Parafrasis, Matices al decir. 1

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NĂşmero 01 | noviembre-diciembre | 2013


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Paráfrasis. matices al decir @parafrasis_rev

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Dirección General Miriam Villanueva Acosta Diseño editorial Meid Consejo editorial Regina Arce Camiade Gonzalo Andrade Raquel Barrios Arenas Fernando Castro Campos Arte Raquel Barrios Arenas Daniel Jáuregui Marisol Villanueva Agradecimientos especiales Eugenia Camarena Ipse comunicación Sebastián Quiroz Ruiz Portada Romain Laurent Fotógrafo francés actualmente situado en Brooklyn, Nueva York. Ha colaborado con grandes agencias de publicidad alrededor del mundo y es famoso por su impresionante trabajo de retoque. Esta fotografía es parte de una serie titulada Burnout, realizada en el 2010. PARÁFRASIS, año 1, número 1, noviembre-diciembre 2013. Esta es una publicación bimestral editada y producida en Guadalajara, Jalisco, México. parafrasis.revista@yahoo.com Editora responsable: Miriam Villanueva Acosta. Reserva de Derechos al Uso Exclusivo No. 04-2013- 032213484900-102, otorgado por el Instituto Nacional del Derecho de Autor. ISSN: en trámite. Impreso por ImpreJal, Nicolás Romero 518, Col. Villaseñor, C.P. 44290, Guadalajara, Jalisco. Este número se terminó de imprimir el 29 de octubre de 2013 con un tiraje de 1,000 ejemplares. Las opiniones expresadas por los autores no necesariamente reflejan la postura de la editora de la publicación. Queda estrictamente prohibida la reproducción total o parcial de los contenidos e imágenes de la publicación sin previa autorización del Instituto Nacional del Derecho de Autor.


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Indice P_04 Carta editorial

P_08 Narrativa Hipótesis de almohada, Gonzo Él Días de humo, Miriam Villanueva Líneas, Polignia P_16 Maneas de vivir Decálogo del migrante innato, Miriam Villanueva Acosta Entrevista con una cubana, Sven Amador Marín P_20 Mente cotidiana Las uñas a colación, Regina Arce Camiade Sopa de sexos, Regina Arce Camiade P_24 Teoría del Arte Es nada, Raquel Barrios P_26 Teoría de la arquitectura La desconocida, Gerhard Karel P_28 Hipomanías Este maldito insomnio, Fernando Castro Campos Pajaritos a volar, Fernando Castro Campos P_32 Fotografía Fernanda López Miguel Reyes Daniel Jáuregui Marisol Villanueva P_42 Poesía Jesús María Flores Luna Helder Castellanos Sebastián Quiroz Ruiz P_46 Bienestar Una vida en equilibrio, Fraisa Cristiano P_48 Aviso de ocasión


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Carta editorial

Delgadas son las líneas. Miriam Villanueva-Acosta

“Quien no tiene miedo a los hechos, tampoco tiene miedo a la palabra”. Escuché decir esto una vez a mi profesor de literatura en la preparatoria. Ahora, casi diez años después, le encuentro un gran sentido. El lenguaje nos condiciona el pensamiento, y este las acciones. Es necesario escribir de valientes para valientes. Sólo quien se atreve a asomarse por la ventana que la realidad nos abre hacia el mundo abstracto tiene derecho a capturar algo de lo que ahí encuentre, y después, la obligación de compartirlo. Esta revista resulta del trabajo de un equipo lleno de talento y ganas. Muchos pasan su vida entera tratando de encontrar las más precisas definiciones, aquí no buscamos rebuscarnos, simplemente utilizamos el lenguaje como un medio para encontrar, escribimos como una necesidad que sobrepasa nuestra naturaleza. Escribimos tal como amamos: sin saber muy bien por qué. Las ideas son necias, escurridizas y perecederas: una vez presas se pudren si no salen a respirar. Corremos tras ellas en el afán de que no se pierdan para siempre, para generar una reacción en alguien más encontrando un punto de contacto entre dos universos: el del lector y el del autor. Tenemos fe en que quedan cosas buenas, y cultivamos el hábito de enfocar nuestra atención en ellas. Creemos que hay una gran necesidad de nutrir con alimento de la mejor calidad los aspectos esenciales que nos conforman como seres humanos. Delgadas son las líneas de este mundo. Gruesa nuestra afición por cruzarlas.


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Narrativa

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Hipotesis Gonzo Él Hicimos el amor, o cogimos. Quizás fueron horas, quizás instantes. Yo ya empiezo a olvidar. Empieza a amanecer y ella hace una pregunta que mueve los recuerdos como una piedra tirada a un estanque. No es eso, tampoco lo otro. Si estoy dispuesto a irme no es porque quiera cortarte las alas o sea celoso, no es que crea que eres mía y que piensas como yo. Es sólo que creo que la esencia del hombre es su cuerpo al menos mientras vive, que cuando uno muere pasa a ser cuerpo y deja de ser hombre, pero mientras a uno le palpita el pecho y se le hinchan de aire los pulmones, es humano, y esto de estar los dos solos desnudos y jadeantes para mi es lo mas humano que existe, y puede ser algo muy bello. Yo no sé si exista el amor, creo que no, antes creía que si y por caminar como si existiera me caí al vacío, se me ahuecó la mirada y se me perdieron los ánimos. No quiero que me vuelva a pasar. Pero hay una cosa, que el amor sí puede existir, no existe, pero se puede construir y yo lo he visto, he visto que hay días enteros de éxtasis, semanas incluso donde el corazón lleno simplemente se desborda y yo sonrío y paso y le deseo a cualquiera que esté cerca un buen día, porque estoy enamorado y el gran espíritu se

me aparece en las cosas para que les dé gracias de que están ahí. Entonces camino ligero, nada me cuesta, nada me detiene. Y yo quiero que así sea mi vida. Por eso camino el camino del sol, los Sioux tienen un rito para conservar las almas de los fallecidos, purifican sus bocas con el humo del tabaco y diciendo solo la verdad elevan una voz hacia el espíritu. En una ocasión dijo un jefe al padre de un niño recién difunto: “Tu hijo no está muerto; está contigo. Desde ahora deberás vivir según el misterio, pues tu hijo estará en esta tienda hasta que su alma sea liberada. Acuérdate que las costumbres que adoptes en este momento nunca deberás abandonarlas. Asegúrate que ninguna persona mala entre en la tienda donde guardas el alma, y que no haya allí ni discusiones ni disputas; la paz deberá reinar siempre en tu tienda. Todas estas cosas tienen una influencia sobre el alma que aquí se está purificando. Tus manos están consagradas: ¡trátalas como tales! Y tus ojos también lo están; cuando mires a tus parientes y a todas las cosas, míralos con los ojos del espíritu.” «Tú amabas a tu hijo, y lo has guardado en el centro del círculo de nuestro pueblo.¡Sé bueno con los demás como lo has sido con tu hijo! La influencia misteriosa del alma de tu hijo estará con los hombres; es como un árbol que siempre florecerá.» Esto dijo Alto Cuenco Hueco.


