Agradecimientos Cuando se hace una tesis doctoral, y en especial una como la que se presenta en este libro, que ha implicado ya varios años de investigación y escritura, la lista de agradecimientos es larga, porque tiene que ver con las personas con las que compartimos la vida, con quienes andamos nuestros caminos. En definitiva, cuando vuelvo a mirar lo que escribí y lo que dejé sin decir pienso que el resultado es producto de un trabajo colectivo del que he construido una aproximación personal, pero que ha sido tejido por múltiples diálogos y relaciones. Este trabajo no hubiera sido posible sin el amor y el apoyo incondicional de mi familia, de mis padres, Fabio y Amada Raquel; de mis hermanos, Fabio Andrés y Felipe y, por supuesto, de mis hijos, Nicolás y Lucía, que han crecido en medio de mis días de investigación y me han acompañado con su luz en los viajes de estudio y en mis largas jornadas de escritura; a todos ellos mi gratitud inmensa y mi amor sin medida, han sido para mí motivo de orgullo, de admiración y de alegría. También debo un agradecimiento especial a Miguel Ángel Urrego, quien me acompañó durante buena parte del doctorado y leyó los borradores de algunos capítulos; su presencia, así como sus observaciones y críticas permitieron consolidar mi perspectiva académica y de vida. En estos años he contado con la colaboración de dos excelentes historiadoras y amigas del alma que me apoyaron en la investigación de archivo, en la sistematización de buena parte de la información y en la revisión detallada de cada uno de los capítulos: Ana María Noguera Díaz Granados y María Camila Díaz Casas; sin su trabajo, su rigurosidad, sus inteligentes observaciones y, especialmente, sin su generosidad, solidaridad y amistad, el escrito que aquí se presenta no hubiera sido posible. Buena parte de esta investigación la escribí con la compañía de Ana; sus palabras de aliento y su presencia hicieron que no desfalleciera en medio del camino. Judith Andrea Forero, Mario Andrés Mejía, Ana María Torres y Raúl Motta también me apoyaron en la investigación al principio y al final de este proceso; sus juiciosos aportes permitieron darle forma definitiva a este texto. Agradezco igualmente al geógrafo Camilo Andrés Correa Ayram, quien me ayudó en la elaboración de los mapas que acompañan este libro.