Veinte años en el agua

Veinte años en el agua

Pez y la construcción de una escena cultural-comunicacional Por Mirta Taboada

ez y su música no empiezan en la sala de ensayo y terminan en un objeto, el disco. En el medio, a los costados, transversalmente, arriba y abajo, hay recitales, hay una relación recíproca de la banda con su público, con los medios de comunicación, con otros artistas, una forma de gestión cultural autónoma y una identidad construida y que construye, que se está

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construyendo hoy, permanentemente. En Pez hay discursos y hechos (la banda misma es un hecho cultural-comunicacional), sobre y en la música, la realidad y lo social.

La razón que explique a Pez difícilmente se puede enunciar inequívocamente. Expresado con rigor lógico: poder, se puede, pero servirse de una serie de conceptos, adjetivos y datos que se dicen una y otra vez no garantiza per se poder hacer cognoscible el universo anfibio de una banda que, la mayoría del tiempo está sumergida (quiere estarlo) y otras, emerge, irrumpe, toca en el Quilmes Rock, sale en la Rolling Stone y en Vorterix. ¿Basta decir que Pez es una prolífica, mutante y original banda under que cuenta con catorce discos, uno en el horno, material audiovisual y cuantiosos recitales a lo largo de 20 años de trayectoria? ¿Es suficiente decir, además, que impulsó una forma propia de producir y vender sus discos, con el autogestivo sello Azione Artigianale? ¿Y que decidió invitarse a sí misma y a bandas amigas a festivales fuera del circuito oficial y privado? O como señalan varias de las notas y denominadas críticas que la banda incluye en su página (www.pezdebuenosaires.com.ar), se podría empezar a definir a Pez en su movedizo carácter experimental, donde se escuchan reminiscencias del tango de Piazzolla, del rock vernáculo experimental de los 60 y 70 de Pescado Rabioso, Invisible, Aquelarre, Manal, del delirante rock de Frank Zappa, se intuyen las enseñanzas de Neil Young, los Grateful Dead, y los aportes del punk y el metal de Black Flag, Dead Kennedys y Misfits, entre otros.

Ah, además, Pez –y al fin, la presentación formal del ahora trío: Ariel Minimal en guitarra y voz, Gustavo Fósforo García en bajo y Franco Salvador en voz y batería- sube toda su discografía a Internet, para descargarla con buena calidad, en lo que algunos calificarían como una especie de acto suicida. También apelan mucho a las redes sociales para difundir y establecer otro vínculo con su público.

Nombrar al todo por sus partes, como se esbozó, puede ser un camino. También lo es en el sentido inverso, quizás incluso, resulte más difícil. En todo caso, la pretensión es responder a la pregunta fundamental, en una suerte de existencialismo, o al menos, lograr una aproximación complejizadora, teniendo en cuenta que su música no empieza ni acaba como una esfera hermética. Que dialoga y discute con otras formas de hacer arte, que todas estas formas participan en la vida cultural de la sociedad. Que la cultura tampoco es un compartimento estanco, que el tiempo y el espacio son constituyentes y a la vez, Pez, se constituye así en este espacio y tiempo. Es, como señala el sociólogo Pablo Vila, interpeladora y articuladora de subjetividades, de una identidad subjetiva y colectiva a la vez 1. Además, con letra y música, Pez narra una visión del mundo, critica, dice algo. Dicho todo esto y asumiendo el gran escenario de una escena acuática: ¿Qué es Pez? (¿Y para qué pensarlo?)

La escena y su adentro

1 Vila, Pablo. “Música e Identidad”. La capacidad interpeladora y narrativa de los sonidos, las letras y las actuaciones musicales, 2000.

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El 25 de febrero de 2012, Niceto recibe una vez más a Pez. Y recibir a Pez significa recibir a adolescentes (cada vez más) pero también a jóvenes y adultos nacidos durante los 70, los 80 y los 90. Es decir, aglutina a diferentes generaciones con diferentes relaciones con la música y en especial, con sus distintos contextos. Esa, como cada noche, se ven remeras de la banda, que se consiguen en el llamado por todos “puestito”, que también vende discos (por supuesto) e incluso, alguna vez, llegó a tener tazas. Se ven las representaciones, las imágenes alusivas, los signos en las pieles. Desde los distintos logos de la banda con las tres letras, cortito y al pie, el lema fundamental “paz, amor, libertad, respeto” que inevitablemente suena a revolución francesa y liberalismo, hasta pedacitos de sus letras. Incluso alguno tendrá la calavera de Misfits que Ariel Minimal tiene tatuada en su brazo derecho o la de la “dead head” de los Grateful Dead, en el izquierdo. Todos los integrantes de Pez están tatuados, como marca indeleble una identidad compartida. Imposible escindir música y vida, parece.

