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PENSAMIENTOS SUICIDAS Y SUICIDIO EN EL EMBARAZO
El embarazo y el postparto son dos etapas de la vida especialmente sensibles y vulnerables, pues entran en juego múltiples factores como cambios hormonales, transformación del propio cuerpo, miedos y dudas por la nueva etapa que se comienza, cansancio, estrés, nuevas responsabilidades, cambios en el estado anímico...
Todo ello, unido a otros factores de riesgo propios de cada mujer, podría acabar derivando en cuadros de ansiedad y depresión, las complicaciones de salud más comunes durante y después del embarazo.
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Así, las investigaciones sugieren que una de cada cuatro mujeres padece depresión y ansiedad durante el embarazo, mientras que una de cada siete padece depresión tras dar a luz.
Médicos, ginecólogos y profesionales de la salud mental llevan tiempo alertando de esta dura realidad, que se ha visto especialmente agravada en esto años de pandemia que vivos estos últimos años.
Desgraciadamente, en algunas ocasiones la depresión llega acompañada de pensamientos suicidas. En concreto, durante el postparto los estudios realizados han llegado a identificar hasta un 6,6% de mujeres con riesgo de conductas suicidas, aunque estos pensamiento pueden comenzar a darse incluso desde el embarazo.
No en vano, según apunta Susana Al-Halabí en su artículo "Conducta suicida y periodo perinatal", durante la gestación la prevalencia de ideas suicidas puede ser incluso mayor que en el resto de la población, además de resultar un factor predictivo de lo que puede ocurrir después en el postparto.

A pesar de los datos, la depresión y el suicidio siguen siendo un tema tabú, más aún cuando afecta en el embarazo y el postparto, dos etapas consideradas como "las más felices" en la vida de una mujer.
Por un lado, concienciando a la sociedad y a todos los profesionales sanitarios (no solamente a los psicólogos o psiquiatras ) sobre la relación entre suicidio y maternidad, porque desgraciadamente existe, aunque se hable poco de ello. Y por otro lado, es imprescindible trabajar en intervenciones preventivas durante este periodo de la vida de las mujeres, con el fin de detectar de forma precoz signos de depresión y conductas suicidas.
La depresión postparto, signo de alerta
El nacimiento de un hijo es algo maravilloso, pero también suele suscitar tristeza, preocupación y sobre todo, cansancio. Es normal que la mayoría de las mujeres experimenten lo que se conoce como "baby blues" o melancolía después del parto, que suele durar unas pocas semanas.

Se caracteriza por sentimientos de malestar, irritabilidad, melancolía o ansiedad en los primeros días posteriores al parto Sin embargo, cuando este sentimiento persiste en el tiempo puede desencadenarse una depresión postparto, un trastorno más habitual de lo que creemos, que afecta a una de cada seis mujeres que dan a luz. Lo que hay que comprender es que no se trata de un pensamiento superficial, sino que la depresión comprende cambios neuroquímicos y hormonales que cambian la forma de funcionar del cerebro.

¿Cómo ayudar a una mujer con depresión durante el embarazo o el postparto?
Puesto que no siempre la madre es capaz de reconocer el problema y/o pedir ayuda -ya sea por miedo a la incomprensión, estigmatización o rechazo social, o por otras causas, los profesionales sanitarios que la atienden durante el embarazo y postparto deberían no solo velar por su salud física y la del bebé, sino también por la salud emocional.
Igualmente, es importante que el entorno de la mujer esté atento a posibles signos de alerta que pueda indicar la existencia de una depresión. En esos casos, es fundamental apoyar física y emocionalmente a la madre (ofreciéndose para cuidar al bebé y que ella pueda descansar, ayudándole con la logística del día a día, haciendo tribu en la crianza de los hijos, animándola a expresarse desde la empatía y sin juicios..), además de buscar ayuda profesional.
Pero si además, se detectan pensamientos suicidas, ya sea en forma de ideas verbalizadas o manifestaciones explícitas del deseo de “acabar con todo”, se debe actuar de inmediato poniendo el caso en conocimiento del médico de cabecera, la matrona o un profesional de la salud mental.
En definitiva, el periodo perinatal es una etapa compleja que podría afectar a la salud mental de la mujer. Por ello, es imprescindible estar concienciados con esta realidad, no juzgar a las madres, ayudar y estar atentos a cualquier signo de alarma que permita la intervención precoz.





