Alemania. La cola de Suiza no avanzaba nada; por eso hubo chicos que salieron de la fila y se pusieron en la cola de Holanda. Algunos estaban fumando en la fila y los policías que velaban por el orden, les daban un toque con la porra y les obligaban a apagar los cigarrillos; así iban las cosas en aquella España. Fue una sensación muy rara.”

El Ministerio de Asuntos Sociales y Empleo en Madrid envió la solicitud de Philips a Cáceres capital. Desde allí la solicitud fue distribuida por el sindicato de la época a muchos municipios. Uno de ellos fue el pueblo de Carcaboso, donde vivió José Gutiérrez, de 24 años: “Tenían listas de todos los países y te informaban de qué país era mejor. La empresa Philips en Holanda ofrecía uno de los mejores contratos. Te arreglaban el viaje, la vivienda y las comidas. Lo que uno ganaba lo podía gastar sin condiciones. Para ser admitido a la inscripción hacía falta que uno tuviera una conducta irreprochable, una edad mínima de 23 años y hubiera realizado el servicio militar. Si se cumplían estos requisitos se podía ir a Cáceres para un examen médico.”21

Los hombres que se habían presentado fueron sometidos a un reconocimiento médico, efectuado por médicos españoles, pero la empresa Philips disponía de un Departamento de Servicio Médico e inicialmente envió sus propios facultativos a Madrid para ayudar en las contrataciones. Estos médicos holandeses examinaron sobre todo el estado de los pulmones porque el trabajo en las fábricas podría afectarlos bastante y, además, Philips daba mucha importancia a la lucha contra la tuberculosis.22 En los años setenta Philips dejó de enviar asistencia médica y encargó la tarea de contratación exclusivamente a los administradores de personal. Toda la preselección se hizo en España.

Más tarde procedieron a organizar la contratación directamente desde Madrid, no sólo para Philips sino también para otras empresas extranjeras. Las personas que buscaban trabajo en el extranjero debían inscribirse en Madrid. El Sr. Albert van Dijken,

20 21 22

Smets 1964: 15. Os, Eindhovens Dagblad 2003. Os 2003: 46.

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Me vine con una maleta de cartón y de madera

resultado el examen médico. Toda la gente del pueblo nos acompañó para despedirse de nosotros. Era como si pensaran que íbamos a la guerra. La despedida fue bastante dura pero luego, cuando ya estábamos de camino, nos pusimos alegres y empezamos a cantar y a tocar las palmas. Philips pagó el viaje y nos trataron como señoritos. Primero fuimos a Cáceres capital y desde allí, en tren a Madrid. En aquella época se tardaba un día entero en recorrer este trayecto. En Madrid dormimos en el mejor hotel que había y la mañana siguiente continuamos nuestro viaje. Habían reservado dos vagones con coche restaurante y todo para nosotros. Francamente, no sabíamos nada de Holanda, sólo que estaba lejos y que hacía mucho frío por allí. Pasando por Irún y París llegamos a Roosendaal y desde allí continuamos el viaje en autobuses. ¡Nos ofrecieron incluso café en el autobús ! Hacía un frío espantoso y había una espesa capa de nieve. Nunca en la vida había visto tanta nieve. Fue como si hubieramos aterrizado en otro planeta.”

En 1972 el Sr. Gerrit Nijhoff fue nombrado jefe del Departamento de Asuntos Españoles y durante tres años participó en las contrataciones: “Los candidatos que se presentaron ya disponían del certificado de buena salud para trabajar en Holanda. También tenían una altura determinada: los hombres muy bajos quedaban excluidos, ya que tendrían que trabajar con los brazos siempre alzados porque las máquinas tenían una altura fija. Creo que los candidatos debían medir como mínimo un metro y sesenta centímetros. Después de terminar las entrevistas nos reunimos con el personal encargado de la organización. Y entonces dijimos que apreciaríamos que viniera tal y tal persona, porque los candidatos podían aceptar y darnos su palabra inicialmente pero luego podían reflexionar y echarse atrás. No todos se venían a Holanda inmediatamente con nosotros.”

El 5 de febrero de 1963 los primeros noventa obreros dejaron el norte de Extremadura para llegar a Eindhoven al cabo de tres días de viaje. Llevaban maletas de cartón y madera, atadas con correas y cuerdas, embaladas cariñosamente en sus lejanos pueblos por la madre o la esposa. Entre las camisas y la muda habían metido una foto de la familia, una botella de vino de sus propias viñas y un chorizo, envuelto en papel impermeable y encima se encontraba su mejor traje y un sobre con un contrato anual, expedido por la Sociedad Anónima de Fábricas de Lámparas Eléctricas Philips.

Tantas iglesias como fábricas No sólo en Philips sino también en otras empresas en el Sureste de Brabante contrataron obreros españoles. Sobre todo en la industria textil y metalúrgica en Beek en Donk, Geldrop y Helmond. Además trabajaron muchos españoles en la fábrica de cinc en Budel y en la fábrica Friki en Boxmeer. La fábrica textil de Diddens & van Asten, igual que Philips, obtuvo permiso para reclutar personal en Extremadura. Durante una reunión maratoniana, que duró cuatro horas y media, el comité de empresa tomó la decisión, el 17 de junio de 1963, de contratar a españoles.23 Hacía falta aumentar urgentemente la producción para atender el incremento de las ventas y esto sólo era posible si se disponía de una plantilla suficiente y adecuada. El mercado laboral en el sureste de Brabante, sin embargo, era muy reducido en aquellos años. En la misma época, por ejemplo, se introdujo también el salario a destajo para aumentar la producción.

Debían haber salido para Holanda tres meses antes, pero su partida fue aplazada porque los caminos quedaron inaccesibles a causa del enorme temporal de nieve en todo el noroeste de Europa. Se llegó a los 18 grados bajo cero y hubo grandes nevadas. A principios de febrero las condiciones meteorológicas habían mejorado algo y los hombres pudieron salir de Extremadura.

José Gutiérrez: “En Extremadura no se ganaba nada. Junto a seis personas más de mi pueblo me inscribí como candidato para Philips. Eramos jóvenes y sanos y todos pasamos con buen

23

Al cabo de un mes el jefe de personal, el Sr. C. Heeren, acompañado del médico de empresa, partió para España. En Eindhoven subieron a un helicópte-

Ruiten Troef. 8 (5), julio 1963.

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Temporeros españoles

ro que les llevó a Bruselas. Allí tomaron el avión a reacción Caravelle que tardó dos horas en llegar a Madrid. Recorrieron el trayecto de 300 kilómetros entre Madrid y Cáceres en tren, pasando por regiones muy áridas y desoladas, “donde el sol ha chamuscado la tierra.” Los numerosos burritos en el camino les encantaron y se asombraron del retraso tecnológico, tanto en la industria como en la agricultura. En Cáceres capital conocieron el calor abrasador y un clima tan seco que la orquesta que tocó en una terraza por la tarde, decidió dejar el piano en la terraza, al aire libre, durante la noche. En Holanda este instrumento, después de una noche, se habría desfinado completamente, incluso con el mejor tiempo de verano. También se asombraron de la ropa oscura y las caras arrugadas de gente todavía joven. Con las frentes perladas de sudor, los dos holandeses estaban inscribiendo a los candidatos, sentados en alguna azotea y en mangas de camisa, mientras éstos iban de punta en blanco y llevaban traje, corbata y sombrero.24

Diapositiva del Sr. C. Heeren de Cáceres capital, julio 1963. (CP)

El Jueves, 5 de septiembre de 1963 los primeros 18 obreros extranjeros llegaron a Helmond. Eran de Cáceres capital o de los pueblos de los alrededores y casi todos estaban casados. Les dieron la bienvenida el director Alfred van Asten y el sacerdote para los españoles en el sureste de Brabante, el padre Driessen. En sus palabras de bienvenida el padre Driessen llamó la atención sobre el hecho de que en esta región había tantas iglesias como fábricas y que los españoles eran también muy bienvenidos en las iglesias.25

El helicóptero en el cual el jefe de personal, el Sr. C. Heeren, voló de Eindhoven a Bruselas, julio 1963. (CP)

La mayor parte de los trabajadores españoles en la ciudad de Helmond no era de Extremadura sino de Andalucía y provenía de un solo pueblo: Alhaurín el Grande, situado al oeste de Málaga. Sólo en Helmond y alrededores trabajaban ya 500 hombres provenientes de Alhaurín.26 Trabajaban por ejemplo en la fábrica textil de Hatema (la Fábrica Textil de Helmond) en la tintorería y la hilandería. Durante la contratación en Alhaurín el Grande pusieron una serie de diapositivas

Diapositiva del Sr. C. Heeren en el tren de Madrid a Cáceres, julio 1963. (CP) 24 25 26

Ruiten Troef 8 (6), septiembre 1963. Ruiten Troef 8 (7), octubre 1963. Olfers 2004: 34-35.

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Me vine con una maleta de cartón y de madera

Obreros españoles en la tintoría de Hatéma. (IEH)

En la tintoría de Hatéma. (IEH)

En la tintoría de Hatéma. (IEH)

Obreros españoles lavando la ropa. (IEH)

para dar a los potenciales candidatos una imagen de la ciudad de Helmond, la fábrica, las pensiones y las posibilidades de recreo. Cuando pusieron las diapositivas la fábrica Hatéma ya tenía obreros de este pueblo a su servicio. Fue argumento decisivo para que los candidatos tomaran su decisión.

Según algunos habría sido mejor no poner la última diapositiva para que los emigrantes no supieran que muchos de ellos tendrían que lavar sus propias camisas y calzoncillos en Holanda.

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Temporeros españoles

INTERMEZZO

Un albardero de Extremadura

Pablo Luengo vivía en el pueblo de Garganta la Olla en el norte de Extremadura y descendía de una familia torniega muy conocida en muchos pueblos del norte cacereño, bajo el apodo Los albarderos. Pablo y sus hermanos iban de un pueblo a otro para reparar y hacer albardas de caballos y otros animales de carga, que en aquellos años eran muy utilizados en la agricultura. A falta de otro medio de transporte, iban casi siempre a pie o con las bestias. En cada pueblo buscaban pensión para alojarse y alquilaban un local para la albardería.

y los demás medios de transporte trajo como consecuencia que los campesinos utilizaban cada vez menos a sus animales de carga. Llegó un momento en que la profesión de albardero rindió tan poco, que una familia apenas podía vivir de ello. Pablo tenía cuatro hijos y el quinto estaba en camino. Decidió probar fortuna en el extranjero. Un día en septiembre de 1962 emprendió el viaje junto con algunos hombres más de su pueblo a la ciudad de Cáceres, donde se encontraban las oficinas de contratación. Le contrataron y, un mes más tarde partió para la ciudad holandesa de Duque del Bosque (‘s Hertogenbosch) donde empezó a trabajar en una fábrica de ladrillos.

A principios de los años sesenta el uso de albardas empezó a decaer. La llegada del coche, el tractor

La casa en Garganta la Olla donde estaba la albardería. (CP)

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Me vine con una maleta de cartón y de madera

Letra de Pablo Luengo. (CP)

Pablo Luengo escribió con su hermosa letra el relato Holanda es mi segunda patria, que después fue puesto en Internet por su hijo Miguel Ángel Luengo, en español y holandés (www.emigracioneindhoven.dse.nl).

to de Philips en Eindhoven. Este cambio le cayó bastante mal, pidió el despido y regresó a España para continuar ejerciendo su antigua profesión. Pablo había ganado suficiente para comprarse un motocarro, de modo que ya no necesitaba ir andando de un pueblo a otro con todo su material y herramientas. No obstante siguió siendo difícil ganarse la vida como albardero. Cuando su mujer se puso enferma y tuvo que afrontar gastos elevados, decidió dejar otra vez su suelo natal. Después de varias aventuras volvió a Philips y, al cabo de unos años, hizo venir a Holanda a su mujer y a sus hijos. En 1981 el matrimonio Luengo regresó a España.

Sin embargo, el trabajo en la fábrica de ladrillos fue duro, el invierno frío y los ingresos decepcionantes. Pablo cumplió su contrato anual y regresó a España. Al cabo de un año compró un billete de tren a Tilburgo, donde su hermano Florencio trabajaba en la fábrica de Volt, propiedad de la empresa Philips. Pablo empezó a trabajar también en la fábrica Volt y siguió trabajando allí hasta que todos los obreros españoles fueron trasladados a un departamen-

Pablo Luengo en la inauguración de El Prado, Eindhoven 1966. (PCA)

Pablo y Dolores, 2005. (CP)

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2. VIVIR Y TRABAJAR

Ya desde el principio el periodista Albert van Dijken publicó casi todas las semanas en la revista semanal “Philips Koerier” un artículo sobre los españoles recien llegados, la “gente nueva” en una crónica llamada “Aquí, la onda española”, utilizando a menudo palabras acogedoras. El 16 de febrero de 1963 escribió lo siguiente:

acompañan sus conversaciones con muchos gestos como énfasis a su vocabulario.” La atmósfera en torno a los españoles tenía algo de aventura, romanticismo y compasión. No sólo en el “Philips Koerier” sino también el el periódico “Eindhovens Dagblad” fueron publicados con regularidad artículos sobre la gente del sur de Europa, que se habían instalado en Eindhoven y cercanías. Al parecer los periodistas regionales eran visitantes habituales de las residencias.

“Son diferentes de nosotros, los holandeses, estos españoles de las sierras ásperas y desiertas y de las mesetas de color amarillo rojizo de la provincia española de Cáceres : son morenos y menos robustos, tienen el pico de oro y

Habitación en el campamento de Someren, 1963. (PCA)

Campamentos de estado

segunda guerra mundial fueron utilizados para el alojamiento de trabajadores del SEO (Servicio de Ejecución de Obras). Los primeros noventa hombres de Extremadura fueron a parar al pueblo de Someren. Los húngaros, que habían encontrado aquí un refugio temporal después de la revolución de 1956, habían salido ya. También había campamentos, o sea residencias, en Sevenum, Horst-America y Middelbeers. En residencias como estas ocho hombres compartían un solo cuarto de estar y un solo dormitorio. Todas las residencias tenían eran muy parecidas por haber sido diseñadas por el mismo arquitecto. Estas barracas ya no existen.

El principio de los años sesenta no sólo fue una época de enorme necesidad de mano de obra sino también de una aguda falta de viviendas. ¿Dónde se iba a alojar a todos estos españoles que Philips y otras empresas habían hecho venir al sureste de Brabante? Los primeros obreros españoles de Philips, llegados en 1963, fueron alojados en campamentos de estado, construidos en los años de crisis que había sufrido el país para alojar a los parados que fueron seleccionados para empleo temporal. Después de la 1


Me vine con una maleta de cartón y de madera

según las prescripciones, había que cortar los salchichones en rodajas finas. A los obreros españoles no les gustaban las rebanadas cubiertas con mantequilla y rodajas finas de salchichón. Lo que querían era un pedazo de pan y un buen trozo de salchichón sin cortar. Además preferían dos comidas calientes, preparadas con mucho aceite y ajo. Pero a los comandantes del campamento no les agradaban estas costumbres.

Casas de huéspedes y pensiones

Últimos edificios de la residencia De Spreeuwel, Middelbeers 2005. (CP)

Hubo españoles a quienes costó mucho echar raices en los alojamientos colectivos; encontraron alojamiento en casas de huéspedes particulares. Otros se instalaron en una pensión. En el centro de Eindhoven se encontraba una pensión de monjas “Nuestra Casa”, donde las monjas se encargaban de la comida y la limpieza. Aquí unos cien españoles tenían habitación propia, lo que consideraban una gran ventaja. También hubo trabajadores españoles de Helmond, que vivieron allí.

Philips obtuvo permiso para alojar a los trabajadores españoles en los anteriores campamentos de estado a condición de que los comandantes del campamento y otro personal no perdieran su empleo. Estas personas no hablaban ni una sola palabra de español y esto causó problemas, de modo que hizo falta contratar a intérpretes. Otro problema fue que las comidas eran preparadas según las disposiciones estatales de los comandantes del campamento. Los menús eran compuestos a base de cantidades calculadas de calorías.27 A los españoles, sin embargo, les importaba un rábano la cantidad de calorías. Otro punto de discusión fue el tema de que,

El problema más grande en las residencias fue la falta de vida privada. Costaba mucho compartir un espacio tan pequeño con ocho personas : incluso las cosas más íntimas no pasaban desapercibidas. Un

Emigrantes españoles en la residencia De Spreeuwel, Middelbeers 1965. (PCA)

27

Eindhovens Dagblad 6-12-1963, 15.

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Vivir y trabajar

Pensión de monjas Nuestra Casa en el centro de Eindhoven. (IEH)

Comedor en Nuestra Casa. (IEH)

obrero, que ya ha regresado a Extremadura, recordaba con rencor : “Fué una vergüenza, los había que seguían exagerando hasta el límite. En aquellos tiempos los hombres empezaron a llevar calzoncillos cortos como lo hacen las mujeres. Pues yo lo hice también pero me vi obligado a volver a comprar calzoncillos largos porque todos los demás llevaban esos calzoncillos caseros, de algodón grueso, que cubrían incluso las rodillas. A la hora de acostarse me miraron y dijeron “Fíjate, ese tío lleva bragas .. Lleva bragas de mujer !” Madre mía, nunca en la vida habían visto tal cosa. Al otro día todo el mundo en el camHabitación en Nuestra Casa. (IEH)

Españoles en una pensión de Hatéma en Helmond. (IEH)

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Me vine con una maleta de cartón y de madera

cios de las antiguas fábricas, situados cerca del canal de Helmond. En estos edificios construyeron habitaciones con literas, donde los españoles dormían debajo de las mismas mantas Didas, fabricadas por la empresa. En el cuartel de la estación de Helmond convirtieron el antiguo hotel Bruselas en una pensión de empresa. Antes era un hotel prestigioso pero, después de instalarse unas decenas de españoles, el aspecto era cada vez menos distinguido. La fábrica metalúrgica de Van Dongen disponía de una residencia, situada dentro de la misma fábrica. Los obreros españoles trabajaban, comían y dormían en el terreno de la fábrica.

La construcción de residencias La falta de viviendas no se había solucionado y el alojamiento de los trabajadores extranjeros era un problema para la mayoría de las empresas, en particular en Philips, donde siguieron contratando cada vez más españoles.

Fiesta pijama, Geldrop 1963. (CP). Francisco Carbonell: “ En 1963 trabajaba en Geldrop en la fábrica textil Pessers. Junto con 2 españoles vivía en una casa de huéspedes en Geldrop. Ocurrió que una noche el dueño llegó a casa bastante borracho y nos sacó de la cama. Estábamos vestidos en pijama pero en seguida cogimos la guitarra y montamos una fiesta con el propietario.”

En un informe de la Oficina de Empresa General a la Junta Directiva, a finales de octubre de 1963 se puede leer: “ En el mes de agosto de 1962 el Sr. Ing. Philips decidió hacer venir a un contingente de españoles, para cubrir las deficiencias existentes y como experimento.”28 En aquella época 500 españoles ya trabajaban en Philips y otro ”contingente” de 360 personas estaba a punto de llegar. En el informe

pamento se había enterado. ¡ Lleva bragas de mujer ! ¡Qué simplones para decir esto ! Me enfadé mucho con uno de esos … con sus bragas de mujer. ¡ Bah, qué divertido fue !” Los obreros españoles en la fábrica de Diddens & van Asten fueron instalados en parte de los edifi-

Bendición de El Prado. (PCA) 28

PCA 623.5 Informe 25-10-1963.

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Vivir y trabajar

Inauguración de El Prado por Frits Philips (CGN)

se insiste en que se establezcan directivas adicionales y más transparentes en cuanto a la colocación de españoles. Se observa, en palabras de crítica, que muchos obreros españoles han sido contratados bajo el lema de “más tarde ya veremos”, pero que ya es hora de dejar este lema despreocupado y, en vez de esto, canalizar el desarrollo para evitar sorpresas desagradables en el futuro.

zo por descentralización o mecanización o que podrían ser ocupados, dentro de pocos años, por personal holandés. En resumidas cuentas : sólo en caso de emergencia había que proceder a contratar a españoles.30 Se hizo caso omiso de las advertencias y el número de obreros españoles en Philips siguió creciendo cada vez más. Pronto ya no sólo vinieron de Extremadura sino de todas las regiones de España. Los alojamientos en los anteriores campamentos de estado no eran ideales y por eso Philips decidió construir dos residencias propias. En el mes de septiembre de 1964 terminaron la construcción de El Pinar, situado en el pueblo de Maarheeze, y en enero de 1966 la de El Prado, situado en Eindhoven en la calle Beemdstraat, en la zona industrial de De Hurk. El 24 de junio de 1966 El Prado fue consagrado por Monseñor Th.G.A.Hendriksen, obispo auxiliar de Utrecht. Después de esta ceremonia Frits Philips inauguró la residencia en una ceremonia oficial. En El Pinar había alojamiento para 350 personas y en El Prado para 250 personas.

El mayor problema fue encontrar alojamiento para todos estos “contingentes” de españoles. Fue difícil y caro. Además todos los esfuerzos tenían que ser dirigidos hacia el carácter provisional de la contratación de obreros extranjeros. Los campamentos residenciales casi siempre se ubicaban en lugares apartados, condicionando el contacto con la sociedad holandesa y limitando así la integración en vez de estimularla.29 Se recomendó no invertir dinero en edificios o campamentos pues, como consecuencia de ello, el alojamiento de los españoles podría obtener un carácter permanente. Aparte de esto los españoles debían ser empleados sólo en aquellos puestos de trabajo que desaparecerían a corto pla29 30

Tinnemans 1994: 47. PCA 623.5 Informe 25-10-1963.

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Me vine con una maleta de cartón y de madera

Campamento en Someren, 1963 (CP)

Hubo más empresas que construyeron residencias propias para su personal. En 1971, en el pueblo de Beek en Donk, la empresa Thibodraad construyó una residencia para obreros españoles. La residencia se llamó Casa Trenta, con referencia a la calle Trentstraat, en la que estaba situada, pero los españoles la lamaron Casa Treinta. Al principio también vivían allí unos empleados de la empresa Van Thiel United. Para éstos se construyó más tarde otra residencia más pequeña, a la que los españoles pronto bautizaron como la Casa Treinta y Una. La Casa Trenta fue cerrada en 1982.

blo alegre de Someren, los obreros españoles de la fábrica de cartón Van Dam ocuparon sus puestos. Rebautizaron la residencia en Casa del Elefante porque la empresa Van Dam hizo propaganda con el eslogan de que sus cajas de cartón eran tan sólidas que un elefante podría pisarlas sin romperlas. Por lo que se refiere al alojamiento, los españoles en el sureste de Brabante tuvieron más suerte, en general, que sus paisanos en la región de las grandes ciudades del oeste de Holanda donde pedían precios abusivos por habitaciones miserables. Según el ayudante Van Stratum del Servicio de Extranjería, no existió tal aprovechamiento en Eindhoven y sus alrededores aunque los obreros extranjeros pagaban por su habitación algo más que los estudiantes holandeses de la Universidad Técnica de Eindhoven. Los empleadores en la provincia de Brabante, en cualquier caso, cuidaron mucho más de sus trabajadores extranjeros que los fabricantes en la región de las grandes ciudades del oeste de Holanda. El padre Jaime Driessen, sacerdote de los españoles en el sureste de Brabante, le dijo en 1965 a un periodista del periódico Eindhovens Dagblad que los ocupantes de las residencias de ancianos holandeses tendrían envidia al ver el confort en las residencias de los obreros españoles de Philips.32

Happy community La inauguración de las residencias de Philips de El Pinar y de El Prado significó el cierre de las residencias más lejanas. En el caso de la residencia de Someren el Dr. van Erp el Servicio Médico de Philips lamentó esta decisión porque había comprobado que la baja por enfermedad allí estuvo muy por debajo del promedio. Lo atribuyó al hecho de que esta residencia se encontraba en la inmediata proximidad de un pueblo con buen ambiente y que los habitantes daban la impresión de formar una happy community (comunidad feliz ).31 Después de que los obreros españoles de Philips dejaran con desgana el pue31 32

Erp 1967: 1915. Houtert 1965.

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Vivir y trabajar

Barrer el suelo

suelos. Se quejó ante el Ing. R.van Dijk, miembro del Consejo de Administración de Philips. Este escribió una carta al Departamento de Asuntos Sociales, de la que le mandó una copia al Sr. Frits Philips y añadió : “Por fuentes muy diferentes he sabido hace poco que nuestros obreros españoles se sienten ofendidos por tener que barrer el suelo junto a las cadenas donde los chicos y chicas holandeses están ensamblando aparatos.”33

El mismo día de su llegada en febrero de 1963, los primeros noventa obreros españoles de Philips fueron sometidos a unas pruebas para comprobar si reunían las cualidades para trabajar con las máquinas. José Gutiérrez: “Esas pruebas las hemos hecho durante dos días hasta hartarnos. ¡ Queríamos trabajar con máquinas auténticas! ¿ Sabes qúe máquina me dieron a mí? ¡ La escoba ! Dije yo: “¿Es que he hecho todo el viaje a Holanda para barrer el suelo aquí ?” En España este trabajo era despreciado: era trabajo para mujeres. Tenía vergüenza, sobre todo al entrar en la oficina, donde las mujeres me miraban, y me sentía como si no sirviera para nada. Con todas mis fuerzas intenté salir de la limpieza; hice incluso cosas que no se podían hacer. Rompí la escoba, por ejemplo, o me senté ostentosamente en la escalera. Y dije: ¡ ESTO NO !”

Sólo a tres meses de su llegada uno de los españoles del primer grupo falleció por un accidente laboral. Se trató de Eladio Albarrán Palomero, de 24 años y natural de Carcaboso, Cáceres. Eladio falleció trabajando en el Servicio Doméstico, después de sufrir una caída mortal al romperse un cable del ascensor de los limpiacristales en que se encontraba. Hubo un gran abatimiento entre los españoles. A la misa de difunto, en la iglesia del pueblo de Someren, asistieron casi todos los obreros españoles, una representación del consulado español, delegados de Philips y muchos habitantes del pueblo de SomerenEind. Los vecinos del barrio donde estaba situada la residencia, pusieron una corona de flores y los jovenes de Someren ofrecieron arreglos florales. Después de la misa de difunto Eliado fue repatriado a Extremadura. Albert van Dijk cubrió los hechos de la triste despedida en el periódico Philips Koerier: ”Un último

Gran parte del primer grupo fue empleado – bajo muchas protestas – en la limpieza. Unos meses después los españoles consiguieron respaldo de fuentes oficiales. El Sr. López Rodó, un alto cargo de Madrid, fue de visita a Eindhoven y vió con sus propios ojos que sus paisanos no ejecutaban actividades industriales sino que fregaban y limpiaban los

Eladio Albarrán. Esta foto adornaba la lápida de su tumba en su pueblo Carcaboso. (CP)

33

PCA 624.5 Carta 22-11-1963.

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Edificio del accidente (CP)


Me vine con una maleta de cartón y de madera

José Gutiérrez y Raimundo Blanco del primer grupo de la emigración ‘philipsiana’ en su 25 aniversario en Philips (1988). José Gutiérrez sigue residiendo en Eindhoven. Raimundo Blanco falleció en junio de 2005. (CP)

adiós : Los rayos de las luces del coche fúnebre se disolvieron en la oscuridad. Eladio Albarrán emprendió el viaje de regreso a su pueblo.” 34

José Gutiérrez y Raimundo Blanco del primer grupo de la emigración ‘philipsiana’ en su 25 aniversario en Philips (1988). José Gutiérrez sigue residiendo en Eindhoven. Raimundo Blanco falleció en junio de 2005.

Después de este accidente mortal y quejas como las del Sr. López Rodó, Philips dejó de reclutar a obreros españoles para trabajos de limpieza. A los españoles, que trabajaban en el Servicio Doméstico, les encargaron otras tareas más ‘masculinas’. Medio año después de llegar a Eindhoven el primer grupo finalmente fue autorizado a trabajar con las máquinas en la fábrica. Gutiérrez: “Me pusieron en el departamento de Productos Metálicos y allí seguí trabajando hasta jubilarme. Siempre me ha gustado mucho este trabajo.”

Viaje en autobús El madrileño Sr. López Rodó supo en Eindhoven que había casos en que Philips estaba alojando a sus paisanos a una distancia de más de cincuenta kilómetros de las fábricas. Esto tampoco le gustó e hizo preguntas críticas. Al parecer no se había enterado de la gran falta de viviendas en Holanda. Todos

Autobus (CGN)

34

Philips Koerier 19 (32), 1-06-1963, 10.

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Vivir y trabajar

según andemos de las unidades. ¡Y así, compañero, no te entristezcas y vive con ilusión que no vale la pena el estar triste, ya que esto no conduce a nada, ¡alégrate! que un corazón alegre mata más microbios que todos los antibióticos juntos!35

los días laborables los españoles eran llevados en autobuses de ida y vuelta a su trabajo en Eindhoven, un viaje que a veces duraba más de una hora, según se puede desprender de un comentario del andaluz Marcos Martín Ramírez, de 25 años, persona que estaba dotada de mucha imaginación y que trabajaba en Eindhoven en el departamento de Productos Metálicos.

Marcos Martín salió airoso con bastante humor pero esto estaba fuera de las posibilidades de otros muchos españoles.

En el periódico Philips Koerier del 27 de junio de 1964 Marcos relata cómo trató de hacerse la vida en Holanda un poco más agradable y alegre. Vivía en la residencia de Horst-America, cada mañana el despertador sonaba a las cinco y media y Marcos tenía que darse prisa para no perder el autobús: ‘¿Qué hago? ¿Ponerme triste? ¡No, no, todo lo contrario! Pienso que voy de viaje, ¿de viaje? ¡Sí, de viaje y a Sevilla! Claro que sí, sí estoy en Holanda, y en HorstAmerica, pero yo me hago la ilusión que estoy en mi pueblo. ¡Cojo el autobús y, zás a Sevilla! Y al pasar por Helmond, pienso que es Triana, nada menos que con el famoso Guadalquivir, y entre sus altos tejados diviso la alta silhueta de una torre: ¡Mi Giralda! … Ya hemos llegado a Geldrop. ¿A Geldrop? ¿No ves que es la plaza de armas? ¡Ah, ya se ve el viaducto de Eindhoven! Sí, esas son las murallas de la Macarena y su famoso arco triunfal, pues sí, estamos en la Macarena. … ¡Y ahora a la escuela! ¿A la escuela? ¡Sí y a la primaria! ¿No ves que estás todo el día haciendo cuentas y leyendo unidades? Y no me digas que no, que de quince en quince días nos dan las notas

Departamentos de producción pesada La mayoría de los obreros españoles fueron empleados como trabajadores por turnos en los departamentos de producción pesada como Cartón Ondulado, Fábrica de Vidrio, Productos Metálicos y Tubos de Rayos Catódicos. El departamento “Cartón” era un símbolo entre ellos. Todavía ahora los españoles jubilados le dicen a su esposa, cuando salen para echar una partida de cartas en el Centro Español: “Me voy al Cartón” La mayoría de los españoles trabajó en el departamento de Tubos de Rayos Catódicos o sea, en su propias palabras, el departamento de las Pantallas. Era un trabajo duro que tuvo como consecuencia que a muchos de ellos les quedaron dolores crónicos de espalda. Manuel Gómez Pérez: “Al ver que eras fuerte, decían ‘¡Es buena persona para Tubos de Rayos Catódicos!’ Yo también trabajé allí durante veinte años,

Departamento “Pantallas” (CGN)

35

Departamento “Cartón” (CGN)

Philips Koerier 20 (36), 27-06-1964, 10.

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Me vine con una maleta de cartón y de madera

Pensionistas jugando a las cartas en el Centro Español Eindhoven, mayo 2006. (CP)

nes en el departamento donde serían empleados, el día después de su llegada. La foto fue publicada en aquella época en la revista para el personal de Volt Contact y todos los obreros españoles recibieron una copia. Florencio Granado utilizó la foto como postal y se la mandó a su hijo mayor que estaba en Extremadura.

pero era un trabajo muy duro. En aquella época los tubos de rayos catódicos pesaban 16 kilos la pieza y a menudo uno tenía que levantar 180 de ellos cada hora.” A finales de 2006 cayó el telón para la sucursal en Eindhoven de LG Philips Displays (LPD) y los últimos españoles, que trabajaban allí, fueron despedidos.

“Para mi querido hijo, con todo cariño. La foto fue tomada al día después de nuestra llegada a Holanda cuando nos enseñaron nuestros sitios de tra-

En esta foto de 1963 salen los obreros españoles de Volt participando en una sesión de instruccio-

Instrucción de los recién llegados. (CP)

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Vivir y trabajar

Tarjeta postal de Florencio Granado. (CP)

bajo. La persona con los ojos cerrados es el intérprete. Esta foto salió en la prensa y luego a todos nos dieron una copia aunque no hemos salido bien en la foto porque casi no se nos puede distinguir. Nos están enseñando el departamento de televisores porque allí es donde estamos trabajando. Tuvimos mucha suerte. La foto se sacó de improviso y yo estaba mirando hacia atrás en aquel momento; por eso sólo puedes ver mi cabeza, nada más. Muchos besos para mis tres hijos y mi esposa. Florencio Granado.”

Antiguas fábricas de textil Los fabricantes de textil en el sureste de Brabante reclutaron personal sobre todo en Barcelona y sus alrededores, donde también había producción de textil de modo que podían contratar a personas con experiencia. Tejedores en su propio domicilio, por ejemplo, que esperaban ganar en Holanda un poco más durante cierto tiempo. En general se trataba de gente con más estilo urbano. Eran diferentes de la

Obreros españoles en la fábrica de textil Pessers, Geldrop 1963. (CP)

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Me vine con una maleta de cartón y de madera

pañoles. Contó lo siguiente: “Había un español, llamado Pizarro, que estaba llorando después del incendio. “¡Ahora que tengo trabajo, dijo, ahora que gano mucho dinero, sucede esto y, de golpe, ya no me queda nada!” Estaba pensando que ya no le pagarían más y no sabía que la empresa estaba asegurada contra esta clase de calamidades.”

gente de los pueblos agrarios de la provincia de Cáceres y también de la gente de la provincia de Brabante.

José Díaz salió en 1963 de Barcelona para ir a trabajar en el pueblo de Geldrop en la fábrica textil de Pessers y contó:

El mismo Pizarro sólo había gastado, durante tres meses, tres florines y medio (setenta pesetas) en gastos personales y había remitido el resto del dinero a su esposa. Los obreros españoles tenían que pagar de sus sueldos cierto importe por gastos de alojamiento, otra parte del sueldo era remitido automáticamente a su familia y del dinero que quedaba podían disponer libremente. Cuando les sobraba de este dinero solían entregárselo al funcionario del departamento de personal que lo remitía a España. Por tanto, en el departamento de personal podían comprobar exactamente con cuánto dinero de su sueldo se quedaban los españoles. Los tres florines y medio que había gastado Pizarro, probablemente habrían sido empleados en comprar sellos.

“Una noche de febrero de 1963 llegué a Geldrop, un pueblo sin mucha iluminación, junto con otros dos españoles. Eramos de Barcelona, una ciudad grande y Geldrop era un pueblo muy pequeño en aquella época. Al otro día, por la mañana, fuimos a pie a la fábrica textil. Hacía mucho frío y, al salir de casa, nos sorprendió la gruesa capa de nieve en la calle y nos llevamos un susto tremendo. Una vez llegados a la fábrica tuvimos otra desilusión porque era una fábrica bastante antigua, con máquinas anticuadas y nosotros pensábamos que por aquí habría maquinaria más moderna. Pronto nos dimos cuenta de que los holandeses que trabajaban allí, pasaban más estrecheces de lo que habíamos imaginado. Al final del día laboral no se quitaban el mono sino que se ponían encima el abrigo, luego se ponían la gorra y volvían a casa en bicicleta. Yo era de ciudad, llevaba ropa bonita y me miraban mucho cuando me cambiaba la ropa después del trabajo.