“Y otra vez el zumbido/que duele, que duerme y que marca. /Para bien o para mal allá en Flores/destinan mi futura piel/ y me cubro con símbolos inciertos y me elijo de colores/ Y estas marcas no se irán de mí. / Y otra vez, viejo vicio, la tinta es la sangre en mi cuerpo/ Mi bandera es mi piel y yo ataco con mi voz/ mi armadura está hecha de conjuros y simbología enferma y estas marcas no se irán de mí”.

“Tan Marcado Ya”, Quemado, 1994 Pez será el plato principal y el final, pero antes, vendrán otras bandas, que también tienen su lugar en el puestito. En esa época y hasta julio, Pez era un cuarteto, que contaba con los teclados de Leopoldo “Pepo” Limeres, orientado en el jazz y en el vasto abanico de lo que suele llamarse música popular: folclore, tango, música rioplatense, blues. El mismo acervo lo decidió a dejar la banda, cuando ésta expresó su predilección actual por el rock duro, despojado de arreglos (siempre fueron fases, movimientos de ida y vuelta, donde se deja y se toma y se vuelve a tomar un ritmo, un estilo).

25 de febrero y se sabe, se espera que ese recital sea distinto. Se siente distinto. Los músicos están ya sobre el escenario, listos para tocar. Minimal, siempre vestido de negro, o gris, o un color gastado y oscuro, toma el micrófono y dice que esa noche van a hacer un par de tributos. Ellos, que siempre fueron cautelosos con las versiones o mejor dicho, con los homenajes: por ahí andan Muralla China (Astor Piazzolla), Pensar en nada (León Gieco), Despiértate nena (Pescado Rabioso), Parvas (Almendra), Una casa con diez pinos/Porque hoy nací (Manal), I’m not down (The Clash), Adónde está la libertad (Pappo).

“Dice Vicente”, introduce mientras recita, entre aclamaciones y aplausos, “¿Venderle el alma al Diablo? Sí, pero cara. Y venderle también otras cosas. Y venderle a Dios lo que el Diablo no quiera comprar”. Franco anuncia el comienzo de la primera canción con los golpes de los palillos.

Comienza a sonar Post-Crucifixión, símbolo rockero del vasto legado que Spinetta dejó. El poeta cordobés Vicente Luy, amigo de la banda, se había suicidado dos días antes. Luy, según cuenta en forma de verso libre en su obra “Plan de Operaciones”, había recitado ese mismo poema y otros, en un recital de Lisandro Aristimuño, donde le cortaron el sonido, lo echaron y como siguió, se lo llevó la policía. Allí había inaugurado su intervenida intervención recitando, por esas mágicas 3

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causas o azares, “Soy el pez, soy el pez, soy el pez, el que por la boca muere pero también/el que nada contra la corriente”.

Esa noche, como las que fueron y las que serán, un puñado de personas del público, los de adelante que miran pegados a la valla y no se pierden ni una gota de sudor, se lleva a casa la lista de temas, de esas que ya no quedan, manuscritas con fibrón negro. Siempre es la misma mano, probablemente la de algún asistente de la banda, quizás sea la de Lucas Matranga o Checho Marcos, quien además acompaña en armónica uno de los proyectos que Minimal integra aparte de Pez y junto a Florencia Lestani (ex Mata Violeta y Barro), el dúo folk Flopa-Minimal.

La escena y su (auto)gestión cultural “¿No ves que siendo dos o más empieza a andar?”

