Las que fuimos, las que somos

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Cuando llegué a Buenos Aires, no lo podía creer. Venía con mi hija, en tren, pero al entrar a Retiro y ver que había casitas con techos de cartón, de chapa, me pregunté: “¿esto es Argentina?”. Me decepcioné. Yo pensaba que Argentina era otro mundo, un lugar hermoso, desarrollado. No sabía que había villas. Los bolivianos somos pobres pero las casitas siempre son de material, de adobe, no como las que estaba viendo. No sabía que acá había tanta gente viviendo así. La verdad, me desilusioné. Desde ese momento, a mis 24 años, supe que éste no era el lugar que yo estaba buscando. Yo nunca había querido salir de mi país ni vivir en otra parte. Sólo lo hice con la idea de estar un tiempo, trabajar, ganar dinero y volver a La Paz para poner mi peluquería. Ese era mi gran sueño. No pudo ser. Lo que pasó es que una amiga de la secundaria que ya se había ido a trabajar a Brasil en un taller de costura, me convenció de que viniéramos. Yo ya tenía los muebles de la peluquería, pero me faltaba el capital para comprar los cosméticos, los espejos y las secadoras. Mi amiga me dijo que, en el medio año que había estado afuera, había ganado lo suficiente para comprar un coche. Por eso me gustó la idea de trabajar un año en otro país, para juntar un poco más de lo que ganaba en Bolivia. El plan inicial era ir a Brasil, pero al final decidimos ir a Argentina. Se suponía que por el idioma todo iba a ser más fácil. Me equivoqué. De fácil no tuvo nada, pero hay algo bueno que siempre me ayudó: la militancia, porque yo ya la hacía desde los 19 años. En la escuela me gustaba hacer bullanga, y luego, cuando me separé del papá de mi hija y me quedé sola, más bien: cuando decidí vivir sola, organicé un club de madres en Bolivia. Esas experiencias colectivas me sirvieron después en mi vida en Buenos Aires.

••• Nací en La Paz, en Bolivia, el 18 de julio de 1960. Vengo de una familia de clase media baja. Mi papá Eugenio Mamani era pintor del rubro de albañilería, y mi mamá Elena Chávez, mayorista de verduras. Cuando nacimos nosotros, los nueve hermanos, teníamos un buen pasar porque ellos eran muy trabajadores, pero luego mi papá, por motivos de trabajo, tuvo que alejarse de nosotros. Ahí sí la pasamos mal porque mi mamá se que-

14 • Las que fuimos, las que somos. Relatos de vidas en movimiento


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Las que fuimos, las que somos by mil.trazos - Issuu