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de las alasitas

construcciones en miniatura en una apacheta de Juliaca

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Fotografías de la serie San Román. Archivo Fotográfico Abraham Guillén, Museo Nacional de la Cultura Peruana. Estas imágenes, tomadas hacia mediados del siglo XX por Abraham Guillén, evidencian la construcción de casitas de piedras en el cerro Huayna Roque, en Juliaca, lugar donde hoy se realiza una importante feria de miniaturas que genera la concurrencia de miles de feriantes de todo Puno.

miento de las formas plásticas que asemejan a piezas descritas en las primeras observaciones de inicios del siglo XX y que hasta hoy en día se celebran en el altiplano y otros escenarios con presencia aymara en nuestro país.105

RefLexIOnes hIstóRICAs COn ReLACIón A LA feRIA De ALAsItAs

Pensaron que los costalillos y otras cosas en miniatura representaban a costalazos y cosas más grandes y reales […] De esta manera, aquellos hombres que intercambian las cosas ya mencionados, tendrían muchos productos y animales.

Ochoa (1976: 9).

Consideramos que, en esencia, el uso de miniaturas que dio lugar a las ferias que hoy conocemos como alasitas es una práctica de origen prehispánico ligado a las illas, figurinas propiciatorias comunes en los rituales dedicados

105 Es el caso de las pircas de piedra construidas en el nevado de Jucuri (Tarata) o en la meseta formada en la parte superior del Cerro Baúl (Moquegua), hacia donde se trasladan los migrantes aymaras de origen puneño durante la Semana Santa. También podemos anotar la peregrinación al Santuario del Señor de Qoyllorit’i (Cusco), donde se mantiene, aunque hoy de manera marginal, el uso de piedras planas para el intercambio de miniaturas y la construcción de estancias de lajas (Flores 1987).

a los cerros o —achachilas en el mundo aymara—. Sin embargo, a lo largo del siglo XX, la forma en la cual se ha venido celebrando el rito a las montañas ha cambiado, sobre todo por la incorporación de nuevos elementos, en gran parte del mundo urbano, dentro de esta celebración, que la han convertido en una feria o exhibición de miniaturas. Así, los cambios en la composición social puneña originan una transformación del escenario de las celebraciones.106

En sus orígenes, además, no tuvo un carácter económico o comercial, como vemos hoy en día, sino que cumplía funciones simbólicas. Así, la utilización de piedras u objetos-moneda fue reemplazada en la medida que la propia concurrencia a las ferias, campesinos aymaras y mestizos urbanos, expresaban cambios en sus expectativas de vida. Progresivamente, para el caso de la feria del Calvario Chico, en las afueras del Cercado de Puno, los documentos describen cómo estos objetos-moneda empiezan a ser reemplazados por dinero efectivo durante la primera mitad del siglo XX.107 De todas maneras, todavía hasta la década de 1970, el investigador Víctor Ochoa (1976) afirmaba que el trueque de miniaturas era todavía una práctica ampliamente difundida en estas ferias.

De esta manera, las illas, miniaturas referidas a productos del mundo agropecuario,108 fueron desplazadas por miniaturas de productos manufac-

106 Víctor Ochoa afirma que, originalmente, alasitas era una escenario de intercambio ritual —en honor a los apus o el ekeko—, en el cual todos los participantes debían llevar y ofrecer productos en miniatura: «la gente llevaba porciones de productos y algunas figuras de animales hechos de “Q’ispiña” (especie de galletas hechas de quinua) a fin de ofrecer estos regalos, para que los hombres pudieran poseer mucha chacra y animales» (Ochoa 1976:7). Incluso, quienes no podían llevar productos podían adquirirlos mediante sistema de «préstamo» o ayni. Más adelante, según el mismo autor, se generalizó el uso de objetos —pedazos de cerámica, piedrecillas, botones—. 107 Algún investigador ha llegado a afirmar que el uso de piedritas planas para el intercambio de productos en alasitas podría ser «un remanente de modalidades de trueque simbólico prehispánico influenciado por el concepto europeo de comercio» (Cáceres 2010). 108 Diferentes estudios sobre las illas de origen prehispánico indican motivos originalmente de carácter agropecuario. Véase Van der Berg (1985) y el Capítulo 3 de este trabajo. Asimismo, la historiadora Mary Davis (2012), en un reciente trabajo de tesis, analiza el significado de las alasitas en diversos escenarios rituales, en el sur peruano y en el altiplano boliviano. Tomando información de estudios etnográficos y arqueológicos contemporáneos —v.gr. los trabajos de Aldenderfer y Tassi de la últimas décadas—, por lo general no consultados por los académicos nacionales, la autora evidencia la relación existente entre las ferias de alasitas en el mundo urbano contemporáneo —Puno, Copacabana o La Paz—, con la práctica de construcción de estancias en miniatura en diversas apachetas, como el Cerro Baúl, en el departamento de Moquegua. Según Aldendefer (citado por Davis 2012:31) los más tempranos vestigios del uso de miniaturas por población de origen altiplánico se ubican en el centro arqueológico de Asana, también en el departamento de Moquegua, con una antigüedad cercana a los 4 500 años a.C.

