Sobrevivientes: Albergues de Violencia de Género en Puerto Rico Entrenándose al COVID-19

SOBREVIVIENTES: ALBERGUES DE VIOLENCIA DE GENERO EN PUERTO RICO ENFRENTANDOSE AL COVID-19 i

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NICOLE MENDOZA RIVERA, YULIANNA OTERO ASMAR, NOEMÍ RIVERA ACEVEDO & ALEJANDRO RODRÍGUEZ-PUTNAM EN COLABORACIÓN CON MENTES PUERTORRIQUEÑAS EN ACCIÓN Y SIEMPRE VIVAS METRO

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INDICE

Introducción Violencia contra las mujeres.................... p.3 Violencia contra las mujeres en Puerto Rico..............................................................p.3 Violencia contra las mujeres en contextos de desastres............................................................p.3 Violencia contra las mujeres durante el COVID-19.....................................................................p.4

Metodología...................................................p.5 Hallazgos Trabajo de los albergues..............................p.6 Violencia en contexto de crisis................p.7 Respuesta de los albergues ante la pandemia..............................................................p.8 Retos durante la pandemia.......................p.9 Retos ante la respuesta gubernamental.................................................p.10 Impacto emocional en el personal.......p.12 Recomendaciones..........................................p.13

Conceptos claves.......................................p.15 Referencias....................................................p.16 Directorio de albergues ............................p.20 Guía de ayuda a los albergues ..............p.21 Información de contacto..........................p.22

Nota aclaratoria: Las investigadoras reconocen que la violencia de género afecta a personas independientemente de su identidad de género (mujeres, hombres y personas no binarias). Sin embargo, dado a que afecta desproporcionadamente a las mujeres y a los albergues de Puerto Rico le brindan servicio mayormente a mujeres, esta investigación hace referencia exclusivamente a la violencia contra la mujer.

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INTRODUCCION Violencia contra las mujeres La Organización Mundial de la Salud (2017) advierte que la violencia contra las mujeres es una emergencia mundial de salud pública. Una de cada tres mujeres es víctimas de al menos algún tipo de violencia física y/o sexual de pareja o violencia sexual en algún momento de su vida. La sociedad patriarcal de la que formamos parte propicia una estructura social, cultural, política, y económica donde la mujer ocupa una posición de opresión en relación al hombre. En relaciones de parejas heterosexuales, las construcciones sociales rígidas del género permiten que los hombres ejerzan violencia física, emocional, y/o económica sobre la mujer (Muñoz & Echeburúa, 2016).

Violencia contra las mujeres en Puerto Rico Según la investigación " La persistencia de la indolencia: Feminicidios en Puerto Rico 2014-2018" (2018), se estima que una mujer muere cada siete días por violencia de género en Puerto Rico. Esta investigación revela que entre los años 2014 y 2018, 1 de cada 100,000 mujeres puertorriqueñas fueron asesinadas por sus parejas íntimas. El 35% ocurrió en hogares personales, de familiares o conocidos y el 26% ocurrieron en la residencia del agresor o sus familiares (Avilés y Rodríguez Reyes, 2018). Además, según la investigación de Mercado Justiniano (2018), Puerto Rico se encuentra entre los 10 países con más feminicidios a nivel mundial y también se expiden más de 52 órdenes de protección diariamente. No obstante, las estadísticas oficiales del gobierno no abarcan la magnitud de las situaciones de agresión y violencias contra las mujeres. Esto podría deberse a la falta de informes y análisis estadísticos por parte de las agencias de gobierno tales como la Policía de Puerto Rico, la Oficina de la Procuradora de las Mujeres, el Departamento de Salud, el Departamento de Justicia, entre otros.

De igual manera, Mercado Justiniano (2018) establece que las mujeres sobrevivientes experimentan revictimización social y sistémica en diversas agencias al buscar apoyo, y que el conocimiento de ello puede causar que tarden hasta aproximadamente diez años en pedir apoyo o que incluso desistan de hacerlo. En ese sentido, se reconoce que la magnitud de la problemática es mucho mayor debido a que muchas de las sobrevivientes permanecen en silencio por temor, para evitar revictimización, por desconfiar de los procesos en las agencias, para protegerse o al planificarse, siendo estas algunas de las estrategias de resistencia y sobrevivencia como expone Valle Ferrer (2011).

Violencia contra las mujeres en contexto de desastre Según la Organización Mundial de la Salud (2005), la violencia en las comunidades, particularmente la violencia de género entre parejas y la explotación sexual, se exacerban durante desastres naturales. Indican que estas emergencias pueden generar la pérdida del empleo y/o el hogar, impacto mental y emocional, la escasez de necesidades esenciales, el cierre de los servicios de agencias (gubernamentales o no gubernamentales) y una recesión económica. Estos elementos son especialmente dañinos para las mujeres que conviven con sus agresores, ya que estos pueden volverse más violentos en tales contextos y las sobrevivientes no tener cómo escapar ni buscar ayuda (Organización Mundial de la Salud, 2005; Avilés y Rodríguez Reyes, 2018).

Durante los pasados años, Puerto Rico ha enfrentado una serie de desastres naturales que exacerban las situaciones precarias de las poblaciones más vulnerables en el país. En el 2017, dos huracanes de alta categoría azotaron a Puerto Rico, dejando a todo el país sin energía eléctrica ni torres telefónicas para la comunicación

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(Nuevo Día y Primera Hora, 2017). Con pocos hospitales funcionando y alrededor de 472,000 hogares afectados, se estima que cerca de 4,645 personas murieron como consecuencias directas e indirectas de los huracanes (Nuevo Día y Primera Hora, 2017; Agencia EFE, 2018; BBC News, 2018). La investigación de Segarra Alméstica(2018) resalta que gran parte de los daños causados por los huracanes pudieron ser evitados si el gobierno hubiera tenido un plan de acción y manejo de recursos eficaz para proteger a las comunidades antes, durante, y después de los huracanes. Tres años más tarde, a principios del año 2020, una serie de terremotos en el área sur de Puerto Rico han dejado a más de 8,000 personas con viviendas destruidas y al menos una persona muerta y varias heridas (BBC News, 2020). Nuevamente, la inefectividad del Estado ante una crisis ha llevado a que las personas afectadas continúen viviendo en condiciones de vulnerabilidad (Amnistía PR, 2020; BBC News, 2020). Es meritorio resaltar que eventos como los antes mencionados afectan particularmente a las mujeres jefas de familia, las cuales constituyen más del 65% de las familias puertorriqueñas bajo el nivel de pobreza (EFE News, 2017).

