


Ediciones del Museo de la Historia de Penco


Proyecto financiado por el Fondo de Mejoramiento Integral de Museos (FMIM), Convocatoria 2022.

Ediciones
del Museo de la Historia de Penco


Proyecto financiado por el Fondo de Mejoramiento Integral de Museos (FMIM), Convocatoria 2022.
Este nuevo catálogo Ediciones del Museo de la Historia de Penco viene a mostrar cómo mujeres y hombres de Penco, abordaron de manera profesional el desempeño de oficios, que en tiempos pasados tuvieron gran prosperidad en nuestro territorio; tales como la fabricación y decorado de loza, la minería del carbón y la pesca (con la ya extinta participación del buzo escafandra).
La palabra “oficio”, que deriva del latín, se puede interpretar como la acción de hacer una obra. Los romanos concebían el desempeño de un oficio como un deber para con los demás. Cicerón señala que los oficios son las obligaciones de los hombres dentro de la sociedad a la que pertenecen.
Por tanto, bien podemos asociar el trabajo que nuestros coterráneos de anteriores épocas desempeñaron, con el espíritu de ejecutar oficios que ciertamente contribuyeron social y económicamente a nuestra ciudad, con un sentido de trascendencia, el que buscamos poner en valor por medio de nuevas vitrinas en nuestro Museo, y en las páginas de la presente publicación.
Jaime Robles Rivera DirectorMuseo de la Historia de Penco
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En 1843 se instala en Lirquén la fundición de cobre, abastecida por la extracción de carbón en la zona. Más tarde se sumaría la explotación de carbón en Cerro Verde y Cosmito (El Rosal), cuyas operaciones se extenderán hasta mediados del siglo XX, cuando la competencia del carbón de Lota y Coronel, más la seguidilla de catástrofes e inundaciones determinaron su cierre definitivo. La mina de Lirquén, por otro lado, logró extender su actividad por un par de décadas luego de ser adquirida por la refinería CRAV, alcanzando un breve periodo de bonanza. Finalmente, la crisis de los mercados, la competencia y la baja rentabilidad llevaron al cierre definitivo de la mina.
“Charra” de minero (Cantimplora).
Exhibición Documental en la JJVV Población
Gabriela Mistral. Mayo 2023.
Lámpara y casco de minero.
Esta historia quedó plasmada en el documental “La Mina de Lirquén: Ganarse el Pan en las Profundidades”. Como parte de este proyecto, el Museo de la Historia de Penco llevó esta pieza audiovisual a distintas JJVV de Lirquén, allí se recopilaron relatos de vecinos y vecinas cuyos familiares trabajaron en directa relación a la mina.
Ficha Técnica
Dirección: Nelson Palma
Duración: 30min
Exhibición Documental en la sede de la JJVV La Conquista. Agosto 2023.
Este documental nos presenta testimonios de vivencias dentro y fuera de la mina, cerrada en el año 1958. El trabajo resume desde el punto de vista humano el llamado ciclo del carbón de Lirquén, período que se extendió por 115 años a partir de 1843.
La vida de los mineros, sus dramas, sufrimientos y alegrías están presentes en esta compilación testimonial de valor real, artístico e histórico.
Fuente: penco-chile.blogspot.com/2023/02/gran-estreno-en-penco.html
Escanea el siguiente código para acceder a los videos que resumen estos encuentros.
Exhibición Documental en la JJVV Población Gabriela Mistral. Mayo 2023. 9
En el segundo piso de nuestro museo se ubica la recién estrenada vitrina dedicada al oficio de la pesca, en donde los visitantes podrán encontrarse con una réplica a escala real del traje utilizado por los antiguos buzos de escafandra.
La nueva propuesta museográfica también incluye una serie de siete embarcaciones a escala, construidas por el modelista naval lirquenino Germán Valdés (Botes Lirquén), y que representan la historia de la pesca en las costas de Penco y Lirquén, desde sus inicios hasta la actualidad.
Bote 31 de Lirquén con pescador y buzo escafandra en el agua. Fotografía facilitada por Juan Peñailillo Seguel.
Buzo escafandra Luis Eugenio
Oliva Manríquez, junto a Juan Sanhueza, Alejandro y Juan Oliva. En playa de Penco, año 1960.
Fotografía facilitada por Patricio
Oliva Caamaño.
La pesca artesanal, uno de los oficios más arriesgados y demandantes, ha sido una pieza clave para la construcción de la identidad local, una labor que se ha negado a desaparecer, a pesar de los constantes desastres naturales que suelen afectar a las zonas puerto del país, la escasez de recursos y los vaivénes de la economía.
Don Aladino “Nino”
Castro Fariña
Nacido y criado en Lirquén, Aladino Castro aprendió a bucear a los dieciocho años. A los veinte obtuvo oficialmente su licencia de buzo, labor a la cual dedicó gran parte de su vida adulta.
Don Nino, como lo conocen sus cercanos, alcanzó a practicar el buceo con traje escafandra (antes de la masificación del buzo “rana”), desplazándose por el fondo marino con una pesada indumentaria compuesta por un traje de goma, botas de fierro (o plomo), coraza, válvula y la escafandra (casco).