“Serena”, El Sol Detrás del Sol, 2002 “La creación como la invención de nuevas situaciones que son estados afectivos, modos de vivir apasionados que se reconocen enseguida en las comunidades de amigos. (…) No se trata de una obra, sino de prácticas y más aún, de una experiencia. Al igual que los situacionistas, la comunicación se vuelve contra la información; hay que desplazar a las representaciones que separan a los actores de los espectadores, para reencontrarlos en una experiencia que se abre cuando invita a manifestarse directamente, sin intermediarios” (Malditos y libertarios: la expresión punk más allá del espectáculo, Esteban Rodríguez Alzueta)

Cuando se da vuelta la contratapa de un disco de Pez, se ve un logo alargado, en blanco y negro.

Un pizzero saca un disco a punto, “Azione Artigianale” se lee debajo y en vez del código de barras será el “azar 034”, el “012” o las cuantiosas combinaciones que empiezan con Pez pero que siguen con Flopa Manza Minimal (otro proyecto que en 2003 integró Minimal en paralelo, con Mariano “Manza” Esaín, de Valle de Muñecas y Flopa Lestani), continúan con Ariel Minimal y sus tres discos solistas, uno en colaboración con Florencia Ruiz, Flopa, Gabo Ferro y los discos que siguieron en su vuelta a la música, (con canciones que un hombre debería cantar pero que no suenan seguido y ahora con un sello propio, Costurera Carpintero) y así la lista sigue, Sur Oculto, Honduras, Juan Ravioli, el propio Franco Salvador, Compañero Asma, entre otros.

Azione Artigianale se define a sí misma como una “cooperativa surrealista -o sello de goma- donde cada artista trabaja para mantener activo su proyecto 2”, sin intermediarios entre el músico y el público, donde cada uno es su propio jefe. La experiencia nace más con un signo libertario que de colectivismo contrahegemónico, la intención declarada no es funcionar como una discográfica “independiente” formal y financiar con un fondo común las producciones (si bien hay una experiencia de Crowdfunding, en el caso del disco La Piedra en el Aire, de Flopa Minimal, donde los mismos seguidores invirtieron en el disco), sino asegurar la supervivencia y tender la posibilidad de la figura del sello a los amigos. i Respecto de esto, caben los dichos de Ariel Minimal en una entrevista ii: 2 http://www.azioneartigianale.com.ar/

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“Nos dimos cuenta que no necesitábamos un presupuesto gigante ni una multinacional que nos ampare para poder existir y expresar nuestra música”, dice respecto del porqué del sello y al momento de preguntársele sobre el concepto artístico del mismo en el rock argentino agrega, “ No hay ningún concepto… sólo diferentes músicos amigos que editan sus trabajos de forma independiente”. La autogestión, como ruta salvadora en el 2000, cuando no hay ley de música y escasa participación del Estado en la cultura.

En una de las tantas actualizaciones diarias de la banda en su página de Facebook, también se acaba de declarar a título colectivo y ante los muchos pedidos de bandas para ser escuchadas, videos y canciones ofrecidas que esperan un reducto en donde poder finalmente sonar, “no somos una productora, ni sello discográfico ni nada por el estilo... a los FestiPEZ invitamos a bandas que nos gustan.” ¿Y qué son los FestiPEZ? Grandes encuentros, organizados por Pez y bandas invitadas.

Habitualmente el programa consta de cuatro o cinco bandas y como último acto, la actuación de la banda que los convida a todos. El FestiPEZ, “nace originalmente con la premisa de compartir un espacio con bandas emergentes con las cuales el grupo liderado por Ariel Minimal comparte conceptos y amistad, sacando provecho de la estructura del grupo para fomentar la exposición de estos artistas en desarrollo. Hoy se puede afirmar que esa esencia sigue intacta, con la diferencia que día a día es mayor el público que se acerca a compartir esta expresión de fraternidad” iii.

La iniciativa recuerda el caso periodístico-literario de las FLIAS (Ferias del Libro Independiente y Alternativo) que se contraponen a la Feria del Libro tradicionalmente celebradas en La Rural, donde los pulcros stands se convierten en puestos simples que respetan el origen de la palabra que las nombra y los estantes seriados, los sponsors, las grandes empresas editoriales, el avasallamiento del best-seller, el precio de entrar, las largas colas para la firma fugaz de algún ejemplar, transmutan en autores que esperan ser preguntados, en un muestrario artesanal decididamente alternativo que recorre diversos puntos del país y que se repite más allá de las fronteras.

