OSAL #31

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Entrevista a Camila Vallejo Dowling

Entrevista

pesar de eso, creo que ha sido el único partido, o herramienta de la izquierda, que ha tenido una proyección política clara: táctica, estratégica y de programa político. Y, nos guste o no, creo que ha sido un referente para la izquierda, para ella misma plantearse positiva o negativamente, y esa es la crítica que yo también hago a los otros sectores de la izquierda: la poca consolidación entre ellos mismos, o sea, las divisiones que se van produciendo en su seno. En períodos cortos de la historia, desde algunos de estos sectores de la izquierda, ciertos procesos o luchas se han planteado muy en función del accionar del Partido Comunista, de lo que hace o no hace. Es decir, cualquier cosa que pase, si ellos son parte de un proceso, y algo sale mal, se dice que es culpa del Partido, porque obviamente se encuentra en una posición más de conducción que el resto. Por otro lado, yo creo que el error del Partido, es no haberse volcado –más allá de los movimientos sociales, en esta política de viraje que ha tenido el Partido de acercarse a ellos– a dialogar de mejor forma con esos sectores que cuestionan, muchos con críticas destructivas, pero otros con críticas constructivas. Entonces, de lo que se trata es de encontrarse con estos espacios para realmente generar una alternativa. Además, si bien en el Partido se dice que a un sector de la Concertación hay que tensionarlo, se tiene claro que la tensión no debe ser de nosotros hacia allá, sino de ellos hacia acá. Que efectivamente construyamos un polo que permita un acercamiento de sectores de la Concertación, que atraiga a los sectores más simpatizantes de la postura antineoliberal, que ya se están evidenciando de alguna forma con este conflicto. Ese es uno de los desafíos que tiene que asumir el Partido Comunista, justamente en un momento donde la Concertación está siendo fuertemente cuestionada. Nosotros no queremos ser parte de eso, nunca lo hemos querido ser, y esto muchas veces se ha malentendido. Entonces, el desafío es cómo hacemos para construir una tercera alternativa, que no sea algo testimonial y la gente termine votando por el mal menor dentro de los dos bloques mayoritarios. Por último, ¿qué opinión te merecen los recientes levantamientos populares en África y Europa, así como la actual coyuntura latinoamericana, una coyuntura que hasta hace muy poco tiempo, y en buena medida, parecía tan contrastante con respecto a la realidad neoliberal chilena? Yo creo que en el concierto internacional uno siempre puede ver estos conflictos en su carácter sistémico, que plantea una crisis del capitalismo global. En todas las sociedades se están cuestionando los modelos imperantes y las formas tradicionales de hacer política, de tomar decisiones principalmente, cuyos abusos históricos ya son insostenibles. Sí, creo que hay diferencias, ya que todos los procesos tienen sus particularidades y en Chile, evidentemente, no se levanta un movimiento de inmediato planteando un problema estructural, un cuestionamiento directo al sistema en general. En Chile se partió de algo muy particular que luego fue extendiéndose, y eso creo que fue lo positivo, esa capacidad táctica estratégica de plantear los temas. Entonces, no se pierde el foco de la demanda educacional, pero el movimiento logra ampliarse y hacer entender a la gente que este problema particular corresponde a un problema estructural. En Latinoamérica esto fue muy diferente, porque Chile es el país más neoliberal del mundo y la contradicción es mucho más grande. Sin contar a países, como por ejemplo Colombia, Puerto

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