Edición JULIO 2019

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mercado latino | JULIO 2019 rable, pero una parte importante de la sociedad, incluyendo el sistema político, ha tenido expresiones de resistencia. Lo significativo es que esas dudas se han ido disipando”, concluye. La JND depende directamente de la Presidencia de la República. “En esta administración vivimos las tensiones de la implementación y fue difícil al principio. Ahora las condiciones políticas son de consolidación, no de retroceso: puede que algún partido plantee enfoques alternativos, con una perspectiva de una normativa más liberal, pero no existe un ambiente que favorezca la derogación”, observa Olivera. En mayo de 2019 ya hay más de 36.000 registrados para comprar en farmacias, alrededor de 7.000 autocultivadores y más de 3.500 socios de clubes cannábicos, según datos del IRCCA. Unos registros que van en aumento en un país con menos de cuatro millones de habitantes; unas cifras en las que ya se fijan otras naciones para abordar modelos similares.

DESABASTECIMIENTO: PRINCIPAL RETO. El proceso en Uruguay, sin embargo, no está exento de complicaciones. El país sudamericano partió de cero en un sector todavía incipiente en términos de mercado, no existe conocimiento técnico consolidado sobre cómo producir cannabis a gran escala y su inexperiencia se refleja en varios apartados.

Diego Olivera, secretario general de la Junta Nacional de Drogas, en su despacho durante la entrevista con Efe. Foto: Pablo Gracia

Martín Rodríguez, director ejecutivo del IRCCA, no elude la autocrítica y recurre a la metáfora para resumir las dificultades que se han encontrado a la hora de satisfacer la demanda. “Tenemos las carreteras desarrolladas, pero la implementación es parcial porque aún no se completó el proceso de desarrollo de las distintas vías. Estamos lejos de alcanzar la cobertura que queremos y esperamos solucionar esto con el otorgamiento de nuevas licencias de producción”, explica a EFE. Actualmente sólo dos empresas cultivan cannabis en Uruguay: Symbiosis e ICC Labs. La producción todavía es insuficiente para abastecer a los usuarios registrados: el cultivo de marihuana no es sencillo, está

condicionado por la climatología y la estacionalidad, y son frecuentes las pérdidas de cosechas. Esta circunstancia provoca que la llegada del producto a las farmacias sea limitada y que situaciones como la de Martín Borland, esperando durante horas para adquirir la sustancia, sean todavía habituales. Las farmacias están funcionando con un sistema de reservas para paliar el problema, pero el sistema informático suele colapsarse y los vecinos se quejan por la aglomeración de compradores en el exterior de los comercios. “Ahora no hay cosecha. Están entregando menos cantidad. El IRCCA empezó distribuyendo cuatro kilos por semana, luego tres y ahora sólo dos. Dos kilos son 400 paquetes. Eso lo vendo en un día”, explica Enrique Curbelo, dueño de la farmacia Lilen. Sebastián Sccaffo, propietario de la farmacia Tapie, en la Ciudad Vieja, confirma que el desabasteci-


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