artesanas de alasitas en Puno

Fotografía por cortesía de Walter Rodríguez, 2008 María Isabel Quispe Condori, artesana de miniaturas, especializada en elaborar abarrotes –alimentos en conservas, lácteos, mermeladas, cereales–, productos especialmente requeridos por los feriantes en las recientes ferias de alasitas. Junto a su familia, lleva más de cuarenta años realizando este tipo de trabajos para su venta en la feria de Puno. Además, como otros tantos productores puneños de alasitas, recorre las ferias de La Paz, Cochabamba, Ayaviri, Huancayo y Lima, entre otras, exponiendo sus productos.

turados. Las fuentes documentales y los testimonios orales narran cómo todavía para mediados del siglo XX, seguía existiendo una separación entre productores de miniaturas manufacturadas y vendedores de productos del campo también en miniatura. En tal sentido, como afirma Cáceres (2010), las alasitas tienen un «formidable poder de adaptación», en la medida que los sueños y expectativas de la concurrencia van cambiando —por la modernización, urbanización o mestizaje—, las formas de los productos representados en miniaturas varían.

Este proceso puede ser reconstruido. A inicios del siglo XX las miniaturas representaban productos propios del mundo artesanal y agrícola puneño, mientras que a mediados de ese siglo las representaciones están mucho más ligadas a la propiedad urbana y los bienes de alta tecnología del mundo moderno. En las ferias actuales se incorporan otras representaciones vinculadas al estatus social, como las referencias a ciertas profe-

celebración de las alasitas en Pomata y Juliaca

Imagen superior: exhibición de miniaturas en el Coliseo de Pomata, el 10 de agosto del 2012. Fotografía de Fanny Ramos Lucana para esta investigación. En este distrito las alasitas se celebran la tarde del 10 y el 11 de agosto. Son especialmente consideradas las construcciones de haciendas, las cuales concursan en un colorido certamen organizado por el Municipio. Imagen inferior: vista de la ciudad de Juliaca en el ascenso al Cerro Santa Cruz durante la feria de las alasitas (imagen de Wikimedia comoons. Fotografía de dominio público). Organizada por las autoridades provinciales, en la actualidad la feria de miniaturas se celebra entre los días 1 y 5 de mayo, en los alrededores de los apus protectores Santa Cruz y Huayna Roque.

siones —militares, policías o títulos universitarios de posgrado—. 109 La feria de miniaturas es dinámica, lo que explica su cambio y continuidad. Evidentemente se adecúa a las nuevas exigencias y públicos, además de ser hoy en día un elemento sustancial de la identidad puneña. Allí el interés de diversos organismos locales —educativos, de gobierno, culturales, eclesiales— de fomentar su fortalecimiento.110

Las celebraciones de alasitas no siempre están relacionadas a la fiesta de la cruz de mayo. Si bien en el caso de la ciudad de Puno se ha dado este encuentro, en otras poblaciones de puneñas, donde desde inicios del siglo XX encontramos celebraciones a la cruz, la feria de alasitas tiene una fecha distinta dentro del calendario ritual. 111 Este, sin embargo, es un tema todavía por esclarecer.

109 Destacamos, por ejemplo, el proceso de alfabetización y escolarización que atravesó la población campesina puneña a lo largo del siglo XX y la emergencia de una nueva clase media profesional —letrados, jueces, abogados, periodistas, médicos, maestros—, hecho que tuvo un significativo impacto en los comportamientos sociales y económicos de indígenas y mestizos. Sobre la importancia de la escritura y sus usos en contextos domésticos —no oficiales— de parte de la población indígena puneña, véase: Salomon (2004). 110 Empero, no todas las celebraciones de miniaturas que se realizan en el departamento son vistas con igual entusiasmo por las autoridades. El calendario festivo desarrollado por el Gobierno Regional de Puno (2008) solamente anota las ferias de alasitas de

Bellavista (Fiesta de la Cruz, de 2 al 5 de mayo) y del distrito de Chucuito (4 diciembre). 111 Por ejemplo, el Libro de fábrica de la parroquia de Santa María de Yunguyo (19191924) [Archivo del Obispado de Puno] indica la celebración de la Santa Cruz en diversas capillas —Rosaspata, Orinsa (sic), Quimsacruz—, con diferentes misas, entre el 2 y el 8 de mayo. Sin embargo, aun cuando encontramos este temprano culto, la celebración de alasitas en este lugar se acostumbra realizar el 8 de setiembre, festividad de nuestra Señora de la Natividad que, según la misma fuente, también era conmemorada en esta parroquia. Algo similar ocurre con la parroquia de Asunción, en Juli, donde según documentos eclesiales de inicio del siglo XX, el 26 de diciembre habían festejos conmemorativos al nacimiento del niño Jesús, y hoy es la fecha en la cual se realizan las ferias de alasitas. Planilla de ingresos de la parroquia de la asunción de la Ciudad de Juli (1898-1908). AOP.

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