UN Periódico No. 104

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Crónica

Durante el primer trimestre de 2007, según las estadísticas más recientes del Departamento Administrativo Nacional de Estadística, Dane (junio de 2007), se desembolsaron créditos por valor de $915.389 millones para compra de vivienda, de los cuales $478.833 millones fueron desembolsados para vivienda usada y $436.556 millones fueron otorgados para compra de vivienda nueva y lotes. Estas estadísticas representan el afán de satisfacer una de las necesidades más importantes para el ser humano. Muestra de ello es todo el esfuerzo y sacrificio que han realizado por más de nueve años los miembros de la Asociación de Vivienda sin Ánimo de Lucro los Nogales, de Chinchiná, Caldas. “Don Alfonso, imagínese que el lote nos lo van a rematar”. Estas fueron las palabras que reactivaron en Alfonso Gallego, Presidente de la Asociación en Chinchiná, el ánimo por continuar con el proyecto de vida de más de 150 personas, que por un lapso de seis años abandonaron esta iniciativa. De inmediato, Gallego recordó la odisea de un grupo de familias de escasos recursos que por su cuenta decidieron construir su propio barrio que se llamaría Juan Pablo II, comprando un lote de $125 millones para construir 146 casas. Los obstáculos los tuvieron que ir sorteando desde el principio. “El lote costaba $125 millones de pesos y nosotros habíamos recogido sólo $18, pero con eso pudimos negociar el terreno, llegamos a un acuerdo con el dueño y decidimos asumir unas deudas que tenía el señor en la Caja Agraria y el Banco Cafetero, para que nuestra Asociación siguiera pagando esa deuda en cuotas mensuales”, relató Gallego. Ya con el lote listo y con las ganas de trabajar comenzaron a tramitar la licencia de construcción ante la Oficina de Planeación Municipal. Sin embargo, la motivación se quedó sólo en eso, en una iniciativa. La Oficina de Planeación les negó el permiso, basándose en unos parámetros del Plan de Ordenamiento Territorial que estipulan que en una pendiente con inclinación superior a un 25%, no se puede construir, y el lote de la Asociación superaba este porcentaje: 27% en la parte baja y 35% en la cima. Es una montaña empinada ubicada en la parte baja de la loma los Chuscales, su parte inferior está rodeada por diferentes urbanizaciones y sus condiciones topográficas son muy complejas, por la condición de ladera, la problemática de la entrega al medio de las aguas residuales y la inestabilidad de sus tierras. Además, después del terremoto de 1999, se determinó que para construir en la zona donde se encuentra el lote, era necesario realizar una serie de estudios complejos que determinaran la seguridad de la construcción.

A la espera

de un milagro

Esta es parte del barrio que

lleva el nombre del papa Juan Pablo II, en Chinchiná. El proyecto tuvo la asesoría técnica de la Universidad Nacional. Pero falta la financiación para construir viviendas.

Hace nueve años, 150 personas de escasos recursos de Chinchiná, Caldas, decidieron realizar el sueño de tener casa propia. Desde el primer día han tenido que enfrentar numerosos obstáculos. Sin embargo, un grupo interdisciplinario de la UN de Manizales les dio una mano. Ahora esperan la ayuda de una ONG que lleva el nombre del fallecido Papa Juan Pablo II para financiar la construcción de las viviendas. “Nosotros no le podíamos otorgar la licencia. No teníamos las garantías de estudios que nos aseguraran que allí se podía construir. Además, ellos pretendían edificar inicialmente 265 viviendas y para nosotros era un poco exagerado, por la inseguridad que representaría en el tema ambiental y la estabilidad del terreno de los barrios que se encuentran en la parte inferior”, aseguró Germán Bernal Moreno, ingeniero civil y coordinador del Área Técnica de la Oficina de Planeación del Municipio de Chinchiná. Así fue como la Asociación se desintegró y el proyecto fue abandonado hasta que, hace un año, Gallego recibió de la Tesorera de la Asociación la noticia del inminente remate de las tierras.

Llega ayuda Hace dos años, antes de la notificación del remate, y por sugerencia de la Oficina de Planeación de Chinchiná, el alcalde y representantes de la Asociación acudieron a la Facultad de Ingeniería y Arquitectura de la Universidad Nacional de Colombia en Manizales, donde se realizó un convenio en el cual la Universidad se comprometía a realizar los estudios solicitados y el municipio los financiaría. Sin embargo, otro obstáculo se presentó: el municipio se retiró de este con-

