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EX LIBRIS Un Voltaire con muy poco Voltaire, el libro de Luis Bériot Álvaro Cepeda Neri

UN VOLTAIRE CON MUY POCO VOLTAIRE EL LIBRO DE LUIS BÉRIOT

ÁLVARO CEPEDA NERI

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I. No obstante que la obra de Voltaire –seudónimo de Francois-Marie Arouet (1694-1778)– más se ha divulgado–. II. Este texto repite lo que ya se ha dicho de él en un sinnúmero de textos, es una legado de sabiduría sobre la toaparte de los que circulan con aportalerancia, la crítica y la bienvenida a las ciones que lo hicieron celebradísimo. Es innovadoras creaciones de la ciencia de punto de partida para opinar y respetar fundamento matemático (divulgador de las contraopiniones, en lo que se conoce Montesquieu, Rousseau, Isaac Newton, como las libertades, para pensar, escribir, Diderot, etcétera, en las ciencias sociarefutar en el contexto de la libertad de les de fundamento jurídico; mal parado prensa y de libre expresión, fundamento por su desconocimiento de Kant), es un de las convivencias democráticas-repuautor que no se presta a estudios superblicanas, como conquista de la libertad ficiales o frívolos, como el escrito por jurídicamente implantada a partir de Louis Bériot (1939): Un café con las Constituciones, sobre todo Voltaire. Son 315 páginas escritas. Pero que hunden sin el contenido que essus raíces, al menos, despera el lector que tanto Autor: Luis Bériot. Traducción de Atenas, Grecia, y admira a ese frandel francés al español por Mar su confrontación con cés-inglés-universal –como es el caso de quien esto escribe–, al que se atribuye la frase: Vidal Título: Un café con Voltaire Editorial: Arpa y Alfil Esparta que relata extraordinariamente Tucídides en su Historia del Peloponeso. En “Estaré hasta la muerte editores, 2017 cambio, este librillo de en contra de lo que dices, Louis Bériot no pasa de pero defenderé hasta la muerser un mal refrito en 14 capítute el derecho que tienes para decirlo” los; con insulsa introducción y epílogo, –siendo realmente de la escritora britáy una bibliografía de donde obtuvo lo nica Evelyn Beatrice Hall (1868-1956), sustancioso de su “café”. La bibliograquien bajo el seudónimo Stephen G fía volteriana es cuantiosa y cualitatiTallentyre, escribió seis extraordinarios vamente extraordinaria, sin ya nada libros; entre ellos: Los amigos de Voltaire, que averiguar sobre Voltaire, ya que donde concluye que la síntesis de la obra sus analistas han metido sus narices en del escritor, historiador, filósofo y abogatodo lo que existe de quien anduvo por do es la frase: “Estoy en desacuerdo con todo el mundo de la Ilustración, y en sus lo que dices, pero defenderé hasta la aportaciones resumió lo que aprendió y muerte tu derecho a decirlo” que poco reflexionó con gran maestría; sin origicoincide con la frase arriba citada que nalidades, pero con grandeza de miras para dejar a la humanidad-lectores sus encuentros con quienes estaban ingresando a la universalidad.

III. Si el autor toca esos asuntos, lo hace como si fueran anécdotas, cosas buscadas por el pensador de filosa inteligencia cultivada desde la Francia-Europa. Y así visitar Gran Bretaña para aprender más de los creadores que tuvieron en Locke y Shakespeare sus columnas-faros que siguen alumbrando al mundo con sus aportaciones. Aunque no por eso no debe leerse Un café con Voltaire. Conversaciones con los grandes espíritus de la Ilustración; que más que “espíritus” a secas, fueron individuos que ilustraron al mundo. Voltaire no le mereció a Vernon Bogdanor, autor de la Enciclopedia de las Instituciones, incluirlo entre sus figuras; aunque sí aparece en la Enciclopedia del Pensamiento Político dirigida por David Miller (ambas de Alianza diccionarios). Éste es un librito para pasar un rato leyendo la biografía de un impulsor de instituciones políticas, escrito por un periodista y productor de televisión ya dedicado solamente a escribir. Pero aun sin café, nos sirve para volver a leer, releer y estudiar a este irónico, burlón, satánico y lector, que es Voltaire; quien “apoyaba las pretensiones de los ciudadanos de la clase media frente a los patricios, y las demandas de las clases bajas... abogaba por la igualdad... pero nada como su defensa de la tolerancia política, religiosa y los demás derechos del hombre”, según escribe Maurice Cranston.

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