vidrio genera un contrapunto en el momento que permite que este se diluya en el paisaje. En cambio, en la casa para la Exposición de Berlín los límites, más allá de su componente material, se desdibujan a tal punto que comienzan a tener un rol preponderante
en
esta
cuestión
la
cubierta,
el
pavimento e incluso los propios muros. Al observar la planta se desprende que el perímetro de vidrio puede leerse como un rectángulo al que se le modificó -en su génesis (fig. 9)- uno de los vértices para incorporar
Fig. 9 - Vértice de la “caja virtual” que se altera.
la cocina, el toilette, un baño y dormitorio, ambos de servicio. Si a esto se le suma la prolongación hacia el exterior de los muros divisorios, la caja de vidrio se desintegra y se convierte en un conjunto de planos que juega al unísono con los pliegues que conforman los mismos
muros.
Construidos
con
materiales
menos
lujosos que en la Villa Tugendhat, los muros están colocados
de
manera
que
el
espacio
fluya
sin
interrupciones, inclusive, entre los dormitorios y las áreas de uso social (fig. 10). Sin embargo no deja de advertir la diferencia entre los dos ámbitos debido a la presencia de un gran muro que roza el estar en su lateral y sobre el cual se adosa, en su otra cara, el
Fig. 10 - Espacio continuo de la casa para la Expo. en Berlín.
almacenamiento que sirve a los dormitorios. Los muros ya no solo separan el interior del exterior sino que incorporan
otra
proyecciones
de
connotación:
las
actividades
acompañan
las
usuales
una
de
vivienda hacia el exterior de la misma, como sucedía en la Casa de campo en ladrillo. Ambas casas tienen un punto de semejanza notable en el
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