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A10 MIÉRCOLES 16 DE MAYO DE 2012

PENSAMIENTO Y ACCIÓN DE MÉXICO

OPINIÓN EDITORIAL LIBRERÍA ARTÍCULO

Bajo el microscopio

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omo era predecible, empezó la danza de directores técnicos en el balompié mexicano. Monarcas Morelia no tuvo empacho en cesar de su cargo al Jefe Tomás Boy, luego de que a pesar de contar con todo el apoyo y un gran plantel, no pudieron cristalizar los sueños de ceñirse la corona. El América, ni tardo ni perezoso, ratificó al “Piojo” Miguel Herrera como su entrenador y el San Luis especula con la contratación de Rubén Omar Romano, quien ha dirigido a casi todos los equipos del máximo circuito y nunca ha ganado un título, teniendo sobre sí una maldición, pues incluso ha perdido cetros de manera consecutiva en dos ocasiones diferentes. Mientras tanto, vaya manera de empezar con el pie izquierdo de los Pumas de la UNAM con la administración de su flamante Presidente, el ingeniero Jorge Borja; en virtud de que hicieron todo al revés. Luego de anunciar con bombo y platillo la contratación del Beto García Aspe (en el rimbombante puesto de Vicepresidente deportivo) y de prescindir de los servicios de Mario Trejo como director deportivo, al grito de “dice mi mamá que siempre no” y aduciendo que “son partidarios de la continuidad”, se han lanzado a la tarea de recontratar al recientemente despedido Memo Vázquez junior, afirmando que “es el técnico ideal para los felinos”; pues entonces ya no entiendo nada. ¿Cómo es posible que los nuevos dirigentes felinos terminen su relación laboral con él para una semana después, al retractarse, pretendan volver a contar con sus servicios? Según esto, Memo se fue porque la directiva auriazul no le podía conseguir los refuerzos que él pedía para volver competitivo al equipo; es entonces cuando surgen las preguntas y las dudas asaltan la razón: ¿Qué fue lo que ocurrió? ¿De la noche a la mañana se dieron cuenta de su error?.

CARICATURA

POR: * Eduardo Brizio * Mauricio Merino * Vicente Fox Quesada

El líder de la oposición

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unque la decisión haya sido acertada para la organización electoral, consolidar todas las elecciones en un solo domingo ha hecho que todas las campañas queden subsumidas en la presidencial; y es que, con la muy modesta excepción de las que buscan el gobierno de las entidades, el resto de las candidaturas federales y locales aparece más bien como telón de fondo de la disputa principal. Pero la competencia por el dominio del Poder Legislativo federal no es cosa trivial, ni tampoco la presencia que conquisten las distintas banderías en los estados y en los municipios. De modo que mientras arriba se pelea con elegancia por el Ejecutivo federal, abajo se patea y se muerde en las zonas más oscuras del sistema por ganar cada distrito y cada ayuntamiento. Dicen los enterados que la disputa por el Congreso federal habría sido, quizás, la razón que llevó a torturar las cifras en las elecciones del 88; que Salinas de Gortari habría ganado la elección presidencial, pero su partido habría perdido la mayoría en las cámaras legislativas, cosa que en aquella época hubiera sido una hecatombe para el régimen. Nadie sabrá jamás si esa versión es cierta. Pero sí sabemos que en el 2012 la distribución del Poder Legislativo —tanto en el terreno federal como en los estatales— podría determinar el curso del gobierno en su conjunto. No sólo por la capacidad del siguiente presidente para promover con más facilidad cambios constitucionales (como los que tenía en mente Salinas en aquella época) y modificar leyes sin demasiadas restricciones, sino por el predominio político que supone la adición de puestos públicos en cualquiera de los escenarios. En este sentido, si las encuestas disponibles están hechas con honestidad —y todavía no cuento con ninguna prueba en contrario— los números que tenemos a la vista no sólo le darían el triunfo a Peña Nieto sino que, además, podrían otorgarle la mayoría absoluta de la Cámara de Diputados y un cómodo dominio en la de senadores, además del renuevo de la vieja hegemonía priísta en la mayor parte de las entidades del país. Y aunque el voto diferenciado ya forma parte de nuestra cultura electoral, los datos publicados nos están diciendo que esos votos todavía no alcanzan para asignar triunfos diferentes entre el Ejecutivo y el Legislativo: si alguien gana uno con márgenes muy amplios, lo más probable es que también se lleve la mayoría en el otro. Comprendo que, a diferencia de elecciones anteriores, en esta ocasión la disputa se inició con la posibilidad cierta.

Por una cultura de Paz

L

es escribo desde el monasterio donde se encuentra Ren Farong, líder del taoísmo en China, en una profunda reflexión sobre el tema de la paz y la armonía como estadios de condición superior para la convivencia y el crecimiento de las personas y las comunidades. Él nos explica el concepto del Tao (vía o camino) entre paz y guerra: “Cuando un país está en paz y armonía, con el Tao se producen herramientas y bienes. Cuando un país va en contra de la paz y la armonía, acumula armas a las puertas de las ciudades. No hay mayor ilusión que el miedo, ni mayor error que disponerse a la defensa, ni mayor desgracia que crear un enemigo”. Destaca que “en paz y armonía el cielo es claro y espléndido, la tierra es sólida y plena, las criaturas florecen juntas en interminable multiplicación de los bienes que buscan”. Estas concepciones filosóficas tienen sentido en quienes creemos en la cultura de la paz y la no violencia, en quienes creemos en el diálogo y la concertación, en el respeto y la tolerancia, en la justicia y en el consenso como árbitros supremos para dirimir diferencias. Nada más alejado del verdadero espíritu democrático que el uso de la fuerza para imponer ideas únicas. La propia ONU hace un llamamiento a “la transformación de una cultura de guerra y violencia en una cultura de paz y no violencia” consistente “en valores, actitudes y conductas que plasman y suscitan a la vez interacciones e intercambios sociales basados en principios de libertad, justicia y democracia, todos los derechos humanos, la tolerancia y la solidaridad; que rechazan la violencia y procuran prevenir los conflictos, tratando de atacar sus causas para solucionar los problemas mediante el diálogo y la negociación, y que garantizan el pleno ejercicio de todos los derechos y proporcionan los medios para participar plenamente en el proceso de desarrollo de su sociedad” . El vehículo por excelencia para inculcar la paz y para arraigar una conciencia cívica es, sin duda, la educación. También es el medio para crear las condiciones para el ejercicio de una ciudadanía activa y responsable. Como en el Tao, la cultura de la paz hace del diálogo y de la negociación la base para la construcción de convergencias y acuerdos, y reconoce en ellos un medio idóneo para encontrar las mejores soluciones a los desafíos colectivos. Además, favorece la participación activa y solidaria, respetuosa de la pluralidad y promotora de la cohesión social.


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