Narrativa

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Foto: Daniel Jáuregui

Por eso estoy dispuesto a abandonarte, porque si dejo de ser capaz de sentir eso, seré incapaz de darlo, expresarlo y hacerlo crecer, y mi corazón estará marchito y requemado, una vez me pasó ya, que caminaba sin rumbo y con una urgencia de no llegar a ningún lado, sólo de estar más lejos. Si pierdo mi amor pasaré por esta tierra como un soplo de viento que pierde su palabra y cuando se va no deja huella. Persiguiendo los patrones geométricos. Al final no hay miedo, porque acabé aquí, volviendo a sentir, pero el camino fue duro y no tiene por qué ser así, y si tienes acceso completo a mi cuerpo tienes acceso completo a mi corazón y a mi pensamiento. Y no quiero que deje de ser así, por que al final no eres tú ni soy yo, ya no hay nombres ni sexos, somos una relación del gran espíritu consigo mismo, y yo quiero experimentar toda la profundidad del misterio, quiero ser sensible a lo sutil, a lo que nadie ve, poder rozar tus labios y sentir que la vida no me debe nada y que puedo dejar de luchar, quiero un amor donde hasta mis pensamientos te acaricien y ahí no hay lugar para resentimientos, si estoy dispuesto a irme es porque quiero mantener estos sentidos abiertos, y el dolor los cierra, no quiero sentir la necesidad compulsiva de saber más, tener más, ser mejor, no quiero perder mi capacidad de sentir, de querer, no quiero pensar mal de la mujer sagrada, ni que me rompan el corazón, quiero saberme completo, suficiente. Descansar.

Al final no me voy, me quedo, por que te quiero. Y no solo te quiero coger. Me quedo viendo al techo a través del aire como si fuera una cortina, las texturas empiezan a bailar como escamas de serpiente, hay puntos de luz que flotan, se acercan y desaparecen, vamos creando un espacio a través de nuestros palpitares al tiempo y no sé si te das cuenta que te he abierto las puertas de mi palacio de palabras. “El centro primigenio es la luz más interior, de una transparencia, sutileza y pureza más allá de cualquier comprensión. Ese punto interior en expansión se convierte en un "palacio" con salas que delimitan el centro y es tan radiante que su luz va más allá del poder del conocimiento.” (Zohar.) Quizás no exista nada más que el sudor y las respiraciones agitadas, quizás de esto que construyo e imagino sólo queden los fluidos en las sábanas y un recuerdo más o menos borroso por los vapores etílicos, quizás soy uno más, cualquiera, hecho para la muerte, pero soy el de ahora. En mí está el universo, cáscara y semilla, y tengo los ojos para verlo como yo quiera y ahora te veo a ti. ¿Dónde está tu corazón?


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Narrativa

Foto: Marisol Villanueva


Narrativa

Uno de esos días de primavera me desperté con la asfixia de haber perdido algo. Me levanté y miré por la ventana. En su casa el cielo parecía mar, no podía apartar la vista de esa tela profunda, clarísima. Salí de la habitación, bajé con cuidado los empinados peldaños de madera, atravesé la sala y la cocina para salir al encuentro del campo infinito, poblado tan sólo con sonidos lejanos de aves y automóviles. Entonces apareció. Podíamos pasar horas enteras callados, acostados en el pasto mirando al cielo o de espaldas a él sintiendo encima su peso. Me gustaba también la forma en que él veía el mundo desde arriba, cuando subíamos al techo inclinado de la azotea y era como si todo el orden de la naturaleza estuviera bajo su control. Me mostró alguna vez su álbum de fotografías de las ciudades de noche, donde parecía que las retículas de edificios entre calles iluminadas fueran la piel agrietada de la Tierra sangrando lava. Escuchándolo hablar sobre sus innumerables viajes, yo observaba el espectáculo: cómo él salía de ahí, del fin de las coincidencias, del origen de todas las circunstancias. Así lo conocí, en una intermitencia, un milagro

material. Tenía un cuerpo perfecto, unos ojos infinitos, y su voz era más grave que el azote de una puerta. Desaparecía tarde o temprano, pero dejando siempre trazos difíciles de borrar. Se desvanecía como si no hubiera pasado nada, y entonces pasaba todo. Volvía. Cabe destacar que estaba todo constituido de humo, y humo salía de él todo el tiempo. Cuando estaba en una pieza, se escapaba por la ventana; cuando me abrazaba, se escabullía entre mi ropa y su ropa para disolverse entre las luces del cielo y las chimeneas apagadas. Era humo semitransparente y limpio a través del cual uno creía ver lo que estaba del otro lado del tiempo, en las espirales que lo rodeaban bailando entre sus brazos y atravesando sus pupilas: pero no había nada, el tiempo en él era acaso la levedad salada de las lágrimas al evaporarse. Me volví creyente de esa falta de apego, de las bocanadas de vacío, de la sensación de volar sobre los otros en episodios donde no importaba nada más que estar ahí en ese momento. Si el mundo se terminaba no habría mayor problema, pues al no existir una sola cosa que lo mantuviera atado al centro de la Tierra, bastaba agarrarme muy fuerte a él para desvanecernos juntos en una cósmica ingravidez.

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Narrativa


Narrativa

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Polignia

En mi vida siempre ha habido líneas, en el kínder las llamaba palitos, en la primaria rayas. Ahora decir palo implica cierto riesgo y rayas me suena a cebra o me hace pensar en playeras de marineros, me gustan los marineros, aunque nunca he conocido a ninguno, por otra parte las cebras me dan lo mismo. Combinar blanco con negro es algo que cualquiera puede hacer y siempre se verá bien, así que: –no me sorprendes con ello, Dios. Me gustaba hacer planas de palitos en preescolar, pero disfrutaba más haciendo mapas. Las geografías imaginarias eran totalmente mi asunto, podía pasar horas trazando mundos con calles anchas asfaltadas de manera tan desafiante y multicolor que “lógicamente” sólo podrían ser transitadas por ponys. Es sencillo asegurar que las líneas siempre han estado y estarán rodeando mi existencia: arquitectura, cuentos, rayuelas, planas, cebras, playeras de marineros jamás conocidos, ideales anoréxicos incumplidos, cocaína y quizá, si tengo un final dramático, una línea en el electrocardiograma será la responsable de anunciar mi muerte con su clásico “biiiiiiiip”.