Ganar mucho en poco tiempo Muchas empresas tenían una enorme falta de mano de obra pero, a diferencia de la empresa Philips, no consideraron la contratación de españoles

Me contrataron como mecánico pero siempre he trabajado en el departamento de torcer hilos. Tenía que trabajar duro y hacer muchas horas extras para ganar un poco más, pero la gente de la fábrica era simpática y te ayudaba. Seguí trabajando allí hasta que cerraron la fábrica.”

El 4 de marzo de 1964 gran parte de la fábrica textil de Diddens & van Asten en Helmond fue reducida a cenizas. A las ocho de la tarde dos empleados españoles descubrieron el incendio y, gesticulando, avisaron a un colega holandés. El proceso de producción estuvo parado un buen rato.36 La Sra. Tineke Berkers–van Schijndel trabajó en el departamento de personal, hablaba español y estuvo muy implicada en las gracias y las desgracias de los obreros es-

36

Francisco Carbonell con su hijo mayor en el snackbar, Geldrop 1974. (CP)

Ruiten Troef 8(11), abril 1964, 2.

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Vivir y trabajar

como una solución estructural y por eso les ofrecieron, la mayoría de las veces, un contrato anual. Los empleados españoles, por otro lado, tampoco tenían la intención de quedarse en Holanda por más de un año o dos. Querían ganar la mayor cantidad de dinero en el menor tiempo posible, de modo que pudieran regresar cuanto antes a España para montar un negocio.

una autoescuela, una empresa de transporte o una agencia de viajes. Gran número de españoles, sin embargo, en contra de lo que era de esperar, siguió trabajando en Philips hasta alcanzar la edad de jubilación.

Miguel Carvajal: “En 1964 fui a Brabante para encontrar trabajo temporal. Un primo mío ya trabajaba aquí y me lo sugirió porque en España tenía que cumplir el servicio militar. Para evitar la mili, dejé de trabajar en la cinta de producción y partí para Holanda con mi primo. Por unos meses, pensaba. Empecé en la fábrica textil Vlisco pero me despidieron al cabo de dos semanas porque llegué tarde una vez. Luego trabajé en la fábrica Seven Up en Maarheeze pero sólo fue durante el verano. Después encontré empleo en la fábrica de cinc en Budel pero el trabajo allí era tan malo para la salud, que sólo lo aguanté durante dos meses. Luego trabajé un tiempo en un matadero de gallinas, pero esto tampoco me gustó. Al final me presenté en Philips y, al enterarse dónde había trabajado, me dijo el Jefe de Personal : “¡ De eso nada, cinco fábricas en un año!” Luego dijo : “Vale, te doy un contrato bajo la condición de que, durante los primeros cinco años, no dejes Philips.” Me jubilé anticipadamente pero sí he podido celebrar mi cuarenta aniversario de trabajo en Philips. Y siempre trabajé en el mismo departamento.”

Había algunos españoles más emprendedores que no esperaron hasta ahorrar el dinero suficiente y regresar a su pais para montar el negocio deseado. Ya empezaron en Holanda con esta actividad. Francisco Carbonell: “En 1962 salí de Barcelona y llegué al pueblo de Geldrop, donde empecé trabajando en la industria textil. Más tarde encontré un empleo en la empresa Philips en Geldrop. Desde joven ya quería montar un negocio propio y en 1974 abrí un snackbar en Geldrop. Trabajaba hasta las cuatro y media de la tarde en Philips y luego abría la puerta del snackbar a las cinco. Seguí con el snackbar sólo un año porque esta combinación de trabajo fue demasiado dura, sobre todo para mi anterior esposa. Luego también trabajé de huevero durante seis o siete años. Repartía a domicilio huevos y pollos pero también carne de cerdo, por ejemplo. Esto también lo hacía después de terminar el trabajo diario en Philips. Cuando me jubilé anticipadamente monté una tienda española en Eindhoven que ahora lleva mi hijo.” Otros antiguos obreros españoles de Philips montaron por ejemplo un bar o restaurante español,

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Me vine con una maleta de cartón y de madera

INTERMEZZO

Remigrantes en Guadalupe

Guadalupe es un pueblo pintoresco, dominado por el convento de Nuestra Señora de Guadalupe, la madona negra y santa patrona de Extremadura. Durante los últimos años está atrayendo a tantos peregrinos y turistas, que casi todos los habitantes del pueblo pueden vivir bien de esto. En los años sesenta, sin embargo, había tanta pobreza que decenas de hombres se vieron obligados a dejar su pueblo serrano para poder ganar mucho dinero en poco tiempo en las fábricas de Brabante. Pablo Gonzalo era uno de ellos. Empezó a trabajar en la empresa Philips pero rescindió su contrato para ir a trabajar en la empresa textil Diddens & van Asten en Helmond porque en esta fábrica podía hacer más horas extras.

fines de semana. Más tarde fue a trabajar, junto con su esposa, a Alemania donde podía trabajar más horas. Los abuelos se quedaron con los hijos en Guadalupe. Con el dinero que Pablo y su mujer ganaron en el extranjero montaron una tienda en su pueblo natal que marchaba bien.

Pablo Gonzalo con su mujer e hija delante de la tienda en Guadalupe, 2005. (CP)

Angel Fuentes Collado también nació y se crió en Guadalupe. Partió en enero de 1965 para Brabante, animado por su hermano que trabajaba en Philips. Encontró un empleo en la fábrica textil Vlisco y su hermano decidió ir a trabajar en Vlisco también, de modo que podrían estar juntos en Helmond. Angel contó que el trabajo en la industria textil era duro y que pagaban mal. Después de más de un año renunció y fue a trabajar en la Entrepose, una empresa que instalaba tuberías de gas. Trabajó en muchos sitios diferentes, sobre todo en el oeste y el norte del país.

Pablo Gonzalo con cinco paisanos en el campamento de Sevenum, 1963. (CP)

En 1961 el sistema del sábado libre y la reducción de la semana laboral de 48 horas a 45 horas habían sido introducidos en Holanda como conquistas sociales. ¿Qué haría un obrero extranjero, sin embargo, con todas esas horas de ocio si había llegado a Holanda para trabajar tantas horas a la semana como fuera posible? Pablo se aburría en la residencia del pueblo de Sevenum durante los largos

El hijo de Ángel tiene una tienda de recuerdos, situada en la plaza central del pueblo y su hija tiene 14


Vivir y trabajar

Documento de identidad de Angel Fuentes Collado, 1965. (CP)

otra en una de las calles principales. En la tienda tiene instalado un ordenador portátil y sólo le lleva unos segundos mostrar la página web de Miguel Ángel Luengo en la pantalla. Padre e hijo miran una foto en la que figuran muchas personas mayores de Guadalupe. Gente como Ángel, que ahorró un poco de dinero en Brabante para montar un negocio en su propio país, por ejemplo una tienda como ésta.

ses de su regreso murió, todavía joven. Lo mismo pasó con un compañero suyo del pueblo con quien trabajó en el mismo departamento de Vlisco. En aquel departamento utilizaban varios ácidos para la construcción de paneles para Philips, probablemente destinados para mantas eléctricas. Ángel sospecha que las muertes de ambos tienen que ver con el trabajo peligroso que realizaron, pero nunca se ha podido averiguar.

El hermano de Ángel acabó mal. A pocos me-

Comprobante de despido de Angel Fuentes Collado, 1966. (CP)

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3. SEXO Y PICANTE

Exótico

Al principio los cocineros holandeses de las residencias pensaban que la comida tenía que ser ante todo muy picante y por eso añadían buena cantidad de condimento picante indonesio (sambal). La cocina holandesa está muy influenciada por la cocina indonesia porque Indonesia es una antigua colonia de Holanda. A los españoles esto no les gustaba nada de modo que buscaron un intérprete para hablar con los cocineros.

La mayoría de los españoles eran personas trabajadoras que causaban pocos problemas; respondían a una necesidad imperiosa de mano de obra y, por lo general, el patrón se esforzaba por hacerles la vida en Holanda lo más agradable posible.

José Gutíerrez: “La comida, al principio, no era española y tampoco holandesa. Tenía que ser parecida a la comida española pero habría sido mejor poner comida holandesa normal.”

Los españoles tenían que acostumbrarse a algunos alimentos holandeses. No conocían el uso de mantequilla o margarina y no les gustaba. La leche evaporada para café, muy típica en Holanda, tampoco la habían probado nunca.

En 1963 José Díaz llegó en tren a Roosendaal, en la frontera de Holanda. : “Desde allí continuamos en autobuses pero primero nos ofrecieron un almuerzo frío. Tomamos un café y echamos mucha leche pero resultó que era leche evaporada para café y sabía muy mal. Peter Weerts, cocinero en la residencia “El Pinar”: “ ¡ Increible, cuánto azúcar pusieron en una taza de café! No utilizaron una cucharita sino una cuchara sopera”.

Dos cocineros en El Pinar, 1974. (CP)

Todo fue organizado para ellos de la mejor manera posible, también la comida, con excepción de las de los antiguos campamentos de Estado. Los holandeses a menudo tenían una imagen bastante estereotipada de los españoles. Pensaban que tenían mucho temperamento y que les gustaban los bailes apasionados y las comidas picantes. Las pimientas rojas, por ejemplo, se llaman en holandés pimientas españolas. Como si todos los españoles fueran unos botafuegos apasionados que necesitaban una buena ración de guindillas diaria.

Leche mazada era otro producto tipicamente holandés que les daba asco, ya que casi ningún español podía acostumbrarse. Lo mismo pasaba con el pescado crudo. Josefa Silvo lleva 37 años en Eindhoven y quiere regresar definitivamente a España : “Nunca he comido arenque y le dije a mi marido: “No regresaré a España sin haberlo probado.” Pero siempre lo iba aplazando. Dicen que es sano pero .. “ Algunos españoles se llevaron de casa comestibles que ahora se venden en todos los supermerca1


Me vine con una maleta de cartón y de madera

Cocinar en Holanda. Página del Guía del Emigrante en Holanda, 1971. (GEH)

dos pero que en aquella época eran muy exóticos. Aceite, ajo y chorizo, por ejemplo.

oliva. No sólo era por el sabor característico del aceite sino, sobre todo, porque éste causaba diarrea. Ahora se puede encontrar en casi todas las cocinas holandesas una botella de aceite de oliva y, hoy en día, todos los carniceros venden chorizo.

Antonia Klerkx - Serrano, primera generación de españoles en Holanda : “¿Quién comía antes ajo en Holanda ? Nadie. Al principio me llevé chorizo de España. Sin embargo, cada vez que subía en ascensor con mis colegas, me miraban y me decían : “¿ Quién ha comido ajo ? ¡ Qué mal huele por aquí !” Entonces les respondía: “Anoche fui a comer al chino y por eso huele a ajo. No me atrevía a decir que había comido ajo en casa.”

Comidas adaptadas para los españoles Hay pocos temas sobre los cuales se ha discutido tanto y sobre los que se ha gastado tanto papel como el de la comida en las residencias, aunque había algunos emigrantes que sabían relativizar mucho los problemas, como lo hizo un habitante de la antigua residencia de Middelbeers : “No lo aguanté ni siquiera un año porque no me gustaba nada vivir

Al principio de los años sesenta casi nadie en la provincia de Brabante se atrevía a tomar aceite de

Hacer la comida en el campamento de Sevenum, 1963. (PCA)

Seis cocineros en El Pinar, 1974. (CP)

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Sexo y picante

entre tantas personas, cada una con sus propios problemas. Los que habían sufrido la mayor pobreza en España, eran los que más se quejaban de que la comida no era buena, que no les gustaba. Gente que en su pueblo ni siquiera tenían todos los días una comida caliente, no tocaban la comida en la residencia.”

personas que trabajaban allí como gerentes y cocineros, también eran hombres. Sólo en la cocina trabajaban mujeres holandesas que servían las comidas, fregaban y limpiaban durante la semana. Peter Weerts : “Todo funcionaba perfectamente con esas mujeres. También tenían mucha influencia sobre los hombres. Había unos que siempre se quejaban de la comida y entonces una de las mujeres dijo: “Deja ya de dar la lata y cómete la comida con gusto.”

Peter Weerts, cocinero en El Pinar: “Es verdad que cocinábamos casí exclusivamente comida española : tortilla y otras muchas cosas más. También preparábamos cazuelas con garbanzos o lentejas. No servíamos comidas típicas holandesas como patatas, col roja y carne estofada. Estas cosas no las conocían y por eso no fueron preparadas. Sólo cocinábamos a la española, dentro de lo posible, claro.”

En los años sesenta también trabajaban en El Pinar dos mujeres españolas que lavaban los platos cuando las mujeres holandesas no estaban. Con esas mujeres no se jugaba; dejaban muy claro hasta dónde se podía llegar.

Ruth Verbeet, gerente de El Pinar: “La comida estaba adaptada a la cocina española. Los típicos platos españoles sólo los podían preparar ellos mismos. Incluso contratamos a unos cocineros españoles durante un tiempo pero fue un desastre. No funcionó tampoco.”

Benny Weerts, cocinero en El Pinar: “ Eran María y Petra, dos mujeres españolas. Nunca olvidaré que quise decirle algo a Petra y le puse la mano un segundo en el hombro. En seguida respondió: ¡Qué haces…¡”

En una residencia sólo vivían hombres y las

Comida en El Pinar, 1973. (PCA)

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Me vine con una maleta de cartón y de madera

Baile en casa de los padres de la administradora de personal de Diddens & Van Asten, Helmond 1965. (CP)

La moral sexual

te distancia de una chica pero en Holanda los chicos podían pegarse más a la chicas.

Una de las cosas que más sorprendió a los emigrantes españoles fue la moral sexual de los años sesenta en Holanda . Era mucho más libre de lo que estaban acostumbrados. Se sorprendían con el trato mucho más fácil entre los hombres y las mujeres, con las parejas enamoradas que se besaban en público y con los anticonceptivos, que en 1962 ya habían llegado al mercado en Holanda. El uso de la píldora estuvo prohibido en España hasta entrados los años ochenta porque era considerado un acto pecaminoso por la iglesia y el estado.

De repente el sureste de Brabante se llenó de grandes grupos de hombres de aspecto moreno: esto ocurrió en tiempos en que la gente sólo muy raras veces se comparaba con extranjeros. Por muy bienvenidos que fueran, siempre había temor de lo desconocido y los peligros más grandes se hallaban en el terreno sexual : miedo de enfermedades venéreas, por ejemplo, o el temor de los padres a que su hija llegara a casa con un español o, incluso peor, que se quedara embarazada de un español. El primer grupo de obreros extranjeros de Philips fue recibido con sentimientos contradictorios por los habitantes del pueblo de Someren. Por un lado los hombres del mediterráneo recibieron buena acogida, por otro lado su llegada causó bastante inquietud. Incluso el cura del pueblo intervino, como contó Gutiérrez : “El cura había anunciado en la iglesia que un gran grupo de españoles llegaría y que las chicas tendrían que tener mucho cuidado porque los españoles sólo se quedarían por un año y casi la mitad de ellos estaba casado.” Esto no impidió que se les aceleraran los latidos del corazón a muchas mujeres de Someren al ver que tantos “Don Juanes” aparecieron en el pueblo. Parece que incluso se produjeron casos en que las autoridades municipales y las de Philips tuvieron que intervenir en relaciones entre emigrantes españoles y mujeres de Someren.38

Lo que llamó también la atención fue que en Holanda la gente bailaba más apretada que en España.37 En España un chico debía mantener bastan-

Baile en casa de los padres de la administradora de personal de Diddens & Van Asten, Helmond 1965. (CP)

37 38

Smets 1964: 15. Luengo Tarrero 2003a.

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Sexo y picante

Horst-America, 1963. (PCA)

A pesar de todas las advertencias muchas chicas se enamoraron de aquellos chicos españoles guapos y morenos. La idea solamente hacía temer a los padres. En cuanto los conceptos de amor, sexo y matrimonio salieron a escena se hizo una distinción clarísima entre “propio” y “ajeno”.39 La mayoría de los padres prefería que su hija mantuviera relaciones con un chico de Brabante y no con un extranjero. Más tarde iban considerando menos como “extranjeros” a los españoles a consecuencia de la llegada de turcos y marroquíes, porque los holandeses empezaron a visitar en masa las playas españolas y porque España ingresó en la Comunidad Europea; ahora, de golpe, resultaba que holandeses y españoles eran todos miembros de la misma familia europea.

cha por los bonitos tatuajes que lucía”, fue examinado para verificar si sufría de sífilis pero resultó que no había incubado nada. El doctor van Erp concluyó en la “Revista para Medicina”, que la colonia de españoles no constituía ningún peligro para la salud pública.41 En el informe interno para Philips sí formuló la siguiente advertencia : “Aunque la mayoría de los españoles viene a Holanda para ahorrar dinero y llevar una vida muy decente, siempre habrá algunos que se arriesgarán a coger infecciones venéreas. Generalizando se puede decir que los solteros y la gente que vienen de las ciudades correrán mayor riesgo que la gente del campo y los casados.” A continuación concluye de forma tranquilizadora: “La mayoría de nuestros obreros son gente casada, que viene del campo de Extremadura.”

Concentraciones de hombres

En la Philips eran conscientes de la desventaja de las concentraciones de hombres que poblaban las residencias. Una cita de un informe interno de 1970 dice: “La consecuencia es que muchos (sobre todo en los fines de semana) buscan sus placeres sexuales por otro sitio, en particular en Bélgica, el país vecino que está a sólo 30 kilometros.”42 En El Pinar solucionaron el problema internamente de otra manera.

El doctor T. van Erp del servicio médico de Philips, escribió en 1966, en un informe interno: “Existe el miedo de que el obrero extranjero constituya un fuente de enfermedades venéreas.”40 Este miedo resultó infundado porque sólo descubrió dos casos de gonorrea. En el primer caso se trató de un madrileño y en en otro de un hombre que lo había cogido en Eindhoven. Un obrero que había “despertado sospe39 40 41 42

Mak 2000: 136-137. Véase también Hondius 2001: 207-234. Erp 1966, PCA 624.5. Erp 1967: 1913 PCA 624.5.

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Me vine con una maleta de cartón y de madera

Peter Weerts, cocinero en El Pinar: “En el fondo me da vergüenza contarlo. Siempre venía una, pues, ya sabes ...., no me atrevo a estimar su edad pero sí era una mujer de edad bastante avanzada. Se tumbaba en una cama en una de las unidades dormitorio y lo que siguió era igual que una consulta médica. La gente hacía cola. Al ver acercarse a esa mujer tan fea, nos decíamos el uno al otro : “¡ Tiene buen negocio hoy!” Sobre todo a finales del mes había una cola de unas veinte personas. ¡Pues claro que se formaban grupos, pero si estaban esperando...! Entonces veiamos cómo entraba uno y luego otro y otro. ¿Si Philips lo aprobó? No sé, pero no obstante ocurría. Pero escucha, son cosas que simplemente ocurren, es parte de la vida.”

de obra extranjera. Parece que nacieron bastantes enredos entre las esposas de los hombres de Helmond, que trabajaban en Alemania, y los emigrantes españoles. Estas mujeres de Helmond estaban solas durante la semana y los hombres españoles estaban alejados de sus esposas en España durante muchos meses. Tales enredos podían inducir a fricciones en los matrimonios y a inquietud en la comunidad. Además no favorecieron la reputación de los emigrantes españoles y tampoco la de las mujeres de Helmond.

La antropóloga Gerdy van der Stap describe en su novela Nestspel (Juego de anidar) lo que la llegada de un español originó en las mujeres del barrio de obreros de Delft de su juventud:

Tener piernas firmes El ayudante Van Stratum del servicio de inmigración le dijo en 1965 a un periodista del Eindhovens Dagblad que no había tantos descarriamientos entre los españoles . “ Sería de aplaudir, sin embargo, si las mujeres y chicas holandesas no le hicieran la vida tan difícil a esos hombres. Resulta que el extranjero sigue teniendo una fuerza de atracción enorme sobre ellas. Y entonces es lógico que cueste mucho mantener las piernas firmes si te lo hacen tan difícil. Sólo unas piernas firmes podrían resistir al lujo y los hombres del mediterráneo, en general, no las tienen tan firmes...”43

“Siguiendo el ejemplo de los vecinos Vogelaar los padres de Manus habían reformado también el desván. Allí hospedaban ahora a obreros extranjeros. El español y los dos turcos trabajaban todos en la fábrica de cola, situada en la calle Rotterdamseweg. El español que vivíá en casa de Manus, trabajaba los sábados en la tienda de Sjaak Kwelder, el verdulero de dos calles más adelante. Sjaak estaba muy contento con su nuevo asistente: “Esos tíos morenos saben trabajar mucho”. Las amas de casa del pueblo también estaban muy contentas. Manolito era un chico de unos veinticinco años de edad... Durante la semana las

Un emigrante de la primera generación: “Al principio me costaba mucho acostumbrarme a, digamos, la libertad, a la manera en que las mujeres se manifestaban. España era un país con normas muy estrictas y severas en aquella época de Franco. En Holanda, por ejemplo, las mujeres fumaban en la calle. En España no se veía esto nunca porque sólo lo hacían las rameras. Aquí lo hacían por todas partes.”

Al principio de los años sesenta muchos hombres de Helmond trabajaban en Alemania, sobre todo en la construcción. Había trabajo suficiente en Helmond pero en el país vecino podían ganar más. Para el trabajo no cualificado, a menudo sucio y mal pagado, en la industria de Helmond se contrató mano

43

Fiesta española-holandesa de José Díaz en Geldrop, 1963. (PC)

Houtert 1965.

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Sexo y picante

Seguro que en Helmond, Geldrop, Someren o Eindhoven también habrán paseado Manolitos guapos, que tenían que afrontar las miradas descaradas de las mujeres de Brabante. Sin embargo, la mayoría de los españoles del sureste de Brabante era trabajadores de campo, procedentes de pueblos pequeños, que apenas se atrevían a mirar a la cara a las mujeres y que, por supuesto, no gastaban su dinero, ganado a duras penas, en las chicas ligeras de cascos. La mayoría de ellos no era tan heróicos y había venido a Holanda principalmente para darles una vida mejor a sus familias.

mujeres del barrio no dejaban de hablar sobre él : “¡Oh, qué guapo es, y tiene los ojos tan fogosos! ¡Son como carbón, de negros que son! “ Los sábados ya no había mujeres con rulos entrando en la tienda. Se acabaron los mechones grasientos, saliendo por debajo de los pañuelos, se acabaron las zapatillas y las caras de sueño sin lavar y ya no había peleas sobre a quién le tocaba el turno. Los sábados la tienda estaba de bote en bote. Las todas admiradoras de Manolito pasaban por la tienda aunque fuera sólo para comprar un manojo de apio. («Es que ayer se me olvidó comprarlo).”44

El guapo “Manolito” de Philips en Eindhoven. (CGN)

44

Stap 1994: 78-80.

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Me vine con una maleta de cartón y de madera

INTERMEZZO

Enamorado en Geldrop

Aunque los padres de las parejas jóvenes quizás tuvieran sus objeciones, hubo un número bastante grande de matrimonios mixtos. José Díaz fue el primer español en Geldrop que se casó con una mujer holandesa.

Antes una mujer holandesa, al casarse con un hombre, que no tenía la nacionalidad holandesa, perdía automáticamente su nacionalidad. Cuando nos casamos acababan de modificar esta ley y mi mujer fue la primera mujer holandesa, que obtuvo una nacionalidad doble. Mantenía su nacionalidad holandesa y obtuvo también la española. El día de nuestra boda incluso recibimos una carta de felicitación de la Casa Real. El padre Driessen leyó esta carta en la iglesia.

“En febrero de 1963 vine de Barcelona a Geldrop para ir a trabajar en una fábrica textil. Por un año, pensaba, porque era mecánico de coches diplomado y tenía un buen empleo en Barcelona. También tenía novia y quería ganar más dinero durante un tiempo para poder comprarme una casa. El primer día en Geldrop, sin embargo, me encontré con una chica holandesa que sería mi futura mujer. Vivía cerca de la pensión donde compartí una habitación con otros dos españoles. Nos encontrábamos en la calle o en la tienda del barrio. Sólo tenía 23 años y ya tenía que tomar una decisión fundamental : ¿tomar a ésta o a la otra? A mi me gustaba más la chica de Geldrop pero no creí que fuera correcto mandar sólo una carta a mi novia en España para terminar la relación. Por eso me fui a Barcelona por Navidad para hablar con mi novia. El 4 de junio de 1964 me casé en Geldrop.

Ceremonia nupcial, Geldrop 1964. (CP)

Trabajaba, junto con por lo menos otros veinte españoles, en la fábrica textil de Pessers y el día de la boda a todos los españoles les dieron un día libre y pagado. ¡Un día libre y pagado para todos! La única condición fue que todos asistieran a la boda. Mis

Geldrop, 1963. (CP)

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Sexo y picante

Los obreros españoles de Pessers asistieron a la boda, Geldrop 1964. (CP)

padres vivían en Barcelona y no podían asistir. Tenían mucha ilusión de venir pero no pudieron pagar el viaje. Me acuerdo muy bien que mi madre estaba llorando al hablarme por teléfono. Fue un momento muy difícil. Pero yo estaba sólo en Holanda y tuve que adaptarme a las circunstancias de aquel tiempo. Sacamos muchas fotos y después de nuestra boda fuimos a España para que mis padres conocieran a mi esposa.

se mucho para sacar adelante a su familia numerosa. Le tenía mucho respeto. Tengo un sólo recuerdo penoso. Se trata del bautizo de mi hija. En España en el día del bautizo se hacía gran fiesta. Como mi mujer todavía estaba en el hospital habíamos dicho : “Sólo ofrecemos café y tarta y tomaremos unas cervecitas.” Llegó mi suegro, se tomó el café, se comió la tarta y nada más terminarla, se fue. Fue muy difícil para mi comprender esto. Hablé sobre el asunto con mi mujer y luego lo discutimos con mi suegro. Cuando éste, más tarde, empezó a conocerme mejor todo lo que hacía yo le parecía bien y al final me aceptó como a los demás yernos.”

Al principio los contactos con mis padres políticos fueron un poco difíciles. Pues sí, yo era diferente, era extranjero. Era una cosa un poco extraña a principios de los años sesenta. Mi suegro, sin embargo, era buena persona. Enviudó y tuvo que esforzar-

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4. CHOQUE CULTURAL

Añoranza

que comprara en la ciudad un pijama, porque él mismo no se atrevía. Había hombres cuyos límites fueron determinados por la fábrica Philips; fuera de este área se sentían amenazados y expatriados.

Para muchos hombres fue un gran cambio trasladarse del campo español a una ciudad industrial holandesa. A menudo eran hombres que venían de pueblos pequeños y aislados, donde los caminos todavía no estaban asfaltados y muy pocos se atrevían a pasar las fronteras de la región. Viniendo de comunidades donde todos se conocían y todos sabían todo de cada uno, llegaron a Eindhoven o Helmond, a un mundo totalmente diferente.

Sobre todo los hombres casados con una familia en España, que estaba esperando todos los meses con ansia el sueldo de Holanda, estaban afligidos por la añoranza. La emigración podía ser bastante traumática y hubo muchas personas que literalmente se pusieron enfermos. Entre los meses de julio de 1963 y junio de 1965 uno de cada diez obreros españoles de Philips sufrió de una úlcera de estómago. Era cinco veces más de lo que ocurría en un grupo semejante de obreros holandeses, comparable en cuanto a edad y trabajo.45 Este elevado número de úlceras de estómago fue el resultado y la expresión de dificultades de adaptación y añoranza.

Había hombres que apenas se atrevían a mostrarse fuera del campamento residencial o de la fábrica. La mujer holandesa de un emigrante español contó una historia que pasó cuando su marido vivía en uno de estos campamentos, en la época en que eran novios. Ocurrió que un compañero de su marido con quien compartía habitación, le pidió a ella

Antonio Herrero escuchando la radio, Eindhoven 1968. (CP) 45

Erp 1967: 1914.

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Me vine con una maleta de cartón y de madera

Eindhoven vista ciudad. (CP)

Era notable que se presentaban más úlceras de estómago entre los habitantes de los campamentos residenciales que entre los que vivían en pensiones particulares. Según el médico van Erp fue porque los habitantes de las pensiones tenían más intimidad, más influencia sobre su alimentación y quizás también porque eran otro tipo de personas , “que se apartan del rebaño y tratan de integrarse en la comunidad holandesa.”46 Las úlceras de estómago se manifestaban sobre todo al final del verano y en otoño, cuando todos habían vuelto a Holanda después de pasar las vacaciones con su familia en su país natal.

talleres, a menudo ruidosas, mal ventiladas y mal olientes. Tampoco tenían tradición industrial, en el sentido de tener familiares que trabajaban en fábricas, por eso prestaban atención insuficiente a las instrucciones con respecto a la seguridad en las empresas.47 Una queja, muy frecuente, era el dolor de pecho, que según el médico Van Erp era el equivalente español al dolor de cabeza, del cual casi nadie se quejó : “Parece que los españoles todavía guardan el concepto aristotélico del corazón como la sede del alma, lo que prueba el hecho de que cantan ‘Mi alma, mi corazón’.” Según él, el mejor tratamiento de este síntoma era tener paciencia.

La mayoría de los obreros españoles había trabajado antes en la agricultura y estaba acostumbrada al trabajo fisicamente duro al aire libre. Tenían dificultades con el trabajo monótono en las naves de

Durante un período de dos años cuatro españoles tuvieron problemas psíquicos tan serios que

Dehesa. (CP) 46 47

Erp: 1966: 2. Erp 1966: 7.

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Choque cultural

descubrió con dieciséis pacientes la temida enfermedad de la tubercolósis. En dos casos decidieron operar aunque sabían que era un asunto delicado someter a una persona enferma, tan lejos de su casa y su familia, a una intervención quirúrgica de tanto riesgo. El Sr. van Erp escribió de una manera un poco cínica : “La esposa, en general, no puede venir de España ya que es analfabeta y nunca se ha alejado de su pueblo más de la distancia que puede llevarla una mula. Sólo podría venir acompañada de unos padres, hermanos o primos y, preferiblemente, del cura del pueblo.”50

Ruth verbeek, gerente de El Pinar: “Ocurrió una vez que tenía que acompañar a su pueblo natal a un hombre con tubercolósis que no debía ser trasladado. Estaba desahuciado y le habían prohibido viajar pero quería regresar a su pueblo. Salimos en una avioneta de Philips con dirección a Francia y cada hora se ponía más enfermo. En un determinado momento, en el avión, pensé : ¡Oh, no llegará, morirá! Sin embargo, cuanto más nos acercábamos a España, tanto mejor iba poniéndose. Bajamos del avión en Madrid y llamó ¡”taxi”! y empezó a organizarlo todo. Tuvo que ir a un pueblo en Ávila, donde lo dejé.”

José Gutiérrez en una pensión, Someren 1963. (CP)

tuvieron que ser repatriados. Otros partieron por iniciativa propia. Un hombre a quien habían diagnosticado, por tercera vez, una úlcera de estómago, se suicidó al arrojarse al tren. Según el médico de empresa esta elección era deliberada porque los españoles veían en el tren el vínculo con el país: “En Alemania los obreros españoles suelen ir a la estación de ferrocarriles todos los domingos para seguir con la vista, con mucha añoranza, los trenes que salen.”48 Jan Smets, periodista del Eindhovens Dagblad observó también cómo muchos hombres con añoranza se reunían en la cafetaría de la estación de ferrocarriles de Eindhoven, los domingos por la mañana: “Unos puñados de españoles están sentados en la cafetería, mirando a su alrededor, quizás atraídos inconscientemente por la atmosfera del viaje anhelado (de regreso).”49

En sus recomendaciones para el futuro el médico van Erp comentó que hacía falta realizar más exploraciones radiológicas. También advirtió sobre contratar a obreros con labio leporino : “El cirujano plástico en Eindhoven ha logrado realizar unos embellecimientos espectaculares, que han impresionado mucho a los españoles. Como consecuencia la afluencia de hombres con labio leporino, operados o sin operar, aumentará considerablemente lo que dará lugar a más bajas por enfermedad.”51

Enfermedad El Servicio Médico de Philips llegó a un acuerdo con el Hospital Santa Ana en Geldrop: que todos los obreros españoles, de ser necesario, deberían ser ingresados. En este hospital estaban empleadas unas hermanas que habían trabajado en América del Sur en la misión y que dominaban el español.

Además el Sr. Van Erp se preocupó del hecho de que, sobre todo los recien llegados, no llevaban suficiente ropa de abrigo; como no tenían dinero para comprarse un abrigo y pantalones que les protegieran contra el frío, había que llamarles la atención sobre la compra de ropa interior que daba calor, porque ésta era la solución más barata.

Durante los dos primeros años en que obreros españoles trabajaron en Philips, el médico van Erp 48 49 50 51

Erp 1966: 8. Smets 1964: 15. Erp 1966: 6. Erp 1966: 15.

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Me vine con una maleta de cartón y de madera

Escuchar la radio en el campamento de Sevenum, 1963. (PCA)

En los años setenta Philips empleó a un médico español. Hasta entonces no habían venido nunca mucha gente a la hora de consulta, donde un médico holandés, fuerte y hosco, atendía a los españoles y los examinaba. Peter Weerts todavía recuerda : “Hasta que, un día, llegó un nuevo médico y resultó que era una mujer, la doctora Vivancos. Te digo que era una mujer tan guapa que, si uno estuviera completamente sano, se pondría enfermo con mucho gusto. Al llegar el día de consulta siempre esperaban en el corredor unos cincuenta hombres, que hacían mucho ruido y hablaban mucho. Sin embargo, cuando ella entraba, se podía oir el vuelo de una mosca y todos los ojos se dirigían hacia ella.”52

experiencias con obreros españoles. Escribe que los emigrantes tienen un problema en su propio país pero muchas veces este problema está muy vinculado con circunstancias individuales o de familia. “Una vez llegados a Holanda se tienen que enfrentar a otro problema: adaptarse a un país nuevo, con un idioma nuevo, costumbres nuevas, muy lejos de sus familias y amigos. Esto provoca una especie de choque cultural. Estos dos problemas tienen mucha influencia sobre el cuadro clínico del emigrante español.”53

“No se preocupe del idioma” El contacto con los de casa era muy importante para los obreros españoles pero difícil de mantener. Llamar por teléfono era muy caro y, además, muchas veces sólo había un teléfono en el pueblo de donde eran. La comunicación, pues, dependía, en su mayor parte, de la correspondencia por carta. Había muchos, que tenían dificultades para leer y escribir, por lo cual se veían obligados a pedir a un sacerdote o un compañero un poco más letrado que escribiera unas lineas a casa. Había incluso quienes no sabían poner ni siquiera la dirección en un sobre. Un holandés, que trabajó en El Prado se hizo un negocio vendiendo etiquetas de dirección a 5 pesetas cada una.

Albert van Dijken de la revista Philips Koerier escribía que la llegada de la doctora Vivancos no sólo causó mucha excitación sino también fricciones : “ Algunos españoles me dijeron : No vamos a desnudarnos ante esta mujer.” Yo les respondí: “¿ Qué tontería es esa?” “No vamos a hacerlo, Albert. Estás loco. Con esa mujer sí que queremos acostarnos pero no vamos a desnudarnos ante ella.” En un informe interno de 1974 la doctora Vivancos hizo una relación firme y concienzuda de sus

52 53

Weerts 2006. PCA 624.5.

