Quinta Sión

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QUINTA SIÓN

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QUINTA SIÓN Los judíos y la conformación del espacio urbano de Bogotá

Enrique Martínez Ruiz

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Reservados todos los derechos © Pontificia Universidad Javeriana © Enrique Martínez Ruiz Primera edición abril de 2018 Bogotá, D. C. ISBN: 978-958-781-177-3 Número de ejemplares: 300 Impreso y hecho en Colombia Printed and made in Colombia Editorial Pontificia Universidad Javeriana Carrera 7.ª n.° 37-25, oficina 1301 Edificio Lutaima Teléfono: 320 83 20 ext. 4752 www.javeriana.edu.co/editorial editorialpuj@javeriana.edu.co Bogotá, D. C. Pontificia Universidad Javeriana. Vigilada Mineducación. Reconocimiento como Universidad: Decreto 1297 del 30 de mayo de 1964. Reconocimiento de personería jurídica: Resolución 73 del 12 de diciembre de 1933 del Ministerio de Gobierno.

Corrección de estilo: Ana Cecilia Calle Poveda Diseño de colección: Tangrama tangramagrafica.com Imagen de cubierta: Archivo de Nathan Eidelman Diagramación y cubierta: Sonia Rodríguez Impresión: Javegraf

MIEMBRO DE LA

ASOCIACIÓN DE UNIVERSIDADES CONFIADAS A LA COMPAÑIA DE JESÚS EN AMÉRICA LATINA

RED DE EDITORIALES UNIVERSITARIAS DE AUSJAL www.ausjal.org

Martínez Ruiz, Enrique, autor Quinta Sión: los judíos y la conformación del espacio urbano de Bogotá / Enrique Martínez Ruiz. -- Primera edición. -- Bogotá: Editorial Pontificia Universidad Javeriana, 2018. –- (Opera Eximia) 428 páginas: ilustraciones, fotos, planos y tablas; 16.5 cm Incluye referencias bibliográficas. ISBN: 978-958-781-177-3 1. Urbanismo - Bogotá (Colombia). 2. Arquitectura - Bogotá (Colombia). 3. judíos en Colombia. 4. Espacio urbano - Bogotá (Colombia). 5. Bogotá (Colombia) - Historia. I. Pontificia Universidad Javeriana. CDD 711.40986142 edición 21 Catalogación en la publicación - Pontificia Universidad Javeriana. Biblioteca Alfonso Borrero Cabal, S.J. inp

23 / 02 / 2018

Prohibida la reproducción total o parcial de este material, sin autorización por escrito de la Pontificia Universidad Javeriana.

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En el transcurso de cada generación aparece siempre, rápida como el rayo, una epidemia espiritual en la ciudad judía, que domina las almas de aquellos que viven por algún motivo, para nosotros desconocido, y que hace que surja, como un espejismo los rasgos de un ser característico que quizás hace siglos vive aquí y tiene ansias de poseer forma y figura. Gustav Meyrink, El Golem

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Contenido Introducción

21

Estudios judaicos colombianos

23

Apuntes metodológicos

24

El texto

29

Ocultos, asimilados y visibles

La ruta de Indias La diáspora de Jerusalén en Sefarad

35

Intermedio luso

37

El éxodo ibérico

37

Los camuflados, los clandestinos

39

Mosaico americano

40

El Caribe sefaradí

42

Colombia: silencios, rumores y certezas

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35

45

Cuando el río suena...

45

Libertades en privado

46

Mosaico colombiano

50

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Shemá , Bogotá

55

Un rabí en la Colonia

55

El camino de la asimilación

60

El desvanecimiento de una identidad

110

Haciendo comunidad, haciendo ciudad

115

Los caminos de la nueva diáspora

116

Las comunidades judías en Bogotá

123

Tres comunidades y una ciudad

155

“Hacer América”… en Bogotá

El negocio inmobiliario a finales del siglo xix en Bogotá

163

Las transformaciones

164

Las normas y los agentes

168

Antonio Izquierdo

175

Los inmigrantes judíos

00_LIBRO SION.indb 10

y la expansión urbana

195

Kopp, el adelantado (1889-1927)

198

Los cinco pioneros de Ucrania (1919-1940)

219

Las compañías de urbanización

249

Casas de alquiler

287

Las estrategias

301

Haciendo ciudad

315

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“El corredor polaco”. Los judíos y las inversiones inmobiliarias en el centro de Bogotá

319

Los predios

323

Las operaciones inmobiliarias

328

Las construcciones

354

Epílogo: haciéndose con la ciudad

363

Bibliografía

369

Fuentes primarias

369

Fuentes secundarias

373

Anexos

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383

Anexo A. Árboles genealógicos

385

Anexo B. Tablas

393

Anexo C. Listado general de los cementerios judíos de Bogotá

401

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Lista de figuras Figura 1. Tumba de Karl Michelsen Koppel, ubicada

en el cementerio Inglés de Bogotá

65

Figura 2. Tumba de Josef Alexander Jacob Koppel Warburg,

Ema Olsen-Lund de Koppel, Samuel Bendix (V) e Inés Koppel Olsen, ubicada en el cementerio Inglés de Bogotá

75

Figura 3. Tumba de Frederick Jacobsen y Kaia Aggerholm

de Jacobsen, ubicada en el cementerio Inglés de Bogotá

76

Figura 4. Tumba de Salomón F. Koppel, ubicada

en el cementerio Inglés de Bogotá

86

Figura 5. Leo Kopp en El Socorro

89

Figura 6. Socios de la Cervecería Alemana Kopp y Cía.,

en El Socorro, en 1888. De izquierda a derecha aparecen Crónicas A. Mujica, Emil Kopp, Carlos Castello, Leo S. Kopp y Pablo G. Lorent

89

Figura 7. Publicidad de la firma Kopp & Castello en la portada

del Directorio general de Bogotá de 1887

90

Figura 8. Tumba de David Castello Montefiore, ubicada

en el cementerio Inglés de Bogotá

100

Figura 9. Tumba de Elías Gomes Casseres, ubicada

en el cementerio Inglés de Bogotá

103

Figura 10. Hermanos A. y Benjamín Gomes Casseres, 1918

103

Figura 11. Plano de la sinagoga del cib de la calle 23. Fachada y corte A-A

129

Figura 12. Plano de la sinagoga del cib de la calle 23.

Mezanine y primer piso

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Figura 13. Plano de la sinagoga del barrio Armenia. Cortes longitudinal y transversal de la sinagoga, y longitudinal del centro cultural

132

Figura 14. Fachada de la sinagoga del barrio Armenia

133

Figura 15. Plano de la sinagoga Adat Israel. Fachadas sur

y occidental

135

Figura 16. Plano de la sinagoga Adat Israel. Cortes A-A y B-B

136

Figura 17. Plano de la sinagoga de Los Húngaros. Fachada,

cimientos y corte

138

Figura 18. Plano de la sinagoga de Los Húngaros. Planta baja

y planta alta

139

Figura 19. Plano de la sinagoga Montefiore. Fachada,

localización general y corte A-A

145

Figura 20. Plano de la sinagoga Montefiore. Planta del primer piso

146

Figura 21. Plano de la sinagoga Magen Ovadia. Fachadas sur

y occidental

153

Figura 22. Plano de la sinagoga Magen Ovadia.

Planta del primer piso

154

Figura 23. Plano del Colegio Colombo Hebreo, ubicado

en la calle 52. Fachada norte

156

Figura 24. Plano del Colegio Colombo Hebreo, ubicado

en la calle 52. Planta del segundo nivel. Detalle del auditorio-sinagoga

157

Figura 25. Crecimiento demográfico de Bogotá en los siglos xviii y xix

164

Figura 26. Portada de Lotes en Chapinero,

de Antonio Izquierdo, 1900 Figura 27. Lotes de Antonio Izquierdo en Chapinero

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178 [inserto]

Figura 28. Barrio Mariscal Sucre

181

Figura 29. Barrio Quesada

181

Figura 30. Barrio del Mercado

182

Figura 31. Crecimiento demográfico de Bogotá en el siglo xx

196

Figura 32. Área urbana de Bogotá en el siglo xx

197

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Figura 33. Pila en la plazoleta de Bavaria, hoy plazoleta de San Martín, a comienzos del siglo xx

203

Figura 34. Barrio Quesada. División en lotes e indicación

en los cuadros de los pertenecientes a Leo Siegfried Kopp

211

Figuras 35, 36a y 36b. Casa de renta de Leo S. Kopp en la esquina

noroccidental de la calle 24 con carrera 7.a

213

Figuras 37, 38 y 39. Casa de renta de Leo S. Kopp en la esquina

noroccidental de la calle 24 con carrera 7.a. Plantas del primero, segundo y tercer piso

214

Figura 40. Casa de renta de Leo S. Kopp en la calle 21, entre

carreras 7.a y 8.a. Fachada sobre la carrera 7.a

215

Figura 41. Casa de renta de Leo S. Kopp en la calle 21, entre

carreras 7.a y 8.a. Fachada sobre la carrera 8.a

215

Figuras 42 y 43. Casa de renta de Leo S. Kopp en la calle 21, entre

carreras 7.a y 8.a. Plantas del primer y segundo piso

216

Figura 44. Fábrica de Bavaria, hecha con planos adaptados

por Alberto Manrique Canals (1889-1892)

218

Figura 45. Croquis de la reforma que se proyectó hacer

en la fábrica de Bavaria

218

Figuras 46 y 47. Paulina y Jorge Michonik, circa 1948

222

Figura 48. El Emporio de Paños, de Jorge Michonik

223

Figura 49. Esther y Salomón Gutt junto a sus dos hijos,

Marcos y Heli Gutt, a finales de la década de 1920 y comienzos de la de 1930

227

Figura 50. Publicidad de la Gran Fábrica de Molduras

y de la casa de comisiones La Económica, ambas de propiedad de S. Gutt & Cía.

230

Figura 51. Almacén Ambos Mundos, de Gutt, Pardo & Cía.

230

Figura 52. S. Gutt & Co.

233

Figura 53. Cartelera del teatro Apolo, de Salomón Gutt

234

Figura 54. Mausoleo de Salomón Gutt, ubicado en el cementerio

Hebreo del centro de Bogotá

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Figura 55. Moris Gutt

236

Figura 56. Alliance Comercial S. C., de S. & M. Gutt & Co.

237

Figura 57. El por entonces presidente de la República,

Carlos Lleras Restrepo, conversando con Moris Gutt durante la inauguración de la segunda planta de la Empresa Industrial Agrícola La Palma S. A., en San Alberto, departamento del Cesar 239 Figura 58. Tumba de Moris Gutt, ubicada en el cementerio

Hebreo del centro, en Bogotá

240

Figura 59. Rubén Possin con una de sus hijas, Maruja Possin,

en la década de 1930

241

Figura 60. José Eidelman, a la derecha, luciendo el uniforme

de la guardia personal de los zares, entre 1909 y 1914

243

Figura 61. Certificado de afiliación a la masonería

de José Eidelman, 1920

246

Figura 62. Publicidad de José Eidelman

247

Figura 63. Max y José Eidelman frente al almacén Alcyon, ubicado en Bogotá, en la década de 1920

247

Figura 64. Familia Eidelman Bernal. De izquierda a derecha: Rosa Bernal de Eidelman, Helí, Eliécer, Nathan, June, Zelde 249 y José Eidelman. Tomada en la década de 1930 Figura 65. Localización del barrio Santa Fe con relación

a Chapinero

253

Figura 66. Urbanización Santa Ana

255

Figura 67. Proyecto de urbanización del barrio Marly,

propiedad del Sr. Salomón Gutt

263

Figura 68. Proyecto de urbanización del barrio Gutt,

propiedad del Sr. Salomón Gutt

264

Figura 69. José Eidelman en alguna de sus oficinas

de venta de lotes

267

Figura 70. “Sean personas prácticas”

269

Figura 71. Localización del pasaje Gutt, al norte de la plazoleta

del Chorro de Quevedo

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Figura 72. Publicidad de la Compañía Constructora y Protectora

270

Figura 73. Barrio de la Compañía Constructora

271

Figura 74. Barrio San Bernardo. En los predios señalados

con verde se registraron inversiones de Salomón Gutt

273

Figura 75. Publicidad de José Antonio Barragán Sandino aparecida 273 en la Guía anunciadora de Bogotá de 1912 Figura 76. “Es de aprovechar”, S. Gutt & Co.

274

Figura 77. “Capitalistas”, S. Gutt & Co.

275

Figura 78. Publicidad del barrio 20 de Julio, de la empresa

urbanizadora Uribe Possin

276

Figura 79. Barrio Santa Lucía

278

Figura 80. Urbanización Gutt, Chiquinquirá o La Concordia.

Localizada entre las calles 15 y 16 y las carreras 1.aE y 1.aB

281

Figura 81. Manzana del pasaje Hernández. El edificio Gutt Dávila 282 se ubica en el lote n.º 19 Figura 82. Aviso publicitario del barrio Las Ferias

284

Figura 83. Proyecto para el Sr. Jorge Michonik

289

Figura 84. Proyecto para el Sr. Jorge Michonik

290

Figura 85. Proyecto para el Sr. Jorge Michonik

y José A. Barragán Sandino

292

Figura 86. Pasaje Michonik. Fachada sobre la carrera 2.a

294 a

Figura 87. Pasaje Michonik. Plantas baja y alta sobre la carrera 2.

295

Figura 88. Proyecto de construcción para el Sr. Jorge Michonik

y Rubén Possin, ubicado en la calle 46 con carrera 8.a, en el barrio Marly

298

Figura 89. Proyecto de edificación para los Sres. Jorge Michonik

y Rubén Possin, ubicado en la calle 46 con carrera 8.a, en el barrio Marly

299

Figura 90. Residencia Michonik, en el barrio La Merced,

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diseñada por Alberto Manrique Martín en 1945

300

Figura 91. Publicidad del barrio Gutt

306

Figura 92. Publicidad del barrio 7 de Agosto

306

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Figura 93. Publicidad del barrio Marly

307

Figura 94. Casa de Salomón Gutt en el barrio Marly

308

Figura 95. Publicidad de la Compañía Constructora y Protectora

311

Figura 96. “Barrio de La Paz”

312

Figura 97. Carta de agradecimiento de M. J. Suárez, ganador

del primer sorteo de un lote en el barrio La Paz

312

Figura 98. Rosa Bernal de Eidelman frente a la Quinta Sión,

construida por su esposo, José Eidelman, en el barrio La Paz, en la década de 1920

314

Figura 99. Centro de Bogotá. Área revisada por barrios

321

Figura 100. Predios comprados por judíos entre 1920 y 1970

en el centro de Bogotá

322

Figura 101. Plano del centro de Bogotá con las operaciones

inmobiliarias realizadas por judíos entre 1920 y 1970

329

Figura 102. Operaciones inmobiliarias realizadas por judíos

en el centro de Bogotá durante la década de 1920

345

Figura 103. Operaciones inmobiliarias realizadas por judíos

en el centro de Bogotá durante la década de 1930

346

Figura 104. Operaciones inmobiliarias realizadas por judíos

en el centro de Bogotá durante la década de 1940

347

Figura 105. Operaciones inmobiliarias realizadas por judíos

en el centro de Bogotá durante la década de 1950

348

Figura 106. Operaciones inmobiliarias realizadas por judíos

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en el centro de Bogotá durante la década de 1960

349

Figura 107. Zonas de inversión inmobiliaria de los judíos entre 1920 y 1970

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Lista de tablas Tabla 1. Personas de origen judío enterradas en el cementerio

Inglés de Bogotá

107

Tabla 2. Propiedades de Leo S. Kopp en el barrio Quesada, 1904

209

Tabla 3. Predios comprados por judíos en el centro de Bogotá

entre 1920 y 1970

324

Tabla 4. Tipos de operaciones inmobiliarias realizadas por judíos

entre 1920 y 1970

330

Tabla 5. Relación de rentas del edificio de Abraham Abus Szyler,

ubicado en la carrera 9.a n.os 22-56/60/62/64

335

Tabla 6. Operaciones inmobiliarias, discriminadas por barrios, realizadas por judíos en el centro de Bogotá entre 1920 y 1970

344

Tabla 7. Tipos de construcciones hechas por judíos en el centro

de Bogotá entre las décadas de 1920 y 1970

355

Tabla 8. Construcciones hechas por judíos en el centro de Bogotá,

discriminadas por barrios, entre 1920 y 1970

357

Tabla anexa 1. Operaciones inmobiliarias hechas por judíos,

discriminadas por barrios y por décadas, 1920-1970

393

Tabla anexa 2. Tipo de construcciones hechas por judíos,

discriminadas por barrios, 1920-1970

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Introducción El 2 de diciembre de 1847, Mendel Rubinstein adquirió en Bogotá una casa ubicada sobre el costado sur de la avenida Jiménez, marcada con los números 4-83 al 91, que pertenecía a los esposos Alejando Berger y Margarita Haupt de Berger.1 Tanto Rubinstein como los Berger hacían parte del pequeño grupo de inmigrantes judíos que se había instalado en Bogotá durante las tres décadas anteriores. Años después, Rubinstein demolió la casa, una edificación “relativamente buena y moderna”, según su propia descripción, con la idea de levantar en su lugar un “moderno edificio”, cuya construcción no estuvo exenta de disgustos. En una carta fechada el 23 de septiembre de 1948, algo más de cinco meses después del Bogotazo, Mendel se dirigió a Néstor Ujueta, entonces jefe de la Sección de Catastro del Municipio de Bogotá, en la que, además de manifestar que era “varón, colombiano, mayor de edad, de esta vecindad y cedulado en Bogotá bajo el número 2 098 545”,2 se quejaba ante el funcionario del aumento del avalúo de esta propiedad, que había pasado de $78 500 a $116 000. Decía Rubinstein: Considero flagrantemente injusta ésta [sic] extremada alza, entre otras, por las siguientes consideraciones: a) El avalúo anterior de $78 500 comprendía tanto el del terreno como el de la edificación, la cual era relativamente buena y moderna. b) El nuevo avalúo sólo se refiere al lote como quiera que la construcción fue demolida para proceder a reemplazarla con el moderno edificio que construiré, y para lo cual se han iniciado trabajos en días pasados; estos dos hechos puede comprobarlos el señor jefe. c) El lote tiene una extensión de 194 metros cuadrados, de manera que con el nuevo avalúo resulta valer cada uno la suma de $600,00 (seiscientos pesos), precio

1

Notaría 3.a, “Escritura 4091 del 2 de diciembre de 1946”, Archivo de Bogotá —en adelante,

ab—, Fondo de la Unidad Administrativa Especial de Catastro Distrital—en adelante, uaecd —,

Colección de Cédulas Catastrales —en adelante, cc—, Cédula 14-4-2, registro 97. “Carta dirigida por Mendel Rubinstein al jefe de la Sección de Catastro del Municipio de Bogotá”, sept. 23, 1948, ab, uaecd, cc, Cédula 14-4-2, registro 97.