Foto: Agustín Arce


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Maneas de vivir

Decalogo del migrante innato Miriam Villanueva Acosta

“si estás donde estás, es porque ahí hay personas que sin saberlo han esperado toda su vida para conocerte” 1. Amarás todo lugar que visites. Los lugares existen sólo cuando se llenan de ti y de las personas que encuentras. Ocupas un espacio que contiene todos y cada uno de tus movimientos y latidos, y esa es una de las relaciones más interesantes en la vida. 2. Te adaptarás con todo el corazón. Aunque traes contigo el resultado que dio en ti el lugar donde naciste, debes agradecer a tus nuevas circunstancias hablando su idioma, comiendo sus platillos, escuchando su música, jugando sus juegos. 3. Conocerás sin límites. La vida tiene mucho que mostrarte todavía. Hay incontables matices que hacen grandes diferencias entre lo que conoces, lo que crees conocer y lo que aun no imaginas. 4. Honrarás el nombre de tu país de origen, y valorarás aspectos suyos en los que no habías reparado. Sentirás de repente que todo está lejos no sólo en distancia sino en tiempo, como si todos tus recuerdos fueran episodios de otra vida. Pero debes saber que las personas que en verdad te aprecian no juzgarán tu desprendimiento ni tus decisiones. Es así como reconocerás quién es quién en relación a ti, y quién eres tú para cada uno. 5. Descubrirás partes de tu propio espíritu que no sabías que existían. Te verás a veces como alguien completamente nuevo, capaz de realizar hazañas que de no haber partido no hubieras siquiera imaginado. 6. Cuidarás de ti mismo. Porque nadie más lo hará por ti, así como nadie buscará tu felicidad. Cuidarás de tu corazón y tu cuerpo, de tu mente y tus pasos. 7. Saltarás al vacío. Tomarás todas las oportunidades que se te presenten sabiendo que la vida nos da sólo una oportunidad. 8. Darás también algo de ti. Tienes mucho que sería injusto y egoísta no compartir, si estás donde estás, es porque ahí hay personas que sin saberlo han esperado toda su vida para conocerte. 9. Viajarás ligero. El pasado puede aplastarnos si tratamos de cargar con él. Cada mañana crearás un presente con una nueva versión de ti mismo, consciente de que hoy es el último día de tu vida y que no te fue dado para desperdiciarlo en nostalgia y melancolía. 10. No temerás por el futuro. En el día de hoy está todo lo que necesitas, porque los planes a largo plazo sólo sirven para hacer reír a Dios. No olvidarás que ya eres parte de otro plan grande y perfecto, y que no vale la pena preocuparse por la forma que tomará un camino que está dibujado desde el principio de los tiempos. Estás en donde tienes que estar y eres quien tienes que ser, lo demás funciona sólo.

Foto: Marisol Villanueva


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Maneas de vivir

Entrevista con una cubana Sven Amador Marín

“«En Cuba no odias o amas a Fidel, lo odias y lo amas al mismo tiempo»” El tema de Cuba siempre me ha llamado sobremanera la atención porque, si lo confieso, los rumores sobre el estilo de vida que llevan allá, entre otros muchos aspectos, me remiten de cierta forma a mi infancia de principios de los noventas sin saber a ciencia cierta por qué. Estas pasadas fiestas decembrinas las pasé en Guerrero Negro, y como parte de mis actividades por allá, fui a saludar a mi buen amigo Marco, médico egresado de una prestigiosa universidad en Cuba. Ya el verano pasado había tenido oportunidad de conversar un poco con su esposa, Yenney Pérez, cubana que dejó inconclusos sus estudios de medicina y ahora vive en México. Las cosas que uno escucha sobre Cuba siempre son desde dos puntos de vista, el de turistas y el de capitalistas; y yo quería una óptica más objetiva, más clara, aunque más cubana; así que decidí solicitarle a Yenney una entrevista y ella accedió gustosa. Dos horas de grata conversación no se pueden almacenar en mi memoria, pero hubo muchos aspectos que me marcaron y que aquí quiero compartir. «¿Qué es la pobreza para el pueblo cubano?», le pregunté con la intención de no herir susceptibilidades. Yenney pensó un poco, luego me respondió que allá nadie se muere de hambre ni de frío, ni por enfermedades. «No fue eso lo que pregunté», pensé, pero inmediatamente comprendí y traté de adelantarme. En México y en otros países con un sistema económico —e ideológico— capitalista, creemos que la pobreza consiste en no tener lo que se quiere, cuando en Cuba la pobreza es no tener lo necesario. Nosotros tenemos la mentalidad de Microsoft Windows, es decir, actualizar todo; no sabemos para qué pero diario salen mil cosas nuevas que «necesitamos». En Cuba es claro el concepto de necesidad: la falta de lo indispensable para vivir. Un tema controversial en relación a Cuba siempre será el del líder político Fidel Castro. «En Cuba no odias o amas a Fidel, lo odias y lo amas al mismo tiempo», me dijo mi entrevistada, explicándome que cuando pasa algo malo, el culpable es Fidel, pero cuando pasa algo bueno, el responsable también y justamente, es Fidel.

«Nadie critica y defiende mejor a Fidel que el cubano mismo», remató. Cuando hablamos del control que el gobierno ejerce sobre la información, y en especial sobre el Internet reservado a empresas, el ejército y el gobierno, Yenney me respondió que estaba de acuerdo y más ahora que vive en un país capitalista porque allá es justamente eso, un control de la información, en tanto por acá, resulta un derroche de sobre-información que nos satura y, entonces sí, esta nos controla. «El barrio es una familia grande donde todos convivimos y nos conocemos», me respondió cuando le pregunté sobre la vida cotidiana. Juegan al trompo, a las canicas, a las escondidas, al base-ball y a la rayuela, muchas veces los adultos también. «Marco y yo nos poníamos a ver los juegos de los niños desde la terraza y luego bajábamos a jugar con ellos», me contó Yenney en tono nostálgico. «De verdad, la escuela es como nuestra segunda casa», me dijo mi entrevistada, por otra parte. Hacía mucho que no le había escuchado decir eso a un alumno (a decir verdad, no recuerdo si se lo he escuchado a un alumno); le pregunté sorprendido la razón y esta fue tan simple que no la pude comprender así, en seco: «es que los maestros se esfuerzan por enseñar, se sienten involucrados directamente en la formación del cubano». Lo único que no me cuadró fue lo que me dijo sobre la situación de las mujeres jóvenes, «Las muchachitas se embarazan dos o tres veces y van a abortar». No dudo que sea parte del programa de planificación y control de la natalidad, pero sobre esa práctica que ya es legal desde los años ochentas, creo que aún debo indagar más antes de emitir una opinión. Después de casi dos horas de amena conversación sobre costumbres, historia, tradición, familia, política, el Che, Camilo Cienfuegos, Raúl Castro y cultura — entre tantos otros temas—, me quedé con un agradable sabor de boca y unas ganas inmensas de visitar la pequeña isla. Ante todo ¿Tendrá Cuba algo que enseñarnos?

