Relatos de vida tejiendo dignidad
decisión; llamé a uno de los compañeros de la sección que era dirigente sindical, y le dije, yo voy a firmar. Firmé, y me invitó a la sede del Sindicato.
Una labor titánica Yo seguía muy enferma, entonces me sindicalicé, y conseguimos una cita con el director regional del Seguro Social. Le conté todo y me dio una incapacidad de 15 días. Cuando volví a la empresa el jefe mío les prohibió a las compañeras mías que me hablaran. Yo le dije a él que ahora estábamos de igual a igual: “ay donde yo vea que usted persigue a una de mis compañeras. Entonces hagámonos pasito y verá como nos va de bien”. Entonces inicié mi lucha tanto en la Empresa como en el Sindicato. En la primera Asamblea de Trabajadores, yo estaba muy nerviosa porque todos eran hombres; pedí la palabra y me la negaron. Entonces me dije que eso no podía funcionar así. Di un golpe en la mesa y les dije: “¿Ustedes creen que yo vine aquí a quedarme como una muñequita? No, si vine, es porque voy a participar. Entonces si yo pido la palabra, me la dan. Tengo el mismo derecho de ustedes”. Y empezaron, no muy evidentes, pero sí ciertos roces que afortunadamente hubo inteligencia para manejarlos de parte y parte. Yo entré derecho a la directiva, porque de lo contrario me hubieran echado de la Empresa. Empecé a vincularme mucho con el movimiento sindical y político de la región, pero mi primera pelea fue por montar el Comité de Salud Ocupacional. Tuvimos que ir al Ministerio de Trabajo durante ocho días para obligar a la Empresa a montar ese Comité. Efectivamente logramos montarlo con el nombre de Comité Paritario de Salud Ocupacional - Copaso. El Sindicato me dio la posibilidad de que yo lo representara en ese aspecto, porque había sido socorrista de la Cruz Roja y amo el área de la salud. Fue una de las carreras por las que tenía mucha pasión, pero definitivamente la vida
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