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Cerámica colonial temprana en el sur.
La época colonial a razón de su contexto presenta diversos tipos de registros documentales frente al tema de la producción alfarera. Para el caso de la sierra sur, es importante resaltar los registros de quipucamayo encontrados para los casos de los tambos de Jauja al paso de Francisco Pizarro en 1533, consignándose 55 cántaros, ollas, puños, tinajas (vasijas medianas y grandes), porongos, entre otros objetos registrados en quipus. Otro caso bastante interesante el que registra el paso de la Gasca en 1548, comprobando la Caso muy curioso es el referido a la mayólica, cuyo surgimiento en la industria local comienza a finales del siglo XVI, instalándose loceros españoles en Lima y en diversos asentamientos coloniales, impulsando la creación de talleres, incorporando la mano de obra indígena, de larga tradición alfarera, llegando a institucionalizarse el gremio de ceramistas ya en el siglo XVI. ( Debemos recordar que las losas llegaron a América como parte del menaje de los primeros conquistadores, soldados y “pasajeros de indias” desde el siglo XVI, así como por el intercambio comercial entre la península y sus colonias, el comercio con Oriente y el contrabando que burló las restricciones proteccionistas de España.

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La loza y la cerámica vidriada, significó un proceso de adecuación tanto de las tradiciones alfareras originarias, así como la inclusión de nuevas técnicas y tecnologías hispánicas. El horno de mayor temperatura, el torno, la diversificación de la producción como el vidriado, azulejos o mayólica son prueba de ello. De esta manera, la industria alfarera vidriada pronto se integró a los circuitos económicos y comerciales. Las locerías proveían de vajilla doméstica, cántaros, recipientes para el almacenamiento y transporte de vinos y aguardiente, así como para el uso religioso.
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Perú
Los mayores centros de producción alfarera temprana en la Colonia son los de Lima y Cuzco, seguidos de Puno, Ica, Nazca y Arequipa, en donde también se produjeron las grandes botijas relacionadas con la producción vinícola del valle de Moquegua y las haciendas jesuitas en el siglo XVIII. (Rice, 1997). Sin embargo, las mayólicas se fabricaron también en otros centros que cubrían los mercados locales como Saña y Guadalupe (desde el siglo XVII), Huaylacucho (a partir del siglo XVIII) y Púcara y Santiago de Pupuja, en donde desde el siglo XVIII, se manufacturó loza comparada con la de Talavera.
Para el caso de la mayólica peruana, esta presenta ciertas características estilísticas y formales que la hacen identificable en el contexto americano. El vidriado zonificado o parcial, el uso recurrente de tonalidades verdes y marrones en los diseños decorativos, las pastas de color naranja o rojizo en contraste con las cerámicas provenientes de Europa. (Ibáñez etal, 2011) Las vasijas son torneadas en una amplia variedad de formas como jarras, platos, albarelos, bacines candelabros. Para Rice (1997), para el caso Arequipeño se implementó el uso de colores verde y marrón desde el siglo XVII, siendo el caso distinto en el Cuzco, donde la mayólica polícroma (verde, marrón y amarillo) se produce a partir del siglo XVIII. Según Elizabeth Kuon (1997), las primeras locerías cuzqueñas datan de 1588, a ellas siguieron las locerías de Pucará y Santiago de Pupuja. Para el caso Limeño, las lozas polícromas son de aparición temprana datándose del siglo XVI.
Vasijas que representan las categorías morfológicas de la cerámica Viluco Inca Mixto. A) cántaro o aríbalo 10348 (cementerio de Agua Amarga); B) botella de cuello corto 10347 (cementerio de Agua Amarga); C) vaso 10332 (cementerio de Agua Amarga); D) vaso con asa 206 (cementerio de Viluco); E) olla con pie 766 (sitio doméstico Alberdi e Ituzaingó); F) jarra 3991 (contexto funerario de Tacuarí y 20 de Junio); G) escudilla 3993 (contexto funerario de Tacuarí y 20 de Junio).


puerto de Pisco. Artículos sobre la historia del pisco y la vitivinicultura peruana. G. Toro-Lira S.Publicado el 8/ 28/ 2020.
Las jarras de vino o botijas las cuales con el tiempo también llegaron a ser llamadas “botijas de Pisco” y después simplemente “Piscos” o “Pisquitos”
Actualmente, esas ancestrales botijas peruleras adornan orgullosamente las bodegas pisqueras iqueñas como una remembranza latente de la antiquísima tradición vitivinícola peruana.

ILUSTRACIÓN DE CHICHERA DE 1860 CON BOTIJA PERULERA O PISCO
Los vinos y aguardientes exportados desde el puerto de Pisco se transportaban inicialmente en estas peculiares “botijas peruleras”

• Chile,
Por consecuencia, la tradición de la cerámica vidriada posee un largo desarrollo que se inicia con la primera mitad del siglo XVI, ocupando todo el período colonial y sobreviviendo posteriormente durante el período republicano hasta alcanzar prácticamente nuestros días. Es por ello que tales restos se encuentran con mucha frecuencia en diferentes sitios arqueológicos a lo largo del país.


En relación con los yacimientos del período colonial chileno, se puede mencionar la presencia de cerámica vidriada en algunos sitios del Norte Chico tales como el de la Compañía de Teléfonos de La Serena, el Estadio Fiscal de Ovalle y el fundo Coquimbo En la zona central destacan las colectas de fragmentos vidriados con lugares de Santiago como Marcoleta, Cerro Blanco, Calle Loreto, Plaza de Armas Ed. del Cabildos, y afuera de la capital en la quebrada de Lipanguc - La Palma (Pinto, 1976 : 108-1 10) v en Las Cenizas - Viña del Mar.
También en la zona sur hemos podido observar cerámica vidriada colonial en Penco en los fuertes españoles próximos a la ciudad de Valdivia destacando finalmente los yacimientos australes de Rey Don Felipe y Nombre de Jesús, en la costa norte del estrecho de Magallanes, entre otros sitios de Chile.
Dicha cerámica vidriada presenta múltiples variedades que se diferencian entre sí por el tipo de pasta, de acuerdo a las distintas arcillas y anti plásticos utilizados, por el tipo de cocción, por el tratamiento de superficie, según el color que se le diera al vidriado por el uso de uno u otro óxido colorante, por la presencia de la cubierta vítrea en una o en ambas caras y por la presencia o ausencia de decoración en sus superficies. En cuanto a formas, se puede apreciar una variada gama que incluye platos, escudillas, jarros y botijas. En la práctica, estos componentes se pueden encontrar combinados de diversas maneras, alcanzando en algunos casos tipos extremos
Cerámica

Cultura El Molle
1- 600 DC
Norte Chico de Chile, Área Sur Andina
Museo Chileno de Arte Precolombino
MChAP 1918, 160 x 102 mm y MChAP 1919, 150 x 115 mm