2

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éste que carece de sentido comercial; estoy dispuesto a vender el terreno a $500,00 el metro cuadrado, al contado. d) Si a más del alto impuesto de valorización que debo pagar por el inmueble en referencia se me grava con un 500 % en el pago de los impuestos predial y servicios, cuya rata también ha sido aumentada, no me explico en dónde está el interés del Municipio por propender por el aumento de la construcción. El señor Jefe puede comprobar mi continuo ánimo de procurar el mejoramiento de la ciudad con la construcción de edificios modernos de calidad; estas alzas francamente injustas influyen decisivamente en mi ánimo haciéndome pensar en cesar en esta colaboración por dotar a la capital de construcciones modernas, amplias y de primera clase. e) Reconozco el alza que en la propiedad raíz se ha operado, pero considero que el Catastro debe mantener un criterio comercial justo en la fijación de precios a los inmuebles; no debe perderse de vista la depreciación que los lotes han tenido como consecuencia del buen número que d[e] [est]os, bien situados, dejaron los lamenta[bles hechos del nueve de] abr[il].3

Enrique Martínez Ruiz

22

La resolución que Ujueta tomó al respecto, el 21 de marzo del siguiente año, confirmó el nuevo avaluó, “puesto que se considera justa esa estimación, e inferior al precio comercial del inmueble, según los datos que aparecen consignados en la cédula catastral respectiva”.4 Finalmente, y a pesar del aumento del avalúo, Rubinstein construyó un edificio de diez pisos y lo vendió el 7 de abril de 1951, por medio de una permuta, a Sara María Robayo, quien lo utilizó como la torre occidental del hotel Nueva Granada.5 Pero más interesante que los detalles de este negocio inmobiliario son las sugestivas afirmaciones que Rubinstein hace en la carta dirigida a Ujueta en 1948. Según estas, él se consideraba un agente de la modernización de Bogotá. En primer lugar, sugiere que su acción estaba impulsada, aparte del lucro, por un espíritu altruista, al que se refiere como un “continuo ánimo de procurar el mejoramiento de la ciudad con la construcción de edificios modernos de calidad”, y, en segundo lugar, amenaza con cesar “ésta colaboración por dotar a la capital de construcciones modernas, amplias y de primera clase”.6 Más allá de si tales afirmaciones son realmente ciertas, la carta lleva a plantear algunas preguntas acerca de la relación que estableció este nuevo

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3 “Carta dirigida por Mendel Rubinstein al jefe de la Sección de Catastro del Municipio de Bogotá”. Los apartes entre paréntesis faltan en el original. Proponemos esta versión que puede no corresponder con el original. Sin embargo, es indiscutible la referencia al 9 de abril por el fragmento en el que se lee “abr”. 4 “Carta dirigida por Mendel Rubinstein al jefe de la Sección de Catastro del Municipio de Bogotá”. 5 Notaría 3.a, “Escritura 1559 del 7 de abril de 1951”, ab, uaecd, cc, Cédula 14-4-2. 6 “Carta dirigida por Mendel Rubinstein al jefe de la Sección de Catastro del Municipio de Bogotá”.

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introducción

grupo social que constituyeron los inmigrantes judíos que llegaron a Bogotá durante la primera mitad del siglo xx con el espacio urbano de la ciudad. Una de estas preguntas tiene que ver con el horizonte temporal: ¿Desde cuándo había presencia de grupos judíos en Bogotá? Otra está relacionada con sus formas de habitar: ¿Cómo se han apropiado del espacio urbano de la ciudad a través del tiempo? Y, finalmente, es necesario preguntar por las transformaciones del espacio: ¿Qué papel han desempeñado en su conformación urbana? Esta investigación trata de responder estas preguntas. Así, por un lado, intenta dar cuenta de las distintas formas en que las comunidades judías han habitado Bogotá en cada una de las épocas en que se ha registrado su presencia, y, por el otro, de su papel en la conformación del espacio de la ciudad que hoy conocemos.

Estudios judaicos colombianos El panorama colombiano es bastante pobre en relación con el desarrollo de los estudios judaicos latinoamericanos. Los pocos estudios rigurosos que han tratado el tema no han conseguido aún afiliarse a las discusiones académicas que se han desarrollado sobre este campo fuera de Colombia y se han limitado a dar cuenta de la presencia regional de los inmigrantes judíos desde el periodo colonial hasta el presente por medio de distintas perspectivas y desde una gran diversidad de disciplinas académicas. Estas investigaciones se han enfocado en la costa Caribe, en ciudades como Barranquilla, Cartagena y Santa Marta, con lo que se ha convertido en la región más estudiada del país. Las investigaciones de Adelaida Sourdis Nájera, Ricardo Escobar Quevedo, Anna María Splendiani, María Cristina Navarrete, Louise Fawcet y Eduardo Posada-Carbó, Itic Croitoru Rotbaum, Dino Manco Bermúdez, José Watnik Barón y Aliza Moreno-Goldschmidt tratan la presencia de judíos en esta zona desde la Colonia hasta comienzos del siglo xx. A pesar de que existen muy pocas investigaciones, la siguiente región más estudiada ha sido la ciudad de Bogotá durante el siglo xx. Hasta ahora, María Emperatriz Pérez Torres, Lina María Leal y Enrique Martínez Ruiz han elaborado sus investigaciones al respecto tanto en tesis de pregrado como de maestría. Sin embargo, no es mucho lo que se sabe sobre la presencia de grupos judíos en otros periodos de la historia capitalina. Una corta mención por parte de Escobar Quevedo es la única referencia cierta acerca de su presencia durante la Colonia. Sin embargo, aún no se ha llevado a cabo ninguna investigación profunda al respecto para el siglo xix. A pesar de que actualmente la comunidad judía bogotana es la más numerosa del país, su estudio sigue siendo una tarea pendiente. Por lo demás, si Bogotá es la segunda región más estudiada, ignoramos casi todo sobre la presencia de los judíos en las otras regiones de Colombia. En el

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caso de Medellín, la segunda ciudad más grande de Colombia, se cuenta tan solo con la investigación pionera llevada a cabo por Adriana Puerta de Cooper, mientras que para Cali, la tercera ciudad más grande del país, y ciudades intermedias, como Bucaramanga, Manizales, Pereira, Riohacha y Armenia, no existen estudios, a pesar de que se sabe que sí hubo flujos migratorios judíos. Por otra parte, algunas investigaciones han tratado la cuestión general de las migraciones judías a Colombia haciendo énfasis en el siglo xx. Azriel Bibliowicz hizo un primer balance por medio de varios artículos en los que hila de manera continua el estado de las investigaciones conocidas hasta la fecha. Enrique Biermann Stolle, José Ángel Hernández García y Lina María Leal se han centrado en distintos aspectos de las inmigraciones judías llegadas al país a causa de la Segunda Guerra Mundial. No podemos omitir el trabajo de Daniel Mesa Bernal, el cual, a pesar de su amplia difusión y provocativas afirmaciones, ha resultado controversial para algunos expertos. La publicación en 2011 del libro Los judíos en Colombia. Una aproximación histórica, realizada bajo la dirección académica de Adelaida Sourdis Nájera, ha sido el impulso más reciente que ha recibido el estudio de la realidad e historia de los colombianos judíos. Este libro recoge una colección de artículos elaborados por once investigadores que ofrecen un panorama general del estado actual de este campo. De este modo, el escaso desarrollo de los estudios judíos colombianos para Bogotá no permite aún que una investigación como esta se involucre en debates conceptuales. Estos debates son muy necesarios cuando existe un conocimiento profundo de las características particulares de su proceso, pero resultan ociosos cuando su mayor parte se ignora. Por otro lado, aunque sin duda la historia de Bogotá se conoce de manera más profunda, como veremos a lo largo de las siguientes páginas, también falta mucho por establecer con precisión, particularmente lo relacionado con el desarrollo urbano. Por ello, las páginas que siguen se centran en el análisis de las fuentes documentales para establecer un primer escenario de las relaciones de los inmigrantes judíos con el espacio urbano de Bogotá (escenario, por demás, aún incompleto), más que en elaborar un debate al respecto. Espero tener la posibilidad de seguir avanzando en esta productiva línea de investigación, a fin de generar una discusión amplia acerca de las relaciones entre los inmigrantes de distintas nacionalidades y tradiciones culturales llegados a la ciudad.

Apuntes metodológicos Al escribir estas páginas, las últimas en realidad, no fue posible sustraerme a la comparación de los resultados finales con las intenciones iniciales. Como suele ocurrir, el proyecto consistió en un ejercicio de retroalimentación constante en

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el que los primeros objetivos y el trabajo de investigación fueron modificándose mutuamente hasta tomar su forma final. Vistos ahora, los objetivos iniciales parecen una declaración de intenciones, que, si bien se transformaron considerablemente y posiblemente no se realizaron por completo, sí determinaron el rumbo grueso de la investigación. Finalmente, una investigación se hace, justamente, haciéndola. El trabajo de archivo, las entrevistas, las lecturas, las discusiones, los viajes, el análisis sistemático de las informaciones obtenidas, el tiempo muerto en un bus o en la cama tratando de conciliar el sueño y, finalmente, la escritura, son los elementos que realmente dan forma a la investigación. En mi declaración de intenciones dije querer establecer únicamente las pautas de asentamiento y movilidad de los inmigrantes judíos en Bogotá con el fin de determinar si hubo o no barrios judíos en esta ciudad. Pero, después de los primeros días de trabajo y de enfrentarme por primera vez con informaciones concretas, fui consciente de que resolver mi inquietud por los barrios judíos de la ciudad conllevaría un tiempo de investigación extremadamente largo, por lo que tomé la decisión de ajustar el rumbo. Varias cosas debieron ser resueltas en el camino.

Sobre la identidad de las personas judías En primer lugar, el principal obstáculo para abordar el tema fue determinar el mecanismo más apropiado para identificar quién es judío y quién no, y, luego, las fuentes para establecer su presencia en la ciudad. La primera cuestión es todo un debate en sí mismo. Aunque en este libro no se aborda directamente el tema de la identidad judía, sí debí resolver el debate de una forma práctica. Después de intentar varios caminos, el punto de partida fue la elaboración de una base de datos de los tres cementerios judíos de la ciudad, partiendo de la idea de que un judío, en la medida de sus posibilidades, preferiría siempre ser enterrado en un cementerio de su religión antes que en otro lugar. Esto en parte ya estaba hecho. Marco Milhem-Nessim, en su libro sobre la comunidad hebrea sefaradí de Bogotá, publicó una lista de las tumbas del cementerio que esta comunidad tiene en el centro de la ciudad. Las informaciones restantes las obtuve de las listas que tanto el cementerio judío del barrio Inglés y el del norte exhiben a la entrada de sus instalaciones para guiar a los deudos a las tumbas de sus familiares. Previo permiso de Marcos Peckel, en aquel entonces presidente del Centro Israelita de Bogotá, procedí a su registro. Para completar la lista final me serví de las noticias sobre otros judíos enterrados en otros cementerios de la ciudad, como el cementerio Británico, el Alemán y hasta el cementerio Central, los cuales, como veremos, a veces pusieron señales explícitas en algunas de sus tumbas que hasta en la actualidad todavía dan cuenta de su judaísmo. Pero debido a los múltiples desplazamientos de muchos de estos individuos, no siempre fueron enterrados en Bogotá, por lo que sus apellidos no

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aparecieron en las listas de los cementerios bogotanos. En estos casos, recurrí a otras fuentes, como los tres libros publicados de crónicas sobre las comunidades judías bogotanas, bases de datos en Internet, otros trabajos hechos al respecto y la asesoría de algunos miembros de las comunidades judías contemporáneas, como Adriano Moreno Weinstein y Vicky Possin de Moreno, quienes estaban enterados de las genealogías hebreas de la ciudad. La lista resultante se convirtió en un instrumento imprescindible para realizar esta investigación, por lo que he decidido incluirla en este trabajo. Las listas de judíos aparecen con recurrencia en diversos contextos. Tradicionalmente fueron el medio privilegiado para llevar a cabo expulsiones y exterminios a lo largo de la historia del pueblo judío, pero también un recurso para su salvación. Casualmente, al momento de escribir estas páginas, se divulgó una noticia acerca de una lista de judíos elaborada en plena Segunda Guerra Mundial por la España de Francisco Franco con el objeto de “coartar el alcance de fáciles manejos perturbadores”. Hoy se sabe que si España hubiese entrado en la confrontación, lo habría hecho del lado de Alemania, y, probablemente, la lista hubiera engrosado las de Auschwitz.7 Por eso resultan tan controversiales estas relaciones, pues se prestan para servir a cualquier intención. Con los años, las comunidades judías de Bogotá han preferido no llamar la atención. La situación política del país y la posición social que han alcanzado las ha hecho objetivo de secuestros y señalamientos puntuales. En la actualidad, el conflicto palestino-israelí ha reavivado, incluso en Colombia, la judeofobia, que se creía extinta después de la Segunda Guerra Mundial. A pesar de esta ambigüedad, he decidido publicarla, con la intención de que se convierta en un instrumento útil que contribuya a ampliar el conocimiento sobre los colombianos judíos y sobre su papel en la conformación de la nación colombiana. Considero que no publicarla tan solo alimentaría la ignorancia sobre nuestra historia y en modo alguno ayudaría a garantizar el bajo perfil de las comunidades judías colombianas, dada la gran cantidad de bases de datos que circulan en Internet sobre genealogías judías.

Sobre los judíos y el espacio urbano

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En cuanto a la presencia de los judíos en el espacio urbano de la ciudad, las fuentes privilegiadas fueron las cédulas catastrales elaboradas por la actual Unidad Administrativa Especial de Catastro Distrital —en adelante, uaecd—, las cuales reposan en el Archivo de Bogotá.8 Las cédulas fueron diseñadas para

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7 Jorge M. Reverte, “El regalo de Franco para Hitler. La lista de Franco para el holocausto”, El País [Madrid] jun. 20, 2010. 8 Para conocer más detalles sobre este fondo y sobre la evolución del Departamento Administrativo de Catastro Distrital, véase Patricia Pecha Quimbay, Guía de fondos del Archivo de Bogotá (Bogotá: Imprenta Distrital de la Alcaldía Mayor de Bogotá, 2006), y Cecilia Mercado, Origen y desarrollo institucional del catastro en la ciudad de Bogotá en el siglo xx: Departamento Administrativo de Catastro Distrital (Bogotá: Archivo de Bogotá, 2004 [inédito]).

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recoger la información fiscal de los predios de la ciudad, y con los años se fueron modificando para poder “consultar las condiciones físicas, económicas y jurídicas de la procedencia [de cada] inmueble”.9 Así, recogen descripciones sobre los inmuebles relativas a sus materiales, alturas, avalúos, croquis, nomenclaturas y divisiones prediales de las manzanas en las que se encuentran, etc. Además, las cédulas catastrales contienen otro tipo de información, que resultó esencial para esta investigación: la historia jurídica de cada predio de la ciudad, que incluye los nombres de los distintos propietarios, las fechas de compra y venta, los datos de las escrituras y, en la mayoría de los casos, los valores de las transacciones y las construcciones que allí se hicieron. Por lo tanto, se constituyeron en una fuente privilegiada para elaborar una geografía detallada de los habitantes de la ciudad dentro de su espacio y determinar sus cambios, y para ubicar otro tipo de documentos relacionados, como las escrituras públicas que se encuentran en el Archivo General de la Nación, o los planos urbanos, arquitectónicos y constructivos conservados en el Archivo de Planeación Distrital, los que, en algunos casos, revisé con posterioridad.

