FRANCISCO DE GOYA Y LUCIENTES de la corte (con cuya hermana, Josefa, Goya nace en la localidad aragonesa de Fuendetodos (Zaragoza) el 30 de marzo de 1746. Su padre era pintor y su madre descendía de una familia de la pequeña nobleza aragonesa. Con 17 años viaja a Madrid, aquí hace amistad con un artista aragonés, Francisco Bayeu, pintor de la corte (con cuya hermana, Josefa, habría de casarse en 1774), a él se debe que participara en encargos importantes como el de la basílica de Nuestra Señora del Pilar de Zaragoza. Entre 1.769 y 1.771 Goya viaja a Italia, donde completa su formación. A pesar de que la trayectoria de Goya coincide con la sucesión de tres estilos pictóricos distintos (Rococó, Neoclasicismo y Romanticismo), la obra de Goya es tan heterogénea que no se puede catalogar dentro de un estilo concreto. Al volver a Madrid, se instala en casa de su cuñado, Francisco Bayeu, y comienza a trabajar para la Real Fábrica de Tapices de Santa Bárbara. Los cartones (modelos previos a partir de los cuales se elabora el tapiz) que realiza son muy apreciados por la visión fresca y amable que ofrecían de la vida cotidiana española. Goya pintó la mayor parte de los cartones para decorar las habitaciones del Palacio del Pardo y del Palacio Real de Madrid. Simultáneamente, Goya empieza a pintar retratos y obras religiosas que le dan un gran prestigio, hasta el punto de que en 1785 ingresa en la Academia de San Fernando y en 1789 es nombrado pintor de corte por Carlos IV. El pintor realiza varios retratos de la familia real y de la aristocracia madrileña. Goya está fuertemente influido por los ideales de la Ilustración: importancia de la razón, valoración de la ciencia y la educación como medio para resolver los males de España. A los 46 años, Goya, a resultas de una grave enfermedad, queda sordo. En este año pasa un periodo de convalecencia en la provincia de Cádiz, en compañía de la Duquesa de Alba. La sordera va a determinar un cambio muy importante en su carácter y en so obra. Hacia 1799, el pintor concluyó una de sus grandes series de grabados, Los caprichos, ochenta y dos aguafuertes que constituyen una crítica feroz de la sociedad civil y religiosa de la época. En 1808, la invasión de España por las tropas napoleónicas colocó al artista en una situación delicada, ya que aunque trabaja en la corte, ideológicamente es afín a las ideas revolucionarias francesas, y consideraba que su presencia en España podría sacar al país de la pobre situación cultual, social y económica en las que estaba inmersa. Plasma los horrores de la guerra en obras que reflejan los dramáticos acontecimientos de aquellas fechas en Madrid. (Los fusilamientos del 3 de mayo) Además, en los sesenta y seis grabados de Los desastres de la guerra (1810-1814), da testimonio de las atrocidades cometidas por los dos bandos. En 1815, Goya se retira de la vida pública, Fernando VII deja de encargarle cuadros debido a su pasado afrancesado y por su ideología liberal. Compra la Quinta del Sordo, allí pinta catorce murales de gran tamaño con predominio de los tonos marrones, grises y negros, sobre temas macabros y terroríficos. Todos de muy difícil interpretación, ya que reflejan el mundo interior del artista: son las Pinturas Negras. Acaba su vida exiliado en Francia, muriendo en Burdeos en 1.828 a los 82 años.