:: portada :: Opinión :: 14-07-2013 El proyecto político de la Sociedad del Monte Peregrino
Distopía y violencia neoliberal Pablo Dávalos Rebelión
A fines de junio de 2013 se reunió en las islas ecuatorianas de Galápagos la Sociedad del Monte Peregrino (The Mont Pelerin Society)1. Con un élan parecido al de una secta y con una tendencia a considerarla como parte de una teoría de la conspiración, es difícil entender lo que pasa en el mundo sin saber qué y cuál es el proyecto real de la Sociedad del Monte Peregrino. Su mentor, artífice y creador fue el economista austríaco Friedrich Hayek, "premio Nobel" de economía en 1974 y su Presidente desde su fundación en el año 1947 hasta 1964. Esta Sociedad ha sido el centro gravitatorio de toda la gran transformación neoliberal del mundo desde los años cuarenta del siglo XX hasta nuestros días. La Sociedad del Monte Peregrino se constituyó la primera semana de abril del año 1947 en la localidad Mont Pélerin, en Suiza, con 38 invitados. Su antecedente más importante fue el Coloquio Walter Lippman realizado en París en 1939. La preocupación central de este Coloquio fue la crisis del pensamiento liberal ante el avance de las ideas socialistas y los resultados económicos de la planificación económica. En efecto, los liberales se sentían desarmados ante la capacidad analítica y teórica que provenía desde el discurso del socialismo y la forma por la cual este discurso y su promesa utópica prendían en las organizaciones de trabajadores en prácticamente todo el mundo y conquistaba cada vez más a los intelectuales, filósofos, periodistas y académicos.
La hegemonía del discurso socialista y el pathos liberal
Fue esa presión por el socialismo la que obligó a las elites políticas norteamericanas a negociar un nuevo tipo de Estado, aquel del Welfare, con sus trabajadores. Gracias a esa presión política, a esa movilización social y a ese horizonte de lo humano concebido como un acto de solidaridad, justicia y equidad, y que constaba en la matriz simbólica del discurso socialista, empieza en EEUU y también en Europa la construcción de algo inédito en la historia del capitalismo: el Estado de Bienestar. Roosvelt en Norteamérica y Churchill en el Reino Unido, entre los políticos más importantes, recogen y aplican lo que parecía una imposibilidad lógica: un Estado de forma liberal pero con contenidos sociales y con elementos de planificación económica.
El discurso del socialismo, para esa época, se había convertido en un discurso hegemónico. Eran tan fuerte la hegemonía del discurso socialista, como lo es ahora la hegemonía del discurso liberal, que en ese entonces, el economista liberal Joseph Schumpeter publica en su texto Capitalismo, socialismo y democracia (1942) la admonición de la autodestrucción inevitable del capitalismo y el advenimiento del socialismo2. En ese tiempo, era, por tanto, casi imposible pensar en un horizonte humano por fuera de la matriz teórica y el imaginario simbólico del socialismo.
Los liberales se sentían desesperados. Sus remedios para la crisis que había estallado en EEUU con el crack financiero de 1929, seguían provocando recesión, pobreza, desempleo y, de hecho, fueron
page 1 / 33