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Choque cultural

a su casa preguntando por él, sale una mujer a la calle y dice: ‘¡Pero si es mi segundo marido!’ Digo: ‘¿Cómo?’ Y mi mujer iba al lado… La mujer de Ceferino me llamó “ su segundo marido ”. Aquello fue algo fabuloso. Divulgar lo que ha escrito una persona en cartas confidenciales lo considero un crimen. La confianza que te dan es muy importante.”

La mayor parte de los inmigrantes pensaron quedarse en Holanda sólo unos años y no se tomaron la molestia de aprender el idioma o seguir un curso de alfabetización. Tampoco fueron animados por las autoridades holandesas o los contratadores porque éstos también consideraban su estancia como temporal. La mayoría de los contratadores ofrecieron intérpretes, traductores y asistentes, que dominaban el español, pero no organizaron cursos. Pues los emigrantes habían sido contratados para el trabajo no cualificado y para las empresas era poco ventajoso ofrecerles formación o estudios.54 A los propios emigrantes tampoco les hacía falta aprender

Cartero en el campamento, Eindhoven 1968. (PCA)

Martien van Wanrooij se crió en el pueblo de Beek en Donk y frecuentó la residencia Casa Trenta, cuando era joven: “Muchas veces se veía cómo dos españoles estaban sentados en una mesa. Los que sabían escribir un poco también escribían cartas para los demás. Aunque mi español no era nada perfecto, me pidieron a mí también que escribiera algunas cartas en español.” Marcelo Rojo: “En la residencia de El Pinar, donde ocupaba una habitación antes de casarme, compartí habitación con Ceferino, un chico de Canarias. No sabía leer ni escribir. Cuando venían cartas de su mujer yo las contestaba siempre. No fue difícil porque siempre tenían el mismo contenido. Ceferino trabajaba en tres turnos y yo en uno. Cuando llegaba a la residencia por la tarde muchas veces me había dejado una carta debajo de la almohada. Yo contestaba la carta entonces. Luego, cuando me fui a vivir con mi mujer en Maarheeze continué contestando las cartas durante cuatro años más. Siempre iba a recoger las cartas al campamento. Después de 4 años Ceferino se soltó y aprendió el holandés. El secreto de las cartas queda entre Ceferino, su mujer y yo. Nunca he hablado sobre el contenido con nadie, ni siquiera con mi mujer, Emiliana. Ceferino se ha vuelto a Tenerife y fuimos a hacerle una visita Emiliana y yo. Cuando llegamos

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Idioma. Página del Guía del Emigrante en Holanda, 1971. (GEH)

Bouwmeester y Van Os 2002. Veáse también Krupe 1998.

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Me vine con una maleta de cartón y de madera

si hemos actuado bien pero ahora ya es tarde. Habría sido mejor no mimarlos tanto. Todos pensábamos que regresarían después de unos años. Pero tenían muy buena vida aquí. Les hemos dado clases de español, por ejemplo, a los capataces pero habría sido mejor que no lo hubiéramos hecho nunca. Antes el sistema dentro de Philips era que seleccionaban a los jefes entre los mejores capataces y los capataces eran quienes habían demostrado, como trabajadores normales, tener don de gentes. Y luego tenían que aprender español. Quizás tuvieran menos dificultades para aprender español que los españoles para aprender holandés, pero ellos también tenían muchos problemas. Para mí la dedicación de los capataces hacia nuestros trabajadores españoles era excelente. Y si no llegaban a solucionar un asunto siempre podían dirigirse al departamento de Asuntos Españoles.”

José Sánchez Bernabeu dando clases de holandés. (CP)

holandés. Trabajaban y vivían juntos en concentraciones grandes y tanto en el trabajo como en la vida privada podían limitarse a utilizar su propio idioma. Así ha podido ocurrir que un gran número de españoles, después de cuarenta años, todavía sigue teniendo problemas con el holandés.

Florencio Granado, un emigrante español que regresó a España, da la siguiente imagen de esta situación: “Seguían viniendo más y más españoles. Teníamos nuestro propio departamento de Asuntos Personales, donde hablaban español. Luego disponíamos de intérpretes, la policía hablaba español, en el Ayuntamiento también hablaban español. Al jefe de la fábrica le obligaron a estudiar español. En vez de a nosotros le obligaron a él. Pero lo peor del caso fue que a nosotros nos acusaron de no hablar bien el holandés. A los turcos que ahora vienen a Holanda les dicen: “Si quieren trabajar han de aprender la lengua holandesa. Si no lo hacen, no habrá trabajo para ustedes.” Con nosotros era justamente al revés: “¡No se preocupen ustedes del idioma holandés! Vayan donde vayan les atenderán en español.” Todo el mundo hablaba español y nosotros no hablábamos holandés. Y cuando hablábamos holandés entonces hacían como si no nos entendieran. Más tarde, sin embargo, al cabo de unos años, todo cambió. En Asuntos Personales dejaron de hablar español, por todas partes dejaron de hablar español. “¿No dominas el holandés? ¡Pues apréndelo!”

Frases. Página del Guía del Emigrante en Holanda, 1971. (GEH)

Dificultades con la lengua holandesa Al preguntar a la primera generación con qué aspecto tenían más dificultades, infaliblemente contestaron: el idioma. María Peris : “La lengua fue el problema más grande para nosotros y sigue siéndolo. Para los hijos no, no tienen ninguna dificultad.”

Gerrit Nijhof, jefe del departamento de Asuntos Españoles de Philips: “Después de todo esto dudo 6


Choque cultural

laborales había muy poco entusiasmo.” Pronto ya hablaba mejor el holandés que las demás mujeres españolas en su departamento y a veces el jefe de departamento le pedía que hiciera de intérprete : “Cuando una persona sabía hablar un poco mejor el holandés, muy a menudo le pedían que viniera a la oficina para traducir algo para alguien. Entonces las mujeres españolas volvían la cabeza, te miraban y se decían: “¡Fíjate ella, que aires se da!”

Josefa Silvo vino a Eindhoven a finales de los años sesenta : “Oh, casi no me atrevo a decírtelo pero ¿ sabes qué creía? Pensaba : son como perros que ladran ¡ Sí, es verdad.! ¡Nunca voy a aprenderlo!”

Florencio Granado recuerda un caso de confusión verbal de la época en que vivía en el campamento residencial de De Spreeuwel. Unos hombres de Extremadura salieron a bailar en Middelbeers y conocieron a unas chicas holandesas. Bailaron y bebieron toda la noche. Hacia el final de la noche un español quería besar a una de las chicas y les preguntó a sus compañeros cómo decir esto en holandés. Uno de ellos sabía supo decirle que hay que pedir un “kus” (beso) pero pronunció la palabra como se hace en español y dijo : “ku” (vaca). El español se acercó a la chica de Middelbeers y trató de pronunciar la palabra : “Koe, koe?” (¿Vaca, vaca?) Respondió la chica: “ Yo no tengo vaca, mi padre sí las tiene.”

Diploma, 1981. (CP)

Esta mujer trabajaba en el departamento de producción pero tenía capacidad para hacer otro trabajo. Su jefe se dió cuenta de ello y la animó aunque sus colegas no apreciaron esto y su marido tampoco: “En un momento determinado Philips me ofreció conseguir el diploma de mecanografía a expensas de Philips. Las clases eran de noche, no durante horas laborales. También conseguí el diploma de este curso aunque tuve muchísimas peleas con mi ex-marido. Para él era imposible que una mujer sola asistiera a un curso de noche. Diós sabía qué habría tenido que hacer para recibir permiso de mi jefe para ir a tal curso.” Después de obtener el diploma de mecanografía me trasladaron a un departamento administrativo donde era la única española.

“Oh fardoma” En las residencias daban cursos de holandés desde el principio pero muchos españoles trabajaban en varios turnos y no podían asistir a más de la mitad de las clases. La Sra. Mieke van de Poel dió clases de holandés a obreros españoles de varias empresas. Les enseñó por ejemplo frases, que podían utilizar cuando salieran a bailar con chicas holandesas: “¿Quieres bailar conmigo?” o “¡Qué blusa más bonita te has puesto!” Los obreros españoles

Vacas. Página del Guía del Emigrante en Holanda, 1971. (GEH)

Una emigrante de la primera generación: “En Philips conseguí un diploma de lengua holandesa para obreros españoles. Dieron esos cursos en El Prado y nos llevaron a clase en un minibús de Philips. Aunque podíamos seguir este curso durante las horas 7


Me vine con una maleta de cartón y de madera

estudiosos que trabajaban en las fábricas de Helmond, se enfrentaban a dificultades adicionales; cuando querían poner en práctica el poco holandés que conocían, todo el mundo les respondía en el dialecto de Helmond, del cual no entendían nada.55 No obstante los obreros españoles aprendían mejor el holandés de sus colegas holandeses en la fábrica.

de regresar a España su padre solía utilizar una expresión extraña cuando se enfadaba. Cuando su hijo le preguntó por el significado respondió que no era una expresión que debe utilizar un chico pequeño. El padre ya ha fallecido y el hijo se ha convertido en un hombre adulto que, al mirar una página web sobre la historia de la emigración, se acuerda de algo misterioso de su juventud y le pregunta al propietario de la página web : “¿Existe en holandés alguna expresión que se pronuncia en castellano como: “¡Oh, fardoma!”?. Le contesta que la palabra holandesa es “godverdomme” y significa “me cago en Dios.”

El hermano Antonio Collart hizo trabajo pastoral en la comunidad española de Eindhoven y contó lo siguiente sobre la primera generación: “A veces sólo entienden la mitad de lo que dicen. Un español me llevó a un bar para tomar una cerveza y me dijo : “¡Tu, no parlotear, eh! (“jij niet ouwehoeren”) ¡Yo pagar!” No tenía idea de qué quería decir “ouwehoeren” (parlotear) pero era una palabra que había oído muchas veces en la fábrica.”

Carta anónima Algunos españoles tenían mucha sensibilidad lingüística, sabían escribir bien y se familiarizaron muy pronto con el idioma holandés. En el Archivo de la Compañía Philips se encuentra una carta, escrita en 1969 por un obrero español anónimo y dirigida al Sr. Frits Philips, el presidente. El motivo de escribir esta carta fue una manifestación que tuvo lugar el 22 de febrero de 1969 en Eindhoven, contra los contactos económicos de Philips con la junta militar de Grecia. Philips había recibido de la llamada junta fascista un pedido para el suministro de televisores en color. Los

Había ciertos tacos holandeses que los inmigrantes recordarían para siempre, incluso después de regresar a España y hasta en la segunda generación En enero de 2006 Miguel Luengo recibió un correo electrónico de un hombre de Toledo, cuyo padre trabajaba en Holanda en los años setenta. Después

Carta anónima de un obrero español a Frits Philips, 1969. (PCA) 55

Buul 2004.

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Choque cultural

Estatua de Anton Philips. (CP)

manifestantes llevaban una corona de alambre de púas con forma de una cruz gamada y querían depositarla ante la estatua del Sr. Anton Philips, situada en la plaza enfrente de la estación. La policía, sin embargo, logró evitar la ofrenda de la corona. Un obrero español leyó en el periódico sobre esta manifestación y decidió escribirle una carta a Frits Philips para demostrar su apoyo.

La mayor parte de la primera generación de los obreros españoles en Eindhoven procedía de regiones donde había mucho latifundismo. En su país de origen mantenían una relación “patrón – cliente” con su empleador.12 Desde este mundo llegaron a Eindhoven y esto influyó en su relación hacia su empleador allí. Con esta percepción se entendían bien en la empresa Philips.

Esta carta es un documento personal en el cual convergen la política internacional, los intereses económicos, la historia socioeconómica, las protestas de los estudiantes, la historia sobre la emigración y las normas y valores de una cultura mediterránea. Nos da una idea sobre el mundo en que vivieron los obreros españoles. En la carta fuertes emociones, en parte relacionadas con la cultura, juegan un papel importante : el dolor por la muerte de un padre, el respeto por los difuntos, la importancia de los vínculos familiares, el amor al prójimo dentro de la perspectiva de pobreza y riqueza y una relación humilde pero, al mismo tiempo entrañable, hacia el patrón.

El Dr. Anton Philips, conocido por todas partes como “El Señor Anton” fue el “padre” de la empresa que hizo grande a Eindhoven. Se podría llamarle el “patrono” de los empleados pero también de la ciudad de Eindhoven. Al salir de la estación de Eindhoven se lo ve de espaldas a la estación, de cara al corazón de la ciudad, el sombrero en la mano. Es como si el “protector” de Eindhoven se quitara el sombrero ante la ciudad y sus habitantes. Su hijo Frits probablemente estuvo muy contento con la muestra de apoyo de este español anónimo. La carta sigue cuidadosamente guardada en el Archivo de la Compañía Philips.

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Blok 1974: 178-179.

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Me vine con una maleta de cartón y de madera

Diátesis de la nostalgia Marchó una mañana cuando yo en mi cuna me agarraba a la luz que me traía la vida. Marchó con la luz temprana cuando la luz de la luna paraba su gris alud y se quedaba dormida.

Se fue a buscar el arma que la miseria erradique. Aunque lloraban sus ojos más dolor daban las hambres. Hambres de carne y alma que amenazaban la estirpe de albardas y rastrojos entre espinadas alambres.

Mi madre no era de piedra, ni era mi padre de acero, ni mis hermanos de viento ni mi cuerpo era de hielo. Dejando atrás a mi tierra, nos fuimos por ese sendero. Trasplantándonos el tiempo en la carne de otro suelo.

Se fue por ese camino que cruza los altos cerros, más allá de la sierra oscura del horizónte. Se fue detrás del destino por una senda de hierros, por las venas de la tierra que se pierden por el Norte.

Fueron cambiando los días creciendo sin su presencia. Fueron muriendo las lunas por falta de paternidad. Y en aquellas noches frías mi madre con su paciencia en alianzas nocturnas combatía la soledad.

Ahora todos disfrutan la anhelada hermosura la tierra de la ‘nacencia’ que llora mi alma herida. De nuevo todos disfrutan de mi madre Extremadura, esa cuna de mi infancia, esa que me dió la vida.

Miguel Angel Luengo Tarrero. Eindhoven, 23-12-2004.

Diátesis de la nostalgia. Foto de familia para mandar a su padre en Eindhoven. Garganta la Olla, 1966. (CP)

En el poema Diátesis de la nostalgia Miguel Angel Luengo Tarrero describe a su padre, que partió para Eindhoven y tuvo que dejar a su familia en Extremadura. Miguel Angel sólo tenía unos meses cuando esto ocurrió. En la edad de 14 años Miguel Angel se fue a Holanda también. Los padres de Miguel Angel y todos sus hermanos ya han regresado a Extremadura. Miguel Angel es la única persona que todavía lleva viviendo en Holanda. 10


Choque cultural

INTERMEZZO

Unas gafas de Philips

Cuatro torniegos en Brabante, 1964. (CP)

El reverso de la foto, 1964. (CP)

En la foto figuran cuatro hombres del pueblo de El Torno, en el norte de Extremadura, que salieron juntos para Eindhoven en 1964. Posan con las banderas de España y Holanda al fondo. Martín Martín, el segundo de la derecha, mandó esta foto a su esposa Visita en España.

mos a cualquier sitio y los extranjeros vienen aquí. Antes nunca salíamos, siempre estábamos en casa.” Martín lo pasó mal en Holanda, se puso enfermo y tuvo que ser ingresado en el hospital. La bandera española está colgada detrás de su cama pero la bandera holandesa ya no se ve. Al final Martín se puso tan enfermo que Philips tuvo que repatriarlo; no estaba claro lo que tenía.

Cuarenta años después contó Visita que ella siempre siguió viviendo en España: “Cuando nació nuestro hijo mayor mi marido estaba en Holanda y fui a vivir con mi madre. Le dió mucha pena y no sólo a él sino a todos nosotros también que su hijo naciera aquí mientras él estaba en Holanda. ¿Pero qué ibamos a hacer? Aquí no había trabajo. Cuando mi marido salió le dije que nunca en mi vida iba a acompañarle. Le dije: “¿Qué se me ha perdido allí?; esa gente es muy diferente, ¿qué voy a hacer allí?” Sí, eso es lo que le dije. Ahora diría: “¡Esos extranjeros son como nosotros, somos todos iguales!” Pero en aquella época eramos tan inocentes... Ahora viaja-

En aquella época volar era tan especial que le hacían una foto a cada pasajero, al bajar del avión, incluso cuando uno bajaba del avión muy enfermo. Era diciembre de 1964 y a Martín le habían dado una gran cesta de Navidad de parte de la Philips. Cuando aterrizó en su patria ya no se acordó de la cesta y la dejó en el avión. Cuarenta años después su esposa todavía habla con pena sobre la cesta de navidad olvidada que habría dado un poco de brillantez a la triste llegada de su marido.

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Me vine con una maleta de cartón y de madera

Martín en el hospital de Santa Ana en Geldrop, 1964. (CP)

Martín bajando del avión, Madrid 1964. (CP)

Después de volver a El Torno Martín mejoró y decidió volver a buscar trabajo en otro sitio. Esta vez, sin embargo, su mujer y su hijo le acompañaban. Se mudaron a Bilbao donde lo contrataron en una fábrica de galletas. La estancia en Bilbao no duró mucho tampoco. Después de unos años volvieron a su pueblo natal donde a Martín no le quedó más remedio que seguir con su antigua profesión de cabrero. Unos años después murió. Según su esposa las depresiones que sufría habían empezado a manifestarse en Holanda.

Visita ha guardado todo lo que está relacionado con la estancia de su marido en Eindhoven, incluso las gafas que le dieron a su marido para que hiciera ese trabajo tan minucioso en Philips.

Sobre el tiempo en que trabajó en Philips nunca dijo nada. Visita: “No sé si le gustó el trabajo o no. Nunca hablamos sobre este tema. Sólo dijo que tenía que mirar tan fijamente a esas bombillas que los ojos le dolían mucho y por eso le dieron una gafas. Y nada más que correr, correr y correr...”

Martín siguió con su antigua profesión de cabrero, El Torno 1968. (CP)

Visita y las gafas de su marido, El Torno 2005. (CP)

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5. RELIGIÓN Y POLÍTICA

Padre Jaime Driessen hablando con recíen llegados en el campamento de Someren, el 11 de febrero de 1963. (PCA)

Trabajo pastoral

Miguel Ángel Luengo : “Tenía unos catorce o quince años y había visto al padre Jaime sólo una vez, cuando estaba con mi padre en El Prado . Unas semanas más tarde nos encontramos en la calle y me dijo : “Miguel Ángel, ¿qué tal?” ¡Y eso que sólo me había visto una vez!”

Los españoles eran católicos, como la mayor parte de los habitantes de la provincia de Brabante, por ello se adaptaron con bastante rapidez. Desde el comienzo hasta los años ochenta la asistencia espiritual de los españoles estuvo en manos del padre Jaime Driessen, un sacerdote holandés que había trabajado en las misiones; decía misa en los campamentos residenciales y se entregó en cuerpo y alma al bienestar de la comunidad española.

José Gutiérrez : “Te diré una cosa, cuando llegué aquí había dejado de tener fe pero por medio de ese hombre la recuperé. Sólo por él volví a misa.” No fue el único, incluso los jóvenes españoles más incrédulos estaban tan impresionados por el padre Jaime, que todos los domingos asistían a misa muy ordenadamente.

Era un hombre de una extraordinaria capacidad mental, una enciclopedia viviente. Conocía los nombres y apellidos, fechas y lugares de nacimiento de todos los emigrantes y sus familiares. Nunca se olvidaba de quién cumplía los años y una de las anécdotas más fascinantes de aquella época es la de aquellos jóvenes emigrantes que no vivían la fe como los demás compatriotas, los que no eran tan creyentes, pero que al final terminaron acudiendo a su misa dominical.

Peter Weerts, cocinero en El Pinar dice sobre las mañanas de domingo: “A las diez y media el padre Driessen celebraba la Santa Misa en la cantina. Estaban tan callados que se podía oir el vuelo de una mosca. Pero nada más terminar la misa, se desataba un infierno: cantaban, bailaban, bebían, jugaban a las cartas y al billar. Entonces empezaba el día festi1


Me vine con una maleta de cartón y de madera

vo de verdad. ¡La primera actividad del domingo, sin embargo, era asistir a misa! Este momento de reflexión era muy importante para muchos, era como estar con el pensamiento con sus familiares en casa.”

ven colocaron una placa conmemorativa en la tumba del padre Jaime como recuerdo y agradecimiento por todos los años que les ofreció sus servicios y amistad. No sólo en Eindhoven, también en España el recuerdo del Padre Driessen provoca fuertes emociones: Marcelina Pancho Herrero, que regresó a su pueblo natal, vió una foto actual del querido Padre Driessen en la página web www.emigracioneindhoven.dse.nl y le envió un poema digital escrito por ella misma con el título de Aires Extranjeros:

“Cuando llegamos a Holanda, tristes y con el corazón dolido,/nos visitaba a todos dándonos apoyo y alivio./Luchamos los emigrantes con amor y frenesi,/nos aliviaban sus palabras, aunque hubiese que sufrir./Le he visto en el ordenador, Padre Jaime, y me quedé sorprendida,/ a pesar de ser mayor aun le brillan sus pupilas./Está fuerte y arrogante y su mente está fresca todavía;/le deseamos de corazón que aún le quede larga vida./Le mandamos con afecto un recuerdo por el aire/y nunca olvidaremos de que fuimos emigrantes.” Garganta La Olla 19 de diciembre de 200558

Capilla de la Virgen María, Westelbeers. Españoles de la residencia cercana De Spreeuwel encendían aquí una vela antes de ir de vacaciones a su país natal y después de volver sanos y salvos. Durante el año encendían velas para sus queridos en España. (CP)

La manera en que el padre Jaime Driessen se esforzó por la comunidad española es casi legendaria. Hubo más clérigos que hicieron trabajos pastorales para los españoles y que también fueron muy apreciados, como el párroco C. Van Bavel, el hermano Antonio Collart y el padre Santiago de Kinderen. Los dos últimos también fallecieron en 2008 y siguieron esforzándose por la comunidad española hasta su muerte. El padre Santiago de Kinderen oficiaba la misa en español todos los domingos en el Círculo Español de Strijp en Eindhoven.

El Padre Driessen ayudaba a rellenar las declaraciones de la renta, llevaba en su coche al médico a los trabajadores enfermos y arreglaba documentos de viaje si era necesario. Cuando uno de ellos dejó de enviar dinero a su esposa e hijos en España, el Padre Driessen hizo que transfiriera el dinero. Parece que incluso tenía la bondad no sólo de traducir sino también de contestar las cartas de amor, que algunos obreros españoles guapos y solteros recibían de chicas holandesas.57

En 1972, en la empresa Friki (una fábrica holandesa de productos de pollo y pavo) en la ciudad de Boxmeer, fue contratado un clérigo de España como pastor de empresa y trabajador social.59 Sin embargo, los clérigos españoles tuvieron un efecto aterrador sobre los obreros en Holanda. En la empresa Friki trabajaban 180 españoles pero, ya desde

El Padre Driessen falleció a la edad de noventa y dos años en el mes de marzo 2008 en una residencia de clérigos ancianos. La comunidad española de Eindhoven no lo ha olvidado nunca y siempre le estará agradecida por todo lo que ha hecho por ellos. El día 16 de mayo de 2008, los españoles de EindhoEindhovens Dagblad, 6-12-1963, 15. http://www.emigracioneindhoven.dse.nl/PadreJaimeDriessen.htm 59 Olfers 2004: 34-35. 57

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Religión y política

zaron con declararse en huelga con el apoyo del NVV cuyo secretario era entonces Lino Calle, un refugiado político español. Se acercaban los días de Navidad y Friki necesitaba urgentemente a los obreros españoles para cumplir con todos los pedidos de pollo y pavo. Por ello la directiva decidió despedir al párroco español. A sólo dos meses de su llegada le destituyeron de su cargo.

Huelga Al preguntarles a la primera generación de emigrantes españoles por las diferencias más destacadas entre Holanda y España en los primeros años, casi siempre responden: “más libertad”. En cuanto al aspecto de más libertad, se refieren normalmente a las opiniones y costumbres holandesas sobre usos amorosos, el matrimonio y la libertad de expresión. En dos palabras: sexo y política. Muy pronto los obreros españoles se dieron cuenta de que en Holanda se podía decir y escribir mucho más de lo que estaban acostumbrados en España. Aquí podían dirigir palabras de crítica a su jefe sin repercusiones serias para su contrato de empleo. Para ellos ya era muy especial el hecho de que un jefe los escuchara...

Padre Santiago de Kinderen, Veldhoven septiembre de 2005. (CP)

el principio, tenían muy poca confianza en la sotana española que asociaban directamente con el régimen de Franco. Este sacerdote se cerró las puertas a sí mismo al prohibirles tomar más de cuatro cervezas y al pronunciarse en contra de la afiliación al sindicato de trabajadores “comunista” NVV.60 Pronto surgieron las primeras protestas y en un momento determinado los obreros españoles incluso amena-

Obreros españoles en Hatéma Helmond lavando las manos. (IEH)

En los años setenta hubo en la empresa Philips algunas tensiones que llevaron a una huelga. En el mes de octubre de 1974 mil obreros españoles de Philips se declararon en huelga, suceso que emitieron en el Telediario de la televisión nacional holandesa. La huelga fue motivada por las malas condiciones de trabajo y por la calidad de vida en los campamentos residenciales, sobre todo en El Pinar. Se quejaban principalmente del almuerzo caliente que no

Imagen del Guía del Emigrante en Holanda, 1971. (GEH) Panorama, enero 1973, 62.

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Me vine con una maleta de cartón y de madera

sabía a nada y además se recalentaba para que sirviera de cena al turno de noche, de forma que resultaba completamente incomible.61 Este comentario fue publicado en el diario Trouw pero los cocineros de El Pinar contaron otra historia.

tante bien y le dije : “José, ahora a no pongas cara de hipócrita; tú fuiste uno de ellos, tú tampoco comiste.” Luego nos explicó : “La comida era buena pero nos hacia falta un motivo para movilizarnos. Por eso decimos que la comida no era buena, y esto nos sirvió para no asistir al trabajo y comenzar la huelga.”

Benny Weerts, cocinero de El Pinar: “Fue un desastre, creo que aquel día tuvimos que volver a cocinar tres veces seguidas. ¡La cantidad de horas extras que trabajamos entonces! Y al final hicimos espaguetis, de esto me acuerdo bien.”

Ruth Verbeet: “Pero no todos participaron en la huelga. Había muchos españoles que estaban dispuestos a trabajar. Algunos sí que fueron a trabajar.” Peter Weerts, cocinero de El Pinar: “Había algunos que estaban avergonzados de que los españoles se declararan en huelga. Para ellos era inadmisible, dijeron: “Hemos venido aquí para ganar dinero y no vamos a dar mucho la nota.” Eran los españoles mayores los que lo decían. La mayor parte de los jovenes, sin embargo, despotricaba con fanatismo y esto condujo a enfrentamientos entre los dos grupos. ¡No nos atrevíamos a entrar en la cantina en aquellas ocasiones porque se tiraban muchos objetos. Las sillas a veces volaban por todos lados!”

Ruth Verbeet, gerente de El Pinar: “Aquel día, en que comenzó la huelga, se negaron a comer. Paralizaron todo por no comer. Dijeron : “La comida no vale nada”; quitamos toda la comida y preparamos otra enseguida. Y otra vez se negaron a comer. Entonces adoptamos una posición firme; ya no podían hacernos nada. Estaba claro que había otro motivo para la huelga.” Benny Weerts: “Y eso lo descubrimos por medio de José; era un chico joven que siempre ayudaba en la cocina. Dominaba el holandés bas-

Recreo de El Pinar en Maarheeze. (CGN) 61

Trouw, 16-10-1974.

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Religión y política

El Comité de apoyo se movilizó y reunió el martes, 15 de octubre, a casi mil personas para participar en una manifestación por el centro de Eindhoven. Aquella misma noche el periodista Eef Brouwers comentó la manifestación en una emisión del telediario NOS. Al otro día Philips, el comité de huelga y los sindicatos NVV y CNV llegaron a un acuerdo. Prometieron equipamientos sanitarios mejores, una limpieza mejor y dos comidas calientes diarias. En los lugares de trabajo se iniciaría una investigación sobre el sistema de apreciación de trabajo.63 En El Pinar todos volvieron a la normalidad después de expulsar al mayor agitador del personal.

Residencia El Pinar en Maarheeze. (PCA)

La huelga había sido provocada por los dos activistas politicos de izquierda que habían encontrado empleo en Philips por el sistema de contratación y que vivían en El Pinar. Tenían vínculos con un movimiento estudiantil de Nimega, que en seguida constituyó un “comité de apoyo” para dar publicidad a la huelga. La gran mayoría de los obreros españoles nunca se había inmiscuido en cosas de política en España y por supuesto, no había ofrecido resistencia contra el régimen. A principios de los años cincuenta una nueva generación sí organizó manifestaciones contra Franco, convocó huelgas y distribuyó propaganda ilegal.62 “ Jóvenes rebeldes ” vinieron a Holanda como obreros extranjeros y la mejor manera para movilizar a la gente “mayor” fue quejarse de las comidas.

Ruth Verbeet: “Creía que era miembro del GRAPO.64 La policía le expulsó con mano bastante dura y entonces se acabó el tumulto.”

Gerrit Nijhof, jefe de Asuntos Españoles: “A unos días de echar fuera a este hombre se recuperó la tranquilidad. El asunto provocó una discusión entre los habitantes y no era cosa mala ya que en aquella época, Franco estaba a punto de morir.”

La bomba estalló el jueves, 10 de octubre de 1974, cuando dos españoles dejaron de trabajar antes de la hora final y por eso fueron amonestados por su jefe. Los españoles se enfadaron y rompieron unas pantallas para televisores en color que acababan de salir de la cadena de producción. Fueron despedidos por Philips y empezaron a organizar movilizaciones de solidaridad entre los obreros españoles de la fábrica de Philips de pantallas para televisores en color, llamada Elcoma y entre los habitantes de El Pinar. Exigieron el pago de sus horas de viaje, una menor presión de trabajo para combatir el problema de las plazas vacantes y la eliminación de las diferencias de sueldo entre los españoles, belgas y holandeses. Además exigieron dos comidas calientes diarias en las residencias, mejores equipamientos sanitarios y una mayor limpieza. 62 63 64

Fábrica televisiones, Eindhoven 1966. (PCA)

Olfers 2004: 19-21. De Tribune, noviembre 1974. Grupos de Resistencia Antifascista Primero de Octubre.

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Me vine con una maleta de cartón y de madera

Un asunto delicado

Martien van Wanrooij, trabajador social de la Asociación de Obreros Extranjeros desde 1977 hasta 1985: “En el pueblo de Beek en Donk vivía una familia de Galicia, que tenía bien clara la idea de regresar a España tras la muerte de Franco; eran de los pocos que se atrevían a criticar un poco más el regimen franquista. En Beek en Donk la situación era bastante clara, la gente en la residencia Casa Trenta procedente de Alhaurín, tenían muchas dificultades para expresarse en contra del régimen de Franco. Quizás fuera porque el gerente también era de Alhaurín y estaba a favor de Franco. Recuerdo, sin embargo, que la atmósfera cambió completamente después de la muerte de Franco.”

La política era un tema delicado entre los españoles, un asunto que preferían no tocar. La generación que había crecido después de la Guerra Civil española, vivía un ambiente de recelo, miedo y represión, ocultando sus ideas políticas con mucho cuidado.65

Ruth Verbeet: “No se atrevían a hablar sobre esto porque eran controlados también en Holanda. En la residencia también vivía gente ante los cuales era mejor callar y no decir nada. Quiénes eran, no lo sabíamos.”

Después de la muerte de Franco en noviembre de 1975 y durante la transición a la democracia, la sociedad española comenzó a manifestar publicamente y con más confianza sus ideas políticas. Durante este tiempo de transición fueron muchos los españoles que decidieron volver a España.

Después de la huelga de octubre de 1974 ya no hubo incidentes que causaran tanto tumulto entre los obreros españoles en Eindhoven y alrededores. Sobre todo durante los primeros años, la mayor parte de los contratadores les ofrecieron muchas facilidades de modo que no les faltó nada durante su estancia temporal en Holanda. Incluso las vacaciones a España eran organizadas de forma impecable.

Residencia Horst-America, 1964. (PCA)

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Olfers 2004: 25.

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Religión y política

INTERMEZZO

La primera mujer española en Philips

de Eindhoven donde los ratones corrían por mi habitación. Conseguí empleo en una fábrica textil, pero unos meses después la fábrica quebró. En el mes de noviembre de 1964 entré en Philips por mediación del padre Driessen. Durante el día trabajaba en la cadena de producción en el complejo de fábricas de Philips, situado en la calle Glaslaan y por la noche trabajaba de seis a nueve en las oficinas de Philips Nederland, en la calle Boschdijk. Estaba demasiado lejos para ir caminando, así pues no me quedaba otro remedio que aprender a montar en bicicleta. Lo logré literalmente cayéndome y levantándome pero no había otra solución. Tarjeta de Antonia. (CP)

Antonia Klerkx-Serrano Vizcaino fue la primera mujer contratada por Philips para sus departamentos de producción. No vino a Holanda como esposa de un trabajador extranjero español sino como mujer independiente, que tenía sus propios motivos. “Soy de Andalucía, de un pueblo de la provincia de Almería. A principios de los años sesenta apenas había empleo por allí, mi padre estaba enfermo y mi hermano mayor decidió ir a trabajar al extranjero. Al final fue a parar en una fábrica de madera en Eindhoven. Por terceros se enteró de que la familia van Doorne, propietarios de la fábrica de coches DAF, buscaba a una criada interna para arreglar la casa. Le parecía un puesto interesante para mí y el 30 de abril de 1964 llegué a Holanda. Sólo tenía 19 años, me dejaron en casa de aquella familia y ya no ví a nadie más. No hablaba el idioma y cuando tenía que contestar el teléfono no sabía qué hacer. Al cabo de un tiempo busqué otro empleo y una habitación. Encontré alojamiento en el centro

Antonia en bici, Eindhoven 1964. (CP)

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Me vine con una maleta de cartón y de madera

los últimos grupos de trabajadores, que Philips contrató en España. En el departamento de personal me aseguraron : “Procuraremos que tengan preferencia porque preferimos emplear a familiares tuyos antes que a gente que no conocemos.” Los alojaron en la residencia El Pinar en Maarheeze. Ya estaba casada entonces con Kees y vivíamos en el barrio de Woensel en Eindhoven. Teníamos coche y los domingos a menudo íbamos a ver a mis hermanos y a mi cuñado. Antes de ir siempre preparaba algo de comida española porque eso lo echaban mucho de menos y luego íbamos al pueblo de Maarheeze con unas cazuelas de sopa, estofado o pollo españoles. Siempre había buen ambiente. Un día sacamos una foto para enviar a casa. Mi cuñado levanta el retrato de su mujer queriendo expresar: te echo mucho de menos. Regresó a España al cabo de un año porque anhelaba tanto volver que se puso enfermo. Resultó que tenía cáncer y falleció a un mes de su llegada.

El hermano menor de Antonia vivió en El Prado, 1973. (CP)

Estaba como un espárrago en aquella época porque comía muy mal. No podía cocinar en mi habitación y siempre tenía prisa por llegar a tiempo a las oficinas en la calle Boschdijk; por eso solía comer muy rápido una croqueta o ensaladilla en la cantina de la fábrica y luego me montaba en la bici y salía corriendo para ir a trabajar otras tres horas más. A menudo me sentía literalmente enferma de añoranza. La gente a veces me preguntaba : “¿Por qué te haces esto?”. Entoncés les respondía : “Por mis padres; mi padre está enfermo y quiero ayudarle.” Todos los meses les mandaba treinta florines de mi salario a mis padres y además quería ahorrar un buen dinero para llevar a España.

