8 coloraciones cosmeticas definitivo 2 5

Page 1

El uso de coloraciones cosméticas en las aves Sombra aquí, sombra allá

Lorenzo Pérez Rodríguez

Departamento de Ecología Evolutiva Museo Nacional de Ciencias Naturales (CSIC)

El autor agradece a Guillermo Blanco, Oscar Frías, Antoni Margalida, Araceli Garrido, Miguel A. Rendón, Juan A. Amat, Robert Montgomerie y Rafael Palomo las fotos cedidas para este artículo.

1. El color herrumbroso del cuerpo y cuello del quebrantahuesos se debe a la impregnación del plumaje, originalmente blanco, en baños ricos en óxido de hierro. Se ha sugerido que esta coloración puede funcionar como un indicador de estatus social en la especie. Foto: Antoni Margalida.

La coloración del plumaje juega un papel fundamental en la comunicación visual de las aves, ya sea volviendo al animal críptico y mimetizándolo con el entorno o, por el contrario, haciéndolo bien visible y llamativo. La selección natural y la selección sexual han ido esculpiendo, generación tras generación, las coloraciones de las aves hasta el punto de ajustar, de manera casi increíble, su expresión a la función que desempeñan. Si embargo, el plumaje tiene una limitación importante: al ser un tejido inerte (como las uñas o el pelo), su color es estático. Esto puede suponer un problema porque aunque el contexto social o ambiental cambien, el plumaje del ave no lo hace, con lo que unta coloración que puede resultar útil o beneficiosa en una época, puede dejar de serlo meses más tarde. Pensemos, por ejemplo, en el plumaje llamativo del macho de una especie cuya función es servir de reclamo a la hembra. Ese plumaje será beneficioso durante el periodo de emparejamiento, pero probablemente el resto del año constituya un lastre para el animal, que será fácilmente detectable por los depredadores en todo momento. En otras ocasiones, la coloración del plumaje puede camuflar al animal en un determinado ambiente, pero si éste varía (por el cambio de estación o, simplemente, por que el ave migra a otro lugar), dicho plumaje puede dejar de ejercer su función de manera óptima. Muchas especies superan este tipo de problemas realizando dos mudas al año, mostrando plumajes distintos en las diferentes fases de su ciclo biológico. Sin embargo, esta opción es sumamente costosa, tanto desde el punto de vista energético como funcional. Por eso muchas especies tienen una estrategia alternativa: el uso de coloraciones cosméticas. 50

Divulgación

T

endemos a pensar que el uso de coloraciones cosméticas es un patrimonio exclusivo del ser humano. Culturas de todo el mundo y de todas épocas han hecho uso de tintes, pigmentos y maquillajes de todo tipo y con muy diversos cometidos. El aumento del atractivo sexual, ayudar al camuflaje, acentuar los gestos faciales, dar una apariencia intimidatoria o simplemente servir como protección frente al sol o los insectos son sólo algunas de las funciones de las sustancias con que el ser humano impregna su cuerpo. En todos esos casos, la función de estas coloraciones externas es la de potenciar algún rasgo ya existente o bien la de permitir al individuo una mejor adaptación a su ambiente, superando las limitaciones que su naturaleza le impone. Por sorprendente que parezca, estos principios básicos también se aplican a las aves. Como veremos, existen diver-

2. La perdiz nival presenta un plumaje invernal blanco, que le permite mimetizarse con el entorno nevado de las zonas que habita (a). Sin embargo, cuando llega el periodo reproductor y la nieve se derrite, este plumaje deja de ser adaptativo, por lo que realiza una muda que le permite seguir mimetizándose en el nuevo hábitat carente de nieve (b). Mientras que las hembras mudan tan pronto como la nieve empieza a desaparecer (b), los machos mantienen bastante más tiempo este plumaje blanco, lo que les hace muy conspicuos en su nuevo entorno (c). Una vez que su pareja ha realizado la puesta, la conspicuidad del macho deja de tener sentido, por lo que ensucian deliberadamente su plumaje blanco (d) para resultar más crípticos hasta que realizan la muda al plumaje de verano. Fotos: Robert Montgomerie.

a

c

sos casos en los que las aves alteran su apariencia para aumentar sus posibilidades de supervivencia, por ejemplo, haciéndose más crípticas. En otros casos, emplean diversos mecanismos para conseguir el efecto contrario: incrementar su vistosidad y realzar sus ornamentos. Sin embargo, en este último caso, todas las especies se encuentran limitadas por un imperativo evolutivo: cualquier señal, para que siga ejerciendo su función, debe ser fiable. Esto se aplica tanto a la producción del ornamento en sí como a los mecanismos que el ave pueda usar para realzarlo. Ya comentamos el fundamento de este principio en un artículo anterior (Ornitología Práctica nº 37: 3-8), pero recordemos aquí su implicación más directa: si las aves emplean un determinado mecanismo para potenciar su coloración, dicho mecanismo debe tener un coste. De lo contrario, cualquier individuo podría parecer más vistoso (y por tanto, de mejor

calidad) de lo que es, con lo que el ornamento dejaría de ser fiable y perdería su valor informativo, devaluándose con el paso de las generaciones y dejando de ser usado como señal. Aunque el ser humano a menudo parece escapar a este imperativo biológico (¡a menudo los maquillajes y peinados esmerados pueden engañarnos!), no hay más que recordar el dicho popular: “aunque la mona se vista de seda, mona se queda”. Las aves pueden potenciar ciertos rasgos de su plumaje con sustancias cosméticas, pero nunca hasta el extremo de falsear su valor como señal, pues el uso de dichas sustancias debe estar sólo al alcance de los animales de más calidad. Pájaros de barro Pero, ¿a qué nos referimos exactamente cuando hablamos de coloraciones cosméticas en aves? En realidad estamos incluyendo a todas aquellas

b

d

Divulgación

51


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.
8 coloraciones cosmeticas definitivo 2 5 by mividasinleche - Issuu