En Puerto Rico, organizaciones feministas afirman que las situaciones de emergencias recientes han empeorado las situaciones de las mujeres. Investigaciones documentan como, luego de los huracanes del 2017, la violencia de género aumentó gravemente (Rico Maldonado, 2019; Tighe & Gurley 2018; Avilés y Rodríguez Reyes, 2018; Fernós, González Báez, Reyes Gil, Vicente, 2018). A pesar de que las organizaciones no gubernamentales han asumido la responsabilidad de apoyar a las sobrevivientes, solo cinco albergues para mujeres sobrevivientes y sus hijes se mantuvieron ofreciendo sus servicios luego de los huracanes debido a daños estructurales en los mismos. De la misma manera, durante los terremotos, denuncian que la falta de ayuda, recursos y refugios seguros han dejado a las mujeres, niñes, y otras comunidades vulnerables expuestas a violencia (Amnistía PR, 2020; González Ramírez 2020). Ante tal magnitud de la violencia machista, organizaciones feministas en Puerto Rico han solicitado la declaración de un estado de emergencia por parte del gobierno. No obstante, a pesar de las diversas estrategias políticas de los colectivos feministas y de la vasta evidencia sobre la situación alarmante de violencia contra las mujeres, este aún no ha sido declarado por la actual gobernadora, Wanda Vázquez Garced (Amnistía PR, 2020; González Ramírez 2020; Rosario Ramos, 2020).

Violencia contra las mujeres durante el COVID-19 Recientemente, la pandemia del COVID-19 ha vuelto a poner a Puerto Rico en estado de emergencia ante la rápida propagación de este virus y la falta de una cura. Para atender la situación y evitar el contagio, desde el 15 de marzo de 2020 el gobierno de Puerto Rico ha emitido múltiples órdenes ejecutivas que buscan viabilizar, prevenir y controlar el contagio del COVID-19 en en la país.

Desafortunadamente, la cuarentena como respuesta gubernamental para contener el virus, conlleva que las mujeres que sufren de violencia a mano de sus parejas queden confinadas con sus agresores (Organización de las Naciones Unidas, 2020; Caro González, 2020; The Associated Press, 2020).

Simultáneamente, el cierre de agencias gubernamentales, la limitación del contacto con redes de apoyo, el miedo al contagio y las pérdidas económicas dejan a muchas mujeres sin formas de escapar de situaciones de violencia (Caro González, 2020; Figueroa Cancel, 2020).

Mundialmente, la violencia de parejas contra la mujer ha incrementado alrededor de 30% durante la crisis pandémica (Organización de las Naciones Unidas, 2020). En Puerto Rico, del 15 de marzo al 30 de mayo 2020, el número de feminicidios aumentó un 83% en comparación con el año 2019 - cifra que es superada únicamente por Honduras, El Salvador, y México (TodasPR, 2020). En adición a esto, entre el 15 de marzo y el 6 de mayo, la Policía de Puerto Rico registró oficialmente 919 incidentes de violencia de género (EFE News, 2020). No obstante, las organizaciones sin fines de lucro advierten que las tasas deben ser mucho más altas debido a la situación de encierro y la falta de apoyo gubernamental para estas mujeres (Caro González, 2020; Figueroa Cancel, 2020).

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METODOLOGiA Esta investigación empleó una metodología de corte cualitativo con alcance descriptivo. Durante un periodo de ocho semanas, se realizaron entrevistas con representantes de cinco de los ocho albergues de violencia de género en Puerto Rico (un total de cinco entrevistas). La duración aproximada de éstas fue de 30 a 60 minutos y se llevaron a cabo mediante videollamadas y llamadas telefónicas. Los criterios de inclusión para participar de la investigación fueron: ser mayor de 18 años, ser representante de una organización no gubernamental que brinde albergue a sobrevivientes de violencia de género y consentir a participar voluntariamente del estudio. Para estas entrevistas se desarrolló un instrumento de cinco preguntas semiestructuradas, centradas en los retos enfrentados por los albergues durante la pandemia del COVID-19. En adición, se le solicitó a cada participante que llenara un formulario que incluía preguntas cerradas sobre la información sociodemográfica del albergue. Luego de realizar las entrevistas, estas fueron transcritas y analizadas. Se empleó la técnica del análisis de contenido y se organizaron las respuestas en cinco categorías amplias: trabajo de los albergues, violencia de género en contexto de crisis, retos enfrentados durante la pandemia del COVID-19, impacto emocional del personal y respuesta gubernamental.

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Hallazgos Nota aclaratoria: Todas las ideas expresadas en la sección de hallazgos son exclusivamente de las representantes entrevistadas de los albergues y no provienen de las investigadoras.

I. Trabajo de los albergues

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os hallazgos de la investigación reflejan que los albergues de Puerto Rico han respondido y

continúan respondiendo a la crisis de violencia contra las mujeres con una variedad de programas para las sobrevivientes. Sin embargo, las entrevistas realizadas reflejan que esto es costoso y que el gobierno tiene la responsabilidad de proveer más ayuda económica para apoyar la labor imprescindible que realizan estas organizaciones por las comunidades del país.

