BORDADOS ERÓTICOS Pedro MORALES

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BORDADOS ERÓTICOS

| Pedro Morales |

Junio 2014



BORDADOS ERĂ“TICOS

Pedro Morales

Versailles, Junio 2014


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K-Cay | 2009 Estereograma hibrido | Ensamblaje, bandas de goma, pintura textil , UltraChrome K3 Inkjet | 35 x 48 cm


Hilar el viaje | Cristina Raffalli

“En la vorágine bendita del éter infinito, en tu alma sublime, inmensa inmensidad, me sumerjo y me abismo, sin conciencia, ¡oh, voluptuosidad!” Tristán e Isolda

Hubiera podido acudir a sus destrezas de dibujante y pintor, o echar mano de los recursos de las artes gráficas, para elaborar las obras que marcan esta etapa de su producción. Sin embargo, el artista que tanto ha creado en la vecindad de las tecnologías de punta, prefirió la sabiduría oficiosa de los hilos. Como la piel, estas obras también son un tejido. La locomoción del bordar sobre el soporte, las lega palpitantes, musicales. El movimiento ha dejado su estela rítmica. Hay en ellas pulso y sangre. Las vemos, casi las escuchamos, y aún no sabemos todo. Pedro Morales elige el bordado, quizás porque metaforiza la continuidad: el hilo que recorre, que hace curvas y nudos, que se fija y se expande, que surca y se tuerce, el hilo que se quiere a la vez dibujo y voz de un recorrido, también se tiende hacia el abismo. Nos lleva, nos muestra. El hilo permanece y encubre. En tanto que

tejido, envuelve, ciñe, vela. En tanto que velo, descubre. Así sucede que, de la incauta visión del discurso trazado por los hilos de colores, y acudiendo al recurso de los lentes anaglíficos, el espectador se abisma en otro espacio. Una nueva atmósfera vibra en un plano oculto del bordado. La trama astuta de la estereografía, disponiendo de la complejidad geométrica y conjugando los verbos de su lengua celeste, inventa un nuevo espacio: una Arcadia paradójica, virtual pero entrañable, al mismo tiempo lúbrica y fantasmal. Así, el orden del bordado nos promete un doble destino: el destino inmediato, la forma plasmada en el soporte, con su belleza plena, autosuficiente, y que remite a los primeros trabajos de Pedro Morales (la cuadrícula, la repetición de unidades, adoquines, azulejos, la baldosa del zaguán) y un segundo destino, donde la mirada trasciende hacia espacios que no están representados en la obra, sino guardados en ella. En un primer instante se regocija la sen-

sorialidad primigenia, musical y plástica. Más tarde, un ojo ulterior descubre otras texturas, otras vibraciones, otras escenas y se sorprende ante el hallazgo de volumen. El punto en que la mirada trasciende, es el mismo instante donde tienen lugar varias convergencias: arte y ciencia, tecnología y artesanía, el tiempo que transcurre y el tiempo detenido, materia y ausencia, cuerpo y espíritu. De igual manera el espectador asiste, en el propio acto de mirar, a una dicotomía por la cual, mientras forma parte de un colectivo, ejercita su mirada más íntima. El espectador de la imagen erótica es atrapado, sin aviso, por una fina red que lo une al resto de sus semejantes a través del secreto compartido. Y todo pende de un hilo: el hilo que se abisma.

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Volez, papillons, volez | 2009 Estereograma hibrido | Ensamblaje, mariposas de tela, pintura textil, UltraChrome K3 Inkjet | 35 x 48 cm


Avec des yeux virés | 2009 Estereograma hibrido | Ensamblaje, ojos de muñeca, pintura textil, UltraChrome K3 Inkjet | 35 x 48 cm

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Entrevista a Pedro Morales | realizada por Cristina Raffalli

¿Qué es la estereografía? ¿Qué son los estereogramas? Técnicamente, la estereografía es una ilusión óptica que se fundamenta en la manera como los ojos captan la imagen desde dos puntos de vista distintos. Esas perspectivas ligeramente diferentes son interpretadas por el cerebro como una imagen en tres dimensiones. El estereograma es una imagen bidimensional que al ser observada adecuadamente puede dar lugar a una contemplación en esa otra dimensión, la tercera dimensión en el plano. Al principio elaboré estereogramas de una sola imagen, que pueden ser vistos sin ayuda de lentes, que requieren cierto entrenamiento de parte del observador. Los hice con objetos del cotidiano, como ligas (bandas de goma) botones, ojos de muñeca, flores de tela o cuero, canutillo y cuentas de vidrio. Se me generó un conflicto interior cuando encontré que había gente que no llegaba a ellos por su propia cuenta y eso los frustraba. Incluso parejas discutían entre ellos, si uno de los dos caía maravillado por el misterio de la estereografía y el otro no. Decidí entonces experimentar con el estereo10

