Miradas Perdidas

INSTITUTO POLITÉCNICO NACIONAL CENTRO DE ESTUDIOS CIENTÍFICOS Y TECNOLÓGICOS No.16 “HIDALGO”

Unidad de Aprendizaje: Expresión oral y escrita II Actividad Integradora 2: Redacción del cuento

DOCENTE: Karen Quevedo Hernández

INTEGRANTES: Fajardo Barragán Aida Luisa Monterrubio Guzmán Daniela Percastre Gómez Fátima Pérez Cabrera Arlet Soto Jiménez Mariana Lizeth

GRUPO: 2TM8

FECHA DE ENTREGA: Miércoles 6 de Abril del 2022 a las 15:00hrs

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ÍNDICE Personajes ..…………………………………………………………………… 4

Capítulo 1 Solo una mirada ………………………………………………………………. 6

Capítulo 2 La fiesta del pueblo …………………………………………………………. 10

Capítulo 3 Conociéndonos ……..………………………………………………………. 14

Capítulo 4 Rosas toxicas ……….………………………………………………………. 22

Capítulo 5 El lago del comienzo y el fin ...……………………………………………. 29

Capítulo 6 En busca de otra mirada ………………………………………………………. 39

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Personaje

Etopeya

Prosopografía

Renata

Es una chica indecisa, de un carácter fuerte, Es de baja estatura y delgada, con piel pero sensible. Algo impaciente por lo tanto

blanca y pálida, sus ojos son de color

enojona. Al desarrollarse con las demás

miel, tiene labios carnosos y rojizos, su

personas es amable, empática, simpática de cabello es ondulado negro y muy largo, forma muy excesiva tanto que dejaba que

tiene manos delgadas y finas, con

los demás se aprovechen de ella, es

dedos largos y delgados, su nariz es

insegura al momento de expresarse con los

pequeña y fina, tiene una sonrisa cálida

demás y de sí misma. En su entorno familiar y usa Brackets, tiene una voz dulce y le hizo falta una figura paterna, sin embargo, simpática. Su vestimenta es femenina y

Diego

su mamá ha intentado estar presente en su

colorida, con vestidos de colores vivos y

vida.

alegres.

Por el contrario, el chico es extrovertido,

Es alto y delgado, de piel blanca, ojos de

pero en ocasiones es reservado, frío, serio y color marrón, su cabello es de un corte misterioso, es un fanático de la lectura,

medio desordenado y de color castaño,

suele ser una persona violenta con las

su nariz es respingada y fina, labios

demás personas, es tóxico. Su razón de ser

delgados y rosados, manos grandes, su

así es su núcleo familiar debido a que sus

sonrisa es bonita con dientes blancos, su

padres están separados ya que su padre le

voz es grave y atractiva. Su vestimenta

fue infiel y era un alcohólico compulsivo, y

es casual, con sudaderas y tenis.

muy violento con él, y su mamá, Sebastián

Es muy compresivo y analítico, tiende a ser

Es alto, de piel blanca y pálida, sus ojos

la voz de la razón de Diego, le encanta salir

son café oscuro, su cabello es largo y

y hacer nuevos amigos. Sebastián es así

lacio, usa lentes, su complexión es

porque en su entorno familiar es sano, y

delgada y es un poco más alto que

tiene muy buena posición económica. Tiene

Diego.

una estrecha relación con Diego es por eso

característicamente oscura, y siempre

que siempre lo acompaña, ya que lo conoce

trae botas y un gorro negro

desde muy pequeño.

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Su

vestimenta

es

Capítulo 1 Solo una mirada…

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Esta historia comienza con dos miradas perdidas en un día común ¿Quién diría que esto sería el comienzo de una gran historia de dos corazones rotos? Solo bastó con un intercambio de miradas desconocidas de aquellos dos adolescentes con pensamientos vagos e inexplicables, experimentando principios del amor, pero jamás esperarían que ese encuentro de aquellos dos chicos los lastimaría y marcaría tanto a la vez.