Servicios y programas “ MÁS ALLÁ DEL SERVICIO DE VIVIENDA SE LE DAN SERVICIOS TERAPÉUTICOS, DE MANEJO DE CASOS, SERVICIOS PSICOLÓGICOS PARA LA NIÑEZ Y TAMBIÉN SERVICIOS SOCIOEDUCATIVOS.” (P.2) Los albergues para mujeres sobrevivientes de violencia de género brindan un espacio seguro, más allá de solamente proveer una vivienda. Las entrevistadas indicaron que muchos hogares ofrecen programas como relocalización permanente, servicios ambulatorios o servicios para niñes. En adición a esto, se les provee a las sobrevivientes acompañamiento en procesos legales, representación legal, servicios psicológicos y de consejería (tanto individuales como en terapias grupales), trabajo social y talleres socioeducativos. Algunos albergues también ofrecen servicios de enfermería. Además, desde los albergues se coordinan servicios libres de costo para las participantes y sus hijes que no se pueden proveer desde este espacio, tales como transportación a citas médicas, al supermercado, a la escuela de les hijes de las sobrevivientes, tribunales, entre otros.

Las entrevistadas expresaron que los albergues no solo realizan una labor imprescindible para las vidas de las personas sobrevivientes, sino que para la sociedad completa. Indican que estos establecen enlaces con las comunidades al proveerles orientaciones y talleres educativos. Además, muchos de estos albergues fungen como centros de práctica para estudiantes universitarios de diversas disciplinas como: trabajo social, psicología, consejería, entre otros, y cuentan con programas de voluntariado.

Fondos económicos “ELLOS COMO GOBIERNO NO TIENEN NI UN SOLO ALBERGUE. EL ESTADO NO TIENE NI UN SOLO ALBERGUE QUE ADMINISTRE, QUIERE DECIR QUE SI SON LAS ORGANIZACIONES SIN FINES DE LUCRO LAS QUE DAN ESTE SERVICIO, [EL ESTADO] TIENEN QUE ASUMIR LA RESPONSABILIDAD”(P.1) En el formulario que llenaron las entrevistadas, indican que en lugar de que el gobierno estatal costee los albergues, el gobierno federal, ente que desconoce el contexto y realidad de la violencia de género en Puerto Rico, se ha convertido en el mayor suplidor para la mayoría de estos. Es importante recalcar que, según las entrevistadas, el costo presupuestado por los albergues para refugiar una familia por tres meses es aproximadamente entre $6,500-$9,000.

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II. Violencia de género en contexto de crisis

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urante los últimos años, Puerto Rico ha sufrido una serie de emergencias y catástrofes naturales. Las

entrevistas reflejan que, en tiempos como estos, la opresión patriarcal sistemática se desenmascara y las mujeres son violentadas con más frecuencia. Sin embargo, estos desastres en la isla revelan cómo las organizaciones comunitarias asumen la lucha contra la violencia.

Las mujeres en tiempos de crisis “LAS MUJERES HAN TENIDO QUE ASUMIR GRANDES RESPONSABILIDADES, MÁS RESPONSABILIDADES DE LAS QUE YA ASUMÍAN ANTERIORMENTE. LA SITUACIÓN DE LA VIOLENCIA LAS HA DEJADO MÁS EXPUESTAS. ” (P.4) Las entrevistadas recalcan que las mujeres, así como las organizaciones que les proveen servicios, se encuentran nuevamente violentadas por un sistema que no cataloga su seguridad como una prioridad.

Indican que las crisis y los desastres naturales también afectan la salud mental de las sobrevivientes. Aún cuando ellas se encuentran en un lugar seguro, los desastres pueden generar ansiedades, miedos e incluso depresión. Sin embargo, las entrevistadas aseguran que, en este contexto, son en su mayoría las mujeres quienes responden, asumiendo posiciones de líderes comunitarias. Las organizaciones sin fines de lucro que apoyan a las mujeres, son invisibilizadas junto a ellas, a pesar de su esfuerzo ante la adversidad.

Violencia de género durante los huracanes y terremotos “NO HUBO TAMPOCO MUCHA COMUNICACIÓN DEL ESTADO [LUEGO DEL HURACÁN MARÍA]”(P.2) La mayoría de las entrevistadas expresan que, luego del paso de los huracanes en el 2017, el Estado no tuvo una comunicación efectiva con los albergues de violencia de género. Algunos de estos experimentaron inundaciones, daños a la propiedad y falta de personal. Sin embargo, indican que tuvieron que enfrentar este problema sin apoyo gubernamental. Durante los terremotos, el tercer sector nuevamente asumió el grueso del problema. Las entrevistadas explican que sus organizaciones trabajaron mano a mano con líderes comunitaries, en su mayoría mujeres. Un sinnúmero de veces, era a través de estas líderes que los albergues de violencia de género podían contactar a mujeres sobrevivientes. Esto estaba ocurriendo porque en muchas ocasiones, tanto la mujer sobreviviente como la persona agresora, estaban en el mismo refugio.

Violencia de género durante el COVID-19 “HABÍA UNA GRAN POSIBILIDAD DE QUE AUMENTARAN LOS CASOS PORQUE LAS PERSONAS SOBREVIVIENTES IBAN A ESTAR CON LAS PERSONAS AGRESORAS EN EL MISMO ESPACIO CONFINADAS” (P.2) Las entrevistadas aseguran que el incremento en situaciones de violencia, al igual que durante las crisis anteriores, ocurrió al inicio de la pandemia del COVID-19. Luego del cierre gubernamental y la cuarentena, los

“un silencio ensordecedor... pasar de tener múltiples llamadas al día y múltiples orientaciones y seguimientos, a no tener nada”(P.2). Ellas explican que el confinamiento de albergues experimentaron

mujeres con sus agresores crea un riesgo mayor para sobrevivientes y limita el acceso a buscar apoyo. Las entrevistadas concuerdan que el silencio preocupó mucho a los albergues, ya que entendían que los casos estaban aumentando, a pesar de no estar recibiendo llamadas ni nuevos ingresos. Procedieron a diseñar una campaña que se tituló “Sé un buen vecino”, con el propósito de que la ciudadanía estuviese alerta si escuchaban gritos, golpes o manifestaciones de violencia. En efecto, las entrevistadas afirman que, dos semanas después, las llamadas aumentaron drásticamente.