grama anáglifo. La técnica del teñido rojo y azul permite que cualquiera pueda descubrir el estereograma. Esta técnica recurre a lentes bicolores para facilitar, acelerar, la llegada del espectador a la imagen en tercera dimensión que se esconde en la trama bidimensional. Los lentes, que existen desde finales del siglo XIX, son un artilugio ya antiguo, conocido y de fácil acceso. La imagen del ojo izquierdo está impregnada de rojo. La del derecho, de azul. Cuando el cerebro une ambas imágenes, un ojo bloquea el color del otro y crea la ilusión óptica. Cada ojo observa una imagen ligeramente diferente. Aquél cubierto por el filtro rojo ve las partes rojas de la imagen como si fuesen blancas y las partes azules, como oscuras. El ojo cubierto por el filtro azul percibe el efecto opuesto, el cerebro fusiona las imágenes recibidas y las interpreta como una imagen con profundidad. Es la intersección de estas dos percepciones la que crea la ilusión tridimensional. Fue ese deseo de que todos pudieran conocer la maravillosa sencillez de saltar del plano a la tercera dimensión, experimentar ese instante de asombro, lo que me hizo buscar el camino de los anáglifos. Era importante para mí resolver el asunto del acceso.


¿Por qué bordar? ¿Hay alguna búsqueda relacionada con el hecho de hilar, con el oficio ancestral de elaborar a partir de un hilo? Yo asocio el bordar con el acto de meditar a través de la oración repetitiva, el recitar sistemáticamente, de manera casi idéntica, hasta lograr, armado de paciencia, sin pausa, una elevación que uno espera ha de rendir un fruto. Bordar es orar con un hilo en la mano. Mucha gente ha asociado mis códigos con los Soles de Maracaibo, ese bordado ancestral con el que crecí en el barrio de El Saladillo, pegado a los faldones de Mamá Carmen, mi abuela paterna, con quien me crie. También el hecho de bordar ha sido, como muchas cosas en mi obra, fortuito. Yo estaba convencido de que podría encontrar profesionales del bordado artesanal para comisionarles un estereograma, y así sucedió. Un extraordinario bordado en punto de cruz que tomó meses en completarse me abrió las compuertas de esta técnica que es arte y paciencia. Luego concebí mis estereogramas bordados con hilos de plástico liquido en impresoras 3D. Ese finísimo hilo sin fin me permite tratar los estereogramas como

un bordado. El hilo relata historias, una aparente y otra escondida, ambas muy reales. Eso no ha sido intencional, ha sido producto del momento, de las herramientas que he tenido a mano, de las oportunidades que se me presentaron. El hilo conductor es la casa, el espacio que nos habita, y la tecnología de la que me valgo para relatar mis historias. Bordar, tejer, construir a partir de hilos implica una locomoción, una danza particular de las manos. ¿Podrías hablarme del sentido rítmico de tus obras? Hay una secuencia de eventos en el hecho creador que dan cierta cadencia a mi obra, una vibración visual inherente a ella. Hay también un ritmo en la técnica empleada para crear estereogramas, un ir y venir, pasos que se repiten como en una danza cuando estoy dedicado a ellos. Es una repetición de imágenes que van y vienen, que me hacen alejarme y acercarme a la obra siendo creada. Hay un gesto, si se quiere, musical en el hecho de volver periódicamente al mismo fragmento de la imagen hasta conseguir lo que quiero. Por sobre todo, trabajo el ritmo interno del

espectador. Es él quien pone el tempo para la contemplación de la obra. Mientras busca la convergencia espacial, el espectador crea un ritmo que es incluso corporal, que lo hace balancearse de un lado a otro mientras espera a que sus ojos se abran a la magia de la estereografía. El pasar de una realidad a otra trae consigo un ritmo íntimo, tan personal, que comienza lento y luego es desenfrenado. Ahí, ese ritmo se vuelve palabra y suspiro, camino y llegada. El estereograma es una tonada interior indescifrable para cualquier otro. Es el ritmo de la percepción. Que es privado, solo tú lo puedes hacer sonar.