Así se erigen los FestiPEZ en el mundo de la música independiente de (siempre cabe aclarar de qué para no pecar de ilusos) la oferta y la demanda.

La escena y su historia, pasado y presente “Tu voz en el lado A y en el lado B TSOL/ la carta que quedó atrapada en un viejo cassette/Que fuiste a Cemento a ver Sentimiento/Y la A sangraba sobre un fondo negro/1986 y esta ciudad no te trata bien/no te importa el Mundial, vos te encerrás a leer a Baudelaire…”

“Cassette”, Pez, 2010 Es inevitable y necesario, hacer un racconto breve, decir que Pez es porque ha sido. Todo empieza en 1993, con Ariel Minimal y sus amigos, los hermanos Barbieri (Poli en batería y Alez en bajo).

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Aunque para Minimal todo había empezado antes, desde que tenía 15 años e incluso más atrás, a los 9, con la guitarra, tocando como diestro a pesar de ser zurdo.

Viene a mano una breve sistematización, inconclusa por razones obvias, hechas por el crítico y periodista Pablo Schanton, en una entrevista realizada al líder de Pez en 2001, para el Suplemento SI de Clarín.iv La primera, es la etapa punk (1985-1988), con los exponentes musicales de Cadáveres de Niños y Sentimiento Incontrolable, por ese entonces Minimal integraba ”Descontrol” ("Te la das de rebelde y sos esclavo” dicen en “Adicción”), a la que talonearía Attaque como debut.

Luego, entre 1989 y 1991, vendrian los Minimals, que cantaban “Los chicos de mi edad están nerviosos/ y es una buena señal" en la escena “beat en plena hiperinflación” con exponentes como El lado salvaje y Amor Indio. La tercera etapa pre-Pez es la de Martes Menta, caracterizada como “escena sónica”. "Veo flores, símbolos de paz/ mi generación lo va a lograr", cantaba la banda que llegó a ser telonera de Soda Stereo en la presentación de Dynamo. Finalmente, Pez, inaugura a partir de 1994, la etapa “hard rock progresivo”.

Claro, con el proyecto musical más largo que integró el músico, vendrían una quincena de discos, al compás de la variación en la cantidad de integrantes (cinco, tres, cuatro), de instrumentos que se sumaban a la guitarra, el bajo y la batería (saxo barítono, tenor, flauta traversa, sintetizadores, teclados) y las etapas que podrían etiquetarse, con la fealdad de ese verbo, como folk, fusiónexperimental y la vuelta al trío de rock duro.

La primera etapa, tiene en ella el germen de lo que luego sería Azione Artigianale. Cuenta una canción: “Y Patricia de Cadáveres de niños organizaba los Festipunks/ Ella me habló de autogestión e independencia en el rock/ no me lo olvidé más.” (“A los amigos”, Un día normal en el maravilloso mundo de Ariel Minimal, Ariel Minimal, 2006) Quizás Azione, salvando las distancias y ese espíritu más libertario que colectivista, como se señaló, tenga también algo de la impronta del rock nacional de los ’70, cuando los músicos de Pez eran recién arrojados al mundo. La época, es crucial para la compleja categoría de rock nacional que se formó, como señala Schanton, a la luz de la “dialéctica” con las formas foráneas v, recogedora de influencias internacionales pero sedientas de su propia voz, ávidas de sus propias formas para al fin, salir al sol.

En 1968, en pleno onganiato con sus años de plomo, se funda Mandioca, Jorge Álvarez es la catapulta de artistas como Manal, Vox Dei, Miguel Abuelo y Moris. En 1976, en el preludio del tiempo más oscuro, nace M.I.A., con las figuras centrales de Liliana y Vito Vitale y una veintena de artistas que confluían, actuaban mancomunadamente en un colectivo que generó durante cinco años la peligrosa tarea de crear cultura independiente, lejos del mercado que asfixiaba, en este caso, a la música.vi “El rock puso su vida para poder cambiar la estructura de pensamiento de este país. Nuestros primeros rockeros fueron un importante frente de resistencia. Ellos resistieron con la palabra sabiendo que eran carne de cañón de la policía. Con el tiempo, el rock fue tomado por los grandes negocios y ahí fue cuando perdió el espíritu contracultural que tenía. Estamos alejados de los 6

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tiempos de Mandioca. Antes el rock era la cultura, hoy el rock es entretenimiento como lo era en la época del Club del Clan”, testimonia el fundador de Mandioca vii.