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Mente cotidiana

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Las Unas a Colacion Regina Arce Camiade

“Las uñas para ciertos grupos no son tan pequeñas e insignificantes como resultan para quienes representan sólo la molestia de tomarse diez minutos para cortarlas cada mes”. La importancia de tener las manos limpias, los dedos libres de pellejos y las uñas limadas es, para muchas mujeres, fundamental en su vida. Es curioso que algo que parece tan simple es en realidad un mundo complejo en el que las manos y sus adornos describen de manera detallada y alcanzan a dar una primera impresión del entorno, el nivel socioeconómico, los gustos y las tareas domesticas que ellas realizan –o en algunos casos evitan-. El presumir de uñas bien pintadas -es decir, que alguien más las pinte por ti- con figuras y diseños “innovadores” es ahora algo que casi todas hacen. Las que son más jóvenes utilizan las redes sociales como Facebook, Twitter, Pinterest, Instagram, entre otras, para fotografiar y compartir los nuevos diseños; este juego de subir y darle share a las fotos se vuelve la manera más sencilla de quitarle la originalidad que ellas pensaban que tenían. Por otra parte, las señoras se reúnen en cafés y clubs en donde además de hablar de dietas, ejercicios y “técnicas” para bajar de peso, aprovechan la

oportunidad para echar un ojo al estado del manicure de quien esté a un lado. Resulta más sencillo de lo que parece clasificar y hacerse una idea general de con quién se está tomando el desayuno o esa taza de café. La suciedad dice que no se tiene a quien realice las tareas domésticas, [por suciedad entiéndase cualquier tipo de mancha así como callos -que sólo aquellos que están expuestos a arduos trabajos los poseen-]. Los dedos con pellejos a medio cortar con los dientes, son ni más ni menos que el reflejo de las preocupaciones que atormentan el día a día, pero una mujer de cierto estatus ¿qué situaciones estresantes puede tener?. Y si es que existe alguna inquietud que rebase su paz y serenidad, esta no debe de encontrar salida en el jaloneo de cutícula acumulada, no querrá ser el centro del cuchicheo en los vestidores, donde más de una falsa teoría se creerá verídica. Las uñas son igual o incluso más importantes que el resto de las manos, ya que tanto el largo, el diseño y el estado del esmalte describen de manera más acertada la personalidad que un test psicométrico.


Mente cotidiana

El largo es como esa “delgada línea que es fácil de cruzar” o como el “ni muy muy ni tan tan”, ni exageradamente largas ni al ras. Cuando ves uñas que son tan largas que te hacen preguntarte cómo llevan a cabo tareas tan cotidianas como ponerse medias sin romperlas, teclear la computadora o el celular y limpiarse después de ir al baño, quiere decir que esas chicas han cruzado la línea; en su búsqueda de encajar lo exageran y contrario a su deseo terminan por ser una caricatura de mal gusto. El otro extremo es llevarlas al ras, con lo que se liberan de no tener que estarles dando forma de manera constante y evitan que la mugre o restos de comida se almacenen. Esto para aquellas que se desviven por mantener sus uñas en el largo exacto es una aberración, ya que significa que no se dan el tiempo suficiente de mantener las uñas limpias y en la medida justa. El diseño se juega casi con las mismas reglas que el largo, es parecido a lo que dicen por ahí “lo sobrio es lo elegante”, ni mucho ni poco. Sobran las que confunden cada uña con una mina o que poco les falta para pegarse series de navidad; me imagino que deben de ser exageradamente pulcras, no me quiero imaginar la cantidad de partículas que se quedan pegadas entre tanta pedrería. Hay otras tantas cuyas uñas se vuelven las fachadas de sus casas ya que los colores y figuras las eligen según el mes en que están, y así los diez dedos van viendo pasar corazones, huevitos y conejos, flores, tréboles –en aquellas que se creen de mundo-, calabazas y arbolitos. El diseño varía según la edad, aunque también hay unas cuantas manos llenas de

colores fosforescentes que desentonan con canas y arrugas; todas buscan tener lo más original, que sea llamativo para demostrar que se está a la vanguardia de pies a cabeza. El estado del esmalte no sólo delata qué tan rápido crecen tus uñas, también se nota qué tantos quehaceres realizas, qué tipo de pintura te aplican y con qué frecuencia se asiste a esos salones aromatizados por acetona. La práctica de portar las mejores uñas comienza desde el momento en que levantas el teléfono para hacer una cita, después tomar una hora –mínimo- a la semana o cada quince días para estar sentada junto a más señoras donde el barullo con contenido de historias que cuentan embarazos, cuernos y una que otra crítica, pelea con las ondas sonoras de la televisión que sintoniza programas matutinos en los que resalta el resumen de las novelas, algunas recetas de cocina, concursos absurdos, chismes de la farándula mexicana y uno que otro sketch que hacen llamar “reportaje”. Las uñas para ciertos grupos no son tan pequeñas e insignificantes como resultan para quienes representan sólo la molestia de tomarse diez minutos para cortarlas cada mes. Al mundo de las uñas entré sin querer, estudié en un colegio en el que revisar las manos era igual o más importante que calificar la tarea. He aprendido a leer lo que significan las manos para muchas y también he jugado con los largos y esmaltados, pero sólo eso... he jugado.

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Mente cotidiana

Foto: Daniel Jรกuregui


Mente cotidiana

Sopa de Sexos Regina Arce Camiade

“Las nuevas categorías así como la elección y construcción de género siguen siendo rechazados, o peor aún, categorizados como comportamientos o personas anormales”. La guerra de sexos, el feminismo y machismo, las sumisas y las rebeldes, los mandilones y los machos me tienen un tanto cansada, cada uno con su discurso y prácticas tan arraigadas que difícilmente cambiarán; todos se excusan y culpan a las costumbres o a sus padres, señalan a los otros y se hunden en sus trincheras tirando balas sin blanco identificado, no importa en donde pare, siempre y cuando sea en uno del otro bando. De manera burda y rápida, el objetivo de las feministas es terminar con los hombres; movidas por una ráfaga de odio, se levantan de entre los cadáveres de las sumisas, se desprenden de cualquier objeto que signifique feminidad y castran a los hombres con letras, discursos, teorías y prácticas que las definen. La vida de los machos gira alrededor del falo, están bajo el régimen del pene más grande, de la constante competencia, definen la masculinidad a partir de la fuerza física, la remuneración económica y la insensibilidad emocional. La vida de las sumisas no gira alrededor del falo sino que están cuadradas por éste: son las subordinadas, los escalones, los cimientos, el alimento del imperio macho, se cubren con mantos y siempre cargan con un pañuelo, acatan las reglas sin cuestionarlas, terminan por convertirse en vigilantes que castigan con mano dura a todas aquellas que tengan el más mínimo rastro de ser una de esas que levantan la voz; limpiar sus lágrimas y resistir en silencio son sus mayores virtudes. Las rebeldes viven en un juego que se mueve entre la virilidad y la feminidad, observan y replican las mejores estrategias de cada bando, no llevan ropa holgada para demostrar que el cerebro funciona, el silencio no es una alternativa o muestra de fortaleza; buscan en sus parejas alguien maleable que en ocasiones baje la