Comida española. Un domingo en El Pinar, Maarheeze 1974. (CP)

Fui la primera mujer española que contrataron en Philips para producción pero, desde el principio, me sentí como en casa. Trabajé en muchos departamentos diferentes y en todos con mucho agrado. Si no hubiera padecido una enfermedad muscular me habría gustado seguir trabajando hasta mi jubilación. Afortunadamente he podido celebrar el jubileo del 25 aniversario en Philips.”

Philips ha hecho mucho por mí. Mis padres no tenían seguro médico y Philips arregló que fueran asegurados por medio de mí, de modo que mi padre pudo conseguir todas la medicinas necesarias. Todavía estoy muy agredecida a la Philips por esto. En 1973 dos hermanos míos y un cuñado encontraron también empleo en Philips. Pertenecieron a unos de

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6. BUEN SOPORTE

Vacaciones Eindhoven, 1965. (PCA)

Vacaciones

cos, un jarrón y un mantel evocan el ambiente holandés.”67

A principios de agosto de 1963 Philips organizó para 160 empleados españoles unas vacaciones de una semana en su pueblo natal. Fueron llevados en autobuses de Eindhoven a Extremadura. Al llegar a Guadalupe a media noche los diez jóvenes que habían abandonado su pueblo natal hacía medio año, fueron acogidos con salvas de cohetes y campanadas. “Así el pueblo cacereño dio la bienvenida a sus hijos.”66 Albert van Dijken, reportero del Philips Koerier los acompañó en su viaje, registró sus experiencias, hizo entrevistas a los empleados españoles en su propio ambiente vital y publicó, a finales del verano de 1963, tres reportajes entrañables sobre Extremadura. En la sala de estar de Eugenio Lindo Mena, en Cáceres, señaló que aquí ya se había producido un intercambio con la cultura holandesa: “En la sala de estar, pequeña pero acogedora, los ceniceros, zue-

66 67

José Gutiérrez: “Las primeras veces que fuimos de vacaciones el pueblo entero se dió cita para recibirnos. Esos recuerdos son inolvidables. Ahora tienes aque estar agradecido si alguien te da los buenos días.”

En años posteriores Philips hizo circular un tren especial de Eindhoven a Irún. En estas ocasiones Albert van Dijken acompañaba también, de vez en cuando, a los empleados españoles: “Viajábamos en trenes especiales, reservados para obreros extranjeros, pasando por Maastricht y Lieja porque esas lineas eran de menor tráfico ferroviario. Era la temporada de las vacaciones y había muchos turistas.” Van

Philips Koerier 19 (41), 17-8-1963, 4. Philips Koerier 19 (42), 24-8-1963, 9.

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Me vine con una maleta de cartón y de madera

Emigrantes, Eindhoven 1970. (PCA)

Dijken se inventó un término bonito para esos viajes: “¿Sabes lo que me parecía esto? “ Me parecía “turismo al revés”. Los turistas holandeses viajaban al sol de España para pasar sus vacaciones. ¡España, el país del sol, vino y mar, olé! Se notaba que despreciaban a estos jóvenes, de verdad. En París se

veían esos trenes de turistas, muy largos, con literas y todos tenían preferencia. Esto lo veían también los jóvenes españoles, no eran tontos. Ellos también querían ir a sus mujeres lo antes posible y sólo disponían de unas cortas vacaciones...” Las empresas en Helmond y Beek en Donk, que tenían empleados españoles, alquilaban juntas unos autobuses para llevar a casa a sus empleados en verano. La Sra.Tineke Berkers–van Schijndel, empleada del departamento de personal de la fábrica Diddens & van Asten: “Se trataba de las vacaciones colectivas de las empresas. Se celebraban reuniones frecuentes para discutir todos los aspectos. Cada empresa tenía que indicar la cantidad de personas y el lugar de España a donde éstas tenían que ir. Luego los autobuses pasaban por nuestra pensión para recoger a la gente.”

Gerrit Nijhof, jefe de Asuntos Españoles en Philips a partir de 1972: “Al principio empezamos a organizar viajes de vacaciones en tren. En estas ocasiones un tren especial entraba en la estación de Eindhoven. Era tan largo, que la parte de atrás y la parte delantera se encontraban fuera del andén. Los españoles sí que se llevaban Vacaciones con mujer despidiendo, Eindhoven 1965. (PCA)

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Buen soporte

todo tipo de objetos en el tren, lavadoras y otras muchas cosas más. Nos preguntábamos si habría electricidad en esos pueblos, pero venga … ¡Era una lata...! Yo pasé por todo ello durante un año; fue el último año. Decidimos cambiar de política y dárnoslas de modernos. Procedimos a investigar si viajar en tren de verdad era mucho más barato que alquilar un avión de la compañía Martinair o Transavia. Resultó que sí había diferencia de precio, pero no era tan grande y, por otro lado, era mucho más sencillo llevar a toda la gente al aeropuerto de Schiphol y ya no había problemas con las lavadoras que querían llevarse, por lo cual la organización del viaje resultaba mucho más fácil. Al principio, sin embargo, no hubo mucho entusiasmo. No les gustaba volar, tenían miedo. Para combatir esto les asistíamos en todo, nuestra gente los llevaba al aeropuerto y los recogía, también para evitar que tuvieran problemas en la aduana porque la aduana muchas veces podía complicar las cosas en aquel tiempo. Cuando uno quería traerse un jamón ¡ olvídalo ! En estos casos les explicábamos a las aduaneros : “Ah, es que mañana quieren comerse este jamón todos juntos ..” A veces los convencíamos con esta historia.”

Estación de Eindhoven, 1970. (PCA)

“El chófer Bonnie Ramaekers, de Bélgica, ya ha tocado cinco veces el claxon como señal de despedida. Ya llevan un retraso de más de una hora sobre su horario. A pesar de esto no mete prisa en las despedidas . El chófer sabe muy bien cómo es despedirse de mujer e hijos. En casa le esperan una mujer cariñosa y tres pillos.”68 Los cocineros de El Pinar también se acuerdan muy bien del momento de regreso.

Peter Weerts: “¡Cuando volvían de sus vacaciones no se podría creer qué montón de cosas nos traían!: botellas de brandy español, castañuelas, vasijas, sartenes y jabón Maya. Benny y yo gozábamos de mucha simpatía porque solíamos pasarles a menudo cosillas extras. Lo que más me gustaba no era recibir esos recuerdos sino el momento de su llegada. La mayor parte de ellos estaban bastante tocados por las bebidas que se habían tomado durante el viaje y entonces les veíamos bajar del autobús, las manos alzadas y la cabeza levantada. Nos saludaban y abrazaban efusivamente. El día después, sin embargo, habían vuelto a la realidad. Entonces estaban tristes y cabizbajos.”

Benny Weerts trabajaba de cocinero en El Pinar al principio de los años setenta. Todavía se acuerda de la excitación que reinaba en el campamento residencial cuando llegaban las vacaciones y entraban los autocares de turismo en la residencia para llevar a los obreros españoles a la estación o al aeropuerto: “Los autobuses no salían hasta las seis de la tarde pero los españoles ya tomaron asiento a las diez de la mañana.” Más tarde Benny cambió de profesión y fue chófer en una compañía de autocares de turismo. Durante veinte anos transportó a turistas holandeses a las costas españolas pero ese entusiasmo a la hora de salir no lo ha visto nunca más.

El trabajador social Martien van Wanrooij contaba sobre las vacaciones de verano de los españoles en Beek en Donk : “En Casa Trenta había muchas personas solas. Después de unos años algunos hicieron venir a su familia pero no tenían suficiente dinero para poder pasar la vacaciones de verano todos los años en España y

Los españoles tenían mucha prisa para salir pero remoloneaban mucho tiempo a la hora de volver a Holanda. Era muy normal hacer esperar un buen rato al autobús que iba a recogerlos en sus pueblos, porque despedirse llevaba mucho tiempo. Albert van Dijken cuenta sobre el viaje de regreso de Extremadura en el mes de agosto de 1963: 68

Philips Koerier 19 (41), 17-8-1963, 4.

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Me vine con una maleta de cartón y de madera

llevas ahora un regalo resulta que ya tienen dos ejemplares. Han cambiado los tiempos, también en los pueblos españoles.”

Visitas de alto rango En los informes anuales del departamento de asuntos personales de Philips de principios de los sesenta siempre se repetía una observación : “El alojamiento, la alimentación y las actividades de recreo de los obreros españoles constituyen unos elementos de dedicación y atención contínuas.”69 Esta atención especial se debía también a que las autoridades españolas de vez en cuando controlaban este asunto. El martes, 21 de abril de 1970 su Excelencia Don Licinio de la Fuente y de la Fuente, el ministro español de Trabajo, acompañado de su esposa, visitó la S.A. Philips Gloeilampenfabrieken. Tres años después Fernando Suárez González, Director del Instituto Español para Emigración, visitó Holanda. Jaap Boersma, el Ministro de Asuntos Sociales, le dio la bienvenida en La Haya. Luego inauguró en Eindhoven la Oficina Laboral. Las oficinas laborables en Holanda eran una prolongación del sindicato estatal de la época.70

La familia Valle Hernández de camino hacia España, años 70. (CP)

sólo iban de vacaciones cada dos o tres años. La salida era todo un espectáculo. Todos salían para despedir a los que se marchaban. Sobre todo a las mujeres españolas, que se quedaban, les entraba aún más añoranza. El día en que volvían, la Casa Trenta se llenaba, ya muchas horas antes de llegar el autobús, con los que se habían quedado en Holanda. Entonces llegaba el momento culminante : ¡viene el autobús! ¡ Allí vienen ! Para la gente que volvía era una sensación desagradable pero para los que se habían quedado era magnífico volver a verles y escuchar las noticias de casa.”

Fernando Suárez visitó una fábrica de Philips, habló con obreros españoles y comprobó lo que guisaban en la cocina de El Pinar. Al final del día concluyó que Philips era una empresa a donde podía enviar muy bien a los obreros españoles con la conciencia tranquila.71

Con el paso de los años setenta fue aumentándo el número de españoles, que viajaban a casa en su propio coche, muchas veces coches viejos, con tres o cuatro hijos en los asientos traseros. José Gutiérrez: “Y además llevaban el coche lleno de regalos para toda la familia. Todos los primos y primas te estaban esperando. Recuerdo muy bien que una vez llevé un tocadiscos. ¡Qué espectáculo! Cuando les

69 70 71

Alta visita en El Pinar, 1973. (CGN)

PCA 722.1 Departamento de Personal (informes anuales). Olfers 2004: 26. ‘Visita oficial del Director General del Instituto Español de Emigración en Holanda’, La Región, 22-24 oktober 1973, 8-9.

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Buen soporte

De vez en cuando Frits Philips también echaba un vistazo en los lugares de trabajo; en tales ocasiones se dirigía a los españoles en su propio idioma. Era presidente de una empresa millonaria pero no se le notaba. Había trabajadores españoles que incluso no se percataron de quién era aquel holandés alto que les preguntaba: ´¿Cómo está?’. F. Comiche, español de la primera generación de emigrantes, nunca olvidará que un colega suyo, sin saber a quién tenía delante, le contestó: ‘Mucho trabajo y poco dinero’.

Gerrit Nijhof, jefe de Asuntos Españoles : “Era un alto cargo y le hemos enseñado todo. Estaba muy contento pero, sinceramente, las circunstancias eran bastante buenas. Philips trataba muy bien a sus trabajadores extranjeros. Les daban mucho apoyo.” A Gerrit Nijhof lo nombraron en 1972 jefe de Asuntos Españoles. Anteriormente trabajó casi veinte años como traductor técnico en Philips Hilversum. Cuando vino a Eindhoven como forastero le obligaron a trabajar primero en varios departamentos, como una especie de antropólogo industrial: “Trabajé en varias fábricas y así conocí a muchos españoles. Trabajé en varios turnos, hice turnos de noche, todo esto para sentir en persona cómo esos españoles experimentaban el trabajo y la vida aquí.”

Entretenimiento A partir de noviembre de 1963 Albert van Dijken publicó una crónica semanal en la revista Philips Koerier, llamada Aquí, la onda española. Escribía sobre las costumbres holandesas como la fiesta de San Nicolás y el tomar café en cada ocasión que se presentara. A veces publicaba semblanzas literarias muy especiales de los obreros españoles, como la del torero José Marqués Rodríguez, que había cambiado el ruedo andaluz temporalmente por el departamento de estampación de la Fábrica de productos metalúrgicos.72 No fue por miedo ante los toros, enfatizó sentado en su habitación en la residencia de Horst-América empapelada con carteles, sino para ganar florines, moneda fuerte, que cambiaría por

Frits Philips no sólo visitó a sus trabajadores españoles en compañía de altos cargos. Albert van Dijken, periodista de la revista Philips Koerier, contó: ‘Le acompañé una vez a la residencia en Maarheeze. ¡ Improvisadamente, en una noche de verano, fue un acontecimiento inolvidable para estos hombres! Íbamos los dos solos, y fue un encuentro muy espontáneo. Querían bailar flamenco con él e incluso lo intentó un poco. Luego cada uno de ellos quería salir en una foto con él.” Van Dijken, me dijo : “¿no hay una forma mejor de arreglar esto?” Le dije : “ Sí, propondré hacer una foto en conjunto para evitar que a medianoche todavía siga usted por aquí.”

Leyendo el Philips Koerier. (PCA)

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Philips Koerier 20 (21), 7-3-1964.

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Me vine con una maleta de cartón y de madera

La crónica Aquí, la onda española con el emblema de un burrito. (CP)

Van Dijken cambió el borrico por su propio retrato. (CP)

pesetas y con los cuales afrontaría un radiante futuro como torero.

rrillos evitando así tener que ir a la cafetería en el centro del pueblo.

Durante el primer año Albert van Dijken ilustró la crónica con el emblema de un burrito, hasta que recibió una carta de un español, que opinaba que un burrito no era un símbolo representativo y respetable de España. Como señal de buena fe Van Dijken cambió el borrico por su propio retrato.73

En 1968 Philips adquirió dos videograbadores para ofrecer a los trabajadores españoles la oportunidad de ver en las residencias programas emitidos por la televisión española. Tres veces a la semana mandaban desde Madrid copias de programas de TVE. La técnica de video todavía estaba en mantillas en

En la residencia El Prado proyectaban todos los sábados una película de habla española. Estas películas eran suministradas por un distribuidor holandés en Utrecht, que las recibía de una empresa alemana a la que las autoridades españolas se las mandaban. Las películas iban acompañadas de un cartel, que colgaban en la ventana de la residencia. En su mayor parte se trataba de películas del oeste pero a veces también les enviaban comedias españolas.

Comenta una emigrante de la primera generación: “ Los domingos por la tarde muchas veces iba con mi hermana y su marido a la residencia El Prado. Allí ponían películas a las que podían entrar también los emigrantes españoles que no vivían en El Prado. Era la única diversión que teníamos. En El Prado sólo vivían hombres. En aquella época yo era una de las pocas solteras españolas en Eindhoven y me pedían la mano frecuentemente.”

Un domingo en El Prado, Eindhoven 1968. (PC)

En la residencia Casa Trenta en el pueblo Beek en Donk también ponían una película de habla española todos los sábados. Los holandeses del barrio también iban al cine, aunque no entendían nada. No había tantas posibilidades en Beek en Donk para divertirse. Como la residencia estaba situada en las afueras del pueblo, la gente del barrio solía pasar por la Casa Trenta para comprar un paquete de ciga-

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Cartel de una comedia española que proyectaban en El Prado. (CP)

Philips Koerier 20 (25), 4-4-1964.

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Buen soporte

Televisión española. (PCA)

aquella época y los videograbadores eran carísimos; costaban 10 mil florines cada uno. Este acontecimiento fue tan espectacular que le dedicaron atención especial en un programa de noticias muy popular.

A veces, en los fines de semana las empresas organizaban una excursión para los trabajadores españoles, por ejemplo a los campos de tulipanes y otras flores de Keukenhof o a la ciudad en miniaturas de Madurodam. Albert van Dijken se acordó de una excursión al parque de atracciones de Bobbejaanland en Bélgica que fue un gran éxito. Philips también organizó una vez una excursión a un museo, pero éste fue un experimento poco acertado.”

Intérpretes Desde el principio Philips disponía de buenos intérpretes. Uno de ellos era Juan García, que vino a Holanda en los años cincuenta para estudiar en el International Institute for Social Studies en La Haya. Después de terminar la carrera trabajó un tiempo en la Embajada de España y en 1960 se incorporó a la oficina de traducción de Philips : “In 1963 llegaron los españoles pero no había casi nadie que hablara español. Entonces me cedieron temporalmente al departamento de Asuntos Personales para ayudar a mis paisanos. Todos los días visitaba las residencias junto a una persona de Asuntos Personales para anotar qué problemas había con el trabajo en la fábrica, con los dueños y entre los propios colegas, quién tuvo que ir al médico y cosas por el estilo. Y al día siguiente tratábamos de solucionarlo todo. A menudo salía de casa sobre las ocho de la mañana y volvía sobre las nueve de la noche.”

Comida de Navidad en una residencia. (CGN)

Carrera ciclista para obreros españoles de Philips. (PCA)

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Me vine con una maleta de cartón y de madera

tre la empresa y mis paisanos. A veces pude comprobar que mis paisanos exigían cosas a las que no tenían derecho pero también vi casos de injusticia por parte de la empresa. Una persona, que hace de intérprete, debe ser neutral y limitarse a traducir de una lengua a otra y al revés. Sin embargo todos somos humanos. Al cabo de unos tres años ya había más holandeses que hablaban español y ampliaron la plantilla de Asuntos Personales para los españoles. Volví a mi departamento original y me sentí muy aliviado. Allí seguí trabajando hasta que me jubilé.” Juan García, aunque no a título profesional, siguió esforzándose por sus paisanos que le siguen llamando El intérprete. Continuó sus actividades sociales en las asociaciones españolas y hasta hace poco era miembro de la directiva del Hogar del Pensionista de Eindhoven.

Visita de Frits Philips al campamento de Someren acompañado por el intérprete Juan García (a la derecha con gafas), 1964. (CP)

En los años sesenta José Sánchez Bernabeu trabajó también como intérprete en el departamento de Asuntos Personales de Philips. Aquí da la bienvenida, en la ciudad de Roosendaal, a un grupo de emigrantes españoles que acaban de llegar y está comprobando la lista de personas.

Este repentino cambio en su carrera profesional se le hizo difícil a Juan García: “Era muy duro para mí porque me encontraba en una posición en-

José Sánchez Bernabeu dando la bienvenida a recíen llegados. (CP)

José Sánchez Bernabeu comprobando la lista de personas. (CP)

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Buen soporte

INTERMEZZO

Del campo extremeño a la mina holandesa

Por Victoriano Sánchez Bermejo

mucho trabajo en el campo, yo le ayudaba durante la cosecha del algodón y los tomates, o dándole de comer a los animales. La combinación de abundantes lluvias en invierno y veranos muy secos y calurosos fue desastrosa para los cultivos de la huerta. Los pozos se secaron hasta que no quedó agua para el riego. La serie de desafortunados acontecimientos fue fatal para muchos campesinos en esa región, especialmente aquéllos que no tenían recursos financieros para poder sobrevivir en los grandes contratiempos, lo pasaban muy mal; algunos emigraron a la Badajoz, o a otras ciudades más lejanas. Mi padre no veía ninguna posibilidad de mantenernos en estas circunstancias. De joven, él trabajó en el campo con su padre y era lo único que sabia hacer. Si hubiera querido, él habría podido trabajar en las tierras de su padre, pero lo que él deseaba era tener algo enteramente propio sin depender de su casa.

Retrato de Victoriano Sánchez Bermejo 2009.

Yo nací en el año 1955 en Almendral.74 Mi padre era campesino y mi madre se dedicaba a sus labores. Mi padre nació en Espartales, en una huerta cerca de Torre de Miguel Sesmero y mi madre en Vezdemarban (Zamora). Cuando yo tenía unos cinco años nos mudamos a una huerta cerca de la ciudad de Badajoz. Mi padre quería ganarse la vida de forma independiente y vio una oportunidad arrendando tierras cerca de Badajoz. La huerta estaba cerca del río Guadiana. Allí él cultivaba algodón, tomates y frijoles, melones y maíz. Además teníamos algunos cerdos, dos vacas, pollos, conejos y dos mulas; con estas mi padre llevaba sus productos al mercado y además las usaba para arar. Cuando yo salía de la escuela y mi padre tenía

Víctor trabajando en el campo, 1958. (CP)

Víctor con sus padres, 1956. (CP) 74

Véase tambíen mi página web: www.vsanchez.nl

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eran muy altos, rubios y con ojos azules que caminaban con zuecos de madera y que en su país había muchos molinos de viento y muchas vacas.

Por fin se decidió a dejar la huerta e irse con la familia a mi pueblo, a Almendral. Nos fuimos a casa de nuestros abuelos para vivir temporalmente con ellos. Gran cantidad de vecinos de la región vieron nuevas oportunidades emigrando al extranjero. Mi padre pertenecía a este grupo. Casi desesperado, se informó en el sindicato de trabajadores y allí le dijeron que él podría conseguir trabajo muy bien pagado en otros países y podía elegir entre Suiza, Alemania, Bélgica y Holanda. Como se decidió por Holanda, lo pusieron en contacto con un representante de las minas de carbón, Oranje Nassau. Consiguió información sobre sueldos, vacaciones, pagas adicionales en Navidad y verano. Todo resultaba muy atractivo, sobre todo en el contexto de las circunstancias económicas de ese momento en Extremadura. Después de hablar con mi madre, decidió irse a Holanda. La intención era quedarse de dos a tres años trabajando en las minas. A la familia le había dicho que trabajaba en una fábrica, dado que el trabajo en las minas era muy arriesgado y pesado y no quería preocuparlos.

Yo a esa edad no entendía la seriedad de la situación, ninguno de nosotros éramos conscientes de que nuestro padre se iba a ir a más de dos mil kilómetros de casa para trabajar. El hecho de que un padre se fuera tan lejos, a mí me parecía interesante y motivo de orgullo. Mi madre sabía muy bien lo que era cuidar a los niños, pero sin el apoyo de mi padre, con un futuro incierto, los niños demasiado pequeños y absolutamente dependientes de ella, la situación era francamente difícil. Yo tenía siete años y mis tres hermanos eran menores que yo. Cuando nos despedimos de nuestro padre, nadie sabía lo que significaba quedarse casi cuatro años en Almendral sin padre y sin marido. Mi padre pasaba cada año dos meses en el pueblo; un mes en verano y un mes en Navidad. Después de las vacaciones se marchaba de nuevo.

Mi padre no sabía nada de Holanda pues en España no había televisión en los tiempos de Franco y la información a la población era mínima. La imagen que teníamos de Holanda era de un país pequeño rodeado por grandes diques para impedir las inundaciones del mar, donde hacía mucho frío y había mucha humedad. De los holandeses se sabía que

Centro Español de Maastricht, 1970. (CP)

La situación era especialmente difícil para mi madre y cada vez le resultaba más difícil sobrellevarla. Lo que al principio era una solución temporal, con el paso del tiempo iba pareciéndonos definitiva tanto a mis padres como a nosotros, por tanto había que buscar una solución alternativa. Así que mis padres llegaron a la conclusión de que lo mejor para la familia era trasladarnos a vivir a Holanda. Eso teniendo muy claramente en cuenta que solo sería para unos años y después volver a España. Para entonces la economía española podría haber mejorado y habría puestos de trabajo suficientes para mi padre y otros como él. Antes de irnos a Holanda había que arreglar muchas cosas. Algunos muebles se almacenaron tem-

Mi padre en la mina holandesa, 1963. (CP)

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Buen soporte

de circunvalación. De noche dormíamos unas pocas horas en el coche. Uno de mis padres vigilaba mientras los demás dormíamos en los asientos.

poralmente en casa de familiares y el resto se vendió o se regaló a familiares y amigos. Los objetos personales y las prendas de vestir se prepararon en unas maletas, de cartón por entonces, para el largo viaje. Ropa de invierno teníamos poca, esta ya se compraría en Holanda. Yo no tenía muchas cosas, sólo unos libros y cuadernos de la escuela, listas de notas, lápices de colores y un pequeño monedero con algunas pesetas que había ganado vendiendo mis últimos bolindres. Los poquitos juguetes que tenía, estaban tan gastados, que los dejé en el pueblo sin ningún problema; mi padre nos había prometido que al llegar a Holanda nos compraría otros nuevos.

Cuando llegamos a Holanda estaba todo blanco, había nevado y nosotros nunca habíamos visto la nieve, fue una experiencia extraordinaria, tanta y tan blanca, más de dos palmos de altura. Al principio vivíamos en una casa alquilada, a un paso de la mina donde trabajaba mi padre. Las primeras semanas yo tenía tanto frió, que me dejaba el pijama debajo de la ropa cuando me vestía para ir a la escuela. Fui a la escuela primaria. Cada año escolar lo hice en seis meses y por eso acabé esta etapa a los 14 años. La lectura me interesó más y más, para mí era una manera de adquirir muchos conocimientos y por ello aprendí el idioma holandés muy pronto y bien. Luego fui a Educación Secundaria y al Bachillerato y finalmente al hospital para estudiar enfermería.

Después de despedirnos de todos los familiares, salimos el 9 de enero de 1966 con destino a Holanda en el coche de un amigo de mi padre, Serafín Vera, también minero, que viajaba en sus vacaciones a España; tenía un Opel Record que lo utilizaba para llevar paisanos a su país y así se ganaba un poco de dinero. Cargamos el coche hasta los topes y comenzamos el largo viaje. Teníamos muchas ganas de llegar. Creíamos que el irnos tenía muchos aspectos positivos, por lo menos nos lo parecía a primera vista. Con diez años yo era un niño muy curioso, lleno de esperanzas ante aquel mundo nuevo y lejano. Desde entonces estaríamos siempre todos juntos y con mi padre, todo sería mejor que hasta ahora.

Me casé y tuve dos hijos. Al cabo de los años, a mi padre le dieron de baja en su trabajo, vendió su casa en Holanda y se construyó otra en el pueblo para irse junto con mi madre a pasar el resto de su vida en su tierra. En aquellos años íbamos con mis padres regularmente a ver la familia del pueblo, y más tarde pasábamos ya cada uno con sus propias familias, esposas e hijos. Era paradójico que muchos familiares en España me veían como el “holandés” que ganaba el dinero fácilmente, mientras que en Holanda, me consideran como el español, un poco loco por venirse aquí, a vivir tan lejos de su propio país, teniendo España tan buen clima y tan buenas playas. Cuando vivíamos en casa con los padres, por supuesto que hablábamos español, sin embargo a veces era más fácil para los hermanos hablar en holandés, sobre todo cuando habíamos aprendido nuevas palabras que desconocíamos en español. Entonces mi padre se enfadaba y nos decía: “Lo que habléis en la calle no me importa, pero aquí en casa se habla español”.

Yo nunca había viajado más de 50 kilómetros y después de unos pocos cientos, tenía ganas de preguntar si ya habíamos llegado, sin embargo, sabíamos por la experiencia de mi padre, que el viaje duraba tres días y dos noches y con esa idea nos dormíamos cansados. Sólo parábamos para repostar, comer y asearnos, fue un incómodo y duro viaje de más de 2000 kilómetros con tres adultos, cuatro niños y el equipaje en un solo automóvil. En esa época no había muchas autopistas ni tampoco carreteras

Muy rápidamente me di cuenta de que a muchos holandeses les interesaba mi lengua materna. En primaria había maestros que me pedían que les ayudara con sus estudios de español. Más tarde empecé poco a poco a dar clases de español. Los últimos cinco años, he desarrollado un estilo tan propio, que una gran parte de mi tiempo libre trabajo de freelance siendo profesor en una institución y también dando clases particulares. Hace unos cuatro años, después de morir mi padre, en su casa de España, decidimos traer a mi

Visita al partido de fútbol Feijenoord – Real Madrid, Rotterdam 1965. (CP)

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Me vine con una maleta de cartón y de madera

su tierra. Ahora entiendo la necesidad de dar el gran paso dejando en España a su familia, amigos y entorno social, para meterse debajo de la tierra (como él decía) para sacar carbón en la mina. Hizo todo lo que pudo para ofrecer a sus hijos y esposa un futuro mejor. Un futuro que en España no tenía. Gracias a este gran paso, se pusieron los cimientos para ser lo que soy y para conseguir lo que hasta ahora he conseguido.

madre a Holanda, ya que ella estaba enferma y era incapaz de cuidarse sola. Debido a su enfermedad está en una residencia donde recibe la atención y el apoyo que necesita. Hubo un tiempo en que yo no entendía por qué mi padre volvió a España, mientras sus hijos y nietos vivían en Holanda. El siempre tenía la nostalgia de volver, por encima de todo. Mientras más años pasaban, más grandes eran los deseos de volver a

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7. REUNIFICACIÓN FAMILIAR

Un año sin mujer e hijos

tado Roolvink objetó: “Si estamos buscando sólo a solteros, más nos valdría parar el proyecto de contratar.”76 La discusión sobre la reunifación familiar continuó durante un año. El 22 de noviembre de 1963 el Consejo de Ministros decidió que los matrimonios podrían reunificarse un año después de la llegada del marido a Holanda. Dos años más tarde las leyes permitieron que los hijos también pudieran venir para reunirse con la familia . La iglesia católica criticó la política de alojamiento e hizo referencia a los daños que podría causar la separación de familias. El padre Driessen también se pronunció en el diario “ Eindhovens Dagblad” contra la separación de familias: “Si Holanda, por motivos políticos, se niega a alojar a sus obreros extranjeros de tal manera que sus familias también puedan aprovecharse de la prosperidad aquí, estará adoptando una actitud inmoral.”77

Cuando en 1961 se firmó el convenio de contratación con las autoridades españolas, el gobierno holandés impuso como condición que los obreros extranjeros tuvieran el estado civil de “soltero y sin hijos”. Esto dificultó mucho la contratación y pronto la ley se adaptó de modo que los casados también podían conseguir un contrato, siempre que no tuvieran hijos.75 La mayoría de las empresas no cumplieron las reglas y también ofrecieron contratos a hombres con familias numerosas; al fin y al cabo nadie se preocupaba: no lo hicieron ni la industria y el comercio, ni las autoridades holandesas ni tampoco los españoles. Querían ganar mucho dinero en poco tiempo; trabajar en el extranjero durante un año sin ver a la mujer y los niños parecía aceptable. Sin embargo, la añoranza y la soledad hicieron que los matrimonios se reunificasen lo antes posible; en el verano de 1962 ya llegaron las primeras esposas a Holanda.

Alojamiento de familias Normalmente, al cabo de un año se decidía si el contrato temporal de trabajo podía convertirse en un contrato por tiempo indefinido. Cada vez más obreros españoles consiguieron un contrato permanente y querían que vinieran su mujer o eventualmente sus hijos para reunificarse. Ya se habían dado cuenta de que, por ejemplo, los servicios médicos y la enseñanza eran mejor en Holanda que en su propio país. Una empresa como Philips necesitaba a muchas mujeres para trabajar en las fábricas y ayudaba a los obreros a buscar vivienda. Para obtener una casa hacía falta sin embargo una carta de recomendación de parte del jefe de personal; estas personas actuaban, por decirlo así, como intermediarios entre los emigrantes y la sociedad. José Gutiérrez: “Esos jefes de personal tenían mucho poder. Había gran escasez de viviendas y el proceso de conseguir una casa podía tardar mucho. Entretanto los obreros tenían que alojar a sus familias en una pensión o compartir una casa con otras familias españolas. Claro que esto causó toda clase de problemas. Creo que para muchos españoles estos años en Holanda fueron los más difíciles.”

La familia Gutiérrez Prieto de Galisteo fue una de las primeras en llegar a Eindhoven, 1966. (PCA)

Había trabajo suficiente, también para mujeres, lo que faltaba era el alojamiento. El 19 de octubre la ministra de Asuntos Sociales, Marga Klompé, dijo en el Consejo de Ministros que sólo tendrían que ser contratados obreros extranjeros solteros porque, en lo referente al alojamiento, las familias holandesas deberían tener preferencia. El secretario de es75 76 77

Praamsma 2003. Praamsma 2003. Houtert 1965.

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Me vine con una maleta de cartón y de madera

reunirse con sus maridos buscaron vivienda en algún sitio de Helmond, pero esta clase de viviendas nunca se encontraba en los barrios mejores. En un barrio marginal, alguien tuvo la idea ´genial´ de alquilar unos cobertizos detrás de su casa. Allí dormían estas personas sin calefacción, sólo tenían una estufa de carbón. Una mañana llegué al trabajo y me encontré con un español que ya estaba esperándome: ´¡Tineke, Tineke, venga, rápido, rápido! ¡A casa de Dionisio y María! ¡Mucha estufa, mucho humo, mucho calor!´ Fuimos enseguida a la casa y vimos que Dionisio ya estaba completamente atontado y que María estaba vomitando. Abrí todas las ventanas y la puerta y volví enseguida al trabajo para llamar a un médico. ¡Me costó muchísimo convencerlo de que tenía que venir enseguida! Al final llegó y la pareja fue trasladada en una ambulancia al hospital. El marido estaba peor y siguió hospitalizado durante varios días.”

Fiesta en El Pinar, 1972. La niña se llama Raquel Rodrigo Iglesias, es pintora en la actualidad y diseñadora de la portada de este libro. (CGN)

Josefa Silvo: “En enero de 1969 me casé y en marzo pudimos instalarnos en una habitación en Eindhoven en casa de una familia holandesa. No podíamos ir y venir cuando queríamos porque no teníamos llave. Era una habitación situada en el desván y era tan estrecha que tenía que quitar la única silla que teníamos para poder hacer la cama. No nos permitían utilizar agua ni gas y sólo podía ducharme una vez a la semana. Mi marido consiguió encontrar otra habitación en casa de una familia holandesa y todos los vecinos recriminaban a esta familia : “¿Qué habéis hecho? ¡Son extranjeros¡” Luego, sin embargo, establecimos buenas relaciones con todos los vecinos. Unos años más tarde conseguimos dos habitaciones en la parte de arriba en la casa de una señora mayor, que vivía en la calle Hugo de Grootplein. Convertimos la habitación pequeña en dormitorio y la grande en cuarto de estar. La cocina de abajo la compartíamos con la anciana. Nos habría gustado mucho seguir viviendo en el barrio pero no conseguimos una casa allí porque no teníamos hijos. Al final nos dieron esta casa, donde seguimos viviendo desde hace ya 23 años.”

‘Este es el paraíso’ Priscila Díaz era una mujer joven y soltera que emprendió sola el viaje a Eindhoven: “Me crié en el pueblo de Galisteo. El marido de mi hermana mayor

Tineke Berkers–van Schijndel, que trabajaba en el departamento de personal de la empresa de Diddens & van Asten, salvó a un matrimonio español de una muerte por intoxicación de monóxido de carbono: “Cuando las esposas vinieron a Holanda para

Priscila Díaz, Galisteo 1965. (CP)

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Reunificación familiar

trabajaba en Eindhoven y al cabo de un año volvió al pueblo para recogerla. Tenía que seguirle porque así iban las cosas en aquellos tiempos. Mi hermana se puso enferma y tuvo que ser operada y guardar reposo durante unos meses; mi madre dijo: ´Irás a Eindhoven tres meses para ayudar a tu hermana.´ Cuando alguien en tu familia te necesitaba no lo pensabas y acudías enseguida a ayudarle. Era 1968 y tenía 23 años. Mi primera impresión de Holanda fue: este es el paraíso. Mi hermana vivía en una casa de alquiler de Philips y a mí me gustaba mucho porque había estufa, ducha, aseo, agua corriente y lo más bonito de todo : una habitación para mí sola. Los trabajadores volvían a casa de su trabajo a las cinco de la tarde y estaban libres durante el fin de semana. Esto no lo conocíamos en Galisteo donde vivíamos en una casita con nueve personas y teníamos que trabajar duro en el campo todos los días. Desde el principio ya pensaba: quiero quedarme aquí. Por eso procuré conseguír trabajo en la Philips antes de que mi madre mi dijera: ‘Tienes que volver porque tu hermana ya no te necesita.’

jaban muy rápido con las manos. Priscilla: “Durante el trabajo solíamos cantar mucho, en voz alta, como si estuviéramos trabajando en el campo en España. En aquella época te renumeraban al conseguir una producción de más de ochenta unidades al día. Cuanto más alto cantábamos más rápido trabajábamos. Las mujeres holandesas a veces ponían cara de vinagre al vernos trabajando así. En ocasiones, cuando cantábamos demasiado alto, el jefe solía reñirnos.”