Procedimiento Una vez superados los dos primeros obstáculos, procedí a cruzar las dos informaciones. Es decir, busqué los apellidos judíos en las cédulas catastrales de la ciudad, de modo que fue posible ubicar con bastante precisión dónde y cuándo se estableció una gran parte de los judíos que llegaron a Bogotá. Estas coordenadas empezaron a hacer evidentes los distintos modos en que los judíos se relacionaron con el espacio de la ciudad, particularmente con respecto a las inversiones inmobiliarias que llevaron a cabo. Sin embargo, las cédulas solo proporcionan informaciones relativas a los propietarios de los predios y no sobre los arrendatarios, lo que limita su alcance. Aunque en algunos casos hay cédulas que sí ofrecen informes sobre los arrendatarios, estas son una excepción dentro de los documentos. Por eso, todas las informaciones que siguen serán relativas a los propietarios de los inmuebles. El mecanismo de investigación hizo que tuviera que ajustar el área de interés. Mi primera intención era revisar la historia jurídica de cada uno de los predios de Bogotá desde la calle 1.a hasta la calle 100, entre los cerros orientales y la avenida carrera 30, para establecer cuáles habían sido comprados por los inmigrantes judíos y sus hijos colombianos, de modo que pudiera ubicar los lugares en donde se asentaron y las particularidades de sus desplazamientos intraurbanos. Esta área cubría la totalidad de barrios en los que se asentaron, según las crónicas y las informaciones que obtuve por medio de entrevistas. 9

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Pero luego de ver la gran cantidad de tiempo que demandaba hacer esta revisión y la riqueza de las informaciones contenidas en las cédulas catastrales, decidí reducir el área de revisión a tan solo el centro de la ciudad, entre la calle 1.a y la avenida calle 26, y entre los otros dos bordes establecidos. Tuve que dejar de lado la pregunta por los barrios, al menos en parte, para centrarme en un asunto más amplio: la relación de este grupo de inmigrantes con el espacio urbano de Bogotá. Como se ve, paradójicamente, la investigación tomó una perspectiva más general al enfocarme en un área urbana de menores dimensiones. Ya no solo se implicaban sus pautas residenciales, sino cualquier tipo de relación que hubiera podido darse entre ellos y el espacio urbano. Por supuesto, esta decisión estuvo determinada por las informaciones que me hicieron evidente que los judíos no solo compraron predios para habitarlos sino que también se convirtieron en agentes activos en la conformación del espacio de la ciudad a través del negocio inmobiliario, el cual también funcionaba como estrategia de acumulación. De todos modos, y a pesar de todos los ajustes, solamente la revisión de las historias prediales tomó más de un año de trabajo constante y otro tanto más de análisis sistemático, las cuales arrojaron una gran variedad de informaciones que no siempre me fue posible incluir aquí. Además, la reducción del área revisada dejó por fuera de la investigación a la mayoría de los barrios que inicialmente tuve intención de estudiar. A excepción del barrio Santa Fe, dejé de lado otros barrios importantes en los que se dice que habitaron buena parte de los inmigrantes judíos: los barrios Armenia, Teusaquillo, La Soledad y El Chicó. Estos dos asuntos, dar cuenta de las informaciones adicionales que produjo el archivo y la revisión de la historia jurídica de los predios de los otros barrios de interés, son una tarea pendiente, que espero poder abordar con posterioridad. Por otro lado, el cambio en la densidad de los nombres que aparecieron a través del tiempo me hizo ver que la relación de los inmigrantes judíos con el espacio de la ciudad se dio de distintas maneras a lo largo del siglo xx. Los primeros inmigrantes constituyeron un grupo pionero que sentó las bases de las migraciones posteriores. Por su papel fundacional y su número reducido, decidí elaborar cortas reseñas biográficas de estas personas. Para ello, me valí de distintas fuentes —como prensa, archivos digitalizados en Internet, entrevistas a sus descendientes y algunos documentos e imágenes conservados en los archivos familiares—, que ayudaron a dimensionar su importancia para la historia de las comunidades judías establecidas en Bogotá y, en general, para toda la sociedad colombiana. Las historias de vida no estaban contempladas en el plan inicial de la investigación, pero hacerlas me ayudó a entender la importante función que desempeñaron como agentes de la expansión y la renovación urbana de Bogotá desde muy temprano en el siglo xx. También me permitió entender la configuración del negocio inmobiliario dentro del portafolio de

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las actividades económicas en la que se involucraron masivamente los inmigrantes posteriores y sus hijos colombianos. Los cambios no pararon ahí. Los libros de crónicas de las comunidades judías sefaradíes y asquenazíes de Bogotá y los recuerdos de los inmigrantes y sus descendientes se encargaron de difundir la idea de que antes de las olas migratorias del siglo xx no había habido judíos en la ciudad. Sin embargo, el entrenamiento que obtuve en las particularidades de las genealogías hebreas me hizo sospechar que algunos sonados apellidos bogotanos tenían este origen. Ciertamente, la revisión de las investigaciones sobre las genealogías de Bogotá, de algunos estudios recientemente realizados sobre los cementerios no católicos que integran el complejo funerario del cementerio Central y de algunas bases de datos en Internet me dieron la certeza de que sí hubo algunos pocos inmigrantes judíos, o de origen judío, que se asimilaron a la sociedad cristiana durante el siglo xix. Me decidí entonces a reconstruir el rastro de estos judíos bogotanos del siglo xix. Para ello revisé directorios de la época, algunos libros de memorias escritos por sus descendientes, fuentes primarias y secundarias, impresas y digitales, disponibles en Internet y algunas publicaciones que han dado cuenta de su presencia en la ciudad, omitiendo de manera deliberada o inconsciente su origen judío. De forma paralela, la investigación que Ricardo Escobar Quevedo publicó en el 2008 dio a conocer por primera vez evidencias sólidas que confirmaron las sospechas acerca de la existencia de grupos judaizantes en la Santafé colonial, la cual incluí en este libro a manera de reseña. Con estos datos y con otros que me permitieron reconstruir la historia de las principales organizaciones comunitarias que establecieron los inmigrantes judíos en Bogotá durante el siglo xx, fue posible hacer un primer balance comparativo de las distintas formas en que los judíos han habitado el espacio de la ciudad a través de su historia.

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El texto Los resultados de la investigación están organizados en dos grandes partes. La primera, llamada “Ocultos, asimilados y visibles”, está conformada por cuatro capítulos y da cuenta de las distintas maneras en que los judíos llegados a y nacidos en Bogotá han habitado la ciudad. El primer capítulo ofrece una descripción general del recorrido que los primeros judíos llegados al Nuevo Mundo hicieron desde Europa; el segundo da cuenta de la manera como llegaron por primera vez al territorio de lo que hoy es Colombia; el tercero explica cómo habitaron la ciudad durante la Colonia y el siglo xix, según las informaciones que conocemos, y el cuarto analiza las olas migratorias llegadas Bogotá en el siglo xx y el proceso por medio del cual visibilizaron por primera vez su presencia en la ciudad. La segunda parte, llamada “Hacer América... en Bogotá”, está conformada por tres capítulos

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que dan cuenta del papel que los inmigrantes judíos desempeñaron en la conformación urbana de la ciudad durante el siglo xx y de la función de los negocios inmobiliarios como estrategia de reconstrucción individual y comunitaria en este nuevo episodio de la diáspora que los trajo a Bogotá. El quinto capítulo ofrece una idea de las características del mercado inmobiliario capitalino en el cambio del siglo xix al xx, tal como lo encontraron los inmigrantes judíos antes de que llegaran a convertirse en uno de sus actores más destacados, y el sexto muestra un panorama de la acción de los primeros inmigrantes que se relacionaron con los bienes raíces desde finales de la década de 1910 hasta el comienzo de la de 1930. Estos inmigrantes establecieron las bases de acción tanto de sus correligionarios que llegaron a la ciudad en fechas posteriores como de sus descendientes colombianos. Finalmente, el séptimo capítulo realiza un análisis cuantitativo muy riguroso de las informaciones obtenidas por medio de la revisión de las cédulas catastrales. En él se da cuenta de la acción de los judíos en el centro de la ciudad entre 1920 y 1970. Al final, a modo de conclusión, presento una corta reflexión sobre los resultados. Sean, pues, bienvenidos a este largo viaje. Seis años después de haber hecho una pequeña pregunta, la búsqueda de una respuesta parece haberse convertido en una vida entera. Responderla ha exigido todo de mí: tiempo, ánimo, trabajo, disciplina, constancia y, más que nada, el deseo de aprender. Preguntarme por las comunidades judías establecidas en Bogotá fue realmente preguntarme por la historia de Colombia, de Bogotá y por la mía propia. Es decir, por las circunstancias que me han llevado a ser lo que soy. Finalmente, la historia de los judíos bogotanos se funde en una sola con la de aquellos que no lo somos. Su historia es nuestra historia y la nuestra es la suya también. Antes de seguir adelante, debo agradecer a todos aquellos que de una u otra forma me han apoyado con esta investigación. En primer lugar, a todos los encargados de la Sala de Usuarios del Archivo de Bogotá, Claudia Gómez, Yesid Hurtado, Marta Vargas, Yudeli Barrios, Reinaldo Mojica y Rodolfo Zuluaga. Durante más un año se mostraron dispuestos a dar solución a todos mis requerimientos: han sido verdaderos compañeros de trabajo del día a día. También quiero agradecer al equipo de investigadores de este archivo, especialmente a Luis Enrique Rodríguez, Alicia Florián y Patricia Pecha, con quienes compartí muchas inquietudes sobre la historia de Bogotá. A las familias Bursztyn Mendoza y Feferbaum Ramírez, por cruzarse en mi vida. Ellos son la inspiración profunda que motivó este trabajo. A David, Estella, Alejando y Bertha Paola Feferbaum debo su apoyo y ánimo para llevar a cabo este trabajo que nació en la cocina de su apartamento del barrio El Lago, construido en la década de 1960 por su patriarca en Bogotá, Jacobo Feferbaum.

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Quiero agradecer también a Germán Mejía Pavony, quien dirigió el proyecto de investigación del cual resultó este libro. Desde el comienzo, la orientación de Germán fue fundamental por las lecturas propuestas en los seminarios de Historia Urbana, de la Maestría en Historia y Teoría del Arte, la Arquitectura y la Ciudad, de la Universidad Nacional de Colombia. Germán nos ofreció a mí y a muchos de mis compañeros de clase la primera experiencia de trabajo serio en un archivo en el marco de un proyecto de investigación. Como director del Archivo de Bogotá, puso a mi disposición todos los recursos de esta importante entidad, que conserva una buena parte del patrimonio documental de la ciudad, y me puso en contacto con los archivos de otras entidades como Planeación Distrital. Gracias a su tiempo y consejos en el largo proceso que tomó la decantación de una inquietud que por primera vez tomaba forma, hoy este proyecto ve la luz. Agradezco a Luis Carlos Colón Llamas por darme la oportunidad de trabajar en tres de sus proyectos de investigación sobre la historia de Bogotá, los cuales me aportaron valiosos conocimientos sobre la ciudad y determinaron en buena parte la forma final de este texto. Por tanto, este es el fruto de muchas inquietudes y documentos compartidos. Muchos amigos fueron pacientes conmigo al soportar esta manía monotemática que inundó cada rincón de mi vida, y algunos incluso se vieron involucrados de alguna forma. A Sergio Enciso y Marcela Castellanos les agradezco su ayuda y compañía durante los primeros días de trabajo en el archivo; a Juan Manuel Rengifo, amigo de largos años, a quien debo su ayuda en la elaboración de los mapas de la segunda parte del texto. Tal vez, el que más, fue Adolfo Cobo Serna, comensal frecuente en La Candelaria durante la fase de archivo, quien me aportó su valioso punto de vista como economista inquieto por la historia de nuestro país. Su capacidad de síntesis se filtra en algunos párrafos de este trabajo. Agradezco también a la familia Moreno Possin por abrir incondicionalmente las puertas de su casa a un desconocido que un día golpeó buscando saber qué era el judaísmo. Su disposición me permitió conocer la más bella expresión de un hogar judío bogotano. En su compañía conocí la dulzura del Manischewitz en shabbat, la alegría de una mesa grande de pessah y el dolor y la gran franqueza de una shivá. A Adriano debo sus muchas ideas, su guía desinteresada, su disposición y su compromiso incondicional con mi investigación, sin los cuales estas páginas no serían lo que hoy son. Agradezco la ayuda de Vicky, las muchas conversaciones, su amor de madre e incomparable sinceridad; a Francesca, su humor implacable y alegría constante; a los tres, su amistad. Finalmente, antes que a nadie, agradezco a mi Madre, Rosa María Ruiz Novoa, por estar ahí, siempre ahí, a pesar de mí. Sin su amor infinito por su hijo y su apoyo sin condiciones, nada hubiera podido ser posible.

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La ruta de Indias Desde entonces y durante siglos, nadie se sentía plenamente libre y seguro en los campos y las ciudades de las Españas, pues temían que algún remoto antepasado comprometiese su nombre o el de los suyos o que al contraer matrimonio con su amada estuviese heredando sin quererlo la desdicha y el encono que truncan los destinos de los hombres. Enrique Serrano, Donde no te conozcan*

La diáspora de Jerusalén en Sefarad El año de 1492, llamado el “año admirable”,1 marcó una ruptura profunda en la organización del mundo y en la forma misma como el hombre occidental comenzó a concebir el espacio en el que habitaba. A pesar de que muchos ya lo sabían, el mundo dejó de ser plano, con confines habitados por monstruos de todo tipo. Ahora era redondo, y era posible recorrerlo en todas direcciones. El centro de tal transformación fue la península ibérica: Portugal, con mucho empeño, y España, con más suerte. Los Reyes Católicos tomaron la decisión de expulsar a los judíos que habitaban en sus territorios a fin de lograr la homogeneidad religiosa, que ellos consideraban necesaria. Con esta acción buscaron consolidar la unificación política de los reinos ibéricos que habían logrado tras la conquista de los territorios peninsulares en manos de los moros.2 Sin embargo, la expulsión podía evitarse si los judíos renunciaban a su religión y se convertían a la de los gobernantes españoles. El precio fue alto, pero muchos lo pagaron. Miles de conversiones se registraron con lo que se dio lugar a “un nuevo estamento social

* 1 2

Enrique Serrano, Donde no te conozcan (Bogotá: Editorial Planeta, 2007) 183.

Bernard Vincent, 1492: “El año admirable” (Barcelona: Crítica, 1992). Para la discusión sobre las causas de la expulsión, véase Luis Suárez Fernández, “La población judía en vísperas de 1492. Causas y mecanismos de la expulsión”, Los judíos de España. Historia de una diáspora (1492-1992) ed. Henry Mechoulan (Madrid: Trotta, 1993).

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en España: “los cristianos nuevos”,3 también llamados conversos. Unas conversiones fueron sinceras y perdurables, pero otras fueron una fachada pública que ocultaba una intimidad rica en rituales judaicos que se negaba a desprenderse de creencias milenarias. A estos últimos se los llamó marranos.4 Por otro lado, en el mismo año —el 2 de agosto, para ser precisos—, partió la expedición de Cristóbal Colón del puerto de Palos de Moguer, la cual terminaría con la incorporación de América a la geografía del mundo occidental y la formación del imperio más grande y rico que el mundo había conocido hasta entonces: el Imperio español, que llegaría a tener dominios en Europa, las Indias Occidentales y las lejanas tierras del Oriente. Los bordes del mundo desaparecieron y aquellos confines ignotos, largo tiempo imaginados, comenzaron a tener una forma diferente para los hombres de aquel tiempo. Estos dos hechos, la expulsión de los judíos de España y la incorporación de América en la narrativa occidental, terminarían causando que miles de judíos sometidos a la llamada diáspora de Jerusalén en Sefarad 5 llegaran, después de muchas peripecias, a territorio americano. Para ese entonces, la presencia de los judíos en España se remontaba a más de dos mil años.6 Es probable que llegaran a Sefarad, nombre bíblico de España, con las primeras expediciones comerciales de los fenicios venidas desde Canaán, en el Medio Oriente, desde el siglo xi a. C., y que para el siglo viii a. C. promovieran la fundación de asentamientos permanentes dentro de los cuales vivieron judíos según la ley de Moisés.7 Tendrían que pasar casi quinientos años después de su salida de Sefarad para que los expulsados pudieran retornar a esta tierra que marcó una cúspide de esplendor intelectual y religioso dentro de la historia judía.

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3 Adelaida Sourdis Nájera, El registro oculto. Los sefardíes del Caribe en la formación de la nación colombiana (Bogotá: Editorial Guadalupe, [2001] 2003) 14. 4 La discusión sobre el origen de esta palabra y su aplicación para los judaizantes o criptojudíos es extensa. Sin embargo, según Ricardo Escobar Quevedo, “deriva del sustantivo árabe mahram”, que hace referencia a aquello que es prohibido o ilícito. Ricardo Escobar Quevedo, Inquisición y judaizantes en América española (siglos xvi-xvii) (Bogotá: Editorial Universidad del Rosario, 2008) 33, nota 8. 5 María Antonia Bel Bravo, citada en Sourdis Nájera, El registro oculto 9. 6 Uno de los argumentos usados para justificar su expulsión de España era que los judíos fueron los asesinos de Jesús. A este respecto, los judíos respondían diciendo que en cualquier caso no pudieron ser los que habitaban en ese tiempo en España, ya que estuvieron allí desde mucho antes de que esos hechos tuvieran lugar. 7 Mario Liverani, El antiguo Oriente. Historia, sociedad y economía (Bogotá: Crítica y Grijalbo Mondadori, [1991] 1995) 549.

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Fueron múltiples los rumbos que tomaron los expulsados que decidieron mantener su fe. Unos pocos fueron a parar a Francia, Italia y el norte de África, muchos más al Imperio otomano, e incluso se sabe que muchos de ellos, en contra de las prohibiciones de la Corona española, se embarcaron rumbo a las Indias Occidentales para habitar, ya fuera en tierra firme o en las islas del Caribe. Sin embargo, el grueso de los que decidieron emigrar encontró refugio en Portugal, donde el rey Juan ii, a pesar de la posición contraria de sus consejeros, les dio asilo. La presencia de judíos en Portugal también era ya en aquel tiempo de vieja data. Sin embargo, este hecho no bastó para que los comerciantes, tanto cristianos como judíos, no se sintieran amenazados por el gran número de recién llegados. Muerto Juan ii, en 1495, y posesionado Manuel I, su sucesor, la tranquilidad que habían logrado los refugiados empezó a tambalear. Manuel quiso casarse con Isabel, hija de los Reyes Católicos, para lo cual fue condicionado por ella a expulsar a todos los infieles de Portugal. En 1496, una ordenanza mandó la expulsión de los judíos y moros del territorio luso en un término de diez meses, bajo la pena de muerte y confiscación de sus bienes. Sin embargo, al año siguiente, previendo el rey Manuel el grave daño que la salida de los judíos significaría para las finanzas del reino, prefirió, antes que expulsarlos, bautizarlos por la fuerza. Así, se generaron graves desgarramientos en el interior de sus familias, sus bienes y edificios más representativos, como las sinagogas, que fueron convertidas en templos cristianos. A pesar de esto, siguieron llegando cristianos nuevos a Portugal, con grandes capitales que enriquecían al reino. Pero la desconfianza hacia ellos no cedió y terminó concretándose, durante el reinado de Juan iii, en el establecimiento del Santo Oficio de la Inquisición, en 1536, el cual dio comienzo a una nueva persecución que ya no les dejó espacio a los judíos en la península ibérica.