cabeza, ellas utilizan el velo de la feminidad a su antojo. Los sexos y géneros no son más que categorías que han servido para establecer un orden en las reglas del juego; el problema es que el juego se comenzó a tomar en serio; las faldas, los pantalones, el cabello corto y largo, los aretes, los tacones y las corbatas comenzaron a encarnarse en las personas, penetraron hasta el cerebro y le pusieron tintes positivistas a los discursos, el género ya no es una construcción social sino que ha pasado a ser lo que un ser divino –que dicen sin sexo, pero representan como hombre- creó y estableció. Las banderas de arcoíris no hacen más que recordarme el juego que es decidir un género y llevarlo lo mejor posible, elegir el mejor vestuario y realizar la mejor interpretación. Cuando me encuentro con alguien que habla del sexo y por lo tanto del género como una cuestión “natural” me parece tan vacío como si un actor se presentara como Romeo y no hiciera más que repetir los diálogos de memoria sin sentirlos o conocer de dónde vienen. Es egoísta forzar a los que ya estamos y a los que vienen a tomar el género que se ha destinado a los genitales. Las nuevas categorías así como la elección y construcción de género siguen siendo rechazados, o peor aún, categorizados como comportamientos o personas anormales que pueden ser sometidas a tratamientos de curanderos. Quienes creen que el género es consecuencia obligatoria del sexo no han ejercido su libertad, aquellos que deciden cubrir el pene con una falda, dejar el sostén a un lado, usar peluca y pantalón según la hora, los que deciden someterse a operaciones para sentir mayor congruencia, son –en ocasiones- quienes entienden que el género no es más que un juego que se toma en serio.

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Teoría del Arte

La nada representada.

El silencio es la ausencia de sonido. John Cage, compositor del siglo XX, con su pieza 4 ́33 ̈, conformada por tres movimientos de silencio, nos enseñó a contemplarlo y que a lo que llamamos ̈nada ̈; sí existe y está compuesta. En las artes plásticas Kazimir Malevich abrió el camino de la nada con nuestra ̈ausencia de color ̈ en su pintura monocroma ̈Blanco sobre blanco ̈, después Robert Rauschenberg borró un dibujo de Willem de Kooning, convirtiéndolo en una hoja sin expresión de forma o color. Es difícil para el espectador toparse con esta clase de obras artísticas porque automáticamente el cerebro nos lleva a la problemática de la expresión de una

imágen sin color o una melodía sin sonido, ya que hay procesos de asociación inevitables. En estas obras artísticas, sonora y visualmente existe ausencia representada e identificada por nuestros sentidos en un contexto fuera de lo común, aunque en general ausencia la relacionamos con aburrimiento o angustia, es porque no estamos conectados cotidianamente con su apreciación, hemos estado acostumbrados a ver, a escuchar, a palpar. El clásico ver para creer. La angustia de la ausencia es una salida fácil para no querer conocer los detalles y ampararnos en el miedo del aislamiento, llegando al punto de menospreciarla, de apartarla, cuando en realidad hasta nuestros residuos fisiológicos, esos que consideramos asquerosamente


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Teoría del Arte

Es nada Raquel Barrios

La nada es la ausencia. “No es nada”. ¿Por qué negarla?. ¿Por qué nos es tan difícil aceptar que la nada existe?. Foto: Marisol Villanueva

despreciables están llenos de todo nuestro ser, una clara muestra de reflexión es el poema ̈En búsqueda de la fecalidad ̈ del escritor francés Antonin Artaud: ̈Allí donde huele a mierda huele a ser. El hombre hubiera podido muy bien no cagar, no abrir el bolsillo anal, pero eligió cagar como hubiera elegido vivir en vez de aceptar vivir muerto. Para no hacer caca, tendría que haber consentido no ser, sin embargo, no se decidió a perder el ser, es decir, a morir viviendo. ̈

En un mundo lleno de todo, en donde el doctor Simi nos invita a bailar reguetón por nuestras calles, en donde hacen falta la reflexión, el conocimiento y el análisis; el materialismo nos lleva a la ceguera, se llega a menospreciar ciertos hechos que damos por inadvertidos, sobre todo los impalpables. Sin darles crédito alguno, los llevamos a la vía más fácil de apatía y pereza de nuestra actividad cerebral. Cuando nos encontramos con la ausencia que se puede percibir por los sentidos y que en algún momento su presencia nos fue necesaria, es cuando reflexionamos acerca de su pérdida, pero si nunca se ha presentado ausencia, se deja pasar por alto. La nada sí existe y puede ser el conjunto de un todo. Disfrutar del silencio, la soledad, el blanco y la oscuridad no es tan malo.


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Teoría de la arquitectura

La Descono Gerhard Karel

Del alumbramiento, la muerte y la resurrección de la arquitectura.

-Hace tanto frío... Sé que lo sientes también. Quizás no tanto como yo, pero sé que lo sientes. El otro hombre jaló de su áspero y putrefacto abrigo. -Puedo con este viento. ¿Ya viste? Allá, tras de aquella higuera, son dos lobos, y la noche no demorará...El alumbramiento de la arquitectura era tan necesario e inevitable como el mismo sueño; nació antes que la puesta del sol. Desde entonces, lo suyo ha sido un ocaso eterno; no conoce del descanso nocturno, ni del esplendor diurno. La construcción vino poco antes que la arquitectura, pero no llegó sola. Ha sido manipulada y explotada para el beneficio físico del hombre; para su supervivencia y la perpetuación de la especie. La arquitectura ha venido después de que el hombre ha creído saciar sus necesidades físicas, ha sido la segundona en la creación espacial. Ha sido asumida como característica, como “virtud” y envoltura del primer invitado. La arquitectura no es el producto manufacturado por el miedo para saciar la necesidad, es el noble caudal de un torrente del alma, que demanda una desembocadura espacial; un manantial que ha nacido allá donde convergen lo admirado y lo anhelado. El hombre ha superpuesto la construcción por el temor a la muerte, pero sin el mínimo interés por conocer la verdad de la vida que teme perder. Ha priorizado las necesidades físicas y banalizado las del

alma; instinto quizás. Sólo después se ha permitido drenar sus entrañadas ansias de crear un mundo según su criterio espiritual y no el congénito. Sólo después se ha permitido seguir la búsqueda de una verdad real. ¿Es acaso el sentido de la vida en la tierra la perpetuación de la especie? Somos esclavos congénitos, atendiendo esta batalla sin fin contra enemigos heredados. El temor ha llevado al hombre a utilizar la arquitectura como barrera, como trinchera, y como catapulta. La arquitectura ha sido ultrajada por quien la usa como defensa y medio de ataque y devastada por quienes se han visto orillados a temer de ella. Ha tenido una vida de abusos y de menosprecio. Ya hace milenios que en Mesopotamia se sabía de las virtudes de este arte naciente. Desde entonces la civilización se ha valido de edificios para dividir, intimidar y atacar al mismo hombre. Así, la arquitectura ha sido enemistada con su progenitor, víctima del temor por la muerte física. Pero ella es ajena a esta batalla, pertenece a la liga del alma, que no conoce de divisiones ni de ataques, porque allá, en nuestros adentros, el temor no existe. Allá, entrañamos una espiritualidad universal, inmortal, amorfa. Es por eso que en el arte la forma no necesita de una justificación. No la tiene. La arquitectura, como forma pura del arte, crea espacios únicos, mundos reales, reflejo del caudal de la infinita expresividad humana. Una expresión que corresponde


