A LOS GRADUANDOS UNIVERSIDAD SIMÓN BOLÍVAR
01 DIC 2017
Ciudadano rector y demás autoridades rectorales, director de la sede del litoral, decanos, directores de división, profesores, estudiantes, familiares, amigos, compañeros graduandos. Antes de empezar quiero que le demos un enorme, ruidoso, ininterrumpido y merecido aplauso a nuestros profesores, tren rectoral, personal administrativo y obrero de la universidad, porque ellos son los verdaderos representantes de la lucha constante e incansable por insistir en una Venezuela de justicia, paz y excelencia fundamentada en la educación, la entrega; y tanto a ellos como a ustedes, familiares y amigos les debemos que estemos hoy en este acto. Gracias por la enorme responsabilidad que han depositado en mí para ser quien dirija en su nombre este mensaje, sé que todos saldremos de este recinto con un enorme pensamiento crítico y con mucho que decir y hacer. Por lo tanto tratare de hacerle honor a este impulso con mis palabras. Hoy quiero enfocar este discurso en dos líneas, una de ellas aparece como tabú en el vivir actual venezolano, no se habla de ello más allá de su ausencia o bajo una suerte de palabras vacías en discursos y ovaciones, Los Valores, la moral, la integridad. Por otro lado, la otra línea es completamente antagónico, casi de un sustantivo prostituido masivamente por nuestra generación, pero nunca visto desde la cara de la co-responsabilidad, si no desde la añoranza, desde el deseo, o como una demanda, hablo del Futuro. Dichas líneas pretenden desgranar la idea de que nuestra presencia hoy, en este acto solemne, significa mucho más que un paso académico o profesional, hoy, nosotros, colegas, compañeros y en especial profesores, autoridades y personal tanto administrativo como obrero, representamos el vivo ejemplo de un soberado acto de rebeldía. Hoy en primer lugar cerramos un ciclo, culminamos unos objetivos, y esto por increíble que parezca, se ha convertido en una excepción de la vida cotidiana, desde que recuerdo, siempre he estado a la expectativa siempre bajo un estado mental de alerta, esperando que algo pase, siempre bajo la incertidumbre, pero hoy rompemos con el estatus quo en el que nos ha depositado el contexto completamente inestable y convulsionado al que estamos sometido, hoy concluimos una meta. Estamos dando un paso que representa nada más y nada menos que estabilidad, con la entrega de esos diplomas y medallas se establece que cumplimos a cabalidad con unos objetivos específicos, con un plan de estudios, con una serie de procesos, este acto es en principio un grito de añoranza escalable a cualquier instancia de la administración pública, del hogar o de una empresa. Y esta meta engloba todo un proceso de aprendizaje que trasciende los programas de estudio o las horas de clase, si volteamos la mirada y reflexionamos veremos protestas, errores, tropiezos, decepciones, alegrías, logros,