Imaginen… ir caminando , con una soledad acompañándote de la mano cuando de pronto ves a los ojos a tu posible gran amor, aquella persona con aquel aroma dulce, con aquella cabellera larga y negra como la noche, qué bellos ojos de un color miel tan dulce, que al tan solo mirarlos te atrapan en su belleza, de un momento a otro aquellos bellos ojos se fueron alejando de mí camino, debió a que ella se alejó con prisa tomado aquel autobús, de cualquier forma la esperanza de volver a verla no se perdía, así que continué con mi camino esperando con ansias el día del reencuentro con ella, no deje de pensar en esa dulce mirada durante varios días.

Al final de la semana, fui a a la biblioteca del pueblo para saciar mi mente de lectura, cuando de pronto estaban esos preciosos ojos de nuevo, pero se miraban tristes inundados en abundantes lágrimas, con nervios y un nudo en la garganta tuve la valentía de acercarme a ella; con voz temblorosa pregunté:

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–¿Estás bien? ¿Te puedo ayudar en algo?

Ella intimidada me respondió: – Si, todo bien, gracias, no te preocupes.

– ¿Segura? Si fuera así no estarías llorando, tu mirada dice otra cosa ¿No quieres hablar?

– Bueno es algo muy personal, me siento muy sola en algunas ocasiones, y siento que no puedo con todo.

– Okey (No pensé que fuera tan directa, pero aun así le respondí) lo entiendo, a veces no podemos con todo uno solo ¿te puedo ayudar en algo?

– Gracias, pero (soltó una risa nerviosa) no creo que puedas ayudarme, considerando que te acabo de conocer.

– Bien, solo intentaba ayudar (dije en un tono un poco brusco, más de lo que podría admitir) – Pues bien, no te pedí tu ayuda, no sé ni quién eres.

– Para tu información soy Diego (solté indignado) – Tampoco es como que me importe (dijo enojada) – Pues bien, no sé ni porque me acerque.

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Me enojé por no saber cómo ayudarla, y solo respondí de forma muy violenta e impulsiva, me lamenté un poco pero no lo suficiente como para pedir perdón, después de todo solo intentaba ayudar, así que me dirigí al único lugar donde me siento cómodo… A la casa de mi mejor amigo, Sebastián, él es mi mejor amigo de años, ha estado conmigo desde que éramos muy pequeños, él siempre ha sido muy comprensivo conmigo y sabe escucharme, le comenté lo que había pasado, sobre aquel amor a primera vista y como se desmorono por una pelea tonta con aquella chica.

– No te desanimes, fue la primera vez que hablaste con ella, las siguientes pueden ser mejores.

– Pero es la primera vez que me siento tan atraído por una chica y la regué por impulsivo, es la primera vez que me siento con la necesidad de ayudar a alguien y todo salió mal.

– No te preocupes, las cosas se pueden remendar con pequeñas acciones, ¿Porque no intentas pedir perdón la próxima vez que las veas?

– Ese es el problema, no sé cuándo la volveré a ver.

– Hoy es la fiesta del pueblo, ¿Por qué no vamos? tal vez vaya.

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– Tienes razón, igual y si me la encuentro, será el único motivo por el cual vaya a una fiesta.

– Perfecto, alístate y en media hora vamos...

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Capítulo 2 La fiesta del pueblo...

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Renata Hoy fue un día terrible, cada vez me siento más sola y la escuela no ayuda, no puedo con esto, nada me está saliendo bien. Primero repruebo y luego me topo con el tipo más grosero y entrometido, nada podría ser peor, quizás debería despejarme un poco, escuche que habría una fiesta en el pueblo ¿porque no ir?, me cambio y en cinco minutos salgo. No sabía que ponerme, estaba indecisa entre tanta ropa, después de un rato decidí ponerme un vestido largo de color azul fuerte. Salí enseguida de que termine de cambiarme, me di cuenta que fueron más de cinco minutos, quería llegar antes de que empezara a oscurecer, llegue algo tarde, aunque no había tanta gente como yo esperaba, quizás porque no había una hora fija para que finalizara.

