Revista proyecto final

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Muralismo Evolutivo

Lacultura muralista fue un medio por el cuál se expresaba la inconformidad de la política postrevolucionaria, los sesgos que dejo son visibles en avenidas y calles de la ciudad de México. Ha jugado un papel importante en la construcción de la identidad mexicana, reflejo de su historia, aquello que no deja olvidar los momentos de dolor y también de esperanza. Son reconocidos como trabajos culturales, pueden ser leídas como un texto, de manera didáctica donde personalmente se interactúa con la crónica y experiencias propias.

Los murales se caracterizan por ser de carácter público, más que meramente decorativo cada uno cuenta una historia, fruto de la expresión ha sido evidente en los colegios, la mayoría de los alumnos en México se encuentran en su entrada a la escuela con alguno hecho incluso por sus mismos compañeros.

El siglo prodigio

Edición: Noviembre

Es una interpretación simbólica, muchas veces, expresa la necesidad del libre pensamiento las mentes crecientes, gritan la necesidad de darles oportunidades. Cómo no habría de ser así, en el mismo edificio de la SEP se encuentran murales como: Cuauhtémoc, Felipe Carrillo Puerto, Emiliano Zapata, Otilio Montaño, Grisallas, por Diego Rivera; Simón Bolívar, por Cirilo Almeida Crespo; Patricios y Patricidas, por Siqueiros;y más. Así, se ha extendido este a las escuelas publicas y espacios culturales. El estado de Chihuahua se considera uno de los mejores motivadores, por ejemplo, está el encontrado mural de Guadalupe Victoria acompañado de una serie de escenas referentes a la revolución, en la Escuela Primaria Guadalupe Victoria Nº 2531, ubicada en la calle 32a #1825, de la colonia Santa Rita.

Es el encontrado Josefa Ortiz en la Escuela Primaria Federal Josefa Ortiz de Domínguez, ubicada en la calle Emiliano Zapata s/n, de la colonia Villa Juárez. Aniversario de la escuela revolución en localizado en la Escuela Primaria Revolución, ubicada en la calle Ma. Elena Hernández s/n, de la colonia Revolución.

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En el puerto de Veracruz Daniel Ferman motivado por el potencial mensaje que pueden dar los murales, ha llevado proyectos de las escuelas, por ejemplo “Enciende una luz” en la colonia Pocitos y rivera, en Veracruz Puerto. La educación y el arte han tomado más unión en los últimos años, y quienes mejor lo expresan son las universidades, donde cada vez más se experimenta con nuevos talentos y perfeccionamiento, espacios donde sean valorados y apoyados. Así mismo, es esperanzador ver la extensión de la manifestación a la educación media. Por otro lado, también a evolucionado en su técnica y estilo, su ramificación es lo que conocemos como Grafiti. Por los años 80’ se venía practicando con influencias de nuestros vecinos del norte, pese a considerarse en un principio como vulgarmente urbano, hoy en

Edición: Noviembre día se reconoce con la misma voz del muralismo, un medio para expresar belleza y de igual manera protesta política combinado con el sarcasmo. Arty y Chikle son un duo de artistas representantes de la corriente, sus murales de animales han robado las miradas en ciudad de México y en distintas partes del mundo. En el folklore y místicas tradiciones Flavio Martínez alías Curiot ha sido merecedor del premio en la VII Benial de Pintura y Grabado Alfredo Zalce en 2010. Mientras tanto, Edgar Flores se ha posicionado en el panorama internacional por enmar-

car de una forma tan autentica la cultura mexicana. La evolución de manifestación comenzado en la época revolucionaria pero transcendido como inspiración para muchos artistas mexicanos contemporáneos, es digno de una justa contemplación, análisis, para profundizar en raíces y mensajes.

Una bala para todos

Por VIictoria Arribas Roldán •

Plataforma de Arte Contemporaneo •

Israel Moris es Lic. en Artes Plásticas por la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado “La Esmeralda” (INBA, México DF). Su obra ha sido expuesta en destacadas instituciones como el Museo de Arte Contemporaneo de la Ciudad de México, el Museo de Arte Contemporáneo de los Ángeles, el Museo de Arte

Contemporáneo de San Diego, la 9a Bienal de la Habana y el Foro de Arte Contemporáneo de Santa Bárbara. Pertenece a la selección de artistas que conforman el directorio Younger than Jesus: The Artist Directory, New Museum, New York & Phaidon Press.

