Timoteo es un niño dulce y alegre. Le gustan los dinosaurios, las estrellas y el helado de fresa.
Adora ir a la escuela y ver a sus amigos...
¡Si tan solo pudiera llevarlos a casa para tener a alguien con quién jugar todos los días!
Un día, Timoteo escuchó un ruido desconocido fuera de su casa.
Corrió a la ventana para saber de qué se trataba y vio algo muy extraño...
Alguien le gritaba a su perrito para que dejara de perseguirlo:
- ¡Pongo, déjame subir al auto! Y cerró la puerta y se fue, sin su perrito Pongo.
Timoteo estaba muy confundido. ¿Por qué alguien querría dejar a su perrito de esa forma?
Sentía mucha tristeza por él y tenía muchas ganas de ayudarlo.
¡Por suerte, había suf¡ciente espacio en la familia para Pongo!
Timoteo estaba muy feliz, pero Mamá decía que cuidar un perro era una gran responsabilidad y él todavía no entendía por qué.
“¡Es muy fácil cuidar un perro! Solo tienes que alimentarlo y dejar que duerma contigo, ¿cierto?”
“Sí, claro... y también prestarle tus juguetes… y recoger el desorden…”
Y bañarlo…
(Si vuelve a ensuciarse, tendrás que hacerlo de nuevo).
Y pasearlo…
¡Esperen! ¿En qué momento tener un perro se volvió tan complicado?
Pero Mamá también le dijo a Timoteo...
“Y, sobre todo, no olvides mostrarle todos los días cuánto
lo quieres, y él hará lo mismo contigo”.
¡Y tenía razón!
Pongo animaba a Timoteo cuando estaba enfermo...
Se quedaba a su lado cuando se sentía solo…
Lo hacía reír cuando se sentía triste...
La casa se mantenía mucho más alegre ahora y Timoteo era el más feliz.
¡Qué bueno era tener a Pongo en la familia!
Pero, sobre todo, ¡qué bueno que ahora Pongo tenía familia!
“Una Casa para Pongo”
Escrito e ilustrado por Johanna Chávez.
© 2023
Todos los derechos reservados.
San Salvador, El Salvador
ISBN: 9781234567897