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Que nuestras vocen resuenen
“Hazlo tú mismo”, un llamado a la acción desde el punk
EVITEMOS SER PARTE DEL DESASTRE
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Por Diego Gallegos
En 1989, nació la banda de rock
subte ‘Desastre Social’ en respuesta a la grave crisis social, política y económica que atravesaba el Perú. Su intención no solo era mostrar su disconformidad sobre la realidad que vivía nuestro país en ese entonces, sino expresar una crítica áspera y cruda a través de sus canciones.
El punk comenzó a consolidarse como género musical a principios de la década de los 70 en Estados Unidos con el surgimiento de bandas como MC5, The Ramones y Sex Pistols.
Estas agrupaciones empezaron a utilizar la música como vehículo de protesta política, realizando críticas al gobierno de su país y obteniendo la aceptación de un gran porcentaje de jóvenes norteamericanos.
Fotógrafía| Archivo Personal
En el caso del Perú, en los años 80, fue la situación de violencia en el país producida a raíz del Conflicto Armado Interno, la que dio paso al nacimiento de grupos punk como Narcosis y Leuzemia, quienes, a través de sus canciones, mostraban su descontento frente a las acciones políticas del gobierno de ese entonces.
A partir de este punto, la movida punk fue creciendo en Perú y logró formar una co-
Fotógrafía| Archivo Personal

munidad que permanece vigente aún en la actualidad y que, además del gusto por este género musical, comparte también diversas expresiones culturales. Los procesos de comunicación con el cual se relacionan los seguidores de la movida punk son a través de pogos, las letras de las canciones, las ideologías políticas y el espacio de interacción social.
En la actualidad, el contexto político y social puede influir para la formación de grupos punk y para la elaboración de letras de canciones que son herramientas de protesta en el que salen a relucir los ideales de dichos grupos.
Uno de los grupos que nació tras aquella movida punk de los 80 ‘s es Desastre Social, una banda que se destaca por el alto contenido político en las letras de sus canciones y porque que tiene una larga trayectoria siendo parte de esta comunidad. Sus seguidores abordan la edad de 35 y 50 años, tanto en hombres como mujeres.
De acuerdo a un trabajo de investigación cualitativa realizada en 2019, se pudo probar que las letras de las canciones, los símbolos, logos, la vestimenta y las frases usadas en la performance de Desastre Social connotan un mensaje político que comparte toda comunidad punk subte y que este tiene, abiertamente, tendencias anarquistas.
Se demostró, además, que sus seguidores califican a Desastre Social como una banda de protesta y tienen un acuerdo en cuanto a la temática central de las canciones de Desastre Social que son la crítica social y la disconformidad con el sistema gubernamental del país.
Por otra parte, en relación al ritmo de las canciones, la banda tiene un ritmo ‘callejero’, esto hace referencia las influencias del punk norteamericano de los 70s, que tenía una gran energía en sus canciones. Esta energía es la que activa los oídos de sus seguidores, les sube el ánimo y los hace desfogar energía.
Asimismo, ‘Desastre Social’ usa un refrán para todas sus presentaciones: “Hazlo tú mismo”, que es una expresión verbal que tiene una notoria carga política. Representa, además, la filosofía compartida por toda la comunidad punk y hace referencia al escepticismo frente al Estado y el futuro que ofrece.
El lenguaje usado en las canciones de Desastre Social, aún cuando se empleen frases que pueden llegar a sonar agresivas o fuertes, no utiliza expresiones particularmente distintas a las usadas en un lenguaje cotidiano dentro de la comunidad punk.
En la actualidad, el contexto político y social puede influir para la formación de grupos punk y para la elaboración de letras de canciones que son herramientas de protesta en el que salen a relucir los ideales de dichos grupos.
Muchos de los mensajes de protesta que se transmitían en los 80 ‘s tienen validez hoy en día porque los poderes del Estado se encuentran en una profunda inestabilidad que nos perjudica. En las protestas, hemos podido ver la presencia de punks marchando en grupos de amigos y compartiendo música para protestar.��
Fotógrafía| Archivo Personal