Estaba bastante contenta disfrutando la música, el ambiente, parecía estar todo perfecto, hasta que lo vi, aquel chico tan molesto y entrometido que me encontré en la biblioteca aquella tarde, parecía estar buscando a alguien, aunque no le tome

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importancia, hasta que de pronto sentí como se dirigía a mí, me sentí un poco extraña ya que la última vez que hablamos fue muy incómodo y molesto, pero en esta ocasión me habló diferente: – Hola chica de la biblioteca ¿Que tal te la estás pasando? (preguntó con una sonrisa en el rostro) – Todo bien, aunque me extraña que me hables, parece que se te olvidó nuestra primera conversación.

– Ah si, sobre eso, quería pedirte perdón, no fue la manera correcta de tratarte.

– No te preocupes ambos empezamos con el pie izquierdo, podemos empezar de cero, me llamo Renata para tu información (dije de una forma sarcástica) – Mucho gusto Renata (dijo con risa nerviosa) – Mucho gusto Diego ¿tu cómo te la estas pasando?

– Me la estaba pasando super bien, y ahora mucho mejor que estas aquí conmigo.

– Mmm okey, ¿Esa es tu manera de coquetear ja? (dije un poco burlona y coqueta) – No sé ¿quieres averiguarlo? (ladeo su sonrisa) – Suena interesante, hay que conocernos más y ver qué pasa.

– Me parece bien, pero ey cuéntame sobre ti.

– ¿Qué es lo que quieres saber de mí?

– ¿Por qué una chica tan linda como tú se podría sentir sola?

– No lo sé, es complicado, ni yo entiendo el porqué, solo hay ocasiones en las que no puedo con todo.

– Bueno, ahora me tienes a mi para hacerte compañía. (Me dijo con una tierna sonrisa) ¿Te gustaría seguir hablando de eso? o nos vamos a divertir un rato – Si mejor, mi idea inicial era venir a distraerme ¿Quieres bailar?

– Si claro, aunque no soy muy bueno, pero por ti lo intentaría.

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El momento incómodo pasó a ser algo muy divertido y lindo, tenerlo tan cerca me ponía nerviosa, pero eso me gustaba, por un momento se me olvidó todo, solo me concentraba en la música y los pasos algo extraños de Diego, sentí tan lindo intercalar mis manos pequeñas con sus manos grandes. Sentía como nuestros latidos empezaron a palpitar al ritmo de la música, era tan mágico el momento, como si estuviéramos conectados desde siempre, sus ojos me tenían atrapada, no dejaba de verlos, eran tan hipnotizantes que me perdí en ellos sin ser consciente de dónde estábamos, cuando sentí las miradas fijas en nosotros dejé de bailar, me sentí algo nerviosa y preferí sentarme, Diego salió tras de mí y platicamos sobre lo sucedido: – Ey que paso ¿porque dejaste de bailar? Se sentía muy bonito, sentí una conexión muy especial contigo, ¿tú lo sentiste?

– Si por su puesto, fue mutuo (dije sonrojada, no creí sentir esto por aquel chico de la biblioteca) – Me fascina que no sea el único que esté sintiendo esto.

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– ¿Por qué no salimos un día de estos? Este sentimiento no se puede limitar a una sola noche.

– Si claro, me encantaría salir con alguien tan bonita como tú, apuesto que lo que tienes de bonita lo tienes de interesante ¿Te parece si me das tu número? Así seguimos en contacto y nos ponemos de acuerdo.

– Genial, mi número es 771 189 4578.

– Si, deja lo anoto, y te mando mensaje.

– Okey, lo estaré esperando, necesito irme a mi casa, así que nos vemos luego.

– Te acompaño, es muy tarde para que alguien tan linda como tu se vaya sola.

– Muchas gracias, que caballeroso eres.

Nos fuimos caminando juntos en el largo y oscuro camino, pero nunca se escuchó un silencio entre nosotros, y eso me pareció agradable.

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Capítulo 3 Conociéndonos…

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Diego Después de haber acompañado a Renata hasta su casa, tuve que regresarme a la fiesta ya que había dejado a Sebastián solo, le debía una disculpa, después de la disculpa fuimos a casa a platicar de la noche tan especial: – ¿Qué pasó? ¿Cómo te fue con la chica que me platicaste?

– No sabes Sebastián, Renata es la chica más linda y dulce que he conocido, bailamos toda la noche, la acompañe a su casa y en el transcurso del camino, hablamos de muchas cosas, me dio su número y probablemente nos veamos.

