Historia Gráfica del Siglo XX Volumen 4 (1930 - 1939)

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La moderación desaparece entonces de la vida alemana. A nadie se oculta que el acceso al poder de Hitler y su grupo inaugura una nueva etapa de guerra civil encubierta, enmarcada por la implantación de un terrorismo de Estado que dominará durante doce años. Sus efectos no quedarán reducidos solamente a Alemania.

El Tercer Reich: instauración y estabilización

Fue la invasión de un rostro y un emblema.

Los doce años de existencia del régimen nazi pueden ser analizados, para su mejor comprensión, desde tres perspectivas: la organización del Estado, la política social y la económica. En primer lugar, el nacionalsocialismo en el poder supondrá una profunda exacerbación del nacionalismo alemán, ya presente en la mentalidad popular con mucha anterioridad. Es el momento de la potenciación del Estado como bien supremo y, en función de esta idea, la fuerza es considerada oficialmente como el más alto valor posible. La guerra, así, no solo deja de ser condenada, sino que, al tiempo que responde a razones de índole económica, está en perfecto acuerdo con la ideología impuesta. También, como lógica emanación de este estatalismo, la centralización más absoluta será la nota determinante en cuanto a la nueva organización del país. En esta línea, la supresión de los parlamentos provinciales, junto con la anulación de la tradicional autonomía de las ciudades, serán las primeras medidas adoptadas. Este fortalecimiento del centralismo se impondría incluso en el interior del mismo gobierno, reunido conjuntamente en contadas ocasiones, y compuesto por unos ministros que se han visto obligados a jurar fidelidad y obediencia a la persona del Führer. La aprobación parlamentaria de una ley de plenos poderes para el canciller —muy pocas semanas después de su acceso al cargo— significará la legalización de una situación que conocerá sucesivas renovaciones hasta el mismo final del régimen. El partido nazi se convierte así en una verdadera administración paralela que, progresivamente, va ganando terreno a la oficial. Junto a ello, la presencia de innumerables agrupaciones paraoficiales acentúan la intervención del partido en la vida particular del alemán. La población, en la mayor parte de las ocasiones, se ve obligada a integrarse en una de ellas al menos, con la finalidad de evitar la calificación de opositor. Complementariamente, el sistema de policías y milicias que se impone no conocerá precedente alguno en cuanto a organización y ámbito espacial de actuación.

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