Aguascalientes: Leyendas





Sobre las autoras:
Miriam, Mariana y Catherinne, estudiantes de séptimo semestre de la Licenciatura en Pedagogía en la Universidad Pedagógica Nacional Unidad 011, Aguascalientes.
Primera Edición, 2022
Editorial ²MK
Calle Posada #125 Fracc. Carranza 2mk.editorial@gmail.com
Tel. (+52) 449 165 7632
Hecho en Aguascalientes, México
Diseño de portada: Miriam de Lourdes Corral Alvarado
Ilustraciones: María Fernanda López Ibarra
Diseño de contenido: Miriam de Lourdes Corral Alvarado Mariana de Luna López Catherinne García Andrade
Tomando de ejemplo el libro de La entidad donde vivo: Aguascalientes, para tercer grado de primaria de la SEP
Publicación digital
En este lugar se llevó a cabo un enfrentamiento entre pueblos indígenas, se trata de los chalcas, los chichimecas y los nahuatlacas.
En dicho enfrentamiento varios murieron y sus cuerpos fueron enterrados en esta montaña.
A este pueblo sepultado con el cuerpo del gigante, dicen, se encuentra un gran túnel misterioso, en el cual existen aún hombres y fantasmas de una raza extinguida.
Se cuenta que existió una mujer muy hermosa y elegante, pero era muy enojona, los niños le tenían miedo y cada vez que la veían gritaban: - ¡Ahí viene la catrina corran!
Su elegancia la caracterizaba. Ella no tenía a nadie, ya que no tenía hijos, ni esposo. Hubo un día en el que se sentía muy muy triste que al poco tiempo murió, pero ¿Quién velaría por ella si no tenía a nadie? Por lo cual sus restos quedaron abandonados.
Un día llegó al pueblo un señor interesado por la historia y aquellos rumores sobre la Catrina. Su apellido era Posada; de profesión, era caricaturista y grabador.
Se fue a su casa pensando que podría hacerle un grabado a aquella mujer, pensó y pensó, pero no sabía qué hacer para honrar a la señora. Aquella noche tuvo una pesadilla, en la cual le dio la repuesta a su preocupación.
Y así nació la Catrina, se unieron sus huesos que le habían mostrado los habitantes del pueblo y la imaginó con un sombrero extravagante y lleno de plumas y flores.
Hoy en día es uno de los principales grabados de José Guadalupe Posada que se conserva en Aguascalientes.
Adaptación del Autor Eduardo López Hernández
Querían las lanzas de fuego, caballos y mulas también. Resistían así al extraño, queriendo ser gente de bien.
Cargada de plata va, eternamente camina sin llegar a su destino, una sombra la vigila. Cargaban con las mujeres, matando a todos los hombres. Dejaban ahí la plata, no sabían lo que es ser pobre.
Un día fueron a escarbar, hombres de mucho valor. No creían en las historias, que a muchos les dan pavor. Cuisillo y Ciénega Grande. Encinillas y Bocas también.
Por allí pasó la plata, para enriquecer al rey. Escarbaron muchas horas, para sacar los tesoros, y ya le iban a llegar cuando el espanto los corrió a todos, sí que ándense con cuidado, y atemperen la ambición.
No vaya a ser que, en una de esas, terminen en el panteón.
Hace unos miles de años, en la superficie de este mundo resonaban con firmeza las pisadas de gigantes que eran dueños de todo lo creado.
Construyeron enormes ciudades, cosechaban muchas cosas, practicaban las bellas artes. Así vivieron incontables siglos, amando todo lo que les rodeaba.
Pero llegó el día en que todo tuvo que terminarse; por movimientos de la tierra se provocaron temblores, que sacudieron y desgarraron todo a su paso, terminando con algunos de ellos.
Un día Verlé, el príncipe del país del norte, cuyo nombre significa calientes primaveras, y Kirle la princesa de la ciudad del sur y que su nombre significa aguas cristalinas, fueron los elegidos para hablar con Dios y le pidieron quedarse, a lo cual Dios les dijo que sí, pero se quedarían por toda la eternidad.