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III. Respuesta de los albergues ante la pandemia

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sta investigación revela que las situaciones de emergencia en el país representan un gran reto

para las organizaciones que brindan servicio a las sobrevivientes de violencia de género. Se encontró que, a pesar de los retos enfrentados durante la pandemia del COVID-19, los albergues de violencia de género asumen la responsabilidad de ingeniar soluciones y continuar brindando servicios para las sobrevivientes del país.

Autogestión “LA MANERA EN QUE ENFRENTAMOS ESE RETO FUE REUNIÉNDONOS COMO SECTOR, TODAS LAS DIRECTORAS DEL ALBERGUE” (P.2) Según expresan las entrevistadas, ante la pandemia y el cierre decretado por el gobierno, los albergues se han enfrentado a múltiples retos, los cuales han podido superar uniéndose y autogestionado como tercer sector. Las directoras de los albergues de Puerto Rico crearon

“una guía uniforme de cómo brindar los

servicios” (P.2), donde se establecieron protocolos de seguridad y medidas de prevención ante el COVID19. Indicaron que, desde las organizaciones, se designaron espacios de aislamientos preventivos para participantes de nuevo ingreso, a las que se le realizaría la prueba de COVID-19 antes de ser integradas con las participantes ya albergadas.

La investigación también refleja que la falta de pruebas y mascarillas ha sido un reto para los albergues, quienes se han movilizado para adquirirlas. Las entrevistadas explican que han conseguido materiales higiénicos y mascarillas por medio de donaciones y recaudaciones de fondos. Además, expresan que también les han donado pruebas y han contado con la colaboración de doctores aliades y de corporaciones privadas.

Apoyo para las sobrevivientes albergadas Las entrevistadas indican que la crisis pandémica también tiene efectos en la salud mental de las participantes. La cuarentena y el cierre de servicios, traen como consecuencia que las participantes no puedan salir del albergue. Ante esta realidad de vivir en cuarentena, las representantes de los albergues comparten que el personal se movilizó para crear espacios de ventilación y momentos de ocio. Incluso, las entrevistadas expresan que dado a que las participantes ya albergadas expresaban temor al posible contagio de participantes recién admitidas, el personal les explicó la importancia de que permanezca abierto el albergue y recibiendo nuevas participantes. En adición a esto, comentan que se han dado a la tarea de realizar intervenciones grupales e individuales, talleres de manejo de emociones y espacios para ocio en los cuales las participantes pueden liberar frustraciones y ansiedades. También, han creado talleres y campamentos socioeducativos de forma virtual para les hijes de las participantes.

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IV. Retos durante la pandemia del COVID-19

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os hallazgos de esta investigación evidencian que la emergencia de la pandemia del COVID-19 ha

creado retos inesperados para las organizaciones que brindan albergue a las sobrevivientes de violencia de género. Mediante la investigación se encontró que, debido a los recursos limitados con los que cuentan los albergues, su mayor reto es económico. Otros retos son el acceso a los servicios de salud y la continuación de servicios de manera segura. Además, de las narrativas se recoge el reto de la inacción gubernamental y la necesidad de tener mayor comunicación con las agencias correspondientes, así como ser contempladas en la toma de decisiones ante estos contextos.

Retos económicos “EL PROGRAMA MÁS IMPORTANTE, Y EN EL QUE MÁS RETOS ECONÓMICOS TENGO, ES EL PROGRAMA DE ALBERGUE... REALMENTE LA CANTIDAD DE FONDOS QUE RECIBIMOS LOS ALBERGUES NO SON SUFICIENTES” (P.2) Según los datos recopilados en las entrevistas, el aumento de gastos a raíz del COVID-19 es el mayor reto económico para el funcionamiento de los albergues. Una entrevistada expresó que el albergue por sí

“ aquí se gasta todo el tiempo: mantener esos empleados, el alimento, la luz, el agua, el teléfono” (P.5). Indican que ahora con la pandemia, los albergues han tenido que usar dinero que solo, ya es muy costoso,

originalmente tenían separado para otros servicios que ofrecen para atender la emergencia. Las entrevistadas expresan que incurren en gastos para la compra de artículos y protocolos de higiene, como mascarillas, alcohol, gel antibacterial y la contratación de personal para la sanitización de los espacios. Una entrevistada expresó que, al principio de la pandemia, estaban gastando demasiado dinero en el material

“cada mascarilla me costó $10… no era viable el poder continuar haciendo ese tipo de compras, nos ponía en una posición de mucha vulnerabilidad” (P.2). Por otro esencial de protección ante el virus :

lado, las entrevistadas indican que algunos albergues con menos espacio estructural han tenido que invertir en la construcción de un cuarto para poder poner en cuarentena participantes entrantes y así asegurar la protección de todo el personal y de las participantes albergadas.

Los hallazgos reflejan que aún siendo el programa de albergue el de mayor importancia, es el que más recibe recortes de fondos estatales. La escasez de fondos económicos limita aún más la capacidad que tienen los albergues para brindar sus servicios a las sobrevivientes de violencia de género. Las entrevistadas indican que esta situación vulnera a organizaciones y albergues;

“El año pasado nosotras recibimos un recorte de [...] fondos estatales asignados a nuestro albergue. A nivel de Puerto Rico en un momento dado hubo alrededor de doce albergues de violencia doméstica. Ahora mismo hay ocho [...] y no es porque no haya necesidad. La necesidad hay, la hay... ” (P.2). algunas han tenido que cerrar. Una de las entrevistadas expresó,

Acceso a salud y servicios durante la pandemia “LA PANDEMIA NOS HA AFECTADO BASTANTE EN TODOS LOS TÉRMINOS, TANTO A LAS VÍCTIMAS COMO AL PERSONAL QUE TRABAJA.” (P.3) Según las entrevistadas, otro de los mayores retos que enfrentan los albergues es el acceso a los servicios de salud para las participantes y el personal. Indican que el acceso a las pruebas del COVID-19 y a los materiales de protección e higiene, como mascarillas, alcohol, y antibacterial, son escasos en farmacias y

“el Departamento de Salud, ahora mismo, carece de equipo” (P.4). Además, las

entrevistadas explican que algunos albergues no tienen el personal médico necesario para cuidar a personas que se contagien con el virus del COVID-19. Por esto, comentan que, a consecuencia del “Lockdown”, les doctores no podían atender a las participantes presencialmente, lo que las hacía sentir inseguras.

