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BRUNO CUNEO PÁGINA

BRUNO CUNEO (1973)

[I.M. GORDON MATTA-CLARK]

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La casa la partió en dos como quien parte una sandía y de ese rojo intraducible forja el recuerdo de su infancia o la terrible visión de un desesperado a punto de saltar de una ventana su hermano mismo, por ejemplo, o la tristeza de ser pocos en el velorio y ver al padre llegar molesto y atrasado como quien asiste por obligación a una fiesta de disfraces. La gente especula densamente ahora sobre los conceptos de su arte. Yo, en cambio, solo veo a un hombre afanado con una sierra, con un taladro tratando de completar la demolición de la casa primordial que le destruyeron. Cada uno tiene sus razones, y yo también/ tengo las mías tengo también mi grieta, mi propia Casa Usher algo escondido bajo las tablas y reencontrado por casualidad y con un poco de vergüenza los deseos que pude consumar con esta/ moneda vieja una fotografía ridícula y una carta destemplada que guardo con el temor creciente de que puedan fundir el álbum. Lo que me gusta en todo caso de esta obra no es tan solo su aire de alegoría de la disociación de la conciencia familiar con todos sus traumas, secretos y pudores, sino el modo en que por un acto violento y simple el interior oscuro fue puesto también al descubierto de manera que los fantasmas no tienen ya dónde esconderse y puedes fumar tranquilo, si te place, o soñar con otras cosas tanto si duermes en el sillón como si miras distraído por la ventana imaginando un lugar al fondo donde quizás puedas llegar y por fin levantar algo.

VUELVO A VALPARAÍSO POR UN RATO

Lo he hecho tantas veces que ya me canso:

sentarme solo en una barra tratando de ocultar los papeles y hacer que la cabeza se me nuble para dar con una imagen clara.

Nacer o morir en una ciudad es poca cosa la única ciudad es aquella que te falta.

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