Historias de un viejo y antiguo retrato del poder
un virreinato llamado Tlaxcala En el gobierno de Héctor Ortiz Ortiz, el nepotismo no es algo mal visto: tres de sus hermanos trabajan con él. Tampoco es extraño que con dinero público se compren bienes para ser entregados sin costo a particulares y que en ellos se instalen hospitales. Ni mucho menos que esos hospitales tengan contratos con el gobierno local. Por ello nadie se asombra de que el “gober” haya asignado a “su” gente dos tareas: colarse en diversos partidos e incluso crear dos pequeños partidos locales afines al gobernador. Qué decir, además, de la pensión vitalicia que el gobernador cobra como ex rector de la Universidad Autónoma de Tlaxcala. Y qué de los empresarios amigos que reciben contratos públicos y de muchas otras cosas más. Esta es la historia de un virreinato llamado Tlaxcala. Fátima Monterrosa / enviada Ilustración: Marco Alberto González 28 | EMEEQUIS | 10 de marzo de 2008