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El éxodo ibérico Bayona y Burdeos, en el sur de Francia, los puertos de Amberes, Hamburgo y Bremen y algunas ciudades de Italia e Inglaterra fueron los nuevos destinos escogidos por los judíos exiliados de Portugal, que se sumaron a los que ya habían acogido de la expulsión de España.8 Sin embargo, las Provincias Unidas del Norte, conformadas por Holanda y Zelanda, fueron los lugares donde mejor los recibieron, aún más después de su participación en el logro de su independencia

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de España, en 1581. Aquellos sefarditas, sefardíes, sefaraditas o sefaradíes9 desde entonces fueron conocidos en los lugares a los que llegaban como “portugueses” o de la “nación portuguesa”.10 Esta nueva emigración les permitió extender sus redes comerciales por todo el norte y nordeste de Europa y por los principales puertos portugueses y españoles, en donde se concentraba todo el comercio con África, India y América.11 Ya para el siglo xvi, pocos grupos sociales como este (ligados por estrechos vínculos familiares y religiosos y enclavados en el corazón mismo de Occidente y Oriente) habían logrado desarrollar una red de dimensiones globales, propicia para el comercio transcontinental, que empezaba a desarrollarse entre Europa y sus colonias. En el caso judío, la dispersión de las redes familiares les permitió establecer amplias redes comerciales a lo largo de los siglos. Los continuos desplazamientos forzados y las migraciones voluntarias de familias nucleares e individuos hacia distintos lugares del planeta causaron la dispersión de familias extensas, las cuales, a pesar de las grandes distancias, siguieron manteniendo vínculos estrechos entre ellas. De este modo, los judíos han podido constituir sólidas redes comerciales a lo largo de extensos territorios sobre la base de sus redes familiares. Es esta particularidad histórica, causada por las múltiples expulsiones y por la decisión voluntaria de migrar, la que ha llevado a que las comunidades judías sean asociadas con actividades comerciales y de navegación en los lugares a los que han arribado. A lo largo de este libro, observaremos varias veces cómo las redes familiares fueron el mecanismo privilegiado para los desplazamientos de los inmigrantes judíos en su camino hacia Colombia. Una vez en Ámsterdam y Hamburgo, y a pesar de su integración, los judíos siguieron apareciendo como cristianos nuevos. Solo cuando se les autorizó

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9 Según la 22.a edición del Diccionario de la lengua española, de la Real Academia Española, las palabras sefardita y sefardí se toman como sinónimas, y pueden usarse indistintamente, sin que con ello se pueda pensar que se ha cometido un error. Sus plurales son sefarditas y sefardíes, respectivamente. Sin embargo, la palabra sefaradí no está aceptada por la citada academia, aunque en la primera edición del Diccionario panhispánico de dudas, de 2005, sí se reconoce que en el español usado en algunas zonas de América, especialmente en el Cono Sur, se usa esta última variación que conserva la segunda a del topónimo hebreo. Su plural es sefaraditas o sefaradíes, según se prefiera entre las dos versiones aceptadas. La comunidad bogotana que reúne a los judíos descendientes de los expulsados de la península ibérica se llamó a sí misma, desde su constitución, en 1945, Comunidad Hebrea Sefaradí de Bogotá. Por respeto a la voluntad de aquellos primeros inmigrantes que decidieron usar esta versión no castiza de la palabra, en lo sucesivo usaremos sefaradí y sefaradíes para referirnos a su comunidad (véase Real Academia Española, Diccionario de la lengua española. En línea. Mar. 3, 2009. Disponible en http://dle. rae.es/?id=XRmeIfh; Real Academia Española, Diccionario panhispánico de dudas. En línea. Mar. 3, 2009. Disponible en http://lema.rae.es/dpd/?key=sefardita). 10 Günter Böhm, Los sefaradíes en los dominios holandeses de América del Sur 1630-1750 (Frankfurt/M.: Ververt, 1992) 9. 11 Böhm, Los sefaradíes 10.

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a practicar libremente su culto, a principios del siglo xvii, floreció la vida judía en estas dos ciudades, organizada en congregaciones que pronto construyeron sinagogas y que se destacaron por su alto nivel de vida intelectual y cultural. Durante los siglos xvii y xviii, Ámsterdam se convirtió en el centro cultural y comercial de los sefaradíes.12 Allí instalaron sus casas impresoras, las cuales exportaban libros apetecidos por los cristianos nuevos de España, e impulsaron la vida comercial e industrial al promover la importación de tabaco y caña de azúcar, entre otros productos tropicales; también trabajaron en la talla de piedras preciosas y en el desarrollo de la navegación, lo que favoreció mucho el desarrollo económico de los Países Bajos. También fue posible para estos prósperos comerciantes adquirir acciones de las compañías de las Indias Occidentales y Orientales, lo que le garantizó a los “portugueses” los privilegios otorgados en el comercio de ultramar.

Los camuflados, los clandestinos Para hacer efectivos estos intercambios comerciales con Portugal y España, aún bajo la mirada atenta del tribunal de la Inquisición, que perseguía a los cristianos nuevos que judaizaban o a cristianos relapsos en estos territorios, fue necesario aprender la importancia del camuflaje y el dominio efectivo de varias lenguas y patrimonios culturales para no ser perjudicados en sus ires y venires hacia y desde la península ibérica. Así —dice Günter Böhm— un sefaradí residente en Hamburgo, como lo era David Franco, allí se hacía llamar David Ditrichsen y en España, Simón Rodríguez o Simón Roiz de Málaga. Del mismo modo, escribían sus nombres del modo español o portugués, según la conveniencia: los Henríquez, Suárez y Núñez podían aparecer como Henriques, Soares o Nunes. También hacían uso indistinto del portugués, del español, del francés y del judeoespañol para comunicarse con las personas de estos lugares. Esta delicada mimetización les abrió las puertas de los principales puertos europeos y fue el mecanismo de entrada a los del Nuevo Mundo.13 Verdaderos “clandestinos dentro de los clandestinos”14 de la historia, como los llama Escobar Quevedo, se preocuparon por no dejar rastro que develara sus orígenes judíos en España o en Portugal, por ocultarse de la amenaza de los tribunales de la Inquisición —instalados en Portugal, España, el Virreinato de la Nueva España, el Virreinato del Perú y en el territorio de la Audiencia de Santafé—, que perseguían a los judaizantes, y en cuyas prácticas se seguía viendo una amenaza para el Imperio español.

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12 Böhm, Los sefaradíes 10. 13 Böhm, Los sefaradíes 12. 14 Escobar Quevedo, Inquisición y judaizantes 13.

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Mosaico americano

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Sobre la presencia de judíos en el continente americano es mucho lo que se sabe, pero mucho más lo que se ignora y aún más lo que se especula. Se sabe que, desde la primera expedición de Colón en busca del Nuevo Mundo, el almirante estaba acompañado por tripulantes conversos o descendientes de judíos. Entre ellos, se han nombrado a Rodrigo Sánchez de Segovia, veedor real de la Armada, Maestre Bernal, médico y boticario, y Rodrigo Triana, o Bermejo, como se dice que era su verdadero apellido, entre muchos otros.15 Uno de los más destacados fue Luis de Torres, converso bautizado poco antes de partir en la expedición colombina. Colón lo escogió para acompañarlo en el viaje porque hablaba hebreo, caldeo, arameo, griego16 y, seguramente, español, portugués y judeoespañol.17 También se sabe que era frecuente que el número de tripulantes registrados en las embarcaciones venidas a América, aun desde el primer viaje de Colón, fuera inferior al que verdaderamente llegaba. De esto hay múltiples registros, que han sido retratados por Enrique Serrano en su novela Donde no te conozcan.18 De allí ha surgido la especulación sobre el origen judío de diversos pueblos de la América española de los que se ha dicho que descienden de familias de marranos venidos en las naves, los cuales empezaron a arribar en gran número al otro lado del Atlántico, ya fuera como polizones o de forma legal, al aparecer como cristianos viejos o nuevos. A pesar de esta historia aún no contada, hay certeza de que las redes comerciales, legales e ilegales, de los de la “nación portuguesa” eran fuertes ya para el siglo xvii. Se extendían desde los principales puertos de Europa hasta Veracruz, La Habana, Lima, Buenos Aires, Cartagena de Indias y varios puertos en el Brasil, pasando por las costas del África Occidental y las posesiones españolas y portuguesas en el Oriente. Con un gran dominio del comercio de esclavos, también comerciaban con perlas, esmeraldas, cacao, tabaco, maderas, caña de azúcar, armas y otras mercancías manufacturadas, además de desempeñar oficios como panaderos, arrieros, zapateros, médicos, sastres, alguaciles, sargentos y escribanos, entre muchos otros. Poder dimensionar la magnitud, extensión y duración de las redes comerciales de los judíos permite comprender por qué algunos historiadores afirman que la globalización empezó cuando se inscribió a América en la

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15 Daniel Mesa Bernal, Los judíos en el descubrimiento de América (Bogotá: Editorial Kelly, 1989) 18. 16 Mesa Bernal, Los judíos en el descubrimiento 18. 17 El hecho de que el traductor oficial de la primera expedición de Colón a América fuera judío, sumado al hecho de que era costumbre que el traductor estuviera a la cabeza de la tripulación al desembarcar, ha hecho pensar a eruditos, como el rabino Mario Gurevich, de la Asociación Israelita Montefiore de Bogotá, entre otros, que la primera palabra pronunciada en el suelo americano por los europeos debió ser hebrea, muy seguramente, shalom. 18 Serrano, Donde no te conozcan.

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historia occidental, en el siglo xv. Una misma familia de judíos, e incluso uno solo de sus integrantes, de entre los siglos xvi y xvii podría contar una historia que hila de forma continua estadías y parientes en Lisboa, Madrid, Ámsterdam, Roma, Venecia, Estambul, Sevilla, Luanda, Cartagena de Indias, Maracaibo, México, Lima, Zaragoza (Antioquia), Santa Fe de Antioquia, Santafé y Manila.19 Es claro que las instituciones creadas para controlar el comercio y la movilidad de personas entre las metrópolis europeas y las colonias americanas se quedaron cortas frente a las dimensiones de los intercambios y los desplazamientos. Este difícil control de la inmensa extensión de las posesiones españolas y portuguesas en el Nuevo Mundo —unificadas bajo la corona de Felipe ii desde 1580 hasta 1640—, sumado a la emergencia de otras naciones como potencias marítimas que buscaban ampliar su espectro comercial en ultramar presionaron para que los reinos ibéricos perdieran territorios clave en las áreas costeras y en las islas del Caribe, las cuales, desde muy temprano, fueron invadidas por ingleses, franceses, holandeses y daneses.20 Los ingleses se apoderaron, de manera permanente o temporal, de las islas de Jamaica, Antigua, Anguila, Barbados, Barbuda, Bermudas, Saint Kitts, San Cristóbal, Nevis, Montserrat, Tobago, Bahía, Isla del Maíz y San Andrés y Providencia, y, en tierra firme de Centroamérica, de los territorios de Belice y la Costa de Mosquitía. Por su parte, Holanda invadió Aruba, Bonaire, Curazao, Saba, San Martín y San Eustaquio. En tierra firme, Holanda se apoderó de Salvador de Bahía, en Brasil, en 1624, pero fue rápidamente repelida por las fuerzas unificadas de España y Portugal. No obstante la derrota, Holanda no dejó de atacar las posesiones de Felipe ii en América del Sur, a las que consideraba, además de enclaves económicos, objetivos militares, por ser territorio enemigo. Así, por fin, en 1630 lograron conquistar la ciudad de Recife, en Brasil. Los sefaradíes acompañaron esas conquistas sirviendo como intérpretes y guías.21 A pesar de las victorias, las nuevas potencias marítimas enfrentaron problemas para poblar los territorios recién conquistados dadas las condiciones

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19 La obra de Ricardo Escobar Quevedo es prolífica en ejemplos de este tipo. Por mencionar solo uno, Baltasar Araújo-Coronel era un “judío circuncidado” que se contaba entre el grupo de judaizantes condenado en el primer auto de fe celebrado en Cartagena de Indias, el miércoles 17 de junio de 1626. Pertenecía a una familia de judaizantes que había escapado de Baiona (España) —no confundir con Bayona, en Francia— a finales del siglo xvi. En su recorrido posterior, pasó por Flandes, Venecia, Salónica, Estambul, Alejandría y San Sebastián, además de otras ciudades en el Mediterráneo oriental, Francia e Italia. Nuevamente en España, cruzó al Nuevo Mundo para instalarse definitivamente en Santa Fe de Antioquia, seguramente después de haber pasado por varios puertos americanos, entre ellos Cartagena de Indias. Solo su recorrido, sin contar con el de sus familiares, une a lugares tan remotos como Santa Fe de Antioquia con Alejandría o Estambul en la primera mitad del siglo xvii, lo que sorprende visto desde el siglo xxi. Véase Escobar Quevedo, Inquisición y judaizantes 125. 20 Sourdis Nájera, El registro oculto 20. 21 Sourdis Nájera, El registro oculto 31.

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climáticas adversas, la belicosidad de los indígenas que los habitaban y la dificultad para enriquecerse rápidamente por la ausencia de minas conocidas de oro o plata.22 Por eso, decidieron incentivar la inmigración con legislaciones favorables que hicieran atractivos los asentamientos. A la población sefaradí de Holanda que migró al Nuevo Mundo se le reconocieron privilegios que aún no tenían en ese país. Se les concedió una patente onrossa, que ordenaba no diferenciar entre judíos residentes en Recife y holandeses en cuanto a sus derechos civiles y religiosos. Las reacciones de los holandeses y lusitanos establecidos en Recife no se hicieron esperar, pero los judíos fueron defendidos por sus correligionarios. La gran influencia que tenían en la Compañía de las Indias Occidentales les permitió ejercer presión sobre el gobernador de la colonia para que ordenara respetar los derechos concedidos. Con el tiempo, estos privilegios se extendieron a los demás territorios holandeses en América. A pesar de la patente onrossa, nunca recibieron autorización para construir una sinagoga, por lo cual las ceremonias religiosas se llevaban a cabo en privado, en casas particulares que se adecuaban para tal fin. Lograron constituir una congregación que se llamó Sur Israel,23 la cual alcanzó notoriedad social y económica.24 En 1640, Portugal se separó nuevamente de España y reconquistó los territorios americanos que había perdido ante Holanda. Recife volvió a las manos lusas, lo cual provocó que sus habitantes huyeran, entre ellos los sefaradíes. Unos regresaron a Holanda, mientras que otros decidieron trasladarse a otras regiones de América, como Nueva Ámsterdam —actual Nueva York—, y las Antillas, entre ellas Curazao.

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El Caribe sefaradí Como se dijo, la extensión de los dominios coloniales y la incapacidad efectiva de ejercer soberanía en cada uno de sus territorios hizo que muchas de las posesiones españolas en América fueron arrebatadas por las emergentes potencias marítimas europeas, que vieron grandes ventajas en apoderarse de pequeños enclaves estratégicamente ubicados en medio del gran Imperio ibérico. El caso de Curazao y de Jamaica es especialmente importante, dada su ubicación como estación intermedia del comercio entre la tierra firme de las Indias Occidentales y Europa. Por eso, desde que su posesión le fue arrebatada a España —la primera por Holanda, en 1634, y la segunda por Inglaterra, en 1655—, estas dos islas se

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22 Böhm, Los sefaradíes 13. 23 Nombre en hebreo que significa ‘piedra de Israel’. No hace referencia a la ubicación geográfica de la congregación. 24 Sourdis Nájera, El registro oculto 31.

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convirtieron en el centro de una extensa red de tráfico ilícito de mercancías y personas entre el Viejo y el Nuevo Mundo. Una vez que las dos nuevas potencias marítimas ejercieron soberanía efectiva sobre Curazao y Jamaica, familias de origen sefaradí se asentaron en ellas y, como nos cuenta Sourdis Nájera, formaron comunidades que les permitieron practicar libremente su religión, ejercer el comercio de mercancías y esclavos, involucrarse en el cultivo de caña de azúcar hacia Ámsterdam y Burdeos, vender armas a indígenas y revolucionarios y, en fin, ser colaboradores imprescindibles para los enemigos de España.25 En 1659, se formó la comunidad hebrea Mikve Israel en Curazao, la cual llegaría a ser la más rica e importante de América en el siglo xviii y, por eso mismo, fundamental en el establecimiento y orientación de otras comunidades, como las de Nueva Ámsterdam y Santo Domingo. Además, la comunidad curazoleña también apoyó los proyectos emancipatorios de las colonias españolas, entre otras cosas, gracias a la amistad de Simón Bolívar con varios de sus miembros más importantes.26 Como veremos, una vez lograda la independencia de España, algunos de ellos se asentaron en territorio colombiano. Al mismo tiempo, otros grupos de familias judías se habían venido estableciendo poco a poco en las posesiones insulares y de tierra firme de la Corona española en América. Los puertos comerciales de Cartagena, Lima, Panamá y Veracruz sirvieron para centralizar sus operaciones comerciales a los dos lados del Atlántico y el Pacífico. Esto estimuló que muchas familias de judíos emparentadas entre sí llegaran a las colonias españolas de forma definitiva y aprovecharan los vínculos de sangre para favorecer su enriquecimiento a través del comercio. Aunque existen evidencias de la presencia de judaizantes a todo lo largo de la América española, la Nueva España fue el sitio predilecto para el asentamiento de núcleos de familias hebreas, en los que las mujeres cumplieron un importante papel en la preservación de la identidad judía al ser las responsables de la transmisión de las prácticas religiosas a sus hijos. A pesar de contar con algunas unidades familiares, los territorios del Nuevo Reino de Granada y del Virreinato del Perú se caracterizaron más por la presencia de hombres solos, comerciantes generalmente, que se movían entre distintos puertos para llevar a buen término sus negocios. Sin embargo, según Ricardo Escobar Quevedo, estos virreinatos concentraron clandestinamente las prácticas judías, y las conservaron y promovieron entre no judíos europeos, africanos e indígenas, de manera que sirvieron de base para la proyección de la vida judía en el interior del continente. A pesar de la lucha, a veces frontal, a veces relajada, contra la presencia sefaradí en América que libró la Corona española durante los siglos xvi, xvii y xviii, sus esfuerzos fueron infructuosos contra esta población que se mimetizaba

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25 Sourdis Nájera, El registro oculto 21. 26 Sourdis Nájera, El registro oculto 32.

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fácilmente por su dominio perfecto del idioma y la cultura y por sus apellidos españoles. Sin embargo, en el largo plazo, estos esfuerzos tuvieron éxito, porque lograron que los descendientes de aquellas familias “marranas” asentadas de forma clandestina en sus posesiones se terminaran asimilando por completo a la sociedad católica a pesar del pálido recuerdo de un remoto origen judío.27 Fueron Curazao y Jamaica, en manos de los holandeses e ingleses, respectivamente, los asentamientos que permitieron que la presencia sefaradí perdurara durante el periodo colonial para que desde finales del siglo xviii y principios del xix se extendiera a todo lo largo del Caribe y el litoral atlántico del continente, posibilitando el establecimiento de comunidades judías prósperas.

