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Referentes ecológicos para el proyecto escultórico
En 1974 el artista alemán Joseph Beuys fue trasladado en ambulancia desde el aeropuerto JFK de Nueva York a la galería Rene Block en Manhattan. No quería pisar el suelo en su primera visita a los Estados Unidos, hasta concluir el performance de enmienda, que como representante de la cultura occidental ofrecía por los estragos causados a la fauna por los colonizadores, así como el genocidio cometido contra los pueblos originarios que la preservaban. Días antes de su llegada fue capturado un coyote salvaje, con el que Beuys se encerraría durante tres días en la galería. El objetivo de la convivencia: la reconciliación entre la cultura y la naturaleza.
En la misma década Beuys activó con el Premio Nobel de Literatura, Heinrich Böll, la Universidad Internacional Libre –una entidad de reflexión sin sede– donde se pugnaba entre otros, por los derechos políticos de los animales. En el ámbito judicial, aquella defensa sigue teniendo impacto favorable hasta nuestros días. En 2017 la Fundación Heinrich
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Böll/Colombia publicó Losderechosdelanaturaleza , un documento legal que ha ayudado a promover el reconocimiento de los derechos de los ríos, los mares, la fauna y las montañas, dotándolos de personalidad jurídica en los estatutos y constituciones de cada vez más países.
El ciclo del agua perdurará mientras el planeta siga envuelto en su capa atmosférica, y en tanto la luna gire, prevalecerá la danza inexorable de las mareas. Son de origen marino las primeras algas; las diatomeas, seres unicelulares cuyos fósiles más antiguos tienen una edad de 70 millones de años y a las cuales debemos el 50% del oxígeno que respiramos. Grandes extensiones de mares y lagos que se secaron en algún momento de la historia geológica hicieron que sus lechos se cubrieran con restos de crustáceos, corales y peces, pero, sobre todo, con los de las algas diatomeas, cuya capa exterior es de sílice: son transportados en nubes de polvo a otras latitudes, para balancear los ecosistemas más diversos. En el Estado de Puebla hay dos regiones con ese tipo de sedimentos: Tehuacán y Tepeji de Rodríguez; sabemos hoy de su naturaleza marina gracias a las historias narradas por sus fósiles.
Un indicador fundamental de la salud de los ecosistemas lacustres del Valle de México es el de los ajolotes: es en esa cuenca donde se decantan los mitos fundacionales de Mesoamérica. En Puebla, en la laguna de Alchichica, hay una especie endémica de ajolote que es objeto de iniciativas de conservación. El ajolote, en los mitos prehispánicos, representa a una entidad que burló la muerte. Las plataformas de comunicación del arte y la cultura incluyen con mayor frecuencia temas de las agendas medioambientales. El Banco de México no es una excepción. En el billete de cincuenta pesos de circulación vigente aparece en una cara el ajolote. En la otra, el motivo es un monolito encontrado en el Templo Mayor mexica, donde un águila devora el atl–tlachinolli , concepto alegórico que involucra al agua trenzada con el fuego o, en otras palabras, el agua que arde: metáfora de la sangre que cae en la tierra para infundirla de savia vital de forma continua.
La tierra, el agua, el fuego… los tatuajes de la historia geológica, los océanos, las tierras que en otra época estuvieron cubiertas de agua: todo eso se encuentran en la memoria genética y mitológica de seres como los ajolotes y los coyotes. Quede en mi alianza con albañiles, herreros y alfareros, el tributo simbólico que expresa el deseo de preservarlos.