venio, argumentando falta de presupuesto. Una vez más, Gallego volvió a la Universidad y encontró las puertas abiertas para reactivar el convenio. Ahora la Asociación, reducida a 67 miembros activos, financiaría los estudios, aunque en ese momento sólo contaran con $400.000. La Facultad decidió acompañar este propósito bajo el modelo de extensión semisolidaria. Fue así como se conformó un grupo interdisciplinario en cabeza del arquitecto Jorge Humberto Arcila Losada, quien acompañado de los profesores Andrés Eduardo Satizábal Villegas, Carlos Enrique Escobar Potes, Luis Eduardo Londoño Pulgarín, Ernesto Echeverri Calle (en ese entonces Director de la Oficina de Proyectos Especiales), y un grupo de ingenieros y estudiantes de la Universidad, comenzaron a adelantar los estudios de suelos, el proyecto urbanístico, geotécnico, de acueducto y alcantarillado, y la propuesta arquitectónica de las viviendas. “También se realizó -aseguró Arcila Losada- un estudio social para determinar cuál sería el número de habitantes del barrio, las consideraciones de densidad y su composición familiar, integrada en promedio por cuatro y cinco personas, que residen en Chinchiná y áreas aledañas del entorno cafetero”.

La Asociación esperaba que el proyecto cobijara 146 casas, pero tan solo 70 fueron las avaladas por el estudio de suelos, el cual dio un resultado más alto que el previsto inicialmente por el grupo interdisciplinario. “Cuando entramos a hacer el análisis del predial encontramos varias inconsistencias en términos de la propiedad. El terreno estaba constituido por varios lotes y entonces hubo que desarrollar otras actividades no contempladas inicialmente. Tuvimos que revisar las fichas catastrales, actualizar los títulos de propiedad y examinar la situación de una fracción de un pequeño lote que no afectaba el proyecto, pero estaba en litigio”, dijo el profesor Arcila. Los estudios duraron más de lo previsto y la entrega total se realizó después de un año. “Lo más importante fue que entregamos el proyecto con la licencia y el beneplácito de la Oficina de Planeación del Municipio de Chinchiná, que finalmente otorgó el permiso”, comentó Ernesto Echeverri Calle, Director en ese entonces de la Oficina de Proyectos Especiales de la UN en Manizales.

El modelo Una casa de dos pisos, de mampostería estructural que permitiera un desarrollo

progresivo al interior de un contenedor y en donde la ampliación no se realizara hacia arriba, sino que los habitantes tendrían la oportunidad de avanzar internamente en la ampliación de su casa, fue el modelo de vivienda concertado entre la comunidad y la Universidad. “El concepto del barrio es como de agrovilla comunitaria. El proyecto contempla la realización de un parque con una caseta comunal construida en guadua, áreas de recreación y amplias zonas verdes que envuelvan todo el conjunto para reforestación y para que sea cultivado con plantas y frutales muy ligados a la zona, y de esta manera los habitantes puedan manejar una microeconomía interna”, señaló el Director del proyecto. La selección para definir quién iba a vivir en cada casa fue de la comunidad. Cada domingo, 34 personas de la Asociación, con palas y picas, se dirigen hacia la montaña, con sus propias manos desyerban, sacan tierra y realizan las excavaciones para las terrazas, ya que por lo empinado del terreno no se puede ingresar maquinaria para realizar estas actividades. “Lo que va sobrando lo vamos sacando con volquetas, mantenemos el lote limpio y la meta próxima es construir la casa modelo”, dijo Gallego. El grupo interdisciplinario de la UN en Manizales entregó a la Asociación y al municipio una carta de navegación, indicándoles cómo se deben tratar los aspectos medioambientales y estructurales en el momento de la construcción, buscando prevenir la generación de problemas en los suelos que pudiesen llegar a convertirse en tragedia.

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En busca de recursos La búsqueda de recursos ha sido uno de los factores más complicados en este proyecto. La Asociación ha acudido a la Gobernación de Caldas, a la Secretaría de Vivienda Departamental y al mismo Municipio de Chinchiná, sin encontrar respuesta alguna. “Se han adelantado conversaciones con la Empresa de Obras Sanitarias de Caldas –Empocaldas-, dijo Gallego, para que ellos nos donen la tubería del acueducto y el alcantarillado. Nosotros pondríamos la mano de obra con la ventaja de que en la Asociación hay conmigo maestros de obra y constructores, y nos gustaría comenzar los trabajos cuando tengamos lista la primera manzana del barrio”. Gallego, vía Internet, hizo contacto con una Ong del fallecido Papá Juan Pablo II, que ayuda a los más necesitados de Polonia. Ahora, la Asociación está pendiente de una respuesta positiva que le permita financiar la construcción de las viviendas. “Estamos esperando que nos digan si van a venir o tenemos que exponerles el proyecto por Internet o si tenemos que ir”, dijo Gallego. Hoy, el barrio, que se llamará Juan Pablo II, está a la espera de un milagro.

n Domingo 9 de septiembre de 2007

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Equipo Periodístico,


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