La Otra No. 6

Page 66

Para que algo nazca, algo se tiene que rom­per, y este enlace entre la vida y la muerte es lo que dis­tingue a ambos movimientos. Por las características de Mé­ xico, el estridentismo tenía forzosamente que ser una explosión urbana de encuentro con la civiliza­ción; mien­tras, la antropofagia brasileña, concebida a partir de una ciudad que el tiempo consagraría como el cen­ tro industrial de nuestra América, iría al en­cuen­tro de las raíces, deglutiendo en lo primitivo las complejida­ des heredadas o, mejor, impuestas por la colonización. Los liga la herencia aceptada de Europa, a la manera inocente o maligna de la consagración infan­til (dadá) o de los abismos oníricos (surrealismo) que, en el Bra­ sil, se reparten entre Tarsila, Oswald, Raul Bopp y Mu­rilo Mendes. Y más aún, los contemporáneos me­xicanos también coinciden con nuestros poe­tas de la fase “heroica” o de formación; y las temáticas de Dru­mmond, Cassiano Ricardo, Cecília Meireles etc., encuentran correspon­ dencias admirables allá. Y toda­vía, coincidiendo, ya en nuestros días, con el cons­truc­tivismo deflagrado a par­ tir de 1945, se suceden los textos, acá y allá, como si fue­ ra un diálogo de sordos pero en­tre primos hermanos. Valdría despertar la curiosidad de los investigadores pi­ diéndoles que procurasen co­no­cer a Ramón López Ve­ larde o a José Emilio Pache­co, para sentir cómo ellos podrían haber escrito en portugués, realizando aquí, sin perjuicio de la catego­ría lírica, el tránsito del siglo xix al xx, como lo hi­zo Ribeiro Couto, hasta lo coti­ diano y la protesta según la inquietud posterior de Lêdo Ivo. Y si miramos atrás, llega la mención de Sor Juana Inés de la Cruz o de Gre­gório de Matos. La gente aho­ ra entiende por qué los enlatados de la tv, ligándolos, tratan de separarnos; pues nuestro trazo de unión (o raya) son nuestras di­ferencias. Similares. Diría ade­más que lo que se diga para México vale para toda América, yo poeta | josé santiago naud

sin excluir siquie­ra a Canadá y Estados Unidos, siem­ pre que nuestra atención no se distraiga de lo que es auténticamente cultural. Entre tanto, en lo que concierne al mundo abajo del Río Grande o Río Bravo, urge instalar en el empo­ brecido y escuálido currículo nacional, más que una cátedra, la residencia de nuestra comunidad continen­ tal. Por zonas, el Plata o los Andes, el Caribe, el Istmo o la Parte Ecuatorial, desde Jalisco (¡no te rajes!) a la Pa­ tagonia, todo ha de converger en el corazón del Bra­sil. Y no sólo en el co­razón, también en el cerebro y en la entraña. Podemos honrar la Trinidad, que forma par­te antigua de nuestras devociones, sin menosprecio de la Trimurti orien­tal, según los valores de la Tríada, que la física actual, más inclinada al número que al expe­ rimento, co­mien­za a comprender entre el yin y el yang. Pues esto somos, los desheredados de América, más allá de nuestras venas abiertas, la mágica posibilidad complementaria de reunir macho y hembra en un glo­ bo perfecto o círculo de luz. Lo supo y lo sa­be —por­ que siempre lo supo— la Poesía. No quiero hacer ahora un rosario de nombres, ni me fastidia cual­quier lista biográfica. Pero cuando sa­ cudamos nuestra pereza o nuestra desconside­ra­ción, el paraíso de nuestra ignorancia será compensado con el tejido or­gánico de nuestro acto o de nuestra ins­pira­ ción, que así incluirá totalmente, como la piel envuel­ ve el cuer­po, el aticismo barroco de un Franz Tamayo, en Boli­via, y los atomismos parnasianos de los herma­ nos Campos, en Brasil. Neruda, Vallejo, Parra, Huido­ bro, Ca­rranza, Cardenal, Borges, Benedetti o Paz, son emi­nencias evidentes, pero no estarán solos. Nosotros, los brasileños, por ejemplo, nos sorprenderíamos si com­ parásemos la evolución de Rogelio Sinán con el des­ pliegue de nuestro modernismo, y lo consideráramos en la tela de la poesía panameña, tan firme y esplendo­ 


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.