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Teoría de la arquitectura

ocida a vivencias compartidas: compartimos el padecer, diferimos en las pasiones. Pero la búsqueda de la verdad y el inconsciente deseo de reencontrarse con uno mismo se ven nublados por esa serie de mentiras sin fin, por el temor. Se trata de una batalla que terminará con el exterminio del hombre sobre la tierra; batalla que irónicamente comenzó como una guerra santa que preservaría la vida hasta la eternidad. Pero así la verdad jamás será develada. Primero se tiene que aceptar la muerte de la arquitectura como la conocemos; ya no sirve más para dividir esta tierra en imperios, para erigirse sobre aquel que se cree inferior. -Es muy aparatoso... Luce muy diferente cuando se está de pie frente a él. -Es fotogénico. -Disculpe, ¿Podría tomarnos una foto? -¡No! No quiero el mar de fondo... -Es como un espejo del horizonte, ¿no cree? Hermoso. -¿Qué cosa? -El Guggenheim, señorita... Hace no mucho que nació el telégrafo, y su llegada no ha sido más que el inicio del fin de la arquitectura. Ahora las barreras físicas son obsoletas, es inevitable una comunicación a través del espacio. Esta guerra ya no se libra en el suelo. Ahora la arquitectura es libre. Pero tiene que saberlo, tiene que caer en cuenta de que la abolición de su esclavitud ha llegado. Ahora debe vivir su muerte, su lento y doloroso deceso; debe dejarse de ese empeño por delimitar el espacio a través de los años y resucitar; retomar su caudal, reencontrarse con su infinito torrente y vectorizar el espacio a través del tiempo. Larga vida. Aeropuerto Internacional JFK, New York, 1962


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Hipomanías

Este maldito insomnio Fernando Castro Campos

Foto: Marisol Villanueva

“El insomnio viene entonces a darle a la vida un giro completo, a provocar combinaciones y cambios que de otra forma serían impensables”. Los estudios y artículos que se realizan y escriben para encumbrar las virtudes del buen dormir son incalculables: en la T.V., internet y publicaciones diversas, cada día pueden encontrarse supuestas novedades al respecto -supuestas debido a que comentan lo mismo pero con pequeñísimas variaciones, las suficientes para que no se les acuse de plagio-, sin embargo, este cúmulo de nuevas producciones vienen siempre acompañadas de datos relativos a su contraparte: el insomnio. Pese a que también se le nombra, lo referente a este sólo surge para reforzar la idea de que dormir le es benéfico a todas las personas. Esta dicotomía que clasifica las cosas en buenas y malas, ha provocado que se ensombrezcan y se ignoren cualidades de aspectos como la gordura, el hastío y la ociosidad; dándole palestra únicamente a sus contras positivos:

la delgadez, el interés y la productividad; evitando con esto el cuestionarles y repensar sus consecuencias en la vida cotidiana. Volviendo entonces al sueño y al insomnio: al primero se considera un estado de reposo; al segundo un trastorno del sueño. En el sueño se tiene poca actividad fisiológica y una mínima respuesta a estímulos; en el insomnio se tienen causas que afectan las funciones fisiológicas. El sueño tiene etapas; el insomnio tiene tipos. El sueño tiene funciones (consolidar la memoria, afianzar lo aprendido durante el día, revitalizar el cuerpo); el insomnio tiene consecuencias (depresión, accidentes, irritabilidad). Del sueño se hace investigación; del insomnio se realiza diagnóstico. El sueño es un proceso natural; el insomnio, una enfermedad.


Hipomanías

Con el sueño entonces se tiene casi asegurado el camino hacia una vida plena, larga, relajada, sonriente y llena de satisfacciones y goces que irán en aumento y que, conforme el tiempo y los años -muchos, muchos años- vayan llegando, los minutos estando dormido aumentarán hasta ocupar primero la mitad del día, después tres cuartas partes y así cada vez hasta el momento en que del sueño no se salga más. Y esto es lo que se busca y a lo que se le hace una propaganda inmensa: hacerse viejo y arrugado, rodeado de chamaquitos gritones que no paran de moverse, molestar y babear. Pese a estas supuestas ventajas, la posibilidad del insomnio está siempre ahí, sin inmutarse ni hacer auto-referencia, sólo esperando el momento de mostrarse, con lo que ya se mencionó líneas atrás pero también con otros elementos poco conocidos de este estado, aunque más ventajosos. El insomnio viene entonces a darle a la vida un giro completo, a provocar combinaciones y cambios que de otra forma serían impensables: trae lucidez y agudeza; acidez y certeza; dureza y claridad; desarraigo y comprensión; resistencia y finura. Todas juntas, funcionando al mismo tiempo al mil por ciento. Permite también abrir el ojo lo suficiente como para atreverse a buscar la destrucción de ciertas estructuras, prejuicios, intereses y lealtades a absurdas ideas. Trae la inestabilidad suficiente para arrastrarse un par de metros y terminar de escribir un par de cuartillas o para hacer creer que el tiempo deja de correr catastróficamente, permitiendo pues dejar cualquier cuestión calendárica en otro nivel: sin importancia y trascendencia a comparación a como vivimos cotidianamente. El insomnio entonces te lo da todo, te acerca a la verdad y al conocimiento (entendiéndose lo que cada quién guste), pero para lograr comprender un poco de esta nueva percepción conseguida, hay algo fundamental y necesario: quedarse completamente solo.

