Atlas hematología

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Células sanguíneas normales

El proceso de maduración gira en torno a la producción de la hemoglobina, su proteína funcional y de la batería enzimática que le permite llevar a cabo reacciones bioquímicas que aseguran su viabilidad y funcionalidad. De igual forma, durante esta etapa de maduración se debe convertir en una célula desprovista de núcleo y otros organelos citoplasmáticos, factor que facilita la deformabilidad celular. La secuencia de maduración se inicia con el pronormoblasto en la médula ósea, que gradualmente disminuye su tamaño celular y nuclear, aumenta la condensación de la cromatina e inicia la producción de hemoglobina. Esta maduración pasa por los estadios de normoblasto basófilo, policromático y ortocromático. Cuando termina la maduración del normoblasto ortocromático, el núcleo es exocitado, y ello origina el reticulocito. Hasta este punto el tiempo de maduración ha oscilado entre 5 y 7 días. El reticulocito es una célula anucleada con restos de organelos, como mitocondrias, retículo y ribosomas, en la que se termina de realizar la síntesis de moléculas de hemoglobina que quedaron transcritas antes de exocitar el núcleo. El tiempo que tarda en madurar el reticulocito es de 3 a 4 días. De estos, 3 días está en la médula ósea y el último día está en la periferia. A medida que este madura, va endocitando el retículo granulofilamentoso hasta transformarse en un eritrocito maduro (figura 2).

Eritroblasto El eritroblasto, llamado también pronormoblasto y proeritroblasto, es la célula más inmadura de la serie roja, capaz de ser identificada ópticamente. Su tamaño es grande: de 20 a 25 µ; tiene un núcleo redondo central de gran talla que ocupa la mayor parte de la célula. La cromatina muestra una estructura finamente reticulada, y posee uno o dos nucléolos mal limitados. El citoplasma es intensamente basófilo, debido a su gran riqueza en polirribosomas, y queda reducido a una franja perinuclear delgada en la que se aprecia una zona más clara, de forma semilunar, que corresponde al centrosoma de la célula. En ocasiones presenta unas protusiones citoplasmáticas a modo de casquetes bastante característicos de este estadio de la maduración. En condiciones normales está desprovisto de inclusiones y vacuolas. Expresa en su membrana marcadores de línea como la glicoforina A y B, denominadas CD235a y CD235b (foto 3). Después de la estimulación específica, se divide y madura, y así se convierte en un normoblasto basófilo.

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