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27 Aunque recientemente estudiado por Escobar Quevedo y Sourdis Nájera, el fenómeno de la asimilación de los grupos marranos establecidos en la actual Colombia desde la Colonia aún sigue siendo desconocido en su mayor parte. Tanto es así que incluso se ha llegado a saber que existen familias que llegaron al siglo xx manteniendo prácticas criptojudías, de las cuales no hay registros. Muchos de sus descendientes hoy en día han iniciado procesos de “retorno” al judaísmo, que van desde filiaciones al judaísmo ortodoxo, extremadamente observante, hasta el reconstruccionista, más liberal. Así mismo, algunos han engrosado las filas de los grupos de judíos mesiánicos que se identifican como cristianos que quieren vivir el judaísmo de la forma como se vivía en tiempos de Jesús, a quien sí reconocen como Mesías. Como se ve, el panorama actual del judaísmo en la ciudad y el país es muy diverso y complejo, y sus antecedentes siguen siendo más un rumor que una certeza.

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Colombia: silencios, rumores y certezas Por más que los pergaminos de los Moncada declaren que en esa sangre esclarecida no corre una gota de la judaica, la cara del viejo dice judería a simple vista. Tomás Carrasquilla, Hace tiempos*

Cuando el río suena... Numerosos registros dan cuenta de la presencia de judaizantes en la costa Caribe de la Nueva Granada, principalmente en Cartagena de Indias, durante el siglo xvii.1 También son muchas las huellas que hay de judíos sefaradíes durante el siglo xviii en el Caribe neogranadino, los cuales llegaron de Curazao buscando ampliar sus redes comerciales.2 Sin embargo, la historia de su presencia en el territorio de lo que actualmente es Colombia durante la Colonia española es en su gran mayoría desconocida. La tradición oral y algunas evidencias arquitectónicas y de cultura material sugieren que durante este tiempo numerosas familias de marranos se refugiaron en las montañas de Antioquia y Santander, buscando evadir el poder de la Inquisición. De acuerdo con estas fuentes, con el paso del tiempo estas generaciones terminaron por perder su identidad judía, a pesar de la conciencia de su origen mosaico.3 * Tomás Carrasquilla, “Hace tiempos”, Obras completas de Tomás Carrasquilla (Medellín: Editorial Bedout, 1958) 353. 1 Véanse Escobar Quevedo, Inquisición y judaizantes en América española (siglos xvi-xvii) (Bogotá: Editorial Universidad del Rosario, 2008), y Sourdis Nájera, El registro oculto. Los sefardíes del Caribe en la formación de la nación colombiana (Bogotá: Editorial Guadalupe, [2001] 2003). 2 La obra de Isaac Emmanuel, citada por Sourdis Nájera, es una muy buena referencia. Véase Isaac Emmanuel, Precious Stones of the Jews of Curaçao-Curaçaon Jewry 1656-1857 (Nueva York: Bloch Publishing Company, 1957). 3 La obra de Daniel Mesa Bernal es fecunda en este sentido. Mesa Bernal dedicó parte de su vida a demostrar el origen judío del pueblo antioqueño. Sus escritos tratan sobre el origen semita de algunos apellidos frecuentes entre las familias de la región y la toponimia bíblica que fue usada para darle nombre al departamento, a la capital y a numerosos pueblos, además sobre similitudes en las prácticas funerarias, matrimoniales y alimenticias, en las festividades

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Además de combatir las ideas de la Reforma protestante y el relajamiento de las costumbres del clero, la creación del tribunal de la Inquisición en Cartagena, en 1610, tuvo como finalidad combatir la “herejía judía”, inmanejable desde los tribunales de Lima y México, instaurados en 1569 y 1570, respectivamente.4 Para la época, el territorio del Nuevo Reino de Granada y gran parte del Caribe se habían convertido en el espacio principal de un sinnúmero de prácticas ilícitas que desafiaban la autoridad de la Corona española, a las que se buscó combatir al aumentar el control político y religioso de la región. Sin embargo, a pesar de estas medidas, el interior de este Nuevo Reino siguió siendo un espacio propicio para albergar a los que huían del control del Imperio. Su difícil topografía, las largas distancias que separaban los centros urbanos importantes, como Santafé, además de las inmensas extensiones de los territorios inexplorados, permitieron que muchos perseguidos, entre ellos las familias “marranas”, huyeran hacia el interior y se integraran a los asentamientos hispánicos. Aunque estos permanecían bajo el dominio de las autoridades peninsulares, conservaban una favorable licencia para lo ilícito, siempre que se conservara la debida prudencia. Se sabe poco acerca de la vida de estas comunidades en el interior del Nuevo Reino de Granada: sobre su establecimiento, su desarrollo, su mimetización, sus prácticas públicas y clandestinas y sobre la forma como finalmente se terminaron asimilando a la cristiandad. La geografía de su presencia, presentida por la fuerza la tradición oral, esboza un panorama borroso e incompleto que constituye todo un reto para la investigación histórica. Lo cierto es que, a pesar de los indicios y de las investigaciones de Sourdis Nájera y Escobar Quevedo —pioneros por la calidad de la documentación en que se sustentan—, la presencia de familias de judíos durante la Colonia en el interior del actual territorio de Colombia sigue siendo un campo poco explorado.

Libertades en privado

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Hay más evidencias que confirman la presencia de judíos en el siglo xix en el territorio colombiano, sobre todo en relación con las migraciones provenientes del Caribe. A principios de ese siglo, Curazao estaba sufriendo los efectos de una

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religiosas y en la estructura familiar, entre muchos otros aspectos. A pesar de esto, debido a la falta de rigor en el tratamiento de las fuentes, muchas de sus afirmaciones han sido puestas en duda por parte de los académicos. Por tanto, se requieren investigaciones rigurosas que traten sobre el extendido rumor de las migraciones de criptojudíos a zonas de lo que hoy es el departamento de Antioquia. Por otra parte, muy poco se sabe sobre las familias “marranas” asentadas en Santander. Véase Daniel Mesa Bernal, De los judíos en la historia de Colombia: la azarosa y apasionante historia de los inmigrantes hebreos desde los tiempos de la Conquista hasta la colonización antioqueña (Bogotá: Editorial Planeta, 1996). 4 Escobar Quevedo, Inquisición y judaizantes 77.

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Colombia: silencios, rumores y certezas

crisis económica provocada por las sequías que azotaban la isla. Esto, sumado a una epidemia de viruela y a la decadencia del poder holandés frente al inglés, provocó la migración de su población, entre ella la sefaradí, hacia otras islas del Caribe y Suramérica.5 En Colombia, Barranquilla fue el principal puerto de arribo, aunque un significativo número de sefaradíes también se establecieron en ciudades como Riohacha, Cartagena, Santa Marta y Mompox, y en otros pueblos más pequeños, como Tolú, Sabanalarga, Ciénaga y Carmen de Bolívar. Gracias al juicioso trabajo de investigación de Adelaida Sourdis Nájera, se sabe que en el siglo xviii hubo entierros de comerciantes judíos en lugares como la isla de Barú y Bahía Honda, en la Guajira, los cuales, tiempo después de su enterramiento, fueron trasladados a Curazao para darles sepultura definitiva, haciendo una aplicación especial de las leyes religiosas.6 Para esta investigadora, estos traslados son prueba de la libertad con la que estos comerciantes se movieron por las costas de la Nueva Granada.7 Aunque no se sabe de comunidades judías organizadas, el trabajo de Sourdis Nájera es rico en evidencias que permiten inferir la existencia de varias redes de familias hebreas establecidas. Una vez que estas familias decidieron dejar la isla caribeña debido a la crisis por la que pasaba, recurrieron a las redes comerciales-familiares establecidas para trasladar su residencia a lugares con perspectivas prometedoras. Sin embargo, solo hasta después de lograda la independencia de la Corona española, empezaron a surgir con libertad comunidades visibles en distintas partes de la actual Colombia y a llevarse a cabo construcciones que dan cuenta de su presencia. Existen opiniones encontradas entre los estudiosos del tema en cuanto a la legislación que permitió de manera definitiva el asentamiento de extranjeros, entre ellos judíos, en los territorios de la naciente Colombia. Con respecto a los judíos, en el decreto del 6 de mayo de 1819, publicado en el Curaçaosche Courant (Correo de Curazao) el 8 de enero de 1820, Bolívar autorizó a los “miembros de la

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5 Louise Fawcett y Eduardo Posada Carbó, “Árabes y judíos en el desarrollo del Caribe colombiano”, Boletín del Banco del Republica xxxv.49 (1998 [2000]) 9. 6 La prohibición de desenterrar muertos es una ley talmúdica que tiene su origen en una ley mosaica. Tiene que ver con el tabú de poner en contacto a los vivos, que viven de acuerdo con la Ley, lo puro, con los cuerpos muertos de cualquier ser, lo impuro, que no han sido sacrificados ritualmente. Sin embargo, en el caso específico de los seres humanos, también se relaciona con la dignidad misma de la persona enterrada. Abrir una tumba es profanar la memoria del que allí está enterrado, por lo que solo se permite hacerlo en casos de emergencia. El hecho de que el cuerpo de un judío esté enterrado en cualquier parte o en un cementerio que se cree que no brinda las garantías necesarias para honrar su memoria se considera un caso de emergencia. Por tanto, es preferible desenterrar el cuerpo y reubicarlo en un cementerio que sí le brinde las condiciones necesarias para su cuidado post mortem a dejarlo donde está. Como se verá más adelante, en comunidades judías no muy consolidadas es frecuente la reubicación de los cadáveres cada vez que se establecen mejores condiciones para el cuidado de la memoria de sus correligionarios. Le agradezco a Adriano Moreno Weinstein por su asesoría al respecto. 7 Sourdis Nájera, El registro oculto 23.

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nación hebrea” a establecerse solamente en los puertos de Colombia, garantizándoles su libertad religiosa y sus derechos políticos, en retribución por su ayuda en las luchas de independencia.8 Sin embargo, el mencionado decreto solo existe en tal periódico, ya que no se encuentra en los archivos disponibles en Colombia.9 A pesar de esto, en un decreto del 16 de agosto de 1813, el Libertador legisló de la siguiente manera acerca de la presencia de extranjeros en el territorio: “He resuelto por tanto: Primero: que se invite de nuevo a los extranjeros, de cualquier nación y profesión que sean, para que vengan a establecerse en estas provincias bajo la inmediata protección del gobierno”.10 También se sabe de la Ley 13 del 11 de julio de 1823, por medio de la cual “se fijan las condiciones de naturalización de los extranjeros que quisieran instalarse en el país”.11 Sin embargo, en el caso de la inmigración de judíos holandeses a Colombia, la discusión queda zanjada con la firma, en Londres, el primero de mayo de 1829, del Tratado de Amistad, Comercio y Navegación entre los Países Bajos y Colombia, que permitió a los sefaradíes residir en territorio colombiano, profesar su religión libremente en casas privadas y enterrar a sus muertos en sus propios cementerios.12 Dice el dicho acuerdo: Art. 2.°: habrá entre los territorios de Colombia i los dominios de S. M. El rei de los

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Paises Bajos de Europa, una reciproca libertad de comercio. los ciudadanos i súbditos de los dos paises podrán libre y seguramente ir con su buques i cargamentos á todos aquellos parajes, puertos i rios en los territorios i dominios antedichos á los cuales se permite ó permitiere ir á otros estranjeros: entrar, permanecer y residir en ellos; alquilar i ocupar casas y almacenes para los objetos de su comercio i generalmente gozarán recíprocamente de la mas completa protección i seguridad para su comercio, sujetos a las leyes y los estatutos de los dos países respectivamente. Art. 15. Los súbditos de S. M. El Rei de los Paises Bajos residentes en el territorio de Colombia, aun cuando no profesen la relijion católica gozarán de la mas perfecta i entera seguridad de conciencia, sin quedar expuestos a ser molestados, inquietados ni perturbados en razon de su creencia religiosa ni en los ejercicios propios de su religión con tal que los hagan en casas privadas i con el decoro debido al culto divino, respetando las leyes, usos y costumbres establecidas. También tendrán la libertad

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para enterrar en los lugares destinados al efecto sus compatriotas que mueran en los

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Véase Sourdis Nájera, El origen oculto 35, y Fawcett y Posada Carbó, “Árabes y judíos” 9. Sourdis Nájera, El registro oculto 36. Sourdis Nájera, El registro oculto 36. Luz Marina Suaza y Pilar Vargas, Los árabes en Colombia. Del rechazo a la integración (Bogotá: Editorial Planeta, 2007) 53. 12 Sourdis Nájera, El origen oculto 37.

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por ningún motivo.13

Cuatro años antes, en 1825, Colombia había firmado el mismo tipo de acuerdo con Inglaterra. Este tratado les proporcionó un marco legal a las operaciones de los judíos ingleses establecidos en el Caribe, muy inferiores en número a sus correligionarios holandeses, y con interés por penetrar el mercado de la Nueva Granada. Como si hubiera sido el modelo desde el cual se calcó el acuerdo con los holandeses, el acuerdo con los ingleses dice:

Colombia: silencios, rumores y certezas

dichos territorios, i los funerales o sepulcros no serán trastornados de modo alguno ni

Art. 12 [...] Los ciudadanos de Colombia gozarán, en todos los dominios de Su Majestad Británica, una perfecta e ilimitada libertad de conciencia, y la de ejecutar su religión pública o privadamente; dentro de sus casas particulares o en las capillas o lugares de culto [...]. [...] Así mismo Los súbditos de Su Majestad Británica residentes en los territorios de Colombia gozarán de la más perfecta y entera seguridad de conciencia, sin quedar por ello expuestos a ser molestados, inquietados ni perturbados en razón de su creencia religiosa, ni en los ejercicios propios de su religión, con tal de que lo hagan en sus casas privadas y con el decoro debido al culto divino, respetando las leyes, usos y costumbres establecidas. También tendrán libertad de enterrar los súbditos que

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mueran en los dichos territorios de Colombia, en lugares convenientes y adecuados que ellos mismos designen y establezcan, con acuerdo de las autoridades locales, para aquello objeto, y los funerales y sepulcros de los muertos no serán trastornados en modo alguno, ni por ningún motivo.14

Así, en la década de 1820, los judíos holandeses e ingleses obtuvieron por primera vez el derecho a profesar su culto en Colombia. Pero esto fue consecuencia de la necesidad del gobierno de la nueva república de establecer vínculos diplomáticos y comerciales con las potencias europeas que reconocieran oficialmente su independencia y soberanía, y no como resultado de la concepción de libertad de culto que se derivaba de las ideas de la Revolución francesa, las cuales se supone que hicieron parte del ideario libertador. Es muy probable que los sefaradíes holandeses e ingleses presionaran para que se firmaran ambos acuerdos, aunque solo en el acuerdo holandés se encuentre una referencia a la existencia de súbditos que no profesaban la religión católica. En todo caso, para la época, los

13 Sourdis Nájera, El origen oculto 37. 14 Artículo 12 del tratado Colombia-Inglaterra, citado en Martín Andrade Pérez y Fabiola Uribe Marín, Guía de los cementerios Británico, Alemán y Hebreo (Bogotá: Corporación La Candelaria y Alcaldía Mayor de Bogotá, D. C., 2006) 22-23.

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judíos ocupaban ya un lugar importante dentro de la economía de ambos imperios y, sobre todo, en el comercio de ultramar con los territorios americanos. Este es un ejemplo del comienzo de la historia de la legislación que el Gobierno de Colombia hizo sobre los extranjeros a partir de su independencia. Una larga lista de decretos seguiría emitiéndose para regular un tema controversial, sobre el cual nunca ha habido consenso ni tampoco una política unificada. Se pasaría de estas posiciones liberales a otras más conservadoras y discriminatorias, las cuales incluso llegarían a distinguir y prohibir la entrada de ciertos “elementos” —como el judío— al territorio colombiano, por considerarlos perjudiciales para la construcción del carácter nacional.15

Mosaico colombiano

Enrique Martínez Ruiz

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Desde el siglo xviii, la ciudad de Riohacha, en la costa norte de Colombia, se había convertido en el centro del comercio, legal e ilegal, de los sefaradíes de Curazao con la Nueva Granada. Esto permitió que allí se estableciera una comunidad organizada, que alcanzó su esplendor a mediados del siglo xix. La mayoría de sus integrantes eran comerciantes, que importaban y exportaban mercancías entre Curazao y Colombia, pero que también organizaron el andamiaje necesario para llevar una vida religiosa en la capital guajira. La primera sociedad comercial de judíos en Riohacha fue la Méndez Salas & Co., establecida alrededor de 1840 por Jacob e Isaac Roiz Méndez y Moisés Salas.16 Con la asesoría de la comunidad Mikve Israel, de Curazao, la comunidad de Riohacha mantuvo sus ritos y tradiciones. Hubo cantos, ritos funerarios y matrimonios oficiados por miembros destacados de la comunidad.17 Aunque no se sabe de un cementerio, sí hay registro de una donación de la comunidad curazoleña para su construcción. Aquellas ocasiones en que no se podía llevar a cabo una ceremonia en Riohacha por faltar quien la oficiara, se solían desplazar a Curazao para realizarla, como, por ejemplo, la de la circuncisión.18 Sin embargo, las continuas guerras ocurridas durante el siglo xix en el norte del país afectaron la prosperidad de esta comunidad. Por esta razón, sus miembros se fueron desplazando paulatinamente a comunidades más prosperas, como la de

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15 Enrique Biermann, “El contexto de los judíos en Colombia 1939-1945”, Identidad doble/ Doppelte Identität, ed. Beate Hörr (Trier: Paulinus, 1998) 63-92. 16 Sourdis Nájera, El registro oculto 42. 17 En el judaísmo es posible que cualquier hombre o mujer, dependiendo de la tendencia, lleven a cabo rituales, como matrimonios, imposiciones de nombre, circuncisiones y bar mitzvás, entre otros. Sin embargo, esto no es suficiente para que alguien se atreva a llevarlos todos a cabo, ya que, como en el caso de la circuncisión, también se requiere de un alto grado de experiencia que garantice buenos resultados. 18 Sourdis Nájera, El registro oculto 42.