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Hipomanías

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Pajaritos a Fernando Castro Campos

“y todo esto sin poder hacer absolutamente nada más que encomendarse a alguna entidad metafísica”. Honestamente creo que la peor tortura que existe en este infame mundo es subirse a un avión. Pero principiemos por el inicio: le tengo pánico a los aviones y a viajar en ellos. Hasta los veinticinco años de edad únicamente me había subido en una ocasión a un cacharro de esos y fue traumatizante. Posterior a ese viaje -hecho cuando tenía cuatro años- tuve más oportunidades para desplazarme hacia diferentes sitios por ese medio, y siempre me rehusé. Todo esto viene a cuento debido a que en el último año tuve que subirme a quince de esos aparatejos, y he sufrido, mucho. El miedo se traslada más allá de los cientos de toneladas que pesa ese monstruo alado que mágicamente va volando a ochocientos kilómetros por hora, a treinta y cinco mil pies de altura: inicia una semana antes de cada viaje, cuando -debido a la angustia- el insomnio ataca inmisericorde y la ansiedad aumenta al tener que decidir la cantidad de ropa interior y pares de calcetines que se tienen que introducir en la maleta. Después de eso, llega lo realmente complicado: el día del viaje toca fingir que se pudo dormir la noche anterior, levantarse temprano, terminar de verificar que todo lo necesario se lleva –aunque más bien se debería checar que invariablemente algo se olvida- y salir con terrible antelación hacia el aeropuerto que está siempre lejos –lejísimos- de cualquier lugar.

Llegando al aeropuerto la tensión no disminuye ni siquiera un poco: formarse y abrir las maletas para que una bola de tipejos desconocidos con alevosía y ventaja revuelvan, manoseen y arruguen calzones, camisas, pantalones y demás pertenencias personales; es atroz, un crimen en toda la extensión de la palabra: una colonoscopía y esculcar una maleta ajena son procedimientos igual de invasivos. Después viene que la empleada del mostrador documente y mande supuestamente el equipaje al interior del avión –con la alta probabilidad de nunca volverlo a ver-, y que también te diga por cuál puerta y a qué hora comienza el abordaje. De ahí, sigue perderse en las inmensidades del aeropuerto mientras se corre buscando la susodicha puerta. Acto seguido al sitio de revisión y abordaje, viene semiencuerarse, ser toqueteado por un gorila de casi dos metros y pasar la maleta con las cosas personalísimas por la banda de rayos-x, encargada de verificar que entre la colección de porquerías que no sirven para nada que van en la valija de mano, no vaya ninguna bomba o metralleta automática. Arriba ya del avión la cosa no cambia, primero toca cruzar los dedos para que alguien con exceso de lonjas o de lengua no vaya sentado en el asiento de al lado durante las horas que durará la tortura, luego, ya con el


Hipomanías

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volar mentado mequetrefe sentado a un lado, rezar porque no se quede dormido y poco a poco se recorra su cabeza hasta quedar recargada plácidamente sobre uno y –el colmo de la mala suerte- babee cual chucho san bernardo. En seguida viene la declamación de instrucciones por parte de la azafata (¿sobrecargo?, ¿aeromoza?, ¿cómo se les dice ahora?), mientras hace aspavientos, y luego de su terrible perorata, el regaño porque el cinturón de seguridad está mal abrochado.

cacharro metálico que caerá sin solución desde más de ochenta mil metros de altura, y todo esto sin poder hacer absolutamente nada más que encomendarse a alguna entidad metafísica para que ayude a que los ojos no se salgan de las cuencas, la cabeza no explote debido al drástico cambio de presión y para que por lo menos las muelas queden no tan desintegradas con el impacto y la respectiva explosión e incendio, y así algún tipo de identificación sea posible.

Después de la zurra, viene el despegue del avión que dura siglos y que provoca que se vea cerca la muerte al quedar estrellado con algún edificio o cosa que se atraviese en el camino; ya arriba están las turbulencias, el intentar dormir y el carrito de los almuerzos machucando los dedos con el descansabrazo, provocando se derrame el café hirviente arriba de los pantalones. Por si esto fuera poco, está también la plática casi obligada con quien tocó al lado, que resultó ser un parlanchín de lo peor dispuesto a intentar conocer absolutamente toda la vida ajena durante el poco tiempo que dura el viaje, el remedio contra esta plaga de aeropuerto es sencillo: poner cara de ventosidad atorada, hacerse el dormido, o –si nomás no entiende-, fingirse muerto.

Suponiendo que nada de esto último se cumple, prosigue esperar sentadito en el asiento mientras la horda de compañeros de viaje se desespera y amontona en el pasillo para bajar primero del avión, como si con esto fueran a instantáneamente obtener su equipaje, el cual tardará al menos otra media hora en aparecer por la banda negra y vendrá seguramente escondido junto a otra valija provocando que dé al menos una segunda o tercera vuelta con su aburrimiento y desesperación concernientes.

Ya con el viaje a punto de terminar el ritual se repite: actuación de mimo por parte de la azafata que recita lo que se debe de hacer si una catástrofe ocurriese, regaño por la mala colocación del cinturón, del asiento y por no haber guardado los aparatos tecnológicos; vértigo por las tremendas sacudidas que hacen parecer los últimos cinco minutos que se va en caída libre rumbo al suelo, yendo a casi mil kilómetros por hora, montado de un

Finalmente, habiendo entonces recuperado las maletas –esto si se tuvo mucha suerte-, viene el buscar temerosamente un taxi donde el asalto no vaya a ser tan feroz y así permitan al menos conservar algo de pertenencias. Las suficientes nada más para no morir de hambre mientras se intenta recuperar infructuosamente lo perdido, y con lo cual se podrá sobrevivir sin tanto desasosiego durante los días que se tiene que esperar en el sitio visitado, intentando siempre mantener la zozobra mental y la desesperación de saberse próximo a subir a otro cacharro que ascenderá –si vuelve a haber suerte- hacia los cielos.

Foto: Marisol Villanueva


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Fotografía

Delgadas son las líneas del humo, de la velocidad, de los pliegues, de la luz que nos dibuja y de la oscuridad que nos desaparece. Van y vienen separando la realidad de nuestros ojos. Se enredan y nos conforman, se atenúan y nos desintegran. Fotografías que coinciden en la abstracción de las formas durante el instante en que están ahí para luego mutar en estos recuerdos plasmados. Momentos que se desvanecieron, y fundidos, pasaron a las sombras. Marisol Villanueva


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Fotografía

SIN TÍTULO Fernanda López Munguía Fotografía digital B/N 2012 Chiang Mai, Thailandia


Fotografía

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BROWNIE HAWKEYE Miguel Reyes Análoga 120mm 2011


Fotografía

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SIN TÍTULO Miguel Reyes Análoga 120mm 2011 Guadalajara, México


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Fotografía

BED Daniel Jáuregui Fotografía digital 2011 México, D.F.