En nuestra entrevista con don Nino, pudimos conocer sus recuerdos, curiosidades y los riesgos que implicaba el buceo en esos años.
“Es que si ellos (los maquinistas) no daban vuelta a la máquina, no llegaba aire abajo. Entonces ahí, cuando faltaba el aire, uno llamaba “atención” como le digo yo, le tocaba “un, dos, tres”, porque estaba faltando el aire allá abajo.”
-Aladino CastroTrabajando en el fondo marino, su único medio de contacto con la superficie era conocido como el “cabo guía”, un cordel que le permitía al buzo enviar señales al asistente, a quien se le llamaba coloquialmente “telegrafista“, en una especie de código morse. Ante cualquier señal de peligro, el telegrafista tenía la responsabilidad de regresar al buzo a la superficie.
Conoce el video de esta entrevista escaeando el siguiente código:
Germán Valdés Fuentealba, conocido por sus obras de modelismo naval bajo el alias de “Botes Lirquén”, es un artesano nacido y criado dentro de una familia de pescadores artesanales en la localidad ya mencionada. Su interés por la construcción de botes a escala surge a partir de sus recuerdos familiares, adoptando esta técnica como una forma de mantener viva la memoria de la pesca artesanal.
Para este proyecto se confeccionaron siete modelos de botes a escala, cada uno con los instrumentos y detalles que los caracteriza, con el propósito de ilustrar las transformaciones y los adelantos tecno lógicos que ha experimentado el oficio de la pesca, durante los últimos siglos.
@BotesLirquen
Cada modelo va acompañado de las herramientas que caracterizan a cada tipo de embarcación.
Para conocer más acerca del trabajo de Germán Valdés (Botes Lirquén), te invitamos a ver el siguiente video:
Actualmente el Museo de la Historia de Penco alberga alrededor de 600 piezas asociadas a la industria locera, en su gran mayoría estas han sido donaciones realizadas por los mismos vecinos de Penco. Gran parte de estos objetos ingresan a nuestras dependencias sin mayor información respecto a las técnicas y procesos que existen detrás de cada uno. Como parte de este proyecto, y con el objetivo de indagar acerca de las líneas de producción y los procesos específicos de cada pieza, se realizaron una serie de entrevistas a diversos ex-trabajadores de Fanaloza y Lozapenco, desde el área de decorado hasta la sección de ventas.
A continuación se resume el resultado de estas entrevistas.
Marcelo Valderrama visitando Lozapenco, año 1989. Fotografía facilitada por Frides Sanzana Fica.
Clodomiro Martínez fileteando plato junto a autoridades comunales. Fotografía facilitada por María Martínez Burgos.
Roberto Zuchel ingresa a trabajar en la fábrica Fanaloza el año 1963, se inicia en la sección de decorado, en la línea de floreros negros. Allí destaca por su capacidad como calígrafo, llegando a convertirse en el calígrafo oficial de la fábrica y continuando con la misma responsabilidad en Lozapenco.
También fue quién incorporó la producción de placas funerarias para su venta al público, las que previamente habían sido una victoria sindical “Si moría algún socio, o alguien mandaba a hacerle, se le hacía la plaquita funeraria.”
“Dijeron. “¿Quién hace el trabajo este [Caligrafía]? A ver, Zuchel, ven”. Me llamaron a mí. “¿Podi’ hacer este trabajo?”. “Sííí” le dije yo, “yo puedo”. Y de casualidad me resultó po’, porque nadie podía escribir con una pluma, con los colores de la fábrica, porque era una tinta especial. Era espesa. Y justamente mi pulso [estaba] tan bien que calzó.” (...)
Actualemente dirige su propia empresa dedicada a la decoración de cerámica (Cerámicas Zuchel). Plato Lozapenco decorado por R. Zuchel. Donado por Erika Müller.
Gloria Mättig| decoradora & artista cerámica
Oriunda de Curacautín (Región de la Araucanía), Gloria Mättig ingresó a trabajar en la sección de decorado de la fábrica Lozapenco a mediados de los años 80s. Allí aplica sus conocimientos en pintura sobre género y acuarela para dominar la técnica del decorado, dedicándose principalmente a la decoración de piezas infantiles
Gloria recuerda su ingreso a Lozapenco como un proceso de aprendizaje, donde destaca la libertad que se le entregaba a los miembros de la sección de decorado para experimentar con los colores que utilizaban sobre piezas decorativas, convirtiéndose en piezas únicas.
Tazón Lozapenco decorado por Gloria Mättig.
“Primero yo- marcaba el diseño con pluma y pigmento negro, que era igual que el pigmento del filete, ¿ya? Estaba preparado con eso. Y con pluma- bordeaba todo negro, ¿ya? Todo el dibujo negro. Después que se secaba eso, lo escribían aquí (...) Roberto Zuchel. Él me escribía esto, después que yo le hacía los monitos, se lo pasaba a él y le escribía el nombre.”