Su obra pertenece a colecciones como la Colección Bergé en Madrid, La Colección Jumex de México, MoCA, MoMA, David Chipperfield, Isabel y Agustín Coppel, FEMSA y el Americas Collection ASU Art Museum. Actualmente vive y trabaja en la Ciudad de México. Durante su exposición Allá

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afuera hay una bala para todos, en la Galería Nieves Fernández, tuve el placer de conocer personalmente al artista Israel Moris y tras escucharle hablar junto a su obra, tuve claro que quería saber más. La entrevista estaba clara. Gracias Moris por tu tiempo y responder a todas estas preguntas.

PAC – ¿Cuándo o cómo fueron tus primeros contactos con el Arte? Moris-

Antes de esa edad no tenía ninguna habilidad artística ni me interesaba, mi hermana hacía los dibujos que me pedían en la escuela. Por esas fechas un hermano de mi mamá vino de visita después de muchos años, en todo ese tiempo de ausencia cursó la carrera de Artes Plásticas en Estados Unidos. Con él trajo algunas de sus pinturas y en el breve tiempo que duró su visita lo pude ver en acción despertando en mí una gran necesidad de hacer lo mismo. Poco después tuve mi primer empleo en fábrica que decoraba muebles a mano, este oficio me permitió conocer cosas muy básicas de la pintura como mezclar colores, utilizar pinceles, hacer pátinas, etc. Mi único acercamiento

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“Miprimeracercamientoconelartefue unpocotardío,alos 11años”

El siglo prodigio al arte en ese entonces era a través de libros viejos que mi familia tenía y que contenían lo más básico, popular o conocido del arte. Supe quién era Diego Rivera, me fascinó Picasso y comencé copiándolos. Las dos primeras pinturas que pude vender, esto con 17 años de edad, fueron dos reproducciones al óleo de la famosa pintura de Rivera “Mujer vendedora de alcatraces”.

PAC – La calle, las culturas marginales, ese límite entre el bien y el mal, son los temas que dan vida a tus obras; ¿Por qué esos temas? Moris – Desde el inicio de la carrera de Artes Plásticas comencé a ser más consciente de lo que implica el recorrido en la ciudad, a mí me tomaba 3 horas diarias (hora y media de ida y hora y media de regreso) de camino para llegar a la escuela, esta desventaja cada vez más común en la Ciudad de México me permi-

tió utilizarla como cómplice en mi trabajo. El transporte público se convirtió en una extensión del salón de clases y de mi estudio de trabajo, el metro lo utilizaba para leer, y el camión para tomar apuntes. De esta manera empecé a tomar conciencia de mi punto de partida (casa), mi punto de llegada (la escuela) y todo lo que entre estos dos puntos sucedía.

La enseñanza ya no se daba únicamente en el aula, esta también la absorbía de mi andar por la calle. Lamentablemente los eventos más frecuentes se relacionaban con actos ilícitos y de pronto descubrí que yo tenía una ventaja

que en algún momento coincidía conmigo; yo, al venir de un barrio popular y de una zona marginal, desde niño aprendí a lidiar con el peligro, le tenía respeto, pero no miedo, sabía adelantarme al peligro y en algunos casos salir victorioso. Esto me llevó a hablar de lo que más conocía, de la calle, del bien y del mal que transitaba en ella. Poco a poco empecé a relacionar todo mi trabajo con mi propio entorno, no para hablar de mi persona, sino para hablar de miles y miles que comparten los mismos riesgos que yo. En los 5 años que duró mi carre-

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El siglo prodigio ra coseché ciertos logros que me permitieron abandonar mi lugar de origen y cambiarlo por uno con mayores beneficios y tranquilidad, pero tomé la decisión de no hacerlo, si voy a hablar de la delincuencia y la supervivencia del ser humano en un entorno marginal y tercermundista debo vivirlo, ser parte de él y así, poder ser un buen interlocutor, un testigo con conocimiento de causa, entrar al infierno y regresar con una prueba.