– Que bueno amigo, me alegro por ti, ves como si se podían arreglar las cosas, y ¿Cuándo se volverán a ver?

– No sé, quedamos en ponernos de acuerdo por mensaje, pero espero que sea pronto.

– ¿Por qué no le escribes ya?

– Si quiero, pero no sé, no quiero verme tan desesperado.

– Tú escríbele, ¿Qué es lo peor que puede pasar?

– Tienes razón, pero ¿qué le escribo?

– ¿Por qué no le escribes las cosas como tal? “¿Quieres salir conmigo mañana?” Anda ponle.

– Si tienes razón lo haré (Procede a escribirle a Renata)

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Estaba tan nervioso por la respuesta, que no paraba de revisar mi celular, mi corazón latía demasiado rápido, tenía la esperanza de ver dentro de mis notificaciones su mensaje diciendo que “sí” pasaron las horas y al fin me contesto

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Al día siguiente me desperté temprano, me arregle, estaba emocionado y ansioso de ver a Renata, llegue una hora antes por todos los nervios que sentía, el día estaba soleado y hermoso, después de la espera por fin había llegado Renata, lucía tan bonita, traía un lindo vestido rosa pastel, el cual hacía resaltar sus hermosos ojos color miel, sentí un cúmulo de mariposas en mi estómago, nunca había sentido tan bella sensación: – Hola, mucho tiempo sin verte.

– (soltó una risita) Pero si nos vimos ayer.

– Para mí fue una eternidad.

– No pensé que fueras tan romántico.

– Hay muchas cosas que no conoces de mí.

– Dime una...

– Soy una persona muy extrovertida (le robo un beso en los labios) – Espérate, ¿No crees que es algo pronto?

– Perdón, no debí ser tan precipitado.

– No te preocupes, pero no lo vuelvas a hacer (dijo incomoda) – Claro, no volverá a pasar y nuevamente una disculpa ¿quieres hacer algo?

– Si, si quieres vamos a comer.

– Claro, será un placer.

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Fuimos a comer a un auto de comida rápida que estaba estacionado cerca del parque, ambos pedimos dos hamburguesas y una bebida fría, sinceramente ahí supe que era la chica ideal para mi, solo esperaba el momento en que fuera mía y solo mía.

Después de eso nos sentamos en una las banquitas a platicar de nosotros y de nuestra vida amorosa:

– ¿Con cuantas personas has salido?

– Solo uno, desde que tenía 16 hasta los 17 años, y a partir de ahí nadie, ¿y tú?

– Cinco, creo que es mucha la diferencia.

–¿Tu si me quieres para algo bien?

– Claro que sí, ¿por qué lo dudas?

– Pues tal vez por la diferencia de parejas y de experiencia.

– Pues sí, he tenido varias parejas, sin embargo, no han sido la gran cosa.

– Okey, y ¿por qué terminaron?

– Porque ninguna me daba mi lugar, solo me llenaban de inseguridades.

– ¿Y por qué lo dices?

– Una de ellas prefería a sus amigos antes que a mí. Salían a fiestas sin antes haberme pedido permiso, se vestían de forma provocativa, solo

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querían llamar la atención de los demás hombres. Realmente no tenían ni un poco de consideración.

– Mmm si, supongo que sí (dijo dudosa) – Y tú ¿porque terminaste con tu último y único novio?

– Yo no lo rompí, él me rompió, solo puso excusas tontas para terminar.

– Que mal por él, pero que bien por mí, ¿Cómo pudo dejar a una niña tan bonita?

– No sé si el afortunado eres tú, pero así fueron las cosas.

– Claro que soy afortunado, eres super guapa.

–Gracias por el cumplido, pero tal vez él tuvo sus razones para irse.

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Capítulo 4 Rosas toxicas…

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Renata Después de unos días continuamos saliendo para conocernos mejor, me di cuenta que tenía actitudes posesivas o tal vez solo era percepción mía, no estaba segura.

