Teniente Erudito

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“UN TENIENTE ERUDITO EN DISCURSOS”

Fernando Ramón Pistolo del Sahara de Octubre de 1973 a Diciembre de 1974


Yo llegue el día 15 de octubre al Sahara, aunque salí de Zaragoza el día 13 a las 22 horas. Los primeros días en el BIR fueron para mear y no echar gota. Recuerdo las captaciones que hacían la legión y paracas, y nos apuntásemos y la verdad es que nos desesperaron y consiguieron que al menos te lo llegases a plantear, cosa que jamás se me hubiese ocurrido en condiciones normales. La primera semana de llegar, que estaba sucio, con zapatos (los destroce y no me valieron para el regreso) jersey, etc corriendo por allí, aguantando las charlas de los captadores fue algo que no se me olvida y junto con el día que pase en Madrid en el cuartel (¿Barral? no me acuerdo) esperando a que nos pusiesen una medalla con un numero para identificarnos en caso de que el avión cayese fueron los más desagradables de toda la mili.


Lo de ducharnos y no recuerdo ducharme hasta que llevamos más de un mes allí (además recuerdo ducharme 2 o tres veces en el campamento, pues recuerdo que algunas veces no había agua en el bidón que teníamos en el barracón para beber, con lo cual difícil es que hubiese agua para ducharnos, eso si, todos días íbamos a ducharnos al mar o al océano.. recuerdo las olas, que olas...) ¿recuerdo que Ramos me hacía caricaturas muy conseguidas (todo nariz) y en una de ellas se me veía con el bañador totalmente roto? era una caricatura que me clavaba..., pero las mandé para Zaragoza para que se rieran y se han perdido. ¡lástima! ahora no tendrían precio. Me destinaron a la tercera compañía barracón 36. Esta compañía, apodada la “pequeña legión” tenía unas metas muy altas, pues se trataba de ser los mejores en desfilar, los más fuertes y los más disciplinados... Para conseguir esta meta había un método sencillo que era darnos bofetadas, puñetazos, desprecios y demás lindeces a todas horas y todos días; aunque en aquellos años y con la edad que teníamos no lograban quitarnos la alegría aunque no teníamos muchos motivos para reír (que conste que comento la historia simplemente como una anécdota sin ningún mal rollo), pero la edad y las ganas de salir de allí hacían la posibilidad de estar alegres. Todos los días nos lo hacían pasar muy mal, corriendo todo el día, nos castigaban a los cuatro últimos de cada formulación (eso significaba que después de merendar que teníamos un rato para nosotros, te lo arrancaban y tenias que seguir desfilando) eso significaba que si hacíamos de seis u ocho formaciones al día, la mitad del barracón estaba castigado además de que nos daban leña para que no pasásemos frió. Había además otras cosas que aun hacían más duro la supervivencia, ejemplos como tener que afeitarse en con un vaso de agua pequeño cuatro y cinco personas (tenéis que saber que había días que no había agua para beber, con lo cual entenderéis porque no derrochábamos agua


para afeitarnos) , tener el desierto etc. etc., necesidades mayores y ¡en fin! Voy recordando

que limpiar las botas y el cetme en nos duchábamos en el mar, las menores las hacíamos al aire libre, cosas y más cosas.


Lógicamente los auxiliares también estaban castigados sin salir (por parte del teniente Mata que nadie lo había visto nunca pero que los castigaba porque no desfilábamos bien las cuatro primeras semanas) del BIR, si le añadimos que tenían que hacer lo mismo que nosotros, que se levantaban antes que nosotros, que se acostaban más tarde que nosotros (pues todos días después de retreta es cuando los abroncaba el teniente) si además añadimos la responsabilidad de tener una compañía de 300 reclutas, mas que para ellos ya no era novedad, sino otra vez lo misma repetición, con lo cual cada día estaban mas cabreados y el ambiente era peor (mas bofetadas y peor trato) y para poneros ejemplo de que era duro os doy unos ejemplos: yo tuve que dejar de fumar (aunque este no sea un buen ejemplo) pues pasaba ratos malos, a mi casi todos días me daban alguna bofetada o puñetazo y pasé totalmente desapercibido (imaginar el que se daba a conocer) y todos los días alguien caía que no podía mas, llevándose patadas para que se levantara antes de que lo atendiese el ATS, un día llegamos al punto de llegada una veintena escasa, el resto estaba en el suelo encima de la arena.


Cuando llevábamos un mes en este ambiente, aparece mientras hacíamos la instrucción de las doce el tan ansiado teniente Mata y empieza a soltar hostias por todas partes, esto debe ser contagioso, pues los auxiliares empezaron a pegar mas que nunca, lo cual se convirtió en una locura, pues no se debió salvar casi nadie de aquella "escabechina". Cuando se cansaron de pegarnos pararon la compañía y el teniente Mata (corría el bulo de que estaba en el Sahara castigado por haber matado a un legionario de una paliza, aunque nunca he creído esto pues es de uso común que estos bulos se comentase en todos los cuarteles de todos los lugares) nos dio un discurso que nunca se me ha olvidado: "¡RECLUTAS! ¿a que habéis venido aquí? ¿a escribir a la novia y haceros pajas?" Ya no hablo mas y comenzamos otra vez con la instrucción, estas fueron sus únicas palabras hasta que juramos bandera que nos felicito por haberlo hecho también, eso sí a partir de aquel día estuvo todos los días para amargarnos un poco más si es posible la instrucción.


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