La Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) tiene un subsuelo rico en arroyos, de los cuales prácticamente ninguno puede apreciarse visualmente en la actualidad, excepto unos pocos metros de algunas desembocaduras, en el Río de la Plata y en el Riachuelo.
Décadas atrás, la CABA incluía en su tejido urbano: arroyos, cañadas, pequeñas lagunas y canales a cielo abierto, que servían como lugar de esparcimiento.
El sistema de drenaje original, compuesto por los arroyos que la atravesaban, ha sido sustituido por un conjunto de emisarios y conductos secundarios enterrados; fueron construcciones realizadas principalmente entre 1927 y 1954.
El presente trabajo relata la historia y características de las cinco cuencas más importantes de la ciudad, y brinda un futuro alternativo al actual paradigma ingenieril.