Al regresar, un eclipse empezó a oscurecer la tierra y los gigantes ya eran enormes cerros.
Desde la ciudad de Aguascalientes podemos ver a Verlé, que se le conoce como el cerro del muerto.
Pero estos gigantes no han muerto, vigilan nuestras vidas y nos heredan su amor por nuestra tierra y mientras estos gigantes sigan ahí, nuestra tierra bendita no dejará de existir.
Hace muchos años, existió una familia chichimeca que tenían una hija de 9 años, ella adoraba al Dios Chilinche, un dios ciego y él la quería mucho.
Un día sus padres fallecieron y ella creció y se volvió alguien fría y sus comportamientos no eran los mejores; esto enfureció al Dios Chilinche y se le apareció para preguntarle que era lo que más quería y él se lo concedería
No se sabe muy bien si ese fue el motivo por el que más tarde, la indita se volviera loca y padeciera problemas de salud. Por lo cual, Chilinche no dudó en pedir ayuda a otros dioses para sanarla. La sanaron, pero a cambio le pidieron que poblara la zona donde vivía. La indita accedió y elaboro muñecos de barro a quienes les dio vida con su aliento. Los pequeños seres comenzaron a ver a la indita como diosa y la veneraban, dándole ofrendas de leche y miel.
Años después, cuando Aguascalientes comenzó a ser ciudad, la indita Chichimeca fue idolatrada con una calle en la ciudad. Adaptación del autor Prof. Alfonso Montañez
Un 19 de abril de 1982, en un pequeño pueblo llamado Los Arces, apareció una niebla tan densa que era casi imposible ver a distancia. Los habitantes que tenían más experiencia con este fenómeno empezaron a decir que la catrina había vuelto junto con su niebla.
Días después la niebla no se había desvanecido, pero los niños desaparecían sin dejar rastro, o de formas muy extrañas. La gente que conocía de esto solo decía: -Está en la niebla.
Los niños continuaron desapareciendo, cada vez aumentaban más en número, hasta que también le toco a la gente adulta.
Un día un grupo de hombres se armaron de valor y se aventuraron en la niebla, pero ya no regresaron. En las noches se creía ver sus siluetas rodando por el pueblo, pero solo eran las trampas que la catrina ponía para atraer a la gente ilusionada que creía haber encontrado a los desaparecidos.
La catrina iba caminando por el bosque de manera tranquila. Vio un gigante con mala actitud, traía un chaleco color café, una camisa del mismo color, un pantalón de color verde, además usaba unos guaraches, su cabello era de color rojo, y su mirada daba mucho miedo.
Entonces el gigante no dejó pasar a la catrina y ella se enojó y le gritó -¿Acaso no sabes quién soy yo?-
Ella le contestó, -Soy la muerte, a mí nadie me hace molestar-
Se empezaron a pelear y así estuvo por un rato, hasta que el gigante le ganó, la catrina estaba toda golpeada.
Por ahí paso un apuesto joven que le dio que le regaló una posición mágica que la ayudaría a mejorar su condición.
Al retomar la noción ella volvió a preguntar -¿Así que no sabes quién soy? -Que no sé quién eres tú -contesto el gigante¿Por qué me preguntas tanto?
Esta leyenda nos cuenta cómo Aguascalientes se independizó de Zacatecas, a causa de un beso, el cual se dio en el año de 1835, cuando el general Santa Ana acudió a la ciudad.
El general se quedó a cenar en una casa que pertenecía a la familia García Rojas; el cual cuando llegó quedó enamorado por la belleza de Luisa, la cual hablando durante la cena le pedía que Aguascalientes se independizara y a cambio ella le daría lo que quiera.
Santa Ana a cambio de la autonomía de Aguascalientes le pidió un beso, Luisa acepto y desde ese momento se logró la independencia de la ciudad, a cambio de un beso.
Está primera publicación digital es de 2022, publicada y diseñada en Aguascalientes, titulado Aguascalientes: Leyendas, escrito por Miriam de Lourdes Corral Alvarado, Mariana de Luna López y Catherinne García Andrade.