Luna roja - Miranda Gray

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LUNA ROJA

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en objeto de duras· criticas. La menstrua ción pasó así de 'conside­ rarse santa y sagrada a convertirse en sucia y contaminante,:. y se:fo­ mentó la creencia de que la mujer durante esos dfas era: fúenté de energía destructiva andanten;·en base a que tras sU feminidad es­ condía un tremendo poder mágico. Se llegó a la conclusión de que la única forma de contener tal poder era alejar a la mujer de la co­ munidad y la tierra, pues se pensaba que esta magia desenfrenada no sólo afectaba a todo aquello que estaba en con ta cto con la propi a mujer, sino que era especialmente peiigrosa para los hombres y su modo de vida, sus pertenencias y su ganado. Apartarla del resto de la comunidad en cuanto aparecían las pri­

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jer es lo suficienttmente sagrad�Q.m.Qc.R.�atOJllªl:..Q��'i�

la religión.

·--Tenemos que damos cuenta de que una parte de nuestra actitud respecto de la menstruación ha sido creada por la historia de la so­ ciedad; una vez que lo hagamos podremos deshacemos de ese con­ dicionamiento social y tendremos la oportunidad de volver a anali­ zar el ciclo menstrual con el fin de descubrir lo que significa para cada una de nosotras individualmente, al margen la opinión de cualquier otra persona o grupo.

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que compartían las demás mujeres de la tribu, lejo s de los demás in­ tegrantes del poblado. De esta forma, como todo aquell�-�¡¿­

Las energ ías menstruales

�i_e�e__!�!�c to con ella se «contamin�Q9-.2?-..Y-tendria_q.u.e_d.e,s_­

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En este libro el término «menstrual» hace referencia a los temas

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pertinentes a la totalidad del ciclo que tiene lugar todos los meses,

en lugar de limitarse sólo al flujo de sangre. Las energías creativas

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vinculadas al ciclo menstrual tienen d iferen tes orientaciones y as­

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pectos. y está n en íntima relación con el ciclo uterino: si el óvulo

que se libera durante la ovulación se fertiliza, dichas energías se ex­

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en otras palabras, se le

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primitivas o del pasado, pues incluso en nuestros días muchas reli-

que se vuelvan destructivas; por el contrario, deben aceptarse como un flujo que tiene su propio modo de expresión y contra el que no

resultado suele ser la agresión, la ira y la frustración; razón sufi­

ciente por la que debemos permitir que las energías menstruales en­

mera menstruación de una jovencita, de manera que las restriccio­

algunos casos la encerraban en una jaula, prohibiéndole caminar por las tierras de la comunidad o ver el sol. El tabú menstrual no se limita únicamente a las sociedades

Las energías del ciclo menstrual no deben restringirse ni contra·

larse, puesto que el hecho de bloquearlas o coartarlas puede hacer

opone resistencia está negando su propia naturaleza, por lo que el­

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nes para con ella solían ser más extremas que las destinadas a las mujeres adultas: el confinamiento podía durar hasta siete años y en

ción, se plasman en la vida de la mujer de cualquier otro modo.

nos daño tanto física como mentalmente. No en vano, la mujer que

tural eza y provocaba una alteración en el orden natural.de las cosas. El momento más «p�li· �;-;Ó;,· -�-;;_-h co��;.;i· -d ad.er; el de la- ri�

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presan mediante la creación de una nueva vida; si no hay fecunda­

de bemos luchar. De este modo evitamos correr el riesgo de hacer­

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u'-ITRODUCCJÚN

giones restri n g en ·fisica y mentalmente a la mújer durante su perí­ odo. Por ejemplo; en la cultura isl ámica una mujer q ue está mens­ truando tien� p roh i bí d�n a meiqui_ta, norma cuya t ransgre sión estaba·penad muert'e:·: .Por su parte;:la inenstÍ·u"ación representa para algunas culturas cristi ana s el pecado priginal :de Eva:. con él nacen ·todas } as mujeres cristia­ nas, 'quienes se vén obligadas ·a expiarlo contimiarnente si q ui eren ir al cielo. De lo que se dedu ce en ambos cas os , que ningyna m u­

primeras sociedades patriarcales empezaron a considerar este poder como un. peligro para ellos,·:con lo qUe ·aquellas prácticas-que· las mujeres habían establecido para tratar con las enérgfas creativas in­ herentes a este· proceso ··natural de sus organismos se convirtieron

meras manchas de sangre se convirtió en algo imprescindible, lo que en m u chas culturas suponía su confinamiento en una choza

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cuentren su expresión en los múltiples aspectos de la naturaleza

creativa femenina. '--El hecho de aislarse de la comunidad mientras duraba el flujo de sangre era una forma natural de expresar las energías de la aje, y el menstruación: aquel era un periodo de enseñanza y aprendiz que mujeres las todas de as colectiv s momento de utilizar las energía


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