Conforme íbamos saliendo, me sentía cada vez más confundida, lo quería y me gustaba estar con él, pero había ocasiones en las que me hacía sentir insegura, en una ocasión nos encontrábamos paseando por el pueblo, cuando decidimos entrar a una tienda y ahí se encontraba mi ex, al cual ya tenía tiempo que no lo veía, me sentí nerviosa y fingí no haberlo visto, creo que Diego noto mi nerviosismo, aun cuando trate de aparentar estar tranquila; y de un momento a otro el ambiente se puso aún más tenso, ya que mi ex me saludo, mis nervios aumentaron más en ese instante, no tuve de otra más que devolver el saludo, justo cuando le regrese el saludo a mi ex, la expresión de Diego cambió por completo, aún recuerdo cada palabra de aquella conversación incómoda:

– Veo que vienes acompañada, ¿es tu novio?

Justo cuando iba a responder, Diego me interrumpió y hablo como si estuviera buscando problemas: – Claro que soy su novio, pero eso no es de tu incumbencia.

– No te pregunte a ti.

– Le estas preguntando a mi novia y por lo tanto a mí también.

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Estaba en shock, como era posible que estuviera hablando de mi como si fuera un objeto, cuando ni siquiera éramos novios. Conforme seguían hablando, el ambiente parecía ser cada vez más conflictivo y solo por una tonta pregunta.

– Tú no puedes responder por ella.

– Claro que puedo, yo sí sé valorarla.

– Si lo hicieras la dejarías responder.

– Lo que tú no sabes es que ella no tiene ningún interés en hablar contigo, así que mejor lárgate.

Quizás sea eso sea cierto, la verdad es que no tenía muchas ganas de hablar con él, pero, aun así, eso no le da derecho de meterse en mis asuntos y mucho menos hablar como si fuera suya.

En ese momento volteé a ver a Diego algo decepcionada por su forma de actuar, me di cuenta que estaba furioso, aunque era ridículo, aun no éramos nada y la pregunta de mi ex era inofensiva, cuando menos me di cuenta Diego alzó su mano con afán de golpear a mi ex, por lo que tuve que intervenir:

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– ¡Basta los dos! (dije gritando, asustada y un tanto molesta) – No es mi culpa que tu noviecito se altere.

Mi ex se fue con un paso rápido y alterado de la tienda, mientras que Diego lo observaba con repulsión, que ridículo, después de todo él había iniciado todo este conflicto. Me enojé bastante y yo también me dirigí a la salida, pero justo cuando iba a salir Diego me detuvo agarrándome fuerte de mi brazo, me sentí muy frustrada y controlada por Diego, ¿cómo era posible que actuara así? hice de todo para zafarme de él, pero por más que intentaba él no me soltaba, me sostiene cada vez más fuerte, estaba empezando a asustarme: – ¡Ya suéltame! ¿Qué te sucede? Quiero estar sola. (le dije enojada y asustada) – ¡No!, necesitamos hablar de esto, ¿Porque te enojas conmigo si el que empezó todo fue tu ex? (dijo gritando y bastante furioso) En ese instante, comprendí que no podía quedarme ni un segundo más ahí, así que con todas mis fuerzas jalé mi brazo para que me soltara, y me fui lo más rápido posible, pero no dejaba de insistirme, no dejaba de sentir miedo, su extraña actitud me espantaba.

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Llegó un punto en el que dejó de seguirme, pero eso no le quito lo inquietante de la situación, cuando llegue a mi casa, me llego un mensaje de el:

Me dirigí un tanto confundida por lo que había pasado, pero él quería disculparse y yo estaba dispuesta a escucharlo, así que cuando llegue tome asiento en una de las bancas, y espere. Cuando por fin llegó, me sorprendió verlo con un ramo de rosas rojas, en sus manos, se veía arrepentido y apenado, y nos sentamos a hablar.

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– Hola Renata, no tengo la cara de venir a pedirte perdón, solo quería defenderte.

– Más que intentar defenderme parecía que solo querías ser dueño de la situación, te mostraste un tanto posesivo.

– ¿Recuerdas cuando bailamos por primera vez? en la fiesta del pueblo, recuerda que te dije que no volverás a sentirte sola, ya que yo te acompañaría, parte de eso es alejar a quienes te hicieron daño y defenderte. Yo solo quería demostrarte mi amor.

– No deberías actuar así, y menos por mí, nadie ha estado completamente enamorado de mí, y dudo que tu si, ni siquiera mi padre supo quererme, por algo me abandonó, ¿sabes?