Por último, las entrevistadas indican que muchos de los albergues enfrentan dificultades para ofrecer servicios en medio de la pandemia, de una manera que resguarde la seguridad y la salud de las participantes albergadas y del personal. La investigación refleja que el personal del albergue enfrenta la necesidad de ingeniar nuevas maneras de llevar estos servicios necesarios a sus participantes, minimizando los posibles riesgos de contagio. Esta situación limita los recursos y servicios posibles de ofrecer para las participantes.

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V. Retos ante la respuesta gubernamental

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as entrevistadas indican que, a pesar de que es la responsabilidad del gobierno

salvaguardar las vidas de les puertorriqueñes, las organizaciones sin fines de lucro son las únicas que proveen el servicio esencial de albergar a las mujeres sobrevivientes de violencia de género en la isla. Los hallazgos reflejan los albergues enfrentaron grandes retos durante la pandemia debido a la inacción gubernamental.

Falta de reconocimiento como servicio esencial “...EL PROBLEMA PRINCIPAL ES QUE NO SE NOS RECONOCIÓ, EN UN INICIO, COMO UN SERVICIO ESENCIAL. NOSOTRAS TUVIMOS QUE MOVERNOS, HACER GESTIONES A TRAVÉS DE LOS DISTINTOS MEDIOS PARA QUE NOS PERMITIERAN CONTINUAR TRABAJANDO Y QUE NOS RECONOCIERAN COMO QUE NUESTROS SERVICIOS ERAN 24/7” (P.1)

Las entrevistadas denuncian que los albergues de violencia de género en Puerto Rico no fueron considerados un servicio esencial por el gobierno durante la pandemia del COVID-19. Por esto, les empleades del albergue no estaban incluides en las excepciones a la Orden Ejecutiva (OE-2020-23). Como los albergues trabajan 24/7, las entrevistadas indican que el personal se exponía a que un policía les detuviera si entraban o salían del albergue luego del toque de queda establecido. Efectivamente, una de las entrevistadas narró cómo una de las empleadas de su albergue fue detenida. Incluso, mostrándole una carta de autorización, contó que el policía no accedió, y solo se le permitió llegar a su turno en el albergue al comunicarse con la directora ejecutiva del mismo.

Por otro lado, las entrevistadas expresan que el acceso a pruebas para el COVID-19 por parte del gobierno ha representado un reto para los albergues. Dado a que no cuentan con los fondos para estas, muchos albergues dependen del gobierno para poder realizarlas. Una

“quien a nosotras nos respondió inicialmente para tener acceso a las pruebas fue un municipio. Ese apoyo del municipio para nosotras fue bien importante.

Pero del Estado, la cuestión de las pruebas para nosotras fue un reto bien, bien, bien grande”(P.2). entrevistada indicó,

Además, indican que el Departamento de Salud se comprometió con varios albergues a tener personal de la agencia que fuera cada dos semanas a administrarle pruebas a les empleades y

“se logró un acuerdo con el Departamento de Salud para que se hicieran pruebas en los programas que daban servicios. [...] Esto fue después de muchas semanas, como después de un mes y medio, dos[...] Tuvimos una primera visita del Departamento de Salud donde hicieron pruebas rápidas a todo el mundo. Sin embargo, vinieron una sola vez. En todo este periodo han venido una sola vez, aunque el plan original era que vinieran cada dos semanas” (P.2). sobrevivientes, pero no sucedió como esperado. Una entrevistada expresó,

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Inacción gubernamental "[EL ESTADO]DEBIÓ HABER ESTABLECIDO UNA COMUNICACIÓN DIRECTA CON EL SECTOR, Y PIENSO QUE AHÍ SE FALLÓ. AHÍ SE FALLÓ.” (P.2)

Las entrevistas reflejan que otro problema que enfrentan durante la pandemia es la ineficiencia y burocracia gubernamental. Narran lo difícil que se les hace contactarse con las diversas agencias gubernamentales, vitales para su funcionamiento, como lo son el Departamento de la Familia, el Departamento de la Vivienda, entre otros. Una de las

“las comunicaciones eran como fragmentadas. Teníamos que ir agencia por agencia, y eso también dificultaba mucho el trabajo” (P.2). Las entrevistadas entrevistadas expresó,

indican que esta burocracia gubernamental provoca que se tengan que hacer múltiples llamadas para lograr algún tipo de comunicación efectiva. Son las organizaciones las que tienen que hacerles acercamientos al gobierno para recibir apoyo, en lugar de que este se las

“después de mucho seguimiento, fue que el Departamento de Salud hizo una donación [de mascarillas, guantes, alcohol, productos de desinfección]” (P.2). brinde inicialmente,

Aún así, ellas indican que el tiempo que transcurre desde que se someten propuestas, hasta que se desembolsa el dinero para estas es sumamente extenso.

Respuesta a las crisis anteriores [COMPARANDO LA RESPUESTA GUBERNAMENTAL DURANTE LAS CRISIS ANTERIORES A LA DE LA PANDEMIA] “IGUAL DE NEFASTA. NO VEO DIFERENCIA.”(P.1)"

La investigación refleja que esta falta de respuesta gubernamental se asimila directamente a aquella efectuada durante los desastres naturales anteriores que ha enfrentado el país. Tanto

“no hubo tampoco mucha

luego de los huracanes Irma y María como durante la pandemia,

comunicación del Estado.”(P.2) En ambos contextos, estas primeras comunicaciones llegaron a los albergues aproximadamente un mes luego de que ocurriera la emergencia y las próximas

Después de que pasaron los huracanes Irma y María, la agencia que trabaja directamente con la oficina de la Procuradora de las Mujeres vino a comunicarse con nosotras como 4 semanas después. Para esta crisis, vinieron a comunicarse con nosotras porque yo fui a pedir la certificación”(P.1) Las participantes recalcan que el gobierno “ no [les] han provisto directamente como tal ningún servicio ni ningún apoyo” (P.3). fueron mínimas. Una de las entrevistadas comentó, “

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VI. Impacto emocional en el personal

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a investigación revela que el trabajo del personal de los albergues es arduo y nunca se detiene.