PAC – Vives y trabajas en Ciudad de México. Estás en contacto con todo tipo de personas, que se buscan la vida como pueden; también con gente del mundo de la droga… ¿Cómo consigues acercarte a ellos para conseguir lo que necesitas? Moris – Con el transcurso de los años aprendí que en los barrios es muy fácil detectar a algún foráneo, como al nuevo. Éste no tiene el camuflaje que te dan las circunstancias del entorno, saludar a tu vecino vendedor de drogas te da muchas ventajas, la principal es esa cierta confianza que al delincuente tranquiliza, aun-

Noviembre que también conlleva cierto riesgo, un simple saludo puede convertirte en cómplice. En la mayoría de los casos me acerco o triangulo a través de otras personas, utilizo cómplices que permiten una cercanía que no levanta sospechas, aprendo como actúa el depredador para atrapar a su presa y cómo la presa escapa de su depredador. En el caso de los delincuentes trato de que mi relación con ellos sea mínima, no revelo ni pregunto identidades pero sí observo sus dinámicas de trabajo y recolecto como si fuera un documentalista sus residuos, las evidencias de sus oficios, jamás utilizo la fotografía, todo es evidencia material y de experiencias que al transformarlo en obras pretendo tenga más cualidades de registro que la misma fotografía (imagen, color, tiempo transcurrido, olor, miedo, etc.) Con esto mi finalidad no es denunciar ya que es un acto suicida, pero sí evidenciar, mostrar lo cruel de la situación. PAC – Utilizas materiales encontrados, cuchillos… ¿Cómo los recopilas? Moris – Utilizo básicamente 2

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El siglo prodigio estrategias: La primera “recolección” (objetual y de experiencias), ésta depende fundamentalmente de la observación, aquí no interactúo con las personas observadas, pero sí me nutro de su labor, los observo trabajar, aprendo sus rutinas, hago apuntes, decido qué me interesa de su labor y diseño la estrategia de recolección. Casi siempre cuando recolecto lo hago al final de su jornada laboral, esto me permite obtener todos sus residuos sin la necesidad de interactuar con ellos. La segunda “interacción”, esta etapa depende de mi relación o interacción con los sujetos o situaciones de estudio. Un ejemplo sería el intercambio que hago con los “limpiaparabrisas” (este es un trabajo inventado por jóvenes de escasos recursos y que consiste en ubicarse en los semáforos de avenidas principales y una vez que se activa la luz roja cuentan con el tiempo que les proporciona ésta para limpiar el parabrisas del coche más cercano) con ellos es interesante la manera en que ensucian su ropa, ésta es parte de su herramienta de trabajo pues, cada vez que se limpia un parabrisas, la goma que sirve como jalador y el jabón sobrante del acto de limpiar, se restriega sobre la playera o el pantalón, quitando así el ex-

ceso de mugre del parabrisas y transfiriéndola a su ropa de trabajo. De esta manera playera y pantalón se convierten en una evidencia del trabajo diario, la mugre sobre la ropa sirve como una manera de medir que tan productivo fuiste en tu jornada laboral. Estos objetos se convierten en evidencias del autoempleo, una manera cada vez más socorrida de sobrevivir. En este caso me interesaba recolectar esos objetos, mi estrategia es similar a la que un futbolista emplea al final de un partido para obtener la camiseta del rival que admira, yo me acerco con el “limpiaparabrisas” con la playera más sucia, evidencia de su arduo trabajo y le propongo intercambiarla por la que yo llevo puesta, valorando así su esfuerzo diario y recompensándolo con la mía, que para él tiene más valor que la que lleva puesta. De esta manera empiezo a forjar cierta confianza entre la comunidad de “limpiaparabrisas” en donde soy conocido como el tipo que les intercambia la playera.

PAC - En esa búsqueda de objetos, en esa “la-

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El siglo prodigio bor de documentación”, ¿te has visto o sentido alguna vez en peligro? Moris-Trato de ser lo más cuidadoso posible, pero cada vez es más peligroso. Lamentablemente el tema de inseguridad ha ido escalando cifras alarmantes en México, ahora el simple hecho de vivir genera riesgo y más en los entornos marginales. Curiosamente he corrido más peligro en mi vida cotidiana, lejos de mi quehacer artístico. PAC- ¿Tiene tu obra algo de “denuncia social”?

