Economía
La exacerbación de la crisis europea Orlando Gutiérrez Rozo,
Facultad de Ciencias Económicas Universidad Nacional de Colombia
En Europa, la situación de sobreacumulación de capital, materializada en los años noventa en una fuerte inversión productiva, elevó a tal proporción tanto la productividad laboral como la relación capital/trabajo, en un marco de salarios reprimidos, que condujo a una caída de la tasa de rentabilidad. Seguidamente, ocurrió una reversión de la tendencia inversora y el capital-dinero existente se volcó a la búsqueda de remuneraciones especulativas, que constituyen el marco en el cual se inscriben las crisis financiera y de deuda recientes. El desarrollo de estas se dio en un contexto de desregulación generalizada, de marcadas heterogeneidades regionales y de estructuras distributivas de la renta muy desiguales en el continente. Es allí en donde emerge el sobreendeudamiento, particularmente en Portugal, Italia, Irlanda, Grecia y España (los PIIGS), pero ahora también en Chipre y, más recientemente, en Francia. Aunque la deuda pública de casi todos estos países se ubicaba dentro de los parámetros del Maastricht (requisitos que deben cumplir los estados pertenecientes a la Unión Europea para constituir el euro) antes del estallido de la crisis (60% del PIB), el pasivo del sector privado registrado por empresas y bancos creció enormemente y los Estados pasaron a responsabilizarse de este. En estas condiciones, el gasto público aumentó y los ingresos del Estado se deprimieron. Esto último se debe a que la crisis condujo a una reducción de la actividad económica que frenó la recaudación tributaria, la cual se complica aún más dadas las políticas favorables a la reducción de impuestos para el capital y para los ingresos más altos.
El papel alemán Buena parte del endeudamiento de estos países se relaciona con la dinámica de Alemania, que venía mostrando superávit comercial, al aumentar sus exportaciones hacia esas naciones y reciclar tales excedentes financieros
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La caída de la rentabilidad es el telón de fondo de la crisis de la deuda y esta, a la vez, es el pretexto para aplicar severas políticas de austeridad que disminuyen los salarios. Alemania influye en la formación de la deuda, pero el restablecimiento de la tasa de ganancia no está garantizado.
para dirigirlos principalmente a los PIIGS, en donde, en términos generales, se presentaba una demanda significativamente débil. Se trata de una estrategia alemana de endeudar a los vecinos para que le compren sus exportaciones, pero su creciente productividad, que está en la base de estas, proviene de sus severas políticas de represión salarial. Dos hechos adicionales son relevantes. Primero, que en este comercio exterior pesan de modo significativo las ventas de armamento, toda vez que Alemania es el tercer exportador mundial de productos bélicos. Segundo, que los bancos de los países europeos obtienen créditos del Banco Central Europeo por debajo del 1%, pero endeudan a los Estados a tasas muy superiores, con lo cual contribuyen a escalar las deudas estatales. Además, en circunstancias de crisis bancaria, los Gobiernos “rescatan” instituciones financieras privadas e incluso a algunas grandes empresas. Para pagar esta deuda, la población es conminada a severas políticas de “ajuste” o austeridad. Estas consisten, entre otras medidas, en reducciones salariales, reformas regresivas de los mercados del trabajo, pensiones y seguridad
social, privatizaciones, incrementos tributarios que afectan fundamentalmente los ingresos de los trabajadores, disminuciones de los presupuestos públicos para educación y salud, etc. De cierto modo, se trata de la aplicación de un conjunto de medidas que ya se han ensayado en América Latina desde los años de la llamada “crisis de la deuda” y que ahora se hacen más evidentes en Europa. Pero la verdad es que todas estas políticas no tienen el propósito real de hacer frente a la deuda, sino, más bien, de reconfigurar la relación capital-trabajo para favorecer a dicho capital en el reparto del excedente y en detrimento del trabajo.
Medidas poco claras La supuesta necesidad e inevitabilidad del “ajuste” es de carácter permanente en la medida en que se está aplicando desde décadas atrás y, para el caso de Europa, se vincula muy estrechamente con las restrictivas condiciones que se establecieron para constituir la moneda única (el euro). Igualmente, es de carácter salarial, en la medida en que apunta a abaratar la mano de obra.
En síntesis, se viene profundizando en una estrategia de recomposición económica, social y política que cree las condiciones apropiadas para garantizar nuevamente los que se consideran niveles apropiados de rentabilidad que permitan reanudar el proceso de acumulación de capital. Desde luego, aún no se recrean las condiciones para que se dé dicho restablecimiento de las ganancias. Por tanto, las perspectivas de salida a la crisis no son claras. Más aún, por ahora, el panorama para la economía mundial en su conjunto tampoco es muy prometedor. La alta dependencia de las exportaciones que ha mostrado Alemania parece estar encontrando ya un serio límite, pues estas se han venido reduciendo en los últimos meses; lo cual, sin duda, repercutirá en la dinámica de su producción industrial. En efecto, mientras que en 2009 ese país vendía a la Unión Europea un 62,3% de sus productos exportables, para finales de 2011 este porcentaje se había reducido a 59,1%. Además, el retraimiento productivo de China, India y Brasil, en este contexto de crisis mundial, no garantiza la sustitución de los mercados que está perdiendo el país líder europeo.
Director: Jaime Franky Rodríguez
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9 de diciembre de 2012
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