Además, se encontró que la falta de remuneración justa y/o a tiempo y la ansiedad por la posibilidad del contagio al COVID-19 afectan la salud mental de les empleades. No obstante, se encontró que el autocuidado fue una herramienta importante para sobrellevar ese reto y continuar brindando servicio a las sobrevivientes.

"Burnout" laboral “TRABAJAR CON VIOLENCIA DE GÉNERO TIENE UN IMPACTO A NIVEL EMOCIONAL. SÍ, A NIVEL DE LA SALUD EMOCIONAL Y FÍSICA… SI A ESO LE SUMAMOS LOS RECORTES PRESUPUESTARIOS Y CÓMO IMPACTAN LA ESTABILIDAD LABORAL DE QUIENES ASUMIMOS ESTE TRABAJO… DEFINITIVAMENTE HAY UNOS NIVELES DE VIOLENCIA QUE RECIBIMOS LAS PERSONAS QUE TRABAJAMOS EN ALBERGUES.” (P.3) Según las entrevistadas, los albergues de violencia de género ofrecen sus servicios las 24 horas del día, todos los días de la semana, sin cese de operaciones. Los hallazgos revelan que esto causa que el personal del albergue sufra de “burnout” laboral. Ejemplo de ello lo fue que una de las participantes sostuviera la entrevista mientras guiaba de camino a un restaurante de comida rápida. Se disculpó y

“Disculpen gente, es que yo ni siquiera he podido almorzar. Estoy en un servicarro, esto es parte de cómo es nuestro trabajo... o comemos tarde o no comemos” (P.1). explicó que no había tenido oportunidad de almorzar,

Las entrevistadas indican que la salud mental del personal también se afecta porque los albergues no cuentan con suficientes fondos y en ocasiones, no pueden pagarle a su personal, situación que se ha agravado con la crisis pandémica. Una de las entrevistadas, hablando de los meses al comenzar la

“Los fondos se detuvieron. Muchos de los empleados, por no decir todos, estuvimos meses sin cobrar.” (P.3). Esto enfatiza lo que una de las participantes indicó: "...el personal del albergue enfrenta una situación de supervivencia, al igual que las participantes albergadas." pandemia, demostró este sentir con mucho pesar,

Autocuidado para el personal del albergue “LAS DIRECTORAS TAMBIÉN NECESITÁBAMOS UN ESPACIO DE AUTOCUIDADO PORQUE NOSOTRAS ESTUVIMOS TRABAJANDO SIN PARAR SEMANAS LARGAS… MESES. CUANDO DIGO SIN PARAR, ME REFIERO A VIERNES, SÁBADO, DOMINGO, DE 12, 14 A 16 HORAS… PORQUE NO ES SOLAMENTE LA CRISIS DE LA PANDEMIA, SI NO TODO LO QUE ACARREA.” (P.2)

Ante esta realidad, la cual se ha exacerbado con la emergencia del COVID-19, los hallazgos revelan que el personal ha recurrido al autocuidado. Las entrevistadas comentan que han creado grupos de apoyo para que les empleades del albergue puedan tener un espacio para ventilar y compartir sus sentimientos durante la situación de crisis. Ellas explican que esto permite conseguir mejores niveles de bienestar emocional y físico, además de mejorar la cohesión y comunicación entre el equipo de trabajo.

“… el esfuerzo de la Caravana Violeta consistió en muchos talleres (‘webinars’), en los cuales se trabajaron distintos temas. Uno de ellos fue el autocuidado, a petición de varias directoras de albergue quienes se centraron en esto, porque comprendían el reto que representaba para su equipo trabajar en medio de una pandemia” (P.2).

Una de las entrevistadas comentó sobre su desempeño a raíz del impacto de la pandemia,

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VII. Recomendaciones Estado de emergencia “ASÍ QUE EL IMPACTO A NUESTRAS ORGANIZACIONES DE DECRETAR UN ESTADO DE EMERGENCIA SERÍA EXTRAORDINARIO. PRIMERO, PORQUE PODRÍAN ALLEGAR FONDOS A LAS ORGANIZACIONES, PODRÍA EL ESTADO SOLICITAR FONDOS ANTE ESE ESTADO DE EMERGENCIA, PODRÍA FORTALECER LAS ORGANIZACIONES QUE DE MANERA DIRECTA TRABAJAMOS CON LA POBLACIÓN Y LA ESTARÍAS VISIBILIZANDO. YO CREO QUE LO MÁS IMPORTANTE DE QUE SE DECRETE UN ESTADO DE EMERGENCIA ES VISIBILIZAR.” (P.5)

Unánimemente, todas las participantes entrevistadas presentaron la necesidad de declarar un estado de emergencia a causa de la violencia de género. Una de ellas enfatizó,

“es más que evidente la

necesidad del estado de emergencia” (P.2). En primer lugar, las participantes señalaron como consecuencia positiva la visibilización de la situación de violencia contra las mujeres en el país. Al reconocer el estado de la violencia de género, el gobierno de Puerto Rico le otorgaría el carácter de urgencia que merece. También, indican que brindaría justicia a todas las sobrevivientes y víctimas fatales.

En adición a esto, las entrevistadas expresan el Estado de Emergencia reconocería la realidad de las organizaciones que luchan para proveer servicios a esta población. Ellas explican que esta declaración tendría beneficios organizacionales, ya que facilitaría el acceso a recursos para las organizaciones que trabajan con la problemática. Señalan que también convertiría el tema en una prioridad nacional, por lo que todas las agencias gubernamentales, estarían orientadas a resolver el problema y se podría fiscalizar a cualquier agencia que no cumplan con las directrices. Por último, la declaración de un estado de emergencia tendría muchos beneficios financieros para los albergues, ya que les facilitaría la solicitud de fondos económicos.

