Hoja Misionera marzo-abril

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Marzo- Abril 2017 / Nº 615

Hoja Misionera

Secretariado Diocesano de Valencia

Misioneros: Buscadores de tesoros de amor Miles de misioneros andan por todo el mundo. ¿Qué hacen? ¿A qué les estamos ayudando con la oración y nuestros bienes? Un misionero se dedica a humanizar todo lo inhumano; donde los niños no tienen padres les buscan quien los cuide, a curar a los enfermos, el misionero funda un centro médico con profesionales que no cobran; a instituir un colegio, y puede que un internado, para que los niños de familias que viven remotamente puedan estudiar, o dar dignidad a los discapacitados, a los enfermos mentales, a los ancianos desamparados… y con todo esto no llegan solo a una persona, sino a una familia, a un pueblo y van animando lo que dignifica la persona, y rechazando lo que la explota. Por eso los misioneros son perseguidos cuando los explotadores ven peligrar su cruel negocio. Pero a la vez se les unen todos los que son de buena voluntad. Cuando un misionero español está en un país con dificultades, con carencias económicas, o enfermedades endémicas, como dengue, o malaria, guerras, inestabilidad, clima extremo y saben que está allí libremente, todos los días, viviendo en su barrio o aldea, surge siempre una misma pregunta en los lugareños ¿Por qué está aquí si no se está enriqueciendo, no huye Además en este número: DON JOSÉ GEA: MISIONERO

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de nada, y podría estar mejor en su país? ¿Qué mueve su corazón para ser capaz de estar entre nosotros ayudando como si esta fuese su suerte? ¿De dónde sale la fuerza, el convencimiento para luchar sin conformarse con nuestra vida, con el oscuro futuro de nuestros hijos? La respuesta siempre es Jesucristo, él es quien envía al misionero y da la fuerza, la luz, el valor, los recursos, cada día el enviado está fortalecido en la Eucaristía, en la oración, en el amor de Dios. Ahí está lo más grande de la misión cuando descubren a Cristo y empiezan a seguirle, cuando Dios llega a los que no lo conocen y puede derramar su amor ya no de forma anónima, sino mostrando su verdadero rostro en Cristo, eso es lo que transforma a los que creen y se extiende el Reino de Dios, un reino de amor, de justicia, de libertad. La fe crece al ser compartida y el misionero encuentra verdaderos tesoros de personas que empiezan a vivir desde el amor, incluso otros que algo vivían pero sin saber que podían contar con Dios, sin saber que son predilectos y amados de Dios. ¡Si enajena de uno mismo el contemplar la obra de Dios en un amanecer, una selva o una flor; mucho más contemplar el crecimiento del amor y la dignidad entre los hombres! Nosotros participamos de la misión, pues los misioneros son parte nuestra, del gran cuerpo que somos la Iglesia, y por ellos en nuestra oración y en el mismo pan único y partido que comemos cada día en la Eucaristía desde Moncada, Valencia o Jarafuel, con nuestra oración por la Misión estamos sosteniéndolos y ayudándoles. También es muy importante suscitar vocaciones misioneras, Jesús está sediento de que todos lo conozcan y beban de su fuente de amor, de su herida en el costado, de su agua bautismal que llena de Espíritu Santo, por eso debemos promover nuevos misioneros que sigan saliendo de la Madre Iglesia para el mundo. Y también con nuestras ayudas económicas. Aquí en España un animal de compañía, como un perro, puede tener su seguro médico que cuesta unos 500 euros al año, ¿pero cuál es el seguro de un misionero o cualquier sacerdote diocesano en África? Es el obispo de allí quien ha de pagar el hospital si uno ha de ser ingresado, pruebas médicas, operado. Allí no hay Seguridad Social y esos gastos no se los puede permitir el misionero con su pequeño sueldo. Para eso es también nuestro dinero que damos al DOMUND, a las misiones, para que ya que les enviamos no sea con menoscabo de su dignidad. Estamos embarcados en la tarea más hermosa de la creación que es instaurar el Reino de Dios, es el plan de Dios para el mundo, sin exclusiones. Gocemos cada día más embarcando la alegría de la fe hacia todos los confines del mundo.

lA CIUDAD DE LA ESPERANZA EN CARACAS BECAS - BOLETÍN DE SUSCRIPCIÓN 04

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D. Arturo García Delegado Diocesano de Misiones


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