Colectividad, política y música QUE NUESTRAS VOCES RESUENEN
Por Jesús Maury Vargas, estudiante de Composición de la PUCP y miembro fundador de la Comunidad Peruana de Música Nueva
Durante las protestas nacio- ge un cambio real. Suele verse, sin mas y temáticas específicas que puedan nales contra el golpe legis- embargo, el elemento político en representar a miembros de una comulativo de Manuel Merino, la música como un añadido con- nidad de la mejor manera; y esto ocurre miles de jóvenes se mani- textual, como una capa ‘adicional’, tanto en las canciones de protesta como festaron a través de la música: donde supuestamente no toda en cualquier hit de radio. La dimensión desde arengas y batucadas hasta obra musical debería tener. política es intrínseca a toda música.
canciones y presentaciones. Esta Fotógrafo| Luis Javier Maguiña
expresión sonora del pueblo ha Lo que estas recientes protestas eviden- Empecemos desde un ámbito personal. sido determinante: la música ha cian es el hecho que la música siempre es A lo largo de nuestra vida hemos reco dado ritmo a una sola voz que exi- una expresión colectiva: usa sonidos, for- idea de ‘familiaridad’: voces de personas
Fotógrafo| José Avendaño

cercanas, los ruidos de la combi, los coros de nuestras canciones favoritas, etc.
El sonido siempre está presente que nos brinda coordenadas espaciales y comunica con qué tipos de objetos, lugares y personas se encuentran antes que otros sentidos lo perciban. Desde la escucha nos ubicamos en el espacio y sentimos el mundo; y lo que sea que llamemos música tiene el poder de intervenir esta experiencia misma.
Los sonidos como cacerolazos o músicas como el rock subte de los 90s irrumpen en el cotidiano, generando una transgresión , pues alteran el ritmo y la atmósfera de muchas personas que no están acostumbradas a estos ‘ruidos’ y, a través de esta disrupción, se transmiten mensajes de lucha, de hartazgo, de necesidad de cambio.
No obstante, también intervienen reggaetones y salsas en los hogares, tal vez no de manera transgresora, pero sí desde la apertura para bailar y encontrarnos con el cuerpo.
Cada ritmo, tempo, melodía, frase, estilo, género y sus combinaciones; cada ensamble, mezcla, diseño sonoro, proceso, forma: todo elemento en una música afecta nuestra sensibilidad y nos permite construir emociones específicas como el hartazgo y la esperanza en diálogo con la música.
Pero las emociones no son aisladas ni están desvinculadas de la historia. Por ejemplo, géneros como el rock (en los 50s), el punk, el rave, el hip-hop, entre otros, fueron la expresión sonora de voces buscando un cambio. En este sentido, los espacios sonoros particulares que ritmos acelerados (como el rave) o ruidos totales (como el harsh noise) construyen y contribuyen a la formación de identidades, colectivos y posturas políticas, llegando a formar parte de movimientos sociales.
Asimismo, músicas como el smooth jazz o el pop rock suelen reforzar un status quo necesario para la continuidad de un espacio social. En ambos casos, la música siempre está en un contexto específico, siempre en relación social con sus oyentes, así sea de fondo o el arma de protesta.
Fotógrafo| Luis Javier Maguiña
WPor supuesto, las emociones no son polarizadas. Nada nos impide ser felices bailando el último disco de Renata Flores y ser conscientes de la lucha de los trabajadores agrarios a la vez. Lo importante siempre es el dónde y el cuándo.
Como creadorxs de música, tenemos la responsabilidad de saber situarnos en este complejo espacio social donde diversas emociones, discursos y posturas fluyen y se interrelacionan.
Nuestro trabajo abre directamente nuevas formas de sentir el mundo: cada canción es un universo de emociones, experiencias y vibraciones que nos sugieren que podemos llorar con una pérdida, o bailar porque nos tenemos juntxs.
Con cuatro o más acordes es posible dirigir nuestra ira y frustración hacia un canactuar, de mejorar colectivamente.��
to de esperanza, hacia una voluntad de

Fotógrafo| Luis Javier Maguiña


