Las vacunas son responsables de algunos de los mayores hitos de la salud pública del siglo pasado. Se calcula que la inmunización ayuda a prevenir la muerte de cerca de 2,5 millones de niños cada año, además de millones de casos de enfermedad y discapacidad. 1 De ello se han beneficiado tanto los países pobres como los ricos, aunque los que están en vías de desarrollo siempre lo han hecho tras largas esperas. La vacunación infantil básica es una de las pocas intervenciones en salud a la que tienen acceso la mayoría de los pobres del mundo, de forma gratuita y a través del sector público. De hecho, la vacunación es una de las intervenciones en salud más equitativas: protege por igual a niños y niñas y, comparada con la atención recibida por los ricos, llega a los más pobres en mayor proporción que otros servicios.