Participación en la toma de decisiones “A LO MEJOR A ELLOS NO SE LE OCURREN TODAS ESTAS COSAS QUE A NOSOTRAS SE NOS OCURREN PORQUE NOSOTRAS TRABAJAMOS DIRECTAMENTE CON LA POBLACIÓN DE LAS SOBREVIVIENTES. ASÍ QUE SI A NOSOTRAS NOS INCLUYEN EN ESA RESPUESTA, ENTONCES PODEMOS TRAER TODAS ESTAS COSAS A LA MESA Y CONSTRUIR RESPUESTAS DE MANERA COLECTIVA.” (P.2) Los albergues de violencia de género trabajan directamente con la población afectada por este problema. Esto les permite conocer a la población así como sus necesidades. Las entrevistadas solicitan que las organizaciones formen parte de la “toma de decisiones” sobre las acciones del Estado en relación a la problemática de violencia de género, los diseños de planes de emergencia y la asignación de recursos necesarios.

Fondos económicos “¿CÓMO NOS PODRÍA AYUDAR EL ESTADO? OTORGÁNDONOS RECURSOS ECONÓMICOS PARA PODER MANEJAR ESTE TIPO DE SITUACIÓN.” (P.4) La investigación revela que el presupuesto de los albergues depende fuertemente de los fondos gubernamentales, tanto federales como estatales. Sin embargo, los fondos económicos asignados a los

“no son suficientes y no van a ser suficientes hasta que el gobierno no entienda que tener un albergue implica gastos operacionales de 24 horas, los 365 días del año” (P.5). Por esto, las albergues

entrevistadas solicitan más recursos económicos de parte del Estado, particularmente más fondos directos que no dependan de reembolsos. Una de las entrevistadas explicó que el Estado considera a las

“cuando el Estado aprenda a mirar a las organizaciones como una inversión, se dará cuenta que más bien somos aliados de su parte” (P.5). organizaciones como un gasto y dijo:

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Accesibilidad a recursos “NOSOTRAS NO TENEMOS LOS RECURSOS PARA PODER MANEJARLO. NECESITAMOS APOYO DE LAS AGENCIAS QUE SÍ TIENEN LOS RECURSOS PARA PODER MANEJARLO” (P.2) Las entrevistadas indican que los albergues de Puerto Rico necesitan que el Estado facilite

“los

procesos con distintas agencias de gobiernos” (P.4) como los departamentos de la Familia, Salud, Vivienda, Trabajo, Justicia, y Corrección, para que las sobrevivientes puedan realizar procedimientos necesarios sin arriesgar su vida. También exhortan al Estado a que oriente y capacite a les empleades gubernamentales que trabajan directamente con la población. Indican que un ejemplo de esto sería fortalecer las unidades de violencia de género de la policía, así como las salas especializadas en la fiscalía. Las entrevistadas también hacen hincapié en la importancia de la educación y la prevención por parte del gobierno. Con esto, enfatizan que se tiene que implementar una educación con perspectiva de

“se puedan fortalecer las ayudas que provee el Departamento de Salud, en cuanto a las pruebas” (P.4). género. De forma apremiante, los albergues reclaman que

Aportación ciudadana “ESTO ES UN TRABAJO DE COMUNIDAD, TANTO DEL GOBIERNO COMO DE LA EMPRESA PRIVADA, COMO DE TODA LA COMUNIDAD Y TODOS LOS SECTORES.” (P.5)

La entrevistas realizadas revelan que la violencia de género es un problema que le incumbe a todos los sectores de la sociedad. Por lo tanto, las entrevistadas expresan que también es responsabilidad de todes, aunque en medidas diferentes, erradicarla. Por esto, es importante visibilizar tanto la situación actual de violencia, como las iniciativas y organizaciones que la combaten. Dada esta información, las investigadoras concluyen esta investigación con diversos métodos a través de los cuales la ciudadanía puede apoyar a las organizaciones que trabajan este problema. Las entrevistadas señalan que las maneras principales que la ciudadanía puede aportar es mediante donaciones monetarias y su participación en los programas de voluntariado, esenciales para el funcionamiento de los albergues.

PARA MÁS INFORMACIÓN SOBRE LA PARTICIPACIÓN CIUDADANA ACCEDA A NUESTRA GUÍA DE CÓMO AYUDAR A LOS ALBERGUES (P.21)

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CONCEPTOS CLAVE TÉRMINO

Albergue de violencia de género

“Burnout” laboral

DEFINICIÓN Lugar que provee servicios de acogida temporal para mujeres sobrevivientes de violencia que se encuentran en una situación donde su vida y/o la de sus hijes corre peligro. En adición de proveerle alimentos y ropa, le brindan servicios de asesoría legal, talleres, ayuda psicológica, entre muchas otras (Viviano Llave, 2018) Padecimiento de estrés crónico por motivos de trabajo que se manifiesta comúnmente en personas que trabajan brindando servicios de atención intensa y prolongada a otras que están en situaciones de vulnerabilidad (Christina Maslach, 1976)

COVID-19

Enfermedad causada por un virus altamente contagioso que se transmite de persona a través de fluidos corporales. Puede presentarse sin síntomas, síntomas leves o síntomas letales. Dado a su alta capacidad de propagación, el virus ha causado una pandemia global. (Center for Disease Control, 2020)

Feminicidio

Asesinato de una mujer a causa de su género (Hernández Breña, 2016)

Género

Lenguaje inclusivo

Organización no gubernamental (ONG)

Violencia de género

Violencia de género entre parejas

Constructo sociocultural que incluye roles, comportamientos, actividades y atributos asociados con el sexo biológico (ONU, s.f.)

