Sr. Filippo Grandi La Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados Ginebra, Suiza 20 de abril de 2017 Re: Carta al ACNUR sobre la situación de Pueblos Originarios desplazados forzadamente de México, Centro y Sur América Honorable Señor Comisionado: Nosotros—Autoridades Tradicionales, líderes y lideresas, hombres y mujeres, jóvenes y señoritas, niñas y niños de los pueblos Maya, Zapoteca, Nahuat, Lenca, Pipil, Quechua, Aymara y de organizaciones indígenas como la Liga Maya Internacional, la Asociación Nacional Indígena Salvadoreña (ANIS) y El Grupo para la Defensa Comunitaria, radicados en el territorio ancestral de la Nación Piscataway en el área de Maryland, Washington, D.C. y Virginia de EEUU— con las energías del Creador y Formador y de nuestros ancestros, escribimos esta carta para presentarnos ante La Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados. El objetivo de esta carta es, primeramente, felicitar el trabajo y los avances que han desarrollado para salvaguardar los derechos de los refugiados a nivel global. Vemos con esperanza los compromisos asumidos por su Oficina en la protección de los derechos humanos y por los convenios y declaraciones internacionales, como La Convención Sobre el Estatuto de Los Refugiados 1951, y Protocolo Sobre el Estatuto de los Refugiados 1967, tanto como El Convenio de Ginebra relativo a la Protección de Personas Civiles en Tiempo de Guerra, La Declaración Universal de los Derechos Humanos, Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, e instrumentos regionales como La Convención Americana sobre Derechos Humanos, y la Declaración de Cartagena sobre Refugiados de 1984. A pesar de estos avances en la protección de los derechos humanos de los refugiados, hemos visto que existe un vacío en materia de los derechos de los pueblos originarios afectados por el desplazamiento forzado de nuestros territorios como consecuencia de la persecución histórica que nos sigue impactando en la actualidad. Debe reconocerse que la actual crisis de inmigración en el hemisferio occidental es una crisis de refugiados—especialmente cuando se trata de personas pertenecientes de pueblos originarios, quienes tienen vínculos ancestrales con sus territorios de carácter histórico, ecológico, cultural y político. Esta situación es el resultado directo del desplazamiento forzado de las Naciones Originarias de sus tierras. Tal desplazamiento sigue un patrón histórico de persecución étnica y religiosa por parte de los Estados, quienes con sus políticas discriminatorias y corruptas favorecen clases económicas nacionales y transnacionales con intereses materiales en los territorios ancestrales de pueblos originarios. Nosotros, como pueblos originarios de Abya Yala (América), somos descendientes de grandes naciones y civilizaciones que preceden la invasión española. Tristemente, nuestra historia ha sido marcada por el desplazamiento forzado de nuestros territorios ancestrales por más de 500 años y por la violación de nuestros derechos humanos como pueblos y gobiernos originarios en toda Abya Yala. Hemos vivido diferentes épocas de robo y despojo, el primer despojo fue durante la invasión Española cuando sufrimos persecución, esclavitud y genocidio dirigidos a nuestros pueblos mientras que nuestras tierras fueron robadas por ser fértiles y llenas de riquezas como el agua, el oro, la plata, y otros minerales. Nuestros 1