Y resuena, en ese párrafo, la apreciación que Minimal hizo ante Schanton: “Punk no es vomitar en Cemento sino buscar tu libertad.” Y en Pez, ese espíritu punk, no sólo como marca en su música, es evidente. Esteban Rodríguez Alzueta bien señala esa forma de ser y hacer del punk, ese despojar “la realidad de la impostura, convertirla en exceso” 3, desnudarnos del cómodo consumo, de la información digerida. Y dice de ellos “a través de los calculados y militados desajustes, exacerbaban su otredad, la condición monstruosa a partir de la cual se los etiquetaba y les permitía de paso hacerse un lugar en el mundo”.

Quizás por eso, Pez canta “Esquivando esquizoides, tu noche no me gusta/soy deforme y brillo a la luz del sol/y ésto es exactamente lo que a mí me gusta./Vivo en terrazas, cerca del centro/la gente me asusta y el monstruo soy yo.” (“Rompo tu piel de asno”, Cabeza, 1994). Y suena un guiño a King Crimson, el ápice de lo progresivo en su corte, a través del mensaje sobre el hombre esquizoide del siglo XXI, un siglo antes, en 1969: “Cat's foot iron claw/Neuro-surgeons scream for more/At paranoia's poison door/Twenty first century schizoid man” (Garra de acero, pie de gato/Los neurocirujanos piden más/En la puerta envenenada de la paranoia/Hombre esquizoide del siglo veintiuno.)

La escena y sus discursos “Antes, una banda vivía de lo que hacía y hoy todo se consigue en Internet. Yo mismo busco cosas en Internet. Y después, hablando de las discográficas… todo lo que hacen es desastroso. Prendés la radio y te das cuenta de todo. La forma en la que se difunde, la producción, el contenido, todo está mal, todo es de cotillón. Da la sensación de que nada de lo que ofrecen tiene profundidad, ¿verdad?”

Jorge Álvarezviii. ¿Qué nos hizo perder de vista que- si bien las acompañan más o menos sinceramente dependiendo de cada caso- la imaginería, las agencias, los medios masivos de difusión, y comunicación, los productores full time, los diseñadores gráficos, los sponsors y las compañías discográficas hacen los discos pero no las canciones? ¿Por qué algunos músicos se representan en imágenes antes de imaginarse su mejor canción?”

Gabo Ferro, “Todo lo sólido se desvanece en el aire” (2006)

“El rock no es un tarado, todo drogado, haciendo todo mal, no produciendo una puta canción o todas canciones espantosas y aburridas. Sino que significa alguien laburando para mejorar las cosas. Para mí eso es rock”ix.

3 Malditos y libertarios: la expresión punk más allá del espectáculo, Esteban Rodríguez Alzueta, Comunicación/Arte. El Mundo Imaginante.

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Luis Alberto Spinetta

Pez parece mostrar el medio entre la oposición de antaño y actual con la irrupción de Internet.

Como se dijo, la banda usa mucho las redes sociales: anuncios, recomendaciones musicales, eventos de recitales próximos, hasta incluso, publicaciones de color y humoradas conviven en el muro de Facebook. Dicen y vuelven a decir, en los shows y en cuanto micrófono los invite a expresarse, que se pueden bajar sus discos por Internet. Es inevitable, entienden. Y no es contraproducente. Genera el comentario impagable de personas, algunas nacidas hace menos de veinte años, que desde bien al norte o al sur del país, agradecen la música y esperan verlos en vivo.

En los espacios donde tocan, en el más acá, desde el ignoto bar Santana, en Ramos Mejía, el Club Tucumán de Quilmes, hasta el Centro Cultural Konex, Niceto, La Trastienda, agradecen al público que haya ido a verlos. Minimal suele pedir que si hay algunos que por primera vez presencian un show, levanten la mano. Agradece, en nombre de la música, que vayan a ver recitales en vivo, que compren los discos. “Sale lo mismo que dos tragos que al otro día ya no están más, el disco sigue estando”, dice.