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Colombia: silencios, rumores y certezas

Barranquilla, o decidieron devolverse a Curazao. A pesar de esto, la comunidad logró sobrevivir hasta 1913.19 En Santa Marta también hubo presencia de judíos desde el siglo xviii, quienes formaron una comunidad que perduró hasta la República. Se sospecha que esta fue una comunidad numerosa de prósperos comerciantes, ya que en 1873 uno de ellos, el señor D. H. Senior, fue nombrado vicecónsul de Holanda en Santa Marta, lo que demuestra el peso que había alcanzado esta comunidad. No existen evidencias de las dimensiones de la vida judía que desplegaron, pero se sabe que en 1844 construyeron un cementerio, demolido años después por la administración pública. Según Bermúdez, este estaba localizado en lo que hoy es la carrera 2.a con calle 24. Este mismo autor sostiene que a finales del siglo xix algunos judíos fueron enterrados en las playas de San Fernando, donde hoy están localizadas las instalaciones del Ejército.20 Años después, José Eidelman, un inmigrante asquenazí llegado a esa ciudad en la década de 1930 —y del que hablaremos más adelante—, se encargó del mantenimiento de un viejo cementerio judío abandonado que encontró allí, y que, según recuerda su hijo, sobrevivió hasta la década de 1960 a un costado del barrio Bellavista, en predios que fueron urbanizados por la familia Dávila.21 No tenemos certeza, pero pensamos que se trata de este cementerio de mediados del siglo xix. El trabajo de Sourdis Nájera muestra que Barranquilla fue el caso más exitoso de organización y consolidación de una comunidad establecida durante el siglo xix en el Caribe colombiano. Los judíos establecidos en esta ciudad contaron con cementerio, sinagogas en casas privadas, rabinos y libro de registro de circuncisiones. Ellos procuraban vivir las tradiciones dictadas por la ley mosaica, para lo que llevaban a cabo ciertas prácticas, como la importación de pan ácimo desde Curazao.22 En su gran mayoría fueron comerciantes, aunque también artesanos y navegantes. Son famosas las compañías de vapores de propiedad de judíos fundadas allí, como la Compañía Internacional, de David López-Penha y Cristóbal Hoyer; la Hoenisberg, Wessels & Co., de Julio Hoenisberg y Martín Wessels, judíos venidos de Hamburgo y Bremen, además de numerosas casas comerciales. El éxito económico facilitó la integración de los

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19 Isaac Emmanuel, citado en Sourdis Nájera, El registro oculto 43. 20 Arturo Eduardo Bermúdez, citado en Shaul Correa Corea, “Carta del presidente de Tarbut Santa Marta (Colombia)”, Tarbut Sefarad. En línea. Ag. 10, 2016. Disponible en http://www.tarbutsefarad.com/index.php/en/lenguas/ladino/1306-presentacion.html 21 Nathan Eidelman y Raquel Stollar de Eidelman, entrevista personal (Bogotá: oct. 2009 y feb. 2010). 22 El hecho de que importaran el pan ácimo, de fácil preparación, habla del perfil de comerciantes que tenían los integrantes de esta comunidad. Es decir que no contaban entre sus miembros con alguien que supiera o estuviera dispuesto a hacerlo. También devela un judaísmo frágil, muy sensible a la asimilación, que no era capaz de reproducirse a sí mismo sin el nexo con Curazao. Le agradezco la observación a Adriano Moreno Weinstein.

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judíos con la élite barranquillera, por lo que fueron corrientes los matrimonios interconfesionales, permitidos por la Iglesia católica con la condición de que los hijos que nacieran de tales uniones fueran bautizados como cristianos. Así, para finales del siglo xix y principios del xx, la comunidad judía sefaradí, constituida formalmente en 1874 como la Comunidad Israelita de Colombia,23 desapareció por la asimilación de sus miembros a la sociedad católica mayoritaria. Es por esto que muchos apellidos con clara ascendencia sefaradí se encuentran hoy entre familias católicas que poco o nada recuerdan de su ancestro judío. No se sabe si esta fue o no la primera comunidad oficialmente constituida en Colombia, sin embargo, sí se sabe que esta fue la primera comunidad, de las que se formaron durante el siglo xix, que se puso un nombre propio. Esto sucedió mucho antes de que se organizaran las comunidades del siglo xx, producto de las olas de migración europea, las cuales sí contaron con una estructura organizacional definida y con el reconocimiento del Estado colombiano. También es importante señalar que, a diferencia de las comunidades anteriores, que se organizaron de manera informal, en esta participaron por primera vez judíos asquenazíes provenientes de Europa Occidental que habían llegado a Colombia buscando oportunidades económicas, y que se integraron a la próspera comunidad judía barranquillera. El primero del que se tiene noticia es Juan Bernardo Elbers Jaëger, inmigrante alemán aparentemente de origen judío,24 quien, con muchos tropiezos, comenzó con la navegación a vapor por el río Magdalena en el siglo xix, hecho que a la larga agilizó el intercambio de productos entre el centro del país y el mundo exterior. Adelantando un poco lo que concierne a Bogotá, aún a finales de 1920, la esquina suroccidental de la calle 13 con carrera 8.a de esta ciudad era conocida como la antigua Casa Elbers, porque, al parecer, en este sitio funcionó durante buena parte del siglo xix la oficina que representaba sus intereses en Bogotá. La firma norteamericana Fred T. Ley & Co. S. A. demolió la casa en 1929 para construir el edificio del Banco Hipotecario de Colombia,25 con lo cual despareció el mote popular de esta esquina bogotana. Como veremos, durante la misma época existieron muchas

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23 Sourdis Nájera, El registro oculto 157. 24 No hay certeza al respecto. Aunque algunas fuentes orales manifiestan que Elbers era

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judío, sus descendientes afirman lo contrario. Sin embargo, sus dos apellidos aparecen en tumbas del siglo xix de cementerios judíos de Estados Unidos y Europa, particularmente su segundo apellido, Jaeger (sin la diéresis en la “e”), con el que algunas veces aparece referenciado, lo que hace muy probable que por lo menos fuera de origen judío por línea materna. Sin embargo, y a pesar de que el apellido sea en sí mismo un indicio importante, el hallazgo no basta para dirimir el asunto. Véase JewishGen, “JewishGen Online Worldwide Burial Registry”. En línea. May. 27, 2010. Disponible en https://www.jewishgen.org/databases/cemetery/, y Sourdis Nájera, El registro oculto 75, nota al pie 129. 25 “Solicitud de Thomas Wyllie para demoler el edificio conocido como Casa Elbers”, mar. 1, 1929, ab, Fondo de la Secretaría de Obras Públicas, Colección de Licencias de Construcción, tomo de 1929, f. 430.

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Colombia: silencios, rumores y certezas

otras oficinas que representaban en Bogotá los intereses de varias firmas comerciales de judíos del Caribe, aunque no se sabe de ninguna otra que haya destacado tanto como para darle nombre a una esquina de la ciudad. Como Elbers, de quien no se sabe si se incorporó a las comunidades judías del Atlántico colombiano, otros hombres de origen asquenazí llegaron a Barranquilla para integrase a estas comunidades, tanto comercial como familiarmente: apellidos como Helm, Hoenisberg, Hoyer, Meisel, Mendelbaum, Simonds, Wessels y Wolff aparecen en esta nueva etapa de las migraciones hebreas a Colombia.26 De todos ellos, sefaradíes desde la Colonia y asquenazíes desde el siglo xix, muchos hicieron presencia en la capital, dado que Bogotá había sido desde su fundación, en 1538, el centro político y económico desde el que se tomaban importantes decisiones que podían afectar sus intereses. Esta ciudad había sido durante la Colonia la sede de la Real Audiencia, y a partir de la Independencia se convirtió en la sede del Gobierno. Asimismo, los principales representantes diplomáticos y las oficinas centrales de los bancos también estaban ubicadas en esta ciudad, por lo que los comerciantes, para poder llevar a buen puerto sus mercancías, debían relacionarse de manera fluida con estas instituciones. De este modo, la historia de los judíos en Colombia subió desde muy temprano por el río Magdalena para llegar a Bogotá.

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26 Sourdis Nájera, El registro oculto 75.

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Anexo A. Árboles genealógicos

Ancestros de Leopold Siegfried Kopp Koppel

Eva Amelia Schloss Furth (?-?)

Jacob Kopp Offenbach (?-?)

Jonas Koppel Lecken (?-?)

Leopold Kopp Schloss (?-?)

Caroline Mainz Frommel (?-?) Johanna Koppel Mainz (?-?)

Leopold Siegfried Kopp Koppel (1858-1927)

Descendientes de Leopold Siegfried Kopp Koppel

Leopold Siegfried Kopp Koppel (1858-1927)

Mary Jane Castello Gonzáles (1863-1933) Juanita Kopp Castello (1882-1901) Margarita Kopp Castello (1885-?) Leopoldo Kopp Castello (1886-1938)

Olga Dávila Alzamora (?-?)

Cecilia Kopp Castello (1892-1942)

Francisco Rocha Vargas (?-?)

Guillermo Kopp Castello (1894-?)

Ana Uribe Portocarrero (?-?)

Juanita Kopp Uribe (?-?)

Camilo Sáenz Camacho (?-?)

Daniel Kopp Castello (?-?)

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Descendientes de Levi Barent Cohen

Levi Barent Cohen (?-?)

Lydia Dimantsheifer (?-?) Judith Cohen (1784-1862)

Moses Montefiore (1784-1885)

Hanna Cohen (1783-1850)

Nathan Rothschild (?-?)

Descendientes de Frank Adolphus Koppel Lindig

Frank Adolphus Koppel Lindig (1872-?)

Sofía Holguín Arboleda (1878-1962) Jorge Koppel Holguín (1904-) Clara Koppel Holguín (1905-) Cecilia Koppel Holguín (1908-) Gladys Koppel Holguín (?-?) Sofía Koppel Holguín (1915-)

Guillermo Pardo Vanegas (?-?) Rodrigo Pardo Koppel (?-?) Diego Pardo Koppel (1950-) María Angélica Pardo Koppel (?-?) Santiago Pardo Koppel (?-?) Ignacio Pardo Koppel (?-?) Guillermo Pardo Koppel (?-?) Alfredo Pardo Koppel (?-?)

Helena Koppel Holguín (1915-)

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George Rodney Crowther (?-?)

Mary Da Fonseca Brandon y Mendez D’Costa (1802-1839)

Moses Montefiore (1784-1885)

Judith Cohen (1784-1862)

Rachel Lumbroso De Mattos Mocatta (1762-1841)

Mary Rachel Castello Montefiore (1791-?)

David Castello Montefiore (1790-1882)

Joseph Moses Nuñez Castello (1758-1792)

Joseph Elías Montefiore (1759-1804)

Rachel Montefiore (?-?)

Judah Rafael Sara Medina Montefiore (?-?) (?-?) Moses Vita Esther Hanna Raccah Montefiore (1735-1812) (1712-1789)

Descendientes de Judah Rafael Montefiore


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David Castello Montefiore (1790-1882)

Susana Castello Brandon (1834-1849)

Mary Castello Brandon (1832-1907)

Joseph Castello Brandon (1829-?)

James Henry Castello Brandon (1826-1852)

Julia Castello Brandon (1824-?)

Frederick Charles “Pepe” Child Castello (1872-?) Fanny Child Castello (?-?) Jorge Child Castello (?-?) Alicia Child Castello (?-?) Salomón F. Koppel (1832-1910)

George Baylis Child (1821-1873)

Alfred Koppel Castello Páramo (1869-1871) Alicia Castello Páramo (1872-?) Ana Castello Páramo (1880-?) Ricardo Carrasco (?-?) Blanca Castello Páramo (1886-?) Arturo Schlesinger (1878-?) Alfredo de Holte Castello Páramo (1875-1940) Leonor Putnam Tanco (?-?)

Victoria Páramo Torrijos (1847-?)

Bárbara Campuzano Gómez (?-?) Teresa Pombo Ayerbe (?-?) Dolores Moure Rubiano (?-?) Edmundo Francisco Castello Gonzáles (1857-1909) Clara Espinosa Guzmán (?-?) Jorge Daniel Castello Gonzáles (1858-1896) Josefina Espinosa Guzmán (?-?) Mary Jane Castello Gonzáles (1863-1933) Leo Siegfried Kopp Koppel (1858-1927)

David Castello Gonzáles (1850-1874) Santiago Castello Gonzáles (1853-1922) Carlos Arturo Castello Gonzáles (1854-1913)

Juana Gualberta González Prada (?-1864)

Jorge (George) W. Price Castello (?-?) Mary Price Castello (1855-1943) Elisa Price Castello (1855-?) Renning Schleef (?-?) Susana Price Castello (?-?) William Kirkpatrick (?-?) David Price Castello (?-1921) Emilia Price Castello (?-?) Cary Bowden (?-?) James Francis Price Castello (1848-?)

George Henry Lloyd Price (1819-1863)

Edmundo Francis de Holte Castello Brandon (1823-1899)

Elisa Castello Brandon (1821-1890)

Mary Da Fonseca Brandon y Mendez D’Costa (1802-1832)

Descendientes de David Castello Montefiore


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Jacob Koppel (1720-?) Jette (Brigitte) Jonas (Isachs) (1765-?)

Desconocido (?-?)

Isak Michelsen (1782-1831)

Gertude Ingeborg (1815-1898) Hilda Koppel (1853-?) Heinrich Helm (1844-1908) Aleksander Koppel (1855-?) Flora Koppel (1839-?) Carl Jacobsen (1823-1905) Eva Fraenckel Max Koppel Jonas (Isachs) (1810-1855) Ida Charlotte Koppel (1841-?) Sally Salomonsen (1825-1869) (1815-1902) Isaak Koppel Jonas (Isachs) (1787-?) Anna Sophie Koppel (1842-?) Wolf Koppel Jonas (Isachs) (1791-?) Jacobine Otellia Koppel (1844-?) Nathan Koppel Jonas (Isachs) (1789-?) Josef Alexander Jacob Koppel (1846-1931) Emma Olsen-Lund (1852-1909) Marie Wihelmine Koppel Warburg (1848-?) Jens Wedel Jensen (1845-1906) Samuel Bendix (III) Adolfina Warburg (1809-1863) Jette Koppel (1833-1902) Koppel Jonas Bendix (IV) Koppel Warburg (1835-1919) Clara Lindig Grosse (1848-1940) (Isachs) (1793-1876) Nathalie Koppel (1836-?) Jens Jensen (1835-1881) Sara Koppel Knudsen (?-?) Thorvald Mende (1840-?) Mortsche (Marcus) Koppel Knudsen (1758-1831) Abraham Koppel Wolf (1781-?) Seligman (Thurnauer) Koppel Knudsen (1749-1825) Rosa Wolf (1752-1824) Sara Koppel Wolf (1789-?) Rosa Koppel Wolf (1777)

Sander Koppel Jonas (Isachs) (1806-?)

Minna Koppel (1844-?) Charlotte Koppel (1846-?) Marie Hubert (?-?) Bent Koppel (1846-?) Henriette Koppel (1843-?)

Edel Michelsen Koppel (1820-1901) Jacob Michelsen (1820-1884) Koppel Michelsen Koppel (1822-?) Jette Heckscher (1827-1887) Jette Michelsen Koppel (1824-?) Ludwig Heckscher (1813-1882) Frederikke Michelsen Koppel (1829-1904) Marcus Heckscher (1814-1890) Karl Michelsen Koppel (1818-1893) María del Carmen Uribe Ibáñez (1834-?) Helene Michelsen Koppel (1816-?) Isak Samuel Hirsh (1797-1870)

Esther Koppel Jonas (Isachs) (1796-?) Moses Lemle (1783-?) Koppel Koppel Jonas (Isachs) (1798-1889) Aron Koppel Jonas (Isachs) (1800-?) Rikke Goldsmidt (1801-1889) Abraham Koppel Jonas (Isachs) (1802-?) Sara Dessaur Moritz Koppel Jonas (Isachs) (1804-?) (1806-1895)

Rosine Koppel Jonas (Isachs) (1795-1855)

Seligman Koppel Jonas (Isachs) (1794-?)

Pinches Bendix (II) Koppel Knudsen (1751-1833)

Rosa Knudsen (?-?)

Nathan (Nunsen) Bendix (I) Koppel (1680-1740)

Descendientes de Nathan (Nunsen) Bendix (I) Koppel


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Ana Koppel Olsen (1877-1938)

Josef Alexander Jacob Koppel Warburg (1846-1931)

Daisy Hasche Koppel (?-?) Imgard Hasche Koppel (?-?) Max Hasche Koppel (?-?)

Rutger Hasche Koppel (1901-?) Ana Inés Hasche Koppel (1904-?)

Alfred Hasche (?-?) Ricardo Hasche (?-?)

Desconocido (?-?)

Jürgen Jacobsen Hasche (?-?)

Juan Pedro Jacobsen Hasche (?-?)

Ana María Fajardo Maldonado (?-?) Alberto Lleras Pérez (?-?)

Karen Jacobsen Ospina (?-?) Miguel Álvarez Rincón (?-?) Ingrid Jacobsen Ospina (?-?) Albert Javier García Acuña (?-?) Alicia Jacobsen Ospina (?-?) Álvaro Galeano (?-?) Mónica Jacobsen Ospina (?-?) Hernando Návaz Arbelaez (?-?) Jorge Enrique Jacobsen Ospina (?-?) Marta Vera (?-?)

Rosa Ospina Ordóñez (?-?)

Carlos Manuel Jacobsen Orrantia (?-?) Juan Alberto Jacobsen Orrantia (?-?) María Isabel Jacobsen Orrantia (?-?)

Maribel Orrantia Ospina (1935-)

Frederich Wilhem Jacobsen Doerger (?-?)

Carlos Hasche Pradilla (?-?)

Emmy Hasche Koppel (1898-?) Alfred Hasche Koppel Nena Pradilla Pinto (?-?) (1900-?) Alfred Hasche Pradilla (?-?)

Max Hasche (1869-?)

Emma Olsen Lund (?-?)

Descendientes de Josef Alexander Jacob Koppel Warburg


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Harry Koppel Olsen (1882-1935)

Samuel Bendix (V) Koppel Olsen (1879-?)