Otros tiempos. La mayoría de las mujeres españolas, que se establecieron en el sureste de Brabante a finales de los sesenta o a principios de los setenta, estaban casadas y venían a reunirse con sus maridos que ya llevaban unos años viviendo y trabajando en la región. El hecho de que los matrimonios se reunieran no significaba que consideraran la emigración como definitiva. Al contrario, juntos podrían ganar más rápido mucho dinero, por ejemplo para montar su propio negocio en España o para realizar algún otro sueño; por eso, muchos matrimonios decidieron dejar a sus hijos con familiares en España.

María Peris Herrón: “Nos casamos en 1968 y en 1969 mi marido fue a Eindhoven para trabajar en la fábrica Philips. Sólo estuvimos juntos los dos durante un año. En el año 1972 me fui también a Holanda. Nuestros dos hijos se quedaron con mi madre en España. Nuestro hijo vino a Holanda en la edad de doce años porque le hacía mucha ilusión acompañarnos; nuestra hija, sin embargo, se quedó en España porque estaba muy a gusto con su abuela. En 1980 tuve otro hijo que es el único que nació y se crió en Eindhoven. Si me encontrara otra vez ante la misma situación, me quedaría con mis hijos en España o los llevaría a Holanda. No los abandonaría. Eran otros tiempos, la gente pensaba de manera diferente e hicimos todo lo que pudimos para brindarles a nuestros hijos una vida mejor. Mirando hacia atrás lo siento mucho.”

Priscila Díaz trabajando en el departamento de fabricación de espirales, Eindhoven 1968. (CP)

Priscila Díaz empezó a trabajar en 1968 en el departamento de fabricación de espirales, donde ya trabajaban muchas mujeres españolas. Controlaban los hilillos o sea los espirales de las bombillas. Los controlaban con una lupa porque eran tan finos como cabellos, los ordenaban en hileras y luego quitaban los espirales más cortos. La mayoría de las mujeres españolas venían del campo donde habían trabajado en el cultivo de algodón, pimiento o tabaco y traba-

Los matrimonios reunidos, en la mayoría de los casos, trataban de prevenir un embarazo. A menudo se alojaban en casas malas y pequeñas y no quedaba lugar para un hijo. Además las mujeres también 3


Me vine con una maleta de cartón y de madera

Además una hermana mía falleció cuando tenía 18 años y tuve que guardar luto durante 3 años; durante todo este período no me dejaron salir y por esto nunca había tenido novio. Llegué a Holanda sin experiencia alguna. Después de casarme pensé: ¿esto es todo? Fue una decepción enorme pero, a pesar de esto, seguí aguantando durante más de diez años. ¡Porque tenía miedo! Me daba vergüenza y no quería que cotillearan sobre mí, porque eso era lo que ocurría muy a menudo en aquella época. Una mujer buena y honesta no se divorciaba. En un momento dado me di a la fuga simplemente porque era muy peligroso lo que me pasó con mi marido. Y los españoles seguían cotilleando ¡Fue tan vergonzoso para mí cuando era él quíen tenía que avergonzarse y no yo! Yo no le pegué. Tampoco se comportaba bien con su hijo. La separación fue muy dura para mí porque todos me miraban a mí. Ese cotilleo era lo peor. Todos tenían su propia opinión y juzgaban sin saber exactamente lo que había pasado. Mi ex-marido volvió a España y yo seguí viviendo en Holanda. Echaba mucho de menos a mi familia pero era responsable de educar a mi hijo; en Holanda tenía trabajo y en España no.”

Niños de Garganta la Olla en Eindhoven, 1987. (CP)

trabajaban. Tineke Berkers-van Schijndel: “Les acompañaba muy a menudo al médico para pedir la píldora. Solos no lo podían hacer y no se atrevían.” Aunque el uso de la píldora era completamente legal en Holanda – en contradicción con España – los matrimonios españoles tenían que vencer un tabú importante antes de que se atrevieran a pedirla. El Servicio Médico de Philips calificó en 1979 los tabús sexuales de España como una de las dificultades más grandes en el contacto con los pacientes: “Un ejemplo típico es la solicitud de ser esterilizado cuando en el fondo quieren solicitar un método seguro de anticoncepción.”78

A veces la familia original desapareció completamente, tanto en sentido literal como figurado, porque las mujeres españolas podían perder su apellido en Holanda. Cuando una mujer española se casaba en Holanda con un español recibía automáticamente el apellido de su marido. Con esto las autoridades holandesas rompieron la tradición española de mostrar el justo respeto hacia la mujer.

Sentimiento de dependencia Una mujer de un emigrante español que venía a Holanda, de golpe se hacía muy dependiente de su marido. Al principio casi todos los contactos y vínculos con el mundo exterior los tenía el marido porque éste ya había encontrado su camino y ella todavía tenía que conocer el mundo nuevo. Ya no podía recurrir a su familia como en España y muchos matrimonios pasaron por períodos difíciles. Había mucho control social en la comunidad española en Holanda y para las mujeres que no podían contar con el apoyo y la protección de su familia, este control social podía incluso dar miedo.

Incluso mujeres de emigrantes españoles, que ya estaban casadas en España, a veces se veían obligadas a remplazar sus apellidos por los de su marido. Cuando María Peris Herrón encontró empleo en Philips, la inscribieron en el departamento de administración personal con el apellido de su marido que ya estaba registrado en la empresa. Nadie se dió cuenta de que la pérdida de los apellidos de su padre y su madre podría significar para una mujer española la pérdida de su identidad. María, sin embargo, relativizando el asunto, dijo: “Así son las reglas aquí en Holanda. Al emigrar una persona pierde tan-

Una mujer de la primera generación: “Yo fui sola a Holanda y me casé allí con un emigrante español. Era joven y no tenía experiencia alguna con los hombres porque en España no te permitían mirar a un chico que no fuera tu novio.

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Philips Huisartsen Dienst Eindhoven 1979.

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Reunificación familiar

tas cosas, y el apellido no es lo más importante.” María había tenido que dejar a dos hijos jóvenes con su abuela en España.

más. Cultivar verdura y fruta evoca recuerdos del pasado; es una afición y nos brinda la oportunidad de cultivar nuestras propias clases de verdura. Esta foto la sacamos después de volver de unas vacaciones en España, cuando fuimos a ver cómo había quedado el huerto. Había sido un verano caluroso y estábamos asombrados ante los pimientos tan bonitos y tan grandes.”

Un pueblo en la ciudad A muchas familias españolas en Eindhoven terminaron concediéndoles una casa de alquiler de Philips, situada en el barrio de Strijp y particularmente en la barriada de Drents Dorp (Pueblo de Drenthe). Esta barriada fue construida por Philips entre los años 1925 y1930 y debe su nombre a los primeros habitantes: familias de emigrantes provenientes de la provincia de Drenthe. Era una barriada con apariencia rural, lo que contribuyó a una transición más cómoda y gradual para las personas del campo de la provincia de Drenthe, recien llegadas a la ciudad industrial de crecimiento rápido en el sur de Holanda. Las viviendas obreras con jardín eran espaciosas y confortables porque vinieron muchas familias numerosas a Eindhoven. Philips prefería familas con muchas hijas solteras de una edad de más de catorce años.79 Detrás de los jardines y al borde de la barriada se encontraban los jardines públicos donde los obreros del norte de Holanda podían recuperarse del trabajo exasperante de la fábrica y donde podían cultivar sus propias verduras. En el curso de los años sesenta cada vez más empleados de Philips, que habían hecho carrera, se mudaron del Pueblo de Drenthe a una de las nuevas afueras de Eindhoven. El antiguo barrio obrero tampoco poseía gran atractivo para los jóvenes de otros barrios, que tenían más formación. Las casas vacías se las concedieron a obreros españoles, que hicieron venir a su familia a Holanda. Igual que a los obreros del norte de Holanda les gustaban mucho las viviendas espaciosas y cómodas con jardín y a ellos también les gustaban los ‘huertos urbanos’ que otorgaba el ayuntamiento.

María y sus pimientos españoles en Eindhoven. (CP)

Los emigrantes españoles trataban de familiarizarse a su manera con la ciudad grande y desconocida. Muchos sitios en Eindhoven obtuvieron una dimensión española. A la plaza Gelderlandplein, situada en la barriada de Pueblo de Drenthe, por ejemplo, le dieron el nombre de La Plaza de España, porque muchos españoles vivían en aquella plaza. La mayor parte de los emigrantes eran del campo y en los pueblos españoles existe la costumbre de darse apodos. Lo mismo ocurrió en la comunidad española en Eindhoven. Así apodaron a alguien el Químico porque trabajaba en Philips con substancias quími-

María Peris y Manuel Gómez: “Somos del pueblo cacereño Garganta la Olla, situado en la comarca de La Vera, muy conocida por su pimentón. Antes de ir a Holanda trabajábamos en el cultivo de pimientos, tabaco, maíz y algodón. Fuimos una de las primeras familas españolas con un huerto urbano, pero pronto ya iban a ser

79

Kalb y Burgers 1991: 23.

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Me vine con una maleta de cartón y de madera

cas. A otros les dieron apodos como el Peque, el Torero, el Chino o María de Geldrop. En los años sesenta se publicó en la barriada de Drents Dorp un periódico de barrio bilingüe, titulado Het Hunebed (El Dolmen). [Quien piensa en Drenthe, enseguida piensa en los dólmenes prehistóricos. En Drenthe se pueden ver todavía 52 dólmenes.] En este periódico cooperaban los recién llegados del norte de Holanda y de España, que juntos eran los habitantes principales de la barriada de Drents Dorp de entonces. En la portada del periódico de marzo-abril de 1979 figura un dibujo de Alfonso Falcón, un chico español estudiante de la Escuela primaria de San Francisco. En la foto es el sexto de izquierda de la tercera fila a pie. Había dibujado una liebre que trae los huevos de pascua, con un sol radiante al fondo detrás de picos de montañas nevadas. Su dibujo es la prueba de cierta integración porque la liebre que trae los huevos pascuales era entonces un fenómeno desconocido en España.

Portada de Het Hunebed. (CP)

venes, tanto los españoles como los holandeses, son gamberros y rompen cristales de edificios públicos.”80 A pesar de las molestias que causaron, se nota aquí también un signo de integración porque eran jóvenes españoles y holandeses los que juntos hacían las travesuras.

En el año 1991 señalaron en la revista Intermediair que los jubilados de Philips que vivían en la barriada de Drents Dorp, estaban preocupados del deterioro de su barrio: “Fíjense, no queremos hablar mal de los españoles, nada de eso, pero los jó-

Alfonso Falcón y sus compañeros de clase en la escuela primaria de San Francisco, 1976. (CP) Kalb y Burgers 1991: 27.

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Reunificación familiar

Las Hermanas Franciscanas del colegio para niñas, Eindhoven 1967. (CP)

Al colegio

yo, que fuimos los últimos en venir de los seis hermanos, llegamos en 1976. Mi hermano que entonces aún no tenía 11 años, fue inscrito en la escuela básica del barrio. Yo, que ya tenía 14 años, me tuve que inscribir en la escuela internacional Floor Evers. A esta escuela solamente iban los hijos de los emigrantes que no hablaban holandés y que ya eran mayores para la escuela básica y menores para empezar a trabajar. En esta escuela había alumnos de diferentes nacionalidades: españoles, chilenos, turcos, marroquíes, chinos y alguna que otra nacionalidad, pero la mayoría eran turcos y marroquíes.

A partir del final de los años cuarenta del siglo pasado, las Hermanas Franciscanas de Oirschot se encargaron de la enseñanza de niñas en la barriada de Drents Dorp. En la calle Zevenaarlaan estaba situado el colegio católico para niñas “Sint Koenraad”, donde la hermana Stefana Krol, muy a gusto y durante muchos años, dio clases de trabajos manuales y labores. Todavía se acuerda muy bien de la primera niña española que se presentó en su clase: “Era muy tranquila, tenía la cara morena y el pelo negro. En un momento determinado levantó el dedo y dijo: ‘Pss, pss.’ Tenía que ir al baño. Nunca me olvidaré de esto, no hablaba todavía ni una palabra de holandés pero sí logró dar a entender muy bien lo que quería.”

Debido a esta diversidad de culturas, esta escuela gozaba de un atractivo especial, pero a veces el profesorado tenía que hacer lo imposible para poder garantizar una convivencia pacífica entre todos los alumnos, ya que algunos de ellos tenían temperamentos y caracteres más sensibles que el resto del alumnado. Por lo general, nos soliamos llevar todos bien, aunque el único grupo que no terminaba de integrarse a los demás, era el grupo de los chinos. Siempre estaban aislados. Y es extraño que uno de mis mejores amigos extranjeros (sin contar a los chilenos, pues eramos como del mismo pueblo) en Floor Evers fue Yuen, un joven chino con quien durante un par de años mantuve una gran amistad tanto fuera como dentro de la escuela, hasta que se marchó a Enschede a trabajar con su padre a un restaurante chino. No volví a saber nada de él.

La mayor parte de los niños españoles en la barriada de Drents Dorp han seguido clases de primera enseñanza en el colegio de Sint Franciscus (San Francisco), y en la capilla del monasterio de las Hermanas Franciscanas de Oirschot, situado en la calle Koenraadlaan, han sido bautizados muchos niños españoles. Los niños mayores de los emigrantes en Eindhoven estudiaban en la escuela de Philips o en la escuela internacional Floor Evers en la calle Julianastraat.

Miguel Angel Luengo Tarrero: “En 1974, mi padre, que emigró a Eindhoven en 1963, decidió traerse a toda la familia. Mi hermano menor y 7


Me vine con una maleta de cartón y de madera

En esta escuela, no sólo aprendíamos holandés, también aprendíamos palabras en casi todos los idiomas que estaban representados en este colegio. Además de ir un día a la semana a nadar (cosa excepcional para nosotros) y otro día a la semana al gimnasio, también recibíamos clases en nuestros propios idiomas un día a la semana. Las clases de español las daba la señorita Gardenia, una profesora boliviana. En esta escuela he tenido varios profesores y profesoras y de todos guardo un grato recuerdo, pero creo que es la profesora boliviana la que yo más destacaría, pues su simpatía, su amistad y su método de enseñanza, nos hacía a los alumnos españoles y chileneos sentirnos como miembros de una misma familia.

Yo estuve en esta escuela desde 1976 hasta 1979 y para mí fue una hermosa época de la cual tengo muy gratos recuerdos y un tiempo en el que hice buenas amistades, tanto con el profesorado, a quien siempre estaré agradecido por todas las cosas que me enseñaron, como con esos alumnos extranjeros con los que conviví durante 3 años. Fue un tiempo memorable, un tiempo en el que, sin darnos cuenta, Eindhoven se había convertido en el año cero de nuestra nueva vida y la escuela internacional Floor Evers en la cuna de nuestra nueva infancia.”

Miguel Angel Luengo Tarrero en la escuela internacional Floor Evers, Eindhoven 1977. (CP)

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Reunificación familiar

INTERMEZZO

Fiesta

Choriceros. (CP) Cumpleaños de Fernando, Eindhoven 1982. (CP)

A los españoles les gusta la música, el baile y la fiesta. En las fiestas españolas en Eindhoven y alrededores pasan sin dificultad alguna de un baile de flamenco con mucho temperamento a una torpe arítmica polonesa holandesa. También celebran las fiestas típicamente holandesas como “Sinterklaas” (fiesta de San Nicolás). Según la leyenda holandesa, todos los años, el día 5 de diciembre, el Buen Santo, venido a Holanda desde España acompañado de sus pajes, sorprende a los niños españoles con regalos en el Centro Español de Eindhoven. En la península ibérica son los Reyes Magos quienes llevan los regalos para los niños el día 6 de enero.

Chorizo mujeres. (CP)

Dibujo de una niña de ocho años de Plasencia, de madre holandesa y padre español. San Nicolás y su paje moro están de camino hacia el Belén. (CP)

Chorizo hombres. (CP)

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Me vine con una maleta de cartón y de madera

También han introducido una nueva tradición de carnaval: cuando comienza el invierno empiezan a preparar chorizo. Igual que en los pueblos españoles la máquina de hacer chorizo es manejada por los hombres y son las mujeres las que van llenando y cerrando las tripas. En la fiesta de carnaval se come el chorizo y se organiza un concurso que gana la persona que puede comer el mayor número de chorizos. Los hombres de la foto llevan participando en el concurso desde hace veinte años y cada año tratan de batir el récord. Puede ser que estos hombres hayan inspirado a la gente de Brabante porque hoy día se organizan, cada año en más sitios, concursos de comer fricadelas holandesas.

Los habitantes de la provincia de Brabante parecen estar influenciados en cierto modo por la cultura española de festejar. Hoy día las fiestas de comunión, por ejemplo, se celebran con más frecuencia fuera de casa, gastando más dinero en ellas. En cuanto a la asistencia a la misa, sobre todo la segunda generación de españoles sigue la tendencia de los holandeses.

Los españoles en Eindhoven suelen celebrar las ceremonias bautismales y las fiestas de comunión como en España. Muchas veces se trata de fiestas grandes, en que participan incluso familiares que han venido de España y en las que no se escatima un céntimo.

Celebrantes de la primera comunión en Eindhoven, 1987. (CP)

Fiesta 35 años Centro Español Eindhoven, 2004. (CP)

El fraile Antonio Collart, que en paz descanse: “Uno se queda pasmado al ver como los españoles, aquí en Holanda, celebran una fiesta de comunión o un bautismo … La “obligación social” juega un papel importante. Es impensable que los paisanos del mismo pueblo o de la misma región no sean invitados. Así ocurre que se celebran fiestas de comunión y de bautizo a las que asisten más de cien personas. ¡Y en un buen restaurante! Pagan mucho dinero por ello. Hay momentos muy importantes en la vida de los españoles a los que dedican mucha atención: el bautizo, la primera comunión, la boda y el entierro. Por lo demás los españoles, sobre todo los jóvenes, no participan mucho en actividades eclesiásticas. Creen que asistiendo a estos momentos culminantes ya mencionados, cumplen suficientemente con su deber religioso.”

Fiesta de comunión, Eindhoven 1977. (CP)

Comunión de Miriam, Eindhoven 1988. (CP)

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8. EL ASOCIACIONISMO

El fútbol

fue el comienzo del fútbol español en Eindhoven. En 1966 se inauguró la residencia de El Prado y sus habitantes no tardaron mucho en formar equipo oficial allí.

La comunidad española en Eindhoven siempre ha mostrado un asociacionismo cultural y recreativo muy activo. Hasta el día de hoy siguen existiendo cuatro o cinco asociaciones españoles. Todo empezó, a principios de los años sesenta, con un partido de fútbol. Los primeros españoles en la fábrica de bombillas participaban en la liga de verano de Philips como miembros de los equipos de los departamentos donde trabajaban. En 1964 unos hombres, que estaban alojados en la residencia de El Pinar, formaron el primer equipo español de fútbol del sureste de Brabante. Los habitantes de la pensión “Ons Thuis” (“Nuestra casa”) en el centro de Eindhoven solían juntarse en su tiempo libre en uno de los parques de la ciudad para darle unas patadas a la pelota y ese

Los españoles empezaron a sentir la necesidad de tener un local donde no sólo se pudieran organizar los diversos torneos de fútbol sino donde también pudieran realizar otras actividades recreativas y culturales para la comunidad española que seguía creciendo más y más. En 1968 se abrió el Centro Español de Eindhoven, situado en la calle Willemstraat. En 1969 el equipo de fútbol del Centro Español ganó la primera liga de fútbol para equipos españoles en Holanda, organizada por el Ministerio Español de Deportes y Educación Física y así se convirtió en el equipo español más temido en Holanda.81

Equipo de El Prado, Eindhoven 1969. Esta foto se la mandó Emilio Gil (de los agachados el tercero empezando por la izquierda) a su madre en España. (CP)

Primer equipo de El Prado. (CP)

El reverso de la foto. (CP)

Fue el primer trofeo de los muchos que todavía tendrían que ganar. En 1973 y 1974 el equipo del Centro Español ganó el entonces tan famoso trofeo “Ramón de Carranza”. En España el torneo “Ramón de Carranza” era un torneo nacional para futbolistas profesionales, organizado por el municipio de Cádiz, que todavía sigue disputándose y que lleva el nombre del (ex)-alcalde “Ramón de Carranza.” A partir de 1970 se organizó este torneo también para equipos españoles de emigrantes en Europa. El alcalde de Cádiz vino en persona a Holanda para entregar el trofeo.

Luengo Tarrero 2003b

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Me vine con una maleta de cartón y de madera

Español acompañado de Frits Philips. PSV y Real Madrid jugaron en 1968 en Eindhoven un partido de calificación para la copa UEFA. PSV ganó el partido y el Real Madrid quedó eliminado.

Marcelo Rojo: “Un recuerdo muy especial es la visita del Real Madrid. Con el Sr. Santiago Bernabeu y su gente fuimos al Gran Bazar (V&D) a comprar queso. Compramos 22 quesos enteros de 5 kilos cada uno. Nunca habían visto tal semejante cosa en el Gran Bazar. Todos que salían por aquella puerta a la calle llevaban una bolsa con un queso. Y la gente preguntaba: ‘¿Es que lo regalan?’ Decimos ‘¡Sí, en la segunda planta!’”

Trofeo “Ramón de Carranza”, ganado por el Círculo Español en 1978. El alcalde de Cádiz vino en persona para entregar el trofeo. (CP)

Santiago Bernabeu y Marcelo Rojo Reyes, 1968. (CP)

La comunidad española estaba tan cautivada por El Deporte Rey que, en los años setenta, formaron también un equipo de fútbol femenino y una selección de juveniles. El equipo femenino dejó de existir al cabo de unos años pero el equipo juvenil siguió existiendo hasta entrados los años ochenta. Los ju-

Marcelo Rojo Reyes con el trofeo Ramón de Carranza, Eindhoven 1978. (CP)

El equipo de fútbol español jugaba sus partidos en De Herdgang, el complejo de entrenamiento de PSV Eindhoven. Frits Philips vivía enfrente de los campos de fútbol en la calle Oirschotse Dijk e iba a ver, de vez en cuando, algún partido de fútbol de los españoles. A los españoles les gustaba mucho su presencia, que les llenaba de orgullo. Frits Philips se interesaba por el fútbol y por España. Muchas veces acompañaba al equipo de PSV a los partidos que jugaban fuera contra el Real Madrid; en aquellas ocasiones se reservaban unos cuantos asientos para empleados de Philips. Un momento histórico en la historia del Centro Español fue la visita de una delegación del Real Madrid en 1968. Incluso el presidente Santiago Bernabeu formó parte de la delegación que visitó el Centro

Equipo de mujeres, Eindhoven 1974. (CP)

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El asociacionismo

veniles no deseaban otra cosa que jugar en el glorioso equipo del Centro Español. El Centro Español, sin embargo, marchaba hacia un futuro incierto.

dam, Rotterdam, Utrecht, Deventer y Hoogeveen para jugar contra otros equipos españoles, la mayoría de ellos equipos de deporte de empresa. Eindhoven siempre tenía buena clasificación y atraía a muchos espectadores. Por medio del deporte los españoles tenían la oportunidad de ver algo de Holanda; esto fomentó el espiritú de solidaridad y disminuyó la división política y regional entre ellos. La mayor parte de los hombres aún muestra mucho entusiasmo al evocar aquellos tiempos; también han guardado muchas fotos y artículos.

A mediados de los años setenta hubo fricciones en la Directiva y también entre los socios. Las tensiones tenían que ver, entre otras cosas, con las convicciones políticas que la gente iba ocultando cada vez menos. Cuando murió Franco en 1975, se originó una división abierta en la comunidad española, que, en menos de un año, dio como resultado la inauguración de otra asociación más orientada hacia la izquierda, El Círculo Español Strijp. Hasta el día de hoy siguen existiendo los dos centros, donde las ideas políticas ya no son significativas.

El equipo del Círculo Español Strijp ha dejado de existir pero el equipo del Centro Español sigue existiendo y está constituido por una nueva generación de españoles y sus amigos holandeses. A principios de los años setenta los españoles de Helmond también formaron un equipo de fútbol que ha existido hasta entrados los años ochenta: La Metralla. El centro español de Helmond ya no existe. Lo que sí sigue existiendo es el centro gallego llamado O’Pote.

Equipo Centro Español Eindhoven 1970. (CP)

Equipo Centro Español, Eindhoven 1999. (CP)

El Círculo Español Strijp también formó un equipo de fútbol y pudo contar enseguida con jugadores jóvenes y entusiastas cuyo único deseo era jugar al fútbol y preferiblemente en el club que les ofrecía en aquel momento la mayor seguridad de existencia. Dos años después de la inauguración, el equipo del Círculo Español Strijp ganó el prestigioso trofeo “Ramón de Carranza.”

Ficha del equipo La Metralla de Helmond, 1974. (CP)

Hasta 1986 hubo incluso dos equipos españoles de fútbol, que jugaban en la liga española de Holanda y que viajaban por todo el país. En autobús iban a ciudades como Enschede, Beverwijk, Amster3


Me vine con una maleta de cartón y de madera

Centros españoles

europeos. Pronto España no dispondría de la estabilidad política y social que el regimen de Franco trataba de vender como argumento principal para la entrada en la Unión Europea.83 Además, a partir de los años cuarenta, ya eran activas organizacio-

En primera instancia las instituciones católicas se encargaban del cuidado y de la asistencia de los obreros extranjeros pues los primeros – italianos y españoles – eran de origen católico. Luego se inició la asistencia social por parte de las autoridades. En 1965 se estableció la Fundación Nacional de Asistencia a los Obreros Extranjeros y pronto se inauguraron delegaciones locales.82 En el período inicial muchas de las actividades, organizadas por los emigrantes españoles, fueron patrocinadas por las autoridades españolas. José Gutiérrez sobre la inauguaración del primer Centro Español en Eindhoven: “Para España era muy importante que los españoles pudieran reunirse, por eso obteníamos cierto importe de dinero para cualquier actividad que quisiéramos organizar; no importaba que se tratara de una actividad deportiva, de diversión o de instalar una cantina. Hoy día ya no recibimos subvención alguna. Claro que el municipio también ayudaba cediéndonos locales y también nos apoyaba la Philips pero lo demás llegaba de arriba, del gobierno español. El ministro incluso nos visitó en aquella época.”

Inauguración del Centro Español Eindhoven, 1969. (CP)

nes antifranquistas en países como Francia y Bélgica. El gobierno español trataba de mantener el control social entre los emigrantes; tenían que ser protegidos de los ‘peligros’ de la democracia.84 Los centros españoles nacieron por todas partes y eran un recurso ideal para mantener reunidos a los españoles en el extranjero y protegerlos así de las malas influencias del pais de acogida. Los sindicatos, que querían a los obreros españoles militando en sus filas, adoptaban una actitud crítica hacia estos centros. En una revista en español, editada por un sindicato alemán, lo formularon de esta manera: “... los obreros deben darse cuenta de la responsabilidad social con que cargan. Esto requiere más que la misa por la mañana, el fútbol por la tarde y el pasodoble por la noche.”85

Miguel Carvajal y su hermano en el bar del primer Centro Español, Eindhoven 1970. (CP)

En los años sesenta y a principios de los setenta más de dos millones de españoles abandonaron su país para ir a trabajar en el noroeste de Europa. Casi todos tenían la idea de volver en cuanto hubieran reunido un poco de dinero. En el extranjero los emigrantes podían desarrollar una actitud crítica hacia el regimen de Franco. Esto no sólo era peligroso al volver a su país, también podrían influir en el gobierno y la opinión pública de los paises Tinnemans 1994: 50-52. Muñoz Sánchez 2005. 84 Muñoz Sánchez 2005. Véase tambíen: Olfers 2004: 29-32. 85 Muñoz Sánchez 2005. 82 83

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El asociacionismo

Miguel Carvajal: “Vivía en El Prado y durante el fin de semana muchas veces organizábamos fiestas y otras actividades. No sólo acudían los habitantes de El Prado sino también otros muchos españoles de Eindhoven y alrededores. También editábamos nuestra propia revista. Manteníamos contactos con la Fundación de Obreros Extranjeros y les pedimos un Centro Español. En 1968 nos ofrecieron un pequeño local en la calle Willemstraat y elegimos una directiva; a mí me eligieron presidente. Pero fue en 1969 cuando el Centro Español de Eindhoven se inauguró de manera oficial.

Noche de baile en el Centro Español Eindhoven, 1970. (CP)

edificio pequeño que llevaba el apodo de La Cabaña por su semejanza con las cabañas que utilizan los cazadores en las regiones de montaña en España. La directiva estaba formada por seis personas que donaron cada uno 500 florines para comprar materiales para amueblar y decorar el local. Al principio Philips les apoyaba regalándoles equipo electrónico, como un proyector de cine. Ponían películas, había fiestas de baile y todos los fines de semana había discoteca para los jóvenes. Al cabo de un tiempo Philips empezó a prestar también apoyo financiero – como antes lo habían hecho al Centro Español - , pagando los torneos de fútbol u otras actividades. En 1981 el Círculo Español Strijp se mudó a la calle Koenraadlaan, donde todavía sigue funcionando.

El Centro Español abría a las 18:00 horas y durante los fines de semana estaba abierto todo el día. Tanto los hombres como las mujeres solían ir a tomar algo con regularidad y también servíamos tapas; se vendían muy bien, sobre todo nuestras sardinas, incluso fuera de la comunidad española. En un momento dado ya no pudimos dar abasto y dejamos de venderlas. Muy pronto el local quedó pequeño. La Fundación de Obreros Extranjeros nos dió una sala más grande y les ofreció la sala más pequeña a la comunidad marroquí. Pero nuestras actividadas eran tan frecuentadas que la sala nueva también quedó pequeña en un abrir y cerrar de ojos. Eran los tiempos de la reunificación de familias y los españoles todavía eran el grupo más grande entre los recien llegados.

Tanto el Centro Español como el Círculo Español Strijp siguen siendo lugares de encuentro. Casi todas la tardes los españoles de mayor edad se reunen allí para tomar café, jugar a las cartas o al dominó. En mayo de 2009 se celebró por todo lo alto el 40 aniversario del Centro Español.

Todos los sábados por la noche había kina, los domingos por la noche poníamos una película y una vez al mes organizábamos una noche de baile. Las fiestas de baile significaban el clímax del mes para muchos españoles, para hombres y mujeres, jóvenes y mayores. La Fundación de Obreros Extranjeros decidió construir una barraca muy grande de madera en el sitio donde se encuentra ahora una mezquita. Más tarde nos mudamos a la calle Hugo de Grootplein en el barrio de Strijp, porque la comunidad española disminuyó y seguían viniendo otros grupos de inmigrantes, aún más grandes.”

Jóvenes y mayores En 1979, cuando la reunificación familiar ya iba en buen camino, se fundó El Comité de Jóvenes de Eindhoven. Esta asociación ya no existe, debido a la poca necesidad que experimentan los jóvenes españoles de tener una asociación propia ya que se relacionan bastante bien en los clubes y asociaciones holandeses. Otra asociación que ya dejó de existir en 2007 es la Asociación de Padres de Alumnos de Eindhoven, fundada en 1982 que venía a sustituir a la primera Comisión de Padres que se creó a principios de los 70. Esta comisión coordinaba los programas de enseñanza, que desarrollaba y pagaba el Ministerio

Debido al enfrentamiento entre los españoles sobre la forma de gestión del Centro se inauguró el 15 de agosto de 1976 un segundo centro español: el Círculo Español Strijp. En el terreno de De Breeuwer, situado en el barrio de Strijp, habían construido un 5


Me vine con una maleta de cartón y de madera

de Educacion Español, para los españoles en Europa. El ministerio español daba su apoyo a la asociación porque ambas partes compartían el punto de vista de que las familias españolas regresarían. Los hijos de los emigrantes no deberían tener un gran atraso en cuanto al idioma o los conocimientos de la historia y la cultura nacional.

la pista de petanca ayudaría a mejorar los contactos entre los españole que viven en Strijp y los holandeses: “No quiero hablar de integración porque vosotros ya lleváis viviendo tanto tiempo en el barrio, que simplemente formáis parte de él.”86

Boletín de contacto

Dentro del marco del programa Enseñanza de Lenguas Vivas Extranjeras (OALT) los alumnos españoles de la enseñanza básica holandesa recibían también clases en su propia lengua en los colegios, pero el gobierno holandés suprimió estas clases en 2004. Hoy día los niños españoles en Eindhoven, que tienen entre siete y dieciocho años, sólo pueden participar en clases de Lengua y Cultura Española fuera del horario normal de los colegios; estas clases son organizadas y financiadas por el Ministerio Español de Educación.

A partir de los años setenta casi todos los españoles en Eindhoven y alrededores recibían cada tres meses un boletín informativo. Los primeros años fue editado por la Fundación de Obreros Extranjeros bajo el título de Un poco más. Cuando las diferencias de opinión entre los miembros de la redacción se hicieron demasiado grandes, dejaron de publicarlo y Centro Español empezó a editar su própio boletín de información.

La asociación más activa de este momento es el Hogar del Pensionista, fundado en 1993. Esta asociación para españoles jubilados tiene una existencia floreciente y cubre una gran demanda. Cada semana, por ejemplo, se organiza una actividad gimnástica. Tambíen hay clases de holandés para ayudar a los socios a defenderse en su vejez. Hay excursiones, charlas informativas y diversos cursos temporales. Esta asociación tiene ahora aproximadamente 150 socios.

Último boletín Unión Hispana. (CP)

A finales de los años ochenta se formó la Fundación Unión Hispana, que empezó a editar y publicar un nuevo boletín. En esta fundación estaban representadas casi todas las asociaciones españolas y dos asociaciones chilenas. El boletín Unión Hispana, que contaba con cuatro páginas, ofrecía un resumen de actividades y noticias generales; a veces una necrología, un artículo sobre la historia de la emigración española, un saludo de despedida a alguien que regresó para siempre a España, un relato o un poema. Durante los últimos años Miguel Angel Luengo

Gimnasia en el Centro Español Eindhoven, 2005. (CP)

El 10 de abril de 2003 se inauguró en la plaza Hugo de Grootplein la primera Pista de Petanca en Eindhoven por iniciativa de El Hogar del Pensionista y el comité de barrio ‘t Ven. En sus palabras previas el concejal W. Claassen subrayó sus ventajas porque Eindhovens Dagblad 11-4-2003.

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El asociacionismo

llevaba la redacción de Unión Hispana. El boletín era de un gran valor social para la comunidad española de Eindhoven y alrededores. En el mes de enero de 2006 salió por última vez, debido a que sus patrocinadores dejaron de apoyarlo económicamente.

