
5 minute read
PARROQUIA, un lugar de Mi ENCUENTRO
Qué tal, queridos Padrinos y Madrinas de Misioneros de Guadalupe (mg), les saluda, en esta ocasión, su ahijado, D. Jonathan Cruz, mg; quiero compartir con ustedes la alegría del encuentro cada vez que voy a mi parroquia en Coatzacoalcos, Veracruz, a mi amada Santa María Reina del Rosario.
Esta comunidad tiene alrededor de 40 años, es una iglesia que hasta apenas hace un año tenía a su cargo 30 comunidades, pero gracias a la oración de sus fieles, se dividió en dos parroquias debido al aumento de sacerdotes.
Advertisement
Cada vez que visito la parroquia, me siento como en casa; todos los servidores son alegres, entusiastas y muy comprometidos, justo lo que quiero darles a conocer.
Las parroquias no sólo son templos y construcciones arquitectónicas antiguas o modernas, son los hogares de cada uno de los bautizados que, movidos por la fe, la esperanza y la caridad, se reúnen para el encuentro con Dios, nuestro Señor, y no se trata únicamente de ir y vivir la Eucaristía, sino de verdaderamente tener un encuentro en fraternidad y solidaridad con los demás, porque así como nos reunimos para dar gracias, también nos encontramos para hacernos partícipes de las necesidades de los otros, ¿cómo?, a través de la oración comunitaria, en el diálogo con el otro, en la venta por las diversas necesidades de los grupos y movimientos.
Cada vez que acudo a esta iglesia, renuevo mis ganas de servir a Dios por medio de mis hermanos parroquianos, quienes desde hace ya más de 15 años me han acompañado en mi caminar y discernimiento vocacional. Cuando miro al pasado y recuerdo el rostro de los sacerdotes que conocí, me motivo más, pues cada uno de ellos contribuyó en la salvación de tantas almas y me pregunto cómo lo haré yo.
Para mí, la parroquia es un lugar de encuentro porque, en medio de tantas dificultades, hemos salido adelante con la gracia de Dios y reconocemos que necesitamos el uno del otro; como siempre digo: “cada uno de los que somos parte de esta iglesia, contribuimos de diferentes formas en la construcción de las personas y la salvación del otro”. Es por eso que a ustedes, Padrinos y Madrinas, amigos y familias de Misioneros de Guadalupe, los invito a que se acerquen a su parroquia, con su párroco, y contribuyan con lo que son y lo que pueden hacer por ella, que siempre será el lugar del encuentro.
Gracias a este encuentro personal que he vivido, ahora con la labor pastoral en la que colaboro, en el Centro de Orientación Vocacional del sureste (cov), los invito a que fomentemos el aumento de vocaciones en nuestras parroquias, suscitando en el corazón de los jóvenes el espíritu de entrega a las misiones.
Si tú, que lees este artículo, sientes una INQUIETUD VOCACIONAL, localiza nuestros centros:
Venciendo en el amor dentro de la comunidad
Levanto un castillo de ilusiones y sueño sola en mi silencio, ¿con quién lo haré?, ¿cómo lo haré? ¡Sólo con Dios en la comunidad es posible! Camino hacia ese castillo de ilusiones en mi vocación a la misión ad gentes con Misioneros de Guadalupe (mg), pues Él quiere que todos se salven y lleguen al conocimiento de la verdad.
Queridos Padrinos y Madrinas, quiero compartirles un poco de lo vivido en mi tercera experiencia de misión ad gentes con mg; esta vez, en la Misión de la Amazonía, región Pucallpa, zona selvática donde el calor húmedo alcanza hasta 38 grados centígrados.
Pertenezco actualmente a la Parroquia Virgen del Carmen (le llamamos parroquia, aunque es una capilla, ya que aquí no hay una diócesis, sino un Vicariato); el Obispo es Mons.
Martín Quijano Rodríguez y nuestro párroco es el P. Eduardo Castellanos Hernández, mg.
La parroquia está conformada por un grupo de señoras llamadas Carmelitas, que en dos épocas del año oran y salen con las “andas”: una en mayo con la imagen de la Virgen y la otra, en octubre, con el Señor de los Milagros. En ambas ocasiones se visita a las familias, evangelizando y rezando el rosario; cada mujer del grupo sale con una anda a diferentes sectores parroquiales. Se cuenta, también, con el grupo de jóvenes “Anawin”, quienes están en constante formación y buscan expresar su fe a través de obras de caridad, además de servir en la parroquia en todos los eventos con incansable entusiasmo.
Asimismo, está el equipo de catequistas, que da formación presacramental, y un grupo de Infancia y Adolescencia Misionera ( iam ). En total se atienden 10 asentamientos humanos, dos capillas y 18 caseríos (algunos cuentan con capilla y animador, otros no tienen animador o capilla). El animador es la persona que atiende a la comunidad del caserío en celebraciones de la Palabra y catequesis, brindando una invaluable ayuda al sacerdote.
Mi servicio en la misión es ir a los caseríos, que están a la orilla del río Ucayali, a formar a los animadores en la parte de catequesis. El encuentro con las comunidades se da con alegría, se comparten los alimentos: arroz con pescado o pollo y bebidas de aguas con frutas del lugar, como cocona, aguaje, cebada tostada, piña, limonada; la gente se reúne queriendo aprender más de Jesús y compartir sus experiencias de fe. Aquí, puedo vivir la fraternidad y la acogida que nos hace parte de ese cuerpo místico de Cristo, que es la Iglesia. Niños, hombres y mujeres nos reunimos y vamos aprendiendo juntos.
Una tarde, regresando de las comunidades, me encontré con una señora del grupo de las Carmelitas que me platicó su historia de fe y cómo llegó a este grupo. Es impresionante cuánto dolor y sufrimiento puede vivir una persona, pero también, ver cómo puede transformarse si su fe le ayuda a redimensionar ese dolor...
Padrinos y Madrinas, los invitamos a leer este artículo completo escaneando el siguiente código ▶
Contáctanos y caminemos juntos para descubrir el sueño que Dios tiene para ti:
Línea misionera sin costo: 800 0058 100
Whatsapp: 722 514 8183
Correo: mlavocaciones@mgpe.org
Fernando Bárcenas Sánchez
Promotor, Guadalajara
Actualmente colaboro en las zonas de Tlaquepaque y Colli, en Zapopan, Jalisco. Tengo 5 años como Promotor en Misioneros de Guadalupe.
Cuando ingresé al Instituto, sentí que Jesús tenía este lugar reservado para mí, ya que me encontraba en otro trabajo, pero mg me esperó a concluirlo y, gracias a Dios, estamos en esta labor.
Lo que me fascina de esta tarea es que te sensibiliza y aprendes a orar por los demás, a realizar todo por tu prójimo.
Además, he podido experimentar cómo a muchos Padrinos y Madrinas los haces parte de ti, de tu familia, y ellos te reciben de la misma manera; muchos me regalan fruta, comida y, claro está, un vaso de agua. Es muy agradable recibir esas muestras de cariño que nos dan aliento para seguir visitándolos cada mes.
Una Madrina, cada vez que la visito, me comenta que me quiere como al hijo que nunca tuvo; escucharla y compartir con ella y con todos los demás, es lo que me impulsa día con día.
Jesús y mamita María los bendiga por recibirme con una sonrisa, Dios les pague su generosidad y recuerden que siempre estarán en mis oraciones.