Harry Koppel de Léon (?-?)

Gustavo de Greiff Restrepo (?-?)

Desconocido (?-?)

Luis Vélez Koppel (?-?)

María Teresa Pardo Koppel (1944-) Roberto Pardo Koppel (?-?) Elsa Pardo Koppel (?-?) Claudia Pardo Koppel (?-?)

Santiago Racaman Santos (1951-) Gustavo Racaman Koppel (1983-) María Racaman Koppel (1987-)

Olga Koppel Durán (1956-)

Bernardo Pardo Villaveces (?-?)

Claudia Chávez Márquez (1952-) Cristina Koppel Chávez (1980-) Harry Koppel Chávez (1983-)

Margarita Cepero Lourido (?-?) Alexander Koppel (?-?)

Amparo Rincón Obando (1946-) Juan Esteban Koppel Rincón (1980-) Andrés Koppel Rincón (1985-)

Alejandro Bermúdez Santa María (?-?) Nicolás Bermúdez Vélez (?-?) Ángela Bermúdez Vélez (?-?) Carolina Bermúdez Vélez (?-?) Claudia Bermúdez Vélez (?-?)

Natalia Vélez Koppel (?-?)

Silvia Vélez (?-?)

Ernesto Vélez Koppel (?-?)

Harry Koppel Durán (1950-)

Patricia Koppel Durán (1944-1994) Alexander Koppel Durán (1948-)

Alicia Durán Pombo (1922-)

Ernesto Vélez Rubio (?-?)

Monica de Greiff Koppel (?-?)

Leonor Koppel de León (?-?)

Alicia Koppel de León (?-?)

Alexander Koppel de León (1913-1983)

Teresa De León de La Parra (?-?)

Lindo (?-?) Inés Lindo Koppel (?-?)

Emma Helen Koppel Pombo (1909-?)

Inés María de Jesús Koppel Pombo (1905-?)

Natalia Pombo (?-?)


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Schloss (?-?)

Sigmund Schloss (?-?) Daniel Schloss (?-?) Leopoldo Schloss (?-?)

Elena Schloss Valenzuela

Emma Schloss Valenzuela

Carlos Schloss Valenzuela

Andrés Márquez Borda (?-?)

Alfonso Rebolledo Schloss (?-?) Ramón Rebolledo Schloss (?-?)

Ramón Rebolledo Pombo (?-?)

José María Obregón Arjona (?-?)

Pablo Rocha Dordelly (?-?)

Leonor Schloss Pombo (?-?) Carlos Schloss Pombo (?-?) Cecilia Schloss Pombo (?-?) Daniel Schloss Pombo (?-?)

Leonor Pombo Arroyo (?-?)

Cecilia Rocha Schloss (?-?)

Helena Schloss Valenzuela (?-?)

Valenzuela (?-?)

Greenfield (?-?)

Carlos Schloss Greenfield (?-?)

Schloss (?-?)

Mary Castello Brandon (1832-1907)

Koppel (?-?)

Salomón F. Koppel (1832-1910)

Schloss (?-?)

Desconocido (?-?)

Descendientes de Schloss

Rosa Martínez (?-?) Rosa Suarez (?-?)

Daniel Jaramillo Ferro (1911-?) Flora Gonzáles (?-?) Gustavo Reyes Calderón (?-?) Clemencia Izquierdo Montaña (?-?)


Anexo B. Tablas

Tabla anexa 1. Operaciones inmobiliarias hechas por judíos, discriminadas por barrios y por décadas, 1920-1970

Barrios y operaciones inmobiliarias San Bernardo

Décadas 1920

1930

1940

Total 1950

Lote-lote

18

4

1

1

24

Total parcial

18

4

1

1

24

1920

1930

1940

1950

1

2

1

1

Las Cruces Casa-casa Lote-lote

1960 5

3

3

Lote-casa Total parcial Santa Inés Casa-casa

2

2

1

2

4

1

2

10

1920

1930

1940

1950

1960

1

2

Lote-lote

1 2

Total parcial Santa Bárbara

1

2

2

1920

1930

1940

4 2

Lote-edificio 1950

1

1

2

7

1960

Casa-casa

2

1

1

2

6

Total parcial

2

1

1

2

6

1930

1940

1950

1960

Belén

1920

Casa-casa

3

3

Lote-casa

1

Total parcial C. Administrativo Casa-casa

3 1920 1

Casa-edificio

1930

1950

1

6

1

Apto /local /of.

1

Total parcial

2

1

1 1940

Edificio-edificio

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1960

4 1960 1

9

1

2

1

3

4

7

5

16

1 2

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Barrios y operaciones inmobiliarias Egipto Casa-casa

Décadas 1920

1930

1

Total parcial

10 1920

1930

3

9

1940

1950

1960

11

8

12

4

1

2

Casa-edificio

34 5

3

1

2

3

2

4

9

2

2

4

Casa-lote

1

Apto /local /of.

1

1

26

28

20

14

47

86

1930

1940

1950

1960

1

2

1

4 13

Total parcial La Concordia

5 1920

Casa-casa

1

Lote-lote

9

Total parcial

9

1

2

1

1920

1930

1940

1950

Voto Nacional

9

Casa-casa

5

Lote-lote

1

Lote-casa

1

Casa-edificio Total parcial San Victorino

1920

Casa-casa

La Favorita

1

2 1

1

8

1

1

1930

1940

1950

1960

1

2

1 1

1920

6 1

1

Lote-lote Total parcial

1960 1

Lote-edificio

2 11 4 2

3

1

1 8

1

2

2

3

1930

1940

1950

1960

5

3

5

13

1

66

Casa-casa

Enrique Martínez Ruiz

21

2

Edificio-edificio

00_LIBRO SION.indb 394

11 1

2

Lote-edificio

394

9

9

Lote-lote Lote-casa

1960

1 9

La Catedral

1950

1

Lote-lote Lote-casa

Casa-casa

1940

Total

Lote-lote

6

51

8

Lote-casa

2

2

2

6

Lote-edificio

1

9

6

16

9

68

Edificio-edificio Total parcial

1 19

1

2

7

103

11/04/2018 3:46:32 p. m.


anexos

Barrios y operaciones inmobiliarias Las Aguas

Décadas 1920

Casa-casa

1930

1940

2

4

Total 1950

6

Lote-lote

47

1

1

1

Lote-casa

4

2

1

2

Apto /local /of. Total parcial La Capuchina

50 9 1

1 66

51

5

6

3

1

1920

1930

1940

1950

1960

2

16

5

6

29

3

3

2

8

Casa-casa Lote-lote Lote-casa

1

1

2

Lote-edificio

4

4

1

9

Casa-edificio

5

10

4

19

3

1

4

30

30 103

Edificio-edificio Casa-lote

1

1

Apto /local /of. Total parcial

2

3

30

26

44

1920

1930

1940

1950

1960

Casa-casa

5

9

18

12

2

46

Lote-lote

1

1

1

8

11

1

2

Veracruz

Lote-casa

1

Lote-edificio Casa-edificio

3

Edificio-edificio

2

7

9

3

9

10

25

1

3

3

7

Casa-lote

1

Apto /local /of. Total parcial Las Nieves Casa-casa

2

2

6

12

24

28

33

103

1920

1930

1940

1950

1960

4

9

32

9

9

63

1

4

2

1

8

Lote-casa

1

2

2

1

6

Lote-edificio

1

5

2

8

Casa-edificio

10

9

9

28

Edificio-edificio

1

11

6

18

Casa-lote

1

4

5

Apto /local /of. 4

11

51

38

395

1

Lote-lote

Total parcial

00_LIBRO SION.indb 395

1960

7

7

39

143

11/04/2018 3:46:32 p. m.


Barrios y operaciones inmobiliarias La Alameda Casa-casa

Décadas

Total

1920

1930

1940

1950

1960

2

1

25

13

5

Lote-lote

7

2

9

Casa-edificio

9

5

1

16

Edificio-edificio

4

3

1

8

Casa-lote

1 4

4 84

1

Apto /local /of. Total parcial Samper Mendoza

2

1

46

22

13

1920

1930

1940

1950

1960

1

2

3

1

9 16

Casa-casa Lote-lote

3

Lote-casa Florida

1920

1930

3

10

3

1950

1960

7

3

Lote-lote Lote-casa

2

Total parcial 1920

1930

Casa-casa

1

1 5

2

11

3

1940

1950

1960

18

18

6

42

5

130

3

96

26

Lote-casa

4

19

6

Lote-edificio

2

57

35

10

21

Casa-lote Apto /local /of. Total

109

16

29 94 10

1

Total parcial

10

3

Lote-lote

Edificio-edificio

4

1940

Casa-casa

Santa Fe

1 8

Total parcial

396

46

41 1

2

2

9

200

107

23

339

66

474

291

238

1178

Enrique Martínez Ruiz

Fuente: Elaboración propia, basada en las cédulas catastrales del área revisada.

00_LIBRO SION.indb 396

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Barrio y tipo de construcción San Bernardo Lotes

Décadas 1920

1930

1940

anexos

Tabla anexa 2. Tipo de construcciones hechas por judíos, discriminadas por barrios, 1920-1970

Total 1950

1960

18

18

18

18

Casas Edificios Total parcial Las Cruces

1920

1930

1940

1950

1960

Lotes Casas

2

2

2

2

Edificios Total parcial Santa Inés

1920

1930

1940

1950

1960

Lotes Casas Edificios

1

1

Total parcial

1

1

Santa Bárbara

1920

1930

1940

1950

1960

Lotes Casas

397

Edificios Total parcial Belén

1920

1930

1940

1950

1960

Lotes Casas

1

1

1

1

Edificios Total parcial C. Administrativo

1920

1930

1940

1950

1960

Lotes Casas

1

Edificios Total parcial Egipto

1920

1930

1940

1 2

2

1

2

3

1950

1960

Lotes Casas

9

9

9

9

Edificios Total parcial La Catedral

1920

1930

Lotes Casas

00_LIBRO SION.indb 397

1950

1

3

4

1

5

4

Edificios Total parcial

1940

4

1960

1

5

6

12

2

9

6

21

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Barrio y tipo de construcción La Concordia Lotes

Décadas 1920

1930

1940

Total 1950

1960

9

9

Casas Edificios Total parcial Voto Nacional

9 1920

9 1930

1940

1950

1960

Lotes Casas

3

Edificios

3 2

Total parcial San Victorino

1920

1930

3

2

1940

1950

2 5 1960

Lotes Casas Edificios Total parcial La Favorita

1920

1930

Lotes

398

1940

1950

1

1

1

1

1960

2

2

Casas

3

2

5

Edificios

6

9

15

Total parcial Las Aguas

1920

Lotes

46

Casas

2

1930

11

11

1940

1950

22 1960

51 46

1

2

5

Edificios Total parcial La Capuchina

48

1

1920

1930

2 1940

Lotes

1950 2

Casas Edificios

6

Total parcial Veracruz

1920

1930

8

Casas

3

Edificios

1

Total parcial Enrique Martínez Ruiz

Las Nieves

2 26 30

10

14

1950

1960 1

1

24

35 41

2 2

5 8

4

2

2

8

25

1920

1930

1940

1950

1960

1

3

4

1

Edificios Total parcial

2 12

6

Lotes Casas

2

1940

Lotes

00_LIBRO SION.indb 398

51 1960

1

2

2

2

1

9

9

14

33

7

3

11

12

17

44

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La Alameda

Décadas 1920

1930

Lotes

1940

Total 1950

1960

4

Casas

4 1

Edificios

8

Total parcial Samper Mendoza

1920

1930

anexos

Barrio y tipo de construcción

6

1 3

17 22

12

7

3

1940

1950

1960

8

1

9 9

Lotes Casas Edificios Total parcial Florida

1920

1930

8

1

1940

1950

1960

2

2

1

5 5

Lotes Casas Edificios Total parcial

2

2

1

1930

1940

1950

1960

Lotes

1

9

7

2

19

Casas

2

19

5

2

28

48

42

2

92

Santa Fe

1920

Edificios Total parcial Total final

80

3

76

54

6

139

23

125

126

79

433

399

Fuente: Elaboración propia, basada en las cédulas catastrales del área revisada.

00_LIBRO SION.indb 399

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00_LIBRO SION.indb 400

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Anexo C. Listado general de los cementerios judíos en Bogotá El listado que sigue a continuación reúne la totalidad de nombres de personas enterradas en los tres cementerios judíos de Bogotá hasta enero de 2015. Para esto, se reunieron en un solo listado las relaciones de personas sepultadas en el cementerio Hebreo del sur, administrado por el cib, el cementerio Hebreo Sefaradí, a cargo de la Comunidad Hebrea Sefaradí de Bogotá, y el cementerio Hebreo del norte, cuya administración comparten las dos comunidades anteriores con la Asociación Israelíta Montefiore. Por fortuna, el listado de personas enterradas en el cementerio Hebreo Sefaradí de Bogotá ya había sido publicado en el libro de Marco Milhem-Nessim, en 2002. Así que solo fue necesario transcribir los listados de personas enterradas que se encuentran en las entradas en los otros dos cementerios. Es probable que algunas personas enterradas en el cementerio Hebreo Sefaradí después del 2002 no hayan quedado registradas en esta lista. La lista también incluye los nombres de otras personas que no fueron enterradas en ninguno de estos tres cementerios judíos de la ciudad: en primer lugar, incluye los casos de personas enterradas en los otros cementerios del conjunto funerario del cementerio Central, es decir, el cementerio católico Central, el cementerio Inglés y el cementerio Alemán. En estos casos se incluyó a personas cuya identidad judía no está en duda y a otras que, aunque descendientes de judíos, no se sabe si se identificaron en vida como tales. Sin embargo, dada la utilidad de consolidar esta información en una sola lista, decidí incluirlos. En segundo lugar, se incluyeron personas cuya identidad judía no está en duda, pero que no aparecen sepultados en los cementerios de la ciudad o no fue posible ubicar su tumba. En algunos casos, se trata de personas que desempeñaron un papel importante en la vida judía bogotana, pero que en una etapa tardía de su vida migraron a otras ciudades del país (como Jorge Michonik, que migró a Cali), a otros países (como los Temel, que se mudaron a los Estados Unidos, o Pulina Serebrenik de Michonik, que migró a Israel) o de los que no se tiene información. Este es el caso de Benjamín Henríquez, sefaradí nacido en Curazao en 1784. Henríquez se unió a Simón Bolívar en la

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Enrique Martínez Ruiz

402

empresa libertadora, luego de la cual se instaló en Bogotá, sin que se conozca el lugar de su tumba. Es probable que la suya corresponda a una de las tantas tumbas sin identificar del cementerio Inglés. Por otro lado, aunque esta es una herramienta útil para todo aquel que quiera investigar sobre la presencia de judíos en Bogotá, no se trata de una lista exhaustiva. Muchos de los inmigrantes judíos llegados a Bogotá, y también de los judíos bogotanos, no vivieron hasta el final de sus días en la ciudad. Así pues, además de los nombres acá relacionados, valdría la pena tener en cuenta los nombres que aparecen en las crónicas de las comunidades judías bogotanas, los registros de entrada al país y los nombres que aparecen en la prensa judía colombiana, que aún sigue sin estudiarse, entre otras fuentes que el olfato del investigador inquieto podrá identificar. Finalmente, decidí conservar las diversas ortografías que se relacionan en las distintas fuentes de las que obtuve los nombres. Así, un apellido como Goldstein puede aparecer como Goldsztayn, Wancier como Wancjer, Sherman como Szerman, Gómez-Cacéres como Gomes-Casseres o López como Lopes. También mantuve algunas diferencias menores, como en el caso de Wasserman o Waserman. Estas diferencias, más que errores ortográficos, dan cuenta del proceso de castellanización de los apellidos judíos asquenazíes y la vuelta a la ortografía castellana de apellidos españoles que se adaptaron al portugués luego de la expulsión de 1492, y que, en Bogotá, más de cuatro siglos después, se volvieron a ajustar a su lengua de origen. Construir esta lista hubiera sido imposible sin el visto bueno de Marcos Peckel, por entonces presidente del cib, y hoy presidente de la Federación de Comunidades Judías de Colombia, y del rabino Alfredo Goldschmidt. También, gracias a la ayuda inconmensurable de Adriano Moreno Weinstein y Vicky Possin de Moreno, quienes fueron los cómplices que durante varios fines de semana me acompañaron a visitar todos los cementerios para recolectar el material que se relaciona a continuación. Esta lista pretende ser un instrumento útil para todo aquel que quiera adentrarse en el apasionante mundo de los estudios judaicos colombianos, a pesar de que solo da cuenta de una pequeña parte de la totalidad de inmigrantes judíos que llegaron al país buscando un mejor futuro. Algunos tan solo estuvieron de paso, en camino a otros destinos más promisorios; otros se quedaron para contribuir con la construcción de la nación colombiana, el suelo de su descanso final.

