OSAL #29

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Dunia Mokrani Chávez y Pilar Uriona Crespo

Bolivia

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zación del poder, el desafío del MAS como instrumento que dirige este proceso ha sido y es identificar el hilo conductor que orienta la construcción de una hegemonía que no se perciba como dominio sino como dirección.

“…el desafío del MAS como instrumento que dirige este proceso ha sido y es identificar el hilo conductor que orienta la construcción de una hegemonía que no se perciba como dominio sino como dirección” Para ello, es fundamental abrir el debate y así establecer qué se entiende por autogobierno, cómo se vincula el Estado con los pueblos indígena originario campesinos y valora su legítima potestad para resolver y gestionar su autodeterminación, qué asuntos son propios de cada nivel autonómico, cómo clarificar y delimitar bien sus competencias y, finalmente, cómo, en esta perspectiva, se plantea coordinar la relación política establecida desde lo macro-nacional con lo microlocal recogiendo visiones sociales que retroalimentan una política participativa, sólida, concertada. Sin embargo, cuando entre junio y julio del 2010, en plena etapa de debates camarales y asamblearios en los que se trabajaba la aprobación del nuevo marco normativo autonómico, la CIDOB –como instancia que agrupa a 34 pueblos indígenas minoritarios y promueve la defensa de los derechos indígenas, la equidad de género, la solidaridad y la defensa de sus territorios de origen– convoca a una marcha para posicionar públicamente su demanda histórica de que el proceso autonómico garantice la plena reconstitución territorial indígena como condición para la fundación de un Estado Plurinacional y descolonizado, impulse la autodeterminación y el autogobierno, fortalezca las prerrogativas de administración de los recursos naturales, contemple la necesidad de que en la nueva ley figure la consulta previa sobre la explotación de recursos naturales y reemplace la aprobación de los estatutos indígenas mediante referéndum por la aplicación de usos y costumbres; se va palpando cuáles serán los principales puntos de divergencia, confrontación, debilidad y riesgo para concretar una hegemonía alternativa Al considerar cómo el gobierno encaró esta problemática, una primera lectura de lo acontecido con la CIDOB y sus demandas, respaldadas por otra organización indígena, el CONAMAQ, cuya lucha histórica en pro de los derechos indígenas le asigna voz y autoridad como agente social de interpelación, cabe resaltar que las implicancias de este conflicto fueron minimizadas, trazando como límites para descalificarlo su carácter inconstitucional y señalándose al inicio del mismo, en palabras del ministro de Autonomías, Carlos Romero, que “no habría nada que debatir con los miembros de CIDOB” (El Diario, 22 de junio de 2010). Esta negativa a dialogar, unida a la descalificación de las demandas reduciéndolas a un conflicto por cuotas de poder, donde la exigencia de que los curules indígenas se amplíen de 7 a 18 plazas fue presentada desde el gobier-


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