– Mi papá tampoco estuvo conmigo, por eso quiero defender a quienes pasan por lo mismo, por abandono, y más a quienes amo, como tu

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Me quedé perpleja, por primera vez sentí, el cariño protector que tanto me había hecho falta, creí que jamás lo sentiría, es lindo saber que a alguien le importo, lo abrace con todas mis fuerzas, sentí su calidez y como sus grandes manos rodeaban mi cuerpo, a su lado me sentía muy segura, creo que después de todo, lo que yo consideraba posesión, era únicamente protección hacia mí.

A partir de ese día, tenía la necesidad de siempre estar con Diego, de verlo, sentirlo, su ausencia me generaba un vacío, yo solo quería pasar mis días y noches a su lado, a su lado me sentía protegida, no me importaba lo que hiciera o donde estuviera, con tal de que no me dejara yo estaba feliz.

Diego Estaba muy enamorado de Renata, ella era lo único bueno en mi vida, no quería dejarla ni que ella me dejara, no iba a permitir que alguien le hiciera daño ni que fuera de alguien más; le había prometido siempre acompañarla sin importar lo que pasara, yo estaría con ella aun cuando ella no quisiera. No puedo olvidar la vez que me abrazó en el parque, aun puedo sentir su calidez, sus brazos alrededor de mis hombros, su mirada dulce mientras me abrazaba, que bellos ojos de miel, no quiero, no puedo dejarla. Conforme nuestra relación iba avanzando, sentía la necesidad de cuidarla y protegerla cada vez más, estaba perdido en ella, teníamos tanto en común, una familia rota y una insaciable búsqueda de ser amados, que si nos alejábamos terminaríamos más rotos de lo que ya estábamos, éramos Renata y yo contra el mundo.

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Capítulo 5 El lago del comienzo y el fin...

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Renata Después de varias citas, por fin llegó el momento esperado, al fin Diego se me declaró, recuerdo esa noche tan romántica, cuando él organizó una bella velada cerca del lago, casi al anochecer, había pétalos de rosas por doquier, la luz de la luna nos iluminaba, hacía brillar al lago, y se escuchaban los cantos de los grillos, que noche tan mágica:

– ¡Woao! que lindo está todo.

– No más lindo que tú.

– Gracias, pero debe ser una ocasión especial para esto ¿no?

– No tan especial como tú, pero sin duda alguna lo amerita.

– Si, pero ¿A qué se debe?

– Es algo que he querido preguntarte desde hace tiempo ¿podemos ser más que amigos?

– Si claro, ya no me veo sin ti, eres todo lo que quiero y necesito.

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En ese momento noté como sus manos se acercaban delicadamente hacia mi rostro, y suavemente acarició mi mejilla, el sonrió provocativamente, sentí como su rostro se acercaba lentamente al mío, de pronto sentí una especie de descarga eléctrica, eran sus labios acercándose a los míos, me besó tan apasionadamente, jamás había sentido algo así, me aferre a él mientras cerraba mis ojos, y me deje llevar por la belleza del momento.

Sin duda alguna el mejor momento de mi vida, seguíamos saliendo y disfrutando de nuestra compañía, salíamos juntos a la escuela, nos veíamos seguido en mi casa, íbamos juntos a fiestas donde nos divertíamos. En una ocasión su amigo, Sebastián organizó una fiesta en su casa de campo, donde asistieron la mayoría de los alumnos de la escuela del pueblo y otros chicos que vivían cerca.

Esa vez fui acompañada de Diego el cual iba acompañado de otra chica, al inicio no le tome mucha importancia, pero en la fiesta, solo le prestaba atención a ella, no me la estaba pasando bien, una ola de pensamientos negativos rondaban por mi cabeza, no dejaba de pensar en que podría cambiarme en cualquier momento, no estaba segura si decir algo, de todos modos él era mi novio y yo confiaba en él, así que lo deje pasar, no decía nada por miedo a que se enojara y me dejara, no fue hasta que

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lo vi abrazarla, sentí que se me caía el mundo, mis emociones me ganaron y reaccione sin pensar, sin dudarlo decide confrontar la situación:

– ¿Qué está pasando aquí? ¿Quién es ella? ¿porque las estás abrazando?