Lenguaje que emplea el uso de la “e” con el fin de representar a toda persona y hacer presente la diversidad de géneros en la escritura y oralidad (Marchand, 2018) Organización voluntaria perteneciente al tercer sector (sector social) compuesta de ciudadanos sin ánimo de lucro (Pérez, Arango, & Sepulveda, 2011) Conductas motivadas por los estereotipos de género que causan daño físico, sexual o psicológico a otra persona (Rama Judicial de Puerto Rico, 2019)

Violencia física, sexual y/o psicológica que ocurre entre personas relacionadas de manera íntima, independientemente de cuál sea su estado civil, orientación sexual o estado de cohabitación (Muñoz & Echeburúa, 2016)

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DIRECTORIO

Albergues de Violencia de Género en Puerto Rico

Albergue

Números de teléfono

Redes sociales

Casa de la Bondad

(787) 852-2087; (787) 852-726; (787) 486-7201; (787) 486-7265

@casabondad Casa de la Bondad

Casa Protegida Julia de Burgos

@CasadelaBondad @casa.juliadeburgos

(787) 723-3500, (787) 723-3520

Casa Protegida Julia de Burgos

@Casa_Julia

CAPROMUNI-I

te

In

(787) 831-2272

o iv

ct

ra

CAPROMUNI-II

(787) 879-3300

Hogar la Piedad

(787) 258-5162; (787) 743-7658; (787)746-0535

Hogar Nueva Mujer Santa María de la Merced

(787) 263-6473; (787) 263-8980; (787) 548-0709

Hogar Ruth

(787) 792- 6596; (787) 883-1805; (787) 883-1884; (787) 548-6900; (939) 630-7806

Casa de Todos

(787) 734-5511; (787) 212-7147

"Nosotros estamos allí proveyendo un servicio a personas que lo necesitan, no tienen recursos y no tienen como salir de estas situaciones"

@hogarnm Hogar Nueva Mujer @hogarnm

@hogarruthpr Hogar Ruth

La Casa de Todos, Inc.

"Nosotros brindamos el servicio que el gobierno no puede dar"

"Nosotras hacemos un servicio esencial, nosotras salvamos vidas. Eso no tiene precio.”

Creado como parte de la investigación: Sobrevivientes: Albergues de violencia de género en Puerto Rico enfrenténdose al COVID-19

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"Las organizaciones que dan los servicios de violencia de género sobreviven junto con las sobrevivientes a las que atienden"

o iv ct ra te In

Sí ¿Prefieres ayudar a una ONG que trabaje el tema?

No

Sí

¿Quieres ayudar a un albergue específico?

¿Quieres donar de tu tiempo?

Sí

No

Voluntariado

¡Visibiliza la labor de los albergues!

No

Hogar Ruth Casa Protegida Julia de Burgos

VISIBILIZAR Y COMPART IR LA LABOR QUE REALIZAN LOS ALBERGU ES DE VIOLENCIA DE GÉNERO T IENE LA MISMA IMPORTANCIA QUE LAS DONACIONES.

No

¿Quieres donar artículos?

No

¿Quieres donar dinero?

Sí

Sí Dona Casa de la Bondad CasadelaBondad Hogar Nueva Mujer 787-263-6473

Casa Protegida Julia de Burgos CasaJulia

Sí

¿Tienes ATH Móvil?

No

Casa de Todos 787-734-5511

Dona

Sí

¿Tienes PayPal?

Hogar Nueva Mujer hogarnm@gmail.com

Dona (Comunícate con el albergue al que deseas donar para conocer sus necesidades particulares)

Casa de la Bondad

Hogar Ruth Casa Protegida Julia de Burgos

Hogar Ruth Hogar Ruth Para Mujefres Maltratadas Inc. Casa Protegida Julia de Burgos apoyoajulia@gmail.com Casa de Todos La Casa de Todos, Inc.

No Dona Casa de la Bondad Cuenta BPPR: 233405614 CAPROMUNI Cuenta BPPR: 157-035263 Casa Protegida Julia de Burgos Cuenta BPPR :027256995

Casa de Todos Subscripción mensual

Creado como parte de la investigación: Sobrevivientes: Albergues de violencia de género en Puerto Rico enfrentándose al COVID-19

¿QUIÉNES SOMOS? Mentes Puertorriqueñas en Acción (MPA) es una iniciativa compuesta en su mayoría por estudiantes y jóvenes profesionales que buscan ser agentes de cambio para el Puerto Rico de hoy y mañana. Buscamos potenciar y desarrollar una nueva camada de líderes que trabajen por el progreso y bienestar del país.

El Programa de Apoderamiento y Retención de Agentes de Cambio (PARACa) es un internado de acción social durante el verano para jóvenes universitarios y recién graduados reconocidos por su liderato y sentido de responsabilidad con Puerto Rico. La experiencia consiste de ocho semanas (junio-julio) donde los jóvenes completan una pasantía de impacto social y un currículo de concienciación y desarrollo profesional. Los egresados se distinguen por fortalecer sus destrezas de liderato, crear conciencia y sensibilizar su perspectiva sobre las realidades de Puerto Rico.

SIEMPRE VIVAS Metro (SVM) SIEMPRE VIVAS Metro, es una organización feminista adscrita a la Universidad de Puerto Rico, recinto de Rio Piedras. Esta tiene el propósito de crear espacios seguros y libres de violencia machista para las mujeres en el contexto universitario y comunidades aledañas, así como potenciar nuestro poder en colectividad.

SVM es una plataforma de apoyo y organización participativa para responder y accionar hacia la erradicación de las violencias de género en sus múltiples manifestaciones.

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¿QUIÉNES SOMOS? INVESTIGADORAS Nicole Mendoza Rivera Estudiante subgraduada de Psicología nicole.mendoza2@upr.edu

Yulianna Otero Asmar Estudiante subgraduada de Estudios de Derechos Humanos y Estudios de Mujeres y Género oteroy1@udayton.edu

Noemí Rivera Acevedo Estudiante subgraduada de Sociología noemi.rivera6@upr.edu

Alejandro Rodríguez-Putnam Estudiante graduado de Salud Pública alejandro.rodriguez17@upr.edu

MENTORA Suzette Álvarez Soto Cofundadora SIEMPRE VIVAS Metro suzette.alvarez@upr.edu

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