“29 canciones, ningún hit”, se lee en una etiqueta sobre la tapa del disco doble Para las Almas Sensibles (2005). Casi diez años antes, aparecía uno de los temas clásicos y fundamentales en el repertorio de Pez, “No quiero convencerte, no quiero seducirte\ Hago ésto porque ésto soy y no tengo otra opción.\Voy a morir de viejo, no voy a estar zarpado\ no tengo nada que ver con tu idea del rock” (“Introducción Declaración Adivinanza”, Quemado, 1994).

La lírica en Pez es crítica de su tiempo y es a su vez, acto. La forma, las canciones. Y la sustancia; la visión de mundo, la ideología, lo político, las acciones. Marcados por el espectáculo-telón del mundial 86’, representan a una generación de adolescentes que se encerraban en sus piezas a leer poesía maldita (nada más lejano de una declamación antifútbol, Minimal es fanático de Huracán y Fósforo de Boca y están las canciones “Siete” y “El fútbol por lo menos les enciende el alma”).

Pero también representan a otros nacidos en la difícil reconstrucción democrática, en la falsa fiesta del menemismo y en la estrepitosa caída de los años de la Alianza. Pibes y pibas, adolescentes crecidos, jóvenes padres y madres que quieren escuchar canciones con corazón y no la escena vacía del rock, donde el artista es el ídolo glorificado, donde ya lo fundamental no es tener un puñado de buenas canciones y algo para decir, algo para cambiar. Donde todo es efímero y parece romperse, Pez permanece como un refugio no inmutable, pero duradero.

“El sol pega en los techos grises/Techos grises del sur de la ciudad/En Patricios, Pompeya y Boedo/Y los pibes que van a la escuela/Sospechan que después nada bueno les espera/El fútbol por lo menos les enciende el alma/Y se cagan en todo y en todos/Y no le creen a nadie, y ya no esperan nada/El fútbol por lo menos les devuelve el alma/La pelota manda”.

“El fútbol por lo menos les enciende el alma”, Pez, 1998 8

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“Salí de tu hogar y eso es sólo para comenzar /Empezá a pensar, cuestioná lo que te dicen los demás /Y junto a gente que sienta como vos /Regá y crece una banda de rock /No estás solo, no estás sola” “Refugio”, El Porvenir, 2009 Sea la crítica a la idea del progreso occidental (que cruza de principio a fin las canciones de su por ahora último disco Volviendo a las cavernas pero viene anunciándose desde los primeros discos), a la religión del dogma y del castigo pero también a la asfixiante ciudad del caos y su ritmo, que remite inevitablemente a su cuna, Capital Federal y a su otra cara, el respiro, la contenida en ella, Boedo, los barrios de la periferia. También aparecen en ellas lo peor del hombre, matar, mentir y lo más humano, sentir, amar, dudar y errar.

Donde llevaron las aguas “La repetición enferma y el saber tarasca atrás/Fue vaciando de sentido algo que antes era esencial/ Las canciones salvadoras, llevadoras de emoción/ No se pautan en la radio, explotan en tu habitación” “Roma”, El Porvenir, 2009 “Dame una oportunidad y te voy a demostrar/ No en vano estoy parado acá yo hoy/ Me empuja la pasión, no lo puedo ocultar/ Mi mente obedece a mi corazón/Tratando hoy de ser yo/Si alguien me quiere callar/Que me venga a buscar/Y me dé al menos una razón/Por la cual yo debería parecerme a los demás/Y cantar canciones sin corazón/Tratando hoy de ser yo” “Tratando”, El Porvenir, 2009 El llamado circuito “mainstream” alude a una corriente principal, a los fenómenos de masas que engloban al arte como entretenimiento y a una cultura poderosa que se impone, la estadounidense. El concepto anglicista fue acuñado por el sociólogo y periodista francés Frédéric Martel, en contraposición al underground, under o Indie. Muchos medios de comunicación del país, incluso los que pertenecen al grupo mainstream como Rolling Stone, Clarín, La Nación, Vorterix, Rock&Pop, le asignan a Pez ese lugar contracultural, casi subterráneo mientras en sus páginas aflora la gran corriente por todos lados.