Proveniente de una familia locera, Elba Cartes ingresa a la fábrica Fanaloza el 2 de febrero de 1967, allí se desenvuelve en distintas áreas y funciones, desde la Sala de Ventas hasta la sección de decorado Bone China. Recuerda con especial cariño y admiración a Hugo Pereira, diseñador de la fábrica. “Elbita, ¿tú quieres aprender a pintar?” le dijo un día, mientras visitaba el Taller de Moda del Sindicato Fanaloza.
También recuerda con cariño a sus compañeras dentro de la sección de decorado Bone China, entre ellas
Sonia Quiroz, Rebeca Montalba, Luz Gallardo, María
Ester Inostroza y Juana Sanhueza.
Tazón Lozapenco decorado por Elba Cartes.
“Este caballero [Hugo Pereira] era lo máximo. Yo estaba en la moda [Taller de Moda del Sindicato Fanaloza], y- un día fueron estos caballeros y me conoció, entonces me dijo: “¿tú quieres aprender a pintar? “Sí” le dije yo.”
Blazicevic| sección control de calidad
Pablo Blazicevic nace en Concepción, hijo de padre Croata. Ingresa a la fábrica Fanaloza en el año 1965, allí empieza a trabajar en la sección de Control de Calidad. Más adelante, y luego del cierre de la empresa, ingresa a Lozapenco como Administrativo de Ventas.
¿Y en todos esos 35 años, qué trabajos cumplió?
“El comienzo fue en el Departamento de control de calidad. Ahí cumplíamos diferentes funciones, nos íbamos a la sección de decorado. Y empezábamos a supervisar. Que los maestros estuvieran haciendo bien la pega. Que seleccionarán bien las cosas. Entonces, nosotros tomábamos un tamaño muestra, y sacábamos el porcentaje de piezas que salían defectuosas con las comerciales. Todos los días. Ese era un trabajo. El otro trabajo, íbamos a bodega de embalaje, abríamos los cajones, sacábamos la loza, empezábamos a registrar- a revisar- si era calidad comercial, de primera. Que fuera todo dentro de los estándares exigidos.”
“A mí la empresa me nombró a cargo de la FERBIO para la exposición de Fanaloza. Y yo solicité a [Pedro] Retamal y le puse un stand con mesas y que pintara, y la gente miraba ¡Un espectáculo!”
Floridor Zárate| sección control de calidad
Floridor Zárate ingresa a la fábrica Fanaloza el año 1966 a los 20 años, en el área de Control de Calidad. Desde allí se extiende una larga trayectoria que también incluye a Lozapenco y Lozasur.
¿En qué consistía lo que tenía que hacer en su trabajo diario?
“Teníamos que (...) analizar las pastas. Bueno, habían diferentes áreas en la cual trabajaba el inspector de calidad. (...) Otro tenía que revisar los productos en crudo en unos carritos. Entonces ahí estaba el inspector de calidad, verificando si realmente estaba bien pegada la oreja, que no estuviese torcida, esas cosas (...) El carro llevaba 1000 tazas, si le encontrábamos 25 tazas malas, “pa’ atrás”.
¿Qué pasaba cuando algo quedaba mal? Sean tazas, o Bone China. Como que no pasó el control de calidad. ¿Qué sucede con todo eso?
“La quebraban.”
¿Se volvía a utilizar, o se botaba no más?
“No, no, no la reutilizaban (...) en la fórmula- de la loza, estaba permitido echarle cierta cantidad de rotura, que le llamaban ellos. Era cierta cantidad no más. No podían reutilizar toda la rotura.”
El Museo de la Historia de Penco desea agradecer a las siguientes personas por su tiempo y compromiso con la puesta en valor del patrimonio local;
A los vecinos y vecinas de las siguientes Juntas de Vecinos:
Población Gabriela Mistral, y su presidenta, Pamela Crisosto Pérez.
Población Jaime Lea Plaza, y a su presidenta, Cecilia Mercado Garrido.
Población La Conquista, y su presidenta, Alejandra Álvarez Carrillo.
Aladino Castro Fariña
Germán Váldes Fuentealba
Roberto Zuchel Matamala
Gloria Mattig Catalán
Elba Cartes Parra
Pablo Blazicevic Mellado
Floridor Zárate Jara
Mario Riquelme Gómez
Calle Penco 202
Inaugurado el 15 de septiembre de 2016, el Museo de la Historia de Penco es un espacio cultural, de dependencia municipal y con acceso liberado para la comunidad y turistas.
Se ubica en calle Penco Nº 202 esquina calle Las Heras, frente al estero Penco y a la Plaza Los Conquistadores en el llamado eje histórico de la ciudad, próximo a espacios que albergaron en épocas coloniales templos de órdenes religiosas como las de San Francisco y de la Compañía de Jesús, el Palacio del Gobernador, la Universidad Pencopolitana y el Hospital San Juan de Dios. Por la misma calle, a sólo dos cuadras del Museo se accede al Monumento Histórico Nacional Fuerte “La Planchada” levantado en 1687.
@museohistoriapenco
museohistoria@penco.cl museohistoriadepenco.cl