Moris- Trato de que mi trabajo no se convierta en una denuncia, prefiero verlo como una manera de evidenciar. Esta decisión la he tomado porque la denuncia social se acerca demasiado a la labor periodística y tristemente en México el periodismo es una de las profesiones más peligrosas, el número de periodistas muertos relacionados con ésta es altísimo, incluso más alto que en países en guerra.

Es por ello que tomé la decisión de no denunciar, pero sí evidenciar, hacer notar, disfrazando así la denuncia so-

cial.

PAC- La exposición que podemos ver en Nieves Fernández tiene un diseño expositivo que resulta tan interesante como el título de la muestra “Allá afuera hay una bala para todos”. ¿Por qué esa disposición de las obras?

Moris- En el caso de esta exposición “Allá afuera hay una bala para todos” surge de la idea de las micro migraciones que hacen a diario la gente para ir y venir de su casa al trabajo. A pesar de saber los

riegos que esto implica, de saber que hay una bala para todos, la necesidad de traer el pan a la mesa es más fuerte que el miedo y los peligros de la calle. Bajo esta idea de incertidumbre edifiqué muros con las mismas obras, éstas además de cumplir su función estética y de contemplación, se convierten en material de construcción, trazando un camino con múltiples bifurcaciones, forzando al espectador a transitar la galería, ser parte de la exposición, la obra se convierte en un obstáculo, una amenaza al doblar la esquina. Una vez que llegas al final de la exposición tendrás que regresar a la salida, descubrien-

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El siglo prodigio do que en el camino de retorno lo que observas es igual de agresivo y deprimente.

PAC- ¿Qué artistas influyen o han influido en tu trabajo? Vemos en la exposición una obra que recuerda a las cárceles de Piranessi Moris-Hay muchos artistas clásicos y contemporáneos que son una influencia para mí, pero constantemente utilizo el azar como estrategia para incluir referencias en mi trabajo. En el caso de Piranessi, lo incluyo en mi trabajo gracias a unos cromos encontrados en la basura, esto coincide con algunas investigaciones de barrios marginales donde sus habitantes se refieren a ellos como cárceles, a manera de coincidencia tanto el cromo como el barrio se conectan dándome pistas para mi proyecto y generando una nueva influencia artística. PAC- ¿Cuál será tu próximo proyecto? ¿Puedes darnos al-

guna pista?

Moris- Este cierre de año no hay proyectos en puerta, el inicio de cada año siempre es importante para mí, comienza con Zona MACO y Material Art fair, las ferias de Arte en México, y ARCO Madrid, de lo sucedido en estas 2 ferias depende el número de proyectos a realizarse en el 2020

PAC- Te mueves entre México, Europa, EEUU, ¿cómo ves la situación del arte contemporáneo actual?

Moris- Creo que cada vez está siendo más difícil competir, pareciera que ahora una obra es importante sólo si tiene un grado alto de espectacularidad y un súper presupuesto que la respalda, el arte visceral y crudo, ese que incomoda y no es para nada espectacular está encontrando menos espacios para mostrarse y lamentablemente escogí esta rama, la de la visceralidad y la manufactura. Otra cosa triste es que en mi país no he encontrado las oportunidades que me han dado Europa o EEUU, en los últimos 6 años ningún museo de México se ha interesado por mi trabajo mientras que en Europa o EEUU museos importantes han adquirido piezas importantes, creo que en mi país ven a mi obra como un espejo y les incomoda reflejarse.

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Las manchas del Museo

Durante

los trabajos de adaptación del edificio colonial que el Gobierno del Estado de Oaxaca puso a disposición del maestro Rufino Tamayo para la creación del Museo de Arte Prehispánico de México, escuché una conversación entre él y Fernando Gamboa en la que el maestro mencionó su intención de fundar un museo dedicado al arte contemporáneo internacional.

El comentario llamó fuertemente mi

atención, pero no hice preguntas; preferí esperar. Poco después, tuve conocimiento de que ya se estaban realizando las gestiones para que se destinara a este fin un terreno en el Bosque de Chapultepec. El maestro Tamayo tenía confianza en el proyecto, ya que contaba con el apoyo de su amigo y paisano, el secretario de Educación Pública, Lic. Víctor Bravo Ahuja, y, por ese con

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resentidas

Tamayo

ducto, con el del presidente Luis Echeverría.

