Nací en Senegal un 31 de enero de 1972. Mi vida allá era una vida normal, no éramos ni ricos ni pobres. Vengo de una familia de gente trabajadora que luchaba para salir adelante. Somos nueve hermanos. Yo soy la más grande de tres mujeres y seis varones. Mis padres ya fallecieron y mis hermanos están repartidos: una en España, uno en Italia y el resto sigue en Senegal. De mi infancia en Dakar recuerdo la vida en casa con mis hermanos. También recuerdo mucho a mis padres. Eran personas que salían a trabajar día a día para mantener a su familia en buenas condiciones. Todos sabemos que allá la vida no es fácil. Mi papá trabajaba en una fábrica y mi madre comerciaba. Ella tenía un puesto de verdura en un mercado del barrio. Era un negocio que había empezado desde abajo, ya que primero vendió fruta de estación en la entrada de la casa familiar. En África se vive un poco distinto a Argentina. Las costumbres son diferentes porque, por ejemplo, nosotros vivíamos en una casa grande en la que, además de mis hermanos, también estaban mis primos y mis tíos. No es una vida de mucho encierro como acá, sino más bien abierta. La gente se va por las mañanas a sus trabajos y los chicos, si no tienen que ir a la escuela, salen a jugar sin la preocupación de los padres por saber en dónde están sus hijos. Es una vida en comunidad, entre los vecinos nos cuidamos. Cuando tus hijos están afuera tú estás tranquilo porque sabes que alguna persona adulta está vigilando. En cambio, aquí no se me ocurriría dejar a mi hijo chiquito jugando afuera sin mi presencia. Cuando vivía allá, cursé dos años en la Facultad de Derecho de la Universidad de Dakar, pero no pude seguir con mis estudios por problemas económicos. Encontré un trabajo al que me dediqué un par de años, pero también lo tuve que dejar porque tenía que cuidar a mi mamá que tenía problemas de salud. Ella falleció en 1999. Ese mismo año me casé con un hombre que decidió establecerse en Argentina. Por eso, a principios del año 2000 viajé a Buenos Aires. Tenía 27 años. Vine para formar la familia que tengo hoy. La verdad es que el cambio de país fue totalmente brusco. Yo había estado toda mi vida en Senegal, no conocía ningún otro lugar porque ni siquiera viajaba
50 • Las que fuimos, las que somos. Relatos de vidas en movimiento