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Fotografía

UMBRAL Marisol Villanueva Fotografía digital 2013


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PRIMERA SILUETA Marisol Villanueva Acosta Fotografía digital 2011 Toulouse, Francia


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ESBOZO Marisol Villanueva Acosta Fotografía análoga 2012 Chacala, Nayarit


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FotografĂ­a


Fotografía

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SUR Marisol Villanueva Fotografía análoga 2012 Cafayate, Argentina


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Poesía

Cuando azul no era el cielo ni rojas las hormigas Jesús María Flores Luna

Cuando azul no era el cielo ni rojas las hormigas, ya éramos tú y yo en el vientre de Dios, como costado y costilla amparados a la sombra de sus alas, esperando el día en que había de ponernos no en nuestros cuerpos; en el de una hembra. Años son los que nos han separado, y nacemos llorando no por venir al mundo sino por no venir juntos, y llegamos con el riesgoso trabajo de encontrarnos para volver a ser uno. Muchas veces creo encontrarte en otros nombres, me pregunto si has cambiado o si tienes el mismo nombre de cuando estábamos con Dios, y comprendo entonces que no eres tú, que aún te tengo perdida y mi costado con un huequito, inmenso hueco que se llena con resaca de madrugadas y con piernas de cristal que se me quiebran por dentro, que me sangran, hasta que tú no vuelvas y selles mi costado.


PoesĂ­a

Helder Castellanos

Joya Lo sabes, me imagino No te olvido. Hay deseo: tus ojos tu voz, deseo. Perdido en el ocĂŠano alejado igual a todo espero camino.

Mujer/Agua Vivir como en un barco Dentro tuyo Vuelta y vuelta Espirales Lenguas (H)olas Hasta pronto.

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PoesĂ­a

Helder Castellanos

Olvido Para desaparecer Iluminarte haz has Des prende me.

Maria Fierecilla Fierecilla Fierecilla De ojos grandes Suaves tonos Piel, que no se olvida.


Poesía

Poema de un burgués trabajador Sebastián Quiroz Ruiz

Madre, tu eres la conciencia que tanto trabajo nos cuesta oír, Padre, tu eres la ambición del espíritu la cual yo quiero seguir. Me engendraron en plena tarde de Mayo, Calurosa y sofocante. Crecí en las mañanas lluviosas del verano y me acurruqué de nueva cuenta en mis entrañas, Cada que la oportunidad se presentaba, Todo era tan hermoso. Ahora carezco ya de ese lujo, Si tan sólo la suerte me otorgara un sábado o un domingo. Ahora he crecido y, La Legión Extranjera reclama mi olvido, Por las mañanas debo estar fresco y atento, El café y el cigarrillo salen ya al encuentro, De mi crecimiento. Soy ahora esclavo en el tiempo de alguien más Y tengo miedo. He de cuidarme en cada aspecto, He de aparentar ser alguien eterno. Pero estos huesos se cansan, Esta boca se seca, Esta cara se arruga, Esta mente se aplasta, Ante las viscosidades y seres nefastos Del día a día. Deberían de estar orgullosos de mí, Sé que lo están. Debería de estar orgulloso de mí, Sé que lo soy. Pero, ¿A dónde se habrán ido las tardes de ensueño en la vieja colonia donde se pone el sol? ¿Qué habrá sido del árbol al que trepaba?

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Bienestar

Una vida en equilibrio Fraisa Cristiano

Foto: Marisol Villanueva


Bienestar

“Cuando nos quedamos atrapados en nuestra charla negativa con nosotros mismos, bloqueamos nuestro propósito, no podemos brillar” La mayoría de nosotros conocemos el famoso “truco mágico” para estar saludables: balance entre alimentación correcta, ejercicio y relaciones personales sanas. Ahora, ya sabemos hacia dónde ir, pero el problema está en que con nuestras vidas apresuradas más de alguno de estos puntos pasa al último lugar de la lista. Con tantas cuentas por pagar, niños qué educar, o estudios por terminar, a veces olvidamos el cuidado personal. De repente pareciera más fácil poner nuestras propias necesidades al final de la fila. Llevar a cabo estos 3 puntos básicos es la mejor manera de afirmar y reafirmar nuestro amor propio y lograr que nuestra vida tome el camino que queremos.

1. Alimentación

La mayoría de las veces tomamos lo primero que se nos pone enfrente sin darnos cuenta de que en realidad todo lo que comemos o bebemos afecta nuestro nivel de energía. Debemos entender que los alimentos son mucho más que sólo “combustible”. Generalmente le damos mayor importancia a la cantidad que a la calidad. Nos basamos en el más por menos. Cuando vamos a un restaurante, por ejemplo, nuestra atención se centra en cuánto cuesta y si en realidad la cantidad servida vale el precio. En lugar de esto, deberíamos preguntarnos ¿Qué puedo poner de mi parte para recibir lo mejor y aprovecharlo al por mayor? Inmediatamente cambiamos nuestra atención a DAR en lugar de recibir, y a LO MEJOR en lugar de sólo lo suficiente. Así que de ahora en adelante necesitamos hacer de lo bueno, lo mejor. Basta de alimentos demasiado procesados. Comencemos a comer más natural, más nutritivo, sólo lo mejor.

2. Ejercicio.

Con esto me refiero a la actividad física, mental y espiritual. Cuando estamos enfermos o sufrimos algún dolor, ¿cómo podemos disfrutar de la vida, familia y amigos? Casi imposible.

Muchos de nosotros ignoramos a nuestro cuerpo, no lo escuchamos. Pasamos todo el día sentados en el trabajo, en el auto, en la mesa o peor aún en el sofá. Nuestros cuerpos fueron diseñados para estar activos y moverse en maneras realmente increíbles, además de que es bueno para nosotros estar en movimiento. Bastan 20 minutos de caminar, hacer yoga o respirar conscientemente cada mañana para ayudarnos a balancear el ritmo circadiano y las hormonas, además de preparar el sistema digestivo para asimilar mejor los primeros alimentos del día.

3. Relaciones sanas

No sólo relaciones de pareja, sino las relaciones con uno mismo. Cuando nos quedamos atrapados en nuestra charla negativa con nosotros mismos, bloqueamos nuestro propósito, no podemos brillar. Viéndolo a un nivel bioquímico, el ser negativos mitiga al sistema inmune y esto causa que los niveles de energía bajen por los suelos. En lugar de quedarnos en medio de la preocupación, estrés y frustración, vayamos hacia lo infinito. Abramos nuestra conciencia sabiendo que todo nos es dado y que todo, absolutamente todo es bienestar. Es bastante simple, cuando confiamos tomamos mejores decisiones. En cualquier problema que tengamos en cuanto a relaciones o interacciones con los demás, debemos perdonar y disculparnos por la parte que nos corresponde. Ahí es donde el verdadero poder reside, en tomar responsabilidad de nuestra propia perspectiva y lo que estamos creando. Enfoquémonos en las cosas buenas de nuestras relaciones con los demás y nosotros mismos y practiquemos ahora mismo ese estado de amor y gratitud interminable. Tener una vida en perfecto balance parece simple y quizá lo es más aún. Trata de ir haciendo tuyos estos tres puntos todos los días conscientemente, y después de un tiempo verás cómo de repente estarás rodeado de luz y viviendo una vida mucho más plena y equilibrada.

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