La Colonia Española La Asociación de la Colonia Española de Eindhoven (A.C.E.E.) es una asociación muy especial y única en Holanda, de las que casi todos los españoles en Eindhoven y sus alrededores forman parte. Fue fundada en 1980; la palabra ‘colonia‘, que forma parte del nombre, es muy característica porque así es como los españoles hablan sobre su comunidad. En esta asociación se manifiesta más su sentido de solidaridad; se trata de una especie de fondo funerario: cada año todos los miembros contribuyen con una cuota de modo que siempre hay dinero para ayudar a la familia a costear el gasto fúnebre y la repatriación del fallecido. El fallecido recibe sepultura en su tierra natal o en el lugar indicado por sus familiares.

Muchos emigrantes mayores dicen que ya no queda mucho del ambiente floreciente de las asociaciones españolas y los entrañables contactos de antes. Un emigrante de la primera generación calificó la situación actual entre los españoles en Eindhoven incluso como “una paz armada”. Según él la comunidad española ha ido atravesando durante los últimos treinta años el mismo desarrollo que la comunidad holandesa: más distancia en cuanto al aspecto social y una creciente individualización. Por otra parte, en el caso de que una persona tenga apuros, los españoles todavía están dispuestos a ayudar. Este emigrante lo ilustró con el siguiente ejemplo: “Digamos que tengo un problema económico; seguro que habrá por lo menos unos treinta o cuarenta españoles que estarían dispuestos a prestarme cien euros. Si salgo ahora mismo estoy seguro de que volveré a casa mañana por la mañana con unos miles de euros en el bolsillo, sin que nadie me haya pedido firmar nada.”

Pablo Luengo tuvo la idea de fundar esta asociación después de que el joven español Elías fuese apuñalado en un bar en el centro de Eindhoven. En aquellos años la costumbre era hacer una colecta

Esta situación es completamente incomprensible entre amigos y conocidos holandeses pues se trata también de una diferencia cultural. En Holanda, donde el Estado cuida bien a todos, por lo general, es bastante inusual e incluso un poco tabú, prestarse dinero. En España, donde uno no puede recurrir tan fácilmente al Estado, la gente depende más de la ayuda de otras personas y se prestan dinero más fácilmente. Actual Círculo Español. (CP)

Actual Centro Español. (CP)

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Me vine con una maleta de cartón y de madera

Eindhoven y de otras ciudades de Holanda se hicieron miembros. Algunos no lo hicieron porque pensaban que la asociación pertenecía al Círculo Español. Hoy día es la asociación con más miembros y no se limitan sólo a Eindhoven; hay también españoles de muchas otras partes del país e incluso de Bélgica. Casi todos los españoles quieren que les entierren en su país natal. La primera generación de emigrantes siempre tenía la esperanza de volver. Daba miedo la idea de envejecer y morir en Holanda. La idea de ser enterrado en Holanda era inaceptable para la mayoría de los emigrantes españoles; había que devolver el cuerpo a su tierra natal.

entre todos los españoles de Eindhoven para ayudar a la familia a costear los gastos. Cuando el postulador se presentó en casa de la familia Luengo, Pablo le propuso la idea de crear un fondo de ahorro entre todos los españoles para evitar así que tuvieran que seguir pidiendo por todas las casas. El encargado de recoger los donativos, que en aquellos días era el presidente del Círculo Español de Strijp, el señor Ignacio Rodriguez, presentó la idea a la directiva del Círculo. Ésta decidió reunir a la Colonía Española y en dicha reunión se fundó la Asociación de la Colonia Española de Eindhoven : A.C.E.E. Muy rápidamente casi todos los españoles de

Directiva de la ACEE y miembros de la Comisión de Control, Eindhoven 2008. (CP)

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El asociacionismo

INTERMEZZO

El Evoluón

En el año 1966 – el mismo año en que se inauguró el campamento residencial El Prado – Eindhoven estaba en fiestas. Frits Philips, que acababa de ser nombrado nuevo presidente de la empresa mundial, celebró, junto con toda la ciudad, el 75 aniversario de la empresa Philips. Una de las mayores festividades fue la inauguración del Evoluón, el espacio monumental de exposición de Philips en Eindhoven, que atraería, hasta principios de los ochenta, medio millón de visitantes al año.

mira donde estamos!, en un mundo que está a una grandísima distancia de vosotros, no solo en kilómetros sino también en evolución. Cuando venían visitantes de España lo primero que les enseñaban era el Evoluón. Visitar Eindhoven y no sacar una foto del Evoluón era algo imperdonable.87 Había, sin embargo, quienes pensaban de forma diferente sobre esto. En 1968 Antonio Herrero le mandó una postal del Evoluón a su mujer en Extremadura con el texto: ‘En cosas como estas gastan el dinero en Holanda.’

Para los emigrantes españoles el Evoluón era más que una atracción turística. Había tres lugares que eran puntos de encuentro y recreo y que solían visitar casi diariamente: los centros españoles, el parque Philips van Lennep y el Evoluón. La gente de Eindhoven estaba orgullosa del Evoluón, igual que los españoles, que, además, casi todos vivían muy cerca de este exclusivo edificio. Era un monumento con el que podían impresionar en sus casas en España. Casi se convirtió en un símbolo de progreso; ¡

Cuando el tiempo lo permitía muchos españoles daban un paseo diario por el parque del Evoluón; era una especie de ritual, como el paseo después de la siesta en los pueblos de España. Les gustaba estar allí sentados tranquilamente en un banco y mirar el impresionante platillo volante de cemento o los cisnes del estanque. Miguel Angel Luengo Tarrero: “A veces ese es-

Tarjeta postal de Antonio Herrero a su mujer en Extremadura, 1968. (CP) 87

Reverso de la postal. (CP)

www.emigracioneindhoven.dse.nl/Evoluon.htm

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Me vine con una maleta de cartón y de madera

niños que jugaban allí se inventaban aventuras fantásticas, quizás sobre seres extraterrestres o superhéroes y disponían del mejor decorado que podían desear. Parejas de enamorados buscaban allí los lugares más escondidos para vivir sus momentos más íntimos. Grupos de chicos y chicas se encontraban en el parque y, sentados sobre la hierba, escuchaban la música que salía de un radiocasete portátil (probablemente de la marca Philips).”88 En la segunda mitad de los años ochenta empezó a disminuir el número de visitantes y en 1989 Philips decidió cerrar el Evoluón como espacio de exposición y convertirlo en un centro de acogida para la empresa Philips. Miguel Angel Luengo escribió un alegato para la reapertura del Evoluón.89 Ibidem. Opina que les han quitado algo a los habitantes de Eindhoven, algo de lo que estaban orgullosos. Si hubieran podido conservar el Evoluón para la ciudad, a Eindhoven nunca le habrían puesto la etiqueta de la ciudad más aburrida de Holanda.

José Gómez Medina, años 70. (CP)

Evolución, grupo español de Eindhoven, 1975. (CP)

tanque parecía la luna. La luna que se había escapado por unos momentos para acompañar durante un ratito aquel platillo volante que nunca había logrado volar.” Alrededor del Evoluon se vivía otra vida. Los

88 89

Vítola del Evoluón. (CP)

Ibidem. Ibidem.

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9. HUELLAS PROFUNDAS

Pérdida

enterrados en el sureste de Brabante. En el pueblo de Maarheeze se encuentra la tumba del primer emigrante que fue enterrado, en 1973, en un cementerio brabantino, Joaquín Aracil Fernández, natural de Alicante, que en vida residía en el campamento El Pinar.

Cuando un miembro de la comunidad española del sureste de la provincia de Brabante fallece, se celebra un funeral antes de trasladar el cuerpo del difunto a España. En Eindhoven esta ceremonia suele celebrarse en la iglesia de San Trudo, en el barrio de Strijp. Al entrar en la iglesia existe la costumbre de cubrir el feretro con la bandera española ; después, al salir de la iglesia, se quita la bandera. Este ritual no se conoce en España, es una tradición entre los emigrantes españoles de Eindhoven.

Tumba de Joaquín Aracil Fernández en el cementerio de Maarheeze. (CP)

Funeral. (CP)

Inscripción en la lápida. (CP)

En su página www.emigracioneindhoven.dse.nl Miguel Angel Luengo Tarrero escribió un hermoso homenaje a se amigo Víctor Macias, “El Francés”, que está enterrado en Eindhoven:

Funeral. (CP)

Por más que el individualismo y la distancia social hayan aumentado en la comunidad española, a un funeral acuden cientos de españoles ; incluso los paisanos que posteriormente emigraron a Bélgica, vienen a Eindhoven para asistir a la ceremonia. Hasta ahora sólo cuatro emigrantes españoles están

“Víctor Macias llegó a Eindhoven en 1975. Muy pronto y sin ningún problema se integró en la Colonia Española. Llegó después de haber pasado por la emigración en Francia, por eso le apodamos “El Francés”. Víctor nació en Quintana

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Me vine con una maleta de cartón y de madera

pero después tienen que elegir; en general optan por la nacionalidad holandesa.

del Marco, Léon, y falleció el día 9 de octubre de 2004 en Eindhoven a la edad de 53 años. Víctor está enterrado en Eindhoven y hay una anécdota digna de ser mencionada y de ser dado a conocer. La familie española quería que Víctor fuera enterrado en la tierra donde nació, pero su mujer y sus hijas decidieron tener a su padre enterrado aquí, cerca de ellos. Entonces el hermano de Víctor, Enrique, dijo: ‘Si Víctor no vuelve a la tierra donde nació, la tierra irá donde él descanse.’ Y así lo hizo.

Miguel Angel Luengo: “Creo que nosotros, los hijos de los emigrantes españoles, hemos heredado un gen: el ‘gen del regreso’. Aunque no pensamos en absoluto en volver, nos aferramos a la idea de que un día regresaremos. Mantener la nacionalidad española es como dejar entornada la puerta que da acceso a nuestras raices y a nuestro origen; no nos atrevemos a cerrar esta puerta definitivamente. Soy el producto de la aventura a la que se lanzó mi padre en 1963. Me siento emigrante, como mi padre, y esta sensación no desaparecerá nunca. Seguro que volveré, no sé cuándo pero sí que regresaré, aunque sea en un féretro, porque quiero terminar donde empecé.”

Enrique trajo hasta Eindhoven la tierra de Quintana del Marco, donde Víctor vino al mundo y ,junto con una foto de su madre, la introdujeron en la caja donde Víctor descansa en paz. Esta es una historia, muy importante, de gran valor humano que nos hace comprender un poquito ese sufrido sentimiento emigrante, esa difícil cuestión de arraigo y desarraigo, esa inquebrantable existencia entra la nacencia y la lejanía. Víctor es el único español que descansa en paz en Eindhoven, tal vez en toda Holanda, con la tierra de su pueblo.”

Las mujeres españolas que se quedaban embarazadas en Holanda muchas veces regresaban a España para dar a luz. Así sus familiares femeninos podían asistirlas antes, durante y después del parto. También podían declarar el nacimiento en España y, como las familias de los emigrantes, partían de la idea de que regresarían definitivamente al cabo de unos años, esto les parecía más práctico. En el caso de que sus hijos necesitaran más tarde un extracto del registro de nacimiento, no tendrían que solicitarlo en Holanda. Sin embargo, no se trataba sólo de consideraciones pragmáticas sino que tenía que ver también con el orgullo español. Del mismo modo que los emigrantes querían morir en su pueblo natal, también querían que sus hijos nacieran en territorio español.

Los emigrantes que entierran a sus muertos en el país de origen, a veces producen cambios en el ritual de la muerte y el luto en el pueblo donde nacieron. Los emigrantes, por ejemplo, no se visten de luto, razón por la cual sus paisanos van a pensar también de una manera más abierta sobre este tema. También ocurre que llevan a sus difuntos en una urna, enfrentando así a la gente en su pueblo de origen con la costumbre de la incineración. Durante los últimos años cada vez son vez son más los emigrantes, fallecidos en Brabante, que se incineran; después sus familiares se llevan la urna a España para colocarla en un lugar bonito en el cementerio. Hasta abril de 2005 no se inauguró en Extremadura, en Cáceres capital, el primer crematorio y aún hoy día esto sigue causando bastante revuelo.90 De todos los emigrantes del sur de Europa los españoles son los que menos se inclinan a nacionalizarse como holandeses.91 Los pocos que han adoptado esta nacionalidad, suelen tener una pareja holandesa. Los hijos de un matrimonio mixto pueden tener ambas nacionalidades hasta cumplir los 18 años 90 91

La familia Alvarez en Eindhoven, años 70. (CP)

Luceño, El Periódico de Extremadura, 10-10-2005. Olfers 2004: 16.

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Huellas profundas

con el tiempo y algunas costumbres adquiridas en Holanda eran recibidas con aspavientos.

La migración deja huellas profundas. En 1967 el médico Th. Van Erp, del Servicio Médico de Philips, ya señaló que los obreros españoles tenían muchos problemas físicos.92 Incluso después de la reunificación familiar continuaban abrigando la esperanza de un regreso a España. Poco a poco echaron raices en Holanda y el regreso resultó cada vez menos realista, pero el deseo seguía vivo, continuaban pensando en un regreso a ´casa´. Después del calvario de la emigración empezaría la vida real; no vivían los cambios políticos y sociales en España, sus pueblos habían cambiado mucho y la “remigración”, en el sentido de un regreso al pasado, era imposible.93

Marcelo Rojo recuerda todavía cómo reaccionó su suegra al ver que su hija había empezado a fumar: “Mira, ¿ esto es todo lo que has aprendido en Holanda ? ¡Nada más que fumar y fumar!” La suegra de Marcelo era una señora enérgica y reaccionó también violentamente cuando vio que sus nietos hablaban entre ellos holandés: “Uf, mi suegra… ¡Como se enfadó ! ‘¡Aquí hay que hablar español! ¡Se habla español! ¿Entendéis? ¡Tengo que saber lo que todos estáis diciendo!’”

La psicoanalista alemana Mechtild Zeul, que ha investigado el bienestar psíquico de las mujeres de los emigrantes españoles en Alemania, resume los resultados, publicados en un artículo de treinta paginas, en sólo tres palabras: Migration macht krank (la emigración causa enfermedades).94 Pasar por una fase de duelo por lo perdido es esencial para todos los emigrantes, dice Salman Akhtar, catedrático en psiquiatría. Según él la emigración es un proceso psicológico complicado con consecuencias graves y duraderas para la identidad de una persona. Incluso bajo circunstancias óptimas es un acontecimiento traumático y, como todos los demás traumas, inicia un proceso de luto.95 Los españoles que partieron para Holanda como obreros extranjeros no han estado de duelo en absoluto porque nunca tuvieron la intención de establecerse allí para siempre. Incluso los españoles que siguen viviendo en Holanda en muchos casos no pueden soportar la idea de que su estancia será para siempre. Esto causa una profunda sensación de descontento que probablemente se puede describir mejor con la palabra ‘dolor del alma.’

Abuela Simona en Extremadura a principios de los años 80. (CP)

Una mujer de 36 años en Extremadura: “La emigración significa para mí, sobre todo, el recuerdo del coche del emigrante que antes vivía enfrente de nosotros. En aquella época no había tantos coches en el pueblo. Cuando el emigrante volvió para pasar las vacaciones de verano, todos los niños se agolparon alrededor de su coche. ¡ Podíamos mirar el coche, sí, pero no tocarlo! Yo vivía enfrente y siempre estaba jugando en la calle. Cuando alguien tan sólo señalaba con el dedo hacia el coche, el emigrante ya salía corriendo.”

Deseos de vacaciones Con el curso de los años los emigrantes españoles empezaban a sentirse menos bienvenidos en su pueblo natal pero el deseo por volver a España no disminuía. Cada año volvían a España con su familia para pasar las vacaciones. Su llegada seguía causando revuelo pero la acogida se hizo menos cordial

92 93 94 95

Erp 1967. Véase tambíen Kabela 1980. Meurs 1996, 93-94. Zeul 1994: 554. Akthar, De Volkskrant, 6-3-1999.

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Me vine con una maleta de cartón y de madera

Mujeres que fumaban y llevaban pantalones largos, niños que hablaban un idioma extranjero cuando estaban juntos, y algunas veces, la ostentación material con que los emigrantes llegaron a casa, causaron recelo y despertaron envidia en su pueblo natal. Sin embargo no todas las costumbres adquiridas en Holanda eran condenables. Pablo, un hombre de 29 años de Extremadura, afirmó, por ejemplo, que los hombres holandeses tenían más cortesía que los españoles. Puso el siguiente ejemplo: ‘El hijo mayor de esa familia que vive en Eindhoven estaba aquí de vacaciones. Había llegado en coche acompañado de su novia. Al llegar a su casa bajaba, él primero, y daba media vuelta alrededor del coche para abrirle la puerta a su novia. Me di cuenta de que ésto lo debía haber aprendido en Eindhoven porque los hombres aquí no lo hacían’.

Merienda en el camino, años 70. (CP)

Las familias españolas de emigrantes vivían escatimando desde el principio para ahorrar dinero para su regreso. Vivían en un país pero con sus pensamientos estaban en otro. La magia del regreso era su estimulante. Sus aspiraciones, en general, eran montar un negocio en su país natal o, por lo menos, construir una casa propia. Muy pocos lograron lo primero pero lo último casi todos lo han realizado. Gastaban muy poco dinero en el interior de la casa en Holanda pero la casa en España estaba provista de todo confort, aunque allí sólo pasaban unas semanas al año.

María Isabel Granado, segunda generación: “Recuerdo de las vacaciones a España que el viaje era muy largo. Estábamos todos apelotonados en el coche. Mis padres delante y los cuatro, yo y mis hermanos, atrás. Era la menor y siempre estaba colocada encima de mis hermanos. Antes no era importante llevar el cinturón atrás. Casi no había paradas de modo que estábamos hechos polvo al llegar al pueblo. Cada vez que llegábamos sentía una sensación muy especial. En la mayoría de los casos era de noche y no se oía ni veía a nadie. Llevábamos las maletas adentro y mi abuela, que todavía vivía en la casa, se levantaba y bajaba corriendo la escalera, nos abrazábamos con mucho entusiasmo y luego nos echábamos a dormir.

Además, durante esas vacaciones tenían que recuperar la vida social de un año entero. Lucía Lameiro, miembro de la directiva de la Federación de Asociaciones de Emigrantes Españoles en Holanda (F.A.E.E.H.): “¡Durante las vacaciones tiraban el dinero por la ventana, porque estaban en España! No se habían divertido nada en un año y ahora tenían que recuperar todo en unas semanas.” Para los hijos mayores de los emigrantes las vacaciones largas al pueblo natal de sus padres muchas veces no eran divertidas.

Durante el día la gente iba a vernos: ‘¡Ah, los holandeses han vuelto otra vez !’ Sí, es muy estúpido decirlo, porque no soy así, pero tenía la idea que nos admiraban porque en aquella época la situación en España era mala. Pensaban : vienen de Holanda y allí ganan mucho dinero. Mi padre casi siempre llevaba aparatos de la marca Philips, un televisor, o una radio y eso era alucinante para todos. También recuerdo que mi padre tuvo uno de los primeros televisores en el pueblo. Lo instaló fuera, en la acera, y todo el mundo iba a ver la tele delante de nuestra casa. Nuestro coche también atrajo mucho público, había chicas que iban a casarse en verano y que nos preguntaban si podían sacarse una foto con el coche el día de su boda.”

María Isabel Granado: “En el pueblo de mis padres los únicos amigos que tenía también vivían en otro sitio. Había dos grupos, el círculo de amigos del pueblo, que se veían durante todo el año, y los jóvenes de Madrid o de Barcelona, que sólo estaban allí en verano. Muchas veces había pelea. De niño me gustaban esas vacaciones pero de adolescente mucho menos. Una vez terminada la feria del pueblo, a mediados de agosto, todos mis amigos partían y yo me quedaba sola

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Huellas profundas

nómico de Holanda. Hacia 1970 el empleo ya empezó a disminuir y la mayor parte de las empresas dejó de contratar. Sin embargo, los emigrantes seguían viniendo a Holanda en busca de trabajo; el número de españoles iba aumentando cada año hasta que, a partir de 1974, las autoridades prácticamente dejaron de conceder permisos de trabajo.

porque no mantenía contacto con la gente del pueblo. Siempre íbamos de vacaciones a España pero sólo al pueblo de mis padres en Extremadura. Vi la playa y el mar por primera vez cuando, a la edad de veinte años, me fui sola de vacaciones. Entonces ya tenía coche propio y podía hacer lo que quería.”

En noviembre de 1974 Philips anunció que, debido a la recesión económica, no prolongaría el contrato anual de 73 españoles.97 Los sindicatos creían que existía una relación con la huelga de la que un mes antes esos españoles habían formado parte. Durante los años posteriores hubo más despidos con la consecuencia de que los obreros españoles (y sus familias) también tuvieron dificultades. En octubre de 1983, 46 empleados españoles de Philips fueron noticia de primera plana en el periódico Eindhovens Dagblad porque habían recibido de Philips un importe de quince mil florines con motivo de su despido y su regreso a España.98 Ese arreglo ya existía desde el mes de abril de 1981 pero sólo valía, en principio, para los españoles que la misma empresa Philips había contratado.

Recesión Según los datos del Anual de Eindhoven de 1976 (Jaarboek Eindhoven) el punto más alto de la emigración de obreros españoles se situaría en 1975. Al final de 1975, 1393 españoles (847 hombres y 546 mujeres) estaban registrados en Eindhoven. Según los informes españoles el número total era por lo menos el doble. Puede ser que los españoles con un contrato de trabajo temporal no hubieran sido registrados por el municipio. También es posible que los informes españoles contaran también entre su Colonia Española a todos los españoles que en aquella época vivían en los pueblos y residencias fuera de Eindhoven.

Durante la primera recesión económica en los años setenta, se produjeron los primeros despidos colectivos en empresas donde trabajaban muchos emigrantes del sur de Europa. Esta tendencia continuó en las décadas siguientes y también muchos españoles perdieron su puesto de trabajo. En los años sesenta y setenta no les faltaba el trabajo a los obreros extranjeros; les faltaba buen alojamiento. En los años ochenta su situación en cuanto a la vivienda mejoró pero su posición en el mercado laboral se hizo peor.

En 2002, 1017 personas de origen español seguían viviendo todavía en el municipio de Eindhoven. El 36 por ciento de este grupo había nacido en Holanda. Según las previsiones del año 1996 del Departamento de Investigación y Estadística del Municipio de Eindhoven, en el año 2010 todavía vivirán 859 españoles en Eindhoven.96 Poco después del período de reunificación familiar se presentó un cambio en el clima socio-eco-

Los hermanitos Merchán en el salón de su casa en Eindhoven a principios de los años 80. (CP) 96 97 98

El 75 aniversario de la empresa Philips, 1966. (CP)

Hoeven 1996: 4. Eindhovens Dagblad, 30-11-1974. Eindhovens Dagblad, 27-10-1983.

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Me vine con una maleta de cartón y de madera

Para los emigrantes el despido fue un desastre; el único argumento que tenían para abandonar su hogar era encontrar trabajo, ahorrar y mejorar el bienestar de la familia.99 Su posición financiera empeoraba y, como consecuencia de ello, no podían volver con la misma frecuencia de antes a su país de origen; además llegaban con las manos vacías. A veces la gente del pueblo no se lo creía, porque seguían pensando que Holanda todavía era el país donde manaba el dinero y consideraban las visitas menos frecuentes y la reducción de los regalos como un rechazo. Era algo que podía provocar mucha amargura.100

lips de 1979 ya se habló del climacterium virile (la menopausia masculina) que sufrirían los hombres españoles de mayor edad. Los medicos comprobaron cómo obreros que estaban funcionando bien, se colapsaron de repente porque, por una parte, sentían como sus fuerzas iban disminuyendo y, por otra parte, se enfrentaban al fracaso de sus ideales. No sólo a los hombres sino también a las mujeres les daba mucha pena y era una sensación embarazosa envejecer en Holanda. Es un golpe muy duro cuando, después de servir fielmente en una empresa durante muchos años, de repente, se recibe la noticia del despido.

Lucía Lameiro, miembro de la directiva de la F.A.E.E.H: “Es una de las cosas de las que la gente en Holanda no se da cuenta : lo importante que era el trabajo para estas personas. Habían venido a Holanda para trabajar y que el trabajo fuera sucio y duro no les importaba porque, de niños, ya trabajaban duro en el campo. Además la mayor parte progresaba mucho porque aquí llevaban un mono bonito durante el trabajo en la fábrica. El hecho de que tuvieran un trabajo muy pesado y estúpido no era de ninguna importancia. El trabajo les proporcionaba ingresos y seguridad para el futuro. Cuando todo esto desapareció … En Holanda la gente, al pensar sobre su trabajo, considera importantes las posibilidades de ascenso y cosas por el estilo, necesarias, según ellos, para dar valor al trabajo. ¡Lo ven pues con ojos muy diferentes!”

María Peris Herron: “Mi marido se fue a Holanda en 1969 con un contrato anual de Philips. Al cabo de tres años yo me fui también con la intención de quedarme medio año. Sólo llevaba en Holanda seis semanas cuando me dieron un empleo en la Philips. No hablaba ni una palabra de holandés pero eso no hacía falta, dijo mi jefe. Me emplearon en el departamento de Cerámica Negra, donde trabajaban muchas mujeres españolas y allí seguí trabajando durante treinta años. En esta foto de 1997 el jefe del departamento de personal me impone una insignia de Philips con motivo de mi 25 aniversario de trabajo en la Philips. Cinco años después decidieron trasladar todo el departamento a Polonia y Taiwán. Después de treinta años de trabajo, de un día a otro, me pusieron “de patas en la calle” y con 55 años tuve que buscarme otro empleo.”

A partir de la segunda mitad de los años setenta los casos de emigración se referían principalmente a la formación o la reunificación familiar. Los niños iban al colegio en Holanda, hacían amistades, seguían cursos, encontraban un empleo y sus padres aplazaban de un año a otro la decisión de “regresar” o quedarse. Las tensiones en cuanto al tema de “nunca haber tomado la decisión de quedarse por propia iniciativa” se amontonaban y se convirtieron para algunos emigrantes, a una edad avanzada, en algo traumático.101

Para los españoles que pensaban quedarse sólo unos años todo ha salido de forma diferente. Cuando llegaron eran hombres jóvenes, en la flor de sus vidas; ahora están alcanzando la edad de jubilación y, en vista de la situación de sus hijos, es probable que envejezcan en Holanda.

José Gutiérrez: “Al salir de España, hace cuarenta años, veníamos cantando en el autobús. Esto no me ha pasado nunca más. La segunda vez, cuando volvimos después de pasar las vacaciones en España, tuvimos que tomar

En una publicación del Servicio Médico de Phi-

Miguel Fernández 2000: 24. Pascual Delgado 1998. 101 Meurs 1996: 95. 99

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Huellas profundas

unas copas antes de salir para evitar echarnos a llorar en el autobús. Daba mucha pena abandonar España, muchísima pena. Estábamos contando los días, las horas … Por muy bien que estuviéramos en Holanda seguíamos contando los días. Todo el año trabajábamos mucho y pensábamos en el verano, en aquellas pocas semanas que pasaríamos en nuestros pueblos de origen y, al terminar las vacaciones, regresábamos a Holanda con desgana. Sin embargo, quedarnos en España tampoco era ya una opción. Todavía me hace muchísima ilusión pensar en las próximas vacaciones en España. ¡Volver a mi pueblo ! Ahora llevo cuarenta años aquí, pero a España la llevo en mi corazón.”

José Gutiérrez y amigos, Someren 1963. (CP)

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Me vine con una maleta de cartón y de madera

Por herencia

Grita el viejo despertador. – Vamos venga, que es la hora. Me avisa mi padre con su voz cansada por el insomnio.

– ¡Cuídate bien hijo mío! – Me dice ella. – ¡Cuidao en la carretera y llama cuando llegues! me dice él. Me alejo lentamente bajando la cuesta, con los ojos encharcados, a penas puedo ver por el retrovisor sus siluetas saludándome con las manos. La soledad se hace mi compañera de viaje.

Bajo las maletas de mi habitación y en el pasillo las dejo junto a la talega que mi madre me ha preparado: queso, chorizo, jamón, lomo y como no, aceitunas aliñás con ajo, romero y oregano.

La madrugada es triste para alejarse de casa. El pueblo duerme. Las calles están vacias. El único signo de vida es un perro que cruza la calle y en la acera se para para verme pasar.

Mi madre, apoyándose en su muleta, se seca unas lágrimas, que bajo sus gafas se deslizan por sus mejillas, y suspira. – ¡Ay Dios, qué vida esta!– y vuelve a suspirar. Mi padre, nervioso, serio y triste me vuelve a repetir si tengo todos los papeles y asegurándose de que no me olvide de nada controla y vuelve a controlarlo todo.

Las rayas blancas desparecen imparables por debajo y junto al vehículo. Mi dirección es el inquebrantable Norte y cuando las primera luces del amanecer empiezan a darle forma a las siluetas serranas en el lejano horizonte, llego a ese punto en el que la tristeza vuelve a adueñarse de mi estado de ánimo. Ese punto que no es otro que el lugar donde termina mi tierra extremeña y que siempre me hace jurar que volveré.

Durante muchos y largos años fue él, quien se iba en las madrugadas. Ahora ya no tiene que dejar su casa, la pensión es el premio por sus años de ausencia. A veces, se queda pensativo, con su mirada clavada en el recuerdo, seguramente recordando aquellas madrugadas cuando con su maleta de cartón y su bolso, emprendía aquellos largos viajes, a esa tierra lejana donde un dia decidió emigrar para sacar adelante a una familia de seis hijos. Fueron 30 años en aquella extraña tierra, de extraña cultura, y extraña lengua, pero que le dió lo que su própia tierra le negó.

Aquí comienza verdaderamente el largo viaje. Ese viaje que un día de aquellos difíciles años de los 60, mi padre emprendió cuando yo en mi cuna me agarraba a la luz que me traía la vida. Un viaje que de él heredé, así como su profesión: emigrante extremeño, de segunda generación.

Llega el momento más duro: la despedida. Abrazos, besos, lágrimas, deseos.

Miguel Angel Luengo Tarrero [Fragmento]

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Huellas profundas

INTERMEZZO

Marcelo Rojo Reyes: ‘Todavía no hemos regresado de luna de miel’

‘En España estuve trabajando en hoteles. Luego entré en el servicio militar, lo terminé y me vine para Holanda. Me despedí del dueño del hotel y éste me dijo que tendría mi puesto de trabajo allí de nuevo, si quería regresar. Empecé en Philips el 3 de septiembre de 1965. Después de 3 meses de trabajo, recibí 15 días de vacaciones para pasar las Navidades en España. Me pareció muy extraño, ¿cómo merecía yo tan pronto vacaciones? Cuando volví fui a visitar al dueño del hotel y me decía: ‘¡Cómo sabía yo que no ibas a estar mucho tiempo en Holanda!’ Dije: ‘No, no se equivoque, vengo de vacaciones.’ Dijo él: ‘¿Vacaciones? A mí no me tomas el pelo.’ Pues allí nunca conseguí disfrutar de vacaciones. Entonces me dijo que seguía el puesto abierto, cuando quisiera regresar a España.

tonces nos casamos y se vino para acá, de luna de miel. ¡ Una luna de miel que todavía no ha acabado! Efectivamente, así empezó nuestra emigración. Pensábamos quedarnos un año. El año se acabó pero el día del volver no llegó nunca.

Marcelo y Emiliana deborando algún bicho... (CP)

Mi mujer también trabajaba en la Philips pero luego lo dejó porque empezamos a tener familia. Pedí al jefe del personal cambiarme de trabajo a tres turnos, porque se ganaba más dinero. Me lo concedió y me dijo lo mismo: ‘Si no te encuentras a gusto, vuelve aquí con nosotros.’ Fui a la fabricación de alambre; era de donde sacaban la iluminación para las lámparas. Allí soporté mucho calor y mucha suciedad. Terminado el turno que me tocaba, si era de mañana tarde, o de tarde, me iba al campo a coger manzanas cuando era la época; también iba a coger espárragos o flores.

Desde muy joven en la hostelería. (CP)

La segunda vez que estuve de vacaciones fue en julio de 1966 y entonces me casé. Celebré el banquete de boda en el hotel donde trabajé. El dueño me volvió a preguntar si siguía con la intención de volver a Holanda. Dije: ‘Sí, me caso y me llevo también a la mujer.’ A Emiliana la conocía desde hacía ya 7 u 8 años. Vine solo y estuve solo casi un año. En-

Continué así hasta el año 1970 cuando pasé al campamento El Pinar como encargado del bar. Cuando cerró El Pinar me trasladaron a El Prado de Eindhoven para encargarme del bar y de la cocina hasta 1983, cuando Philips decidió cerrar definitivamente 9


Me vine con una maleta de cartón y de madera

Fui presidente del Círculo Español y miembro de la directiva del Centro Español. Durante ese tiempo se organizaba el Festival español de la canción de Eindhoven y lo presentaba yo. También llevé el equipo de fútbol y hacíamos torneos. Una vez participé como presidente del Círculo Español en un torneo en el que jugaban todos los españoles en Utrecht, Trofeo Ramón de Carranza se llamaba. ¡Y lo ganamos! El trofeo fue entregado por el alcalde de Cádiz en persona.

El Prado. Me encargué de las máquinas de café y de servir café en el Depto de Asuntos Sociales. En septiembre de 1983 abrí el Bar Restaurante Costa del Sol. Después de mi trabajo en Philips trabajaba en el bar hasta las dos o tres de la madrugada, pero no podía continuar así. Me ofrecieron que probara con el bar, si no me iba bien, podía volver a Philips. Otra vez el mismo tema.

Al mismo tiempo ayudaba mucho a los españoles en problemas laborales, como llamar al médico, bajas de enfermedad, también fui con muchos como intérprete a los examenes de conducir. El idioma creó las mayores dificultades. Una de las cosas fundamentales cuando te establezcas en un nuevo país, es que tienes que procurar conocer el idioma y saber defenderte. Es muy triste si tienes que depender de otras personas contando tu vida íntima a un médico o un abogado. En mi departamento sólo había tres españoles así que tenía que hablar holandés. He tenido mucho contacto con la sociedad holandesa, aunque no lo hable correctamente, me defiendo muy bien.

Bar Restaurante Costa del Sol, Eindhoven. (CP)

Me compré dos sartenes, una para hacer tortilla y otra para hacer calamares. Así empecé... y ¡mira adonde hemos llegado!. Nunca imaginé que llegaría a ofrecer una carta tan extensa. En septiembre 2008 celebramos mi 65 cumpleaños y el 25 aniversario de La Costa del Sol. Mientras me encuentre con salud voy a continuar. Estoy orgulloso de lo que estoy haciendo. Tambíen estoy muy agradecido a mi mujer. Ha sido mi mano derecha dentro del negocio. Es una mujer de verdad, todo lo que digas de ella es poco.

Marcelo presentando el Festival español de la Canción de Eindhoven, años 60. (CP)

Lo más bonito de la emigración era cuando íbamos de vuelta a España para pasar las vacaciones, ver a tus padres, hermanos y amigos. Ahora siempre vamos en avión pero antes te metías en el coche con la mujer y las niñas y había que hacer dos mil kilometros y la ilusión que tenías era llegar lo antes posible a casa. Para ver a la familia, prácticamente te jugabas la vida en la carretera. Y luego al final, llegabas a casa y eran cinco minutos, cinco minutos lo que duraba esa alegría. Lo más triste era cuando teníamos que hacer las maletas para volver a Holanda. Las despedidas eran lo peor. Yo prefería salir de

Marcelo preparando tapas en la cocina del Bar Restaurante Costa del Sol, Eindhoven 2006. (CP)

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Huellas profundas

madrugada cuando ibamos en coche, para no ver a nadie. Me tranquilizaba cuando ya estaba por Burgos.... Eso es la emigración.

tiene usted el pan ese con ajo y tomate que hacen en Barcelona?’ Digo: ‘Muy bien, pero eso es en Barcelona. Esto es Eindhoven, hombre, ahora mismo se lo hago, no pasa nada.’