Y es que aunque Minimal diga que no tiene banderas ni mensajes generacionales o sociales 4 o que "con Pez busqué no ser parte de ninguna escena", inevitablemente, paradójicamente, Pez forma

4 Entrevista por Pablo Schanton. Ariel Minimal: el eterno under http://old.clarin.com/diario/2003/06/04/c00704.htm

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parte de una escena y su preocupación no es solamente, a la manera que describe Schanton 5, “intramusical”. Decididamente está en la otra vereda del mainstream, por métodos y mensaje y aportan otra concepción de la música y de su rol.

Pez, su música y todo su universo pueden entenderse como una forma de expresión y de representación a la vez, que no existe porque sí, ni tiene su público por lo puro instrumental en ellos, que representa algo que debe ser pensado, comprendido, en una red, en una relación con otros, no como un fenómeno aislado. Pasan las pistas y los recitales y brotan signos de interrogación por todos lados. ¿Qué significa para una expresión artística, un discurso, abrirse su propio camino, dentro de un circuito por fuera de los grandes capitales? ¿Qué lo hace perdurar por veinte años así y recoger a diferentes generaciones? ¿Dónde empieza un proyecto grupal “endógeno” y termina un sentido colectivo –la canción para alguien que escucha, siente e interpreta? ¿Cómo se posiciona (converge, convive, no necesariamente opta) entre lo público –sus circuitos culturales, sus políticas, y lo privado –sus canales de comunicación, sus espacios para tocar?

La escena en la que se inscribe Pez y otros nombres (músicos como los que se nombran en el minimalistico agradecimiento “A los amigos” pero también otros más masivos que se definen por ser contrahegemónicos, que van a contracorriente de los imperantes del mercado, las discográficas, las tendencias y las recetas del éxito de ventas del costado más voraz de la industria cultural, como La Renga o en su época, Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, escritores y poetas de la “nueva narrativa argentina” como Fabián Casas y Vicente Luy, artistas plásticos, dibujantes, desde Rocambole, pasando por Gustavo Sala y tantos más) puede conocerse en poco tiempo si se adentra en el mundo anfibio, las más de las veces acuático.

Pertenecer a una escena es inevitable, sin que eso signifique pertenecer a un montaje predefinido por terceros, por algo que va más allá y antes que la producción artística. Y no sólo pertenecer e inscribirse en ella (más o menos implícitamente), sino construirla. Una escena, después de todo, necesita de varios actores. Ya se dijo que un hombre solo no puede hacer nada. Una escena puede ser la más original y la menos visible de la obra.

NOTAS AL PIE

5 Ídem

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i Arroyo, Facundo y Babino, Nacho. “Bardo. Nuevas formas de hacer comunicación: periodismo, música y literatura”, Cap. VIII, pág. 101, “Acción Artesanal”. ii Entrevista Rock Box Paraguay, http://www.nanduti.com.py/v1/blog-mas.php?id=21&user=Rock%20Box%20Paraguay iii ivEntrevista a Ariel Minimal, Pescadito rabioso, por Pablo Schanton. 24/08/2001. http://www.geocities.ws/cortapescuezos/notas/pescaditorabioso.htm v“El fin de la crítica musical, parte II, Una REVOLUCIÓN INCONCLUSA”. Entrevista a Pablo Schanton. “[…]De la dialéctica internacional-local salen las mejores cosas y la historia de nuestro rock es la historia de esa dialéctica. En ese sentido, la función del periodista de rock sudamericano es irremplazable”. vi Lírica del Sol en http://www.lilianavitale.com.ar/espanol/biografia/mia.swf vii“El padre del rock nacional”, Miradas al Sur, Año 5. Edición número 227. Domingo 23 de septiembre de 2012, http://sur.infonews.com/notas/el-padre-del-rock-nacional viii Ídem ix Entrevista a Luis A. Spinetta. La Estrella de Panamá http://www.laestrella.com.pa/online/impreso/2012/02/10/lsquoel-rock-no-es-un-tarado-drogado-haciendo-todomalrsquo.asp BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA Arroyo, Facundo y Babino, Nacho. “Bardo. Nuevas formas de hacer comunicación: periodismo, música y literatura” Martel, Frédéric “Mainstream. Cómo nacen los fenómenos de masas”, 2011.

Verón Eliseo, “La semiosis social” , Cap. V: “El sentido como producción discursiva” Vila, Pablo. “Música e Identidad”. La capacidad interpeladora y narrativa de los sonidos, las letras y las actuaciones musicales, 2000.