Un Periodico 126

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16 Medioambiente Unimedios

Las plantas productoras de fibra están desapareciendo por causa de la deforestación, la expansión de la frontera agropecuaria y la construcción de obras de infraestructura, entre otros factores que de paso afectan el desarrollo artesanal del país. Las consecuencias no se han hecho esperar: sobrecostos en la materia prima e incremento en los precios de los productos, de los que derivan su sustento 350 mil artesanos colombianos. La situación es crítica. Según Artesanías de Colombia S.A., fibras como la gaita, que tradicionalmente ha sido utilizada para la elaboración de canastos en el departamento de Boyacá, debieron sustituirse por paja blanca, ya que las reservas se agotaron. No alcanzaron para dotar a los artesanos y menos para garantizar un desarrollo sostenible de la materia. El wérregue andaba en las mismas. En el departamento del Chocó, sus pobladores durante años han extraído desmedidamente las hojas y el cogollo de la palma derribando el árbol, aunque por suerte esta tradición ha venido cambiando, y gracias a un proceso de sensibilización motivado por investigaciones científicas, se están implementando nuevas técnicas para obtener el núcleo de la planta sin tener que tumbarla y así preservar la materia. A la desaparición de las especies de fibras vegetales contribuyen también la siembra de cultivos ilícitos, el desmedido consumo de leña, los incendios forestales y la producción de madera para la industria y el comercio, según el documento Conpes 2384 de 1996. Situación crítica si se tiene en cuenta que el 83 por ciento de las especies artesanales de origen vegetal se encuentra en estado silvestre. Con el objetivo de ampliar el conocimiento sobre las variedades de plantas productoras de fibras en el país y contribuir a la implementación de prácticas adecuadas que atenúen el impacto ambiental, social y económico que está generando su desaparición, investigadores del Instituto de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional de Colombia clasificaron 56 especies, de las 114 halladas en cada uno de los rincones del país por científicos como José Celestino Mutis, desde la Expedición Botánica hasta hoy. El material ha estado depositado en el Herbario Nacional.

Fibras nativas

126 13 de septiembre de 2009

El grupo, conformado por Edgar Linares, Gloria Galeano, Néstor García y Yisela Figueroa, halló que el 91 por ciento de las especies son nativas de América Tropical, y seis de ellas son endémicas de Colombia, como el táparo (Attalea cuatrecasana) y el quitasol (Mauritiella macroclada) de la región Pacífica.

sombreros, basureras y cubierteros, a partir de los ejes de las inflorescencias. La lista es larga, por eso las especies fueron agrupadas en 35 fichas que describen también plantas como el azufre, el bihao, el cabecinegro, la cañaflecha, el cestillo, los chagualos, el chin, la china, los chápalos, el chiquichiqui, el chocolatillo, el chusco, los cucharos, el cumare o chambira, la damagua, la enea, el esparto, el fique, el guerregue, la iraca, el junco, el lecho, la matamba, el mimbre, el moriche, la paja blanca, la paja de grama, la palma estera, el plátano, potre, la sará, la tetera, el tripeperro, la yanchama y el yaré. Esta clasificación incluye estrategias de sustitución para el desarrollo sostenible de las especies, y algunas claves para tomar lo necesario de la planta sin exterminarla. Por ejemplo, la aplicación de prácticas como la “media luna”, que permite cortar el cogollo sin comprometer la planta.

La gaita, el cumare y el wérregue hacen parte de la lista de plantas productoras de fibras que están desapareciendo del bosque y del comercio artesanal del país. Expertos clasificaron 56

especies, de las 114 registradas en las cinco regiones de Colombia, como parte de una investigación que busca contribuir al desarrollo sostenible del sector.

Se agotan las fibras vegetales

Artesanía en cifras

Archivo particular

Elizabeth Vera Martínez,

Tejiendo una mecedora con catabre.

Dentro de la clasificación se encuentra la palma estera (Astrocaryum malybo), apostada en las cuencas de los ríos Magdalena, Sinú y San Jorge, de la que se utilizan las hojas o cogollos para elaborar artesanías como esteras, tapetes, piedecamas e individuales. También el cestillo (Asplundia sarmentosa), del eje cafetero. Planta trepadora, cuyas partes más utilizadas son las raíces adventicias colgantes, procesadas para elabo-

ración de sofás, sillas, bifés, mecedoras y lámparas. De igual manera, el azufre (Oreopanax glabrifolius), planta propia de la región Andina y el eje cafetero. De esta se extraen sus raíces colgantes y se procesan para hacer canastos. El esparto (Juncos ramboi ssp. Colombianus) de Boyacá y Cundinamarca, es otra de las especies estudiadas. Se trata de hierbas que se utilizan para elaborar canastos,

Según Paola Andrea Muñoz Jurado, gerente general de Artesanías de Colombia S.A., “Los artesanos utilizan plantas industrializadas como el fique y el algodón, que constituyen un renglón muy importante en la economía nacional, ya que representan el 2 por ciento del total de exportaciones de artesanías colombianas”. En el país, 15 especies, es decir, el 13 por ciento de las plantas como el fique, el algodón, el bambú y las especies endémicas, tienen sistemas de cultivo extensivo o artesanal. El resto, 87 por ciento, son consideradas silvestres y crecen en sitios abiertos y disturbados, en bosques y selvas. En esta categoría se encuentran el helecho, la paja blanca, la paja de grama, el juncoeseda, la enea y el junco, explicó el profesor Linares. El censo artesanal realizado en 1998 señala que 350 mil productores derivan su sustento directamente de la labor artesanal, para lo cual utilizan como materia prima los recursos naturales. Así, los oficios más demandados son en fibras vegetales (57.52 por ciento) y en madera (13.48 por ciento). Las artesanías no solo tienen gran demanda en el mercado interno, pues cada vez crece más su popularidad en el ámbito internacional, dados los nuevos diseños y aplicaciones en accesorios usados en la pasarela mundial. Por eso, para la gerente de Artesanías de Colombia, al implementar criterios de sostenibilidad, los productos en fibras vegetales accederán a certificados de manejo ecológico y sellos verdes, los cuales posicionarán la producción artesanal en mercados especializados externos. A eso le apuesta Colombia con proyectos importantes como el estudio de los científicos de la Universidad Nacional.

El junco y la enea, materiales considerados por muchos como desecho, encontraron un nuevo uso en las manos de dos estudiantes de Diseño Industrial de la UN, quienes demostraron que se pueden emplear para algo más que la fabricación de esteras y bioabonos. Según la investigación, el hilo se puede usar para hacer artesanías o fibras textiles y papeles de colgadura. Así mismo, se demostró que el hilo del junco resiste hasta ocho kilos de peso. El proyecto contó con ayuda de diseñadores con trayectoria en materia de artesanías y la Fundación Humedales, que trabaja en la región de la laguna de Fúquene.


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