Durante el proceso de montaje del Museo de Arte Prehispánico, el maestro Tamayo y su esposa Olga decidieron pasar en Oaxaca

una temporada de aproximadamente dos meses con la finalidad de presenciar los trabajos. Se hospedaron en el hotel Señorial, único que (en atención especial al maestro), los admitía con sus perros. Dado que fue ahí mismo donde me albergué por ocho meses, mientras actué como museógrafo residente, se me presentó la oportunidad de

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convivir con ellos; a menudo desayunábamos o comíamos juntos. Tuve mayor contacto con el maestro, quien pasaba toda la mañana en el museo, ya que ahí le adecuamos, en dos ocasiones, un espacio como estudio provisional donde pintó dos obras.

La cercanía con la pareja me permitió conocerlos mejor, ver la forma sencilla y espontánea en que se relacionaban con todo mundo. Amantes de las costumbres y tradiciones de su tierra, disfrutaban en especial de la comida y aprovechaban toda ocasión para probar moles, chocolate, quesos, nieve y dulces callejeros.

Ya en otro espacio he comentado cómo el maestro entabló una profunda relación de amistad y afecto con don Isidro, un trabajador de origen campesino de aproximadamente sesenta años, quien ingresó como peón y fue adoptado por Tamayo como jar-

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dinero. El museo tiene un jardín pequeño en un nivel ligeramente elevado, que es creación de ambos, del maestro y de Isidro. A ese espacio dedicaban al menos una hora cada tercer día y se la pasaban muy a gusto, platicando todo el tiempo mientras arreglaban las plantas.

Y, bueno, las charlas sobre el Museo de Arte Contemporáneo Internacional no se hicieron esperar, sobre todo durante las visitas de Fernando Gamboa a Oaxaca. Además de ser subdirector técnico del INBA y director del Museo de Arte Moderno, Gamboa era el museógrafo responsable del Museo Prehispánico. Se hablaba de posibles obras y autores, del tamaño del inmueble, de la participación de los arquitectos Teodoro González de León y Abraham Zabludovsky. Y siempre de la posible ubicación en el Bosque de Chapultepec, pero esta no acababa de definirse. También se comentó la posibilidad de que el presidente inaugurara el museo de Oaxaca.

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En las ocasiones en que charlé con el maestro, me manifestó su molestia porque no se aceptaba su idea de construir el museo en la primera sección del Bosque de Chapultepec. Le ofrecían otros espacios, como uno cercano al monumento a Rosario Castellanos, del otro lado del periférico, pero ninguno lo convencía. Como las conversaciones con él tocaban temas sociales –la pobreza, la falta de oportunidades de muchos mexicanos–, un día le propuse situar el museo en un espacio distinto, en una zona de la ciudad desatendida en el aspecto cultural y, más precisamente, en el museístico. Mi argumento era que la Ciudad de México tenía (y sigue teniendo) una suerte de frontera cultural formada por una línea imaginaria que va de oriente a poniente (500 metros al norte del Zócalo); que el sur es el espacio privilegiado donde se ha hecho todo: museos, teatros, salas de conciertos, galerías, centros de espectáculos, grandes comercios, etc. Mi propuesta era que su museo se construyera en el norte, en otro bosque: el Bosque de Aragón. Argumenté que su mu-

seo podría detonar el desarrollo cultural de una zona de la ciudad que lo estaba –aún lo está– pidiendo a gritos.

Buen disgusto le ocasioné al maestro porque mi idea le pareció absurda. Me respondió que la gente no iría allá, que los empresarios que se perfilaban como partícipes del proyecto no aceptarían. Le dije que ahí también había un zoológico muy concurrido y que, como no lo conocía, lo mejor sería visitarlo. No le pareció, por lo que cambió de tema y se retiró. No se volvió a hablar de mi propuesta. Don Fernando, a quien narré lo anterior, me dijo: “¡Cómo se te ocurrió!”. Lo cierto es que a él también le pareció absurdo y, tal vez, una tontería. Él también no quiso hablar más del asunto y comentó que, terminando en Oaxaca, comenzaríamos a atender asuntos relacionados con el otro Museo Tamayo, el de la Ciudad de México.

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Revista proyecto final by Monserrat Martinez - Issuu