Mis hijas aguantaban 10 días como máximo en España y ya empezaban a preguntar: ‘¿Papa, cuándo nos vamos a casa ?’ ‘¡Pero si estamos en casa!’ ‘No, no, la otra casa.’ Tenían sus intereses en Holanda, allí no tenían nada. Si algun día vuelvo a regresar a España definitivamente tengo que hacerme a nuevas amistades y a una vida totalmente distinta de la que llevo aquí. Por ejemplo, yo les digo a mis hermanos: ‘Tenéis todo el día la mesa puesta.’ Se levantan por la mañana con los churros y el café, a las doce un bocadillo, a las dos la comida, a las seis la merienda, a las once la cena. Nosotros ya no podemos con eso, aquí tenemos una vida tranquila. Todo es completamente diferente: el horario, la comida, el clima, las costumbres. Lo veo por los viajantes españoles que pasan por aquí; a las diez de la noche quieren cenar. Me duele decirles que estamos cerrados a las diez de la noche.

Hay una anécdota de mi vida en la hostelería que me gusta contar. Hace unos cuantos años el Barcelona jugó contra el PSV de Eindhoven y el PSV perdió. Rompieron los cristales grandes del restaurante; no cobré nada del seguro porque era ‘acto de vandalismo’. Eran unos dos mil y pico de florines. Unos clientes pusieron una hucha en la barra para echar dinero como ayuda para pagar los gastos de los cristales. Funcionaba bien pero al cabo de una semana quité la hucha. La intención era buena, de corazón, pero me pareció un poco violento el seguir hasta conseguir a la totalidad. Si tuviera que empezar de nuevo haría lo mismo. La emigración a Holanda ha sido positiva para mí. Puedo decir que Holanda me dió mucho a mí y a mis hijas también. Mis hijas han vivido en Holanda muy desahogadamente. ¡Vine solo y ahora somos 14 en la familia! Es bonito. He conseguido construir mi casa en España, es la ambición que traía y allí está. Quería la casa, nada más. Mi mujer desea disfrutar de lo que hicimos; la casa lleva hecha 20 años y la verdad es que la hemos disfrutado 20 meses. Tal vez vayamos con más frecuencia de vacaciones. Pero aquí te quedan hijas y nietos, o sea que… Un regreso definitivo para mi no existe.’

Ahora mismo hay mucha gente holandesa que viene a comer porque se han puesto de moda las tapas. Los holandeses ahora están acostumbrados a comer tapas en vez de un menú. La carta de tapas es una derivación del menú. Hay holandeses que han estado de vacaciones en las zonas turísticas de Cataluña o Andalucía y preguntan por pan con tomate o por los pescaditos típicos de esa zona. Dicen: ‘No

Geertje van Os y Johan Pouwels entrevistando a Marcelo Rojo Reyes, Eindhoven julio 2008. (CP)

Visita de don Alfonso Dastis Quecedo, el embajador de España en Holanda, al bar-restaurante Costa del Sol, junio 2007. (CP)

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10. VIVIR EN HOLANDA Y SOÑAR CON ESPAÑA

“El día fue iluminado por la belleza del país que había abandonado, la noche por el fantasma del regreso … Úna cosa era cierta : aquella misma noche miles de emigrantes soñaban todos con el mismo tema, en numerosas variantes. El sueño de los emigrantes: uno de los fenómenos más extraños de la segunda mitad del siglo veinte…. En el idioma griego la palabra nostos significa regreso. Algos significa dolor. Nostalgia pues es el dolor del deseo no cumplido de regresar.” (Milan Kundera ‘Inocencia’).

Aislamiento social Los emigrantes de la primera generación ahora se encuentran en la fase de su vida (son mayores de 60 años) en que empiezan a evaluar el pasado, a distinguir los sueños de la realidad y a mirar con otra visión hacia el futuro. Los hombres, en general, tienen su propia manera de sobrellevar el dolor psíquico, que es diferente de la de las mujeres. Los hombres se inclinan más por reprimir tales sentimientos trabajando mucho o simplemente bebiendo para olvidar. Las mujeres prefieren hablar sobre este tema entre ellas o llorar cuando están solas. Con todos el dolor se manifiesta en molestias físicas.

Cena con motivo del décimo aniversario del Hogar del Pensionista, Eindhoven 2003. (CP)

estos emigrantes de primera hora no estén integrados en la sociedad holandesa y todavía necesiten medidas especiales. Esta falta de integración ha tenido también consecuencias políticas. En 1995 el ministerio de VWS eliminó a los emigrantes de Europa del sur como grupo meta y con ello puso fin a las llamadas organizaciones nacionales independientes con actividades propias. Los municipios siguieron el ejemplo del ministerio y decenas de asociaciones perdieron sus centros de encuentro.102

Lucia Lameiro, miembro de la Federación de Asociaciones de Emigrantes Españoles en Holanda: “Todas estas personas que andan como alma en pena … Una persona bebe para olvidarlo, otra llora y otra no hace nada más que sentarse en casa delante del televisor y ver la tele. Cuando van de vacaciones a España consultan a todos los especialistas. Aunque tengan que pagarlo ellos mismos, por lo menos tienen la impresión de que en España les toman en serio sus quejas. Los médicos holandeses no remiten tan pronto a un especialista.”

Los españoles mayores veían como iban desintegrándose aún más sus redes de contactos con la consecuencia de que iban a vivir una vida aislada e invisible; inaccesible para contactos entre ellos e inaccesible para la sociedad. Para las mujeres el impacto era mayor que para los hombres porque los hombres frecuentan más los locales públicos y, por ejemplo, se citan más fácilmente en un bar.

España ha entrado en la CEE, un gran número de holandeses pasan sus vacaciones en las costas y van a aprender el idioma. Es difícil de imaginar que 102

Nelissen y Sittrop 2001: 5. Véase tambíen Miguel Fernández y Hernández Pedrero 2005.

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Me vine con una maleta de cartón y de madera

mujer que se queda viuda en Holanda siente que los lazos con su marido son cortados de una manera brusca y definitiva. Ya no puede hacer casi nada por él. Las viudas que viven en las zonas rurales españolas siguen viviendo las tradicionales costumbres de duelo, visitas frecuentes al cementerio y el cuidado ritual del difunto. Esas tareas dan una rutina a su vida diaria que ha sido perturbada por la muerte y, al mismo tiempo, dan sentido a la vida.103

Jugar al dómino en el Centro Español Eindhoven, mayo 2006. (CP)

Lucia Lameiro comparó la situación de las mujeres españolas con la de las mujeres turcas o marroquies: “Aquellas mujeres quizás se encuentran también muy aisladas de la sociedad holandesa pero sí tienen su propia comunidad. Tienen sus propias tiendas y en los centros de encuentro para mujeres extranjeras encuentran facilidades específicas para ellas. En el caso de las mujeres españolas hay ciudades en Holanda donde sólo están viviendo tres o cuatro familias españolas. Los emigrantes del sur de Europa que se queden tendrán una vida muy aislada.” Josefa Silvo, primera generación: “Fuí miembro, durante unos años, de un grupo de contacto de mujeres en Eindhoven. Éramos tres mujeres españolas, dos mujeres del Surinam y las demás de Turquía o de Holanda. Un día se presentó otra monitora que nos prohibió hablar español entre nosotras, mientras a las mujeres turcas les permitió seguir hablando turco. Entonces le dije a ella: ‘Aquí todas hablamos holandés o todas hablamos nuestro propio idioma.’ Una de las mujeres españolas casi no hablaba holandés pero teníamos que adaptarnos. Entonces dejé de ir.”

Mujeres bailando en el Centro Español, años 70. (CP)

Una mujer española en Holanda que pierde a su marido raras veces regresa a su pueblo si sus hijos quieren quedarse. Además las costumbres como el vestirse de luto, a las cuales ha de someterse en su pueblo natal le asustarán después de haber pasado tanto tiempo en el extranjero, así como el control social tan intenso al que se enfrentan las mujeres sin pareja en las pequeñas comunidades mediterráneas.

Lucia Lameiro: “Muchísimos amigos de mi edad han perdido a su padre durante los últimos años. En todos los casos se trata de hombres entre los 55 y 65 años y esta situación tiene mucho que ver con las circunstancias en que viven estas personas ya que tienen un trabajo duro. ¿Y qué hacen estas viudas al fallecer sus mari-

Viudas sin tumba Las mujeres de emigrantes que pierden a su marido se encuentran en una situación extraordinariamente difícil. La mayoría de los difuntos son enterrados en España y como consecuencia de ello, una

103

Os 1997.

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Vivir en Holanda y soñar con España

España durante gran parte del año o muere, por ello va disminuyendo también el número de mujeres que pueden apoyarse mutuamente.

dos? No regresarán a España porque sus hijos están aquí pero, por otro lado, van a encontrarse en una posición cada vez más aislada. Conozco a muchas mujeres que cuidan de los nietos. Por un lado es fenomenal porque esto significa para ellas una tarea muy útil. Sin embargo, por otro lado les impide volver a España o pasar allí, por lo menos, digamos tres, cuatro o cinco meses. Porque, si lo hacen, se sienten culpables ya que abandonan a los hijos, que tendrán, como consecuencia, problemas con la guardería infantil. … Para la mayor parte de las mujeres que conozco ser viuda significa automáticamente que ha terminado la vida porque una viuda no volverá a casarse; la mayoría ni siquiera quiere pensar en una nueva relación o algo por el estilo. La vida que te queda es sólo tu familia.”

Lazos familiares y sentimientos de culpa Los mujeres de los emigrantes se quedaron atrás, en primera instancia, cuando partieron sus maridos. Todos pensaban que sería por sólo unos años pero, al llegar el momento en que sus maridos habían pensado regresar, las mujeres, en cambio, se reunieron con ellos en Holanda. Apenas tenían la posibilidad de aprender holandés aunque conocer el idioma es un requisito fundamental para establecer contactos. Cuando no trabajaban fuera de casa existía el riesgo de que facilmente acabaran encontrándose socialmente aisladas, riesgo que aumentó según iban envejeciendo. Desde el principio les faltó el apoyo de su familia, lo que hizo crecer la tensión en el matrimonio. Cuando ocurría algo en España, en la familia, no podían ayudar debido a la distancia, algo que podía llevar a sentimientos de culpa insoportables.105

Cuando estas mujeres dejaban de tener también su ambiente de trabajo, su red de relaciones se hacía muy pequeña. En general tenían muy pocas amigas. En España, en el campo, las mujeres adultas antes casi no mantenían amistades fuera del círculo de la familia. Se desconfiaba las relaciones íntimas, que estaban reservadas a los parientes; si las mujeres tenían amigas se veían, en general, fuera de casa.104 La primera generación de mujeres de emigrantes en Holanda igualmente, muy raras veces, mantienen relaciones estrechas entre ellas. Cuando, sin embargo, una mujer se enfrenta a un acontecimiento trágico en su vida, como la muerte de su marido, las demás mujeres de la comunidad española la asisten continuamente, sobre todo al principio.

En el departamento “Montaje” trabajaban muchas mujeres españoles. (CGN)

El hermano Antonio Collart: “Sobre todo cuando son de la misma región o del mismo pueblo la disposición a ayudar es muy grande: ‘Venga, vamos al mercado’ o ‘vamos a hacer esto’ o ‘vamos al centro cultural del barrio…”

En España los lazos familiares son muy estrechos y de gran importancia; traen consigo derechos y obligaciones. La tradición requiere que los hijos cuiden de los padres enfermos y de edad avanzada, incluso en los hospitales apelan mucho a la asistencia de los familiares.

Las paisanas del mismo pueblo o de la misma región sustituyen, en cierto sentido, a las hermanas, tías o primas, que en España ofrecerían ayuda y consuelo. La comunidad española, sin embargo, se hace más pequeña porque la gente regresa, reside en

104 105

Josefa Silvo: “Mi madre ha estado hospitalizada muchas veces y, en estos casos, mi hermana siempre se ha encargado de todo. Iba todos los días al

Brandes 1985. Véase tambíen Crissman Uhl 1987. Bouwmeester y Os 2002: 301.

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Me vine con una maleta de cartón y de madera

hospital. Yo sólo podía ir durante un mes porque después terminaban las vacaciones Duele mucho si vuelves a Holanda y tienes que dejar a tu madre en el hospital.” Cuando los padres ya no pueden valerse por si mismos los hijos adultos muchas veces llegan a un acuerdo. Puede ser que permanezcan por turno con su padre o madre o que acojan, por turno, en su propia casa a sus padres o madres inválidos (con la consecuencia de que personas de una edad muy avanzada a veces tienen que desplazarse al otro lado del país) o que unos hijos se encarguen de todo y que los demás paguen por ello.

María Peris bailando en la fiesta de su 25 aniversario en Philips, 1997. (CP)

María Isabel Granado, segunda generación: “Mi abuela en España tenía una edad muy avanzada y en un momento determinado todas las hermanas y cuñadas de mi madre cuidaban de ella durante un mes. Cuando nosotros estábamos de vacaciones en España era el mes de mi madre. Mi madre, pues, nunca tenía vacaciones. En Holanda estaba en casa todo el año para criar a cuatro hijos y cuando se iba de vacaciones a España tenía que cuidar a su madre y tampoco podia salir; ¡Si no lo hiciera, seguro que mi abuela y la familia se lo reprocharían!”

Lucia Lameiro: “En el momento en que los padres de verdad ya no pueden más, los hijos les relevan y se encargan de cuidarlos o le pagan a alguien por desempeñar esta tarea. Claro que uno puede tener la mala suerte de no tener hijos o tener hijos que no quieren encargarse de cuidarlos; esto es en realidad lo peor que le podría ocurrir a uno. Quien tiene dinero podrá optar por una residencia asistida pero el que no tiene dinero tiene que ir a una especie de casa de caridad. Los emigrantes muchas veces no desean otra cosa más que cuidar a sus padres. Piensan: simplemente quiero estar con mi madre cuando esté enferma, ya he perdido demasiado el contacto con ella.”

Algunos emigrantes llevan a sus padres a Holanda pero, en general, resulta un cambio demasiado grande para ellos.

Marcelo Rojo: “Nos llevamos a mi madre a Eindhoven cuando mi padre acababa de morir pero fue una pesadilla para ella. Nos dijo: ‘Yo no aguanto aquí los tres meses; si no me arregláis el billete de regreso abandonaré esta casa.’ Mi madre estaba acostumbrada a ir al cementerio todos los días y esta posibilidad no la tenía aquí. También iba a misa todos los días pero eso tampoco era posible aquí.”

Para poder asistir a sus padres necesitados las emigrantes se ven obligadas a dejar solos a sus maridos y sus hijos en Holanda por un tiempo.

Antonia Klerkx – Serrano: “Dentro de dos semanas me iré tres meses a España. Por ello estoy haciendo sopa ahora, porque quiero dejarle una buena provisión a mi marido; él vendrá en coche unas semanas más tarde, yo me iré en autobús. Voy a mi madre que ya no puede valerse por sí misma. Ahora mi hermana está cuidándola y yo la relevaré durante tres meses.”

Como en España existe la costumbre de organizar el funeral 24 horas después del fallecimiento puede ocurrir que un emigrante llegue tarde al entierro de su padre o madre. Es una experiencia muy traumática que la gente lleva consigo toda su vida.

La segunda generación, que ha crecido en Holanda, mira esta tradición con compasión pero también con un poco de escepticismo. 4


Vivir en Holanda y soñar con España

¿Qué hemos ganado con todo esto?

contribución que la financiera. Los hijos ya han sufrido bastante con la emigración y no quieren otra cosa más que brindarles una vida mejor que la que han tenido ellos. El éxito social de los hijos los llena de satisfacción y ven que no ha sido en balde, mas queda aún por ver si hubieran conseguido salir adelante en su país de origen, en vista del alto paro entre los jóvenes en España.

Sobre todo ahora, que la primera generación está envejeciendo, la gente se pregunta: ¿ha valido la pena todo este sufrimiento? Muchas veces el padre ha estado separado de la familia durante muchos años y esto significa una pérdida que es casi imposible de compensar. A veces no ha asistido al nacimiento de sus hijos y tampoco los ha visto crecer. Florecio Granado: “El 4 de noviembre de 1963 fue mi primer día de trabajo en Holanda. Exactamente aquel día nació el menor de mis tres hijos. Yo estaba trabajando, vino el jefe y me dijo: ‘Ha nacido un hijo.’ Como ya tenía dos varones le dije: ‘¡Madre mía, tres!’ Pues, sí, estaba muy contento. Teníamos vacaciones sólo en verano y cuando vine a casa, mi hijo estaba ya casi criado. Más tarde tuve una hija pero entonces tuve la suerte de estar en casa, de vacaciones.”

Comunión en el Círculo Español Strijp, 1987. (CP)

Cuando los emigrantes miran a sus hermanos y hermanas que se quedaron en España, se impone la cuestión: ¿De qué nos ha servido? Ellos también tienen casa propia, también tienen coche. ¡No tienen negocio propio pero nosotros tampoco!

Un deseo llamado España El deseo hacia España está arraigado profundamente y afecta a todas la generaciones. Una evolución reciente es que la primera generación se queda aquí debido a los hijos pero los hijos o nietos deciden ir a trabajar o estudiar en España.

María Peris Herron: “Mi hijo menor se ha criado en Holanda y ahora tiene 24 años pero quiere ir a vivir y trabajar en España. Muchas veces me pregunta: ‘¿Por qué fuisteis a Holanda?’ Ve que sus tíos y tías llevan la misma en España la misma buena vida que nosotros en Holanda. Cuando mi marido y yo partimos para Holanda, hace más de treinta años, la mayoría de la gente en Extremadura era pobre pero ahora ya no. Quizás mi hijo tenga razón y habría sido mejor quedarnos allí.”

Eva Jiménez nació y se crió en Eindhoven pero se mudó a Madrid mientras sus padres y su hermano se quedaban en Eindhoven. Ahora ellos también viven ya en España pero Eva tomó su propia decisión: “La mayoría de los niños de emigrantes españoles hemos estado muy unidos en la Colonia Española ; aunque más adelante cada uno hemos seguido nuestro camino, nos conocemos todos. Eindhoven era y sigue siendo un pequeño pueblo de españoles.

La opinión general es que la emigración no ha traido una vida mejor. A veces los padres emigrantes encuentran compensación en el hecho de que los hijos trabajan o van bien en el colegio.106 Da mucha satisfacción cuando los hijos terminan una carrera, encuentran un empleo y consiguen salir adelante; los padres están preparados para hacer sacrificios financieros por ello. Ellos mismos nunca han tenido la posibilidad de estudiar y no pueden aportar más 106

Para nosotros siempre era “Viva España” y todo lo español era bueno. Y es cierto, pero Holanda nos ha dado muchas cosas buenas también. Lo mas importante, trabajo a nuestros padres para que nosotros pudiéramos disfrutar de una buena vida y estudiar lo que quisiéramos. Todos hemos pensado alguna vez en ir a vivir a España, a ver cómo es la vida allí.

Bouwmeester 1998.

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Me vine con una maleta de cartón y de madera

Otros españoles de la segunda generación no quieren mudarse al país natal de sus padres y opinan con mucha sensatez sobre este asunto.

Después de dejar mi puesto de secretaria de dirección en la Escuela Superior Fontys en Eindhoven, el 5 de junio de 2001 subí con una maleta a un autobús con dirección a España. Me fui toda convencida, con muchas ganas de intentar buscar mi futuro en Madrid pero creo que estuve llorando hasta París.

María Isabel Granado: “No creo que quisiera vivir en España. En el fondo tengo aquí todo lo que quiero, no me falta nada. Sólo echo de menos a mis padres y mis hermanos, que han vuelto. Cuando miro a mis hermanos, que viven en España: mi hermano mayor tiene un buen empleo y gana muy bien también pero ¿qué clase de vida lleva allí? Está simplemente trabajando todo el día, su mujer también y los hijos están en el colegio. Llegan a casa, bastante tarde, preparan la comida, cenan, ven un rato la tele y se acuestan. ¡Pues ésta es exactamente la vida que llevo aquí también en Holanda! ¿Tengo que tenerles envidia por esto? ¿Tengo que dejar todo por eso? ¡No! Allí sólo hace mejor tiempo, pueden salir más e ir a ver más cosas.”

He encontrado lo que venía buscando, mi futuro, mi felicidad, he hecho nuevos amigos y el 9 de Octubre del 2004 me casé con mi novio al que conocí en Madrid. Mis padres han esperado a que mi hermano terminara la Enseñanza Secundaria Preuniversitaria (VWO) en Eindhoven y se han venido con la “paga del retornado” en octubre del 2003. No creo que quiera volver a Holanda, pero mentiría si dijera que no tengo añoranza. Echo de menos a mis amigos y muchas veces recuerdo con nostalgia las fiestas que teníamos en el Centro Español y los partidos de fútbol que solíamos ver en la tele, en el bar Costa del Sol. Un día, cuando mis hijos tengan la edad de acordarse de las cosas, visitaremos Eindhoven y les enseñaré la ciudad donde su madre se crió.”107

Brecha entre generaciones La brecha que hay entre la primera y la segunda generación de españoles, en general, es bastante grande. Contrariamente a sus padres los hijos dominan perfectamente el idioma holandés y se han integrado bien en la sociedad holandesa. Ya de muy jóvenes eran utilizados para solucionar los problemas de sus padres con el idioma y desde muy jovenes se enfrentaban a sus responsabilidades. Por este deber moral y la ausencia frecuente de los padres, que muchas veces tenían dos empleos, los hijos se sentían menospreciados emocionalmente. Para algunos de ellos este ha sido uno de los factores que han contribuido a resultados decepcionantes en el colegio y a una posición más baja en la escala social.

Eva Jiménez ganó el primer premio del concurso de cuentos organizado por las escuelas españolas de Holanda. Ante las cámaras del programa ‘Pasaporte’ leyó su cuento ‘El jersey que habla y pica’. ‘Pasaporte’ era un programa de noticias en español que se transmitía todos los viérnes por la televisión holandesa. 1983. (CP)

107

Ivan y su madre en el parque Philips van Lennep, Eindhoven 1987. (CP)

Véase: http://www.emigracioneindhoven.dse.nl/EvaJimenez

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Vivir en Holanda y soñar con España

vían en un mundo que no sólo se diferenciaba completamente de su vida en España sino también del mundo en que vivían sus padres aquí. Se hicieron adolescentes en Holanda en los años setenta con padres que todavía abrigaban los ideales de la España de los sesenta.

Miguel Angel Luengo Tarrero: “Cuando llegué a Holanda me asombré de las alfombras en todas las habitaciones y escaleras de la casa; en España estábamos acostumbrados a las baldosas frías y ahora teníamos alfombras por todos los lados. Parecía un cuento de las Mil y una noches, mis hermanos y yo pasábamos más tiempo rodando por el suelo que de pie.

Ivan y su padre en el parque Philips van Lennep, Eindhoven 1987. (CP)

Para ambas partes esta situación era muchas veces muy amarga y causa de reproches mudos y problemas sin solucionar mediante el diálogo. Desde el punto se vista material no les ha faltado nada pero los padres sienten que han fracasado en otros aspectos y les da mucha pena que sus hijos no hayan conseguido más éxito social. Los hijos, al contrario, se sienten culpables por no haber podido satisfacer las expectativas de sus padres. Es difícil tocar este tema y sobre todo son las madres las que sufren mucho por esto ya que se sienten alejadas de sus propios hijos.

También me asombré de las columnas militares que a veces maniobraban por Eindhoven con tanques, eran soldados melenudos, mujeres y hombres juntos. Yo sólo conocía las cabezas rapadas de los soldados españoles. Enfrente de nuestra casa había una zona verde con bancos para sentarse. En estos banquillos los chicos y las chicas solían sentarse de vez en cuando para besarse. Según mi padre era una vergüenza, se encocoraba y cerraba las cortinas para que no lo vieramos.”

Lucia Lameiro, vocal de la Federación de Asociaciones Españolas de Emigrantes en Holanda: “Se nota esto sobre todo con las mujeres, los hombres se encierran más en sí mismos y no reconocen tan pronto cuánto les afecta también a ellos. Con las mujeres, sin embargo, se nota muy claro que piensan: es que simplemente no puedo comunicar con los hijos, he tratado de darles todo…”

María Isabel Granado: “Tenía una amiga holandesa y a veces, cuando iba a recogerla, su padre abría la puerta en canzoncillos. Voy acostumbrándome muy rápido a las nuevas situaciones pero al principio pensaba: ¡Esto nunca lo haría mi padre !Abrir la puerta principal en canzoncillos! Se lo dije a mis padres – un niño cuenta todo – y la respuesta fue: ‘¡Es una vergüenza! ¡No es normal! ¡Holandeses tenían que ser…!”

Esta sensación es aún más fuerte cuando los hijos han venido a Holanda al cabo de unos años y hasta entonces han vivido en España con sus abuelos u otros familiares. Un grupo pequeño de padres no ha llevado nunca a sus hijos a Holanda, esos niños sólo conocen a sus padres de las vacaciones.

Fuera de casa los jovenes entraban en contacto con las libertades holandesas de los años setenta, pero dentro de casa los padres se imponían y reinaba la disciplina de la España de los sesenta.

Los niños españoles que se mudaron a Holanda a finales de los años sesenta o a principios de los setenta, a veces iban de sorpresa en sorpresa. En el colegio o en el barrio hicieron amigos, por lo que - a diferencia de sus padres – visitaban frecuentemente los hogares de la gente local de Brabante. Se familiarizaron muy rápido con el idioma y pronto ya vi-

Gerrit Nijhof, jefe de Asuntos Españoles de Philips: “Teníamos en nuestro departamento un colega español y recuerdo muy bien que nos invitó a mi mujer y a mi a conocer a su esposa y sus cinco hijos. Fuimos a su casa en Veldhoven, entramos y los hijos estaban sentados en el cuarto

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Me vine con una maleta de cartón y de madera

Los jóvenes españoles mantenían mucho contacto entre ellos, se veían en las clases de español, en la misa española o en el Centro o Círculo Español donde sus padres iban a jugar a la kina, a bailar o a tomar una copa. Para los niños mayores todas las semanas había discoteca española.

de estar, en el sofá donde nosotros teníamos que sentarnos. ¡No sé si les hizo una señal pero de repente todos se levantaron y se alejaron! Luego le dije: ‘Si eso se vuelve a repetir no volveré nunca más. En Holanda no estamos acostumbrados a cosas como estas.”

Lucia Lameiro: “Antes a nosotras, las chicas españolas, nuestros padres no nos permitían ir a la discoteca holandesa en Eindhoven. Pero sí a las discotecas españolas que eran super-tradicionales. Regía la norma española: a las diez en casa, ya es bastante tarde. A la édad de 16, 17, 18 años teníamos sobre todo contacto con españoles y muchos se han casado entre ellos.”

Los hijos que nacieron en Brabante o se fueron a Holanda en una edad jóven, en general tenían más amigos holandeses y preferían divertirse fuera del círculo de las asociaciones españolas.

Cuando los jovenes estudiantes holandeses, han terminado sus estudios satisfactoriamente, al final del curso escolar, cuelgan en la fachada principal de sus viviendas la bandera holandesa y junta a esta, la cartera escolar con los libros y todas las cosas que durante sus estudios han utilizado. Antonio Montero Marín, nacido en Eindhoven, de padre extremeño y madre andaluza ha adoptado esta tradición holandesa, solamente que la bandera que ondea en el asta no es la holandesa sino la española. Esto lo suelen hacer cada vez más jovenes españoles. Estos han adoptado esta tradición, pero eso sí… “a la española”. Eindhoven 2004. (CP)

María Isabel Granado tenía sólo dos años cuando se mudó de España a Holanda: “Con 18 o 19 años ya salía los fines de semana pero prefería ir con españolas para evitar el cotilleo. .. Me gustó mucho ir a Bélgica, a la discoteca Dockside en Hasselt y los padres españoles, en general, no les daban permiso a sus hijas. A mí me daban bastante libertad, quizás porque tengo tres hermanos mayores. La gente aquí en Eindhoven siempre iba a la discoteca del Centro Español. Yo también iba a veces pero no tenía la sensación de: eso me alucina, aquí quiero pasar todos los fines de semana. Prefería ir con mis amigas holandesas a Bélgica o a la discoteca Galaxy en Den Bosch.”

María Isabel habla y escribe el holandés mejor que el español y esto pasa con la mayoría de los hijos de emigrantes españoles que nacieron aquí o que eran muy jóvenes cuando llegaron. María Isabel: “En casa hablábamos español. La verdad es que mis padres vienen de un pueblo y sólo dominaban el español de su pueblo. No aprendieron palabras nuevas. Su conocimiento del español quedó sin actualizar y por aquel entonces todavía no teníamos acceso a la televisión española en casa. Estábamos hablando español con las palabras del

Un año después su hermano hace lo mismo, Eindhoven 2005. (CP)

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Vivir en Holanda y soñar con España

aprende mucho, te haces vaga. No sigues reflexionando y, cuando no puedes decir algo en español, simplemente lo dices en holandés. Ahora, cuando estoy chateando con una amiga en España o cuando estoy escribiendo una carta, voy traduciendo del holandés al español porque estoy pensando en holandés. Cuando no estoy segura de algo lo busco en el diccionario. Sin embargo, todo el mundo puede notar por la estructura de mis frases, que escribo mis cartas a la manera holandesa.”

pueblo. En realidad teníamos nuestro propio idioma de nuestro pueblo y nuestra propia lengua de familia. En un momento dado yo ya dominaba el holandés y desde entonces casi solo hablaba este idioma. Estás en casa para comer y dormir y el resto del día estás en el colegio o estás jugando con tus amigas. En casa cambiaba al español pero con mis hermanos hablaba una mezcla de español y holandés. La verdad es que hablando lenguas mexcladas no se

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Me vine con una maleta de cartón y de madera

INTERMEZZO

Rosa Iglesias Redondo: ‘Lo más bonito que puedes hacer’

También he hecho muchos manteles de ganchillo; los sigo guardando todavía. Casi todas las chicas tenían visita todos los martes pero a mí me visitaban sólo muy raras veces porque mis padres estaban en Holanda y mi abuela vivía en la sierra. En los días de visita las monjas me llevaban para evitar que me pusiera triste. He llorado muchas veces, pues sólo veía a mis padres y a mi hermano durante las navidades y en verano.

“En 1971 mi padre viajó desde Extremadura a Holanda para trabajar en la Philips; yo tenía 6 años entonces. Partió, como casi todos, con la idea de que sería por un año, sin embargo el trabajo le gustaba mucho. Los sábados y domingos no hacía falta trabajar y ese no era el caso en España, sobre todo cuando se trabajaba en la agricultura. Al cabo de un año mi madre decidió partir también y mi hermano menor y yo nos quedamos atrás. Mi abuela no podía cuidarnos porque tenía cabras y vivía en las altas montañas. Mi hermano y yo fuimos a un internado, yo a las monjas en la ciudad más cercana y mi hermano a los monjes en un pueblo vecino.

Cuando cumplí catorce años mis padres decidieron que partiéramos para Holanda. Al principio fue muy difícil para mí. No hablaba holandés y no sólo había sido educada de manera distinta de la de los niños holandeses, sino también de los niños españoles que no habían estado en un internado. En aquella época quería ir a trabajar en las misiones pero en Holanda esto resultó un ideal inalcanzable. Me encontré en una sociedad completamente diferente. Primero fui a la Escuela Internacional Floor Evers durante un año y luego pasé al grupo cuatro de MAVO (Enseñanza Media de Carácter General). Fue un período difícil. Estaba acostumbrada, por ejemplo, a levantarme de la silla cuando entraba el profesor y lo hacía también aquí en Holanda, pero era la única. También hablaba de usted a todas las personas y lo sigo haciendo todavía. Además era una de los mayores de la clase mientras que en España era una de los más jóvenes. Después de terminar el MAVO seguí el curso de Formación Internacional y luego he tenido varios empleos de oficina. Mis padres no querían que mi hermano y yo acabáramos en una fábrica. No es que fuera algo malo, pero ellos mismos ya lo habían hecho y querían algo mejor para nosotros. Quería demostrar, ante los holandeses y mis padres, que podía hacer algo

Rosa en el internado de monjas. (CP)

Desde los siete hasta los catorce años estuve en un internado con 250 chicas más. A mis siete años tenía que barrer escaleras y limpiar mi propio cuarto. 10


Vivir en Holanda y soñar con España

ces bien un producto y lo llevas en el corazón, lo transmites a la gente. No debes poner un producto en la tienda y luego ver si lo vas a vender o no. Explico a mis clientes, por ejemplo, que el pimentón es algo muy específico porque ha sido tostado sobre carbón y da un sabor muy especial a la comida.

más que sólo trabajar en una fábrica. Tenía acento, mi holandés no era perfecto y esto significaba que tenía que luchar por un buen empleo. Pero siempre he seguido trabajando, incluso cuando tuve hijos. Mis padres lo han hecho también. Quiero a mis padres y les tengo tanto respecto como un hijo que siempre ha vivido con ellos. Por eso siempre he trabajado tan duro. Casi todos los españoles aquí trabajan 40 horas a la semana, no sólo los de la primera generación sino también los de la segunda. Han sido educados así. La mayor parte de los hijos españoles tienen un empleo de oficina y no trabajan en una fábrica. Creo que todos los padres les han dicho lo mismo a sus hijos.

No tengo muchos clientes españoles, probablemente porque éstos se llevan las cosas de España. Estoy más orientada, por ello, a los holandeses y siempre estoy contando historias sobre Extremadura. No vine a Holanda por decisión propia, no porque yo quisiera sino porque mis padres estaban aquí. Haciendo este trabajo me encuentro más a gusto y puedo mostrar que Extremadura no es tan pobre como todos piensan. Mis padres tuvieron que emigrar pero Extremadura tiene mucho que ofrecer. Tiene una superficie que es dos veces mayor que la de Holanda y tiene productos de muy buena calidad. Esto es lo que quiero mostrar en Holanda. Y la gente en Extremadura también lleva una vida feliz. Me encanta Extremadura y creo que, en cierto sentido, quiero demostrar también que la emigración no fue algo “necesario”. Si el gobierno español hubiera dedicado más atención a esas personas, a lo mejor no habrían tenido que dejar su país.

Cortando jamón, Eindhoven 2006. (CP)

Desde hace unos años tengo un negocio própio, es una tienda española de comestibles y una empresa de catering. También estoy organizando talleres de cocina. Esto es lo que siempre he querido hacer, esto ha sido mi sueño. Pero no sabía cómo abordarlo. Hace unos años di el gran paso al poner mi propio negocio. Una de mis mejores amigas tuvo cáncer de mama y esto fue el momento para decir: ahora vas a hacerlo, esto también puede ocurrirte a tí y entonces tu vida habrá pasado sin que hayas hecho lo que te hubiera gustado hacer.

Pimentón de la Vera. (CP)

En el internado aprendí a defenderme sola y no tener miedo. Para empezar este negocio dejé mi trabajo y renuncié a todo. Cuando estábamos mirando el edificio, antes de entrar para firmar el contrato de alquiler, mi marido me dijo: “¿Estás segura de que es esto lo que quieres?” Le contesté: ”¡Estoy muy convencida, lo haremos!” Ahora tenemos la oportunidad de presentar algo de la región de donde soy. Es lo más bonito que puedes hacer. Creo también que es lo mejor para vender porque, cuando cono-

Mis padres se han separado al cabo de los años. No quiero decir que la emigración haya sido la causa, pero han echado en falta muchas cosas, el contacto conmigo y con mi hermano pero también con sus propios padres. La cultura española es una cultura de lazos muy estrechos, toda la familia está junta. Han trabajado muy duro para poder comprar una casa en España pero ¿para qué sirve? Estoy casada con un holandés, mi hermano está casado con una 11


Me vine con una maleta de cartón y de madera

Rosa vendiendo pimentón, Eindhoven 2006. (CP)

holandesa. Mis padres todavía viven aquí. ¿Para qué han hecho todo esto? ¡Esto es algo que me da pena, mucha pena!

gente en España. Muchas cosas, que son normales en España, ya no lo son para mí. Hago negocios, por ejemplo, con España pero a las dos de la tarde se han ido todos. Me cuesta aceptar eso. Y los resultados de los exámenes médicos del hospital, tardas siglos en recibirlos. Y esa manera tan fácil de pensar: ‘Pues, ya veremos, todo saldrá bien’. Así ya no estoy razonando.”