1. RECUPERACIÓN POSPARTO
Si la madre empieza a amamantar a su recién nacido en la primera hora tras el parto, tal como se recomienda en estos momentos, el riesgo de sangrado disminuye y la recuperación es más rápida.
Esto sucede por un mecanismo natural que funciona del mismo modo en todos los mamíferos: mediante la succión, el bebé libera oxitocina.
Esta hormona hace que la musculatura lisa del organismo se contraiga. De la misma manera que actúa sobre el pecho para que empiece a salir la leche, también provoca contracciones en el útero, que así empieza a recuperar el tamaño que tenía antes del embarazo.
Gracias a la oxitocina, cuando el bebé mama provoca contracciones en el útero para que recupere su tamaño original
Así pues, esta hormona es la responsable de los entuertos, los dolores que tienen algunas mujeres en el puerperio inmediato, y que no son más que retortijones que se producen cada vez que el niño mama y la musculatura del útero y del tubo digestivo se contraen debido a la acción de la oxitocina.
Lógicamente, si la mujer sangra menos en en el posparto, va a tener una recuperación más rápida y su estado físico va a mejorar.
2. CÁNCER DE MAMA

Las madres que dan el pecho tienen menos posibilidades de sufrir cáncer de mama. Este riesgo disminuye con el aumento del tiempo que se da el pecho: cuantos más meses se amamante, menor es la posibilidad de padecer un cáncer de mama en la premenopausia.
Aun así, sería absurdo afirmar que amamantar evita el cáncer de mama; hay muchos factores desconocidos en su etiología. A nadie se le ocurriría afirmar que llevar el cinturón de seguridad puesto durante los desplazamientos en coche nos mantiene a todos completamente a salvo: aunque vamos bien sujetos, sabemos que hay otros factores que también influyen en los accidentes. Se trata, pues, de una cuestión de probabilidades.
Lo que sí se ha comprobado es que a más tiempo amamantando, y con un inicio más precoz, menor incidencia y riesgo de padecer cáncer de mama. La Asociación Americana de Ginecología y Obstetricia así lo publica, y lo confirman los múltiples estudios analizados.
3. PÉRDIDA DE PESO
Amamantar adelgaza. Durante la gestación, la mujer aumenta de peso por el propio embarazo (el bebé, la placenta, el líquido amniótico, el volumen sanguíneo...) y por el acúmulo de grasa que el organismo realiza para el período de lactancia.
Para la fabricación de leche, el cuerpo femenino utiliza unas 500 calorías diarias, que provienen de esos depósitos de grasa acumulados durante nueve meses. Así, la lactancia logra que la grasa se reduzca con mayor rapidez, aunque la pérdida de peso se va produciendo poco a poco.
La lactancia logra que la grasa acumulada durante el embarazo se reduzca con mayor rapidez
Los estudios prospectivos realizados indican que, a partir de los seis meses, las mujeres que amamantan recuperan el peso de antes del embarazo más frecuentemente que las que no han lactado (y que acumularon grasa igual).
Esto es independiente del seguimiento de dietas y otros métodos de adelgazamiento, que la mujer que da el pecho puede utilizar siempre que estén controlados adecuadamente. Aun así, esta no es la mejor época para ponerse a dieta.
4. MENORES NIVELES DE ANSIEDAD
Las investigaciones sobre los efectos de la oxitocina en la madre y el bebé han llevado a “rebautizarla” como la hormona del amor. Es la responsable de un efecto calmante en la madre, que podría ser un mecanismo de adaptación para facilitar la transición a esta nueva etapa.
Cada vez que una madre da el pecho a su hijo, se incrementan los niveles de oxitocina, que pueden tener un efecto antiansiedad y ayudar a promover el vínculo con el bebé.
5. CÁNCER DE OVARIO

El cáncer de ovario es otra de las enfermedades que tienen menor incidencia en las mujeres que han amamantado a sus bebés.
El reposo de los ovarios durante la lactancia es el responsable de la menor incidencia de este tipo de cáncer
Su influencia puede que se deba a que, al darse el pecho, dejan de producirse ciclos ováricos y no hay ovulación. Posiblemente, el reposo de los ovarios por la acción de la prolactina es el responsable de la menor incidencia de este tipo de cáncer.
6. RIESGO DE DIABETES
Igual que la leche materna protege a los bebés de la diabetes insulinodependiente (tipo 1), unos estudios en Estados Unidos han comprobado que las mujeres que amamantan a sus hijos tienen un mejor metabolismo de los azúcares y, posteriormente, un menor riesgo de diabetes tipo 2.
Parece ser que este riesgo también está asociado inversamente al tiempo de lactancia: cuanto más tiempo se amamante, menos riesgo de diabetes.

Numeralia
Con gran agrado les compartimos los resultados obtenidos de la 16 Edición de Magazine Moree. (fuente ISSUU):
Dispositivos
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MÉXICO (53%)
CANADA, CHILE, PAISES BAJOS, ESPAÑA, COSTA RICA, BRASIL, VENEZUELA, BRASIL, HONDURAS, CANADA, ESTADOS UNIDOS, CHILE, ESPAÑA, VENEZUELA, BOLIVIA,(47)