Al diseñar un doble plano de percepción, al crear un espacio ulterior, se está proponiendo, entre muchas otras cosas, soslayar lo aparente. En este sentido: ¿hay alguna relación entre lo que Venezuela vive y su obra de este momento? El arte es reflejo del momento que se vive. Es evidente que mi obra no podría jamás escapar al efecto Venezuela. Allí, todo mundo se autocensura en todo momento. Es una respuesta 11


condicionada a las sanciones directas o indirectas que puedan venir del poderoso aparato estatal que exageradamente controla desde empleos y contratos hasta becas y participaciones artísticas. A partir del 2003 Venezuela comenzó a mostrar una faceta y a esconder otra. Mi primer código QR, hecho en 2008 con cuentas de ábaco, se llama “Por qué no te callas”, una frase hecha célebre por el rey de España que solo podía leerse si apuntabas a ella con tu teléfono. La obra “Puras flores”, es un manifiesto que (tal como sucedió con nosotros antes de las revueltas estudiantiles de 2014) tenía que mostrar una cara aparente y solo destaparse con fruición en la intimidad, en un entorno seguro. Sí, la situación de Venezuela por supuesto me afecta muchísimo. Mi obra, exhibida en la 50ma bienal de Venecia fue censurada, en 2003, por el gobierno, y los ataques que recibí en esa oportunidad fueron despiadados. Sin embargo, llegó un momento de tanto tormento, que decidí cambiar el tono político por el sexo para seguir tratando el tema de la realidad más allá de lo aparente sin vivir lleno de tristeza y frustración. Un bello estereograma 12

de 2007, «Rojo, rojito» elaborado con rosas rojas de satén, oculta una mujer llamada Venezuela siendo violada por dos hombres de botas y boina. Más recientemente, con “Misericordia, nos están matando” trato el tema de la violencia oficial. Así fue el tránsito hacia el erotismo, un tema que también requiere de la intimidad para ser tratado, que refleja nuestras desnudeces, que despierta otros temores y descubre un umbral que sólo quien nosotros queramos puede mirar de cerca. Al igual que mis obras, Venezuela también necesita dos lecturas: una aparente, que a primera vista cuenta una historia y pudiera quedar hasta ahí, y otra más profunda, que descubre otra esencia más íntima: lo que se vive bajo las cobijas de nuestra realidad. Cristina Raffalli.-


69 | 2009 Estereograma hibrido | Ensamblaje, encajes, pintura textil, UltraChrome K3 Inkjet | 35 x 48 cm

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Des yeux qui palpitent | 2009 Estereograma hibrido | Ensamblaje, ojos de mu単eca, pintura textil, UltraChrome K3 Inkjet | 35 x 48 cm


Des fesses qui tombent | 2009 Estereograma hibrido | Ensamblaje, punto de cruz, pintura textil, UltraChrome K3 Inkjet | 35 x 48 cm

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Bouche etoilĂŠe | 2009 Estereograma hibrido | Ensamblaje, cuentas de vidrio, pintura textil, UltraChrome K3 Inkjet | 35 x 48 cm


ChĂŠrubins sur le visage | 2009 Estereograma hibrido | Ensamblaje, bordado digital, pintura textil, UltraChrome K3 Inkjet | 35 x 48 cm

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Crucifixi贸n (volontaire) | 2010 Estereograma digital | Ensamblaje, bordado digital, alineadores de azulejos | 35 x 48 cm


Série: Mosaïques Erotiques | 2014 Estereograma hibrido | Impresión 3-D, plástico PLA | 40 x 50 cm

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Encore une fois, le 69 | 2012 Estereograma digital | Microsoft Tag, Impresi贸n 3-D, pl谩stico ABS | 35 x 48 cm


K Cay | La posture de l’Enclume | 2007 Estereograma digital | bandas de goma | 60 x 80 cm

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Pedro Morales, la realidad aumentada

El recorrido creador de Pedro Morales (Maracaibo, VE; 1958) se distingue por la incorporación de las nuevas tecnologías digitales como núcleo esencial de sus indagaciones creativas. Morales ha dedicado las tres últimas décadas a una investigación profunda de la relación entre ciencia y estética. Construye un lenguaje propio a partir de lo digital. Su trabajo creativo ha recorrido diversas opciones, siempre vinculadas al cruce entre el arte y las nuevas tecnologías, realidad virtual que aumenta la experiencia sensorial: fractales, estereogramas, video juegos, incorporación de la web como soporte de contenidos. “City Rooms”, por ejemplo, (2003, 50ma Bienal de Venecia) es una icónica pieza creada enteramente en y para la internet. De esta manera, inicia el camino hacía lo que el propio artista denominó: la desmaterialización de la imagen pictórica. Es decir, producir una imagen utilizando exclusivamente las propiedades que brinda el computador como instrumento para su creación; por tanto, una imagen que emerge al territorio sensible como resultado de la simbiosis fecunda del creador, el software y el hardware. Pedro Morales intuye, de forma temprana, que la aparición del computador supone 22