Quiero a toda costa que mis hijos aprendan el español porque es mi lengua materna y mi familia vive allí. Estoy feliz aquí, con mis hijos y mi marido pero ¿sabes cuál es el problema? No soy holandesa pero tampoco española porque no pienso como la

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...•

11. lOS ESPANOlES DE BRABANTE

El regreso

te. Al principio aquí lo pasé muy mal pero tam-

La mayor parte de la primera generación llegado a la edad de jubilación

bién era porque no pudimos tener hijos yeso me

ha

daba mucha pena. Cuando regrese lo pasaré tan

y es muy probable

mal como lo pasé entonces.

que parte de ellos envejezca en Holanda por causa de sus hijos y nietos. Otra parte, mientras tanto, han

Me amedrentan los inviernos cuando en un

vuelto y muchos españoles todavía siguen regresan-

pueblo tan pequeño no ves a nadie. En verano

do. De todos los europeos del sur que están en Ho-

vienen todos los que están en la emigración.

landa, los españoles son los que más se acogen a la

Hasta ahora nunca he estado allí en invierno.

Ley de Remigración. Muchas veces son los hombres

Tampoco tenemos muchos contactos porque du-

quienes más anhelan el regreso, las mujeres pien-

rante las vacaciones vas a ver sobre todo a tus

san de un modo más práctico y con más sensatez

familiares. Al principio, cuando llegamos a pasar

sobre este tema. En muchos casos regresar es más

las vacaciones, todos los días había fiesta. Todos

difícil que partir. El período que sigue a la vuelta es,

comíamos juntos y mi suegro incluso se pasaba

a menudo, un periodo de enajenación y de supervi-

bailando y cantando

vencia.

toda la noche. Ahora ha

muerto, mi suegra ya tiene 91 años y los hermanos llevan cada uno su propia vida. Están construyendo

un asilo para ancianos

en el pueblo, aliado de nuestra casa. Quiero ir a trabajar allí unas horas al día como voluntaria. Cuando ya no pueda más nos mudaremos a ese asilo. No tenemos hijos y no quiero molestar a mis sobrinas cuando llegue la hora."

Algunos emigrantes

regresan para siempre a

España mientras sus hijos y nietos se quedan en Holanda. Tanto para los padres como para los hijos es una sensación muy dolorosa.

Una mujer (36) de la segunda generación: "Las personas de la primera generación han optado ellos mismos por dejar a su familia e irse al Lago del Centro Español Eindhoven. (CP)

extranjero.

Yo, sin embargo, no opté por nada,

yo no tomé la decision de pasar la vida en EindJosefa Silva: "Pronto cumpliré 65 y regre-

hoven. Mis padres nos trajeron para acá y aquí

saremos para siempre a España. Defraudará, eso

he construido mi futuro. Cuando mi padre cum-

sí que lo creo. Tenemos en España una casa pro-

plió 65 años, regresaron: otra vez eran ellos los

pia en el pueblo de mi marido. Aquí, en Holanda,

que tomaban la decisión y sé que es mejor pero

vivimos en una casa de alquiler. Allí, sin embar-

tengo que ir haciéndome a la idea."

go, vivimos a una distancia de 50 kilómetros de la ciudad y las condiciones para ir en bicicleta no son buenas. Aquí en Eindhoven cojo la bici y pue-

Muchos de los emigrantes españoles no esta-

do desplazarme a todas partes. Trato de prepa-

ban casados al llegar a la provincia de Brabante y

rarme un poquito pues será un cambio muy fuer-

algunos de ellos siguen siendo solteros. El poco tiempo que pasaban en su país natal era insuficiente para

135


Me

vine con una maleta de cartón y madera

Muchos españoles jubilados con hijos optan por

encontrar a una mujer. Y debido a su dominio defectuoso del idioma holandés, no pudieron o no se atre-

un compromiso:

vieron a dirigirse a mujeres holandesas.

desde allí van con cierta frecuencia a su país natal para una estancia corta o más larga. Pueden hacer

Un emigrante de la primera generación habló

esto mientras se lo permitan la salud y las circuns-

sobre algunas de estas personas: "Eran los últimos habitantes

de El Prado. Cuando derrumbaron

su casa en Holanda es la base y

tancias financieras. Hay un grupo que se quedará al

esta

final en Holanda porque sus hijos están aquí y no

residencia, Philips los alojó en pisos baratos donde

hay nadie en España que pueda cuidarlos en su ve-

no le gusta vivir a nadie porque están situados al lado

jez. Es una cosa con la que nadie ha contado: ni los

de un camino con mucho tráfico. Además las muje-

emigrantes ni tampoco las autoridades

res "de picos pardos" tienen su "negocio" en las ca-

holandesas.

Los emigrantes mayores que regresan a Espa-

sas enfrente de los pisos. Todavía quedan unos 10 españoles viviendo allí. Hay algunos que me dan ver-

ña, pueden causar grandes cambios socio-demográ-

dadera lástima porque en el fondo están perdidos. El

ficos en sus pueblos natales. Muchas veces se trata

matrimonio

de pueblos pequeños de donde muchos jóvenes se

no lo es todo tampoco,

solo no es nada en absoluto.

pero quedarse

han marchado y que están repoblados

Cuando cumplan 65

pensionistas.

años volverán a España."

Los emigrantes

pocos familiares

ahora por

que regresan tienen

a quienes puedan apelar cuando

necesiten ayuda o cuidado y las disposiciones municipales para mayores, en general, son insuficientes. Al final las autoridades españolas tendrán que tomar las medidas necesarias.'?" Francisco

Carbonell,

primera

generación:

"Cuando vaya España, me encuentro allí más extraño que aquí. Cuando vuelvo a mi pueblo es una cosa muy bonita pero ya no conozco a nadie. Sí, claro que los conozco, pero esto sólo cuando voy al cementerio. Entonces pienso: ah ése y ése y, ah, ése también."

El 25 aniversario del Sr. Alvarez Vizcaino en Philips, Eindhoven 1988. (PCA)

'No somos de aquí y tampoco de allí' Los españoles mayores muchas veces dicen que la sociedad holandesa ha cambiado; se ha hecho más individualista

y más intolerante.

Ya no son tratados

como españoles sino que se sienten clasificados en la categoría "extranjeros", encuentran

mientras ellos mismos se

más cerca de las personas de Brabante

que de los grupos de 'novatos' que han venido posteriormente.

Los brazos abiertos, con que los holan-

deses les dieron la bienvenida

hace mucho, están

cerrados ahora y parece que la gente se haya olvidado de su contribución

a la construcción

de la socie-

dad holandesa."? A medida que la primera generación envejece aumentan los problemas mentales y físicos. Durante muchos años han hecho trabajo corporal duro, mal

El 25 aniversario del Sr. Alvarez Vizcaino en Philips, Eindhoven 1988. (PCA)

109 110

Pérez Díaz y Barrientos Sittrop 2000: 21.

Alfageme

pagado y no cualificado. No menos del 43 % de los

2005: 117-124.

136


Los españoles de Brabante

Es lógico porque zcuáles son las cosas que uno tiene que dominar cuando ha tomado la decisión de quedarse en Holanda para siempre y quiere tener contactos con los holandeses? iHablar la lengua e ir en bici!

Lucía Lameiro, miembro de la directiva de la federación de asociaciones españolas en Holanda: "En España se ve que los ancianos a veces están sentados durante horas en un banquillo, charlando y charlando. No se trata de ninguna cosa fundamental El 25 aniversario del Sr. Alvarez Vizcaino en Philips, Eindhoven 1988. (PCA)

emigrantes

nen contactos. En Holanda la gente no hace esto por causa del clima pero también es una manera de vivir. Además en la colonia española en Ho-

españoles ha tenido un accidente labo-

ral.!" Ahora que los emigrantes necesitan más disposiciones

pero eso no importa, tie-

landa no todo lo que hay es calor humano, hay

se hacen viejos y

muchos celos, odio y rencores pero esto también

sociales les perjudica

es algo humano. Sobre todo las mujeres mayo-

mucho su dominio defectuoso del holandés.

res a veces se sienten tan aisladas que me diComo las antenas

parabólicas

han ganado

cen: 'Ah, es terrible,

no tengo nada que hacer,

mucho terreno, hoy día se pueden sintonizar emiso-

no sé adónde ir los fines de semana ...' y mucho

ras españolas en casi todos los cuartos de estar de

peor incluso si no tienen trabajo.

los españoles. Sobre todo para los mayores, el tele-

contesto: ¿Pero hay una asociación española, o

visor es buena companía pero esto no les quita el

no? iSí pero no voy allí! No aguanto todo ese

aislamiento social. Uno de los objetivos mas impor-

cotilleo."

tantes de las asociaciones

Entonces les

españolas es tratar de

evitar que la gente pase su vejez en soledad. Organizan por ejemplo cursos de holandés para mayores

De una investigación sobre las vivencias de los

e incluso cursos de montar en bicicleta. Después de

emigrantes mayores españoles en Europa se deduce

40 años la gente decide aprender a montar en bici.

que un gran grupo de españoles mayores se encuen-

Ancianos en Garganta la Olla, 2004. (CP)

111

Miguel Fernández 2000: 17.

137


de cartón y madera

Me vine con una maleta

tra, tanto en Holanda como en España, en una situación de marginalización

social.!" Muchos de los emi-

grantes que han regresado para siempre a su país se topan con un muro de incomprensión.

Tanto las au-

toridades como la sociedad opinan que se encuentran en una posición 'privilegiada'.

En sus pueblos

natales les llaman "los holandeses", palabra que se pronuncia a veces con un poco de desprecio, ya no son "su" gente.

Una turista española dijo, después de visitar un café español cuyos dueños son españoles de la primera generación: "Esta gente no es de de allí, ni de aquí."

La cordialidad de Brabante Los emigrantes regresados a Extremadura, en general, se deshacen en elogios sobre su acogida y su estancia en Holanda. La llegada de los españoles también ha dejado una impresión imborrable

en la

gente de Brabante, sobre todo con los que tenían que ver con ellos de manera directa o indirecta. Después de todo eran los primeros trabajadores

extranPuré casero de patatas y col rizada. El matrimonio Granado regresó para siempre a España hace unos años. En mayo de 2006 pasaron las vacaciones con su hija, que sigue viviendo en Eindhoven. Como en España echan de menos a la comida típica holandesa su hija les sirvió un buen puré casero de patatas y col rizada con salchichón ahumado. Eindhoven 2006. (CP)

jeros que venían a esta zona de Holanda en masa. Al igual que los holandeses, ellos eran católicos y esto creó vínculos. Además España era un país que apelaba a la imaginación y, aparte de esto, encajaba con el mundo de vivencias de la gente de Brabante. Al mismo tiempo que llegaban los españoles, cada vez más personas de Brabante empezaron a ir de vacaciones a España para buscar el sol español, aprendieron apreciar elsabor del vino y las aceitunas y se

de bungalows. Cuando estaba allí volvía a vivirlo

pusieron en contacto con el idioma español.

todo de nuevo." Anne van Heugten, en los años setenta secretaria en el departamento

Peter Weerts, cocinero en El Pinar desde 1972 hasta 1976: "Como trabajaba

de Philips: "Esa época, desgraciadamente,

allí España

no

volverá nunca más. Fueron los cuatro años más

me ha conquistado el corazón. iSi esa residencia

bonitos de mi trabajo en Philips."

volviera a abrir sus puertas no dudaría en empezar otra vez, no lo pensaría ni un segundo! iTan-

Wil van Hout: "Hablando de integración. En

to impacto ha tenido en mi vida el trabajar con

aquellos años mi hermano tuvo un vecino nuevo

los españoles! Incluso cuando la residencia ya

que era de España; había conseguido una casa

cerrada mucho tiempo volví a visitarla por

de alquiler de la Philips. Tras unos meses se fue

lo menos 25 veces. Seguí volviendo incluso cuan-

de vacaciones a España con su familia y vino a

do ya habían derrumbado

entregarle

llevaba

motor inmobiliario

112

Asuntos Españoles

la residencia y un pro-

había construido

las llaves de la casa a mi hermano,

diciendo: "Aquí tienes la llave y, a propósito, tam-

un parque

Miguel Fernández 2000: 5.

138


Los españoles de Brabante

bién tenemos unas plantas en casa que hay que

lantes: ¿Qué está pasando ahora? Miraban pri-

regar." Cuando, más tarde, mi hermano fue de

mero un poco de qué lado soplaba el viento. Por-

vacaciones, igualmente entregó las llaves al ve-

que siempre iban en grupos, sabes."

cino español y así siguieron hasta que todos los hijos de éste habían dejado la casa. iEI año paMarianne Heeren recuerda también que llegó

sado regresó a su país natal y les dejó una direc-

un grupo de españoles a Helmond y que no había

ción en España para pasar las vacaciones!"113

nadie que pudiera dirigirles la palabra en su propio Felipa Redondo, de la primera generación:

idioma. Esto le impresionó

"Primero vivíamos en una pensión y luego la Phi-

tanto que decidió ir a

aprender español.

lips nos ofreció una casa de alquiler. No tenía nada en absoluto. Por 400 florines nos compra-

Al cabo de un tiempo se reunieron las familias

mos una mesa, sillas, una cama, todo completo

y los españoles dejaron de vivir en las pensiones

pero de tercera o cuarta mano. La vecina de en-

apartadas. Era una cosa que llevó, en unos casos, a

frente acudió en seguida para echar una mano y

roces personales. En 1974 una familia española qui-

me dio cacerolas y lámparas:

so establecerse en Beek en Donk, en una calle de-

tome, señora

l'

'iTome,

señora,

terminada,

Hoy día ya no existe este compor-

con el resultado de que la gente de la

barriada empezó a organizar una recogida de firmas.

tamiento pero antes las personas eran muy serviciales."

A veces los españoles adoptaban

una actitud

algo reservada. Cuando se celebraba un cumpleaños, por ejemplo, las familias españolas invitaban a Un emigrante

mayor contó una anécdota del

sus vecinos pero cuando, por motivo del cumpleaños

comienzo de los años sesenta para ilustrar lo bien

del ama de casa, entraba el vecino y le daba tres

recibido que se sintió en Brabante. Un sábado por la

fuertes besos, como es costumbre en Brabante, esto

noche salió con unos amigos para tomar una copa y

no siempre les gustaba.

pasaron por una sala pequeña donde estaban cele-

Muchas veces las costumbres alimentarias

brando una fiesta. Parecía que reinaba un ambiente

es-

de alegría y, muy curiosos, echaron una mirada aden-

pañolas llevaban a contactos con los vecinos de Bra-

tro por una ventanilla.

bante, tanto en sentido positivo como negativo.

Uno de los presentes los vio,

abrió la puerta y los saludó efusiva mente: "mala, sois españoles?" Los hombres inclinaron la cabeza, Felipa Redondo, primera generación: "Se-

un poco tímidos. Acompañado por un gesto aparatoso dijo el hombre: "iPasadl"

gún los vecinos

Resultó que se celebra-

nuestra

comida

siempre

olía

mucho: 'iOh, qué mal huele el ajo, huele tan fuer-

ba una boda. Los españoles entraron y pasaron toda

te y habéis puesto tanto!'

la noche allí.

Entonces yo les hice

probar algo, un trozo de tortilla o chorizo. Esto sí Sin embargo, no todo transcurría siempre con

les gustó y entonces cambiaron un poco su acti-

la misma cordialidad que suele tener la gente de Bra-

tud."

bante y que es proverbial. Sobre todo al principio la Rosa Iglesias, segunda generación y pro-

gente, a veces, se mostraba suspicaz.

pietaria de una tienda de productos españoles: "Tengo muchos clientes holandeses que me diMarianne Heeren de Helmond tenía quince años cuando llegaron

cen: antes tenía una vecina española, que me ha

los primeros españoles:

enseñado esto. A mí me gusta oir esto y enton-

"Fue muy extraño, de golpe se veían grupos de

ces les contesto:

hombres españoles por todos los lados. Vivían

nada por enseñarle!"

iSí, pues entonces no queda

en pensiones cerca del canal, en un sitio un poco apartado de la ciudad de Helmond. Siempre los Entretanto

veías ir y volver a las tiendas o a su trabajo. Los

la gente de Brabante ha ido adop-

tando bastante de la cultura gastronómica

vecinos de Helmond reaccionaban un poco vaci-

española

y no queda casi nadie a quien no le guste el aceite 113

Véase: http://www.theoldhometown.com/eindhoven/picture/number1970

139

.asp


Me vine con una maleta de cartón y madera

de oliva o el ajo o tenga miedo de consumirlo. Cuan-

les sucede incluso a quienes han estado en Holanda

do hay fiesta se sirve vino y tapas. Muchos aviones,

sólo unos años, conforme a planes, para volver lue-

llenos de gente de Brabante, salen del Aeropuerto

go con dinero suficiente para poder comprar un trac-

de Eindhoven a España y los jóvenes todavía siguen

tor o tierra o montar una tienda o un bar. Su estancia

llenando los autobuses con dirección a España. Tam-

en Holanda ha sido de gran influencia para el resto

bién en el terreno de los deportes España es famo-

de su vida. Conforme van envejeciendo

sa: el fútbol español hace que los habitantes de Bra-

dos van reviviendo con mayor frecuencia. Angel Fuen-

los recuer-

bante estén pegados a la pantalla.

tes Collado, de Guadalupe, trabajó desde 1965 a 1968 en Holanda y cuenta que por la noche todavía sueña mucho con esta época. Pablo Luengo Sevillano considera Holanda como su segunda patria aunque ya lleva viviendo más de 20 años en España y no ha vuelto nunca a Eindhoven. Aunque la emigración haya sido de corta duración, parece que han vivido aquellos años como si fueran el doble; son años vividos con mucha intensidad, llenos de historias, alegría y dolor. Al regresar uno se lleva consigo a España no más de una serie de fotos y días. Los emigrantes

españoles que han

regresado para siempre, incluso los que volvieron enseguida, llevan en su interior una porción bastante grande de "Brabante".

Los emigrantes y sus hijos

no sólo viven en medio de dos culturas sino que a estas culturas las llevan por dentro. Después de su regreso siguen siendo un poco emigrantes, tanto por su manera de ver como por la de los demás.

Francisco Carbonell y su hijo en Geldrop, Navidad 1976. (CP)

Francisco Carbonell: "Ya llevo viviendo aquí 42 años y no volveré a España. Mi casa está aquí, aquí tengo a mis hijos y nietos, tengo una mujer holandesa. Vine aquí como obrero extranjero

y

trabajé un año y medio en la industria textil. Luego he trabajado con mucha satisfacción en la Philips hasta que monté mi propio negocio. Siempre me he sentido apreciado y nunca me discriminaron. Cada persona es diferente y muchos están discriminándose a si mismos. Siempre estoy diciendo: cuando no te tengas respeto a ti mismo los demás tampoco te respetarán a ti. Eso es lo que

Miguel Angel Luengo Tarrero conversando con Angel Fuentes Collado, Guadalupe 2005. (CP)

les enseñé a mis hijos."

Cuando los primeros españoles llegaron al su-

Momento decisivo Para casi todos los emigrantes

reste de Brabante comenzó otra época para ellos. Era una época en que otros muchos grupos de per-

españoles su

partida para Brabante fue el punto decisivo en su

sonas recien llegadas iban estableciéndose

historia personal. A partir de ese momento cambió

bante por lo que la composición

todo, incluso para los emigrantes que han trabajado

cambió de manera drástica.

en Holanda durante un período relativamente Los emigrantes

breve.

bante casi han olvidado

que han regresado a España cuen-

po de españoles.

tan que cada día siguen pensando en Brabante. Esto

140

de la población

Entre tanto

completamente

empezó, hace más de cuarenta

en Braen Braque todo

años, con un gru-


Los españoles

rumbo de la historia de su pueblo y región. Su re-

Los emigrantes españoles han contribuido mucho al crecimiento

de Brabante

greso tuvo el mismo resultado. Han escrito historia,

y la historia de ciudades indus-

triales como Eindhoven y Helmond. Su salida de Es-

tanto en Brabante como en España. Los españoles

paña cambió también

fueron los primeros obreros extranjeros

el rumbo de la historia allí,

de la parte

en primer lugar el rumbo de la historia de su propia

mediterránea

vida y la de sus familiares

y también fueron, durante mucho tiempo, el grupo

pero en segundo lugar el

de Europa en el sureste de Brabante

mayor de gente nueva. Sólo por esto ya es de gran importancia ral.

que no se pierda su patrimonio

Los archivos y museos regionales

cultu-

modernos

forman colecciones que reflejan la historia de la emigración de manera que personas de Eindhoven o Helmond, que son de origen español, podrán dirigirse a estos institutos para conocer más sobre su pasado. Esto conforme al dicho: si no sabes de dónde eres tampoco sabrás adónde vas. Estos documentos históricos hay que quardarlos en los archivos y museos regionales porque los emigrantes forman parte Rufo Merchán Vicente llegó a Brabante en 1971. Aquí le vemos en una moto cerca de la residencia El Pinar, Maarheeze 1973. (CP)

de la historia de Brabante.

Treinta y cinco años después de su emigración Rufo llega a ser abuelo en Brabante. Eindhoven 2006. (CP)

Rufo con su primer hijo, Eindhoven 1975. (CP)

141


Me vine con una maleta de cartón y madera

INTERMEZZO

Peinar y pintar Puerto Iglesias Izquierdo

Puerto Iglesias Izquierdo

empezó su carrera

landa tenía dos añitos pero la niña tenía mucha nos-

profesional como peluquera, pero su gran afición era

talgia y añoraba mucho España, entonces fue mi

pintar. Nació en 1943 en Plasencia y vivía a tempora-

madre a por ella. Después tuve otro niño que nació

das en El Torno. Desde hace más de 30 años es resi-

en Holanda y en Holanda seguimos. Nuestos hijos se

dente de Maarheeze, un pueblo en el sur de Holan-

han casado con holandeses y somos abuelos de dos

da. Estudió Bellas Artes en Bélgica donde se licenció

nietas, una de la hija y otra del hijo. Las dos nietas

en la especialidad de dibujo y pintura. En sus bode-

hablan nuestro idioma, lo que me llena de orgullo

gones siempre se nota algo que revela sus raíces

porque les encanta España, Extremadura cial.

extremeñas. Tiene en su haber exposiciones en Bél-

en espe-

gica, España y Holanda. "Yo siempre quise iniciarme en la pintura pero por entonces se les daba prioridad a los hijos varones, las chicas teníamos que hacer Magisterio,

me

costó un montón hacer lo que yo quería. Mi madre me apoyó en mi decisión de estudiar peluquería, pues mi abuelo y tíos eran peluqueros.

Saqué el título y

tuve varios años una peluquería en Plasencia a medias con otra peluquera. Después de casarme, me fui con mi marido a Holanda. El ya llevaba dos años allí, trabajando

en

Philips. Antes de casarnos me dijo: "Si tú quieres, te puedes quedar aquí." Dije: "iYo aquí, ni viuda, ni soltera, ni casada. No, no! Si nos casamos, me voy contigo. Sea lo que sea." Nos fuimos a vivir a una pensión. Me quedé embarazada y me vine a dar luz al pueblo de mi marido, a Serradilla, porque pensába-

Puerto trabajando

en Philips. (CP)

mos quedarnos en Holanda un año o dos como máximo. A nuestra hija la dejamos con la abuela en Se-

Mi comienzo en Holanda fue difícil, muy difícil,

rradilla, pensando que volveríamos pronto, se que-

no hablaba el idioma y fue muy duro, sólo sabía algo

dó al cuidado de mi suegra. Veníamos dos veces al

de francés y siempre la pregunta era: "(Hablas

año, una vez por Navidad y otra vez en verano. Era horrible ver que tu hija se caía al suelo y llamaba:

contestabas, que un poquito de francés, te contesta-

i"Mama, mama, mama!" Y se iba corriendo a los bra-

ban: "Oh, yo no hablo francés." Empecé trabajando

zos de la abuela y yo me quedaba apenada de no

en Philips en Maarheeze. Al principio no sabían dón-

poderla abrazar en los momentos que ella sufría. Eso era tremendo.

ho-

landés, alemán, inglés?" Y yo no entendía a nadie, si

de ubicarme porque no sabían dónde colocar a una peluquera y yo dije que de oficina nada, mi oficio es

Cuando la llevamos a Ho142


Los españoles de Brabante

El Barril del Taller, óleo, 60x60 cm. (CP)

Entre dos culturas, óleo, 60x60 cm. (CP)

estar de pie, al fin me dieron un puesto en el depar-

desde pequeña, sentí el gusanillo del arte; y por ca-

tamento de control. A veces venía el jefe de personal

sualidad, una clienta de la peluquería contó que es-

y me pedía por favor si podía peinar a alguna de las

taba haciendo un curso de grabado en cristal, yo me

secretarias que le tenían que acompañar a alguna

informé y también hice el curso, pues me hacía mu-

recepción. Y yo las peinaba encantada. Luego, des-

cha ilusión. En el mismo local la esposa del profesor

pués había poco trabajo en el departamento

daba clases de pintura Hindeloopen (pintura popu-

de con-

trol en Maarheeze y me mandaron a Eindhoven. Como

lar) yo le dije: "¿Por qué no das clases de pintura en

el trabajo no me gustaba, hice lo posible y lo imposi-

condiciones?"

Dijo: "iOh, no, no!" Ella tuvo miedo

ble por volver a Maarheeze. Yo me pasaba el tiempo

porque yo quería avanzar más de lo que ella podía

en los servicios, peinando a una y otra. Al final ya me

enseñarme. Entonces dijo: "Mira,

tuvieron que mandar para Maarheeze.

a hacer! Vaya Ilevarte a ver si te puedes inscribir en la Academia de Bellas Artes." Fuimos a Bélgica, hice

¿Que cómo me inicié en la pintura? Siempre,

Puerto pintando,

ésabes lo que voy

un examen y empecé la academia.

Maarheeze 2009. (CP)

143


Me

vine con una maleta de cartón y madera

Mis hijos siguieron mis pasos y también estu-

muy atractivas. Yo vivo a caballo entre aquí y allí. Me

diaron Bellas Artes. Algunas veces hemos expuesto

da igual estar en un sitio u otro, lo importante es que

la familia, los hermanos Iglesias Izquierdo y los her-

puedo pintar y enseñar a la gente lo que pinto: a mí

manos Rodriga Iglesias, pues mi hermano Manuel

pintar, me da vida y doy gracias a Dios y a mi esposo

también es escultor. Y solemos exponer, alguna que

que me apoya en todas mis locuras."

otra vez en conjunto,

así las exposiciones

quedan

Exposición Maarheeze 2009. (CP)

144


,

CONCLUSION

Muchos emigrantes

En el año 1960 había 309 españoles registra-

de la primera generación

dos en Holanda; diez años más tarde -en 1970- eran

que todavía siguen viviendo en Holanda, no han po-

25.866. Esto fue la consecuencia de las actividades

dido romper su existencia aislada de los primeros

de contratación

años y se dan cuenta de que, al envejecer, este ais-

de empresas holandesas que no po-

lamiento sigue aumentando.

dían encontrar personal suficiente en su propio país.

La emigración

puede

La empresa Philips, la mayor creadora de empleo en

ser muy dolorosa y alejar a personas tanto en senti-

el sureste de la provincia de Brabante, encontró una

do literal como figurado.

solución temporal hasta el principio de los años se-

fragaron,

senta, empleando

a obreros de ida y vuelta de las

rompieron los contactos de familia. La migración es

regiones del norte de Bélgica. Alrededor del año 1960

un punto crucial de la vida. El momento de hacer las

en Bélgica se iban construyendo

maletas resultó decisivo para el resto de la vida. En

cada vez más fábri-

Muchos matrimonios

nau-

muchas familias quedaron divididas y se

cas y la gente ya podía encontrar trabajo en su pro-

muchos aspectos los españoles sirven de ejemplo

pio país. Esta fue una de las causas por las que Phi-

para otros grupos de emigrantes;

lips se enfrentó a una falta importante

sobre todo la pro-

blemática del envejecer, la esperanza permanente

de mano de

de volver a su país y los sentimientos

obra. En 1962 Frits Philips decidió contratar a perso-

de desilusión

nal temporal en España para su empresa. La fábrica

son compartidos con otras primeras generaciones de

de bombillas estaba tan contenta con la llegada de

emigrantes.

estos emigrantes,

que otras fábricas en la región si-

En 1975 se registró el mayor número de emi-

guieron su ejemplo.

grantes españoles en el sureste de Brabante; a partir de este año este número ha ido disminuyendo

Miles de hombres del campo español llegaron a Brabante donde encontraron

alojamiento

continuamente.

en resi-

La primera y también

la segunda

dencias. Los españoles sabían muy poco o nada de

generación siguen sintiéndose "españoles"

pero es

Holanda y muy pocos habitantes de Brabante habían

incierto cómo actuarán las próximas generaciones.

oído hablar de Extremadura, Andalucía o Galicia. En

En los primeros años el ambiente de las asociaciones

las residencias les atendían en todo pero los emi-

españolas para muchos emigrantes

grantes vivían separados de la sociedad holandesa.

pensable para sobrevivir en ese país extranjero. Ahora

era casi indis-

Tampoco en el trabajo necesitaban conocimientos de

se sigue poniendo cada vez más el énfasis en la vi-

lengua o cultura holandesa.

vencia cultural de las tradiciones y festividades

Al principio todas las

es-

partes partían de la idea de que se trataría de una

pañolas. En primer lugar para mantener viva la len-

permanencia temporal,

gua y cultura española para las futuras generaciones

por eso no se hizo nada por

procurar que los emigrantes se integraran en la so-

pero también para divulgarlas en la sociedad de Bra-

ciedad holandesa.

bante de modo que el recuerdo del primer grupo de novatos mediterráneos

Desde el principio la Iglesia católica llamó la

Para la sociedad española de Eindhoven Frits

atención sobre las consecuencias perjudiciales de la separación

quede vivo.

Philips siempre ha sido una persona muy querida.

de familias y abogó por el derecho de

reunificación familiar. Ya en 1965 el gobierno revocó

Cuando falleció el día 5 de diciembre de 2005, a la

el impedimento

edad de 100 años, los españoles enseguida decidie-

de reunificación

familiar con la con-

secuencia de que muchos emigrantes decidieron ha-

ron celebrar una misa de conmemoración

cer venir a su mujer y, en muchos casos a sus hijos,

ñol en el Círculo Español de Strijp. Por otro lado Frits

a Holanda. Al mismo tiempo el gobierno español in-

Philips le tenía mucha simpatía a la sociedad espa-

tentó controlar

re-

ñola, como se puso de manifiesto en uno de los dis-

por ejemplo, el espíritu de las

cursos de su funeral, en el que se mencionó su pre-

a los emigrantes y mantenerlos

unidos estimulando,

asociaciones españolas. El gobierno holandés tam-

en espa-

ocupación por los emigrantes españoles.

bién dio mucho apoyo financiero a las asociaciones;

En Eindhoven los españoles encontraron

de este modo, por decirlo así, empezó a fomentarse

a un

jefe y un ambiente que sentían simpatía por ellos.

en los años sesenta una política de no-integración. 145


Me vine con una maleta de cartón y madera

En esta ciudad sigue existiendo ya desde hace se-

chos grupos de novatos han llegado y Brabante se ha

tenta y cinco años una Asociación Iberoamericana

convertido en una sociedad multicultural y multicolor.

y

se fundaron dos tunas que organizan cada dos años

Muchos emigrantes de la primera generación han vuel-

un Festival de Tuna; todavía hay varias asociaciones

to o volverán a su país natal; sin embargo, han deja-

españolas activas, cada año se celebra una Fiesta

do huellas en la ciudad y la región donde, en muchos

del Sol y existen varias escuelas de flamenco, bares,

casos, han vivido durante la mayor parte de su vida.

restaurantes,

Al mismo tiempo el sureste de Brabante ha llegado a

y tiendas españolas. Por la presencia

de los españoles el miedo de los holandeses a los

formar parte de su vida, la vida que continuarán en

extranjeros

los pueblos españoles donde nacieron.

iba disminuyendo.

Entre tanto otros mu-

España en las calles de Eindhoven. (CP)

Pasacalles de las tunas. Festival de Tuna, Eindhoven, septiembre

146

2009. (CP)


Conclusión

Metamorfosis

(A Juanito y Amaya, porque sus infancias no saben a olivo y tomillo.)

Mi recuerdo canta con la canción del tiempo,

donde los atomillados rayos del sol ibero

como el tiempo canta mis canciones.

le enseñaron el día.

Mi recuerdo llora con lágrimas de lluvia,

Donde el ímpetu vital del viento,

de aquella lluvia que se llevó mis lágrimas.

con aire de encina y olivo a respirar le enseñó.

Mi recuerdo duerme con el corazón de la luna,

Donde su sed de vida,

de aquella luna que me durmió con sus nanas.

con agua de lluvia serrana la garganta satisfizo.

Mi recuerdo ríe con la sonrisa de un niño

Donde la luna de alcornoque y jara

como un niño ríe con la sonrisa de su pueblo.

le enseñó que la noche es algo más que un sueño

Mi recuerdo camina de la mano con la vida,

y el rocío de la mañana algo más que un amanecer.

de aquella vida que se fue con mi pueblo. La necesidad y la imposibilidad y cuanto más me alejo, más lo siento.

alimentan una distancia inquebrantable

y cuanto más lo llamo, más se aleja.

que no se puede acortar por temor a lo inconcebible.

y cuanto más lo busco, más se esconde.

Pero al comprender

y cuanto más lo olvido, más lo quiero.

más sofisticado se torna mi anhelo,

Porque no existe amor sin pasión,

de no IIevarte sólo en mi corazón,

como no existe deseo sin sueño.

más de estar en ti

Porque no existe cicatriz sin herida,

y en ti vivir el último otoño que me duerma,

como no existe dolor sin causa.

que me funda y me convierta en tus células

la situación de la realidad,

mi amor y mi deseo

para poder formar parte de tu gran hermosura

y la infancia es la raíz de una planta,

y dejar de ser emigrante extremeño

que no acepta más tierra

para convertirme

en Extremadura.

que aquella donde germinó: Miguel Angel Luengo Tarrera

147


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TÍTULOS ANTERIORES DE ESTA COLECCIÓN 1.

Maltravieso, el santuario extremeño de las manos. Por Sergio Ripoll López, Eduardo Ripoll Perelló e Hipólito Collado Giralda. 1999 (Agotado)

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Pinturas y grabados rupestres esquemáticos del Monumento Natural de los Barruecos. Malpartida de Cáceres. Por Ma Isabel Sauceda Pizarra. 2001 (Agotado)

3.

Epigrafía romana y cristiana del Museo de Cáceres. Por Julio Esteban Ortega y José Salas Martín. 2003

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La colección de estampas del Museo de Cáceres. Por Juan Carrete Parranda. 2005

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Lusitanos y vettones. Los pueblos prerromanos en la actual demarcación Beira Baixa - Alto Alentejo - Cáceres. Por Primitivo Javier Sanabria Marcos (Editor). 2009


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