– Calmada, no es lo que parece.

–¿Ah no? ¿Entonces qué es?

– Solo es un abrazo, deberías relajarte.

Debía estar bromeando, como esperaba que me calmara, estaba abrazando a alguien que no era yo.

– Ya hasta parece que llevan coqueteando un buen rato, yo no decía nada, porque no quería que te enojaras.

– Pues qué crees ella es mi prima, tenía mucho que no la veía, ¿Acaso no puedo abrazar a mi prima?

– ¿Y porque no me dijiste antes? Hubiéramos evitado el mal rato.

– Cualquier rato contigo es malo, por todo te enojas.

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Me quedé en silencio, estaba destrozada ¿cómo podía haberme dicho eso?, solo me di la vuelta, y fui a sentarme a una de las mesas, pero el coraje no se me quitaba, las cosas no podían quedarse así, si él quería un mal rato, le iba a dar un mal rato, y salí a bailar con alguien más.

Diego No puedo creer que me haya hecho una escena de celos, y actuar de forma tan inmadura, ha de pensar que puede bailar con quien sea teniendo a mí en la misma fiesta, no lo pensé mucho, y enseguida me levanté a interrumpir su baile:

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– ¿Qué te pasa? ¿No crees que es innecesario? (dije furioso) – Solo es un baile, no es para tanto.

– ¿Te estás burlando de mí? De seguro ni siquiera conoces a este tipo.

– Claro que lo conozco, es mi compañero de clases.

– ¿Así? ¿Y quién te dio permiso de bailar?

– No necesito pedir permiso a nadie, y mucho menos a ti, no soy de tu propiedad ¿quién te dio ese derecho?

– Soy tu novio, así que tú me lo diste.

– Pues yo no recuerdo haberte dado ese derecho, soy tu novia, no soy tu propiedad.

– Claro que sí (dije mientras la jalaba hacia mi) – ¡Suéltame!

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De pronto éramos el foco de atención, las personas se centraban en nosotros, todo por culpa de Renata, me distraje un poco y ella salió corriendo, el chico que estaba bailando con ella se interpuso en mi camino para evitar que fuera tras Renata, así que lo empujé y perseguí a Renata, el alcance justo en el lago donde le pedí ser mi novia, ella se dio la vuelta y empezó a gritar me:

– ¿Qué te sucede? ¿Porque siempre eres tú el que arruina las mejores cosas?

– ¿Yo? Si tú fuiste la que inició todo. Con tus tontos celos.

– ¿De qué estás hablando? El celoso eres tú, yo solo quería pasar un buen rato en la fiesta, y tu estabas actuando de forma tan insensible.

– Pues claro, tú eres mía, yo tengo derecho a hacer lo que yo quiera y tu no.

– ¿Y eso quien lo decidió?

– Yo, yo mando en esta relación, te prometí cuidarte y eso implica que a veces me agobie, ¿no crees que necesito un descanso?

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– No necesito a nadie que me cuide, y menos a alguien tan patán como tú.

– ¿Que no entiendes que eres mía? Yo prometí protegerte siempre.

– No te necesito, sé cuidarme sola, he estado sola todo el tiempo.

– Pero yo te necesito a ti, no puedes irte, no dejaré que te vayas.

– ¡Estás loco!, ya no puedo estar ni un segundo más contigo.

– Pues bien, lárgate, pero nadie te amará como yo te amo.

– En mi vida quiero encontrarme a alguien como tú, y qué más da si me amas o no me amas, de cualquier forma, estoy acostumbrada a que nadie me ame.

– Bien, te dejo donde empezó todo.

En el instante sentí como mi corazón se rompió, había dejado sola a Renata llorando al lado del lago donde me declaré, sentía las miradas juzgadoras y el murmullo de todas las personas que estaban en la fiesta, quería sentir siquiera un poco de remordimiento por mi actuar o quizás algo de pena, pero mi furia me tenía segado.

Sebastián se me acercó corriendo y con la mirada asombrada por lo ocurrido, de inmediato corrió a todo el mundo de su casa de campo, solo para hablar conmigo: 36

–

¿Porque actuaste así?