retos significativos para la creación artística, esto implica: a) dominar técnicamente las características del nuevo medio; b) trascender la fascinación temprana y superficial que supone la novedad y que puede erigirse como obstáculo a la comprensión de las potencialidades del uso de las tecnologías digitales en el contexto de la creación artística; c) construir un lenguaje propio a partir de lo digital, d) indagar sobre las posibilidades interactivas y multimedia que brindan las nuevas tecnologías; e) así como, trascender las interpretaciones apocalípticas sobre los usos de lo digital, f) también su integración acrítica y condescendiente. Asumir estos dilemas ha forjado un cuerpo de trabajo creativo que, a través del tiempo, ha recorrido una diversidad de opciones siempre vinculadas al cruce entre el arte y las nuevas tecnologías; desde los hologramas y estereogramas; las animaciones digitales que integran sonido e imagen en movimiento; los videojuegos; los dispositivos de realidad virtual; la incorporación de la web como soporte de contenidos y dispositivo de difusión; hasta las exploraciones recientes realizadas por Morales, que implican el uso de tecnología aplicada a la telefonía movil (QR Codes,


HCCB codes) y la incorporación de técnicas de impresiones en 3-D, donde el arte no opera como representación mimética de la realidad sino, por el contrario, reproduce en la realidad lo que previamente ha sido modelado en la pantalla virtual del computador. Paradójicamente aquello que comenzó en la obra de Pedro Morales como una exploración sobre la desmaterialización de la imagen pictórica, lo que algunos investigadores denominan realidad virtual y otros prefieren llamar simulación digital multisensorial; actualmente se transforma, gracias a los avances de las tecnologías microelectrónicas, en la (re)materialización de la imagen visual. No obstante, este retorno se produce mediante la conversión de la imagen pictórica en signo digital, en imagen que se (re)materializa a través de un lenguaje articulado bajo la estructura propia de los códigos binarios. Se puede percibir en las creaciones de Morales la coexistencia de una perspectiva propiamente tecnológica y la búsqueda consciente y estrictamente formal de una dimensión estética. Claramente se distingue en su trabajo la confluencia de las nuevas tecnologías y las dimensiones sensibles esenciales en los procesos de creación: la articulación de nuevos códigos de lenguaje y la proposición de nue-

vas formas de experiencia. Esta confluencia permite entender que las propuestas de creación que componen este cuerpo de trabajo artístico no se encuentran atrapadas por los límites de las tecnologías aplicadas. Por el contrario, supone la trasgresión de las propias fronteras instrumentales. Implica la posibilidad de encontrar, en el marco del proceso creador, nuevas alternativas: usos de nuevos materiales, desarrollo o modificación de aplicaciones, experimentaciones. Entonces, la confluencia de la dimensión estética y tecnológica permite un nuevo estatuto para la imagen y por tanto, para la experiencia sensible y cognitiva que ella produce. La imagen visual se hace: polisémica, interactiva, multimedia, abierta, dinámica, autorreferencial y virtual. De manera evidente, a través de las nuevas tecnologías, las posibilidades de la imagen visual se multiplican, lo que supone la emergencia de una nueva poética que debe indagar sobre las nuevas tensiones que pone en juego la imagen digital.

plación. Para ello recurre al asombro, en un entorno que pierde rápidamente la capacidad de alcanzarlo. Sea con sus estereogramas o con sus códigos impresos en 3D, Morales invita a experimentar una realidad mas allá de lo aparente de una manera sobrecogedora, personal e íntima. Sus obras restituyen lo sublime en la confluencia entre Arte y Tecnología. La belleza en toda forma y signo acompaña permanentemente el ejercicio creador de Pedro Morales. El artista vive y trabaja en Versalles, Francia.

Extraído de un texto de Gerardo Zavarce

La tecnología nos ha acostumbrado a las respuestas inmediatas, ha fomentado la impaciencia por la información. Pedro Morales usa los avances que permiten una vida a toda velocidad informática, para rescatar la contem23


Versailles - France - 2014 Textos: Cristina Raffalli | Gerardo Zavarce Fotografía: Marco-Antonio Suárez Diseño Gráfico: María Elena Ayala 24


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Espace Mezcla 9, rue Alsace Lorraine 76000 Rouen mail: infos@espacemezcla.net www.espacemezcla.net

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Portada: B贸rdame Angelitos negros | 2006-2007 | Estereograma Digital | Bordado punto de cruz | 45 x 60 cm


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