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anexos

Convenciones: ⁎

cementerio Sefaradí (calle 26)

cementerio del Sur (barrio Inglés)

cementerio Hebreo del Norte-Asociación Israelita Montefiore

cementerio Alemán

cementerio Inglés

cementerio católico Central

otros

A Abadi M. David ⁎ Abadi, Flor Simhon de ⁎ Abadi Alchej, Isaac ⁎ Abadi M., José ⁎ Abadi, José ⁎ Abadi, Luisa □ Abadi, Meyer ⁎ Abnaim, David ⁎ Aboudi, Anna Sicsu de ⁎ Abuzaglo, Jaime ⁎ Adatto Esquenazi, Alberto ⁎ Adatto Esquenazi, Emilio ⁎ Adatto B. Fortuna ⁎ Adatto, Rebeca ⁎ Addato Uziel, Salomón ⁎ Adelshon Gutman, Bune ♦ Adelshon, Kart W. □ Adelshon, Manfred ♦ Adler Altman, Alfonso □ Adler Goldenberg, Hermann □ Adler, Sonia Yanovich de □ Adlerhess, Kurt Max ♦ Aghion, Albert ⁎ Aguia, Esther Garty de ⁎ Aguia, Isaac ⁎ Aguia, Jaime ⁎ Aigier, Zeev □ Aizenman, Anita Edelstein de □ Aizenman, Cecilia Epstein de □ Aizenman, Guta □ Aizenman, Jacobo □ Aizenman, Jaime □

00_LIBRO SION.indb 403

Aizenman, Liba Milgrom de □ Ackerman, Carlos □ Akerman Cusnir, Efraín □ Akerman, Mina Cusnir de □ Alexander, Max □ Alfandary, Esther (niña) ⁎ Allina Stampfer, Hans ⁎ Allina, Wally Bloch de ⁎ Altenug, Betty □ Altenug, Karl □ Altenug, Manfred □ Altgenug S., Mary ♦ Altman, Georg □ Altman, Isaac José □ Altman, Rosalie □ Álvares-Correa, Ida ⁑ Amsili Lipnik, José ⁎ Amsili, Robert ⁎ Amsili, Rafael ⁎ Anavi Salti, León ⁎ Anchis Lavskis, Aron ⁎ Angress, Max □ Angress, Paula □ Apatchinski, Isaac □ Apozdava, Berta Grosman de □ Apozdava W., Samuel □ Appel, Frieda □ Aranguren, Gelle Evelyn Praguer de □ Arensborg, Enrique □ Arnedt, Marguerete □ Arnet, Martín □ Arnheim, Adolfo □ Aron, Alice ♦

403

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Enrique Martínez Ruiz

422

Shattah, Victor Haim ⁎ Shemaaih, Jaime ⁎ Sheres, Corina Crispi de ⁎ Sherman, Dora □ Sherman, Moises □ Sherman, Sara □ Sherman, William ♦ Shimetscheck, Arnold ⁎ Shneiderman B., Moris □ Shneiderman, Yona Raytler de □ Shutzberg, Moisés □ Sid, Jacques B. ⁎ Sid, Marie B. de ⁎ Sieger, Albert ⁎ Sieger Langstadt, Friedl ♦ Silberbeg, Susi ⁎ Silberberg, Jenny □ Silberman F., David □ Silberman, Helena Flint de □ Silberman Aronek, Simón □ Silberschalg, Frida Grumberg de □ Silvera, Mazal Gubbay de ⁎ Simenhver, Kaethe Yenny ♦ Simhon, Clemente ⁎ Simhon Ojalvo Oro, Dora ⁎ Simhon, Felix ⁎ Simhon, Gamila Abady de ⁎ Simhon, Nessin Danny ⁎ Simhon, Salomón ⁎ Simhon Ch., Sylvia ⁎ Simmonds de Dixon, Esther ⁑ Simon Hirsch, Paul ♦ Simonsohn, Sigmund □ Simson Liefmann, Lore ♦ Sitton, Luis ⁎ Sitton, Raquel ⁎ Slesin, Beno □ Smith, Benjamín □ Smulevich Lapides, Abraham □ Smulevich, Esther Blank de □ Smulevich, Frida Rosa Swierk de □ Smulevich Blank, Luis Elías □ Sobelman, Beila Cohen de □ Sobelman Herlich, Moisés □ Sochaczewer, Ella Wartenburg de □ Spainer, Frieda ⁎ Specht, Arthur □ Specktor, Alex ⁎ Sperling F., Hans □ Sperling, Margarete Schwarz de □

00_LIBRO SION.indb 422

Spicker, Max □ Spielmann, Alfred □ Spiero, Curt □ Spiwak Knorpel, Boris □ Spiwak, Gutta Knorpel de □ Spiwak, Nahoum □ Spiwak, (niño) □ Sprintis, Meer □ Sprintis, Miriam Regil de □ Sredni, Anita Wolf de □ Sredni Kohan, Marco □ Stefan B. Jela □ Steiner Graf, Lili ♦ Steiner, Nicolas ♦ Steiner, Rudof □ Steinvortz, Cecilia Bromberg de □ Steinvortz Goodman, Jacobo □ Stern, David ♦ Stern, Hanna □ Stern, Hedwig □ Stern, Jela Bach de □ Stern, Leopold □ Stern, Lidia de □ Stern, Lore ♦ Stern Federbus, Moisés □ Stiasny, Jenny ⁎ Stiasny, Kaete ⁎ Stolar, Ana Kalina de □ Stolar Kalina, Luis □ Stolar, Sergio Mauricio □ Stoleru, Golda ⁎ Strachwsky, Karol □ Strachwsky, Lilly Shoen de □ Strauss, Sally □ Strehn H., Eugene ♦ Striem, Walter □ Sudarsky Gurvich, León □ Sudarsky Hurbich, Marcos □ Sudarsky, Sabina Rosenbaum de □ Sultan, Isaac ⁎ Susser, Heinz □ Susser, José □ Susser, Rosa Nusbaum de □ Susskind, Lothar □ Swierk, Max □ Swierk, Tauba de □ Szajowcz Kuzmer, Mario ♦ Szama Kochkane, Szoel □ Szamek, Nathan □ Szantal, Liba Czosnek de □

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Szerer, Luis ⁎ Szerman, Bela Kersman de □ Szerman, Chaim □ Szerman, Clara Zeigen de □ Szerman E., David □ Szerman Kerzman, Isaac □ Sznaider Sznaiderman, Stanislaw □ Sztaiman Waizdorf, Laibish □ Sztajnworc, Isaac □ Szterenzys Brand, Israel Mayer □ Szwarc B., Benjamín □

anexos

Szapiro Rutta, Bernardo □ Szapiro, Chana Rutta de □ Szapiro, Eugenia Szapiro de □ Szapiro Kasjusz, Manuel □ Szapiro, Max □ Szapiro Hofman, Raquel □ Szapiro Hofman, Rubén □ Szapiro, Susy Chalem de □ Szeinuk, David □ Szeinuk, Perla Gurvicz de □ Szerer G., Enrique (Kike) ⁎

T Tabacinic Reines, Billy Nemesio □ Tabacinic, Clara Fallenbaum de □ Tabacinic, José □ Tabacinic, Sonia Davidson de □ Tabacinik Davidson, Miguel □ Taitelbaum, Rosa □ Tarragano, Lucy de ⁎ Taub, Gela Cukier de □ Taub Zuckier, Natan □ Taub, Samuel □ Tawil Tawil, Isaac ⁎ Tawil M., Pola ⁎ Tekod, Simón ♦ Temel, Jack (enterrado en EE. UU.) ● Temel, Max (enterrado en EE. UU.) ● Teper, Noech □ Tesone, Rafael ⁎ Tessone, Fortunnee Malca de ⁎ Tessone, Ramón ⁎

Tessone R., Sión ⁎ Tessone, Sara Tessone de ⁎ Tisminezky, Dina Sukerman de □ Tof Maschula, Bertha ♦ Toledo, Pepe (Joseph) □ Topf, Rosa □ Topol, Alberto ⁎ Translateur F., Adan ♦ Translateur, Cecilia Glogover de □ Translateur, Else □ Translateur, Josef □ Translateur F., Simón G. ♦ Tuaty, David ⁎ Tuaty Alexander, Moisés ⁎ Tuch, Margot □ Turgeman Chamah, Noé ⁎ Turgeman Chamah, Sara ⁎ Tychbrojcher S., Samuel □ Tychbrojcher, M. Sara de □

423

U Ungar, Hans ⁂

Uscher Siegler, Jack □

V Vainberg, Arnold □ Vainberg, Esther Gorlovetski de □ Vainberg, Samuel □ Vainberg, Zelda Eidelman de □ Vainsencher, Sara Mitelman de □ Vainstein, Meer □ Vainstein, Shoshana □ Vainstoc, Elias □ Vainstoc, Lea □ Vaisberg, José □ Vaisberg, León □

00_LIBRO SION.indb 423

Vaisberg C., Raquel □ Valovis, Bernardo ⁎ Valovis Gordon, Tulio ♦ Van Wien, Alexander ● Varty, Genia Lipshitz de □ Varty Fischman, Víctor □ Vayda, Margarita Berger de □ Velleman Appel, Josuá ⁎ Vellman, Simón ♦ Ventura Maurice ⁎ Viderman Kotler (Kogan), Moisés (David) □

11/04/2018 3:46:34 p. m.


Vigoda, Abraham □ Vigoda Saferstein, Natán □ Valvonie, Markovil □ Voloj, Adolfo □ Voloj, Frieda ⁎ Voloj K., Isaac □ Volovisky Sudarsky, Isaac □ Volovitz, Jaia Volovitz de □ Volovitz G., Nathalie ⁎ Volovitz Gordon, Rubén □

Volovitzky, Ester Gitel Sudarsky de □ Volovitzky, Jacobo □ Von der W., Feodora ♦ Von Der Walde, Albertine □ Von Der Walde, Erna □ Von der Walde M., Josef ♦ Vonderwalde O., Mark ♦ Vorenberg, Bernhard □ Vries, Herta de □

W

Enrique Martínez Ruiz

424

Wagenberg Elster, Adolfo □ Wagenberg Feldman, Sharon □ Wagenberg, Sonia Sudarski de □ Waisber, Jacobo □ Waisberg, Abraham Icko □ Waisberg, David Jacobo □ Waisberg, Ignacio ♦ Waisberg, Raquel Coifman de □ Waisberg, Silvia Winer de □ Waisbord, Noemí □ Waisfogel Rappaport, Moisés □ Wajnryb, Eva Feldgreber de □ Wajntraub L., Josef □ Waldman, Ana Flikier Gotlieb de □ Waldman Flikier, Felipe □ Waldman, Jaike Kaler de □ Waldman Szerman, José □ Wallenberg, Martha ⁎ Wancier, Aizik □ Wancier, Dora Watnik de □ Wancier, Teresa Karfinkier de □ Wancjer Baran, Jacobo □ Wancjer Baran, Saúl □ Wartelski, Georg □ Waserman Abadi, Simón □ Waserman Peisaj, Jacobo □ Wasserman, Abraham □ Wasserman, Benno ♦ Wasserman Grossman, David Leb □ Wasserman, Ester Stricman de □ Wasserman, Ettel □ Wasserman, Frima Lerner de □ Wasserman, Helga □ Wasserman, Ira Arturo □ Wasserman, Isidoro □ Wasserman, Ita □ Wasserman, Jaime □

00_LIBRO SION.indb 424

Wasserman Lukowiecki, Jaime Isidoro □ Wasserman Schreiber, Lazaro □ Wasserman, Max □ Wasserman S., Salomón □ Wasserman, Sara Reines de □ Wasserman Stricman, Simón □ Wasserman M., Victoria ⁎ Weber Hirschfeld, Jakob □ Weber Sibila, Margarethe □ Weinsbord Rubin, Juan □ Weinstein, Adolfo (Idel) □ Weinstein Goldstein, Isaac □ Weinstein (niño) □ Weinsbord Rubin, Juan □ Weinstock, Lola ⁎ Weiss, Rosa □ Weissberg, Marco □ Weisz, Margarita de □ Werner A. T. F., Adam B.J. ♦ Wertheim, Edith Wertheim Meyer, Manfred ♦ Wertheim Strauss, Siegfried. ⁎ Wiener Philipp, Marianne ⁎ Wieselthier Haupt, Anna ♦ Wieselthier, Herbert ♦ Wiesenthal, Hellmut □ Wigoda Seferstein, Adolfo □ Wigoda, Fela Miller de □ Winer, Aron □ Winer, Carol Deborah □ Winer, Chaja de □ Winer, Clara Szerman de □ Winer, Nelson □ Winer, Samuel □ Winer, Susana Yona □ Winitzer, Samuel □ Winograd, Dorita Bach de □

11/04/2018 3:46:34 p. m.


Wolf Mekler, José □ Wolf, Max □ Wolf Meyer, Max □ Wolf M., Paula ♦ Wolf, Sara Mekler de Wolf, Semy □ Wolf, Walter □ Wolf, Wiheln □ Wolff, Meyer Erwin ♦ Wolman, Jorge □ Wolman, Lejzor □ Wolman, Regina de □ Wronsky, Bertha de □ Wronsky G., Irma ♦ Wronsky, Norbert ♦ Wurzel, Tibor □

anexos

Winograd B., Juan ♦ Winograd, Miriam ♦ Wiznitzer Grumberg, Milo □ Wiznitzer Eilemberg, Raul □ Wiznitzer Grunberg, Sally □ Wizorodek, Kalica □ Wodak, Rudolf □ Wodak, Stephanie □ Wodnicky, Dora Morgersztern de □ Wodnicky, Enrique □ Wohlgemut, Ferdinand □ Wohlgemuth, Fritz □ Wohlgemuth, Sonia L. ♦ Wolczanski, Benno B. □ Wolczanski, Sara □ Wolf, Edith □ Wolf, Hermann □

Y Yanovsky, Julia Leonor Utkin de □ Yedvabnik Kerpel, Jack □ Yedvabnik, Margarita Kerpel de □ Yedvabnik, Moisés □ Yedvabnik, Neta de □ Yedwabnik W., Jorge □

Yehuda Zaplir, Kalman □ Yohai, Mazaltov ⁎ Yohai Ovadia, Raquel ⁎ Yonsede, Tobias □ Yuhasz, Hava Felberg de □ Yurcowicz, Feiga Sabniewicz de □

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Z Zachmann, Annie □ Zachmann, Emil H. □ Zachmann W., Ester ♦ Zachmann, Herbert ♦ Zaidman, Esther Fisboim de □ Zaidman, Meer (Max) □ Zalzman, Ema Moidownick de □ Zalzman, Iechil □ Zangen Janek, Amalia ♦ Zapler, Nahum □ Zaselsky, Marñia Gutt de □ Zayan, Fortunee ⁎ Zeigen, Moisés □ Zeigen, Rosa de □ Zeigen, Samuel □ Zeigen, Simón □ Zeigen, Victor ♦ Zeigen A., Victor David □ Zerbib, Gerard ⁎ Zicer, Jacobo □ Zierer Kruger, Elsa ♦ Zierer, Moritz □

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Zighelboim, Adela □ Zik Oppenheimer, Hermann Lariv ⁎ Zilberman, Pinchas (Nelu) □ Zimmerfeld, Esther Kassin de ⁎ Zimmerfeld, Marco ⁎ Zonnensain M., Luis □ Zonszain, Brucha Rosemberg de □ Zuckermann, Carola Zuckermann M., Irma ♦ Zuckermann P., Warter ♦ Zundel Fridman, Jaime □ Zundel de Sus, Salomón □ Zundel, Sofia Fridman de □ Zuyo Warzawa, Moisés □ Zwettels, Gertrud □ Zwitman, Matilde de □ Zylberszac, Icio Mendel □ Zyto, Isaas □ Zyto, Rebeca Goldbaum de □

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Este libro se diseñó con las fuentes Whitman y Vista Sans SC y se terminó de imprimir en Javegraf, en el mes de abril de 2018.

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OTROS TÍTULOS DE ESTA COLECCIÓN

Selva de fantasmas. El gótico en la literatura y el cine latinoamericanos Gabriel Eljaiek-Rodríguez Evelio Rosero y los ciclos de la creación literaria Felipe Gómez Gutiérrez Maria del Carmen Saldarriaga, eds.

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QUINTA SIÓN Enrique Martínez Ruiz

Los pocos estudios que se han realizado sobre los inmigrantes judíos que llegaron a Bogotá durante la primera mitad del siglo XX han establecido que una gran mayoría de ellos siguió el mismo patrón al verse enfrentados a la necesidad de reconstruir su vida en la ciudad. Primero, fueron vendedores ambulantes que experimentaron un gran éxito gracias a la implementación de créditos flexibles dirigidos a los habitantes más pobres de la ciudad y, después, se convirtieron en comerciantes que dieron el salto a la industria. Sin embargo, el libro de Enrique Martínez Ruiz establece que, además del comercio y la industria, las inversiones inmobiliarias fueron una estrategia fundamental desplegada por muchos inmigrantes judíos en Bogotá, en su mayoría asquenazíes. El negocio inmobiliario les permitió reconstruir su vida, tanto a nivel individual como comunitario, integrarse a la sociedad colombiana y tomar parte en su proceso de modernización. De esta manera, muchos de ellos se convirtieron en prósperos constructores, que renovaron las edificaciones de origen colonial y decimonónico del centro histórico de Bogotá, y también en prolíficos urbanizadores, que promovieron la expansión de su espacio urbano. A su acción se deben muchos de los edificios de apartamentos que se comenzaron a construir desde finales de la década de 1930 y un gran número de barrios obreros. Quinta Sión. Los judíos y la conformación del espacio urbano de Bogotá revela el papel fundamental que desempeñaron los inmigrantes judíos y sus descendientes en el proceso de conformación del espacio urbano de Bogotá durante el siglo XX.

Quinta Sión. Los judíos y la conformación del espacio urbano de Bogotá

En virtud de la excelencia, Opera Eximia, de la Editorial Pontificia Universidad Javeriana, presenta una sucesión de publicaciones de valiosos exponentes de la producción académica y artística desarrollada en Colombia y en algunos de los contextos más prestigiosos del mundo. La colección busca constituir un corpus textual que brinde una panorámica global del ejercicio investigativo y creativo en las diversas disciplinas que circulan en el universo editorial. El lector se encuentra frente a una colección que emerge de las exhaustivas evaluaciones y que cuenta con un proceso de alta calidad, reflejado en su propuesta gráfica y en un contenido de pertinencia indiscutible.

Los judíos y la conformación del espacio urbano de Bogotá

Enrique Martínez Ruiz

ENRIQUE MARTÍNEZ RUIZ Es antropólogo, con estudios en arquitectura, y magíster en Historia y Teoría del Arte, la Arquitectura y la Ciudad de la Universidad Nacional de Colombia. Actualmente, es candidato a doctor en Historia de la Universidad de Tel Aviv (Israel). Ha sido merecedor de varios reconocimientos, como la beca Francisco José de Caldas de Colciencias, en 2010. A lo largo de su carrera, se ha especializado en la historia urbana de Bogotá y los estudios judíos colombianos. Ha publicado varios artículos y capítulos de libros, entre los que se destaca “Carrera Besarabia: los judíos y la nueva urbanización de Bogotá, 1919-1933” incluido en Los judíos en Colombia: una

aproximación histórica, editado por Adelaida Sourdis y Alfonso Velasco, en 2011. El presente trabajo fue presentado como tesis de grado de maestría, en 2010, en la Universidad Nacional de Colombia, que le otorgó mención laureada.

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