– ¿Qué? La pregunta correcta es “¿Por qué ella actuó así?”

– Okey, sí, pero, ¿no crees que fue culpa de ambos? Ambos no supieron manejar la situación, dejaron que todo explotara. Quizás deberías disculparte.

– ¡Ella también!

– Si, puede ser, pero primero hay que reconocer los errores de uno mismo.

– Si, pero tú no sabes lo que paso, ella empezó, yo no me equivoque.

– Para empezar, debes aceptar tus errores, todo el mundo vio lo que paso, no es posible que el único que no lo note seas tu.

– Claro, tienes razón, pero ya la regué, ¿y ahora qué hago?

– Dejarla ir, no es justo que por tu “amor” le hagas daño, ella igual fallo, para eso existe la conversación, debes acabar con esto, te lastimas a ti mismo y a ella también. Habla con ella y denle fin a esto de la forma correcta.

– Lo haré, es necesario, mejor que cada quien se tome su tiempo. Y mejore personalmente.

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Capítulo 6 En busca de otra mirada…

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Renata Fue una noche horrible, tenía un remolino de emociones, sentía confusión y seguridad de ya no estar con Diego, ya no sabía si nuestros sentimientos eran mutuos como al principio ¿pero porque tuvimos que romper así? Se suponía que esa noche iba a ser mágica o por lo menos divertida, pero al final terminé llorando a lado de un lago desolado, no me quería quedar ni un segundo más ahí, así que con las pocas fuerzas que tenía corrí hacia mi casa buscando refugio para todos mis sentimientos rotos y lágrimas derramadas.

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Quisiera aclarar las cosas, pero ¿cómo?, apuesto que ni siquiera quiere verme.

Estuve un buen rato esperando un solo mensaje, pero nada llegó, a punto de conciliar el sueño, escuche una notificación, con los pocos ánimos que me quedaban revise mi celular, me asombre al ver que el mensaje era de Diego.

Esa noche apenas pude dormir, el mensaje me mantuvo alerta, me pasé toda la noche pensando en qué alternativas existían y cuál sería la mejor para la relación. A la mañana siguiente me aliste y enseguida fui al parque, él ya estaba esperándome, se veía muy serio, tome asiento a su lado y empezamos a platicar: –

¿Dormiste bien?

– No, me la pase muy mal, me siento deplorable.

– Ya veo, mira tenemos que hablar sobre lo que pasó ayer.

– Ya lo creo.

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– Ayer actúe fatal, no debí gritarte ni haberte dicho cosas tan feas.

– Lose, también lo siento, pero bueno, supongo que sirve como enseñanza ¿no?

– Si, tienes razón, es momento de dejarnos ir, es doloroso lo sé, pero es aún más doloroso estar juntos diciendo que nos amamos y aun así hacernos daño.

– Lo siento, pudo ser diferente.

– Las cosas pasan por algo, es necesario que termine así, ambos necesitamos sanar nuestras propias heridas, para poder amar a alguien más. No lo tomes como un final, tómalo como un nuevo comienzo.

– Hubo cosas buenas, te agradezco todos los momentos lindos a tu lado, hasta pronto.

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De ahí tomamos caminos distintos, aprendimos a sanar antes que amar a otra persona; esta relación me enseñó que es importante amarse a uno mismo antes de empezar a amar a alguien más para no depender de esa persona ni lastimar la. Me tomó un tiempo comprender lo importante que es resanar las grietas y el amor propio, ahora sé que el pasado no me define, y que mi seguridad depende de mí misma y no de alguien más.

Diego Son muchos los problemas que me atormentan, sin embargo, no permitiré que vuelvan a controlarme ni que se apoderen de mí, el estar solo desde pequeño y no recibir apoyo de nadie me hizo convertirme en alguien que no era, me arrepiento de no haber sanado antes lo que me competía y por consiguiente lastimar a quienes amaba, dando supuestamente lo que a mí no me habían dado, seguridad y amor. Hoy entiendo que la forma en la que lo di fue incorrecta y que antes de dárselo a alguien más, debo dármelo a mí mismo.

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Miradas Perdidas. Mundo de los libros (México). Editorial en la que se publican libros juveniles.

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