Una Flor de 15 Dólares – Isla Flotante – Martín Legón Enero / Febrero 2016 PLANO DE SALA
1 – El problema de la representación – Cristo Vence 2 – Estrategia y melodrama 3 – Hablan los candidatos – Siempre exageramos la felicidad que hemos perdido 4 – Transmutaciones 5 – ¿Pero cuándo la historia argentina no fue una desgracia? 6 – Del deseo y su imposibilidad - Desnudo bajando una escalera
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En 1993 Liliana Maresca viaja a Italia junto con Gloria Vicario para visitar a su hermano. Se quedan dos meses en los que pasan por Venecia, la costa amalfitana y otros lugares. En Venecia escribe: «Siempre pienso que todo puede servir / que en una vulgar piedra puede esconderse un diamante / creo en la alquimia / Experimento mi alquimia y la de muchos otros / Soy esperanzada / Venecia me parece un museo / Una fantasía para turistas / Detesto a los turistas / Detesto hoy la solemnidad de tanta gente / La veneración ridícula de un pasado tan pasado / La cursilería de las campanas sonando / Llamando a una sacralidad desprovista de espíritu / Europa sos un cadáver opulento / Latinoamérica es un aborto que me duele profundamente / Un capullo trunco / Un fruto arrancado verde / La trágica negación de tantas posibilidades».
Del viaje trae un Pinocho de madera que luego usa en una de sus obras. En uno de los bocetos donde pinta al Pinocho encima de una montaña violeta y amarilla que oficia de base, la artista glosa la difundida canción infantil: «Pinocho es un muñeco de madera y corazón de fantasía. Le crece la nariz cuando miente. Sonríe cuando despierta. Al viejo hospital de los muñecos llegó malherido porque un cruel espantapájaros bandido lo sorprendió dormido y lo atacó. El caso es que Pinocho se moría. Entonces llegó el hada protectora y viendo que Pinocho se moría le puso un corazón de Fantasía y sonriendo Pinocho despertó».