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JAIME HUENÚN PÁGINA

Por el mar y por amar subían los ahogados los desaparecidos Como cardúmenes de peces como bandadas de cisnes llenos sus vientres de noctilucas Mar adentro sus alas se abrían al infinito y volaban como dioses del aire De su lenguaje de plumas blancas solo puede decir pu piupiu pu piupiu tañi piwke mew müpuygün los cisnes los cisnes han volado de mi corazón.

JAIME HUENÚN (1967)

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CEREMONIA DEL AMOR

Los árboles anoche amáronse indios: mañío e ulmo,/ pellín e hualle, tineo e lingue nudo a nudo amáronse amantísimos, peumos bronceáronse cortezas, coigües mucho besáronse raíces e barbas e renuevos, hasta el/ amor despertar

de las aves ya arrulladas por las plumas de sus propios/ mesmos amores/ trinantes.

Mesmamente los mugrones huincas entierráronse amantes, e las aguas cholas abrieron sus vertientes alumbrando, a sorbos nombrándose, a solas diciéndose: aguas buenas, aguas lindas, ay pero violadas somos aguas Rahue, plorosas Pilmaiquén, floridas e parteras e aún felices las arroyos que atraviesan como liebres los montes e los cerros.

E torcazos el mesmo amor pronto ayuntáronse, los Inallao manantiales verdes, las Huaiquipán bravías mieles, los Llanquilef veloces ojos, los Relequeo pechos

zorzales, las Huilitraro quillay pelos tordos, los Paillamanque raulíes nuevos. Huilliche amor, anoche amaron más a plena chola arboladura, a granado cielo indio perpetuo amáronse, amontañados como aguas potras e como anchimallén encendidos,/ al alba

oloroso amáronse, endulzándose el germen lo mesmo que vasijas repletas de muday.

ENTIERROS

Aura de las Aguas, Elías Huenún, Ezequiel enterrado en los llanos de Osorno. Todos mis parientes aferrados a las llamas, bruñidos por el oro de las hechicerías. Te diré, hijo mío, que soñé con Herminda. Venía ella a buscarme vestida como novia. Vamos, me decía, allá donde yo vivo, todo es tan bonito y no me falta nada. Después se me allegaron unos niños oscuros, la cara me escupieron entre sueño y vigilia. Un tiuque hizo su nido en el techo de alerce, mi nieta lo espantó con agua y sal batida. Aura de las Aguas, Elías Huenún, acérquense a la tierra que arde por las noches, al pozo, al gallinero, a los blancos manzanos, al ruido de cadenas chocando en los cimientos. Mi casa levantada sobre el oro y la plata, mi casa construida sobre fuego y miseria, mi casa iluminada por caballos fantasmas, mi casa abrió su puerta a la muerte y al alba. Ahora es Francisca Huenún la que yace mirándome entre flores y cirios encendidos. Afuera los parientes caminan y se pasan de mano en mano el vino, la carne, las palabras. La madre de mi huerto se va con la mañana. La siguen los cerezos, los sauces, las campanas. La madre de mis sueños, pequeña y enterrada, me deja como herencia su sombra fatigada. Te diré, hijo mío, que he visto sabandijas bajando de mi cama apenas raya el día. Por eso me hago cruces de fuego y de ceniza y santiguo mi frente con agua y sal bendita. Aura de/ las Aguas, Elías

Huenún, Catalina, Zulema, Carlos, Margarita, todos mis hermanos nombrados noche a noche en la tierra y el eco de montañas perdidas.

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